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Ampliamos hemeroteca en la web del Tous pa Tous: «La Maniega» (1981 – 1990) y (2013-2016)

LA MANIEGA (2ª Época) es una revista bimestral de información y de opinión, que fue editada por la Asociación Cultural Pintor Luis Álvarez de Cangas del Narcea desde abril de 1981 hasta diciembre de 2016.

El número cero, fechado en abril de 1981, salía a la luz con el epígrafe «Realidades y esperanzas de un Concejo» y la redacción la componían: Eloína García, José María G. Azcárate, Sandalio Gurdiel, Manuel Meléndez, Xuxé Mª Rodríguez (Chema), José Luis R. Mera y Merchi Tejón; con Francisco González y Amador Otero en la fotografía y Neto como dibujante.

En nuestra línea de trabajo en la recuperación de la historia de Cangas del Narcea, ya hemos digitalizado la primera década de esta revista, sus 60 primeros números, que agrupados por años, desde este fin de semana se pueden consultar y descargar en el siguiente enlace: LA MANIEGA 2ª Época (1981-2016)

Junto a estos números también están disponibles los 24 correspondientes a sus cuatro últimos años (2013-2016), cuya digitalización nos la facilitó desinteresadamente el propio director de esta publicación local, nuestro socio José María G. Azcárate.


 

Nueite de San Xuan

Con esta actividad se pretende investigar sobre costumbres y tradiciones propias del Concejo de Cangas del Narcea en relación a la festividad de San Juan, dando respuesta de esta manera a uno de los pilares de centro que es la identidad rural, entendiendo ésta, como la realización de actividades que fomenten el valor de nuestras tradiciones culturales y patrimoniales.

En el proyecto participan familiares cercanos al alumnado, y también vecinos del pueblo donde se localizan las diferentes escuelas del CRA Río Cibea. De esta manera, la escuela cumple un papel social, y dinamiza las localidades, haciendo partícipes no solo a la comunidad educativa sino también a toda la población, con el fin de generar comunidad, fomentar el arraigo y favorecer la identidad rural.

Los participantes en este proyecto pertenecen al concejo de Cangas del Narcea, concretamente a los pueblos de:

Genestoso, Tremao de Carballo, Rañeces de Sierra, Puenticiella, Los Eiros, Regueira`l Cabo, El Mato, Linares, Limés, Villarino de Limés, Carballo, Veigapope, La Regla de Perandones, Las Tiendas, Corias, Sonande, Pixán, Cangas del Narcea, Tainás, Villadestre y Olgo. También hay informantes de Castaosa
(Ibias), La Borra (Salas).

Cabe destacar que, por la recogido en esta actividad, el Partido de Sierra conserva en su memoria un mayor número de recuerdos de muchas costumbres y rituales relacionados con esta festividad, en comparación con otras zonas del concejo.



 

Revisión de la gestión de Muniellos sin perder de vista la conservación de este espacio natural (X aniversario)

Mapa con las rutas actuales en la Reserva Natural Integral de Muniellos

En el año 2013 desde el «TOUS PA TOUS» se hicieron gestiones al respecto ante el Principado de Asturias y la Administración autonómica contestó diciendo que “… actualmente ya se está estudiando la posibilidad de modificar el número máximo diario de visitantes a la Reserva …” de Muniellos, pero lo cierto es que transcurridos diez años desde entonces seguimos esperando una solución.

Por aquel entonces publicábamos aquí la siguiente entrada que hoy día de su X Aniversario queremos recordar:

EL TOUS PA TOUS, SOCIEDAD CANGUESA DE AMANTES DEL PAÍS, solicitó recientemente mediante escrito dirigido a la consejera de Agroganadería y Recursos Autóctonos del Principado de Asturias que la Consejería que ella dirige reconsidere y modifique, después de más de treinta años, el sistema de acceso de visitantes al monte de Muniellos así como la información que se ofrece a éstos, y que para ello encargue el estudio técnico pertinente y entable un dialogo con los agentes sociales implicados (ayuntamientos, asociaciones, vecinos, centro de desarrollo rural, empresarios, etc.) con el fin de conocer sus opiniones y aspiraciones en relación con este asunto.

El pasado 13 de febrero de 2013, nuestro socio y portavoz en asuntos medioambientales Chema Díaz González hacía de altavoz a este respecto en los micrófonos de Onda Cero Cangas del Narcea en la entrevista que se puede escuchar en el siguiente enlace:

 

 

Cangas del Narcea, el municipio que más población pierde de toda España

Gráfico que refleja el descenso de la población del concejo de Cangas del Narcea en los últimos 20 años.

Ayer, miércoles 30 de noviembre de 2022, la agencia de noticias EUROPA PRESS, consolidada como una de las mayores agencias a nivel nacional que cuenta con corresponsales en todas la comunidades autónomas de España, publicaba esta noticia que aunque podría demostrar que en algo somos los primeros de España, tristemente, pone al descubierto la cruda realidad: El despoblamiento de Cangas del Narcea.

Según el INE, hemos perdido 15 de cada 100 vecinos entre 2011 y 2021. Un territorio donde se fueron cerraron minas de antracita, y cuya despoblación ya se había acentuado en la década anterior. Los tibios intentos de activar su economía y estabilizar la curva de despoblación con turismo y viticultura, junto a la tradicional ganadería y explotación forestal, han sido eso, tibios intentos y un monumental fracaso. ¿Queda englobado nuestro concejo en el «selecto» grupo de la España vaciada? Yo creo que no, que en el que nos encontramos es en el vergonzoso montón de la España vacilada, que es diferente.

 

MADRID/OVIEDO, 30 Nov.  (EUROPA PRESS) – Cangas del Narcea es el concejo de España que más población relativa ha perdido en diez años

El concejo asturiano de Cangas del Narcea es el primero de los 20 de toda España mayores de 10.000 habitantes con mayor descenso poblacional relativo entre los años 2011 y 2021, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística sobre Censos de Población y Viviendas de 2021, recogido por Europa Press.
En concreto, Cangas ha perdido un -15,1% de su población en los últimos diez años, lo que le sitúa como el concejo que tiene mayor disminución de toda España, por delante de Laviana (Asturias), con un -9%. Estaría después de Cangas el municipio cántabro de Laredo, con un descenso del -9,1%.


RANKING – Cangas del Narcea, liderando el vergonzante montón de la España vacilada

Cangas del Narcea es el municipio que más población relativa perdió en el último decenio | INE


 

Cooperativismo y Sindicalismo Agrario en el Suroccidente Asturiano. Época de la Transición

Mercado de ganados en el Recinto Ferial de La Imera, Cangas del Narcea.

Los concejos de Cangas del Narcea, principalmente, y Tineo son los protagonistas de este trabajo fin de grado (calif. 10) de nuestro socio Adrián Rodríguez Álvarez (Sta. Eulalia de Cueras, Cangas del Narcea, 1997), realizado bajo la tutela de Jorge Uría González, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo.

En el presente estudio monográfico el autor analiza una serie de procesos de índole cooperativista y sindical agrarios focalizados en el suroccidente de Asturias, que derivaron en una red de colaboración entre campesinos, la cual adquirió una notable importancia y trascendencia. El germen de un sindicato articulado por toda la Comunidad Autónoma aun hoy vigente; la formación de candidaturas políticas independientes de campesinos para las alcaldías municipales; la instauración de regímenes cooperativistas transformadores de los medios de producción en una determinada aldea, son algunos de los hitos que este movimiento cooperativo-sindical logró fraguar.

Una parte esencial de este trabajo son las fuentes orales. En el siguiente vídeo se reproducen entrevistas con personajes destacados de este proceso, sobre todo sindicalistas de primera hora, que daban un modelaje directo de todo lo que fueron sus vivencias y actividades.


 

Cangas del Narcea: epítome de Asturias

JOSÉ MANUEL ECHEVER / Oviedo / 22/11/2019 

Pues eso, que esta semana en Asturias Paso a Paso nos dirigimos hacia Cangas del Narcea, el concejo más extenso de Asturias. Onofre Alonso nos propone la visita a una comarca con muchísimos lugares de interés. Por eso nos hemos hecho acompañar por Juaco López, director del Museo del Pueblo de Asturias, en Gijón. Nuestro invitado es natural de Cangas y, además, uno de los precursores del Tous pa Tous, Sociedad Canguesa de Amigos del País, dedicada a difundir información e historia de Cangas del Narcea.


AUDIO programa Asturias Paso a Paso – RADIO ASTURIAS (Cadena Ser)


Vista de Brañas de Arriba, en Cangas del Narcea / Cadena SER

A continuación van las soluciones a las pistas que te ofrecíamos.

Es un concejo situado en el interior de la región y tiene 823 km cuadrados. Tan extenso es, que en su interior cabrían los de Cangas de Onís, Siero, Cabrales y Mieres.

Tiene 12.500 habitantes, lo que lo sitúa en el puesto 14 entre los municipios más poblados de Asturias.

Limita con otros 5 concejos.

– NORTE: Tineo y Allande

– SUR: Degaña, Ibias y la comarca leonesa de Laciana

– ESTE: Somiedo

– NORESTE: Allande

Cueto de Arbas, pico más alto del concejo de Cangas del Narcea con 2007 m. / www.fuentesdelnarcea.org

El lugar más elevado de este concejo es el Cueto de Arbas de 2.007 metros de altura.

Estamos en el concejo de Asturias con más explotaciones de ganado bovino de Asturias (893). Esto se traduce en que es la que más cabezas de ganado vacuno tiene (25.255) y de las cuales 23.925 son de la raza autóctona «Asturiana de los Valles».

Este municipio tiene declaradas nada menos que 3 fiestas de Interés Turístico.

El Carmen, La Vendimia y La Magdalena

En una de estas fiestas se disparan unos 80.000 voladores en tan solo 6 minutos.

– La Descarga en las Fiestas del Carmen

En 2018 se le concedió a un pueblo de este concejo el galardón de Pueblo Ejemplar de Asturias.

Moal

Estamos en el concejo con el porcentaje de celiaquía más alto de toda España.

En este municipio podemos visitar, no solo el espacio más protegido y más extenso de todo el Principado, sino el robledal más grande de España y el mejor conservado de Europa.

Reserva Natural Integral de Muniellos

En un lugar de este concejo finalizó, en septiembre de 2019, una de las etapas de la Vuelta Ciclista a España.

Alto del Acebo

De aquí es oriundo un ilustre dramaturgo conocido como “El Solitario”. Estos paisajes fueron inspiración para algunas de sus obras más célebres, como «La casa de los siete balcones». Además, en su localidad natal existe un Centro de Interpretación que lleva su nombre, donde se puede conocer mucho más sobre su vida, obra y algunas otras peculiaridades de este pequeño pueblo de las montañas.

Alejandro CasonaBesullo

Estamos en Tierra de muchas cosas y entre otras de vinos; vinos con historia ya desde el siglo XI, con la fundación de un Monasterio en la zona que hoy en día es Parador Nacional de Turismo.

Vino de CangasMonasterio de Corias

En esta comarca existe una gran tradición alfarera. Las piezas realizadas, debido a su proceso de cocción tienen un acabado de color oscuro. Se conoce popularmente como cerámica negra.

