Cangas del Narcea. La Vega un día de mercado, hacia 1901.
Fuente:
En el año 1929 fue constituida en el concejo de Cangas del Narcea la Junta Local de Ganaderos que en muy poco tiempo fue cogiendo gran arraigo entre la clase labradora. Tal es así, que un año después de su constitución, esta Junta contribuyó muy eficazmente en la planificación del Concurso de ganado vacuno, organizado por la Excma. Diputación Provincial de Oviedo, el Ayuntamiento de Cangas y la Junta Regional de Ganaderos de Asturias.
Tenía este Concurso la particularidad de ser el primero que se celebraba en Cangas del Narcea; y teniendo esto en cuenta, bien cabe afirmar que tuvo un éxito completo, pues la curiosidad despertada en el público y la atención con que todos los ganaderos seguían las observaciones y deliberaciones del Jurado, revelaban un trascendental interés por el fomento de la riqueza ganadera del concejo cangués.
Se celebró este histórico Concurso en la magnífica explanada de La Vega de la villa canguesa, la mañana del viernes 22 de agosto de 1930, siendo presentados cerca de cuarenta ejemplares.
El Jurado calificador lo presidió el alcalde de Cangas, don Joaquín Rodríguez-Arango Fernández-Argüelles, y lo formaban D. Antonio Fernández, Ingeniero Agrónomo y Secretario de la Junta Regional de Ganaderos; los veterinarios: D. Francisco Lorenzo, D. Benito Gaite y D. Manuel Rodríguez Feito; y en representación de la Excma. Diputación Provincial, D. Jesús Vázquez.
El reparto de premios se hizo de la forma siguiente:
GRUPO I — RAZA ASTURIANA — SUBRAZA DE MONTAÑA Y DE LOS VALLES.
Ramón Tosar Fernández, de casa Jacinto de Gillón, propietario del toro ‘Artillero’, premiado en la Sección 1ª —Toros con cuatro o más dientes permanentes, en el Concurso de 1930.
Sección 1ª —Toros con cuatro o más dientes permanentes.
Primer premio, 200 pesetas; se declara desierto.
Segundo premio, 150 pesetas, al toro “Artillero”, de Ramón Tosar Fernández, de Gillón.
Sección 2ª — Novillos con menos de cuatro dientes permanentes.
Primer premio, 150 pesetas, al novillo “Rojo”, de Ignacio Galán, de Trasmonte de Arriba.
Segundo premio, 100 pesetas, al novillo “Brillante”, de Primitivo Álvarez Vicente, de Cibea.
Sección 3ª — Vacas con cuatro o más dientes permanentes.
Primer premio, 100 pesetas, a la vaca “Guapina”, de Manuel Flórez Sierra, de Leitariegos.
Segundo premio, 70 pesetas, a la vaca “Galana”, de Francisco González Rodríguez, de Morzó.
Sección 4ª — Novillas con menos de cuatro dientes permanentes.
Primer premio, 70 pesetas, a la novilla “Castilla”, de Francisco Fuertes Riesgo, de Villategil.
Segundo premio, 50 pesetas; se declara desierto.
GRUPO II — GANADO CRUZADO.
Sección 5ª — Vacas con cuatro o más dientes permanentes.
Primer premio, 70 pesetas, a la vaca “Chavala”, de David Barreiro Martínez, de San Esteban de Cibuyo.
Segundo premio, 40 pesetas, a la vaca “Pinta”, de Antonio Fernández y Fernández, de Santa Eulalia.
También se concedieron las siguientes menciones:
Tres, de 30 pesetas cada una, a los novillos “Lucero”, de Rafael Collar, de Posada de Rengos; “Gallardo”, de Manuel Boto, de Villacanes, y “Lindo”, de Francisco Collar Agudín, de San Pedro de las Montañas.
Tres, de 25 pesetas cada una, a las vacas de raza asturiana “Roxa”, de José Hidalgo, de Carceda; “Granada”, de Manuel Flórez Sierra, de Leitariegos, y “Guapina”, de Manuel García López, de Castro de Limés.
Cuatro, de 20 pesetas cada una, a las vacas cruzadas “Jardinera”, de Joaquín Carrizo, de Cangas del Narcea; “Navarra”, de Leandro Flórez Gómez, de Murias de Bimeda; “Galana”, de José Rodríguez Vuelta, de Adralés, y “Salada”, de Claudio Alfonso, de Morzó.
Paisano y toro, Cangas del Narcea, hacia 1918. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Colección de Juaco López Álvarez.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/1918-Paisano-y-toro.jpg520800Manuel Álvarez Peredahttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgManuel Álvarez Pereda2023-10-22 14:52:442023-10-25 14:42:56Concurso de ganados en Cangas del Narcea en 1930
El pasado sábado 7 de Octubre de 2023, la Denominación de Origen Protegida Cangas (DOP Cangas) emitía la siguiente nota:
Vendimia 2023. La mejor cosecha.
Vendimia Cangas del Narcea. Foto: Recrea Asturias
La de 2023 ha sido la vendimia más temprana. La recogida de la uva en la zona DOP Cangas se desarrolló entre el 31 de agosto y el 2 de octubre, el inicio se produjo en Ibias nueve días antes que la cosecha anterior y se terminó en Cangas del Narcea, dos días antes que el año anterior.
Sabíamos que había sido un buen año para las vides, todo indicaba una buena calidad debido a que ha sido un año de altas temperaturas y muy seco, aunque hemos tenido lluvias ya una vez iniciada la vendimia.
En cuanto a los pronósticos de cantidad, aunque indicaban una buena cosecha, finalmente nos ha sorprendido siendo el balance oficial de la uva recogida, mayor de lo estimado.
El total de producción fue de 231.780 kg de uva, el aumento de producción con respecto a la cosecha anterior ha sido de un 164,2%convirtiéndose en la mayor cosecha de la DOP Cangashasta la fecha, superando la cosecha 2005 que había sido hasta ahora la mayor, con 152.000 kg.
De la producción recogida en 2023 un 52,5 %, fueron de uva blanca y el resto un 47,5 % uva negra.
De los 121.690 kilos de uva blanca, 118.084 kg son Albarín blanco, se han recogido también pequeñas cantidades de Blanca Extra, Moscatel, Godello y Albillo. El Albarín blanco se confirma otra cosecha más, como la variedad estrella de la DOP Cangas, al ser la de mayor producción y sus cifras irán en aumento en los próximos años , porque han entrado en producción las nuevas plantaciones.
Por su parte, las variedades tintas suman un total de 110.089 kg encabezadas este año por la Mencía con una producción de 42.799 kg y el Albarín negro del que se han recolectado un total de 34.340kg , seguidas del Carrasquín con 20.194 kg y la Verdejo negra con 12.756 kg.
Pisada de la uva en la fiesta de la Vendimia de Cangas del Narcea. Foto: Recrea Asturias
Si hubiese que resumir la cosecha en una sola palabra, sería: «uniformidad», algo que no se suele dar en agricultura y es que salvo la variedad Albarín negro que ha tenido algún problema de corrimiento de flor, todas las variedades autóctonas y todas las parcelas estaban con muy buena producción no habiendo diferencias por zonas, ni siquiera diferencias entre los viñedos situados en Cangas del Narcea y los situados en Ibias. La producción media por hectárea se sitúa este año en 4.139 kg.
Esta vendimia refleja por fin el resultado de los cambios que se han ido produciendo consecuencia de la profesionalización del sector: reestructuración y plantaciones nuevas que lamentablemente en los dos años anteriores no se han podido evidenciar debido la climatología y los problemas sanitarios.
Tras tres cosechas muy pequeñas esta vendimia se cierre con mucha alegría para nuestros heroicos viticultores, producción que ya está en manos de los bodegueros y que en próximos meses podremos empezar a disfrutar.
Vídeo del sencillo acto de presentación y depósito de este retrato recuperado y restaurado por el «Tous pa Tous», que se celebró en la Biblioteca Municipal «Padre Luis Alfonso de Carvallo» de Cangas del Narcea (Asturias).
Casa de Cultura «Palacio de Omaña», jueves 21 de septiembre de 2023.
Interviene: Juaco López Álvarez, presidente del «Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País».
Realizador audiovisual: Benito Sierra González.
Información de la obra:
José Alejandro
“El gaitero de Limés”, 1920
Retrato de Mario Gómez Gómez (Cangas del Narcea, 1872 – 1932). Médico militar, escritor, historiador, filántropo, polifacético y vital, fundador del Tous pa Tous y la revista La Maniega en 1925.
Óleo sobre lienzo
Propiedad del “Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País” (Gentileza de Sofía Mateos Peñamaría)
https://touspatous.es/wp-content/uploads/presentacio_gaitero-limes.jpg853480@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-09-22 12:18:402023-09-23 11:43:21Presentación del retrato de Mario Gómez y Gómez: 'El Gaitero de Limés'
El estado de conservación que presentaba esta obra era bastante deficiente, sobre todo debido a problemas de roturas estructurales del lienzo. El aspecto general de la pintura era oscuro y mate, especialmente en las zonas con golpes y rozaduras. El barniz se hallaba oxidado por la acción del aire y la humedad, lo que daba a la obra un aspecto general oscurecido. El deterioro lógico del soporte por el paso de los años, favorecía los problemas de tensión del lienzo, dañando aún más la obra y además, en el marco se observaban bastantes faltas de dorado.
Para la exposición, se le hizo un “lavado de cara” que consistió básicamente en una limpieza general del cuadro. Tras la exposición, propusimos a su propietaria que el retrato quedase en Cangas, en algún lugar con garantías de conservación y seguridad. Su gentil respuesta fue que, por su parte, no tenía inconveniente alguno, que el «TOUS PA TOUS» podía disponer de él como si fuera suyo… procurando, claro está, esas garantías.
Desde ese momento, nos pusimos en marcha y lo primero que hizo el «TOUS PA TOUS» fue someter la obra pictórica a un completo proceso de restauración y re-entelado. Para ello utilizamos los servicios de un prestigioso restaurador de Trubia cuya profesionalidad nos garantizaba que el retrato, mediante su restauración y mantenimiento, recuperaría las mejores condiciones de conservación.
José Alejandro — “El gaitero de Limés”, 1920 — Retrato de Mario Gómez Gómez (Cangas del Narcea, 1872 – 1932). Médico militar, escritor, historiador, filántropo, polifacético y vital, fundador del Tous pa Tous y la revista La Maniega en 1925. — Óleo sobre lienzo — Propiedad del “Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País” (Gentileza de Sofía Mateos Peñamaría)
Una vez terminado todo este proceso llegaba el momento de buscarle un sitio en Cangas del Narcea. Tras varias propuestas y deliberaciones entre los miembros de El Payar, nos pareció que el mejor sitio para colocar este genial retrato del fundador de la Sociedad Canguesa de Amantes del País «TOUS PA TOUS» y de la revista La Maniega, que además de médico y militar, fue escritor y cronista de la vida y la historia de Cangas del Narcea, era la biblioteca municipal. Pedimos opinión a la bibliotecaria Julia Gallego, y como le pareció una gran idea, definitivamente, este fue el sitio elegido.
Desde el pasado 21 de septiembre de 2023, todos los usuarios de la Biblioteca Pública Municipal de Cangas del Narcea «Padre Luis Alfonso de Carvallo» y cualquier otro curioso visitante puede contemplar y disfrutar de El Gaiteru de Limés, que ha vuelto a Cangas del Narcea para quedarse.
Además del retrato de Mario Gómez, el «TOUS PA TOUS» hizo entrega de varios libros suyos a la biblioteca municipal de Cangas. Estos libros fueron aportados por las herederas de Manuel Gurdiel Sierra y por José Ramón Flórez Areces, Sofía Mateos Peñamaría y María Teresa González Ferreiro.
Algunos de los libros de Mario Gómez que se entregarán a la biblioteca de Cangas en el acto de presentación de su retrato ‘El Gaiteru de Limés’
https://touspatous.es/wp-content/uploads/el-gaitero-de-Limes-restaurado.jpg800592@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-09-20 02:15:442023-12-08 22:12:54'El Gaiteru de Limés' vuelve a Cangas del Narcea para quedarse
Pepe Domingo Castaño en la presentación de su libro donde cuenta su paso por Corias (Cangas del Narcea, Asturias) donde pasó un lustro de su vida.
En la madrugada de este domingo 17 de septiembre fallecía a los 80 años de edad una de las voces más reconocibles de la radio española, la del locutor deportivo, y anteriormente también musical, Pepe Domingo Castaño. El gran corazón del veterano periodista gallego, nacido en Padrón (A Coruña) el 8 de octubre de 1942, dejaba de latir en el Hospital de la Zarzuela de Madrid, tal y como ha informado la cadena COPE, emisora en la que trabajaba desde 2010 en el programa deportivo Tiempo de juego.
Toda una leyenda de las ondas que comenzó a forjarse como hombre de radio según su propio testimonio en “Corias, un pueblecito minúsculo perdido en las montañas de Asturias, cerca de Cangas del Narcea”. Escuchemos sus recuerdos cangueses de su propia voz en una reciente entrevista que dio para la cadena COPE:
En su memoria queremos destacar aquí la vinculación que Pepe Domingo Castaño tenía con Cangas y muy particularmente con los dominicos de Corias, a donde llegó con tan solo nueve años, siendo monaguillo en Padrón (La Coruña), su localidad natal, donde había un convento de dominicos en el que se hizo muy amigo de los frailes que le animaron a venir a estudiar a Corias. Aquí estuvo cinco años, todo un lustro de su vida, hasta la inauguración del colegio de la Virgen del Camino en León. Sin terminar todavía el curso, en unas vacaciones escolares, se fue de Corias a su casa en Galicia, y volvió directamente a la Virgen del Camino. En su libro Hasta que se me acaben las palabras. Mis recuerdos de radio y vida; AGUILAR, Enero 2022, escribe: “Los cinco años de Corias no los quiero borrar de mi cuaderno porque me ayudaron a encarar el futuro con los bolsillos llenos de verdad”.
