Publicación de noticias históricas relacionadas con la historia, el arte, la literatura, etc. de Cangas del Narcea.

Cierre de la última mina de carbón operativa en Cangas del Narcea

Cierre de la mina de CARNONAR, Vega de Rengos, Cangas del Narcea el 17 de febrero de 2020.

Vídeo del cierre de la última mina de Rengos, Cangas del Narcea, el 17 de febrero de 2020. Último recorrido por la mina de CARBONAR, en Vega de Rengos, para apagar las bombas de agua, dejando que se inunde la última mina de carbón operativa en la denominada Cuenca del Narcea. Además, observando el proceso de inundación se aprecia claramente como la tierra vuelve a exigir su espacio, enterrando la impresionante maquinaria que permitió a la minería de esta comarca alcanzar un nivel tecnológico y productivo equivalente a cualquier mina de interior del escenario mundial.



 

El período segoviano (1622-1628) de Luis Alfonso de Carvallo y el misterio de su libro sobre Asturias desvelado

Colegio de la Compañía de Jesús de Segovia, en construcción en la época del Padre Carballo. Vista del claustro barroco de Juan de Mugaguren.

El autor trata en este trabajo de documentar la presencia del cangués Luis Alfonso de Carvallo (1571-1635), ya jesuita desde 1616 y profesor de humanidades en el prestigioso colegio de la Compañía de Jesús en Segovia probablemente desde 1622. Una buena ocasión para asomarse a la vida interna de este colegio del que tan poco se sabe, como de la mayoría de los colegios jesuíticos en la Edad de Oro. Podremos así recrear la atmósfera en que vivió Carvallo a través de los datos recogidos sobre los compañeros de comunidad en esta etapa segoviana y, en especial, establecer un perfil de los dos superiores que tuvo Carvallo en esta época. Uno de ellos nada menos que el ilustre y benévolo Francisco Pimentel, hijo de Juan Alonso Pimentel, octavo conde de Benavente, que había sido virrey de Valencia y Nápoles, y que, al morir en 1621, era del Consejo Real y presidente del Consejo de Italia. El otro superior, desde 1625, fue el arbitrario Francisco de Corral, que emitió un juicio muy negativo sobre Carvallo. Bajo la dirección de Corral el colegio de Segovia se volvió muy conflictivo y preocupaba sobremanera al sexto general de los jesuitas (de 1615 a 1645), el romano Mucio Vitelleschi. Lo veremos, con curiosos detalles.

Conviene antes recordar lo poco que sabemos con certeza de Carvallo en su larga etapa prejesuítica. Publica una preceptiva poética, Cisne de Apolo (1602), que es la más importante del siglo XVII español, y escribe, además, una de las mejores y más citadas fuentes para la historia de Asturias, Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias (1695). Como se ve, esta última aparece póstumamente. Y el misterio queda aclarado en este trabajo de Porqueras Mayo, que subimos a la Biblioteca Digital del «Tous pa Tous», a causa de la documentación del período segoviano que ha descubierto en Roma. Sabemos, porque nos lo había dicho el propio Carvallo en sus dos obras citadas, que había nacido en Cangas de Tineo, hoy Cangas del Narcea. La documentación romana nos lo confirma, así como nos ofrece la fecha exacta: 1571. Enseñó (nos lo dice el autor en el Cisne de Apolo) latinidad en su «patria ingrata», es decir, Cangas de Tineo.

Dice Alberto Porqueras Mayo: «No existe documentación sobre Carvallo previa a su entrada en la Compañía. En Cangas del Narcea he rebuscado en la parroquia, pero no se conserva nada. Tampoco queda ningún testimonio documental de su paso por Villarrodrigo en León. Nada se conserva asimismo en el archivo diocesano de León. Tampoco en el archivo diocesano de Oviedo, que fue destruido por las llamas. La misma suerte corrió el archivo universitario de Oviedo, donde Carvallo había sido profesor. ¿Es posible que no exista ninguna huella documental del paso de Carvallo por Oviedo? Me resisto a creerlo. En mi estancia en Villagarcía de Campos no encontré nada relativo a Carvallo. Tampoco tuve suerte en mis rebuscas en el Archivo Histórico Nacional de Madrid, ni en los fondos jesuíticos de la Academia de Historia de la misma capital, ni en mis visitas a los archivos jesuíticos de Alcalá de Henares y del santuario de Loyola en Guipúzcoa.»


Acto entrañable en recuerdo del fundador del «Tous pa Tous»

Mario Gómez tras colocar la corona a su tío-bisabuelo como homenaje del Tous pa Tous a su fundador.

A las diez y media de la mañana del 23 de enero de 1872, nacía en Cangas del Narcea (entonces Cangas de Tineo), en la casa de sus padres en La Refierta, conocida como la «Casa del Médico», el que a la postre sería el fundador del «Tous pa Tous» y de «La Maniega», el insigne cangués Mario Gómez.

Se cumplen pues, 150 años de aquel acontecimiento que en uno de sus libros, «Los siglos de Cangas de Tineo. Primera parte»; (Madrid, 1920), Mario Gómez narraba así:

«[…] Era una tarde obscura, nublada, silenciosa, de recogimiento y expectación, del día 23 de Enero de 1872. Las nubes, advertidas, acudían a extender sobre Cangas un gris dosel que diese solemnidad a la escena, y sintiendo el escalofrío de lo grandioso sudaban flores que alfombrasen estas calles. Los morrillos, los poyos, las almenas, lucían blancas moñas. Vestían las casas sendos mantos de armiño. El Narcea parecía aquietado y tímido ante la ansiedad que notaba en sus orillas. Ni un ruido, ni una voz turbada aquellas horas críticas para la vida humana.
Cuando más conmovidos se estremecen los cúmulos, deshaciéndose en blancos copos de nieve; cuando ya el sol se va a esconder por ocultar su emoción, una bella señorita canguesa sale de la botica y presurosa se dirige a la casa del médico. Casi en el mismo momento, pálido y vacilante, se dirige a la iglesia el cura párroco. Poco después salen de su casa en La Refierta dos médicos, y delante de ellos aquella señorita y otra dama canguesa, bella entre todas, haciendo las dos guardia de honor al tesoro de los mundos que Pepina la Cuca llevaba en brazos, religiosamente guardado bajo bordada capa. Llega la comitiva a la iglesia. «¡Flectamus genua!» ¡Asombraos! Va a recibir nombre y personalidad este portento, este… mazcayu que tantas charlas os promete.»

Por este motivo, el «Tous pa Tous» organizó en la plaza que lleva su nombre y ante su casa natal un sencillo acto conmemorativo de tan relevante fecha para la Sociedad Canguesa de Amantes del País. Nuestros consocios los hermanos Gómez Villacorta: Aurelia, Mariana y Mario, sobrinos-bisnietos de Mario Gómez, pusieron el punto entrañable y cultural a un bonito acto donde a cargo de Jesús Antonio Fernández Menéndez (Tony), gaiteiro de casa Terráu de Augüera de Castanéu, no faltó la música de gaita, instrumento que Mario Gómez tocaba y al que estaba muy unido.

Al joven Mario Gómez le correspondió colocar la corona de laurel bajo la placa que da nombre a la plaza de su tío-bisabuelo. Esta placa, fue colocada en la casa natal de Mario Gómez en 1948, como homenaje póstumo a su persona por iniciativa y suscripción popular.

Su hermana Aurelia leyó unos renglones de la introducción que el escritor cangués hace en su libro «A Pin El Ajustador»; (Gijón, 1916).

La introducción de este libro de Mario Gómez, consiste en una dedicatoria al fundador en Gijón, en 1903, de la Asociación Popular de “Cultura e Higiene” don Santiago Nájera Alesón. Este señor fue quien le propuso a Mario reunir en un libro sus 23 cartas de temática higienista que habían sido publicadas anteriormente en la revista «Cultura e Higiene» para poder ser distribuido entre los socios y obreros. Con el fin de atender las continuas demandas de escuelas asturianas, de centros y sociedades de obreros, de librerías y de un pedido de un millar de ejemplares para la isla de Cuba, fue necesaria una segunda edición en 1919.

Por su parte, Mariana Gómez recurrió a la literatura costumbrista del homenajeado para mostrar su canguesismo, recitando algunos versos de «¿Que, quién soy yo?» uno de los poemas publicado en el libro «De Bogayo»; Mario Gómez; (Oviedo, 1915)

Se completó el acto con el son de la gaita donde sonaron el “Cangas mi Cangas”, el himno de Asturias y la canción popular que todos conocemos por la propia letra de Mario Gómez:

 

Galería fotográfica del acto conmemorativo del 150º aniversario del nacimiento de Mario Gómez organizado por el «Tous pa Tous» en Cangas del Narcea el 22 de enero de 2022.