Cerámica de Llamas del Mouro


La calle Dos Amigos de Cangas del Narcea. Historia y vivencias

De pie, Cesar García Otero, Marta Muñiz y Maite Muñiz. Sentados, Alejo Rodriguez Peña, Jesús y Victorino Linde, y José Manuel Aller, en la calle Dos Amigos, h. 1970.

Varios antiguos vecinos de la calle Dos Amigos, de Cangas del Narcea, han reconstruido la historia de esta calle y recordado sus vivencias en ella. Todos han nacido en la calle, unos en los años cuarenta y los más jóvenes a finales de los sesenta del siglo XX. Juaco López escribe sobre los inicios de la calle en 1930, que fue promovida por los “amigos” Alfredo Ron y José Flórez; Manuel Flórez, nieto de uno de los promotores, relata la construcción de los edificios de la calle y los negocios que había en ella; Asun Rodríguez recuerda la edificación de su casa, la número 7, levantada por su abuelo el carpintero Lin de Peña, y María José López y Maite Muñiz, así como Francisco Redondo, recuerdan sus vivencias en aquella calle en la que transcurrió su infancia y primera juventud.

ENLACES:

  1. Historia de la calle Dos Amigos de Cangas del Narcea, por Juaco López Álvarez.
  2. Calle Dos Amigos de Cangas del Narcea. Edificios y establecimientos, por Manuel Flórez González.
  3. Recuerdos de la calle Dos Amigos. El número 7, por Asun Rodríguez Fernández.
  4. La calle Dos Amigos. Al Alimón, por Mª José López y Maite Muñiz.
  5. «La calle», por Francisco Jesús Redondo Losada

Historia de la calle Dos Amigos de Cangas del Narcea

Izda.: Casa de Trapiello desde la calle de La Fuente, 1930. Fotografía de José Luis Ferreiro. Dcha.: Calle Dos Amigos vista desde la calle de La Fuente en la actualidad.

Los inicios de la calle

La historia de esta calle comienza en el mes de marzo de 1930 con el derribo de una casona del siglo XVI. Situada en la calle de la Iglesia (hoy, calle Rafael Fernández Uría), en aquel tiempo era conocida como la casa de Trapiello por el apellido de sus últimos propietarios. Gracias a Roberto López-Campillo sabemos que fue construida por Fernando Osorio de Valdés, señor de Salas y sobrino-nieto del famoso arzobispo de Sevilla Fernando de Valdés y Salas, y levantada por el cantero Pedro Pérez de la Agüera, vecino de Güemes, en Trasmiera (Cantabria), que contrató la obra en 1582. En su fachada figuraba un gran escudo que hoy se conserva en el portal de la casa de Ferreiro, en el n.º 1 de la plaza del notario Rafael Rodríguez.

El derribo de esta casa va a  suponer un cambio muy significativo en la villa, tanto para la trama urbana como desde el punto de vista social. Mario Gómez describe estos cambios en la revista La Maniega (n.º 25, marzo-abril de 1930):

              Ya han empezado los derribos de lo que veníamos llamando casa de Trapiello. […] Está desapareciendo el que fue palacio de los condes de Miranda, el que más tarde legó D. José Fernández Flórez a su doméstica Pachina, y que pasó luego a manos de los Trapiello. Con el recio arco de sillería, con el típico patio de espacios corredores, se va de Cangas algo muy característico de sus tiempos señoriales; se va la pátina que dejaron unos siglos del mayor poderío cangués. Las piedras heráldicas, orgullo y blasón de unas generaciones, dejan sitio para airosos balcones y alegres miradores; de aquellas carcomas, y de aquellos sentires estrechos y tradicionalistas, surge una nueva vida, más rica, más activa, más sociable y más culta e igualitaria y de miras amplias y mundiales.

Izda.: Casa de Trapiello derribada en 1930. Dcha.: Entrada a la calle Dos Amigos con la casa levantada por Luis González «Silvela» en 1950. Fotografía de Alarde, hacia 1960.

Los promotores del derribo fueron dos vecinos de Cangas del Narcea: Alfredo Ron González y José Flórez García “Pachón”, que tenían el proyecto de abrir una nueva calle en el solar de la casa y en su huerta, parcelar el terreno y venderlo para la construcción de viviendas. Desde el siglo XVI esta casa tenía en su trasera una gran huerta con una puerta que daba acceso a La Vega.

La apertura de esta calle va a permitir que la calle de la Iglesia se comunique con La Vega y el barrio de El Caleal. Se traza en línea recta,  paralela a la calle Mayor, y al final, ante la imposibilidad de seguir de frente, la calle da un quiebro de noventa grados para bajar a La Vega por una pronunciada cuesta.

Travesía Dos Amigos o cuesta de Las Güertonas

La calle se bautiza con el nombre de “Dos Amigos” y en la placa figuraran los nombres de los dos promotores que la abrieron. Por su parte, la cuesta se llamará “Travesía de Dos Amigos”, aunque durante muchos años se conocerá como cuesta del Aldeano o cuesta de La Güertona.

Los “dos amigos” eran personas muy conocidas en Cangas del Narcea. Alfredo Ron era hijo de Estanislao Ron Bailira, natural de Pesoz, y de Saturnina González Pardo, de Villar de Vildas. En 1930 tenía 63 años de edad, estaba soltero y vivía en la calle de La Fuente en compañía de dos hermanas y un sobrino, en una casa construida por él y cuya fachada da a la calle de la Iglesia. Su profesión, según el padrón de ese año, es “propietario”. Pero era mucho más. En 1915, el periódico Narcea lo define como “recaudador de contribuciones, propietario, cosechero de vino, fabricante, prestamista”. Y en efecto, fue el recaudador de las contribuciones de la Zona de Cangas del Narcea (Degaña, Ibias, Leitariegos y Cangas) desde 1894 a los años cuarenta. Poseía viñas en Oubanca. También explotó madera de roble en el curso alto del río Ibias y construyó una serrería con un salto de agua y una turbina de 68 caballos en La Viliella, y en 1942 estaba extrayendo antracita en mina “Rufina”, en San Martín de Eiros, para lo que solicita instalar un cable aéreo con el fin de transportar el carbón desde la explotación a la carretera de Ventanueva-Puente de Corbón; autorización que se le concede en diciembre de aquel mismo año. Es decir, Alfredo Ron fue un inversor en todo lo que daba dinero en Cangas y una de sus inversiones va ser esta nueva urbanización en el centro de la villa.

Placas calle Dos Amigos

Su socio y amigo, José Flórez García, de casa Pachón de Ambasaguas, tenía 47 años en 1930 y vivía en el barrio de El Corral. Era propietario de una sierra de madera y de un importante taller de carpintería en El Reguerón; también construía edificios por encargo. Estaba casado con Amalia Manso Alonso y tenían once hijos. Los mayores, Julio y Joselín, ya trabajan en la carpintería y poco después les seguirán Manuel y Ramón. Fabricaban muebles de calidad (dormitorios completos, armarios, mesas, sillas) y toda clase de carpinterías para casas, empleando maderas del país, sobre todo castaño.

Cangas del Narcea en 1915; en rojo el trazado de la calle Dos Amigos abierta en 1930 con el derribo de la casa de Trapiello. Fotografía de Benjamín R. Membiela.

Esta operación urbanística de la calle Dos Amigos coincidió en el tiempo con otra de gran importancia, también en el centro de la villa. Fue el derribo del convento de dominicas, situado en la calle Mayor, y que supondrá la apertura de la calle Maestro Don Ibo y la puesta en el mercado de muchas parcelas para construir.

El ambiente y las expectativas de negocio que existían en Cangas del Narcea en aquel tiempo para este negocio los conocemos a través de un diario de la vida local que escribió en 1930 el médico Manuel Gómez Gómez. Así lo cuenta:

[31 de marzo de 1930]

Hoy empezó el derribo de la casa de Trapiello que, según se dice, compraron en sociedad D. Alfredo Ron y Pachoncín. No sé sabe que piensan hacer, pero en la villa el comienzo de las obras fue muy bien recibido porque, bajo el punto de vista artístico y aun histórico, se pierde un caserón muy antiguo con un gran escudo de la Casa de Alba, pero resultan unos cuantos solares que están haciendo mucha falta y es como una promesa de muchos jornales, cosa importante, porque este invierno escasearon mucho. Además, era [una casa] muy antihigiénica, porque el patio, muy destartalado, estaba siempre sumamente sucio y con estiércol y aguas estancadas.

La creencia general es que para Alfredo Ron y Pachoncín será un mal negocio, porque desde el momento en que se resolvió el derribo del convento de las monjas los que piensan comprar solar, y acaso comprasen de los de la casa de Trapiello, esperaran porque los del convento son mucho más céntricos.

Cuando hace un año se empezaron por Alfredo las negociaciones para la compra de dicha casa surgió un incidente que hizo creer en un ruidoso pleito. Parece ser que un antepasado de María Argüelles había dejado en herencia dicha casa a un antepasado de los Trapiello, pero con la condición de que si alguna vez se dividía volvería la propiedad a su familia. Se dividió entre los Trapiello de Tineo y los de Cangas, y fundados en eso sostenían algunos que tenía María Argüelles probabilidad de ganar el asunto. Las monjas consultaron fuera el asunto, porque como es monja María Luisa Trapiello a ellas pertenece la parte correspondiente a los Trapiello de Cangas. Es de suponer que los de Tineo también habrán consultado y, según se dijo como cosa cierta, en virtud de esas consultas la propiedad es de los Trapiello. Lo cierto es que la gente cesó de hablar de este asunto y cuando ahora se dijo que había hecho la compra Alfredo Ron, en sociedad con Pachoncín, apenas se mencionó el asunto de María Argüelles.

[28 de noviembre de 1930]

La calle que Alfredo Ron y Pachón están construyendo de la Plaza al sitio de la Vega llamado El Caleal ya une los dos puntos, y en cuanto a explanación solo falta ensancharla. Por ahora, no puede utilizarse porque es un barrizal intransitable.

Esta calle la hacen para transformar en solares la huerta de Trapiello que compraron con la casa. Hasta ahora no se sabe que hayan vendido ni un palmo de terreno, ni siquiera que haya nadie tratado de comprar nada, pues si bien dicen que los de Alfonso preguntaron por el precio de la huerta lindante de su casa, desistieron de comprar en vista de lo caro.

Se dijo que don Marcelino Peláez había preguntado el precio de la casa de la Caruja, que es donde las dominicas tienen el colegio, pero que no se habían puesto de acuerdo. También se habló de otros compradores de solares en lo que hoy es convento, pero públicamente no se sabe nada de fijo. La gran abundancia de solares, por estar a un tiempo en venta todos los de la casa y huerta de Trapiello y todos los del convento, hace que se retraigan los compradores, que no pueden ser muchos porque aquí no hay americanos ricos; los ricos de Cibea y San Juliano no tienen afición a la villa y los comerciantes –únicos que necesitan locales en el centro y que tienen algún dinero- no tienen bastante para inmovilizar veintitantos mil duros que se calculan necesarios para una casa que esté en consonancia con los cuatro a seis mil duros que costaría el solar.