Con los frailes de Corias empezó sus primeros pinitos en la radio. Según contaba, había un padre muy simpático que les daba clases de literatura, el padre Felipe Lanz, que fue el que le animó a escribir, y había otro, el padre Iparraguirre, que “era un cachondo de la vida, un tío que vivía muy feliz, que transmitía mucha felicidad”, al que un día se le ocurrió la idea de montar una emisora y pidió voluntarios. Lógicamente, el jovencísimo Pepe Domingo se presentó como locutor. Hicieron unas sencillas pruebas, le aceptaron y montaron una emisora que se llamaba Radio Cauriense, de Corias. Y ahí empezó a hacer pequeñas cosas como leer poemas, trozos de libros, hacían concursos… todo con mucho éxito. Hace poco más de un año, esto decía en una entrevista en RNE al respecto:
“La verdad es que lo hice bastante bien. Nos mandó leer una cosa e inventar algo y a mí siempre me gustó inventar. Todo lo inventé muy bien y dijo ‘tú eres la voz de la emisora y hay que buscar dos más’. Yo era el que decía: ‘Radio Cauriense de Corias emitiendo en directo’. Transmitíamos rezos, hacíamos obras de teatro. Fíjate ahí con nueve o diez años empezaba a asomar el hombre de radio que luego hipotecó toda su vida, incluso los éxitos en otras facetas, por la radio. No me arrepiento nunca de haberlo hecho”.
De sus cinco años en Corias recordaba con especial cariño al padre Felipe Lanz, “siempre sonriente en su gordura, que puntuaba con notas altas mis primeros poemas y mis primeras incursiones en la literatura”. Al parecer, este fraile llegó a confesarle que tenía un futuro espléndido en eso de juntar palabras. También recordaba la imagen autoritaria del padre Casquero, que daba matemáticas, le perseguía por los terrenos de su memoria “entre suspensos inevitables y ecuaciones imposibles”, según afirma en su libro. Del padre Ricardo escribe: “siempre sudoroso y enrojecido por la timidez, que nos confesaba con el aliento y las avemarías, después de habernos obligado a vaciar nuestra alma de tocamientos y tentaciones”. Y como ya ha quedado dicho, Pepe Domingo Castaño se ha ido con el grato recuerdo del padre Iparraguirre, con el que montó su primera emisora de radio, Radio Cauriense de Corias, en la que empezó a encariñarse con los micrófonos y las palabras.
Lo único que detestaba de aquellos años de internado era “el asqueroso café con leche que nos servían cada mañana en el refectorio y que los frailes nos obligaban a beber, so pena de un suspenso en conducta”. Según recuerda en su libro, era un líquido oscuro con pedacitos de nata bailando en la superficie que le producían arcadas en cuanto intentaba beberlo. Su negativa constante a ingerir lo que él denominaba como “pócima detestable” fue el motivo de que obtuviese continuados suspensos en conducta. Lo del café con leche fue el único lunar negativo, si se puede considerar así, de su paso por el convento de Corias. Sus notas eran altas en casi todas las materias, excepto matemáticas, y su vida, dentro de lo que se podía esperar de un internado, discurría plácidamente, aunque, como es lógico, con repetidos ataques de morriña.
En una reciente entrevista el pasado mes de julio le preguntaron:
— ¿Qué aprendió de los dominicos?
Y su respuesta fue:
— Todo. Mi formación viene de ellos, de cada uno de ellos. Aprendí a ser persona, a respetar a los demás, a darle una oportunidad a la gente, a creer que lo más importante en la vida es la verdad, a respetar a mis padres, a repartir cariño, a tener un bagaje cultural brutal que no tenían otros chicos de mi edad, y prueba de ello es que todo eso me sirvió para ser lo que he intentado y he luchado por llegar a ser.
Descanse en paz este aguerrido periodista al que su paso por Corias le llevó, primeramente, siendo muy joven, a ser novicio dominico y a convertirse en uno de los locutores radiofónicos más emblemáticos en la historia de la radiodifusión española, después. ¡Hasta siempre Pepe Domingo Castaño!
Revista ‘Lecturas’ nº 1.243 de 13 de febrero de 1978
https://touspatous.es/wp-content/uploads/pepedomingocastanolibro-1643714983.jpg800533Manuel Álvarez Peredahttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgManuel Álvarez Pereda2023-09-18 15:20:012023-09-18 17:14:13Descanse en paz Pepe Domingo Castaño, el jovencísimo locutor que decía: 'Radio Cauriense de Corias emitiendo en directo'
Filandón en Monasterio de Hermo (Óleo sobre tabla, 1872). Luis Álvarez Catalá (Madrid, 1836-1901)
En el verano de 1872, el pintor Luis Álvarez Catalá (Madrid, 1836-1901) realizó durante una estancia en el pueblo natal de su padre la obra «Filandón en Monasterio de Hermo», adquirida en 1989 por el Museo de Bellas Artes de Asturias, y una de las obras más destacadas del fondo de arte asturiano del siglo XIX. Actualmente, esta pintura, de gran preciosismo, forma parte de la exposición «Escanciando. Representaciones de la sidra asturiana en las artes plásticas», alojada en la planta -1 del Edificio Ampliación.
La escena representada está protagonizada por una serie de personajes, entre ellos el mismo Álvarez Catalá, autorretratado en el cuadro, que se reúnen en torno al fuego de la l.lariega o cocina de la casa familiar del pintor, en la localidad asturiana de Monasterio de Hermo (Cangas del Narcea). El espectador contempla así, en una misma escena, la variedad de actividades, actitudes y conversaciones que se desarrollan en el llamado filandón, con mujeres hilando mientras otras personas cantan, tocan instrumentos o se entregan a diversas labores tradicionales del territorio asturiano.
Todo ello aparece reflejado con absoluta minuciosidad, con una factura casi preciosista que, aplicada en una obra costumbrista, incide en destacar los vestidos de los personajes y los objetos que hacen referencia a las actividades artesanales asturianas y a su ajuar doméstico, como las madreñas del primer plano o los útiles apoyados sobre la viga del techo.
Debido a su ambientación y a los recursos empleados por el artista, la obra transmite una sensación de ambiente intimista muy interesante y lograda. Esta armonía e intimismo de la imagen, unidos a la riqueza formal y descriptiva de la pincelada, sugieren una influencia de la pintura flamenca y holandesa del siglo XVII, de la que Álvarez Catalá era amplio conocedor por sus diversos viajes y estudios académicos. Sin embargo, destacada al convertirse en un emotivo manifiesto de los recuerdos de infancia del propio artista, quien contemplaría repetidas veces escenas similares a ésta; imágenes retenidas en su memoria como la que inmortaliza en esta tabla.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/filandon.jpg8051170@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-09-18 10:02:482023-09-22 12:55:28Museo de Bellas Artes de Asturias: «Filandón en Monasterio de Hermo»
En el siguiente vídeo podéis ver y escuchar el acto de inauguración de la exposición dedicada a José Francisco Uría y Riego que se celebró en Cangas del Narcea el 13 de julio de 2023 en la Sala «Tous pa Tous» de la casa de Cultura «Palacio de Omaña».
La Sociedad Canguesa de Amantes del País «Tous pa Tous», tras cumplirse el segundo centenario del nacimiento de Uría (Cangas del Narcea, 1819 – Alicante, 1862) , organizó esta exposición para recordar y conocer mejor a este ilustre cangués que, además de Director General de Obras Públicas, fue un político amante de su patria chica y preocupado por la prosperidad del terruño que le vio nacer.
Presentan: Juaco López y Mercedes Pérez.
Participan: Benito Álvarez, Jorge Rodríguez, Elena Barrero, Jesús H. Feito.
Imagen y sonido: Benito Sierra.
Aprovechamos para informaros que esta interesante exposición se puede visitar hasta final de este año 2023 en el horario de la Casa Cultura de lunes a viernes:
SEPTIEMBRE
De 9.00 a 14.00 h
OCTUBRE A DICIEMBRE
Mañanas de 10.00 a 13.30 h.
Tardes de 16.00 a 19.30 h.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/2010/01/uria_y_riego.jpg1067800@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-09-14 11:12:272023-10-29 20:56:27Acto de inauguración de la exposición dedicada a José Francisco Uría y Riego
Con esta actividad se pretende investigar sobre costumbres y tradiciones propias del Concejo de Cangas del Narcea en relación a la festividad de San Juan, dando respuesta de esta manera a uno de los pilares de centro que es la identidad rural, entendiendo ésta, como la realización de actividades que fomenten el valor de nuestras tradiciones culturales y patrimoniales.
En el proyecto participan familiares cercanos al alumnado, y también vecinos del pueblo donde se localizan las diferentes escuelas del CRA Río Cibea. De esta manera, la escuela cumple un papel social, y dinamiza las localidades, haciendo partícipes no solo a la comunidad educativa sino también a toda la población, con el fin de generar comunidad, fomentar el arraigo y favorecer la identidad rural.
Los participantes en este proyecto pertenecen al concejo de Cangas del Narcea, concretamente a los pueblos de:
Genestoso, Tremao de Carballo, Rañeces de Sierra, Puenticiella, Los Eiros, Regueira`l Cabo, El Mato, Linares, Limés, Villarino de Limés, Carballo, Veigapope, La Regla de Perandones, Las Tiendas, Corias, Sonande, Pixán, Cangas del Narcea, Tainás, Villadestre y Olgo. También hay informantes de Castaosa
(Ibias), La Borra (Salas).
Cabe destacar que, por la recogido en esta actividad, el Partido de Sierra conserva en su memoria un mayor número de recuerdos de muchas costumbres y rituales relacionados con esta festividad, en comparación con otras zonas del concejo.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/fuente_llamera_red.jpg600800@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-08-07 13:14:312023-08-07 13:14:31Nueite de San Xuan
Leitariegos. Diligencia, encima de la ‘vuelta la corona’ camino a El Puertu desde Cangas del Narcea el 31 de agosto de 1911. Se aprecia como la niebla cubre todo el valle de Naviego. Fotografía de Celso Gómez Fernández-Argüelles. Colección Álvarez Pereda.
En la segunda mitad del siglo XIX se construyen las primeras carreteras por el suroeste de Asturias y con ellas llegó el transporte en coches de caballo o diligencias.
A finales del siglo XIX los itinerarios de los coches-diligencias, normalmente, estaban en combinación con la salida de los trenes. En Asturias la primera línea de ferrocarril interprovincial de pasajeros fue la de León a Gijón, también conocido como ferrocarril de Asturias, una línea ferroviaria de ancho ibérico entre ambas ciudades, que constituyó el acceso ferrovario al Principado de Asturias desde la meseta. El tramo que cerró esta línea, históricamente conocido como «la rampa de Pajares», fue inaugurado el 15 de agosto de 1884.
En el año 1892 la diligencia salía de Oviedo a las cinco de la tarde llegando:
A Salas, a las diez de la noche (5 horas)
» La Espina, a la una de la mañana (8 horas)
» Tineo, a las tres y media de la mañana (10 ½ horas) » Cangas de Tineo, a las siete de la mañana (14 horas)
» Luarca, a las siete de la mañana (14 horas)
» Navia, las diez de la mañana (17 horas)
» Castropol, a las cuatro de la tarde (23 horas). Prácticamente un día entero.
Como podemos ver el viaje no era precisamente veloz y, además, tampoco era especialmente cómodo, ni barato. Estos eran los precios del pasaje en pesetas:
Berlina, interior y banqueta o cupé eran las distintas opciones de viaje que esta Compañía ofrecía al viajero. Berlina era la parte anterior, con asiento transversal normalmente para tres plazas, ventanillas de cristales al frente y dos puertas laterales de vidrio. Va justo detrás del pescante y por debajo de él ya que éste iba elevado sobre el techo de la caja. Interior, colocado detrás de la berlina y en el centro del carruaje, solía tener dos asientos transversales y por lo tanto tenía doble capacidad que la berlina. Detrás del pescante, sobre el techo del carruaje y delante de la barandilla estaba el departamento más económico, el cupé, formado por un asiento transversal para tres plazas abierto por delante con cubierta de cuero para los pies y las piernas que se unía a una capota como la de los cupés, y de ahí esta denominación.
Los horarios de salida hacia Oviedo desde estas localidades eran:
De Castropol a las nueve de la mañana.
» Navia a la una de la tarde.
» Luarca a las cinco de la tarde. » Cangas de Tineo a las tres de la tarde.
» Tineo a las ocho de la noche.
» La Espina a las diez de la noche.
» Salas a las doce de la noche.
Las distancias que se recorrían eran las siguientes:
De Oviedo a Salas, 47 kilómetros.
» » a La Espina, 59 kms.
» » a Tineo, 70 kms.
» » a Luarca, 100 kms. » » a Cangas de Tineo, 101 kms.
» » a Navia, 121 kms.
» » a Castropol, 152 kms.
Esta fotografía del “coche de Cangas de Tineo” tirado por ocho mulas, fue hecha por un viajero inglés, seguramente un ingeniero de minas, en Trubia, hacia 1895.
Estos carruajes eran arrastrados por tiros de nueve caballerías, a cargo de un mayoral, delantero y un zagal , efectuándose los relevos del ganado cada 20 kms. aproximadamente (4 leguas).
Se cenaba en Salas a la ida y regreso, no obstante, existían buenas fondas y casas de comidas también en Luarca, Navia, Tineo, Cangas y Castropol. Establecimientos que tenían dispuestas las comidas en combinación con la llegada de las diligencias.
En el trayecto, cerca de La Espina, en un punto denominado Los Americanos, instalado en una hermosa y gran casa, se hallaba un establecimiento de ricos comerciantes habaneros: D. José Manuel, D. Mateo, D. Benigno y D. Juan González. Era un comercio magnífico de venta al por mayor y menor con gran surtido de artículos diferentes tanto nacionales como extranjeros y coloniales. Este lugar contaba con un puesto de guardia civil, generosamente donado por sus propietarios.