Agradecimientos:

A Flores la Plaza y al gaiteiro Tony Fernández, por su desinteresada colaboración.
A Gráficas Verano, por su profesionalidad e implicación en darnos respuesta en menos de 24 horas.
¡Tous pa tous!


Benito Corolo, «el hombre que lee el río». Técnica de pesca a cebo corrido.

El cebo más utilizado para esta pesca es la lombriz de tierra (coca), si bien, funciona también con gusarapa, saltamontes y otros insectos que podamos encontrar en las riberas.

Consiste en desplazar el cebo de manera natural a lo largo del lecho del río. Obviamente, son preferibles los fondos de grava y con poca vegetación, pues de lo contrario, o conocemos perfectamente dichos fondos para evitar los obstáculos que en ellos se puedan encontrar, o tendremos que optar por otra técnica de pesca.

Río Narcea, Tebongo, Cangas del Narcea. Año 2021.



 

Acto conmemorativo del 150 aniversario del nacimiento de Mario Gómez organizado por el «Tous pa Tous» en Cangas del Narcea

El próximo 22 de enero de 2022 se celebra el 150 aniversario del nacimiento de Mario Gómez Gómez (Cangas del Narcea, 1872-1932), fundador en 1926 del «Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País» y la revista La Maniega, cronista e historiador de Cangas del Narcea, escritor, estudioso de la lengua asturiana, persona que trabajó por el bienestar y la convivencia de los cangueses, médico militar e higienista.

Con este motivo el «Tous pa Tous» celebrará en la plaza de Mario Gómez (antes, La Refierta), de Cangas del Narcea, el sábado 22 de enero, a las 13:00 h, un acto de homenaje y recuerdo que consistirá en la colocación de una corona de laurel en la casa donde nació, como símbolo del éxito y la permanencia de su obra, acompañado de la música de una gaita, instrumento que Mario Gómez tocaba y al que estaba muy unido.

Además de este acto, el «Tous pa Tous» realizará este año de 2022 varias actividades dedicadas a difundir la obra de Mario Gómez: una exposición en la Casa de Cultura de Cangas del Narcea, y un libro en el que se publicarán los «rumbos» o viajes por el concejo que escribió entre 1928 y 1932, y otros textos; asimismo, llevará a cabo una serie de actividades de difusión a través de internet y en el Instituto de Educación Secundaria de Cangas del Narcea.

En los siguientes enlaces disponemos de mucha y variada información sobre nuestro fundador:

Entrevistas a mineros de Cangas del Narcea

Vídeos grabados en el año 2018.

Ante la última mina operativa en la cuenca del Narcea, CARBONAR, en Vega de Rengos, Cangas del Narcea, aunque desde el 23 de abril de ese mismo año en concurso de acreedores, Enrique R.G. (Santolaya) realiza una introducción a una serie de entrevistas que realiza a mineros de la comarca para dejar testimonio para la posteridad de lo que fue durante décadas el mundo del carbón en el suroccidente de Asturias y más concretamente en el concejo de Cangas del Narcea. Con ello deja constancia de cómo fue el trabajo minero y lo que la mina significaba para estos trabajadores de la zona.



 

«Recuerdos de un pescador de caña de Cangas del Narcea (Asturias)» escrito por Benito Corolo

NUEVO LIBRO EDITADO POR EL «TOUS PA TOUS»

Portada del libro editado por el Tous pa Tous.

«Recuerdos de un pescador de caña de Cangas del Narcea (Asturias)» escrito por Benito Corolo. Por fin, un libro dedicado a los ríos del concejo, sobre todo al río grande, al río Narcea. El autor es reconocido como un maestro en el arte de la pesca fluvial con caña, así lo avalan sus trofeos, los homenajes recibidos y los comentarios de sus compañeros de pesca resumidos en una frase: «Benito Corolo, el hombre que lee el río». En este libro desgrana, cumplidos los ochenta años, un veraz testimonio sobre la pesca de caña en Cangas del Narcea y en otros concejos asturianos. Benito transmite su inmenso amor al río, a una naturaleza que nos protege, nos mantiene y maravilla.

UN HOMENAJE AL RÍO

El libro «Recuerdos de un pescador de caña de Cangas del Narcea», de Benito Corolo, que acaba de editar el «Tous pa Tous», es algo más que los recuerdos de un viejo pescador, es también un homenaje al río, a esos cursos de agua que marcan la vida de nuestro concejo. La erosión fluvial ha modelado el relieve del suroccidente asturiano en profundos valles. Los ríos de aguas limpias constituyen un recurso fundamental que ha sido aprovechado a lo largo de la historia por una cultura ribereña con técnicas capaces de sacar madera durante las riadas; mover molinos, pisones, mazos y fábricas de luz; regar prados y huertas… y, por supuesto, la pesca.
Numerosos testimonios alaban la riqueza en truchas, salmones, reos, anguilas y lampreas del alto Narcea y sus afluentes, hasta que la ominosa construcción de las presas de Pilotuerto y Calabazos eliminó de sopetón a los peces migratorios de esa zona. Luego vendrían otros desastres ecológicos como la contaminación, las aves marinas o el desarrollo incontrolado de una vegetación ribereña que crea un espacio sombrío poco apto para la vida acuática. Y a la par, una lucha por la conservación del ecosistema con la construcción de depuradoras, repoblaciones piscícolas, limpieza de cauces… El río seguirá ofreciendo sus recursos, incluido el del baño estival, aprovecharlos o darles la espalda, esa es la cuestión.

«BENITO COROLO, EL HOMBRE QUE LEE EL RÍO»

Benito Vega Queipo, «Benito Corolo», nació en Cangas del Narcea (Asturias) en 1941, en una familia de comerciantes y pescadores que vivía a orillas del río Narcea. Estudió en la escuela pública desde los cuatro a los doce años; después completó su formación en una academia particular donde coincidió con otros chavales con los que mantiene una gran amistad, dice Benito que cuando se encuentran «parece que aún estoy en esa clase». Se interesó por la pesca durante toda su vida, interés avivado por el ambiente familiar, que también desarrolló en él las aficiones a la música y al fútbol. Leyendo sus «Recuerdos de un pescador de caña de Cangas del Narcea» sentimos el interés del niño curioso que observa la pesca de esas truchas de plateado resplandor, el valor del joven que escala abruptos peñascos para obtener mejores capturas, la aventura de caminar kilómetros por montes y riberas, la relación entre los pescadores, los diferentes aparejos y su preferencia por la técnica de “cebo corrido”.

LOS AIRES EN LA PESCA

En la imagen, el río Luiña cerca de su desembocadura en el río Narcea.

«Para obtener resultados pescando con caña, además de saber pescar, hay que saber muchas cosas más y una de ellas, digamos que la principal, son los aires. No hay más que un aire que vale, es el que sopla en dirección contraria al sentido del río de forma suave, los pescadores lo conocen como el aire del norte y para más orientación la referencia que hay que tomar la dan los árboles de la orilla del río, las copas de los árboles se inclinan hacia arriba y las hojas se vuelven ligeramente al revés. Este será un buen día de pesca sea cual sea la modalidad que se emplee. Hay otros dos aires que también valen, pero menos». Del libro «Recuerdos de un pescador de caña de Cangas del Narcea», de Benito Corolo, editado por el Tous pa Tous.

CÓMO EMPECE A PESCAR

En la imagen, Benito Corolo después de ganar el Campeonato Nacional de Pesca de Reo, Cornellana, 29 de julio de 1984.

«Al haber nacido en el seno de una familia de pescadores para mí todo fue fácil, sin darme cuenta fui aprendiendo al escuchar las conversaciones durante la cena todos los días. Recuerdo que a veces discutían entre ellos, de manera que no se ponían de acuerdo y voy a dar un ejemplo, además del ya citado acerca de las preferencias por el tipo de mosca: para mi padre lo mejor era pescar de Cangas hacia arriba, porque las truchas se vendían mejor y para asegurar el día lo mejor el río del Coto, río muy «voluntario», es decir, generoso en peces; mi tío Pepe prefería pescar de La Regla a Cangas; mi tío Paco prefería pescar de Cangas hacia abajo porque las truchas acudían más al peso, decía que valía más una trucha de Tebongo que tres del río del Coto. Así que con este currículum pronto aprendí que en la pesca casi todo era variable y que cada pescador tenía sus preferencias». Del libro de Benito Corolo «Recuerdos de un pescador de caña de Cangas del Narcea (Asturias)», editado por el Tous pa Tous.

El libro está a la venta en la Librería Treito, de Cangas del Narcea. Su precio: 15 euros. Puede pedirse a esta librería desde cualquier parte de España.