Una prueba de que en Cangas no hay capitales que permitan adquirir casas de ese precio, es que la casa llamada de la Fonda en La Refierta estuvo en venta bastante tiempo y al fin se vendió en 17 ó 18 mil duros porque la compró Calamina, de Vega de Rengos, para alquilarla, y la posesión de La Cortina, que es lo mejor que hay aquí para pasar el verano, estuvo también en venta mucho tiempo y al fin la compró un indiano de Allande en otros 17 á 18 mil duros.

Es verdad que la viuda de don Joaquín Rodríguez (de Nardo) vendió en la carretera [calle Uría] una casa sumamente antihigiénica en 20 mil pesetas a un aldeano que vive en Madrid, pero eso demuestra que aquí y de aquí hay muchos capitalistas, muchas personas, que de camareros, serenos, etc. hicieron una pequeña fortuna que les permite retirarse a su pueblo o, mejor dicho, a la capital de su ayuntamiento, pero no hay más que eso. Los pocos que tienen más de 20 mil duros o tienen casa o necesitan el dinero para su comercio. Algunos pocos tienen más de ese capital en fincas de aldea.

Calle Dos Amigos en 1970

Las previsiones de Manuel Gómez no iban descaminadas y, además, la guerra civil no favoreció mucho las cosas. Hasta los años cuarenta no se levantaron los primeros edificios en la calle Dos Amigos y algunos solares tardaron más de cincuenta años en ser edificados, como sucedió con el solar del n.º 1, depósito de carbones de Alfredo Ron hasta su venta a mediados de los años cincuenta al panadero Francisco Álvarez del Otero “El Astorgano”, o con los solares del fondo de la calle, un espacio conocido como La Güertona, que no se construirán hasta los años noventa.

La ocupación de los solares comenzó a mediados de los años cuarenta y fue intensa en los años cincuenta. La mayor parte son casas de cuatro pisos con grandes ventanas a la calle, carpinterías de castaño y cocinas de carbón; todas ellas carentes de calefacción central y ascensores. La población y la minería comenzaban a crecer y con ellas la necesidad de viviendas. Además, una nueva generación de profesionales y técnicos demandaba un tipo de viviendas que en Cangas en aquel tiempo no abundaba. En los años cincuenta fue una calle de alquileres caros. A fines de 1951, el médico Rafael Fernández Uría ocupó el primer piso de la casa del n.º 2, pagando una renta de 700 pesetas al mes; el alquiler de vivienda más elevado en Cangas en aquel tiempo.

Portales números 4 y 8 de la calle Dos Amigos.

Los dos promotores, según nos cuenta Manuel Flórez González, nieto de José Flórez García, dividieron la calle en dos partes: la margen izquierda para Alfredo Ron y la derecha para José Flórez. El primero vendió los solares, pero el segundo, construyó él mismo casi toda la margen derecha, desde el n.º 4 al 10. En este último levantó su propia casa, un chalé unifamiliar. El edificio del n.º 2 fue construido por Luis González Perdiz “Silvela” en 1950. Del n.º 10 en adelante, no se construyeron más edificios en la calle, porque esos terrenos no eran propiedad de la casa de Trapiello, sino huertas traseras que pertenecían a tres casas de la calle Mayor. La relación de todas las casas de la calle Dos Amigos y de los establecimientos comerciales que había en sus bajos, nos ha sido proporcionada por Manuel Flórez González, y a ella les remitimos.

 

Los años sesenta

Chalet de José Flórez, construido en 1944

Entre los años cincuenta y mediados de los setenta del pasado siglo fue una calle muy poblada y con mucha actividad. En ella nacimos muchos. En la calle y aledaños pasamos gran parte de nuestra infancia. Jugábamos en la misma calle, en el solar de La Astorgana y en La Güertona, se hacían “campamentos”, tómbolas con tebeos y juguetes viejos, se jugaba a las chapas en las aceras; al gua en La Güertona, que estaba de tierra; a la comba, la goma, el cascayu, el fútbol e incluso al tenis, a “cuchi, teje, ojo” y hasta se hacía teatro en los portales o unos modestos juegos olímpicos cuyos premios eran unos caramelos que daba Lucia Pachón. No circulaban coches. Los únicos vehículos aparcados en la calle eran el Land Rover de Correos y la Vespa del cartero. Por el día había mucho movimiento de gente, sobre todo, a la oficina de Correos (que durante mucho tiempo identificó a esta calle, conocida por la mayoría como “la calle Correos”), al Bar Royalty, regentado por Manolo (natural de Llano) y Fuencisla, y a la Sastrería Linde, de Victorino Linde y Delia Menéndez, a la que acudían numerosos clientes, viajantes de pañería y también vecinos de los pueblos de El Puelo y Villavaser (Allande), de donde ellos eran originarios, que usaban la sastrería como punto de encuentro; en este local, situado en el centro de la calle, con un gran ventanal, caliente en invierno y con olor a eucalipto, se hacían tertulias y a su alrededor giraba gran parte de la vida de la calle gracias al buen carácter de sus propietarios. Por la noche, en especial los fines de semana, los clientes del Club eran los que animaban la vía.

A principios de los años setenta, en el bajo de la casa de Silvela, en el n.º 2 de la calle, se instaló una sala de juegos con billares, futbolines, máquina de discos y máquinas recreativas; esta sala remplazó a la tienda de ultramarinos y panadería de esta familia, y en ella pasamos bastantes horas los jóvenes de aquel tiempo, que íbamos poco a poco abandonando el juego en la calle.

Portales números 3 y 7 de la calle Dos Amigos

Era una calle en la que vivían profesionales (médicos, dentistas, abogados, fotógrafos), comerciantes (Muñiz), carniceras (Concha), sastres, técnicos de minas, camioneros (Domingo, Redondo, Queipo, Vallinas) y, sobre todo, carpinteros, como cuentan en sus relatos Francisco Redondo, Manuel Flórez y Asun Rodríguez. El ramo de la madera era el predominante. Por una parte, estaban la mueblería de los hermanos Flórez Manso, regentada por Lucía, en el n.º 6; la Carpintería de Lin en el n.º 7 con varios obreros y maquinaria moderna que se oía desde el exterior, y el taller de Celesto en el n.º 9, en el que solo trabajaba él y que menudo sacaba a la calle para su venta vacías de la matanza, bancas y banquetas, que eran su principal producción. Por otra parte, en la calle residían todos los dueños de esos negocios y otros carpinteros, como los Araniego, que eran dueños del edificio del n. 3, varios hermanos Flórez Manso (los Pachón) y Pepe Gancedo, que trabajaba en la sierra y carpintería de Cuervo en el barrio de Santa Catalina.

De pie, Cesar García Otero, Marta Muñiz y Maite Muñiz. Sentados, Alejo Rodriguez Peña, Jesús y Victorino Linde, y Manuel Aller, en la calle Dos Amigos, h. 1970.

Pero en aquel tiempo, entre los años sesenta y primeros de los setenta, los niños no éramos conscientes de esas cosas y para nosotros la calle solo era un espacio familiar y un lugar de juego en el que pasábamos muchas horas con otros vecinos de nuestra misma edad.  El grupo al que yo pertenecía estaba  formado por los nacidos entre 1958 y 1963, muchos habíamos nacido en la misma calle: César García Otero, María José y Rafael Ron Fernández, Alejo Rodríguez Peña, María y Manuel Aller Fernández-Baldor, Jesús y Victorino Linde Menéndez, María Victoria y Gilberto Guerrero, Mario Queipo Rodríguez, Luis Roberto y Ana Domínguez González, Charo y Elisa Espina Fernández y mi hermano Pedro López Álvarez. Lógicamente, en la calle vivían otros jóvenes más mayores y otros más pequeños, pero esos pertenecían a otros grupos.

 

El presente

Pisos con grandes ventanas en calle Dos Amigos.

Hoy, la calle Dos Amigos, noventa años después de abrirse, es una sombra de lo que fue. La mayor parte de sus viviendas están vacías, aquellos piso tan deseados en los años cincuenta y sesenta, están desocupados y muchos en venta. La mayor parte de los bajos están también vacíos y los talleres de carpintería cerrados. En el Club hace tiempo que no se pone música.  Su historia y su presente son un buen testigo del devenir de la villa de Cangas del Narcea desde 1930 a la actualidad.

Calle Dos Amigos, de Cangas del Narcea. Edificios y establecimientos

Placa de la calle Dos Amigos

La calle Dos Amigos se abre en el año 1930, mediante  la adquisición del palacio de Trapiello por parte de don Alfredo de  Ron y don José Flórez García (Pachón). Estos dos señores derriban el edificio existente y se reparten la calle: la margen derecha para José Flórez y la izquierda para Alfredo de Ron.

Una vez hecho el reparto comienzan las edificaciones. José Flórez García construyó la primera casa hacia el año 1940. Es el edificio del n.º 4, con bajo y  cinco alturas (cuatro pisos y una buhardilla); en el cuarto piso instala su domicilio el mismo constructor y en el bajo se establece la oficina de Correos de Cangas del Narcea. A continuación,  entre 1943 y 1944, edifica  su casa, un chalet de dos plantas, en el n.º 10. Hacia el año 1952, él mismo comienza las obras del n.º 6 y, antes de finalizar éstas, las del n.º 8; los dos edificios son iguales y tienen bajo,  cuatro plantas y buhardilla. Por otra parte, en 1950 se levanta el edificio del n.º 2.

Chalet de José Flórez, en el n.º 10 de la calle, construido en 1944.

Siguiendo en la margen derecha de la calle, después del n.º 10, no hay edificaciones, existen dos huertas y, al final, hay un edificio en cuyo bajo está la Sidrería Narcea, abierta hace unos veinte años. Pero si nos remontamos a los años cincuenta del pasado siglo, lo que había al final de la calle eran dos barracones de madera: el derecho,  junto con una huerta, era propiedad de José Flórez García y en él se guardaba el camión de su taller de carpintería,  y el izquierdo, propiedad de Vicentón Alfonso,  era una carbonería que regentaba Pelayo, que hacía el reparto con maniegos al hombro.

Margen izquierdo de la calle Dos Amigos.

En cuanto a la margen izquierda de la calle, el n.º 1, hasta 1980, fue el solar de La Astorgana (la de la panadería), espacio muy conocido y apreciado por todos los niños que vivimos en la calle y, también, por los de la Plaza de la Iglesia. En el n.º 3 Marcelo el Araniego construyó, hacia 1955, un edificio de cinco alturas. Seguido a este, en el n.º 5, había un garaje mecánico propiedad de la familia Silvino, que lo tenía alquilado a el Catalán, que duró poco tiempo; alrededor de 1957, los propietarios lo derribaron e hicieron el  Club, sala de fiestas y cafetería (que aún existe hoy día). En el n.º 7, a finales de los años cuarenta, se edificó la casa de Lin con carpintería en el bajo y dos pisos para vivienda. Por último, en el  n.º 9 está la casa de Celesto (Celestino), natural de Villarino de Limés, de bajo y dos alturas, construida alrededor de 1955.

Lo que hoy es Travesía de la Calle Dos Amigos, que termina en la Vega, se llamaba entonces la Cuesta del Aldeano,  y en ella había solo tres casas a la izquierda: la continuación de la casa del n.º 9;  la casa de Pepe Gancedo y Pilar, de planta baja y dos pisos, y la casa levantada por el constructor Emilio Espina.

Antes de urbanizar la calle, con aceras y asfalto, era de tierra; en los años cincuenta solamente había una acera que hizo José Flórez García, desde el n.º 4 al 6, donde jugábamos los niños a las chapas y al cascayo.

En aquellos años cincuenta había muchos niños viviendo en la calle, también en los sesenta, pero ya menos. Jugábamos principalmente en el solar de La Astorgana, donde desarrollamos nuestra imaginación, haciendo carreteras, transportando “carbón” de las minas Matiella y Perfectas a Soto del Barco,  hacíamos túneles en los montones de arena que algunas veces depositaban para obras en la zona, etc. El recuerdo es muy grato, no se puede olvidar, pues nuestras mentes siempre estaban inventando algo a que jugar: las bolas, pídola, “cuchi, teje, ojo”, etc.

En Cangas hubo una gran tradición en el trabajo de la madera, había muchos carpinteros y la calle Dos Amigos fue un lugar central de este oficio. En ella vivían José Flórez García y sus hijos, que tenían su taller de carpintería en El Reguerón; Marcelo el Araniego, que lo tenía a la salida de Cangas; Lin en la misma calle; Celesto, que hacía en su casa pequeños trabajos, y Julio Gancedo, que trabajaba en la carpintería de Cuervo, en Santa Catalina.

Fue una calle donde vivió gente de muchas profesiones: jueces, notarios, registradores, abogados, médicos, dentistas, veterinarios, comerciantes, carpinteros, ebanistas, profesionales de la minería, transportistas, etc..

En los años 50 y 60 del siglo pasado, principalmente, la calle Dos Amigos tenía mucha vida. Todos los edificios estaban ocupados y en casi todos, por no decir en todos, había niños.

Margen derecho de la calle, donde casi todas las casas fueron construidas por José Flórez.

Hubo distintas actividades comerciales que, como digo, daban mucho ambiente a la calle. En la margen derecha estaban los establecimientos siguientes: en el n.º 2, la panadería de Silvela, hoy tienda de ropa de Lucía;  en el n.º 4, la Oficina de Correos, siendo su administrador Pepe, natural de Corias, cuyo local está hoy vacío;  en el n.º 6 estaba la mueblería del Taller de carpintería Flórez (los hijos de José Flórez García: José, Manolín y Ramón), hoy en día es una floristería; en el bajo del n.º 8, la Sastrería Linde, que permaneció abierta hasta hace unos ocho años y hoy día está cerrada, y a continuación, en el bajo del n.º 10, estaba el dentista Mario Rodríguez, que durante muchos años tuvo allí su consulta y al dejar la actividad quedó el local cerrado. Al fondo de la calle, a la izquierda, estaba la mencionada carbonería de Pelayo, que estuvo abierta hasta que derribaron el barracón, y a la derecha, en la actualidad, está la Sidrería Narcea regentada por Javi y su mujer.

Pasamos a la margen izquierda. Lo primero, el solar de La Astorgana, en el n.º 1, centro neurálgico para los niños hasta que se cerró con un muro infranqueable; desde los años ochenta hay un edificio, de Valentín, con un comercio de ropa en el bajo. En el n.º 3, el Bar Restaurante Royalti, también pensión, regentado por Jerónimo, que funcionó durante muchos años y era un establecimiento muy concurrido, a él acudían numerosos clientes de la villa  y los viajantes de comercio que venían a vender a Cangas; hoy día está cerrado. En el n.º 5, como ya comenté, estaba la Sala de Fiestas Club, que  hoy  está cerrada, y en el n.º 7 la carpintería Lin, regentada por Manolín y su hijo y dos o tres empleados, que hoy también está cerrada.

Recuerdos de la calle Dos Amigos. El número 7

El número 7 de la calle Dos Amigos.

Como dice Sabina, “vivo en el número 7”, no de la calle Melancolía, sino de la calle Dos Amigos, en Cangas del Narcea, en la casa en la que nací y que siempre perteneció a mi familia. Corría el año 1949 cuando mis abuelos, Lin de Peña, de la familia Peña de Santa Catalina, y Asunción, hija del cartero y tratante de Limés, Emilio “Fortugo”, un hombre emprendedor y muy trabajador, compraron este solar. En aquel entonces había varios solares libres en la calle, solo estaban construidas las casas de Pachón, la del Araniego y la de Correos, y el edificio que más tarde fue El Club, donde tenía el horno la panadería de Silvino y posteriormente fue el garaje del Catalán. Sin embargo, mi abuelo lo quería para montar un taller de carpintería y le pareció mejor este del número 7. Trabajaba en el taller de Cuervo y ganaba tres pesetas a la semana, por eso, cuando Alfredo Ron le pidió diez mil pesetas por él, le pareció mucho; tiempo después le pidió quince y tampoco se decidió, pero él quería el solar y volvió a intentarlo de nuevo, entonces le pidió veinticinco mil pesetas y Lin dijo: ”Pues de aquí no pasa”.  Construyó un tendejón en el que montó su taller al tiempo que construía parte de lo que ahora es la casa, junto con su hijo, mi padre, que por aquel entonces tenía catorce años, y sus cuatro obreros: Pisco, Tano el carpintero, Sindo el del Cascarín y Robustiano el de Pancilla. Tardaron casi dos años en levantar el edificio que da a la calle Dos Amigos: una planta baja con sótano, el primer piso y un desván. El bajo funcionó como taller de carpintería desde 1950 hasta 1997, año en el que se jubiló mi padre, quien había heredado  del suyo tanto el oficio como el negocio

Construcción de la casa. De izquierda a derecha, arriba: Antón de Moína, Rancaño, Lin de Peña, Pepe el de Joselón, Francisco el mampostero, el hermano de Sindo el del Cascarín y Antón el de Pancilla. Abajo, Sindo el del Cascarín, Manuel, mi padre (Lin de Peña), Pisco y Robustiano el de Magadán.

Tiempo más tarde, mis abuelos decidieron  construir dos viviendas que dan a la calle Tres Peces y a la terraza del edificio. En una de ellas, recién terminada, pues en aquella época había pocas viviendas de alquiler en Cangas, se instalaron en 1964 Celestino Queipo y su mujer, Nieves, con su hijo Pepín, que tenía dos años.  Un año después vinieron a vivir a la otra, Mario Queipo, el Perchas, y su mujer Carmina, con su hijo mayor, Mario. En 1966 se casaron mis padres y rehabilitaron la segunda planta de la casa que da a la calle Dos Amigos, donde nací y pasé una infancia muy feliz, rodeada de niños, todos varones: Javier y Jorge Queipa, y José Ramón, hijo del Perchas, siendo la consentida del edificio por ser niña.

La calle fue el otro  gran paraíso de mi infancia, una calle repleta de niños con los que jugar, además de mis vecinos de casa, recuerdo con enorme cariño a los hermanos Redondo, a Paz la del otorrino, Grisel la del Araniego y su hermano Domingo, Fuencisla y Ana las del Royalti, Adela la de Pozo, Alejandro el de La Astorgana… Pero esta parte de la historia ya la ha contado de manera brillante mi amigo Francisco Redondo, con el que comparto infancia y recuerdos.


Asun Rodríguez Fernández, hija y nieta de Lin de Peña


La calle Dos Amigos. Al alimón.

Mi hermano Joaquín, para recordar la vida en la calle donde nacimos, quiere una visión femenina, pero mis recuerdos me llevan a la vida dentro de la casa. Otros hablarán de los comercios que rodeaban nuestra vivienda: Lucía y su mueblería, donde mi hermano Pedro pasaba mucho tiempo; Delia y Victorino en la sastrería, siempre trabajando y siempre con una palabra amable para todos; la oficina de Correos; la sala de juegos de la esquina; la consulta del dentista Mario Rodríguez; el bar Royalty; el Club; la carpintería de Lin… todos estos sitios formaban parte de nuestro mundo, aunque Cangas para nosotros tenía pocos límites y los juegos nos llevaban a recorrer el pueblo al grito de “tres marinos a la mar” o a la Plaza, donde jugábamos al cascayo o a la comba.

Vivir en la casa donde se nace era normal en aquella época, a mí me hacia ilusión. Viví en esa casa y en esa calle hasta que termine COU en 1973.  Bajar a la calle a jugar era suficiente explicación para cualquier momento del día. ¡Qué felicidad!

El n.º 8 de la calle Dos Amigos

Una escalera de sesenta peldaños llevaba desde el portal oscuro, el n.º 8 de la calle, a mi casa, en el tercer piso. En el primero vivía una planchadora con su familia, a los que se les veía poco. En el segundo piso vivía la familia de Maite Muñiz, mi amiga hasta hoy, de la que no recuerdo cuándo nos conocimos. Los pisos superiores eran terreno poco explorado, los hijos del cuarto piso, Manolín y Marisa, eran mayores que nosotros y eso a esas edades suponía una limitación.

Cuantas veces salimos y entramos de aquel portal, idéntico al de al lado, el n.º 6, con el que nos comunicábamos por el patio interior.

Generalmente, la vida en la calle era con las amigas, no salíamos con los mayores. Nuestra calle era nueva, a diferencia de otras del pueblo, y ahí vivíamos familias con niños y niñas de mi misma edad, así que las fotos que conservamos de aquella época son celebraciones de cumpleaños en otras casas o las fiestas de disfraces en el Club.

Disfraces en el Club, hacia 1966

Hay que reconocer que era una calle fría, poco soleada. Por la noche se oía el río y cuando abría el Club, la música. Por la mañana nos despertaba el gallo del gallinero que había en las huertas que quedaban entre nuestra casa y las casas de la calle Mayor.

Con las amigas de la calle íbamos mucho a jugar a la Plaza de la iglesia. Recuerdo una época en la que organizamos un teatro con niños más pequeños en un portal al final de la calle. Es el portal del n.º 9, que hace esquina y que tiene un rellano amplio que hacía de escenario.

En aquella época, los niños, si teníamos la suerte de tener hermanos, como era mi caso, jugábamos también mucho dentro de casa. Los sábados por la mañana jugábamos a la guerra con los soldados o al oeste americano, y yo intentaba jugar a las familias que se quedaban en el fuerte. En el pasillo, una baldosa rota servía para jugar al guá.

Para terminar, una anécdota de nuestra escalera, ahora muy de actualidad. Durante unos días un murciélago se colocó en el techo delante de la puerta del segundo piso, para mi era horrible subir y bajar por la escalera con aquella cosa negra colgada; me daba la impresión de que a los demás no les molestaba mucho, y se fue como vino.

En la calle el tiempo no contaba.

La calle estaba llena de vida.

En la calle había sitio para todos.

‘La Calle’

El número 9 de la calle Dos Amigos

Nací el 30 de marzo de 1968 en el número nueve de la calle Dos Amigos de Cangas del Narcea. La casa la habían levantado a finales de los años cincuenta Celesto y María, originarios del concejo de Cangas. Los dos habían marchado para Madrid, él era carpintero, ella había enviudado y tenía un niño, también llamado Celestino, que todos los cangueses conocerán con el tiempo como “Tino el fotógrafo”. Cuando regresaron construyeron esta casa de vecinos, de planta baja, piso y buhardilla, en total cinco viviendas. Es un edificio grande que hace esquina, ocupando el final de la calle y el principio de “la cuesta” o “cuesta del Aldeano” que baja a La Vega; toda su trasera da a la calle Tres Peces.

Soy la única persona que nació en ese edificio; mi hermano Juan, mayor que yo, nació en Oviedo y llegó a Cangas siete días después. Desde el día de mi nacimiento, la casa dejó su huella en mí. De madrugada, a la vez que mi madre rompía aguas, la casa también lo hizo: reventó la tubería del agua caliente inundando el piso. Según me contaron, mi padre salió a buscar a Cundo “el fontanero” y mi tía a Marisol “la comadrona”, amiga de juventud de mi madre por tierras de Laciana; pero ésta había salido esa noche a atender otro parto en un pueblo del concejo y al final fue “Cabezas el practicante” el que me “cogió”. Antes de que nadie llegara, mi madre y yo, hicimos el trabajo solos, ella me tuvo y yo nací. Según contaba fui como un “pedín” y salí sin darse cuenta.

Cuando yo era un crío, las cinco viviendas de la casa estaban habitadas. En la planta baja vivían mis apreciados Ana Amor y Marcos Verano (el bisabuelo de la saga); para mí Ana fue también un poco abuela. En el primero derecha vivían los propietarios de la casa: María (todo un carácter) y Celesto, y a la izquierda, la familia Redondo: mis padres Manolito y Mercedes, mi querido hermano Juan y yo. Los pisos de encima eran abuhardillados. En el segundo izquierda vivían Carmina y Eduardo Villamil, y cuando éstos se fueron llegaron Adela Jacón, su marido Luis Pozo y su nieta Adela; la abuela fue la última persona que vivió de continuo en el edificio. En la buhardilla de la derecha, Pili y Tino el fotógrafo, que tenían en la misma planta un salón que utilizaban como estudio de fotografía, que antes había utilizado otro fotógrafo, Enrique, casado con Carmina la peluquera. En ese mismo piso habitó la familia Baragaño (su hijo José vivió en él desde sus primeros días de vida, pero había nacido en Mieres), y también vivieron en el edificio Los Vascos, cuyo padre era camionero, y Pin Moreno el taxista; todos ellos antes de llegar mi familia.

Nuestra vivienda tenía tres habitaciones, salón, una buena cocina con despensa y baño. Durante muchos años una de las habitaciones se utilizaba de salita y desde su ventana fui descubriendo el mundo. La ventana daba a “la cuesta”, a “el prao” o “la huertona” y a “la huerta”. Tengo todavía muy presente el recuerdo de estar apoyado en el cristal de la ventana, viendo pasar los días, las estaciones, los vecinos, el mercado de ganado de todos los sábados, cuando “el prao” se llenaba de vacas y caballos, aquellas “nevadonas” que cubrían nuestro “territorio” de un manto blanco listo para jugar…

En el bajo de la casa estaba el taller de carpintería de Celesto, que era un carpintero “estacional” y vivía básicamente de hacer vacías para la matanza y banquetas de madera; no tenía herramienta moderna y trabajaba con maestría el saber antiguo, empleando sierras, serruchos, viejos sargentos de todos los tamaños, cepillos de varias clases, berbiquís… ¡qué bien entendía la madera!

Esquina del número 9 de la calle Dos Amigos.

La casa tiene varios bajos, que en aquel tiempo se empleaban para varias cosas. A la calle Dos Amigos da un bajo con tres portones, que se utilizaba como cochera y que también servía, en la temporada de matanza, como exposición y venta de las vacías que hacía Celesto. En la cuesta hay otro portón que daba acceso a una especie de bodega (para mí siempre fue un misterio) y que años después se utilizó como almacén de fruta. Y, por último, en la parte trasera del edificio, con fachada a la calle Tres Peces, hay un pequeño patio donde estaba la carpintería y encima de ésta una terraza donde se apilaban los tablones de madera.

En el portal, debajo de las escaleras, hay una carbonera, con un pasillo que se empleaba para aparcar las bicicletas, y la puerta de la vivienda de Ana Amor. La puerta de entrada es grande y esta insertada en esa fachada esquinera tan singular, que tiene un poyete de piedra donde pasábamos en aquellos años horas y horas sentados. Y de ahí, al paraíso, a “la calle”.

Cuando era muy pequeño la calle estaba llena de chicos grandes, algunos ya hombrecitos, recuerdo a: Juaco y Pedro los de Pepita, Jesús y Víctor Linde, Alejo el de Mario el dentista, Mario Perchas, María y Kiko los del otorrino, Celso el de Angelines, Luis Robustiano y su hermana Ana, Gilberto y María Victoria los de Esperanza, Pepín Queipo, los Morodo (que vivían en La Vega)…

Después ya llegaron los míos. Crecí rodeado de muchos niños, que eran “los amigos”: Paz la del otorrino, Cova (la nena) y mi apreciado Cundín los de Teresa y Cundo, Alejandro el de Pepita, José Ramón “Perchas”, Inma la de Silvela, Dolores la de Loli, Grisel y Domingo los de Esperanza, Adela Jacón, Asún la de Lin, Javi el de Espina, Javi y Jorge Queipo, Raulín y Guillermo los de la discoteca, Pablo y Eugenia los de Pepita, mi quinto y querido Dioni y su hermano Evaristo Morodo. Muchos otros fueron llegando: los Solana, Fuencisla y Ana del Royalty, Patri y Ángel del Molinón, Los Gemelos, los hermanos Dupont… Y otros que iban y venían, Amaya y las gemelas de los Araniegos, Santiago de los de Pachón, Humberto Ron, las nietas de Pila y Pepe Gancedo…

En aquel paraíso que se extendía desde El Caleal, pasando por La huerta con su pozo, El prao, La cuesta, La calle, La acera, Los portales, hasta llegar al paraíso dentro del paraíso, el solar de La Astorgana con montones de pilas de leña donde, durante años, construimos nuestros campamentos.

La calle abierta por los dos amigos en 1930 fue ocupada en su gran mayoría por el gremio de la madera: los Pachón, Araniegos, Lin, Celesto y Pepe Gancedo. Con los años también la ocupó el gremio de los transportista: Guerrero, Perchas, Queipo, Marcos Verano, El Vasco, Redondo…

En 2015, gané el Certamen Nacional de Arte de Luarca con “Espacio Amueblado”, una escultura que, de alguna manera, rinde un homenaje a aquel mundo de madera tan presente en mi niñez. Contar con tanto estímulo visual y material, como era el hierro del taller de Robustiano, la madera de “El solar” y el buen oficio de los carpinteros, fue fundamental para desarrollar mi capacidad creadora.

Podría contar cientos de recuerdos, pero creo que el más importante es el de la felicidad y el cariño que guardo de esos lugares y de esas gentes, fue un placer y no lo olvidaré nunca.

Calle a Pedro Diz Tirado en Cangas del Narcea, ‘por su actividad y celo en pro de las obras públicas de esta comarca’

Cuesta de Pedro Diz Tirado hacia 1910. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Colección de Juaco López Álvarez.

En los primeros años del siglo XX la villa de Cangas del Narcea necesitaba crecer. La prosperidad que trajeron la apertura de las carreteras de La Espina-Ponferrada y la de Ouviaño, a fines del siglo XIX, todavía no había tenido su reflejo en la trama urbana. Era necesario comunicar el casco viejo, formado por las calles Mayor, La Fuente y la Iglesia, con las nuevas carreteras. La villa tenía que expandirse y comunicarse interiormente. Para ello se hizo un plan de reforma que contemplaba la apertura de tres calles que uniesen la calle Mayor y el Mercado con la calle Uría, que era por donde transitaba la travesía de la mencionada carretera La Espina-Ponferrada.

Para hacer estas calles hubo que derribar casas en la calle Mayor, y ocupar viejas viniellas o callejas y huertas de propiedad particular. La mayor parte de los propietarios cedieron los terrenos gratuitamente, estimulados por la mejora de la villa y también porque estas nuevas calles revalorizaban sus fincas.

Plano con la distribución de la zona en 1870 antes de la apertura de la calle Diz Tirado. (Archivo Municipal de Cangas del Narcea)

Una de estas nuevas calles fue la que se denominó Pedro Diz Tirado, que unirá la calle Mayor y la plaza del Centro (hoy, plaza del notario Rafael Rodríguez) con la calle Uría. En el plano que acompañamos, de 1870, puede verse como era este tramo de la calle Mayor antes de la apertura de esta calle. Para abrir esta nueva vía hubo que derribar una casa, romper la viniella o calleja de Las Huertas y ocupar terreno particular, que cedieron sus dueños gratuitamente y también a cambio de apropiarse de una parte de esta viniella. El resultado fue la calle tal cual la conocemos hoy.

En la calle Diz Tirado nunca se construyó una casa nueva. Solamente se reformaron y repararon las fachadas laterales de la casa de Valle, a la izquierda, subiendo desde la calle Mayor, y del palacio de Peñalba, a la derecha, que, además, mejoró su trasera haciendo un gran jardín cerrado. Estas reparaciones tardaron en hacerse y en 1914 el periódico El Narcea criticaba la actitud de los propietarios de estas casas, recordándoles que, a pesar de un bando del alcalde referente a las viviendas que debían adecentarse, algunas seguían en un estado penoso. Una de estas casas era la de la familia Valle:

“A estas tenemos que añadir la conocida por casa de Pacho Valle, que tiene la fachada que da a la calle  Diz Tirado hecha una verdadera porquería… pues más se parece a una choza de los Cadavales que a un edificio situado en la parte moderna de Cangas de Tineo” (“Limpieza pública”, El Narcea, 24 de julio de 1914).

Calle Pedro Diz Tirado en la actualidad vista desde El Paseo o calle Uría.

El acuerdo municipal para denominar Pedro Diz Tirado a esta nueva calle se tomó el 21 de junio de 1910. Desde 1901, Diz Tirado era el ingeniero de caminos encargado de las carreteras de esta zona del occidente de Asturias y venía con frecuencia a Cangas del Narcea, como puede comprobarse por la prensa local que anuncia su llegada o salida de la villa. Eran años de mucha actividad en la mejora de la red viaria de esta parte de Asturias; estaban en marcha las carreteras de Grandas de Salime-Cangas del Narcea, La Florida-Cornellana, Ventanueva-Ibias y Ventanueva-Puente-Corbón.

Nuestro hombre había nacido en 1870 en Ponce, en la isla de Puerto Rico, todavía colonia de España. Su padre era Pedro Diz Romero, natural de Torrelavega (Cantabria), licenciado en Jurisprudencia por la Universidad de Valladolid en 1852 y alcalde mayor de Ponce desde 1862; el apellido Diz procedía de Santa Justa de Moraña (Pontevedra), de donde era su abuelo Manuel Diz Díaz, alcalde mayor de Torrelavega. Su madre era Isabel Tirado Hinsch, natural de Ponce e hija de venezolanos. Sus padres estaban los dos viudos cuando se casaron en 1865.

Diz Tirado estudió en Madrid en la Escuela de Ingenieros de Caminos y al terminar la carrera entró en el Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, al que  perteneció hasta su jubilación en 1940. En su larga dedicación a la obra pública trabajó en carreteras, puertos, ferrocarriles, saneamiento, conducción de aguas, urbanismo, etc. Su primer destino, a fines del siglo XIX, fue León y Palencia. En León participó en 1897 en el proyecto para el ensanche de esta ciudad y redactó en 1900 el proyecto de conducción del agua y red de distribución. En 1900 pasó a la Diputación de Ávila como director de carreteras provinciales y el 1 de mayo de 1901 fue ascendido a ingeniero segundo del Cuerpo de Caminos.