Fuente: Asturias. De Oviedo a Covadonga. Fernández González, José. Oviedo, 1892.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/1911-Diligencia.jpg449800Manuel Álvarez Peredahttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgManuel Álvarez Pereda2023-05-20 16:01:242023-09-16 02:52:49Catorce horas de Oviedo a Cangas en coche-diligencia a finales del siglo XIX
El doctor Ambrosio Rodríguez (Sorrodiles, Cibea, 1852 – Madrid, 1927) es el autor de este pionero y excelente estudio sobre la higiene de los trabajadores y las enfermedades de los jornaleros, que se publicó en Gijón en 1902; tiene 448 páginas. El libro está muy bien editado y lleva una cubierta hecha por el pintor gijonés Juan Martínez Abades. Ambrosio Rodríguez fue un profesional muy reconocido y amigo de eminentes médicos de su tiempo, como su maestro Federico Rubio y Galí y el mismísimo Santiago Ramón y Cajal. Estudió y vivió en Madrid, París, Berlín, Buenos Aires y Gijón, y viajó por numerosos países de Europa y América. Nunca dejó de tener relación con Cangas del Narcea, y siempre estuvo preocupado por su estado y porvenir. En la necrológica que le dedicó la revista La Maniega en junio de 1927 se dice: «Difícilmente habrá habido nadie que haya superado al doctor Ambrosio como amante de Cangas; a donde no dejó de ir un solo año, hasta que en 1915 perdió la vista, cuya desgracia le hizo pasar lleno de tristeza los últimos años de su vida».
AMBROSIO RODRÍGUEZ Y SU OBRA Por Ovidio Fernández Arbas
El médico Ambrosio Rodríguez, en Buenos Aires, 1887. Fotografía de Chute & Brooks.
Ambrosio Rodríguez y Rodríguez (Sorrodiles de Cibea, Cangas del Narcea, 1852 – Madrid, 1927), estudió la carrera de medicina en Madrid, siendo discípulo del doctor Federico Rubio en el Instituto de Terapéutica Operatoria, especializándose en Tocología y ampliando estudios en Francia y Alemania. Fue médico de sala del Hospital de la Princesa, desempeñando el cargo de director de publicaciones. Ejerció la medicina en Buenos Aires durante unos años, retornando al ejercicio privado de la misma con la prestación de servicios para diferentes sociedades de socorros. En 1902, ya establecido desde hacía años en Gijón, escribirá su obra Contribución al estudio de la higiene de los trabajadores y enfermedades de los jornaleros. En ese mismo año regresaría a Madrid, donde será el médico personal de la familia de Santiago Ramón y Cajal, con quien le unirá una profunda amistad desde entonces y hasta el final de sus vidas.
Con su Contribución… hará irrupción en el panorama médico y científico de su momento la primera monografía dedicada por entero al abordaje de los riesgos laborales, resultando ser, a juicio de dos de los más prestigiosos historiadores de la salud laboral, «el primer tratado hispánico original sobre higiene y medicina industrial».
Estamos, sin exageración alguna, por vez primera ante un texto que, de forma pionera y seminal aúna descripciones, conceptos y reflexiones que muchos años después irían conformando en España el moderno constructo preventivo bajo el rótulo de seguridad y salud laboral.
Así, en esta obra tendrá cabida, desde la higiene industrial y la problemática que acompañaba a los espacios laborales y productivos a los planteamientos de seguridad y protección, todo ello enfocado desde muy diversos ángulos. Del mismo modo, la ergonomía hará su presentación en forma de higiene postural, adaptación hombre-máquina, el tratamiento de los microtraumatismos o la propia fatiga muscular y cognitiva. Asimismo, será notable su empeño por ofrecer un muy amplio recorrido por la legislación sociolaboral, especialmente extranjera, y ello sin descuidar en modo alguno los componentes temáticos propios de una medicina del trabajo: heridas y su tratamiento, primeros auxilios, cuidados y práctica clínica, etc.
En su obra, no obstante, también encontrará acomodo la que venía siendo la tradicional preocupación por la higiene pública, al igual que por aquellos aspectos relacionados más directamente con las condiciones de vida del propio trabajador: alimentación, vivienda, higiene corporal o alcoholismo y, al mismo tiempo, su preocupación por la denominada Cuestión Social en forma de consideración y naturaleza de las huelgas, la justificación de los salarios o la jornada de trabajo.
El carácter pionero y precursor de Contribución…
La Higiene laboral implica ahora a todos los agentes que intervienen en la misma: su obra estará dirigida para ser usada por “alumnos de medicina, obreros, jefes de taller, empleados de sanidad, fábricas, canteras y talleres, establecimientos industriales y sociedades de socorro”. La higiene obrera ya no se concibe como una serie de instrucciones y consignas que solo conciernen a los trabajadores.
La higiene del trabajo no será ya tan solo higiene de carácter industrial, es decir, la que afecta a un obrero proletario de la industria o taller. El jornalero, el campesino o el trabajador en cualquiera de sus múltiples formas encuentra aquí, de igual forma, las consideraciones preventivas pertinentes con respecto a su labor particular. La prevención de los riesgos laborales es concebida por Ambrosio Rodríguez como algo propio a la esfera del mundo del trabajo en su sentido más general y no circunscrito, como básicamente resultaba hasta entonces, a concretas actividades laborales.
Las consideraciones morales acerca de las actitudes de los trabajadores ya no se solaparán de continuo tras cada consejo o recomendación preventiva; ahora la prevención discurrirá buscando un plano más técnico y científico.
La prevención del accidente o de la enfermedad profesional será tratada desde una perspectiva eminentemente cualitativa, persiguiendo eliminar o evitar el daño o lesión, frente al discurso de la higiene tradicional basado principalmente en la idea de modificar cuantitativamente -aminorando, disminuyendo o atenuando- las condiciones nocivas de trabajo y los riesgos que lo solían acompañar.
La prevención de riesgos se entiende ahora desde una óptica integradora. Toda ciencia o disciplina que contribuya a estudiar posibles mejoras en las condiciones de trabajo debe ser incluida en el campo preventivo. De esta manera su obra contiene un examen detallado del mundo de los riesgos laborales desde los múltiples ángulos que le era posible contemplar en su tiempo y de los medios para hacerles frente: condiciones de seguridad a través de instrucciones y resguardos de protección personal tanto individuales como colectivas, tratamiento de los riesgos debidos a explosiones o a exposición a riesgos biológicos, higiene toxicológica, industrial, medicina del trabajo, ergonomía o legislación protectora.
Las medidas y consideraciones preventivas son expuestas, en la obra de Ambrosio Rodriguez, no tan solo persiguiendo evitar la irrupción súbita del accidente o lesión. Ahora se perseguirá, además de proteger de posibles traumatismos y accidentes fruto de riesgos mecánicos o físicos, salvaguardar al trabajador de riesgos patológicos de aparición lenta y cristalización paulatina: las temidas enfermedades profesionales. Y todo ello dentro de un horizonte madrugador en el que se estaría prefigurando un tercer nivel dentro del campo de la prevención: el de la comodidad y bienestar del obrero en su tarea, es decir, el moderno concepto de satisfacción laboral.
Algunas otras consideraciones acerca de esta obra
El Tratado de Ambrosio fue objeto de reconocimiento institucional relativamente pronto; por Real Orden de 18 de abril de 1906 (Gaceta de Madrid de 25 de abril de 1906) el Ministerio de Instrucción Pública, previo informe favorable de la Academia de Medicina, ordenaba la adquisición de 250 ejemplares del mismo para las diferentes bibliotecas públicas del Estado, con el fin de divulgar las nociones de higiene industrial que este contenía. De igual forma, tras la publicación de su Tratado diferentes higienistas recogieron bien pronto en sus obras, desde la admiración y respeto, temáticas y consideraciones plasmadas por Ambrosio en su Contribución…
Esta obra significará el cambio de signo en las higienes industriales del momento, desvinculando la higiene industrial, como rótulo genérico, de las higienes públicas e inscribiéndola de manera autónoma en la cultura española de la seguridad y salud en el trabajo. Sin embargo, todavía estaría sometida a la potente inercia del higienismo industrial decimonónico en alguno de sus recorridos.
Además, su título Higiene de los trabajadores y enfermedades de los jornaleros, en lugar de higiene industrial connota sin duda una nueva dirección en la que la imagen de espacio o ambiente se deslizará hacia la persona del trabajador y este en todas sus representaciones: industrial, jornalero, minero, campesino, albañil, etc., etc.
En otro orden de cosas, y atendiendo a sus valores estéticos y pedagógicos, son de destacar varias cuestiones. Una primera serían sus contenidos visuales. El Tratado contiene abundantes láminas, ilustraciones, estampas, grabados, dibujos, fotografías, figuras, tablas y alegorías simbólicas de cada oficio, las cuales poseen indudablemente un formidable valor informativo y formativo, suponiendo una auténtica novedad en las publicaciones de este tipo. En este sentido, su autor cuidó primorosamente la edición de su obra, siendo de resaltar que la misma portada se debió al pintor asturiano Juan Martínez Abades, en la pintura de título «En la fragua», en lo que supone una alegoría al mundo del trabajo.
Por último, y como valor sentimental para los que somos sus paisanos, entre las páginas de la Contribución… no dejamos de encontrar referencias a nuestra tierra, bien sea en concretas experiencias suyas como médico (labradora en Villacibrán, escrófula en Rengos), accidentes en Gijón o artículos publicados en El Eco de Occidente, periódico de Cangas de Tineo.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/2-Higiene-de-los-trabajadores.jpg800547Ovidio Fernández Arbashttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgOvidio Fernández Arbas2023-05-16 19:15:252024-09-28 12:49:40Ambrosio Rodríguez y su obra
Vista parcial de Cibuyo de mediados de los años 50. Col.: Familia de Jorge Rodríguez Meléndez.
El fundador del «Tous pa Tous», Mario Gómez, describe en su libro Rumbos, Viaje por Cangas del Narcea 1928-1932, su llegada al pueblo de Cibuyo: «Es este un valle feraz, de amplias vegas y exuberantes huertos, de gran pradería, de casas grandes, ricas y bien traídas. En la carretera hay casas de construcción moderna, bien ataviadas y algunas de tres pisos. Cibuyo, en esta barriada, tiene el aspecto de una moderna villa».
En esta fotografía, perteneciente a mi familia, vemos una vista parcial del pueblo de Cibuyo, entorno al año 1955, en ella podemos ver todo lo que describía Mario Gómez, con las veigas sembradas de maíz, las huertas con las patatas, los frejoles, las fabas, tomates y demás productos, los cortinales con el trigo y centeno recién segados y ya en cuelmos, también vemos alguna facina en las eras esperando la mayadora. Por encima de los campos de labranza están los prados, los de regadío y las camperas de secano.
Vemos también las casas que menciona Mario Gómez, la de Don Joaquín al lado de la iglesia y la de Melchora en el pico del pueblo, con su espléndida panera. A la derecha de la espadaña de la iglesia parroquial se observa la desaparecida casa de Barreiro, donde nació el P. Agustín Jesús Barreiro. En la carretera general vemos una casa de tres pisos, casa Antonio, un comercio, tienda y bar, que en la actualidad sigue funcionando, al lado se puede ver un coche, es un Renault 4-4 de un vecino de Cibuyo emigrado en Madrid.
Espero que os guste. Saludos.
Jorge Rodríguez Meléndez (04/05/2023)
https://touspatous.es/wp-content/uploads/1955-Cibuyo-red.jpg11141668Jorge Rodríguez Meléndezhttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgJorge Rodríguez Meléndez2023-05-04 23:52:022023-05-04 23:54:44Cibuyo y los «rumbos» de Mario Gómez
Mozas de Cangas del Narcea, hacia 1915. Fotografía de Benjamín R. Membiela.
Siguen apareciendo, gota a gota, algunos ejemplares de periódicos editados en Cangas del Narcea que no conocíamos. En este caso se trata de un ejemplar de El Narcea, núm. 199, de 13 de noviembre de 1909, dirigido por el maestro Ibo Menéndez Solar. En la crónica local de ese número se escribe sobre los proyectos para construir un cementerio, un matadero y un lavadero, tres aspiraciones de los habitantes de la villa de Cangas, que irán llegando poco a poco en ese primer tercio del siglo XX. En la portada aparece un articulo de Odón Meléndez de Arvas (Carballo, 1851-Cibuyo, 1923), que hoy traemos aquí porque no aparece en la colección de artículos de este periodista local que publicó el «Tous pa Tous» en el libro Artículos periodísticos (1903-1917), en edición de Ángeles Martínez Álvarez.
Odón Meléndez de Arvas fue un maestro de Cangas del Narcea que vivió en el pueblo de Cibuyo y ejerció en la escuela de La Regla de Perandones. Pero, además, fue un activo periodista que colaboró en la prensa que se editaba en Cangas del Narcea y en otras localidades asturianas. Publicó en La Verdad, El Narcea, El Distrito Cangués, del que fue jefe de redacción, y La Voz de Cangas, editados en Cangas del Narcea, y en La Justicia de Grado. Odón era una persona de arraigadas ideas republicanas, que escribió numerosos artículos costumbristas sobre la vida rural y de opinión, siempre defendiendo sus dos grandes intereses y preocupaciones: la instrucción pública y los campesinos. Fue presidente de la Asociación de Maestros de Primera Enseñanza de Cangas del Narcea. Nunca rehuyó la polémica.
En este articulo titulado «Dos sangrías» se lamenta de la emigración a América y del servicio militar con destino a la guerra de África, que sangraba a la juventud canguesa de ambos sexos en aquellos años, y reivindica la importancia de la agricultura y la instrucción publica, imprescindibles para tener una sociedad en paz, prospera y feliz. Curiosamente, algunas de las opiniones de Odón siguen vigentes en la actualidad.
DOS SANGRÍAS
Hace bien pocos días, paseábamos por la carretera que conduce de Cangas a Ventanueva y vi venir en dirección a la villa unas muchachas –creo que eran seis-; parecían todas menores de veinte años; eran hermosas, como son casi todas las hijas de la montaña; sencillas, también como las costumbres de su pueblo, y en el rostro de todas destacábase el sello de la pureza. No iban contentas; conocíase que habían llorado, y en vano trataban de ocultarlo: sus ojos estaban enrojecidos, y el frote de los pañuelos tardaba en borrar las huellas que marcaran las lagrimas que aquella mañana derramaran. ¡Debieron ser hirvientes y amargas! Algunos pasos más atrás, otra media docena de hombres las seguían, cabizbajos, sin hablarse una palabra.