Fallece a los 96 años Juanjo Uráin, último director de la Banda de Música Municipal de Cangas en su primera etapa (1904-1968)

Cangas del Narcea. Procesión del Corpus Cristi, 17 de junio de 1958. Colección Juanjo Uráin Macazaga.

Juan José Uráin Macazaga había nacido en Deva, municipio y localidad costera de la provincia de Guipúzcoa, el 5 de enero de 1925. Su preparación musical la desarrolló primero bajo la tutela de su padre y con posterioridad en el Conservatorio de Música de San Sebastian, donde completó sus estudios de piano y órgano.

Ingresó en el Escalafón de Directores de Bandas de Música Civiles de segunda categoría en 1956, por oposición con el número 40 y en 1957 fue destinado a la villa de Cangas del Narcea como director de la Banda Municipal de Música. Fue entonces su primer destino y aquí se quedaría, entre nosotros, el resto de su vida (64 años).

Ejerció como director de la Banda hasta febrero de 1968, cuando al desaparecer ésta, quedó en situación de excedencia forzosa. La desaparición de la Banda de Música se debió principalmente a una ley gubernamental que obligaba a los Ayuntamientos a incluir en sus plantillas a los músicos que la integraban, con el sobrecoste que ello suponía para las arcas municipales, y que resultó imposible de asumir por el consistorio cangués de la época.

Cangas del Narcea. Inauguración de obras en el Hospital-Asilo San José, 18 de diciembre de 1961. Colección Juanjo Uráin Macazaga.

Cuando Juanjo Uráin llegó a Cangas, existía una Asociación o Congregación de las Hijas de María dirigida por Mari Paz Menéndez, que cantaba por el mes de mayo y en la novena de la Inmaculada Concepción. Mari Paz cedió el puesto de organista a Juanjo. Tras los cambios promovidos por el Concilio Vaticano II en la Iglesia Católica, esta Congregación desapareció.

Pero, si hay algo ligado a la llegada de Juanjo a Cangas del Narcea, es el nacimiento de la agrupación coral “El Orfeón” antecesora de la actual Coral Polifónica de Cangas. Por iniciativa de varios cangueses surgió la idea de crear este coro con el fin de dar realce a las fiestas más importantes del año: Semana Santa, El Carmen, La Magdalena y Navidad. La actividad de esta agrupación se prolongó durante toda la década de los años 60 para desaparecer antes del inicio de la década de los 70 por las causas típicas del fin de este tipo de grupos: envejecimiento de los componentes y falta de participación de los jóvenes.

Recientemente, apenas diez días después de celebrar la festividad de Santa Cecilia, universalmente reconocida como patrona de la música, el profesor Uráin nos dejaba para siempre. Descanse en paz.

Un día en la mina Carbonar, SA (Vega de Rengos, Cangas del Narcea)

Vídeo de un día de trabajo a 600 m. de profundidad debajo de las montañas de Rengos, Cangas del Narcea. Aquí se ven en pleno funcionamiento todos los sistemas mecanizados que la empresa Carbonar tenía en su mina. Estos mecanizados llevaron en su momento a esta empresa a ser competitiva con el carbón internacional.


 

Próximo libro y nueva sección en «Memoria Canguesa»: MINERÍA

MINERÍA DEL CARBÓN EN CANGAS DEL NARCEA

(por Enrique R.G. Santolaya)

 

Borrador portada del libro «Minería del carbón en la zona de Cangas del Narcea»

Después de los últimos acontecimientos de crisis y desequilibrios energéticos que se están produciendo en el escenario mundial de la energía, empezamos a ver incongruencias y decisiones de los gobiernos que en principio nos pueden parecer poco acertadas y muy anárquicas. Uno puede empezar a pensar que no estaban todas las variables estudiadas para dar un salto en el sector energético hacia la transición de fuentes renovables.

Esto demuestra una vez más que algo tan importante y fundamental como es el sector energético de una nación no se debe de desarrollar a impulsos de corto recorrido, por el contrario, se debe de diseñar y organizar a largo plazo y con una visión estratégica, teniendo en cuenta características propias del país y la situación geopolítica que lo rodea.

Debe afrontarse una transición hacia algo nuevo que esté bien diseñado y ofrezca resultados futuros como son las energías renovables, pero debe de ir acompañada de un engranaje técnico que permita que ese tránsito sea real y efectivo, sin alteraciones turbulentas por el camino.

Es importante ir hacia una transición energética limpia aprovechando todas las fuentes de energía renovable por varios motivos. El primero está claro, conseguir disminuir de forma considerable la contaminación ambiental, pero  añadido a este hay otras variables de la situación geográfica de España que indican claramente que debemos seguir esta senda, e incluso intentar encabezar la investigación de este tipo de energía.

Somos el país de Europa que más horas de sol tenemos, en viento no nos quedamos cortos y en situación estratégica estamos bien comunicados con un gran mercado como es el europeo.

Además podemos ser preferentes para trasladar esta tecnología hacia los mercados de nuestros hermanos americanos. Digo hermanos, pues aunque la leyenda negra  se empeñe en enfrentarnos, nuestras raíces comunes  con América solo las separa una pequeña piscina que es el Atlántico.

Dicho todo lo anterior, empieza a parecer precipitado como España está afrontando este paso, intentando eliminar de un plumazo la energía propia que teníamos y se aventura sin paracaídas hacia este nuevo escenario de energía renovable.

¿No sería más interesante mantener nuestras centrales térmicas y nucleares que ya estaban amortizadas en producción, hasta que la nueva energía esté desarrollada del todo y pueda garantizar claramente la sustitución de la vieja tecnología contaminante? Esto parece ser la decisión más lógica, sin embargo no es lo que se está haciendo dejándonos caer en una dependencia externa que nos lleva al caos de precios actuales.

Me traslado al sabio consejo que daban nuestros mayores a sus hijos que decía, nunca dejes lo que ya te da de comer hasta que no tengas claro y dé resultados el nuevo proyecto que empiezas.

Y dicho lo anterior, desde el Tous pa Tous nos vemos en la obligación de contar la historia y la contribución que nuestra comarca tuvo durante el final del siglo XX y principios del XXI con la energía fósil del carbón. Tampoco queremos olvidar que esta minería representó el mayor revulsivo económico y social que tuvo esta zona. Fue realmente la revolución industrial tardía que cambió la forma de vida de Cangas del Narcea.

En la actualidad, en nuestra comarca, el desarrollo de la minería del carbón tiene escrito su punto final y por eso, es justo y conveniente recopilar datos técnicos, humanos y gráficos como testimonio y visión para el futuro de nuestra historia minera.

Me ha tocado por cercanía a este proceso minero, buscar y recopilar todo este material gráfico y escrito para dejar constancia de cómo eran nuestras minas, como se desarrollaban y que repercusión económica tenían en esta comarca.

Desde la Sociedad Canguesa de Amantes del País, Tous pa Tous, estamos en proceso de maquetación de todo un conjunto de material gráfico y audiovisual, así como un libro que nos permitirá dejar constancia  para el futuro de cómo fue esta minería. Todo ello quedará recopilado en esta página web dentro del apartado de MEMORIA CANGUESA en una nueva sección que inauguramos hoy  bajo el título MINERÍA.

Aide, la última minera de Rengos.

Hemos recopilado cientos de fotografías que ilustran la mina viva en el valle de Rengos y sus zonas de trabajo, así como minería antigua y moderna, otras minas de la comarca, etc. Mostraremos un audiovisual de un día de trabajo a 600 m. de profundidad, en las entrañas de los montes de Rengos donde se podrán visualizar en pleno funcionamiento todos los sistemas mecanizados de los que la empresa Carbonar disponía en su mina y que le llevaron a ser competitiva con el carbón de importación. Varias entrevistas con mineros de la zona dejarán constancia de lo duro y sacrificado que era el trabajo minero y lo que la mina representaba para estos trabajadores. Con otro vídeo documentaremos el cierre de la última mina de Rengos. Será el último recorrido por la mina de Carbonar para apagar las bombas de agua de la última mina operativa en la comarca del Narcea, dejando que se inunde. Además se podrá ver todo el sistema mecanizado en proceso de inundación, pudiendo observar claramente como la tierra vuelve a exigir su espacio enterrando esta impresionante maquinaria, que como ya he comentado, permitió a la cuenca de Rengos competir con el carbón de importación, estando a un nivel tecnológico y productivo equivalente a cualquier mina de interior del escenario mundial.

Boto, picador en La Matiella vieja

Por último, ha sido enviado para edición e impresión el libro “MINERÍA DEL CARBÓN EN CANGAS DEL NARCEA” que presentaremos próximamente en formato impreso y electrónico.  Este libro contiene datos técnicos, económicos y estadísticos de la minería del carbón en la comarca canguesa. Además, explica la forma de trabajar de los audaces mineros para dominar las dificultades y las presiones que las montañas de Rengos infringían, pues la tierra siempre se opone a que le quiten sus tesoros. Todo ello va a acompañado de diversas fotografías, que confío traerán multitud de recuerdos a los mineros que participaron en este tipo de industria. También considero que todos estos datos y material gráfico despertará el interés de todas aquellas personas que sin haber sido mineros, por proximidad o curiosidad alguna vez han sentido interés en conocer cómo se desarrollaba esta actividad económica del sector primario en cuanto a la extracción de minerales se refiere, y del sector energético si hacemos referencia a la extracción de combustibles fósiles.

En definitiva, con todo este trabajo de recopilación, revisión y edición, intentaré sacarles la mina fuera de la tierra para que la vean y puedan comprender como fue la industria que hasta hace muy poco movía nuestra comarca.

RECOPILACIÓN COMPLETA:


«Videofotos Mineras» Cangas del Narcea

Este audiovisual se compone de 380 fotografías mineras de la zona de Rengos en Cangas del Narcea, que reflejan la mina viva, sus zonas de trabajo; minería antigua y moderna; otras minas cercanas a Rengos, y más…

 

 

Exposición Virtual: «MUYERES DE CANGAS DEL NARCEA, 1907-1940. 200 retratos fotográficos de Benjamín R. Membiela»

La Sociedad Canguesa de Amantes del País «Tous pa Tous» y el Museo del Pueblo de Asturias presentan esta exposición virtual cuyas protagonistas son las mujeres del concejo de Cangas del Narcea. En ella se muestra una selección de doscientos retratos fotográficos realizados por Benjamín Rodríguez Membiela entre 1907 y 1940. Las fotografías pueden verse también en el repositorio digital de los museos municipales de Gijón: fondos.gijon.es, junto a otras de este fotógrafo cangués.

Benjamín R. Membiela, fotógrafo

Membiela fue el primer fotógrafo profesional que abrió estudio de modo estable en el concejo de Cangas del Narcea, firmando sus trabajos como «Benjamín R. Membiela». Su amplia labor durante más de treinta años permite conocer un siglo después cómo era el paisaje del concejo y los rostros de quienes lo habitaron y transformaron, y de ahí su valor como testimonio insustituible.

Benjamín Rodríguez Membiela. Autoretrato en la relojería, hacia 1915.

Nació en Llamas del Mouro en 1875 y falleció en Corias, a los 68 años de edad, en 1944. Comenzó muy joven sus estudios en el Monasterio de Corias con la intención de ingresar en la Orden de Santo Domingo; sin embargo, conoce a Sofía Montoto González en Corias, con la que contrae matrimonio en 1898, formando una familia con once hijos. Ya casado, en los primeros años del siglo XX, decide emigrar solo a Cuba. Su estancia en la isla será corta, pero muy útil en su formación y muy provechosa en lo económico. Aprende los oficios de relojero y fotógrafo, y logra ahorrar una cantidad suficiente para a su retorno, entre 1906 y 1907, iniciar la construcción de una casa en Corias, junto a la carretera, que finalizará en 1909. En ella vivirá con su amplia familia e instalará el estudio de fotografía, el taller de relojería y un bar restaurante.

Su actividad profesional como fotógrafo se documenta entre 1907 y 1940, combinando el trabajo de estudio con los paisajes y vistas de las villas y pueblos de los concejos de Cangas del Narcea, Allande y Tineo, extendiendo la producción de este género a otras localidades de Asturias como Pravia, Gijón, Avilés o Mieres. Muchos de estos negativos los positivaba en papeles al gelatino en formato de tarjeta postal, pero nunca los reprodujo con otras técnicas fotomecánicas como hicieron los fotógrafos Modesto Morodo, de Cangas del Narcea, o Enrique Gómez, de Luarca, que sí editaron álbumes de tarjetas postales de Cangas del Narcea. Contribuyó de manera decisiva a la difusión de la imagen de su concejo a través de las revistas de la emigración editadas en La Habana, como Crónica de Asturias, Asturias y El Progreso de Asturias. Su firma fue habitual en la revista La Maniega, de Cangas del Narcea, y aportó también fotografías para ilustrar algunos libros, como Bellezas de Asturias, de Aurelio de Llano, publicado en 1928, que incluye fotografías de Cangas del Narcea, Corias y Celón (Allande) de su autoría.

El retrato como eje

En los orígenes de la fotografía, el genero del retrato será el que atraiga las primeras miradas e intereses de los profesionales. Estos retratos son herederos directos de las miniaturas pintadas, que era accesibles a muy pocos. El retrato fotográfico abrirá múltiples vías de indagación y transformación hasta convertirse en un elemento inexcusable de los modos de civilización de los siglos XIX y XX. La popularización del retrato fue la culminación de un proceso que definió la razón de ser primera de los profesionales de la fotografía, que siempre tuvieron en el retrato el grueso de sus encargos y, en consecuencia, la fuente primera de sus ingresos.

Membiela, como profesional de su tiempo y el primero en un ámbito geográfico extenso como el de su concejo natal, llegaba con la experiencia de su aprendizaje cubano y sabía que acercarse a la hipotética clientela era fundamental. De ahí que su estudio estuviese estratégicamente situado al borde de la misma carretera, lo que explica que todo tipo de transeúntes y medios de locomoción aparezcan en muchas de sus fotografías, pudiendo decirse que Membiela salía al camino con su cámara. Además, también se trasladaba a pueblos del concejo para lo que empleó una bicicleta y más tarde una motocicleta.

Dada su larga trayectoria, en sus fotografías aparece la vida de sus convecinos a través de la efigie de cuatro generaciones, un retablo plagado de rostros que evolucionan al compás del tiempo, desde las primeras luces hasta el ocaso, la vida de quienes, paso a paso, van construyendo una biografía que se nos antoja menos anónima si leemos miradas, gestos o posturas. Actitudes de los que, con una solemnidad no carente de naturalidad, sabían de la trascendencia de esa fotografía, que detenía en un instante su verdad para después hacerla cautiva y al mismo tiempo poder multiplicarla y así llegar a cualquier punto del mundo.

El retrato es el eje sobre el que pivota la impagable entrega del fotógrafo profesional, del que sabe armonizar la atmósfera del estudio con un ambiente referencial. El reducido espacio del estudio se amplía con fondos de paisajes; es un ambiente soñado y noble de telones con patios de añoranzas andaluzas, escalinatas que se abren a jardines, frondosas riberas, vegetaciones del trópico, que en su torpeza artística recreadora dan más empaque a las figuras y las centran en su verdadero marco. El mobiliario, de modesta factura, se reduce a sillas, sillones, macetas con grandes plantas y portamacetas con algún velador de contrapunto. No falta el reclinatorio para los retratos de Primera Comunión, niñas orantes en la inocencia y en la pureza. En sus recorridos por los pueblos, Membiela despliega como fondo único un paño de lienzo blanco; un blanco que siluetea la figura y refuerza los rasgos del rostro.

Muyeres. Un protagonismo inexcusable

La mujer, pese a ser el pilar de la familia en la sociedad rural y urbana de aquel tiempo, vivía en el anonimato de la vida pública, como escribe el antropólogo Adolfo García Martínez. Su papel era primordial para la continuidad y unidad de la familia. Por ello, el Tous pa Tous y el Museo del Pueblo de Asturias se han unido para rescatar y dar a conocer esta amplia galería de fotografías, que constituyen la verdadera imagen de las mujeres de aquel tiempo en Cangas del Narcea, pero que también podría ser la de la mujer en cualquier concejo asturiano en ese primer tercio del siglo XX.

En estas doscientas fotografías aparecen mujeres de todas las edades y condiciones, retratadas individualmente o en grupos de amigas o familiares, pero también con sus familias, maridos, hijos, nietos y amigos. La mayoría son retratos realizados en el estudio de Corias en los que las mujeres muestran la imagen que querían dar y trasladar de sí mismas; otros son retratos hechos al aire libre, delante de un portón o ante ese telón portátil que el fotógrafo utilizaba en sus desplazamientos a los pueblos. Es muy probable que muchas de las retratadas se colocasen por vez primera ante una cámara fotográfica, y de ahí que las contemplemos hieráticas, serias y como esquivando su nerviosismo. Por el contrario, las vecinas de la villa aparecen más distendidas, sonrientes, y adoptando en algún caso posturas desenfadadas y “modernas”.

Este conjunto de retratos encierra todo el poder comunicativo de la fotografía, al plasmar en la plenitud de su verdad el carácter espiritual y el aspecto físico de las personas. Los retratos suman a su valor objetivo como documentos un sinfín de lecturas como imágenes de un tiempo concreto. Muestran la diversidad de la sociedad de aquel tiempo: el mundo rural y el urbano, las clases sociales, y también los cambios que se suceden. Desde las variaciones del vestuario, que parten del atuendo tradicional y muestran las transformaciones introducidas por la influencia de las modas de cada periodo, hasta la diversidad de composiciones, según los acontecimientos que hayan propiciado el retrato: del matrimonio al reencuentro con los ausentes, del grupo familiar amplio en torno a la abuela al retrato individual. Es en las versiones del retrato individual femenino donde es posible apreciar al detalle la calidad técnica y formal de Membiela. En los de cuerpo entero, de pie o sentada, el carácter de la retratada se desenvuelve desde la naturalidad y frescura de la adolescencia y juventud hasta la austeridad gestual de la madurez, y en los retratos de primer plano, de busto o de rostro,  se indaga con seguridad en la personalidad de la retratada, atrayendo la mirada en lo que se nos antoja un descubrimiento.

Sin duda, estos 200 retratos femeninos cautivarán a quienes desde diversas perspectivas se acerquen a ellos, pues son una de las contribuciones más completas de la fotografía asturiana de su época a un universo tan misterioso y complejo como olvidado.


EXPOSICIÓN VIRTUAL

MUYERES DE CANGAS DEL NARCEA, 1907-1940

200 retratos fotográficos de Benjamín R. Membiela



La mujer, un ser paradójico, ambivalente e invisible

Posiblemente habría que remontarse hasta los orígenes de la especie humana y seguir su devenir para poder desvelar todas estas incógnitas, que la mujer encarnó a través de los tiempos. Hoy, todavía y a pesar de los avances, la mujer sigue envuelta en algunas de esas ambivalencias, y es que las ideologías son “cárceles de larga duración”, como gusta decir a algunos historiadores. Además, por qué no decirlo, la estructura de nuestra sociedad se apoya y se nutre muy sutilmente de ellas.

Lipovetsky, en un libro reciente (2013), nos habla de tres mujeres a lo largo de la historia occidental. La primera mujer pervive hasta el Renacimiento y es considerada como mal necesario e inevitable; la segunda, predomina desde el Renacimiento hasta la edad moderna y se la considera como un icono y se la coloca en un pedestal, pero sigue sometida al hombre; la tercera, es la mujer de hoy, mujer sujeto que lucha por la igualdad.

Las raíces de la concepción de la mujer en la sociedad occidental habría que buscarlas en la triple herencia de nuestra cultura: la cultura greco-romana, la cultura judaica y la cultura musulmana, conformada por la Iglesia, la filosofía escolástica y el estado medieval. Bástenos recordar dos trabajos referidos a la Edad Media, uno, de G. Duby (2013), otro, de E. Le Roy Ladurie (1975) y un tercero de carácter general de A. de Riencourt (1977). No obstante, como no podemos tratar aquí el tema con esta amplitud, nos limitaremos a analizar algunos aspectos relativos a la mujer, desde principios del siglo XX hasta el presente.

Como material empírico para estas reflexiones dispongo de una colección de fotografías del cangués Benjamín R. Membiela, que forman parte de la exposición virtual «Muyeres de Cangas del Narcea. 200 retratos fotográficos de Benjamín R. Membiela, 1907-1940», y de mis propios datos de campo. Muchas de estas fotos, aunque la mayoría están realizadas en el estudio que el fotógrafo tenía en Corias (Cangas del Narcea), corresponden a mujeres rurales, pero como se decía coloquialmente “de casa bien”, pues, por lo demás, ¿quién se hacía entonces una foto? Esta afirmación la hago en base a varios rasgos que se desprenden de las fotos: la timidez que se observa en muchos rostros, la manera de llevar el atuendo, la tiesura de sus caras, las manos, etc. En una palabra, los rostros que aparecen en estas fotos delatan la situación de la mujer en la cultura occidental y sus soportes, como veremos. Sin embargo, y luego diremos por qué, estos rasgos son mucho más visibles en las mujeres jóvenes, las mayores se muestran más seguras; los pocos hombres que aparecen están mucho más inalterables, tienen actitud dominante, etc. Empero, todos los rostros que aparecen en las imágenes revelan la dureza de la vida campesina, que no empezará a mejorar hasta dos o tres décadas más tarde.

Unas son madres o suegras, otras hijas o nueras y otras hijas-nietas. En todos los casos, la mayoría se encuentran incómodas en la foto sabiendo que están saliendo de su invisibilidad, y en su conjunto representan las tres generaciones de mujeres de la familia tradicional canguesa. Efectivamente, en el concejo de Cangas del Narcea, como en los de Tineo, Allande, Salas, Valdés…, o sea, entre los ríos Pigüeña y Eo, la familia era troncal y patrilocal, esto es, estaba formada por tres generaciones y la residencia posmarital era en casa de los padres del marido. A esto hay que añadir además que en la zona mencionada existía la norma del mayorazgo: el primer hijo varón se casaba en casa y heredaba dos tercios de la casería y la parte alícuota del tercio restante. En este contexto, es fácil imaginar cuál era la situación de la mujer, especialmente de la nuera que cambiaba al casarse a padres y hermanos por suegros y cuñados; eso sí, avalada por la dote y por sus supuestas capacidades reproductivas. Cabe destacar analizando las fotografías que la joven esposa se muestra más segura cuando aparece con un hijo en brazos; sin embargo, en aquellos casos en que también está la suegra, el niño lo tiene ésta. No se olvide que la nuera era “la otra o la extraña dentro” (aún no era de casa) y, en consecuencia, la educación de sus hijos era tarea de la abuela.

Dicho esto, para contextualizar someramente las imágenes que tenemos delante, quiero aprovechar para desvelar algunos de los principios sobre los que se basa y de los que se nutre el dominio secular que sufrió la mujer en la cultura occidental, reducida al espacio doméstico y a las tareas reproductivas e invisibles. La casa y la explotación agraria familiar es uno de los mejores escenarios para estudiar lo que se ha denominado “invisibilidad” del trabajo de la mujer.

Resulta difícil, no obstante, precisar algunas ideas debido a la gran cantidad de publicaciones existentes.  En este momento me limitaré a analizar algunos aspectos referidos a la mujer: ambivalencia, invisibilidad y carencia de espacio público, sexo-género, el concepto de igualdad, etc. En estas notas trataré de desvelar algunos de los factores que rodean a la mujer y de los que se nutre su situación en nuestra cultura.

1.- Bases de la dominación masculina.

Bourdieu, en La dominación masculina (2000), expone con claridad cuáles son los pilares de la situación de sometimiento de la mujer: la Iglesia, inculcando una moral profamiliar dominada por los valores patriarcales; la escuela, como transmisora, y el Estado, ratificando esta visión. Pero el tema no termina ahí: la familia administra y transmite esta ideología, y la mujer es el principal agente de enculturación en este proceso.

Para la Iglesia, la mujer era un “menor” (no podía ir a determinados lugares, no podía salir de noche, etc.), al igual que para el Estado; recuérdese que en España se aprobó el voto femenino en la Constitución de 1931, aprobada por la Cortes Constituyentes en diciembre de ese mismo año. La primera vez que la mujer votó fue en las elecciones municipales de 1933.

2.- El franquismo

La posición franquista en torno a la mujer se basa en el discurso de género; es decir, el papel de la mujer se reduce al de esposa y madre. El propósito del franquismo es subyugar a la mujer a sus tareas domésticas, recuperación de la familia patriarcal y subordinarla a un orden androcéntrico. Gregorio Marañón defendió, por estas mismas fechas, que la suprema misión de la mujer es la perpetuación de la especie, y cualquier otra actividad es accesoria; el matrimonio se hizo para crear (engendrar y educar) hijos.

No obstante, el franquismo durante el desarrollismo (años 60 y 70) cambia su modelo de mujer y crea una legislación para incorporarla como fuerza de trabajo más barata que la masculina. El franquismo, como la sociedad en todas sus épocas, utiliza a la mujer como “una reserva”.

3.- La mujer, un ser ambivalente

Son muchos los factores que avalan este hecho. Para analizarlos será útil servirse de la familia troncal y patrilocal ya mencionada, predominante en el medio rural.

  1. La mujer, autora de dos vidas. En la familia troncal había dos mujeres y cada una asumía una función determinante para la supervivencia de la misma: la mujer de más edad daba vida social y la joven esposa daba vida biológica. No obstante, podía no suceder así, como de hecho ocurrió en nuestra sociedad rural a partir de los años sesenta del pasado siglo: las madres (nueras o hijas) se “negaron” al llegar el momento de dar vida social y ello derivó en una crisis de vida biológica. Es decir, fueron forjando para sus hijas un nuevo modelo de mujer y de familia inverosímil en el medio rural. Esto alejó a muchas jóvenes casaderas de los pueblos.
  2. Estatus de las mujeres. La mujer casada de más edad tenía en la familia troncal un estatus muy fuerte, y esto queda patente en muchos de los rasgos faciales, sobre todo, de las mujeres que aparecen en estas fotos. Esto se debía a varios factores.

En primer lugar, administraba los recursos alimenticios de la casa y transmitía el capital social de la familia, asegurando así su continuidad, y en segundo lugar, la menopausia la liberaba del sexo y de la procreación, y con ello ganaba seguridad frente al hombre. La mujer adquiere poder y respetabilidad desde que deja de ser objeto sexual. La menopausia es multiplicadora de poder y así la mujer traspasa el muro de la discriminación masculina, subraya Le Roy Ladurie en la obra citada. Con la menopausia la mujer se convierte en un ser plenamente cultural, equiparándose así socialmente al hombre y rompiendo de ese modo con los nexos que la unían a la naturaleza. El hombre, dice McDowell (2000), se identifica con la cultura, que es un intento de dominar la naturaleza, y la mujer joven, por su cercanía con la naturaleza, deberá ser igualmente dominada. La mujer menopaúsica es el nexo y el único puente seguro entre la naturaleza y la cultura, y así controla mejor que nadie esos fenómenos simbólicos que implican vida-muerte, estabilidad-cambio, etc., así como el campo de la brujería. La joven esposa, por el contrario, al ser imprescindible para la reproducción es débil, pues es controlada por los hombres en beneficio de la casa. La mujer mientras es fértil es “menor” y está dominada por el hombre. La nuera cataliza y asume sobre sí los papeles más duros de la familia troncal: la sumisión, la “muerte” a su familia de origen, la marginación y el silencio. Es la “víctima estructural” de la familia troncal, cuyo objetivo es la casa. Esta situación emerge en el rostro y en el gesto de muchas de las jóvenes de las fotografías de Benjamín R. Membiela.

4.- Sexo-género. La biología no es destino

El descubrimiento de que “la mujer no nace, sino que se hace” y la distinción entre sexo y género supusieron, según Stolcke (2000), un gran avance para el teórico y para el político.

La Antropología cultural hace ya muchos años que sostiene esta idea, fundamental por otro lado, para desmontar la teoría de que el hombre asume las tareas productivas y la mujer las reproductivas. Fue Margaret Mead la primera en desarrollar esta tesis en sus estudios de campo en Samoa (1973 y 1975). A partir de aquí, se ha publicado mucho sobre el tema sexo-género referido sobre todo a la mujer. Narotzky, por mencionar un caso (1995), señala que el género (el genre) es una construcción social y cultural. El sexo tiene un núcleo biológico irrecusable, que es la sexualidad reproductiva de la especie. El género, por el contrario, está ligado en su totalidad a la reproducción social. El concepto analítico de género trata de cuestionar el enunciado esencialista de que “la biología es destino”. Es decir, transciende el reduccionismo biológico al interpretar las relaciones hombre/mujer como construcciones culturales. Así, aunque erradamente, la mujer mientras es fértil se coliga más fácilmente con el sexo, mientras que la mujer menopaúsica se asocia con el género.

Hoy ya casi nadie duda de que la mujer no nace, se hace, y la biología no es destino, sino el proceso de enculturación; esto mismo se puede decir también del hombre. La sociedad actual ha hecho avances para llevar a la práctica esta idea. No obstante, en el medio rural, especialmente, aún no existe una clara demarcación, en el caso de la mujer, entre la esfera reproductiva y la productiva, y esto contribuye a la infravaloración y consiguiente invisibilidad de una buena parte del trabajo productivo de la mujer.

5.- La geografía de los géneros

La geografía de los géneros ilustra con claridad la reclusión de la mujer au foyer. La Geografía no consideró las diferencias profundas que se dan entre hombre y mujer en la utilización del espacio: las mujeres fueron invisibles. La Geografía humana ha presentado, como señalan A. Sabaté, J. María Rodríguez y A. María Díaz (2010), una sociedad fundamentalmente masculina donde las mujeres solo aparecen al tratar temas de reproducción. Actualmente, la Geografía, como otras ciencias sociales, también trata de hacer visible a la otra mitad del género humano.

Tradicionalmente, el hombre era el responsable de los espacios públicos y la mujer de los privados ya que, como señala Bourdieu (2008), el hombre está dominado por una orientación centrífuga y la mujer por una disposición centrípeta consistente en la organización del espacio doméstico. En este sentido, el espacio masculino se identifica con el espacio total, dentro del cual está el espacio femenino, afirma Rogers (1979). Pero, y de nuevo emerge una de las paradojas que envuelven a la mujer, cuando ésta se niega a asumir ese papel de invisible la sociedad no funciona. La conquista de un espacio propio frente al del hombre, como constitutivos del espacio global, es uno de los principales objetivos de la lucha de la mujer en la sociedad moderna.

6.- Sobre el concepto de igualdad

El concepto de igualdad, tal como se quiere aplicar al tema de la mujer, es totalmente engañoso y erróneo. El objetivo de la lucha de la mujer no debe estar en conseguir ser como el hombre, sino en que se creen, como señala J. Ortega (2007), las condiciones de posibilidad culturales para que la mujer se pueda pensar y sentir desde sí misma, y no desde los valores masculinos.

Pero, en tanto que la sociedad capitalista siga asignando a la mujer funciones reproductivas y al hombre productivas qua natura o nacimiento, nuestra sociedad, señala U. Beck (1998), sigue teniendo base feudal. Las esencias del hombre y de la mujer, consideradas como eternidades, se forjaron gracias a una alianza entre filosofía, religión y ciencia.

Todo parece indicar que el viejo binomio sexo-género se ha roto definitivamente y hoy ya casi todo el mundo admite que sexo y género son dos cuestiones distintas: sexo hace referencia a la biología y género es el resultado de un proceso social. Sin embargo, existe, como subrayan J. Contreras y E. Expeixt (2002), una presión sobre la mujer para que se integre laboralmente y, al mismo tiempo, que no deje de ocuparse del hogar, de niños y ancianos, lo cual provoca que, aquellas que pueden, subarrienden estas tareas a inmigrantes. Las tareas asumidas por la mujer, reproducción de la vida, asistencia a personas y cuidado del hogar, no tienen aún visibilidad social ni reconocimiento expreso, subraya Dolors Comas (1995). Justamente y en esta misma línea, la misma Comas (1998 y 2000) insiste en que en España el estado de bienestar, que no se llegó a desarrollar plenamente, resultó barato porque descansa en el trabajo invisible y gratuito de la mujer en el hogar.

A pesar de todo lo dicho, aflora una nueva paradoja. En nuestra sociedad actual al tener que contratar a personas -cada vez con más frecuencia por innumerables razones que no puedo comentar aquí- para los trabajos reproductivos y pagar por ello, estos pasan a formar parte integral del sistema capitalista. Esta y otras contradicciones son una señal de que la sociedad no quiere “liberar” definitivamente a la mujer de su suprema misión de esposa y madre.

7.- Cuestionamiento actual de la situación

Desde hace algunas décadas, se cuestiona desde diferentes frentes la situación secular en la que vivió la mujer. Varios son los hechos en los que se apoya esta lucha: acceso de la mujer a la enseñanza superior, incorporación al trabajo asalariado y a la esfera pública, el distanciamiento de las tareas domésticas, la programación de la natalidad, el divorcio, la soltería, etc., sobre todo en las capas más favorecidas. Con todo, no se ha superado totalmente el viejo modelo de enculturación basado en los cuatro pilares: Iglesia, Estado, escuela y familia en la que la mujer fue durante generaciones el instrumento más idóneo para transmitir un modelo de familia de claro signo masculino, que la convertía en víctima estructural del mismo.

8.- Obstáculos

A pesar de los avances, que desde hace algunas décadas se están haciendo en este terreno, aún queda mucho camino por recorrer, máxime en el medio rural.

Son muchos los analistas, entre los que me incluyo, que manifiestan que el poder masculino en el medio rural se simboliza por la tecnología, especialmente por el tractor, como señala Saugers (2002), reforzando las ideologías patriarcales. L. A. Camarero (1993), por su parte, insiste en que la mecanización de la agricultura y el control de la máquina por parte del hombre relegan aún más a la mujer a actividades de segundo orden. Finalmente, M.ª D. García Ramón y M. Baylina (2000) insisten en la misma idea, esto es, la innovación tecnológica en la agricultura incide en los roles de género y no ayuda a superar la división sexual del trabajo, sino que la consolida aún más.

Caminando por los pueblos de Asturias se observa con claridad esto que estamos diciendo. La maquinaria, sobre todo la más moderna, siempre está en manos del hombre y de hombres jóvenes, mientras que si una mujer utiliza alguna ya no son de última generación y además se trata de situaciones muy puntuales.

9.- Perspectivas de futuro en el medio rural

Hay un hecho claro en el que insisten todos los analistas. No cabe plantear un desarrollo rural sin la presencia de la mujer y de la mujer joven, especialmente. Pero dicha presencia en el medio rural, como recalca B. García Sanz (2004), está muy ligada a la búsqueda de alternativas laborales. La mujer debe arrogarse un protagonismo social que tradicionalmente acaparaba exclusivamente el hombre. Ortega Valcárcel (1989 y 2004) desde la Geografía afirma que el factor clave para el sostén y progreso de los espacios rurales, sobre todo de montaña, es la posibilidad de acceder a mercados de trabajo diversificados, que permitan la incorporación a ellos de población joven y especialmente femenina. La vía por la que la mujer joven va a decidir quedarse en el medio rural es si tiene proyección pública visible, productiva, etc., y si ello ocurre será ella quien transforme y revitalice los pueblos, la misma que en su día, hace medio siglo, fue causa principal de la crisis.

Como he señalado en otro lugar (2017 y 2021), el turismo rural está jugando un papel dinamizador en la recuperación de los pueblos, sin olvidar los peligros que conlleva si no se plantea bien. El turismo tiene al menos dos lecturas en relación a la mujer. Una, no deja de ser, en muchas situaciones, una prolongación del trabajo doméstico. Otra, en opinión de M. Villarino y G. Cánoves (2000), la compensación económica lo convierte en un trabajo visible. El turismo, en este sentido, puede lograr dos objetivos en uno: recuperar los pueblos y su patrimonio por medio de la incorporación de la mujer al campo productivo. Algunas voces críticas al respecto señalan que, en el turismo rural, como en las tareas de cuidados de viejos y dependientes, la mujer sigue haciendo tareas tradicionalmente reproductivas. Es cierto, pero en este caso cobra por ellas, lo cual las visibiliza y las cambia sustancialmente.

La mujer se está adjudicando progresivamente roles productivos, incluso ya en el medio rural (turismo, empresas agroalimentarias que crean valor añadido, cuidados de personas, etc.) y esto va a conducir a un nuevo modelo de sociedad en el que la mujer no va a ser ya ese ser invisible y sometido. Pese a todo, desde mi punto de vista la independencia económica no es suficiente para la liberación de la mujer (2004) mientras los fundamentos de la discriminación, es decir las ideologías, aún pervivan, aunque cada vez más de manera subliminar, en instancias tan determinantes como la Iglesia, el Estado, la escuela y hasta en la familia portadora, como señala R. Montesinos (2002), de la tradición que tiene que garantizar la reproducción de las viejas costumbres que adquieren forma en la vida cotidiana. Pero la mujer está ocupando, cada vez más, espacios hasta hace pocas décadas “prohibidos” para ella, y esto está provocando cambios profundos en la familia y en la sociedad, más aún se puede hablar hoy de permanencia y revolución de lo femenino.

Para concluir con estas reflexiones sobre la mujer, incitadas por las fotografías de la exposición «Muyeres de Cangas del Narcea, 1907-1940. 200 retratos fotográficos de Benjamín R. Membiela», quiero señalar dos cosas. La primera, si el fotógrafo volviese hoy con su cámara al concejo de Cangas del Narcea, rápidamente observaría dos hechos: uno, que hay muy pocas mujeres, sobre todo de la segunda y de la tercera generación; otro, se daría cuenta también al revelar sus fotos que las mujeres se sienten mucho menos cohibidas y hieráticas. Ambas cuestiones son dos ejemplos del cambio acaecido en los pueblos de Asturias, un cambio con dos signos distintos.

BIBLIOGRAFÍA CITADA
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Odón Meléndez de Arvas – Artículos periodísticos (1903-1917)

Portada del libro ‘Odón Meléndez de Arvas. Artículos periodísticos (1903-1917)»

El Tous pa Tous publica los artículos periodísticos de Odón Meléndez de Arvas (Carballo, 1851 – Cibuyo, 1923), que se suman a las Crónicas canguesas y al libro Alrededor de mi casa. Crónicas canguesas (1910-1928), de su gran amigo y correligionario político Gumersindo Díaz Morodo «Borí» (Cangas del Narcea, 1886- Salsigne, Francia, 1944), que también pueden consultarse en esta web. Sigue, de este modo, el Tous pa Tous ofreciendo información sobre la historia de la prensa en el concejo de Cangas del Narcea, que es, al fin, una fuente imprescindible para conocer la historia del concejo y las vicisitudes de sus habitantes.

Odón Meléndez de Arvas fue un maestro de Cangas del Narcea que vivió en el pueblo de Cibuyo y ejerció en la escuela de La Regla de Perandones. Pero, además, fue un activo periodista que colaboró en la prensa que se editaba en Cangas del Narcea y en otras localidades asturianas. En este libro están todos sus artículos, escritos entre 1903 y 1917, que su bisnieta Ángeles Martínez ha encontrado publicados en La Verdad, El Narcea, El Distrito Cangués, del que fue jefe de redacción, y La Voz de Cangas, editados en Cangas del Narcea, y en La Justicia de Grado. Odón era una persona de arraigadas ideas republicanas, que escribió numerosos artículos costumbristas sobre la vida rural y de opinión, siempre defendiendo sus dos grandes intereses y preocupaciones: la instrucción pública y los campesinos. Fue presidente de la Asociación de Maestros de Primera Enseñanza de Cangas del Narcea. En la prensa mantuvo diversas polémicas que también se recogen en esta obra.



 

LA MANIEGA (1981-2016). 36 años y 216 números como referente de la prensa local

Primer número [nº 0] de ‘La Maniega’, la revista canguesa que vio la luz en su segunda etapa en abril de 1981 bajo el epígrafe de «Informativo del concejo»

José María Azcárate
[abril, 2021]

 

En las primeras semanas de enero de 1981, coincidiendo simbólicamente con las turbulencias golpistas que llevaron a la toma del Congreso de Diputados, dio sus primeros pasos el embrión que a primeros de marzo vio la luz en forma de número cero de LA MANIEGA. Era el segundo parto de esta cabecera, o el tercero, si contamos la singular existencia años antes de La Maniega2.

La gestación tuvo lugar bajo los auspicios de la Asociación Cultural «Pintor Luís Álvarez», entidad que por aquel entonces gozaba de gran predicamento y actividad entre la sociedad canguesa. Fueron tiempos de gran dinamismo social y cultural tras cuatro décadas de letargo, prohibiciones e imposiciones fruto de un régimen autoritario.

Portada del número 1 de la revista canguesa «La Maniega» de mayo de 1981

Los antecedentes de la difusión escrita de noticias en nuestro concejo se remontan a 1882. Desde entonces, con el paréntesis de la dictadura franquista, la prensa de carácter local fue bastante prolífica aunque los fines y objetivos no fueran siempre coincidentes. Según se puede comprobar en la rica hemeroteca del Tous pa Tous, unos nacían para defender fines partidistas, mientras otros germinaban con la voluntad fraternal de ser cauce donde confluyeran los múltiples anhelos de miles de cangueses, tanto los que habitaban en su tierra natal, como los que tuvieron que coger el camino de la emigración. Un sentimiento de solidaridad, basado en una meta e interés común, que amasara los lazos sociales de todos los cangueses allá donde estuvieran.

De esta forma la revista LA MANIEGA, además de informar a los cangueses de todo lo que sucedía en su ámbito y ser ellos los auténticos protagonistas, se convirtió en un punto de unión que permitió a miles de cangueses de la diáspora mantener un vínculo con el concejo de manera periódica. Fue en este ámbito donde, sin duda, LA MANIEGA, en sus dos etapas, alcanzó gran importancia, convirtiéndose con el paso de los años en todo un referente de la prensa canguesa.

Porta de ‘La Maniega’ anunciando la inauguración del Hospital de Cangas en junio de 1986

Es difícil trazar paralelismos entre la revista de los años veinte y principios de los treinta y la que vio la luz a finales del siglo XX y principios del presente. Resulta obvio resaltar que entre una y otra los cambios sociales fueron de gran envergadura, lo que por sí mismo queda reflejado en sus páginas, como también los avances y nuevas tecnologías que fueron apareciendo durante su existencia. Sin embargo, coinciden, y su aventura discurre en paralelo, con la historia de dos épocas muy destacadas para el devenir del concejo, siempre al servicio de los ciudadanos y siendo testigos de los acontecimientos más señeros acaecidos durante más de cuatro décadas, sumadas las dos revistas.

Por otro lado, resulta difícil resumir los treinta y seis años de vida de LA MANIEGA aparecida en 1981. Durante todo este tiempo nunca faltó a su cita bimestral con las comunidades canguesas repartidas por todo el mundo, donde gozó de amplia presencia, al mismo tiempo que se convertía en un impacto en el alma de muchos cangueses, más fuerte cuanto más alejados se encontraban de su tierra natal.

Portada del nº 47 de noviembre-diciembre de 1988

A lo largo de estos años han sido numerosos los cangueses que han mostrado sus inquietudes en sus páginas, empeñados en dar a conocer la historia del concejo, su vida cultural, social y política, y divulgar todo aquello que forma parte de nuestra idiosincrasia, bajo el epígrafe de «Informativo del concejo». Un enunciado al que además se podrían añadir otros dos conceptos: libre y plural.

LA MANIEGA siempre estuvo abierta a cualquier opinión, poniendo un especial empeño en la defensa del bienestar de los cangueses, de sus vidas e inquietudes, con la mira puesta en el beneficio del concejo.

La portada del nº 72 corresponde a enero-febrero de 1993, año que tocó en Cangas el gordo del sorteo de la lotería del Niño.

Echando la vista atrás a estos 36 años de periodismo, resultan un sinfín de recuerdos, imágenes y palabras, que recorren una gran parte de la apasionante historia local, contada paso a paso, día a día, que, como la vida misma, ha estado jalonada de importantes acontecimientos, como también de tristes sucesos, sin olvidar los grandes momentos de alegría, fiestas y celebraciones públicas y populares. Un capítulo valioso de nuestra intrahistoria local, de nuestra vida cotidiana, en un viaje en defensa de los valores que nos han hecho ser los que somos, todo ello a pesar de los constantes y permanentes nubarrones y al olvido que han azotado a estas tierras.

Hablar de firmas se nos haría eterno. Sin todas las personas que han colaborado en la revista, esta aventura hubiera sido inviable. A todas ellas reconocimiento y gratitud. El leyente del Tous pa Tous podrá conocer su identidad una vez que todos los números de LA MANIEGA estén a su disposición en esta web.

Portada último número [215] de ‘La Maniega’ noviembre-diciembre de 2016

El paso de los años fue inevitable. Ahora se podrá ver esta existencia en el espejo de esta nueva plataforma y aceptarlo todo, lo bueno y menos bueno, con perfecta integridad.

Cuando muere una revista de estas características, algo nuestro se nos va, ya que al final en las noticas locales se profundiza más, se valora lo más cercano y los propios vecinos son los únicos, verdaderos y talentosos protagonistas.

Si a esta vetustez añadimos que la información de proximidad y cercanía en soporte de papel, en cualquiera de sus periodicidades, no pasa por sus mejores momentos, ya que en gran parte ha sido absorbida por la inmediatez que hoy ofrecen las nuevas tecnologías, nos encontramos con algunas de las respuestas por donde camina la información presente y de futuro.

Al rescate de las últimas palabras, recapitular que el paso de los años, con luces y sombras, sus aciertos y errores, se puede convenir que ha valido la pena y que, a pesar de todo, LA MANIEGA sigue siendo un valor preciado y recordado.

Cooperativismo y Sindicalismo Agrario en el Suroccidente Asturiano. Época de la Transición

Mercado de ganados en el Recinto Ferial de La Imera, Cangas del Narcea.

Los concejos de Cangas del Narcea, principalmente, y Tineo son los protagonistas de este trabajo fin de grado (calif. 10) de nuestro socio Adrián Rodríguez Álvarez (Sta. Eulalia de Cueras, Cangas del Narcea, 1997), realizado bajo la tutela de Jorge Uría González, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo.

En el presente estudio monográfico el autor analiza una serie de procesos de índole cooperativista y sindical agrarios focalizados en el suroccidente de Asturias, que derivaron en una red de colaboración entre campesinos, la cual adquirió una notable importancia y trascendencia. El germen de un sindicato articulado por toda la Comunidad Autónoma aun hoy vigente; la formación de candidaturas políticas independientes de campesinos para las alcaldías municipales; la instauración de regímenes cooperativistas transformadores de los medios de producción en una determinada aldea, son algunos de los hitos que este movimiento cooperativo-sindical logró fraguar.

Una parte esencial de este trabajo son las fuentes orales. En el siguiente vídeo se reproducen entrevistas con personajes destacados de este proceso, sobre todo sindicalistas de primera hora, que daban un modelaje directo de todo lo que fueron sus vivencias y actividades.


 

La Virgen del Acebo. Descripción histórica de aquel santuario y novena en obsequio de la Virgen que allí se venera

Incorporamos a la Biblioteca Digital del Tous pa Tous un curioso documento publicado en 1894 de autor desconocido pero muy devoto de la Virgen del Acebo y promotor de su culto y devoción.

El objeto de esta publicación según su autor era dar a conocer este célebre Santuario y relatar los numerosos milagros allí efectuados por la mediación de la Virgen del Acebo. Como apéndice incluye la novena que como obsequio a la Virgen se rezaba en el referido Santuario en los primeros días de septiembre.

El librito fue editado como queda dicho a finales del siglo XIX, en Luarca por la Imprenta de Rollán y Compañía.


 

Hacha de la Edad del Bronce procedente de Cangas del Narcea

El 6 de noviembre de 1867 se publicó una Real Orden Circular, con un llamamiento de la reina Isabel II para incrementar los fondos del Museo Arqueológico Nacional de España. Como respuesta a esta petición, se registra el ingreso de un buen número de materiales procedentes de colecciones particulares, entre los que se encuentra un hacha de talón con dos anillas y cono de fundición donada por el magistrado, amén de coleccionista y miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, don Remigio Salomón.

Según la documentación aportada por el propio donante esta pieza de la Edad del Bronce, fue hallada cerca de Cangas de Tineo (hoy Cangas del Narcea), en 1864.

Esta pieza perteneciente a la colección del Museo Arqueológico Nacional está catalogada con el nº 11, bajo el nº de inventario 10153 y su documentación se recoge en el Expte. 1868/45.


El inventario de escrituras de Juan González de Celón, escribano de la villa y concejo de Cangas de Tineo: una fuente de genealogía canguesa del siglo XVI (I)

Testamento de doña María Arias Osorio de Pambley
(AHA, caja 13390, prot. 1589, f. 141, núm. 177 del Inventario)

El presente artículo es la transcripción del índice de todas las escrituras que pasaron ante uno de los escribanos más importantes de la villa y concejo de Cangas de Tineo de finales del siglo XVI: Juan González de Celón. No solo es un instrumento que permite el rápido hallazgo de personas, lugares o acontecimientos, sino que ofrece, en muchas ocasiones, las referencias a escrituras que ya no existen. Además de la transcripción, el artículo proporciona un resumen de todos los testamentos que pasaron ante dicho escribano. El presente escrito, por tanto, se convierte en una fuente principal para el estudio de la genealogía asturiana y, en especial, del concejo de Cangas del Narcea.

Autor: ROBERTO LÓPEZ-CAMPILLO Y MONTERO
Universidad Pontificia Comillas
Académico de Número de la de Genealogía y Heráldica de Asturias

Conviene señalar que, debido a la extensión de este índice, el autor ha tenido que desdoblar su publicación en dos artículos. El presente recoge las escrituras desde 1588 a 1595 inclusive y está ya disponible en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous para consulta y descarga en el siguiente link.

 

Brañas del concejo de Cangas del Narcea

Braña La Feltrosa con el Pico Caniechas enfrente. Foto JM Collar

Comenzamos hoy la publicación de una lista de brañas del concejo de Cangas del Narcea hecha por José Manuel Collar Álvarez. Hemos localizado 217, pero es probable que haya más. A lo largo de los próximos meses iremos publicando aquí sucesivas listas por ríos o valles, hasta completar todo el concejo. El objetivo de este trabajo es sentar las bases para realizar un inventario en el que se consignen su localización exacta, altitud, propiedad, número y tipo de cabañas, fechas de ocupación, usos y costumbres que se practicaban en la braña, etc. Se trata de conocer en profundidad uno de los espacios más importantes del territorio montañoso y de la actividad económica del concejo de Cangas del Narcea. La cría de ganado no se puede entender sin estos asentamientos de ocupación estival. