[1902-1904] Nicolás de Ron Flórez-Valdés

Nicolás de Ron Flórez-Valdés
(Cangas del Narcea, 1863 – 1914)

1 de enero de 1902 – 3 de enero de 1904

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Nicolás de Ron Flórez-Valdés, hacia 1900. Colección de Ana de Ron

Abogado, juez municipal y desde 1903 corresponsal del Banco de España y de otros bancos en Cangas del Narcea. Fue diputado provincial por el distrito electoral de Cangas de Tineo desde el 4 de diciembre de 1909 hasta su fallecimiento en 1914, víctima de rápida enfermedad. Miembro del Partido Liberal liderado por Sagasta, Moret y Canalejas, y partidario de Félix Suárez-Inclán.

En los números 69 y 70 del periódico El Distrito Cangués de  22 y 29 de agosto de 1914 respectivamente, el periodista cangués Manuel Flórez de Uría que tenía a Nicolás de Ron como su mejor amigo, le dedicaba el siguiente artículo a su memoria.

IN MEMORIAM

A la memoria del hombre bueno, del político honrado, del esposo enamorado, del padre amantísimo, del amigo leal, del cumplido caballero que en vida se llamó D. Nicolás de Ron y Flórez-Valdés, he de escribir unas cuartillas para EL DISTRITO. Pocas o muchas, no lo sé: las que salgan. No es esto obra de raciocinio, que pueda medirse y calcularse de antemano; sino de sentimiento, que no está sujeto a normas ni límites: no llevará sobre el papel mi pluma la mente calculadora y fría, sino el corazón cariñoso y tierno.

Tal vez no debiera ser yo el que acometiera este trabajo, y menos en estos momentos, si se buscase solo el lucimiento y mérito de la obra literaria; pero no admito que pueda ser otro el que lo intente y lleve a cabo, si ha de significar cariño entrañable y adhesión a toda prueba. Por esa reclamé de EL DISTRITO el honroso y triste derecho de ser yo, y no otro, el que de la muerte de mi mejor amigo se ocupara.

Don Nicolás de Ron y Flórez-Valdés nació en Cangas de Tineo en 17 de Mayo de 1863, siendo el último de les hijos habidos en el matrimonio de D. Eduardo de Ron y Baylina, de la muy antigua y linujada «Casa de Ron», en Ibias, y de Dª. Nicolasa Flórez-Valdés y del Riego, de la también ilustre «Casa de Cabo del Agua», en Tuña (Tineo), emparentada con la del General Riego, de gloriosa memoria. Estaba casado con Dña. Carlota Uría y Llano-Merás, de la «Casa de Santianes», y de este matrimonio deja los hijos D. José María, Dña. Teresa, D. Fernando, Dª. María, Dª. Dolores, Dª. Ana, Dª. Pilar, Dª. Elena, Dª. Luisa, D. Nicolás, D. Carlos y D. Manuel de Ron y Uría.

Era Licenciado en Derecho, y ejerció la abogacía en este partido desde 1887 hasta su fallecimiento, siendo uno de los abogados de más, y más justamente, acreditado bufete y merecido renombre. Fue juez municipal tres bienios, durante los cuales demostró al concejo su rectitud, justificación e independencia de criterio en tales términos, que de ahí arrancaba su gran popularidad entre los aldeanos. Persona de gran cultura, no sólo rayaba a muy notable altura en las materias propias y relacionadas con su carrera de abogado, sino que dominaba otras varias, siendo una verdadera autoridad en conocimientos históricos, habiendo sido bastantes años profesor de Historia de España y de Historia Universal en el colegio de segunda enseñanza de esta villa. Concejal de este Ilustrísimo Ayuntamiento varias veces, fue nombrado Alcalde-Presidente del mismo por elección popular, es decir, por nombramiento directo y unánime de los concejales que lo componían, en 1º de Enero de 1902, y reelegido después en dos legislaturas sucesivas por Su Majestad el Rey; dejando el cargo de Alcalde por haber sido elegido Diputado Provincial por el Distrito de Cangas de Tineo-Tineo, para el que fue reelegido en muy reñida lucha y por gran mayoría en las elecciones de 1913, cuyo cargo desempeñaba al morir, no sólo a completa satisfacción y en beneficio de sus electores, sino gozando de gran prestigio entre sus compañeros de Diputación. Tuvo la Sucursal del Banco de España en esta villa y fue corresponsal de varios bancos y establecimientos de crédito de la provincia y de fuera de ella.

En 1893 presentó su candidatura para Diputado a Cortes por este Distrito, por primera vez, el Excmo. Sr. D. Félix Suárez Inclán, y, desde entonces, y sin interrupción, figuró a su lado como uno de sus más valiosos y fieles amigos el finado D. Nicolás de Ron, constituyendo con su cuñado D. Laureano Francos y sus amigos D. Francisco García del Valle y D. Marcial R. Arango, el núcleo, la base del partido liberal en Cangas de Tineo, en el que, por razones de parentesco, de amistad, de dependencia o de simple relación de intereses con aquellos, o por afinidad de ideas nos hemos ido sumando los demás hasta componer el actual partido numeroso y fuerte, capaz de dar a ganar las reñidas batallas electorales de los dos últimos años, a pesar de algunas defecciones sensibles por cierto y que contribuyeron, sin duda, a llenar de amargura el corazón del finado, dejando a un lado su mayor o menor importancia, por venir de quien venían.