Pasó ante mí aquella extraña comitiva y por el camino que se llama del Coto apareció otra del mismo modo; en esta iban cuatro muchachas. No pude ya contener mi curiosidad y pregunté a uno de los hombres, que también las acompañaban, que adonde iban aquellas muchachas. – Marchan hoy a La Coruña a embarcar para Buenos Aires, me contestó; deben reunirse en Cangas unas veintidós, con algunas que vienen del río de las Montañas y creo que alguna de Sierra.
Más tarde, pasaron también algunos jóvenes, y otros que no eran tan jóvenes, casados, que dejaban su familia y su patria y se marchaban también a América. Y, por último, un anciano a quien conocía, agobiado por el dolor y los años, pasaba por junto a mi llorando.
– ¿Qué te pasa, hombre?
– Se me marchan hoy dos hijas para Buenos Aires.
– ¿Y por qué las mandas? ¿No sabéis a lo que se exponen esas criaturas por el mundo?
– ¿Y qué quieres? Los años van malos; este año no se coge pan para volver a sembrar y para la renta; y para pasar hambre bastamos los viejos, que ya no podemos ir a ninguna parte. Las muchachas quieren vestirse, va llegando el tiempo de colocarlas, y la tierra no produce para comer después de pagar las contribuciones, las rentas, los intereses … y con ganado de a medias.
Ni tuve que le decir, ni él pudo decirme más; arreciaron las lagrimas, de seguro más amargas que la cicuta, y siguió su camino.
Aquel hombre tenía también un hijo en el Ejército. Acaso a la misma hora en que aquel hijo embarcaba en Cádiz para Melilla, gritando como todos «Viva la Patria», sus hermanas salían para La Coruña maldiciéndola. ¡¡Qué contraste!! Maldiciéndola, si; la miseria las había expulsado del hogar paterno; la Patria no les diera siquiera instrucción. Para la lucha que principiaban a sostener por la existencia, para la conquista del pan, no tenían recurso alguno; y como armas defensivas no llevaban mas que la honradez heredada y los consejos de su padre. ¡Era bien poco! Nada grato llevaban de su patria, mas que los besos que su madre les diera al despedirse. ¡Y por esta patria ingrata, que hace verter tantas lagrimas al pobre, vierte su sangre el hijo del pobre, gritando «Viva la Patria»!
Cuando los buques cargados de emigrantes españoles llegan a América, otros que emigraron antes burlando las leyes, y que debieran estar en Melilla, preguntarán a los que llegan cómo se baten los tímidos que quedaron (porque es la verdad; los más arrojados y lo más sano de la juventud está en América). Como leones, les dirán; y aquellos jóvenes que huyeron, no del servicio militar, sino también de la miseria, llorarán por no estar en su puesto, porque así es la sangre española.
¡Oh, Patria, por cuantos motivos haces derramar lágrimas! Yo te amo tanto como amé a mi difunta madre; y si algún día tuviera también que dejar el hogar donde nací y renunciar a la hermosura de tu cielo, lo templado de tu clima, la hermosura de tus campos, el canto de tus pájaros, el cristal de tus aguas, o lo que sería peor, que la miseria me hiciese, como a aquel viejo, desprenderme de mis hijas, lanzándolas al mundo, donde acaso la violencia en la bodega de un buque o el hambre en tierra extraña o el engaño perverso, me las llevase a la deshonra, no por eso te maldeciría.
¡Pobre España! Dos sangrías funestas te debilitan: la emigración y la guerra. El pueblo derrama lagrimas junto a los vagones que conducen a los soldados a la guerra. El que piense cuerdamente, las derramará también al ver alejarse un buque cargado de emigrantes, aun cuando en él no vayan sus hijos.
La imprevisión y la ignorancia abrieron esas sangrías. La mayor parte de los emigrantes son hijos de labradores. La agricultura, esa nodriza de la humanidad, va secándose, no se la protege; los impuestos, la agobian; rentas odiosas, la estrujan; la usura, la muerde; los poderes públicos, la abandonan; y por esto, los brazos fuertes huyen de ella. A la misma altura se encuentra la instrucción del pueblo; todo para ella es mezquino. Y mientras la agricultura y la instrucción no sean el eje del Estado, todo está perdido. Habrá que pensarlo mucho para confeccionar una ley que redima los foros, y otras que tiendan a la libertad de la tierra, a fin de que ningún brazo se cruce ante un pedazo de terreno yermo. Habrá que pensarlo mucho también si hemos de gastar más de lo que gastamos en instrucción, para que si alguno emigra a América no le espere la suerte que esperaba en otros tiempos a los hijos de Guinea. Todo esto, que puede vendar casi por completo la sangría de la emigración, y si algo quedase podría ser acaso provechoso, hay que pensarlo mucho. Para ir a la guerra fuimos a escape, lo hemos pensado poco.
Y no convenceréis a nadie de la utilidad de la guerra, aun cuando de ella nos quedásemos con la mitad del imperio de Marruecos. España nunca tuvo más hambre que en los tiempos de Felipe II, cuando el sol no se ponía en sus dominios.
No queremos expansiones coloniales, porque hemos probado al mundo que no servimos para ello. Los que hemos perdido un paraíso en la América y en la Australia, no busquemos compensación en las tostadas arenas del África, dijeran lo que quisieran el Cardenal Cisneros y el apolillado testamento de Isabel I.
Gobernad para el pueblo, y ved lo que el pueblo trabajador, que es la mayoría de ese pueblo que gobernáis, dice por boca de un labrador, a quien se le contaban estos días eso que llaman nuestros recientes triunfos en África: «¿Y qué me importan a mí? Más quisiera tener que comer siendo ciudadano de la República de Andorra o súbdito del príncipe de Mónaco, que vasallo hambriento del Káiser o del rey Eduardo».
La miseria y la falta de instrucción en un pueblo pueden llegar hasta consentir en la desmembración de la patria.
Busquemos el bienestar y la riqueza en la agricultura, en la paz y en la instrucción del pueblo; no lo dudéis, que esta duda no pueden abrigarla los entendimientos medianamente ilustrados. La agricultura y la instrucción solo pueden prosperar cuando enmudezcan los cañones y cuando se enarbole el suspirado estandarte de la paz y la libertad. La prosperidad de la industria agrícola debe ser considerada por el hombre político como una de las bases fundamentales del poder del Estado y del bienestar general.
Este es el único camino que no nos conduce a patrias extrañas, ni en el que se encuentra patria chica ni grande, y desde el cual solo veremos a España rica, feliz e indivisible, madre cariñosa de todos los españoles, los que desde el Estrecho al Cantábrico y desde Portugal al Mediterráneo no tendrán otro canto ni otro grito de amor mas que el de ¡¡VIVA ESPAÑA!!
ODÓN
(El Narcea, n.º 199, Cangas de Tineo, 13 de noviembre de 1909)
https://touspatous.es/wp-content/uploads/Mozas-de-Cangas-del-Narcea-hacia-1915.jpg800556@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-04-28 10:47:412023-04-28 10:47:41Un nuevo artículo de Odón: «Dos sangrías» (1909)
Trabajadores de la Fábrica de Armas de Trubia (Oviedo) de la época de la publicación ‘A Pin el ajustador’.
Ovidio Fernández Arbas (Cangas del Narcea, 1965) es Graduado Social, licenciado en Antropología Social y Cultural y Máster en Historia y Análisis Sociocultural. Doctor por la Universidad de Oviedo con una tesis titulada Seguridad, higiene y salud en el trabajo: prácticas, discursos y representaciones. Asturias (1938-1971), entre sus obras figura la que resultó ganadora del Premio de Ensayo “Conde de Campomanes” en su 3ª edición bajo el rótulo Salud y trabajo en Asturias (1775-1932). Aproximación crítica a la Historia de la Higiene Obrera a través de sus discursos, antecedentes y precursores. Dentro de este ámbito de trabajo también se ha dedicado al análisis y estudio de parte de la obra de Mario Gómez Gómez, fundador del Tous pa Tous. En este sentido, en el año 2005 publicó en El Catoblepas. Revista crítica del presente, en su número 45, el artículo “¿Higiene obrera o trabajadores higienizados? El caso asturiano de A Pin el Ajustador”, en el que realiza un pormenorizado y profundo análisis de esa obra educativa de Mario Gómez, a la que su autor proporcionó forma de novela epistolar, lo que sin duda le ayudó en su tiempo a proyectar sobre los obreros las ideas higienistas propias del paternalismo industrial. Una parte de A Pin el ajustador se publicó por entregas entre 1913 y 1916 en el semanario Cultura e higiene, de Gijón, dirigido por Santiago Nájera Alesón, justo antes de aparecer en libro ese mismo año de 1916. Esa primera edición se distribuyó entre los socios de la revista y los casinos y círculos obreros, pero el hecho de ser un ejemplar demandado por escuelas, librerías, centros obreros y emigrantes asturianos en Cuba posibilitó que se reeditara en 1919.
Desde esta asociación queremos agradecerle a nuestro socio Ovidio Fernández Arbas la gentileza de dejarnos reproducir íntegramente su artículo sobre A Pin el Ajustador.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/trabajadores-Trubia.jpg418626Ovidio Fernández Arbashttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgOvidio Fernández Arbas2023-04-27 21:16:012023-04-27 21:23:16¿Higiene obrera o trabajadores higienizados? El caso asturiano de 'A Pin el Ajustador'
A mi hermana Elisa y mis sobrinas Magdalena, Julia y Olivia.
Antonio de Nebrija (Lebrija, c. 1441 – Alcalá de Henares, 1522), ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por ser el autor de la primera gramática castellana, publicada en Salamanca en 1492 (tres meses antes del descubrimiento de América), de un primer diccionario latino-español ese mismo año y de otro español-latino hacia 1494.
Antonio de Nebrija (c. 1441-1522) célebre por su Gramática castellana (1492), primera gramática en una lengua europea moderna fue el principal introductor del Renacimiento italiano en la Península Ibérica, a partir de 1470. De ahí que podamos sostener que fue el primer humanista hispánico.
El pensar que el segundo escritor del mundo (y el primero en España) en reclamar derechos de autor para sus obras, más de dos siglos antes de que se inventase el copyright anglosajón (Estatuto de la Reina Ana, 10 de abril de 1710), pueda tener origen cangués, fondeó en mi cabeza al enterarme de sus verdaderos apellidos.
Los padres de este ilustre humanista fueron Juan Martínez de Cala e Hinojosa y Catalina de Xarana y Ojo, descendientes en cuarto grado de los caballeros Juan Martínez de Cala y Lorenzo de Xarana, que con su valor y esfuerzo lograron conquistar a la morisma la ciudad de Sevilla y, entre otras poblaciones, la villa de Lebrija, antigua Nebrissa Veneria. Por tanto, estamos hablando de que su verdadero nombre completo es Antonio Martínez de Cala y Xarana.
Los datos de su linaje y de su biografía se han podido entresacar de un manuscrito existente en la parroquia de Santa María de Lebrija y de otro, número 8470 de la Biblioteca Nacional. El primer manuscrito citado es un infolio de Testamentos, Informaciones, Legados, Rentas, Dotes, etc., que contiene también el proceso de petición de prueba de hidalguía, verificada en Lebrija el 20 de septiembre de 1720 a favor de don Andrés Moreno de Castro, cuyo abuelo séptimo fue Martín Pérez de Xarana, hermano de Catalina (madre de Antonio de Nebrija) y de Juan Miguel, todos hijos de Antón Martín de Xarana, «cavalleros hijosdalgo». Por este manuscrito se llega al conocimiento de los nombres de los padres y abuelos paternos y maternos de este nebrisense o lebrijano.
Según el citado manuscrito (fol. 133 v.) su apellido paterno Cala tiene una antigüedad de 2.571 años, y proceden sus poseedores de la colonia Rosas (Ciudadela de Rosas), que se cree fundada por los rodios en la provincia de Gerona, estableciéndose en tiempos de los árabes en el valle que de su nombre se llamó Valcala, en Asturias.
Pero no es este apellido el que llamó mi atención, sino el apellido materno Xarana. Para los asturianos esta palabra es sinónimo de jarana, juerga… y los cangueses la vemos simbolizada en la simpática y fiestera peña femenina de la pólvora «La Xarana».
Y precisamente, es de este segundo apellido, Xarana, de donde viene el que podamos asentir el origen cangués de nuestro ilustre protagonista. Sobre este apellido, en el folio 110 del manuscrito custodiado en la parroquia de Santa María de Lebrija se pueden leer los siguientes versos que copio fielmente:
BLAZON.
Desienden de la Montaña Rivera del Rio Xuran Los de Xurana que están Fundados por toda España.
Con esfuerzo Ardid y Maña Ganaron Cruz pʳ . Trofeo Son de Cangas de Tineo De Noble Estirpe y Compaña.
Es linaje Infanzonado Portan por armas perfetas Tragantes en barras prietas Todo en campo colorado.
Dos flores de (lis) oro Azulado Y en los otros dos cuarteles Amarillos seis Xaqueles Por orla cielo Estrellado. (8 estrellas.)
Manuel Álvarez Pereda Villaviciosa de Odón, 24 de marzo de 2023
https://touspatous.es/wp-content/uploads/Nebrija.jpg600600Manuel Álvarez Peredahttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgManuel Álvarez Pereda2023-03-24 17:33:242024-10-04 08:08:26El origen cangués de Antonio de Nebrija, el primer humanista hispánico
Este libro publicado en 2022 obtuvo el VI Premio de Jóvenes Investigadores de la Fundación Española de Historia Moderna. Se trata de una investigación fruto de la tesis doctoral de Lorena Álvarez Delgado, en la que profundiza en el uso de la justicia y el poder en la Asturias del siglo XVI.