Calle Pedro Diz Tirado en la actualidad vista desde la calle Mayor

A finales de 1901 fue destinado a Oviedo. En aquel tiempo había en esta demarcación de Obas Públicas un ingeniero-jefe y ocho ingenieros de caminos, todos residente en Oviedo, que tenían a su cargo diferentes sectores de la provincia. Diz Tirado era el encargado de la zona occidental. Algunos de sus proyectos más importantes fueron el de un gran puente metálico sobre el río Navia en la carretera Grandas de Salime-Cangas del Narcea de 1907, y los proyectos de mejora y construcción de los puertos de San Esteban de Pravia de 1905 y de Luarca de 1907. En enero de 1909 asciende a oficial de administración de primera clase.

En 1915 es nombrado ingeniero director de la Junta de Obras del Puerto de Gijón, donde dio un gran impulso al puerto de El Musel, pasando tres años más tarde a Madrid a la Dirección General de Obras Públicas. En los años veinte trabajó como ingeniero asesor en la Zona del Protectorado Español en Marruecos y en los treinta fue ingeniero-jefe de la Tercera Jefatura de Estudios y Construcciones de Ferrocarriles (Cantábrico). Cesó en el servicio activo del Estado el 19 de noviembre de 1940, con setenta años de edad; su último puesto fue el de consejero inspector general del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Era un hombre activo,  colaborador y preocupado con la divulgación de la ingeniería. Fue vicesecretario de la Cruz Roja en León en 1898; en 1902 y 1903 imparte cursos de Extensión Universitaria en el Centro Obrero de Oviedo sobre “Saneamiento urbano”; fue vocal de la primera junta del Real Automóvil Club de Asturias, y en 1913 es uno de los tres ingenieros de caminos españoles que asiste al III Congreso de Carreteras, celebrado en Londres, en representación del Ministerio de Fomento. Asimismo, colaboró en diferentes revistas (Madrid científico, Revista de obras públicas, África. Revista de tropas coloniales, etc.) en las que publicó numerosos  artículos sobre sus proyectos y sobre cuestiones que consideraba de interés divulgar: electricidad popular, saneamiento urbano, obras publicas en Marruecos, comunicaciones radio-eléctricas con la Guinea española, etc.

Señalización de la calle Diz Tirado en la fachada lateral del edificio del antiguo hotel Truita.

Por último, debió ser un funcionario eficaz y voluntarioso, al menos, en lo que respecta a su dedicación a las carreteras del occidente de Asturias en aquellos primeros años del siglo XX. Pero también debió ser una persona culta y de trato agradable, con mucho que contar dada su historia familiar y personal. No puede ser casualidad el hecho de que tres poblaciones de esta parte del país le dedicasen en esos años una vía urbana: Grandas de Salime, una avenida; Allande, una plaza, y Cangas del Narcea, una calle. Las razones aparecen expresadas con gran claridad en el acuerdo que, por unanimidad, tomó el Ayuntamiento de Allande, el 12 de septiembre de 1907, de poner el nombre de Pedro Diz Tirado a una plaza en la Pola: “por su actividad y celo en pro de las obras públicas de esta comarca”.

El despoblamiento de Cangas del Narcea

Calle Mayor de Cangas del Narcea. Foto: Juan Ramón, tomada el 15 de agosto de 2014

Los habitantes del concejo de Cangas del Narcea, que en los años veinte del pasado siglo llegaron a ser casi 24.000 personas y que hoy en día superan escasamente las 12.000, llevamos años viendo su progresivo despoblamiento mientras escuchamos a nuestros gobernantes el manido mantra de que hay que fijar población, pero sin que hasta el momento hayan concretado nada efectivo al respecto.

Cangas del Narcea languidece progresivamente, en caída libre, a la vista, ciencia y paciencia de su alcalde y demás responsables municipales, pese al suculento salario que se impusieron los integrantes del denominado equipo de gobierno local (36.500 euros anuales por barba) y que hay que suponer que se paga por algo más que por asistir, como simples espectadores, a esta hecatombe que se nos viene encima.

Señor alcalde de Cangas del Narcea, todo está en la Historia, así que aprendamos de ella. En el siglo XIV la ruta de comunicación de Asturias con Castilla y Galicia a través del puerto de Leitariegos era una cuestión primordial. Para mantenerla transitable en los meses de invierno se requería de población en El Puerto de Leitariegos y pueblos próximos, y para ello el rey Alfonso XI (1311-1350) otorgó a sus pobladores el 14 de abril de 1364 un privilegio con el fin de favorecer el asentamiento permanente de una población que mantuviese abierto el paso por el puerto; es el conocido como “Privilegio de Leitariegos”, que, entre otros beneficios, eximía a sus habitantes del pago de impuestos, alcabalas y portazgos. Y con esto consiguió que se estableciese población en este lugar, situado a más de 1.500 metros de altitud, y que se mantuviese hasta finales del siglo XIX. Hoy, sin ese privilegio, la situación es muy distinta y muchos de esos pueblos están casi abandonados.

La medida seguida por Alfonso XI hace más de seiscientos años debería aplicarse hoy a Cangas del Narcea. A los habitantes de este territorio, en el que muy pocas personas quieren vivir, deberían dárseles unos “privilegios” con el fin de mantener su población e incluso repoblar.

Gráfico que refleja el descenso de la población del concejo de Cangas del Narcea en los últimos 20 años.

Señor alcalde de Cangas del Narcea: proponga usted al Pleno del Ayuntamiento la supresión (total o parcial) de los impuestos municipales sobre bienes inmuebles (IBI), vehículos de tracción mecánica (“viñeta”), incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana (“plusvalía”), etcétera, de esa infinidad de tasas municipales que gravan las actividades más variopintas (por expedición de licencias y otros documentos, por apertura de establecimientos, por recogida de basuras, por servicios del cementerio municipal, por tenencia de animales domésticos, por alcantarillado, por ocupación de terrenos públicos municipales, por vados de acceso a los garajes, por suministro de agua potable, etcétera), del precio público municipal por las escuelas infantiles de 0-3 años, etcétera.

Señor alcalde de Cangas del Narcea: dígale usted a su amigo don Adrián Barbón que exima (total o parcialmente) a los habitantes de Cangas del Narcea del pago de los impuestos autonómicos de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, de patrimonio, de sucesiones y donaciones, de la cuota autonómica del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), etcétera.

Señor alcalde de Cangas del Narcea: pídale usted a su jefe don Pedro Sánchez que exima (total o parcialmente) a los residentes en Cangas del Narcea del pago de los impuestos estatales sobre el valor añadido (IVA) y sobre sociedades, de la cuota estatal del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), etcétera.

Solo así podremos combatir el progresivo despoblamiento del concejo y contribuiremos a fijar población. Todo lo demás, en las actuales circunstancias socioeconómicas, serán brindis al sol.

Es hora de dejarse de cantos de sirena; hay que tomar urgentemente decisiones prácticas y efectivas, y esta de la fiscalidad reducida, avalada por importantes estudios sobre el despoblamiento, es, sin duda, la más eficaz. Lógicamente, esta solución tiene un coste económico para el erario, pero sería mínimo y además susceptible de recuperarse a medio plazo con la actividad económica que se generaría en este territorio. La fiscalidad diferenciada, como instrumento de discriminación positiva, cada vez es más evidente que es posible y necesaria.


Más información en el blog del autor: Desde el corazón de Cangas

CANGAS DEL NARCEA – Calle de La Fuente, 40 – Casa de Regueral

Otro escudo con las armas de los Queipo de Llano y los Valdés. Es del primer tercio del siglo XVII y está labrado en una piedra de poca calidad. La casa donde está en la calle de La Fuente fue construida en los últimos años del siglo XIX.

CANGAS DEL NARCEA – Plaza de Rafael Rodríguez, 4 – Casa de Fontaniella

CANGAS DEL NARCEA

Plaza de Rafael Rodríguez, 4

Casa de Fontaniella

Escudo partido con las armas de los Queipo de Llano (con la cruz de la orden militar de Santiago) y los Valdés.

Este escudo tuvo que pertenecer a Suero Queipo de Llano, mayorazgo de la casa de los Queipo, que fue caballero de la orden de Santiago y alférez mayor del concejo de Cangas desde 1626, o a su hermano Álvaro, que heredó el mayorazgo al morir el primero sin sucesión; este Álvaro Queipo de Llano, nacido en la villa de Cangas del Narcea en 1599, fue nombrado también caballero de la orden de Santiago en 1633 y recibirá el título de conde de Toreno en 1657. Los dos eran sobrinos de Fernando de Valdés y Llano (Cangas del Narcea, 1575- Madrid, 1639), hermano de su padre el capitán Suero Queipo de Llano, que fue arzobispo de Granada y presidente del Consejo de Castilla, circunstancia que favoreció los importantes privilegios que alcanzaron.

El hecho de que este escudo no vaya rematado por una corona condal, sino que lleve un yelmo de caballero, nos indica que fue realizado con anterioridad a 1657.

Es un escudo de una gran calidad, hecho en cuarcita, que seguramente fue labrado por el escultor Pedro Sánchez de Agrela (h. 1610 – 1661), vecino de la villa de Cangas desde 1642, o por algún miembro de su taller.

Moal (Cangas del Narcea), Pueblo Ejemplar de Asturias 2018 – RTPA

Programa especial de Radiotelevisión del Principado de Asturias (RTPA) con motivo de la visita de los Reyes de España a Moal (Cangas del Narcea), el 20 de octubre de 2018, para hacer entrega del premio Pueblo Ejemplar de Asturias 2018, un día después de entregar en Oviedo los premios Princesa de Asturias.

Participa como comentarista José Antonio Alonso Rodríguez (Jose de Mingo), natural de Moal, autor del blog: «Moal Puerta de Muniellos» y socio del Tous pa Tous, Sociedad Canguesa de Amantes del País.



Artículo relacionado: Moal, un pueblo ejemplar «al pie de cien montañas»

Guía de las iglesias, monasterios y capillas del concejo de Cangas del Narcea

Fachada principal de la iglesia nueva de Cangas de Tineo, según Diego Ibáñez Pacheco, 20 de abril de 1642

El Tous pa Tous y el Ayuntamiento de Cangas del Narcea con la colaboración del Arziprestazgo del Acebo han editado una Guía de las iglesias y capillas del concejo de Cangas del Narcea. Su autor es Pelayo Fernández Fernández, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y doctor desde 2014 con la tesis “Actividades escultóricas en la zona suroccidental de Asturias durante los siglos XVII y XVIII: los talleres de Cangas y Corias”. En este trabajo documentó la autoría de numerosos retablos de nuestro concejo, así como la construcción de iglesias y capillas que datan de esos siglos. Es un trabajo exhaustivo y muy extenso debido a las numerosas edificaciones religiosas que se conservan, desde los monumentales Monasterio de Corias e iglesia de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea hasta las modestas capillas de Santana y Santarbás del Mouro. La guía es una historia de Cangas del Narcea a través de estas simbólicas construcciones.

Cartel de las Fiestas del Carmen de Cangas del Narcea de 1969

Cartel de las Fiestas del Carmen de Cangas del Narcea de 1969.

Firmado: José Colubi [José Colubi Menéndez, Cangas del Narcea, 4 de enero de 1928 – Oviedo, 12 de julio de 2003]

Imprenta La Industria, Gijón.

Colección de la Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez de Ayala”, Oviedo.

Alcaldes de Cangas del Narcea

Pedro José Pidal Carniado, primer marqués de Pidal, fue alcalde de Cangas de Tineo entre septiembre de 1834 y noviembre de 1835.

Presentamos aquí nuestro último trabajo de investigación acerca de los alcaldes de Cangas del Narcea. Abrimos con él un apartado nuevo en Memoria Canguesa con la denominación de Alcaldes de Cangas del Narcea. Tenemos que advertir que la relación de alcaldes que publicamos es aún provisional. Todavía falta información biográfica sobre algunos alcaldes y sobre sus mandatos, que iremos completando poco a poco. Estas faltas se deben a dos razones: primero, no es fácil obtener toda la información que se desea, porque no tenemos toda la documentación necesaria (faltan libros de actas del Ayuntamiento de Cangas del Narcea del siglo XIX, etcétera), y segundo, todo este trabajo de recopilación requiere mucho tiempo y si compartimos la tarea entre tous el trabajo será más llevadero. Por ello, a pesar de estar aún incompleta, hemos decido sacar a la luz esta lista para recabar la colaboración de todos los que dispongan de información sobre las personas que fueron alcaldes de Cangas del Narcea. Alguno echará en falta información sobre los mandatos de los últimos alcaldes, pero esta omisión es consciente y por eso casi no se dice nada sobre los alcaldes que hubo a partir de 1975.


Los alcaldes de Cangas del Narcea desde 1834 hasta la actualidad


Los alcaldes de Cangas del Narcea desde 1834 hasta la actualidad

Casa Consistorial de Cangas del Narcea, en 1930. Edificio construido en 1798 en la calle Mayor, enfrente del convento de las Dominicas, para ayuntamiento y cárcel; fue derruido en 1951 para ensanchar la calle de la Iglesia y abrir el Cruce. En su fachada estaban el escudo real y la placa colocada en 1908 a la memoria de los voluntarios del Regimiento de Cangas de Tineo en la Guerra de la Independencia.

El alcalde es la mayor autoridad del concejo y la persona que nos representa como colectivo. La historia de los alcaldes es una parte importante de la historia del concejo; el conocimiento de sus ideas y biografías, y de sus proyectos y realizaciones, es imprescindible para conocer el devenir de toda la comunidad.

Comenzamos nuestra lista en 1834, porque ese año, con el nombramiento de Pedro José Pidal como alcalde mayor y presidente del Ayuntamiento de Cangas del Narcea, comienza una nueva etapa en la formación de las corporaciones municipales. Es el resultado del final del Antiguo Régimen, con sus ayuntamientos formados por regidores perpetuos, pertenecientes a unas pocas familias de nobles e hijosdalgos, cuyos cargos se transmitían de padres a hijos. En aquel año y en los siguientes, las reformas introducidas por los liberales cambiarán la política municipal y sentarán las bases del Estado moderno.

La lucha política por la alcaldía siempre fue muy reñida. En la historia contemporánea de nuestro ayuntamiento han sido frecuentes las denuncias por abusos electorales, ineficacia, corrupción, arbitrariedades, etcétera. Desde el siglo XIX son continuas las críticas en la prensa a la gestión de los alcaldes, así como las represalias de estos a los críticos; por ejemplo, en 1894 los redactores de El Eco de Occidente atacaron al alcalde José Pallarés y este puso una multa a su director, y en la segunda década del siglo XX, Gumersindo Díaz Morodo Borí atacó al alcalde José Mª Díaz López Penedela en la prensa local, regional e incluso nacional, y el alcalde logró cerrarle el periódico e incluso encarcelarle. La existencia de varios periódicos locales desde 1882 a 1916 tiene mucho que ver con estas luchas por el poder municipal.

La historia del Ayuntamiento de Cangas del Narcea no puede comprenderse sin tener en cuenta la historia de España; nuestro ayuntamiento siempre ha sido un reflejo de la política nacional y en él se enfrentaron: conservadores y liberales; moderados y progresistas; monárquicos y republicanos; izquierda y derecha, etcétera. E incluso, durante el franquismo, aunque más atemperadas, también existieron diferencias políticas, en este caso entre monárquicos y falangistas. Las convulsiones nacionales también llegaron a la vida municipal: hubo ceses fulminantes de alcaldes y de corporaciones enteras durante los golpes militares del siglo XIX, la Dictadura de Primo de Rivera o la Segunda República Española.

Palacio del conde de Toreno en 1960. Este edificio fue comprado en 1951, durante la alcaldía de José Mª López Morodo, para Casa Consistorial.

La política local estuvo muy unida a la existencia del distrito electoral de Cangas del Narcea, establecido en 1845, de donde salían representantes para las Cortes en Madrid y para la Diputación Provincial de Oviedo. Normalmente un mismo grupo político dominaba los tres ámbitos del poder: el local, el regional y el nacional, y con frecuencia esas afinidades políticas eran también familiares. De este modo, unas pocas familias dominaron casi toda la política canguesa hasta la Guerra Civil: los condes de Toreno y sus parientes y administradores en Cangas del Narcea, los Rodríguez Peláez; los Uría; los Rodríguez-Arango y los De Llano.

No obstante, junto a toda esta maraña de luchas e intereses de la vida política, no debemos olvidar que detrás de muchos de estos alcaldes y de sus corporaciones también existió un interés sincero por trabajar a favor del bien público y por la mejora de las condiciones de vida de los cangueses. Hasta fecha reciente estos cargos no tenían ninguna retribución económica y por eso sus mandatos no solían durar mucho tiempo; antes de 1983, el alcalde que más tiempo permaneció en este cargo estuvo diez años, pero lo habitual era que ocupasen el puesto entre dos y cuatro años.

Las arcas municipales eran más pobres que ricas y la ejecución de muchos proyectos importantes se alargaba durante años y años. La primera vez que se habló en un pleno municipal de la necesidad de ensanchar la calle de la Iglesia, en la villa de Cangas del Narcea, fue en 1868, periódicamente salía esta necesidad en los plenos, pero esta reforma no se llevará a cabo hasta 1951. Lo mismo sucedió con el cementerio municipal, el Instituto de Enseñanza Secundaria, el edificio del juzgado y cárcel, el puente que unía Ambasaguas y el Barrio Nuevo, la biblioteca pública, etcétera.

Por último, tenemos que advertir que la relación de alcaldes de Cangas del Narcea que presentamos es aún provisional. Todavía falta información biográfica sobre algunos alcaldes y sobre sus mandatos, que iremos completando poco a poco. Estas faltas se deben a dos razones: primero, no es fácil obtener toda la información que se desea, porque no tenemos toda la documentación necesaria (faltan libros de actas del Ayuntamiento de Cangas del Narcea del siglo XIX, etcétera), y segundo, todo este trabajo de recopilación requiere mucho tiempo y si compartimos la tarea entre tous el trabajo será más llevadero. Por ello, a pesar de estar aún incompleta, hemos decido sacar a la luz esta lista para recabar la colaboración de todos los que dispongan de información sobre las personas que fueron alcaldes de Cangas del Narcea. Alguno echará en falta información sobre los mandatos de los últimos alcaldes, pero esta omisión es consciente y por eso casi no se dice nada sobre los alcaldes que hubo a partir de 1975.

El trabajo ha podido realizarse debido a las buenas condiciones que existen en el Archivo Municipal de Cangas del Narcea y a las facilidades que hemos tenido para consultar sus fondos gracias a su responsable Marta Veiga Fontaniella y a Ana del Pozo Fernández.

ALCALDE MANDATO
Pedro José Pidal Carniado 6 de septiembre de 1834 25 de noviembre de 1835
Juan Uría y Llano 25 de noviembre de 1835 1 de enero de 1837
José González Regueral 1 de enero de 1837 11 de marzo de 1838
Marcelino Rodríguez-Arango Menéndez 11 de marzo de 1838 1 de enero de 1839
José de Llano y Merás 1 de enero de 1839 1840
Lope María Blanco 1840 Faltan actas municipales
José de Llano Merás 1840 Faltan actas municipales
Domingo Avello y Llano 1841 Faltan actas municipales
Pedro Peláez 1843 Faltan actas municipales
Bernardo Joaquín Martínez 1844 Faltan actas municipales
Juan Uría y Llano 1846 Faltan actas municipales
Alonso Suárez de la Vega 1849 Faltan actas municipales
Lorenzo de Llano Flórez Faltan actas municipales 2 de octubre de 1854
Manuel Valcárcel Ríos 2 de octubre de 1854 26 de julio de 1856
Rafael Uría y Riego 26 de julio de 1856 1862?
Severiano Rodríguez-Peláez y Riego ¿1863-1864? Faltan actas municipales
José Suárez Collar 16 de diciembre de 1864 26 de julio de 1868
Román Rodríguez-Arango Sanfrechoso 26 de julio de 1868 1 de febrero de 1872
Ceferino Gamoneda y Glez del Barreiro 1 de febrero de 1872 24 de agosto de 1873
Benigno Valcárcel Uría 24 de agosto de 1873 30 de junio de 1874
Severiano Rodríguez-Peláez y Riego 30 de junio de 1874 1 de julio de 1879
Leandro Valdés Miranda 1 de julio de 1879 17 de abril de 1881
Joaquín Rodríguez-Arango Sanfrechoso 1 de julio de 1881 1 de julio de 1883
Severiano Rodríguez-Peláez y Riego 1 de julio de 1883 2 de febrero de 1887
Salvador Martínez Valle 2 de febrero de 1887 2 de diciembre de 1889
Román Rodríguez-Arango Sanfrechoso 2 de diciembre de 1889 21 de febrero de 1890
José de Llano Valdés 21 de febrero de 1890 1 de marzo de 1893
Francisco Álvarez Uría 1 de marzo de 1893 1 de enero de 1894
José Claret Quert (alcalde interino) 1 de enero de 1894 18 de febrero de 1894
José Pallarés Nomdedeu 18 de febrero de 1894 20 de noviembre de 1894
Joaquín Rodríguez Martínez 20 de noviembre de 1894 1 de julio de 1895
Manuel Rodríguez González 1 de julio de 1895 25 de septiembre de 1898
José Pallarés Nomdedeu 25 de septiembre de 1898 1 de enero de 1902
Nicolás de Ron Flórez-Valdés 1 de enero de 1902 3 de enero de 1904
José Pallarés Nomdedeu 3 de enero de 1904 1 de enero de 1906
Nicolás de Ron Flórez-Valdés 1 de enero de 1906 1 de enero de 1910
Joaquín Rodríguez Martínez 1 de enero de 1910 23 de octubre de 1913
José Mª Díaz López, Penedela 23 de octubre de 1913 1 de abril de 1921
Marcial Rguez-Arango Glez-Regueral 1 de abril de 1921 17 de enero de 1923
José Mª Díaz López, Penedela 17 de enero de 1923 21 de julio de 1923
Antonio Meléndez González 21 de julio de 1923 3 de octubre de 1923
Apolinar de Castro Isern 3 de octubre de 1923 1 de febrero de 1924
Joaquín García González 1 de febrero de 1924 10 de julio de 1924
Porfirio Ordás Fdez-Sanmarful 10 de julio de 1924 31 de octubre de 1927
Antonio Arce Díaz 31 de octubre de 1927 26 de febrero de 1930
José María Díaz López 26 de febrero de 1930 25 de marzo de 1930
Joaquín Rguez-Arango Fdez-Argüelles 25 de marzo de 1930 5 de febrero de 1931
José Villa Suárez 5  de febrero de 1931 27 de abril de 1931
Joaquín Rguez-Arango Fdez-Argüelles 27 de abril de 1931 15 de mayo de 1931
Mario de Llano González 15 de mayo de 1931 10 de junio de 1931
Higinio García del Valle Peláez 10 de junio de 1931 2 de septiembre de 1931
Jenaro Flórez y Glez Reguerín 2 de septiembre de 1931 23 de septiembre de 1931
Mario de Llano González 23 de septiembre de 1931 1 de noviembre de 1934
Antonio Arce Díaz 1 de noviembre de 1934 21 de febrero de 1936
Mario de Llano González 21 de febrero de 1936 25 de febrero de 1936
Constantino Aumente González 25 de febrero de 1936 10 de mayo de 1936
Francisco Oliveros Menéndez 10 de mayo de 1936 22 de agosto de 1936
Modesto de la Uz Fernández 12 de diciembre de 1936 3 de agosto de 1939
Antonio Arce Díaz 3 de agosto de 1939 18 de diciembre de 1939
Manuel Arias Menéndez 18 de diciembre de 1939 31 de agosto de 1943
Victorino López Rodríguez 31 de agosto de 1943 9 de abril de 1947
José María López Morodo 9 de abril de 1947 3 de febrero de 1952
Manuel Álvarez Cosmen 3 de febrero de 1952 24 de febrero de 1958
José Flórez Sierra 24 de febrero de 1958 29 de noviembre de 1968
Carlos Arce Flórez-Valdés 29 de noviembre de 1968 2 de febrero de 1974
Manuel Miranda Fernández 2 de febrero de 1974 2 de marzo de 1978
Fernando Rodríguez Verano, Tito 2 de marzo de 1978 19 de abril de 1979
José Luis Somoano Sánchez 19 de abril de 1979 23 de mayo de 1983
José Manuel Cuervo Fernández 23 de mayo de 1983 16 de junio de 2007
José Manuel Martínez González 16 de junio de 2007 11 de junio de 2011
José Luis Fontaniella Fernández 11 de junio de 2011 13 de junio de 2015
José Víctor Rodríguez Fernández 13 de junio de 2015 actualidad

[1968-1974] Carlos Arce Flórez-Valdés

Carlos Arce, 1981 (Foto La Maniega)

Carlos Arce Flórez-Valdés

(Cangas del Narcea, 1919 – 2010)

29 de noviembre de 1968 – 2 de febrero de 1974

Abogado. En su mandato se inauguran en 1971 la Escuela Hogar y el campo de fútbol en El Reguerón. Se construye el puente colgante entre el barrio de El Fuejo y la plaza de La Oliva.

[2015- 2023] José Víctor Rodríguez Fernández

José Víctor Rodríguez, junio 2015

José Víctor Rodríguez Fernández

(Cangas del Narcea, 1984)

13 de junio de 2015 – 17 de junio de 2023

Licenciado en Derecho y abogado. Elegido alcalde en la candidatura del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) durante dos legislaturas.

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La calle So el Mercado o Rastraculos, una vía abierta en el año de 1700

Placa de la calle

A la memoria de Julia Perandones, vecina de esta calle.

A fines del siglo XVII el tercer conde de Toreno, Fernando Queipo de Llano y Valdés, y su mujer, Emilia de Dóriga y Malleza, decidieron levantar un palacio nuevo en el mismo sitio donde estaba la “casa antigua [de los Queipo], que por su mucha antigüedad fue preciso demoler”. Pero el solar era pequeño para el nuevo palacio que pretendían construir y tuvieron que añadir un “pedazo que era libre”. La casa estaba situada a la salida de la villa de Cangas del Narcea y junto al camino real que conducía al puerto de Leitariegos y a Castilla.

Plaza del Mercáu con el palacio del conde de Toreno y las almenas en la actualidad.

El proyecto de los condes incluía además otras actuaciones alrededor de la nueva construcción que cambiarían considerablemente la fisonomía de esta zona de la villa. Una de estas fue la apertura de la calle de So el Mercado, que debido a su fuerte pendiente acabó llamándose calle Rastraculos. De todos modos, la denominación de esta calle es el reino de la confusión. En la documentación del siglo XVIII se denomina calle de So el Mercado. En los años sesenta del siglo XX había una placa en la calle que ponía: “Calle Submercado”, aunque el nombre que se escuchaba a los vecinos era el de calle Rastraculos. En la actualidad hay dos placas en la calle: una pone “Calle So el Mercado” y la otra: “Calle Sul Mercáu / Arrastraculos”. No deja de ser estrambótico que la misma calle tenga tres “nombres oficiales” diferentes.

Huertas de So el Mercado y calle de Rastraculos vistas desde la calle Pelayo, Cangas del Narcea, 1892. Fotografía publicada en Asturias. ‘Álbum anunciador’, Luarca, 1893.

Pero volvamos a los conde de Toreno y a su proyecto de remodelación de su casa y su entorno. El proyecto comenzó a prepararse hacia 1685 y concluyó en 1702 con la edificación de un palacio de dos torres y un gran patio central, que se valoró en 30.000 ducados. Este palacio es, desde 1951, la sede del Ayuntamiento de Cangas del Narcea. En ese tiempo se realizaron otras tres actuaciones que fueron las siguientes:

1.

Detalle del documento donde se menciona la cesión de los conde de Toreno para hacer ‘la calle nueva de So el Mercado’.

Hacer en la trasera del palacio y en su costado sur una gran finca en una sola pieza y cerrada con un muro. El objetivo de los condes era “que la cerca salga en cuadro por todas partes, en línea recta”. Para conseguir esto tuvieron que permutar varias huertas con vecinos de la villa de Cangas. En 1686 cambiaron tierras con Cristóbal Francisco de Yebra, en 1690 con Juan Flórez de Llano y en 1695 con Miguel Queipo de Llano Valcárcel. De este modo, el palacio dispuso junto a él de un gran espacio cerrado en el que había un jardín, una huerta, una plantación de frutales y una viña que se llamaba “La Cerca”. En los años sesenta del siglo XIX, esta finca se partirá en dos, con gran pesar de sus propietarios, para permitir el paso a la carretera La Espina-Ponferrada.

Detalle del dibujo de la villa de Cangas del Narcea en 1771, donde puede verse la calle de So el Mercado

2. La construcción de una explanada delante del palacio con el fin de ampliar el espacio para el mercado público que se hacía los sábados en ese lugar, así como para dar vistas y monumentalidad a la casa. Para hacer esta explanada los condes tuvieron que levantar un muro de contención, que se remató con unas almenas que buscaban dar mayor realce al nuevo espacio, y demoler un par de casas que había en esta plaza del Mercado. Las casas tuvieron que comprarlas. Una se la adquirieron a María Antonia de Sierra y Omaña, y como ellos mismos dicen se compró y derribó “para hacer la plazuela, que sirve a la entrada de nuestra casa, más dilatada y para mayor lustre y desembarazo de ella”. La otra casa, “cuya entrada está frente al Mercado”, era de Francisco Flórez de la Ymera. Los mismos condes explican que las “dos casas y suelos especificados y plazuela que de ellos se ha hecho, declaramos por accesorias a nuestra casa principal o partes necesarias de ella para el beneficio del vino, su vendaje y otros frutos, usos y menesteres”.

y 3. Adquirieron a la misma María Antonia de Sierra y Omaña “una huerta que llaman de So el Mercado” (es decir, “debajo del Mercado”) con el fin de hacerse con la propiedad de todo el espacio que había delante de sus almenas y de abrir una nueva calle. El documento de donde sacamos estas noticias dice: “y cedimos una porción [de la huerta] a esta villa para hacer la calle nueva de So el Mercado, y lo restante lo metimos e incorporamos con la antigua [huerta], según que una y otra están cerradas de pared que fabricamos”. La fecha de esta cesión a la villa no la sabemos con exactitud, pero tuvo que ser entre 1695 y 1700.

Calle de So el Mercado o Rastraculos en la actualidad.

Para perder el menor espacio posible de huerta, la “calle nueva de So el Mercado” se trazó pegada al talud del terreno y con una fuerte pendiente. No se desperdició tierra haciendo un trazado más sinuoso que hiciese menos cuesta la calle.

En el siglo XVIII, todas las casas que se construyeron en esta nueva vía estaban pegadas al talud. Es probable que estos solares los vendiesen los mismos condes de Toreno, pero no lo sabemos con certeza. A partir de mediados del siglo XIX se comenzó a ocupar terreno de las huertas para levantar viviendas, empezando por la calle de La Fuente y abriendo la calle de la Presa. Este proceso de ocupación concluyó a fines del siglo XX con casas a ambos lados de la calle.

Calle de So el Mercado o Rastraculos en la actualidad.

La calle de So el Mercado comunicó directamente el puente de piedra y la calle de La Fuente con el Mercado, la casa de los conde de Toreno y el camino real al puerto de Leitariegos. Recordemos que por ese puente tenían que pasar todos los vecinos de las parroquias de Besullo, Las Montañas, Regla de Perandones, Cibuyo, el Río Rengos, el Rio del Couto e incluso muchos del Río Naviego que venían a la villa de Cangas por el camino real de la sierra del Pando. Todos ellos y muchos más entraban a Cangas por ese puente de piedra y por la calle de La Fuente.

Entronque de las calles de La Fuente y Rastraculos en la actualidad.

La apertura de la calle de So el Mercado hizo más fácil, rápida y directa la llegada de todos estos visitantes a la plaza del Mercado y al patio de la casa de Toreno. Este patio se abría todos los sábados para ampliar el espacio del mercado y recibir a la numerosa afluencia de forasteros y vecinos del concejo que acudían a comprar y vender productos, y en el mismo patio se vendía el vino que producía el conde y que se despachaba en una bodega que había en los bajos de la casa, la conocida hasta pocos años como la “Bodega del Conde”.

El vino fue una de las principales fuentes de ingresos de la casa de Toreno desde el siglo XVII al XX. En 1752 tenía tres lagares de vino: dos en Cangas (uno probablemente estaba en los bajos del palacio) y uno en Limés, y numerosas viñas. La venta de vino durante todos los sábados del año, con el mercado delante y dentro de su propia casa, era una de las salidas más importantes de este producto, y, por ello, el tercer conde de Toreno hizo en su palacio un patio tan grande, amplió la plaza que había delante y cedió tierras a la villa para abrir la calle Rastraculos o So el Mercado. Todo con un objetivo: vender vino.

En 1805, como ya contamos en otra noticia de esta misma web del Tous pa Tous sobre El Mercáu, el mercado de la villa se trasladó por una orden del Ayuntamiento a la Plaza Mayor, junto a la iglesia parroquial, y aunque el conde de aquel tiempo intentó impedirlo a toda costa, no lo consiguió.