D. Félix Suárez Inclán, aparte de su amistad particular e íntima con D. Nicolás de Ron, le tenía en tanta estima y sabía hasta tal punto de lo que le era deudor políticamente hablando, que sobre distinguirle siempre de una manera especial y proponerlo y elevarlo a los puestos públicos que ocupó y que tan merecidos tenía, intentó repetidas veces hacerlo Gobernador Civil, abriéndole así amplio horizonte político, pero el finado, atento a consideraciones políticas y de familia tan delicadas como honrosas, no quiso aceptar nunca.

La medida de ese aprecio y la intensidad de ese cariño que el Sr. Suárez Inclán tenía hacia el finado, la dan los siguientes párrafos que copio de la carta de 14 del actual del primero al Alcalde:

«Las noticias que me comunica usted del estado de Nicolás, me apenan mucho. ¡Pobre amigo!»

Antes de cerrar esta carta recibió D. Félix un telegrama del Alcalde participándole el fallecimiento, y agrega en la carta:

«Estoy que no sé lo que me pasa con la noticia de la muerte del pobre Nicolás, que se ha servido usted comunicarme por telégrafo. Acabo de telegrafiar a usted y a Pachín Valle contestándoles. Me parece mentira que se haya muerto ese excelente amigo, a quien vi por última vez en Oviedo el 15 de Junio, lleno de juventud y vida, al parecer. El pedirá a Dios por los suyos, y nosotros, los que aquí quedamos, cuidaremos de ellos cuanto podamos: es nuestro deber.»

La carta a que pertenecen los párrafos transcriptos, la hemos visto; y no pudimos por menos de cometer la indiscreción de hacerlos públicos, en obsequio del muerto y para honra del vivo.

El 15 a las 9 fue su entierro, al que asistió el señorío de la villa en pleno y muy numerosa concurrencia. Tras el severo féretro que encerraba los restos mortales del finado, formaban el duelo de familia los señores don Laureano Francos, secretario judicial; D. Claudio Uría, juez municipal suplente; D. Jesús Villa, médico; D. Roberto Flórez, doctor en Ciencias; D. Rafael Rodríguez Francos, comerciante, y D. Joaquín Carrizo, de Tineo.  El de amigos lo componían D. José González Pérez, secretario judicial; D. Antonio Jiménez Valcárcel, procurador; don Carlos Fernández, sobrestante de Obras Públicas; D. Porfirio Ordás, perito agrícola, y el que esto escribe. En el duelo oficial iban, primero, el Ilmo. Sr. D. Francisco García del Valle, ex gobernador civil y alto funcionario de Hacienda, quien además de por sí llevaba la representación del Excmo. Sr. D. Félix Suárez Inclán, diputado a Cortes por el Distrito; el M.R.P. Fernando Arguelles, rector del convento de dominicos de Corias, y D. Agustín de Llano Valdés, diputado provincial quien también llevaba en aquel acto la representación de la Excma. Diputación de Oviedo. Después seguía el Ilmo. Ayuntamiento en pleno, presidido por el alcalde D. José María Díaz López de Penedela, cerrando el cortejo la Guardia municipal.

Tras las preces de ritual durante el trayecto y ante la iglesia parroquial y en el cementerio, el cadaver de D. Nicolás de Ron fue a unirse con los restos de sus mayores en el nicho-panteón propiedad de la familia. ¡Que duerma en paz!

Los solemnísimos funerales, que por festividad del día del sepelio y del siguiente no pudieron celebrarse hasta el lunes 17, tuvieron lugar en la Colegiata de esta villa con asistencia inusitada de aldeanos del concejo, mucha clerecía y presididos por los duelos indicados. También asistieron distinguidas personalidades de los inmediatos concejos de Ibias, Leitariegos y Allande, y tal vez de otros, pero si tal ocurrió ni los hemos conocido ni nadie llamó nuestra atención, por eso no los citamos.

Los principales periódicos de Oviedo y de el resto de la provincia, dieron noticia de su muerte en sentidos artículos necrológicos, hasta los de ideas políticas más diametralmente opuestas a las del finado.

Cangas de Tineo no se olvidará seguramente del hijo plecaro que acaba de perder, sus correligionarios sabrán hacer que se perpetúe su memoria, sus amigos conservarán, cariñosos, su recuerdo; así es de esperarlo; pero aunque nada de esto se realizara, aunque sólo los suyos le tuviesen presente en sus afectos, alguien habrá además que no le olvide, que pronuncie su nombre con triste melancolía, y ese será

M. FLÓREZ DE URÍA.


Ver: [1906-1910] Nicolás de Ron Flórez-Valdés


 

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