La autora, en este libro, destaca la competencia hegemónica entre algunas de las principales familias del suroccidente de Asturias en el siglo XVI, especialmente los Queipo de Llano, y sus antagonistas, los Omaña, de modo que ambas brindan paradigmas para comprender cómo rivalizaban distintas estrategias en un mismo marco local. Además, se aborda la configuración del linaje de los Queipo de Llano a través de la figura de Juan Queipo El Mozo, comprendiendo así la autoridad y el poder no sólo como parte de un legado, sino también de una construcción.
LORENA ÁLVAREZ DELGADO es Doctora en Historia Moderna con Mención Internacional por la Universidad de Cantabria y la Universidad Autónoma de Madrid(2018). Además es Licenciada en Historia por la Universidad de Oviedo (2007) y Licenciada en Antropología Social y Cultural por la Universidad Nacional de Educación a Distancia(2013). Como investigadora FPU del Ministerio de Educación y Ciencia ha disfrutado de estancias en el Centro de História Além-Mar (Lisboa, 2013) y en el Laboratoire de Recherche Historique Rhóne-Alpes (2010 y 2011). Como docente, ha impartido clases en la Universidad de Cantabria(2012 y 2013) y en la Universidad de Jaén (2016 y 2017), pero también en el programa de Secciones Bilingües del Ministerio de Educación (Rumania, 2015) y en el Cuerpo de Profesores de Educación Secundaria, obteniendo plaza en el Principado de Asturias (2021),donde actualmente desempeña su labor.
Álvarez Delgado, además, ha difundido su trabajo a través de numerosas ponencias y publicaciones. Algunas de estas últimas, por su interés para el conocimiento de la Historia de Cangas del Narcea, las hemos recogido en la Biblioteca Digital del «Tous pa Tous»:
Partiendo del ejemplo de la villa de realengo de Cangas de Tineo, se pretende profundizar en los motivos que pudieron llevar a ciertos concejos a ayudar en la redención de cotos jurisdiccionales eclesiásticos, desamortizados a fines del siglo XVI.
Se incide en los aspectos formales de un proceso inquisitorial singular así como en las circunstancias que originaron la documentación examinada en el siglo XVI.
En torno a las configuraciones de facciones en el suroccidente de Asturias durante la temprana Edad Moderna, ha aparecido de forma recurrente el papel de la Iglesia, dada su importancia para los proyectos hegemónicos de grupos de poder y, especialmente de facciones lideradas por miembros de la pequeña nobleza.
Mediante esta comunicación, se pretende ahondar en la importancia de la comensalidad (pública y privada) en los entornos rurales de la montaña occidental asturiana durante la Edad Moderna.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/Portada-foto-Lorena.png458599@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-02-13 13:24:562023-02-13 13:24:56"Justicia y poder en el siglo XVI. La incidencia de facciones locales en el occidente asturiano"
La Editorial San Esteban-Edibesa, de Salamanca, acaba de editar la obra poética completa de Emilio Rodríguez, Detrás de las palabras. Poesía I y Poesía II (dos tomos de 778 y 770 páginas, ilustrada), en edición de Fr. Bernardo Fueyo Suárez, O. P., y estudio introductorio de María del Sagrario Rollán.
Emilio Rodríguez nació el 9 de julio de 1938 en Villar de Adralés (Cangas del Narcea, Asturias). A los 19 años profesó como dominico, y en 1966 concluyó sus estudios en San Esteban de Salamanca con la Licencia en Teología. Completó su formación en la escuela de periodismo de la Universidad de Navarra (1966-1969) y, a partir de esa fecha, desarrolló su actividad pastoral y profesional en la editorial OPE en Guadalajara, en Salamanca como Director 15 años de Radio Popular y en la comunidad de Parquelagos-Galapagar (Madrid). Falleció el 15 de noviembre de 2020.
Creó y participó en grupos literarios en Madrid, en El Escorial y, sobre todo, en Salamanca, donde animó una tertulia literaria en San Esteban, aún activa, y la revista a ella vinculada Papeles del martes. Es autor de una extensa e importante obra poética, que ahora se edita en dos tomos. El primero reúne veinticuatro poemarios publicados en vida del autor, sus entregas en Papeles del martes, y algunas de las colaboraciones en revistas y obras colectivas. A su muerte, Emilio Rodríguez mantenía aún inédita una parte de su creación literaria, parcialmente conocida por lecturas públicas, por difusión en la red o por dedicatorias personales. Queda toda ella reunida en el segundo volumen. La edición se completa con una selección de sus dibujos, actividad también destacada del autor, y con diversas fotografías de su vida.
Bernardo Fueyo Suárez, responsable de la edición, fue compañero de curso de Emilio Rodríguez y dominico como él, psicólogo profesional y profesor durante años, fue director de la Editorial San Esteban (1987-2007) y en la actualidad es responsable de la Biblioteca Histórica, anexa a la Facultad de Teología San Esteban, de Salamanca.
María del Sagrario Rollán, autora del estudio introductorio sobre la poética de Emilio Rodríguez, es doctora en Psicología, y Profesora de Filosofía. Perteneció al grupo fundacional de poetas en torno a Papeles del martes y, desde los años 80, ha asistido de cerca al nacimiento de casi todos los versos del autor y ha prologado y presentado varios de sus libros.
A continuación se muestra la invitación a la presentación de la edición completa de la poesía de Emilio Rodríguez.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/Poesia-Emilio_Rguez.jpeg11751783@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-02-10 13:18:422023-02-10 13:28:01Emilio Rodríguez (1938-2020), un poeta cangués recuperado
Moal, Cangas del Narcea. Camino de casa Baragaño y el hórreo de casa Moreno. Años 60.
Exposición fotográfica
MOAL EN EL RECUERDO
A lo largo de los años 2021 y 2022, los maestros del C.P. Rengos, Tito Casado e Inés Gómez, con la colaboración de los vecinos de Moal y sus asociaciones se dedicaron a recoger fotografías sobre Moal y Muniellos entre los vecinos y vecinas de este “Pueblo Ejemplar de Asturias”. Lo que en un principio iba a ser una recopilación de unas docenas de fotos que sirviese para crear un álbum colectivo de recuerdos, se vio desbordado por la aportación masiva de fotografías que prolongó en el tiempo el trabajo de clasificación y documentación y por lo que se decidió llevar a cabo una exposición en la que todo el mundo pudiese contemplar estas imágenes físicamente o verlas simultáneamente proyectadas en pantalla mediante la elaboración de varios PowerPoint que favoreciese su visión. Para ello, las 125 fotografías de que consta esta colección se organizaron por temas:
El pueblo y la gente
La mujer
Los nenos y las nenas
La economía
Vehículos y medios de transporte
Muniellos: la madera
Muniellos: la caza
El ocio
Las fiestas
Las meriendas
Una vez seleccionadas y clasificadas las fotografías se contó con la intervención de las personas mayores de Moal, que visualizaron las fotos, localizando a las personas y los lugares y en caso de ser posible, datando la fecha aproximada en que se hicieron.
La exposición contó también con entrevistas a varios/as vecinos/as de Moal, desde los mayores del pueblo, hasta la última niña escolarizada en la escuela rural del pueblo. Estas entrevistas se llenaron de recuerdos y nostalgia sobre las formas de vida, los trabajos, las costumbres, los noviazgos o fiestas de este entrañable pueblo. El montaje audiovisual de estas entrevistas fue realizado por otra maestra del Colegio Vega de Rengos, Verónica Díez.
Ahora, gracias al trabajo y la colaboración de Tito Casado, Inés Gómez y Verónica Díez, todo este material pasa a estar a disposición del «TOUS PA TOUS» y por tanto de todos los usuarios de esta página para que, si es de su gusto, conozcan un poco más de la vida de Moal y de su historia.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/1960-Moal-corregida.jpg614840@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-02-10 01:10:012023-03-09 12:38:59"Moal y Muniellos: el pueblo y el bosque"
Antes de la guerra civil española, Brunete contaba con 1.451 habitantes, y en 1939 sólo quedaban 230. Todo el caserío se había perdido, incluso el cementerio se encontraba destrozado. La iglesia parroquial era el único resto de valor que se mantenía en pie.
Así lo reflejó el arquitecto cangués José Gómez del Collado (1910-1995), en un dibujo que se utilizó para ilustrar un artículo de los arquitectos encargados de la reconstrucción de este pueblo madrileño, J. Menéndez Pidal y J. Quijada, publicado en la revista “Reconstrucción” nº 2, mayo de 1940, editada por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/iglesia_brunete-corregida.png461395@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-02-03 11:39:352023-02-03 11:56:27Brunete en ruinas, por Pepe Gómez
En el siguiente audiovisual que hemos elaborado para la web del «Tous pa Tous» se pueden escuchar algunas de sus composiciones (números 13 al 16) recogidas en su publicación Veinte melodías asturianas para piano, editada por Víctor Saenz. Imprenta y litografía musical de C.G. Röder G.m.b.H., Lipsia.
Grabaciones sonoras:
13. – Santa María. Gijón, diciembre de 1906. Ded.: “A María Josefa”.
14. – Si te dan chocolate. Oviedo, noviembre de 1906. Ded.: “A María Josefa”.
15. – Aquel pobre marino. Oviedo, diciembre de 1906. Ded.: “A Jose María”.
16. – El jueves compré un gochinín. Oviedo, diciembre de 1906. Ded.: “A Jose María”.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/2011/11/TPT-AGV-01.jpg400296@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-01-22 11:09:282023-01-22 11:09:28Veinte melodías asturianas de Anselmo González del Valle (Números 13 al 16)
Don Anselmo se marchó de Cangas del Narcea del mismo modo que había llegado en 1878: precipitadamente. El 6 de noviembre de 1901 vende en Oviedo (ante el notario Secundino de la Torre y Orvíz) todas sus propiedades en el concejo, que eran más de doscientas, a los hermanos Alfredo y Roberto Flórez Gonzalez, por 175.000 pesetas. El precio de la venta fue bastante más bajo que el que había pagado González del Valle por estas propiedades veintitrés años antes, a las que además había que sumar las inversiones en un molino nuevo, una bodega moderna y otras mejoras. Los compradores no eran unos desconocidos para él. Eran nietos de Genaro González Reguerín, administrador suyo en Cangas del Narcea en 1897 y 1898, e hijos de José María Flórez González, al que Gonzalez del Valle tuvo que conocer en Oviedo, porque los dos pertenecían a la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, y compartían afición por la enseñanza, las bellas artes y la música.
En el siguiente audiovisual que hemos elaborado para la web del «Tous pa Tous» se pueden escuchar algunas de sus composiciones (números 17 al 20) recogidas en su publicación Veinte melodías asturianas para piano, editada por Víctor Saenz. Imprenta y litografía musical de C.G. Röder G.m.b.H., Lipsia.
Grabaciones sonoras:
17. Ni tú, ni tú, ni yo – Oviedo, diciembre de 1906.- Ded.: “A José María”.
18. Has de saber – Oviedo, enero de 1907.- Ded.: “A José María”
19. ¡Que chaquetilla tan curra! – Oviedo, enero de 1907.- Ded.: “A José María”;
20. La camisa del majo – Oviedo, noviembre de 1906.- Ded.: “A su amigo Baldomero Fernández”.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/Veinte_melodias_asturianas_para_piano.jpg482454@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-01-20 04:04:562023-01-22 11:11:07Veinte melodías asturianas de Anselmo González del Valle (Números 17 al 20)
El ingeniero técnico de minas de la extinguida empresa CARBONAR, Enrique Rodríguez García (Enrique RG Santolaya), es el autor de este libro editado conjuntamente por el «TOUS PA TOUS. Sociedad Canguesa de Amantes del País» y la Librería Treito de Cangas del Narcea.
CARBONAR tenía su yacimiento en Vega de Rengos y las oficinas centrales de la empresa se localizaban en Oviedo. Este yacimiento de antracita fue el último en cerrar en el concejo asturiano de Cangas del Narcea.
Con esta publicación completamos todo un conjunto de material gráfico y audiovisual, así como incorporamos a nuestra biblioteca el libro en formato digital. Todo ello queda recopilado en el apartado de Memoria canguesa, sección Minería de esta página web, dejando constancia para el futuro de lo que fue la industria que hasta hace muy poco movía nuestra comarca.
En el siguiente vídeo recogemos la presentación de la publicación por parte de su autor. Un libro técnico, en el que hablan datos tecnológicos, económicos y estadísticos de la minería del carbón en la comarca canguesa, bien hilvanados y elaborados. La grabación se realizó el 26 de febrero de 2021, en la sala TOUS PA TOUS de la Casa de Cultura “Palacio de Omaña” de Cangas del Narcea, contando para ello con la colaboración de Benito Sierra González (BSG•MEDIA).
A continuación, y tras el éxito de su primera edición totalmente agotada, publicamos el libro “La minería del carbón en Cangas del Narcea” para su consulta y descarga en formato pdf:
https://touspatous.es/wp-content/uploads/libro_mineria-e1651780825101.jpg681592@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-01-15 12:00:032023-01-15 02:56:06El libro "La minería del carbón en Cangas del Narcea" de Enrique RG Santolaya
Ya estamos metidos en noviembre, ya estamos en las fechas de San Martín. Estas fechas son aprovechadas en las zonas rurales para hacer la matanza del año. Este es el momento en que los cerdos pagan la cómoda vida que llevan durante un año, sin ningún tipo de preocupación, comiendo a pierna suelta todo tipo de manjares: pienso, berzas, maíz, castañas, y otros productos que obtienen de forma gratuita de sus dueños. Si tuvieran un poco de inteligencia, tendrían que desconfiar, nada en la vida es gratis, y como muy bien dice el dicho, “a todo gochín le llega su sanmartín”.
Esta matanza, antiguamente era uno de los momentos más importantes que tenían los pueblos para la supervivencia de todo el año. Dependían totalmente de que se hiciera con esmero y se conservara bien. Hay que añadir que, en aquellos tiempos, no había neveras ni congeladores, y la matanza era el principal aporte energético del año.
Una proporción equivocada o deficiente de los conservantes naturales en dicha matanza podía producir que se malograra, y, cuando llegaba el invierno, podía haber muchos problemas si había poca comida en la despensa. Esta responsabilidad de que saliera bien la matanza recaía en las mujeres, verdaderas conocedoras de las cantidades exactas de condimentos y proporciones de carne necesarias para hacer un buen embutido.
Probando productos de la matanza; pueblo de Santulaya.
Cada casa tenía una receta particular, esto le daba cierta categoría de chef a la mondonguera, que aplicaba su receta para hacer un buen embutido (muchas veces a ojo, sin pesar los ingredientes, sólo con verlos). Estas mezclas particulares hacían que en cada casa fuera diferente el sabor del chorizo. En una casa podía ser más picante o más dulce que en otra, tener diferentes intensidades de sal, perejil, ajo, diferente ahumado, etc.
Paralelamente, el matachín (matarife) también era un especialista en su materia, ya que si era bueno el cerdo moría con poco sufrimiento, sangraba bien y esto era bueno para la curación de la carne. La maestría de este hombre a la hora de salar era fundamental para que ésta no se estropeara. Era importante como cortar las piezas, como colocarlas en el duernu, como echar la sal entre la carne sin que queden huecos entre las piezas, también tiene que controlar los días de salado, para que quede un producto perfecto. Otro punto importante para que la calidad de la matanza fuera buena, es la comida que se daba a los cerdos dos meses antes del sacrificio. En otoño, se recogían las castañas, y éstas venían a hacer la función de las bellotas que se les da a los cerdos en las dehesas de Extremadura. En algunos pueblos, incluso se soltaban los cerdos por los castañales para que ellos mismos las comieran.
Días anteriores a la matanza, se preparan minuciosamente los medios necesarios para poder efectuar todo el proceso. Se prepara el duernu donde se pelarán los cerdos; se prepara el banco donde se matarán; se afilan los cuchillos, se preparan los ganchos de colgar, se compra la sal, se compra el pimentón natural de la Vera, el bramante para atar los chorizos, las tripas necesarias para enchorizar, etc. También era necesario llamar para estos días a varios familiares y algún vecino para ayudar, ya que, para sujetar los cerdos, se necesita un grupo mínimo de personas. Estas colaboraciones eran recíprocas, primero me ayudas tú a mí y después yo te ayudaré a ti.
Los trabajos ya estaban de mano definidos, los hombres mataban los cerdos, pelaban, descuartizaban y salaban el producto final: buenos jamones, lacones, cabezadas, tocinos, uñinos,zarraus (columna vertebral del cerdo), etc. Los hombres también se encargaban de limpiar el estómago de la vaca para hacer los callos que se comerían el día en que se acababa el proceso de matanza y se celebraba en familia una gran comida. Digo que limpiaban los callos de la vaca porque añadida a la matanza de los cerdos, casi siempre se mataba una vaca, que añadía a esta matanza cecina, costillares y carne que se mezclaba con la de los cerdos. Las mujeres limpiaban las tripas y eran responsables de la producción de todos los embutidos: morcillas, chorizos, choscos, lomos, butiechos y chenguanizas (longanizas). Estas últimas, las longanizas, en tiempos más ancestrales, tenían una utilidad especial ya que se utilizaban para amenizar la comida de las pedidas de mano de las mozas casaderas en las casas de labranza. Esto no sé cuánto tiene de realidad pero siempre lo escuché y lo cuento de forma breve, pues es llamativo.
Pueblo de Genestoso.
Cuando había un muirazo casadero en un pueblo y se entablaban conversaciones con una moza, era necesario ir a formalizar esta relación con propósitos de boda a casa de la moza. Esto se llamaba ir a la chenguaniza (longaniza). Se llamaba así porque en esa visita, la casa de la moza agasajaba a sus invitados mayoritariamente con buena longaniza y vino de Cangas.
El mozo iba a la casa de la moza acompañado con un personaje que era el embustero; este tenía mucha responsabilidad, ya que dependía mucho de él que el padre de la novia quedara convencido y cediera a que se celebrara la boda. Este embustero, mientras cenaba buena chenguaniza, ensalzaba las virtudes personales y económicas del novio, esto casi siempre lo hacía de forma exagerada, y, algunas veces, contaba mentiras para aumentar las bondades que el novio aportaba al matrimonio. Por lo general, tendía a describir posesiones y tierras que el novio tenía, las describía mucho más grandes de lo que eran en realidad. Las bondades del novio las ensalzaba de tal forma, que éste parecía un ser lleno de todas las virtudes conocidas. Era serio, buen vecino, de palabra, respetuoso, etc. Si era algo borracho o un elemento de cuidado, por supuesto, lo callaba. Por otra parte, la cuenta corriente que el novio tenía en el banco, siempre se presentaba muy saneada, y, si el mentiroso veía que el padre de la novia tragaba su historia, iba aumentando la bola, añadiendo que el novio era un gran prestamista de cuartos a intereses y que todo el mundo sabía que disponía de un buen capital.
Si el mentiroso hacía bien su función, el padre de la novia quedaba convencido y se le ponía fecha a la boda. Ese mismo día, el padre de la novia marcaba la dote que aportaba la novia al matrimonio. Esta dote se escribía en un documento público para que quedara de forma legal registrado. La dote podían ser aportaciones físicas como una habitación completa, un ajuar, una finca, ropas o también podía ser una dotación económica significativa.
¡Cuántos desengaños debió de traer antiguamente este sistema! ¿Qué pensarían aquellas novias cuando la mayoría de las veces se encontraban con una realidad muy diferente a la que describía el embustero? Se encontraba una casa terriblemente humilde, un marido bastante bruto, y, para rematar, sin cuartos en el banco. Bien, pues ya era tarde, no quedaba otra, había que tirar para adelante acordándose de los muertos del maldito embustero.
Este día de longaniza solía ser para los muirazos, los herederos de las casas. Los otros hermanos lo tenían difícil, no eran buenos pretendientes y no estaban bien vistos para pretender las mozas, estos desheredados no tenían medios ni futuro. Me contaron una historia real, que ocurrió hace muchos años en la zona, y que demuestra hasta qué punto llegaba esta situación. Evidentemente la contaré, olvidándome de los nombres de los participantes, para no abrir de nuevo heridas cerradas.
Atizando el “caldeiro”.
Por lo visto en un pueblo de la zona se hacía filandón (baile) todos los domingos. Una pareja de hermanos de otro pueblo subía asiduamente a bailar con las mozas. Uno se enamoró perdidamente de una moza del pueblo, pero este chaval tenía la desgracia que no era el muirazo de la casa. Todos los domingos subía a ver la moza y a bailar con ella, digo a bailar con ella porque en aquellos tiempos adentrarse algo más en la relación era casi imposible; desde el cura hasta la anciana más impedida del pueblo estaban pendientes de que no se cometieran pecados que pusieran en peligro las virtudes de las mozas. Con esta vigilancia, la madre de la moza rápido supo con quién andaba la hija, y, como aquí en Cangas nos conocemos todos, también supo de qué familia era. Quedó contenta la madre, el mozo era de buena familia, era de casa pudiente, pero aún faltaba algo para pasar el examen y era saber si aquel mozo iba a ser el heredero, el muirazo de la casa. Rápido empezó aquella madre a enterarse por otras vecinas que el mozo tenía un hermano mayor y este sería el muirazo y que el que andaba con la fía era un desheredado que tenía que marcharse a buscarse la vida.
Esta madre, cuando supo esto, se convirtió en la mayor pesadilla del mozo, cada vez que subía al filandón para ver a la novia, salía la madre, metía la moza en casa y se dice que incluso le tiraba piedras al rapaz, como si fuera un apestado para que se marchara. Bueno, este mozo lloró por las esquinas o mejor dicho apagó las penas por los bares de Cangas bebiendo buen vino de la época, y no le quedó más remedio que olvidarse de aquella aparición maravillosa con la que bailaba en el filandón. Cada vez que se acordaba de ella, veía la cara de la bruja de la madre despreciándolo y tirándole piedras. La vida sigue y no queda más remedio que levantarse, el mozo marchó para Madrid, y, con mucho esfuerzo se hizo un nombre en la capital, tenía buenos negocios y venía al pueblo a la casa natal, de vacaciones todos los veranos. Ahora era conocido en el concejo, su hermano —el muirazo— estaba muy orgulloso de él. Todo aquel que necesitaba dinero para arreglar una cuadra, una casa o comprar una finca, esperaba que llegara el verano para pedírselo a intereses al veraneante madrileño que tenía mucho capital y hacía de prestamista.
Preparando el cerdo en el duerno para pelarlo. Casa Eulogio, Genestoso.
En uno de estos veranos, Manuel, le voy a poner un nombre habitual de la zona para poder contar la historia, subió de nuevo al filandón del pueblo de la que fuera su novia, pero llegó tarde, esta moza ya estaba casada con un muirazo. Pero en la casa de la novia aún quedaba una hermana más pequeña, que estaba casadera, y, Manuel, que era un tipo elegante, con dinero, bien vestido y que hablaba muy bien, como los de los madriles, no lo tuvo nada difícil para ennoviarse con esta moza.
La madre cuando lo supo, no sabía si bajar al polvorín a comprar voladores o subir al Acebo para dar unas cuantas misas de agradecimiento. Rápido, invitó a casa a comer la chenguaniza a Manuel. El mozo siguió todo el curso legal de la relación con petición de matrimonio incluida, en la que no faltó un amigo que subió de embustero para ensalzar todas las posesiones que Manuel tenía en Madrid. Se marcó la boda, se dieron las proclamas en la iglesia y llegó el día de la boda. Manuel salió por la puerta de atrás de la casa de su hermano para que no lo vieran, y marchó corriendo para Madrid, dejando a la novia, a la futura suegra y a los invitados esperando en la puerta de la iglesia.
Eso lo llamo yo servir una venganza fría. Está claro que el odio que tenía Manuel a aquella mujer que le tiraba piedras y que no lo dejó casarse con su verdadero amor, era irracional. También está claro que la hija pequeña no tenía ninguna culpa de los errores cometidos por el diablo de su madre.
Vuelvo a la matanza y para esto escojo uno de los lugares más emblemáticos del concejo, el pueblo de Genestoso. Me levanto una mañana fría y desapacible de noviembre; una de esas mañanas en las que sólo apetece estar con amigos en un lugar recogido con ambiente caluroso. A ver si encuentro este ambiente en Genestoso. Esta vez no voy de ruta de montaña hacia el Cabril, esta vez me quedaré en el pueblo, en casa de Eulogio, que va a hacer la matanza del año acompañado de familiares y vecinos.
Salgo en las Mestas por la carretera que sube a Cibea y hacia el frente disfruto del viaje adentrándome en las curvas de la carretera de Cibea. Paso al lado del palacio de Carballo, que se presenta hoy un con una manta blanca creada por la frialdad de la noche. Sigo por el puente de Valsagra y llego al Puente Nuevo, donde se bifurca la carretera hacia Vallado y hacia Genestoso. Salgo por la izquierda hacia Genestoso. A la altura de Villar de los Indianos miro hacia la Gobia de Cibea, y veo como se asoma la nieve por este pico. Llego a Genestoso, y ya veo la casa de Eulogio. Entro y saludo a los dueños, Modesto, Benita y a su hijo Carlos. En el interior están desayunando todo el equipo de vecinos y familiares que van a ayudar con la matanza. Saludo a Juan de casa Teresín, Perales de casa Gavilán, Roberto de casa Pila, José de casa Laureano, y a las mujeres que harán el embutido, asesoradas por la dueña de la casa. Son Elenita, Mari y Herminia.
Sacando los uños del cerdo. Casa Eulogio, Genestoso.
En el exterior hay un fuego encendido que tiene encima un caldero ennegrecido lleno de agua que se utilizará para pelar los cerdos. En la cuadra están los cerdos gruñendo porque tienen hambre, llevan un día sin darles de comer para que su sistema digestivo esté limpio y sea más fácil lavarles las tripas.
Tras tomar un buen almuerzo y un buen café, todos los hombres se dirigen hacia la cuadra para sacar el primer cerdo. Lo sacan, lo sujetan al banco y proceden a matarlo. Actualmente, para matarlo se dispara con una pistola en la cabeza del animal para evitarle el sufrimiento y después se procede al sangrado. Antiguamente, la solución era más dramática, y, por supuesto, este primer paso es el más desagradable de la matanza, no lo describiré, pero es totalmente inevitable. Sin cerdo muerto, no hay matanza. La intención final es que el cerdo sangre bien, ya que esto es fundamental para que a la carne le entre mejor la sal.
Parte de la sangre se recoge y se utiliza para hacer las morcillas. Antiguamente se hacía con ella también las fixuelas (una especie de fixuelos con sangre).
Pelando el cerdo en el banco. Casa Eulogio, Genestoso.
Después de muerto el gocho, se mete en el duerno, recipiente donde se echa agua hirviendo para poder pelar el cerdo. Este agua hirviendo está en contacto unos minutos por todo el cuerpo del animal. Esto se consigue dándole vueltas al cerdo sin parar en el duerno. A continuación, se saca y se coloca encima del banco de matar, y aquí todos los hombres empiezan un frenético pelado o afeitado del cerdo. Este proceso debe de ser lo más rápido posible, ya que el tiempo de proceso es fundamental, si el cerdo se enfría mucho, pelará muy mal.
Se cuelga el cerdo y se abre en canal, extrayéndole las vísceras para que las mujeres las laven. Estas tripas servirán para hacer los embutidos, el estómago y la vejiga serán los recipientes donde se meterán los huesos de butiecho. El estómago de la vaca, el morro y las pezuñas serán la base de la pota de callos, que se zamparán el día de la cena de las chuletas.
Después de terminada la mañana de la matanza, se meten las canales de cerdo a buen recaudo, tienen que estar bien colgados y abiertos para que enfríen bien y puedan cortarse al día siguiente.
El primer día de matanza ya finalizó para los hombres y se procede a degustar una buena comida en la que no falta lacón cocido, chosco y todo tipo de carnes de la matanza pasada.
Las mujeres pican la grasa de los cerdos y la cebolla para hacer toda la tarde morcillas. Esta tarde se acaba embutiendo, cociendo y colgando estas morcillas.
El segundo día de matanza toca partir la carne, es el día de partir, y, por la noche, es el día de celebración, el día de las chuletas. El matachín empieza a partir y a separar las distintas piezas del cerdo. Unas piezas irán al sal en la pila de salar de la bodega (recipiente para salar la carne), estas piezas son los jamones, lacones, el zarráu (columna del cerdo), cabezadas, uñinos y tocinos. Las partes restantes se llevan a las mujeres para que las preparen y puedan ser elaboradas en forma de embutidos. Finalmente, se preparan las costillas y las chuletas que se comerán en la cena, donde estarán invitados todos los participantes de la matanza. A esta cena también se le añade los callos de la vaca.
Las piezas que van para la pila de salar deben ser colocadas con mucho esmero por el matachín. Este les saca la sangre que aún está en la carne apretando con las manos las piezas, les echa sal procurando que todas las superficies estén en contacto con ésta e intenta colocar las piezas como si fuera un Tetris, procurando no dejar muchos huecos entre pieza y pieza. Un error aquí, y la carne puede salir mal salada, malogrando las reservas de la familia para todo el año. No todo el mundo es matachín, este trabajo requiere de cierta experiencia.
Como dije, las otras partes del despiece, pasan a la zona de elaboración de las mujeres, las mondongueras. Aquí se despieza y se seleccionan todos los tipos de carne que se agregarán a los embutidos, a los huesos de butiecho, a los lomos y a los choscos.
Pelando el cerdo y recogiendo el agua del duerno. Casa Eulogio, Genestoso.
Después de tener todas las piezas bien seleccionadas, se pasa a picar la carne. Con esta carne picada, la mondonguera o chef de la casa mezclará de forma secreta las proporciones de carne y adobo adecuadas para tener un producto especial. Cada casa tiene su fórmula particular. Este adobo está compuesto de conservantes y especias naturales, como son el perejil, ajo, pimiento dulce, pimiento picante, sal, etc.
Como podemos ver, la responsabilidad de esta mondonguera es muy grande, si sale mal el embutido se estropea, si el adobo no es el adecuado el embutido puede salir con un sabor demasiado salado, demasiado picante, o, simplemente, estar incomible. Cuando veo dar estrellas Michelín por comidas hechas con nitrógeno líquido y otras extravagancias, me acuerdo de estas mondongueras que no tienen ningún premio y son las que hacen comida de verdad.
Finalizado todo este proceso de picado y amasado de la carne se procede a llevar los recipientes a una zona fresca, donde se maceran bien las mezclas para ser embutidas el día siguiente. Este es el momento más álgido de la matanza. Finaliza el proceso más complicado y empieza la verdadera celebración, la cena de las chuletas. En esta cena se tira la casa por la ventana, se invita a todos los participantes de la matanza y a algunos familiares, y se inicia la prueba de resistencia a ver quién cena más fuerte esa noche. Se empiezan por los callos, que si están buenos, algunos repiten dos platos, se sigue con las chuletas, para pasar después a las costillas fritas.
Abriendo el cerdo. Casa Correo, Santulaya.
Es algo tradicional que todo esto nunca se acompañe con ensaladitas de verdura y otras zarandajas. Debe de ser solo carnes y buen vino. Antiguamente, si se iba a una cena de estas y aparecía algo de verduras para entretener, esto se tomaba muy mal por los comensales. Eso no era una cena de matanza tradicional, eso solo significaba que el ama de la casa era una tacaña y esta quería fartar a los comensales con verduras para que no comieran lo que realmente era importante, las chuletas, las costillas y los callos.
Una vez que se catan todas estas viandas, se pasa al postre, que ya no lo describo, pues cada casa tiene sus preferencias. Pero una vez más puedo decir que no tenían nada que envidiar a los de las estrellas Michelín. Está claro que con esta cena, alguien tenía que explotar, pero como dato curioso nunca se supo que alguien muriera en todo el contorno del concejo, así que tan malo no puede ser cenar tanto.
Colgando la matanza. Casa Eulogio, Genestoso.
Pero todavía no acaba aquí la historia. Después del postre, se hace una sobremesa hasta altas horas de la noche. Esta sobremesa era amenizada por dos elementos fundamentales. Uno era el río de bebidas, licores, cafés y demás excitantes que se ofrecían a los comensales. El otro elemento eran las historias que se contaban toda la noche. El lector tiene que trasladarse a épocas en las que no había televisión en las casas, y la única diversión era contar o escuchar viejas historias. Recuerdo que aquellos paisanos tenían una capacidad para contar historias impresionante, desarrollaban hasta el más mínimo detalle, te hacían vivir en presente la historia que contaban, y, lo mejor de todo, era que te hacían creer que era real, pues siempre las adornaban con nombres y lugares conocidos.
Era muy común contar historias con temas un tanto paranormales. Todo eran apariciones y situaciones extrañas e inexplicables. Estas historias dejaban intuir la existencia de mundos paralelos, el nuestro y algo más.
Pelando las cebollas.
Recuerdo como los pequeños de la casa callábamos y escuchábamos esas historias sin pestañear. Hasta aquí todo muy bien, pero cuando se acababa todo, había que ir para la cama, y esto se convertía en un suplicio. Aparecía el miedo a los fantasmas de las historias, se miraba debajo de la cama que no hubiera nadie, se ponía una silla detrás de la puerta para que no se pudiera abrir, cualquier ruido era sobrenatural, sacar las piernas de las sabanas podía ser un error mortal. Uno se dormía por inanición, se dormía de cansancio por estar en vigilia toda la noche escuchando los ruidos sobrenaturales que había fuera.
Picando cebolla y grasa para las morcillas.
Estas historias están escritas a fuego en mi subconsciente, nada mejor para no olvidarlas que el miedo que producían después. Como digo, tengo muchas en el recuerdo y describiré a continuación alguna. Llevaban sello de realidad, tenían nombres quienes las vivían, y esto les daba mayor veracidad. Está claro que la mayoría eran mentiras, simples puestas en escena de quien las contaba. Otras aparentaban ser reales, sobre todo desde el punto de vista de quien las interpretaba, otras seguro que eran producidas por los miedos irracionales de quien las vivía, pero da igual, son muy entretenidas e imaginativas. Además, muchas ya pertenecen al folclore de la zona.
A continuación describo algunas de estas historias que se contaban, y, para no extenderme, las simplificaré. No se me ocurre adornarlas con la riqueza de detalles que eran contadas, porque sería muy largo.
La sombra y Juaco de Mingón
Embutiendo las morcillas y colgadero para ahumarlas en la cocina vieja o chariega.
Contaban que un tal Juaco de Mingón, casado en Santa Eulalia, subía de noche hacia Moral, su pueblo natal. El venía de cortejar de Santa Eulalia y por la carril del Pando, antes de llegar a San Antonio, se le apareció una sombra que lo acompañaba. Esta sombra cada vez se hacía más grande, hasta que llegó un punto a la altura de San Antonio que ocupaba toda la pista. Juaco, impresionado, y no sabiendo a lo que se enfrentaba, se dirigió a aquel fenómeno preguntándole si lo dejaba pasar. La sombra le contestó con un consejo, “andar de día que la noche es mía”. Juaco contaba que, después de pasar esto, quedó totalmente inconsciente sin saber dónde estaba. Cuando se recuperó, siguió camino de Moral y la sombra desapareció sin dejar rastro.
La explicación podría ser que en Santa Eulalia siempre tuvimos muy buenas viñas y muy soleadas. Aquel día, Juaco, en Santa Eulalia, pudo empinar demasiado el codo y esto le provoco que viera sombras subiendo hacia Moral.
Pepe, el matachín de casa de Olaya de Arayón
Preparando la carne para picar.
Por lo visto, hace muchos años, un tal Pepe de casa de Olaya de Arayón era el matachín que hacia las matanzas en el pueblo de Santa Eulalia. En una de estas matanzas, se quedó hasta muy tarde en la cena del día de las chuletas, y, finalizada la fiesta, se marchó para su casa de Arayón. Bajando hacia Arayón por el camino que va de Llano a Cangas, se encontró con una anciana vecina del pueblo de Llano que también se dirigía por el mismo camino y en la misma dirección. Pepe la reconoció e intento entablar conversación con ella. Le pareció raro, ésta sólo caminaba y no respondía a la conversación. Pepe consideró que la vejez de la señora y su posible sordera eran la causa de su silencio, así que la acompañó hasta la zona denominada del Vache. En esta zona se despidió de la anciana, y bajó hacia la presa dirección a Arayón.
Al día siguiente, Pepe volvió a Santa Eulalia a hacer otra matanza y nada más llegar escuchó a los vecinos decir que por la tarde tenían que ir al entierro de una vecina de Llano. Pepe cuando escuchó esto, quedó frío; dijo, ¡hombre, que mala suerte!, todavía ayer a las tres de la madrugada me acompañó, iba dirección a Cangas. Los vecinos le increparon a Pepe que tenía que estar equivocado, ya que la vecina había muerto a las siete de la tarde. Pepe, como nos podemos imaginar, quedó impresionado, y siempre afirmó que quien lo acompañó esa noche era esa vecina de Llano o su espíritu.
El fantasma y Lola la de Lache
Chorizando. Pueblo de Santulaya.
Hubo un tiempo en el que un fantasma tenía atemorizados a todos los que andaban de noche desde Cangas a Llano. La gente veía un fantasma que aparecía y desaparecía y nunca se dejaba ver de cerca. Esto no solo le ocurrió a una persona, sino que lo veía mucha gente de la zona. Al ser la visión tan pública, era fácil creer que era una realidad aquel fantasma. Si lo veía más de una persona, le daba credibilidad a la aparición, todos los que veían el fantasma no estarían locos. Bien, pues tiempo después, se descubrió cual era el motivo de la aparición del fantasma.
Por lo visto los Manzaninos de Cangas estaban escondidos en un nicho del cementerio para no ser apresados, y Lola, la de Lache, subía la pobre mujer disfrazada de noche a llevarles la cena. Cuando se encontraba de lejos con algún vecino que viajaba de noche, ésta se escondía y cuando pasaba volvía a aparecer. Ese era el motivo del fantasma que nunca daba la cara y aparecía y desaparecía.
La escopeta y el perro sin dientes
Atando chorizos y haciendo lomos.
Decían de un vecino de Rengos que era muy fanfarrón, que un día estaba cenando en una casa de La Viliella después de una jornada de caza, y, tras la cena, se preparó para marchar hacia su casa en Rengos. Para esto tenía que pasar el puerto del Rañadoiro. Fuera hacía una de esas noches malísimas, una de esas noches de invierno oscuras, que dicho sea de paso, son muy propicias para contar este tipo de historias. Bueno, el caso es que los demás comensales de la cena le indicaron que se quedara a dormir, ya que la noche era como mínimo muy desagradable y podía ser peligrosa. El sacó su fanfarronería, dejando ver lo valiente que era, y dijo las siguientes palabras: “yo con esta escopeta y el perro tan bueno que tengo, no le tengo miedo ni a Dios ni al Diablo”. Se marchó de La Viliella dirigiéndose a la espesa arboleda del Rañadoiro, y los vecinos se quedaron preocupados viendo como las tinieblas del puerto lo engullían. Al día siguiente, no apareció en su casa; la cama estaba sin deshacer. La preocupación empezó a sentirse en los dos pueblos, y se pusieron a buscarlo por el monte del Rañadoiro. Dieron con él a la media tarde del día siguiente, estaba acurrucado debajo de un xardón, con las ropas rotas, con la escopeta totalmente inutilizada y con el perro sin dientes en la boca. Le preguntaron qué le había pasado, pero estaba ido, nunca más habló y se murió cinco días después. Nunca se pudo saber qué fue lo que vio o lo que le pasó.
El perro de encima de casa de Cueiras
Esto ocurre en tiempos de las guerras carlistas. Se cuenta que había partidas carlistas por esta zona que iban a los pueblos y todos los chavales que valían para la guerra los forzaban a alistarse al ejército.
Subían vecinos de Santa Eulalia y de Llano por el camino que pasa por casa de Cueiras y por la plaza de los Moros, en dirección al baile que se hacía en el pueblo de Acio de Caldevilla. Cuando llegaron a la altura de la peña de la Guallina, se les apareció un inmenso perro blanco en el medio del camino impidiéndoles pasar. Cuanto más se enfrentaban al perro, este más fiero se ponía. El caso es que tuvieron que frenarse y en ese momento escucharon subir a lo lejos, por el regueiro de la casiecha, un ruido ensordecedor. Este ruido fue desapareciendo dirección a las Tabladas de San Antonio. Cuando ya no se escuchaba nada, el perro blanco desapareció de repente como una ligera niebla ante los atónitos ojos de los vecinos. Estos prosiguieron hacia el baile de Acio de Caldevilla. Al día siguiente, supieron que aquel ruido que subía por el regueiro de la casiecha, era una partida de carlistas que estaban buscando chavales para alistarlos a su ejército.
La historia cuenta que aquel perro que apareció y desapareció misteriosamente salvó a los chavales de Santa Eulalia y de Llano de ir a enfriar balas a una guerra que no iba con ellos.
Las ánimas andan por el cementerio de Cangas
Colgadero con embutido preparado para ahumar. Casa Eulogio, Genestoso.
Por lo visto, una noche estaban unos chavales de Cangas pescando a la rechumada en el río Narcea, debajo del cementerio de Cangas, cuando escucharon unas voces y unos ruidos de ultratumba que provenían del cementerio. Los chavales, al escuchar semejantes lamentos, se asustaron. Dejaron los bártulos y las truchas que tenían en el río, y se fueron para Cangas, pero estos ruidos de ultratumba siguieron sintiéndose todas las noches de los días siguientes, amedrantando a los vecinos que se trasladaban a esas horas intempestivas y pasaban cerca del cementerio.
Esto creó, como nos podemos imaginar, muchos comentarios, y, sobre todo, mucho miedo, en unos tiempos oscuros donde todas las explicaciones acababan siendo algo sobrenatural. Por lo visto se supo o se culpó después a unos curas de Cangas, que hacían esto para que se dieran misas.
Esto último no hay que cogerlo al pie de la letra, seguro que quien contó lo de los curas, tenía las mismas pruebas que los que achacaban el fenómeno a fuerzas sobrenaturales.
Los serradores y el ovni del Pando
En el pueblo de Llano había dos hermanos que se ganaban la vida serrando a mano la madera para hacer las casas. Un día subían por el Pando en dirección al pueblo de Pixán donde tenían trabajo. Tenían que serrar madera para hacer el tejado de una casa. Para llegar al amanecer a Pixán, salieron de noche de Llano, y, cuando subían por encima de Moral, vieron salir una figura redonda por el perfil de la montaña del Acebo. Esta figura era grandísima y en su centro brillaba un sol, era como si tuviera fuego dentro.
Cuando esta bola redonda se aproximó a la montaña del Pando, cogió dimensiones descomunales y los dos vecinos de Llano quedaron petrificados de miedo viendo aquello. La forma brillante se dirigió hacia Adralés, desapareciendo detrás de la montaña. Nunca se explicaron los dos hermanos que podía ser eso que vieron.
Hoy, desde la distancia, yo me inclino a pensar que era un globo aerostático que venía viajando por esta zona y el fuego brillante interior, era el quemador que tienen para variar la densidad del aire.
Pero claro, yo actualmente tengo esa información, pero en aquellos tiempos remotos, en una zona aislada como esta, ¿quién sabía lo que era un globo aerostático?; era fácil impresionarse.
Juaco de Xipón de Santa Eulalia, el Cristo y las Ánimas de la Santa Compaña
Esta siempre la contaba Juaco de Xipón, que tenía un don especial para narrar este tipo de historias.
Bajaba Juaco de Xipón de Santa Eulalia de cortejar en Veiga, y se le echó la noche encima. A la altura de la casilla de Llano, vio salir del río una figura como un Cristo crucificado, parecía un fantasma, y este andaba con una cruz al hombro y emitía grandes lamentos. Xipón, se paró, pues estaba todo muy oscuro, y, al pararse, también percibió un sonido a lo lejos como una campanilla que sonaba rítmicamente. Xipón, impresionado, no lo dudó: “esto deben de ser las Animas de la Santa Compaña”. Dejó que se alejara aquella figura crucificada, y, de repente, siente un repicar metálico de botas subir por la carretera. Era Juanín de Vegapope, que subía de cazar y calzaba unas botas ferradas con elementos metálicos, a éste le acompañaba su perro de caza. Este perro tenía un cascabel, y el sonido que producía era igual al que Juaco había escuchado de acompañamiento del crucificado. A Juaco ya solo le quedaba saber quién era el crucificado para entender todo lo que había visto. Le preguntó a Juanín si se había cruzado con un fantasma que arrastraba una cruz y Juanín le dijo que sí. Que el fantasma era un vecino de Llano que llevaba una piértiga de madera al hombro para hacer un carro, y, como era tan pesada, se iba lamentando y de vez en cuando se acordaba de todos los santos.
Lo que son estas historias, de noche todos los gatos son pardos. Si Juaco no se cruza con Juanín de Vegapope, le queda el cuento de que vio un ser lamentándose con voces de ultratumba que llevaba una cruz a cuestas, y, para rematar lo acompañaban Ánimas de la Santa Compaña que al andar hacían sonidos metálicos y tocaban campanillas.
El muerto de Amago que robaba las veceras del agua a los vecinos
Matanza recién sacada de la sal. Casa de Agustina, Moral.
Un vecino de Amago subió a la cena de la matanza con su padre al pueblo de Villar de Adralés, y, a altas horas de la noche, bajando ya para su pueblo, vieron el espíritu de un vecino muerto cambiando la vecera del agua en un prado.
Este vecino, en vida ya había sido muy problemático, pues tenía la mala costumbre de andar de noche robando el agua de riego de otros vecinos para echarla a los prados de su propiedad. Por lo visto, esta manía le quedó después de muerto, y el espíritu no descansaba en el más allá, volvía todas las noches a hacerles la misma faena a los vecinos.
Las pegas (urracas) y los perros huelen la muerte
Se contaban infinidad de casos donde las pegas tenían un protagonismo un tanto misterioso. Por lo visto, estas olían la muerte, o, simplemente, la veían cuando venía a hacer su trabajo con la guadaña. Días ante de morir alguien en una casa, a veces ocurrían sucesos especiales con las pegas. Estas se ponían medio locas y acudían en manada a picar contra las ventanas de la casa. Chocaban repetidamente con los cristales de las ventanas, lo hacían con tanta intensidad que a veces dejaban su propia sangre en los mismos. Esto era un mal presagio, algo le iba a pasar a algún miembro de la casa. Finalizaban la historia relatando varios nombres de varias casas que murieron en los días siguientes del suceso de las pegas.
Los perros también huelen la muerte, estos empezaban a aullar insistentemente en la casa donde en pocos días habría una defunción.
Apariciones
Eran muchas las historias de apariciones. Un vecino de Llamas está en la habitación acostándose, apaga la luz y siente un peso importante a los pies de la cama. Se incorporó y ve la imagen de su hermana muerta mirando para él. Sobresaltado, le preguntó qué quería, y ella dirigiéndole una leve sonrisa desapareció. Evidentemente, el vecino de Llamas tiene nombre y apellidos, esto no dejaba lugar a dudas, la aparición tuvo que ser real.
Otro sentía como todas las noches las vacas en la cuadra se sobresaltaban y cuando bajaba a ver lo que pasaba todo estaba en calma. Una noche bajaron el dueño de la casa y su hijo para coger al ladrón que alteraba las vacas y la sorpresa fue mayúscula, en el centro de la cuadra estaba la imagen del abuelo fallecido. El amo de la casa casi se desmaya. Le preguntó a la imagen que qué quería, y esta no contestó, se giró y desapareció.
Podría seguir escribiendo miles de estas historias. Hay que ponerse en la piel de un niño de nueve años que está escuchando todo esto; ahora se puede entender porque yo no quería ir a dormir el día de la cena de la matanza.
En la matanza del año siguiente, mis primos y yo no nos acordábamos del miedo que pasábamos escuchando estas historias, y repetíamos el proceso, callados y sin pestañear volvíamos a escuchar las nuevas historias que se contaban en la sobremesa del día de las chuletas.
Tras estas historias, vuelvo al tema que nos ocupa, que es la matanza, y describo lo que se hacía el ultimo día, que era al día siguiente de la cena de las chuletas. Este día se prepara todo el embutido y se cuelga. Esto es todo un espectáculo. Normalmente estos colgaderos ocupaban toda la superficie del techo de una cocina vieja. Este techo está totalmente ennegrecido por el humo. El contraste de colores es total, de fondo el color negro del techo ahumado, delante todo el embutido de color rojo pimiento. ¡Qué plasticidad, qué expresividad, qué capacidad de combinación de los colores! Ni Van Gogh, ni Picasso, ni nada. No hay lienzo mejor que este colgadero de embutidos.
Las semanas siguientes se empieza a esmesar (sacar) porciones de chorizo para freírlo acompañado de unos huevos. Degustar este plato tan simple se convierte en un momento sublime.
Todo el producto que resulta de esta matanza, la dueña de la casa la va distribuyendo en porciones controladas para que dure todo el año. Si esta mujer era buena administradora, la matanza duraba hasta la siguiente, si por el contrario no lo era, a mitad del año ya no había nada en los colgaderos.
Genestoso. Enrique RG Santolaya probando el embutido en casa Eulogio, con Modesto y su hijo Carlos.
Por Navidad había que mandar paquetes para los familiares de Madrid con la prueba de la matanza, ellos enviaban el turrón.
También había otros momentos de más gasto en los que se tenían que poner más cantidad de comida. Por lo general, esto ocurría siempre en las celebraciones y en la recogida de las cosechas, como la recogida de la hierba, del trigo, del maíz, del vino, etc. A estos trabajos acudían muchos vecinos a ayudar, y tenía que disponerse de más comida. Con el vino pasaba lo mismo.
Alguna vez me contaron que para segar un prado por la zona de las chamas de Llano, había cinco hombres, y el amo del prado subió un garrafón de veinticinco litros de vino y lo metió en un pozo de agua para que estuviera frío. Cada maracho (hilera) de hierba que segaban, paraban y echaban un trago. La anécdota fue que a las doce del mediodía, el dueño del prado tuvo que bajar de nuevo a casa a por más vino porque se acabó todo. Esto demuestra que la comida y la bebida desaparecían muy rápido en esos días de recogida donde se juntaba tanta gente.
Escribiendo este último párrafo, pienso yo, como pudieron acabar el prado aquellos segadores después de beber tanto vino. Si yo bebo cinco litros de vino por la mañana, solo pueden ocurrir dos cosas: o me tumbo debajo de un árbol a dormir la mona, o me tienen que bajar directamente para el hospital de Cangas.
Enrique R.G. Santolaya
Vídeo: Proceso de elaboración de la matanza en el pueblo de Santulaya
https://touspatous.es/wp-content/uploads/Imagen19-Probando-el-embutido-en-casa-Eulogio-con-Modesto-y-su-hijo-Carlos.jpg443590Enrique R.G. (Santolaya)https://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgEnrique R.G. (Santolaya)2023-01-14 20:21:322023-01-14 20:42:32Recuerdos del "San Martín", tiempo de matanzas
Entrevista realizada en Buenos Aires (Argentina) al escritor español Alejandro Casona con motivo de su regreso a España y que ha sido efectuada por el periodista argentino Hugo Ferrer el 8 de enero de 1962.
Min. 01.24: Toma la palabra Alejandro Casona para hacer referencia a las largas temporadas que pasa fuera de España, continúa con una pequeña autobiografía.
Min. 05.05: Casona comenta los hechos más importantes en su labor de autor teatral por toda Iberoamérica.
Min. 10.27: Prosigue la entrevista centrándose en la obra teatral “Los árboles mueren de pie”, representada con éxito por todo el mundo.
Min. 14.47: Hugo Ferrer, pregunta a Casona por su seguimiento del movimiento literario español (teatro, poesía…), así como de los autores españoles.
Min. 19.16: Finaliza la entrevista con el anuncio del regreso a España para estrenar una de sus obras.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/A.Casona-Entrevista.png634457@touspatoushttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpg@touspatous2023-01-11 11:25:392023-01-11 11:28:05Entrevista realizada en Buenos Aires a Alejandro Casona (Besullo, 1903 - Madrid, 1965)
Los dramaturgos Lauro Olmos (izda) y Alejandro Casona (dcha) en 1962.
Antonio Fernández Insuela, Catedrático jubilado de Literatura Española de la Universidad de Oviedo, especialista en teatro, minucioso erudito, maestro generoso e inestimable amigo, lleva varias décadas sacando adelante muy diversos estudios sobre la vida y la obra de Alejandro Casona, algunos de ellos ya consultables en nuestra web, muchos otros recogidos en el libro-homenaje Un teatro de cordiales fantasías. Estudios sobre Alejandro Casona (KRK, 2019), donde las editoras de la obra —María del Carmen Alfonso García, Raquel Fernández Menéndez y María Martínez-Cachero Rojo— recopilaron los estudios que el profesor Insuela fue dedicándole al dramaturgo de Bisuyu / Besullo desde 1990. Antonio Fernández Insuela es, junto con José Rodríguez Richart, quien más y mejor se ha ocupado de la vida y la obra de Alejandro Casona, dejando siempre claro el compromiso ético del dramaturgo con los desfavorecidos y los vencidos, su identificación emocional con aquellos que no han conseguido ganar, como, por otra parte, expresaba él mismo en una de sus intervenciones en la radio argentina recopiladas por Evaristo Arce en Obra inédita de Alejandro Casona: charlas radiofónicas (IDEA, 1982), donde en la titulada “Estética del fracaso”, nos dice: “Basar la educación de un pueblo en la simpatía sentimental al débil, al caído, al pobre, al eterno vencido, aunque sea muy evangélico no creo que resulte un programa aconsejable. Pero basarla en el culto pragmático del éxito atando los ideales públicos al carro del vencedor es moralmente el regreso a la más pura barbarie, y políticamente la mejor cantera para la fabricación en serie de esclavos voluntarios”.
Programa de “La Camisa”. Teatro Alkazar, 1964
Desde ahora, los seguidores de Alejandro Casona y del «Tous pa Tous» podrán disfrutar de una nueva aportación a la bibliografía de nuestro escritor más universal. En este caso se trata, además, de una pieza en la que podemos leer las palabras literales que el propio Casona le dedicó a un joven compañero de profesión: Lauro Olmo, uno de los dramaturgos más sobresalientes del teatro español de posguerra que veía en Casona un referente. Quien vivió un cuarto de siglo en el exilio tras la guerra civil y quien se ocupaba de tratar de mostrar la realidad de la vida cotidiana en la España franquista de los años cincuenta y sesenta poniéndole una guirnalda de fantasía (tan propia de Casona) se conectan con exhaustividad y maestría en este artículo titulado “Sobre la correspondencia de Lauro Olmo con Alejandro Casona y la representación de La camisa por el I.F.T. en Buenos Aires”. El artículo acaba de salir en el libro colectivo A la sombra de las luces. Homenaje a Fernando Doménech, publicado por Fundación Universitaria Española y de cuya edición se han encargado las profesoras Ana Contreras Elvira y Guadalupe Soria Tomás. A ambas, así como al propio Antonio Fernández Insuela, queremos agradecer su amabilidad por dejarnos reproducirlo.
https://touspatous.es/wp-content/uploads/lauro-Casona2.png472771Alfonso López Alfonsohttps://touspatous.es/wp-content/uploads/logo_touspatous.jpgAlfonso López Alfonso2023-01-09 15:13:122023-01-09 15:55:29Sobre la correspondencia de Lauro Olmo con Alejandro Casona y la representación de "La camisa" por el I.F.T. en Buenos Aires
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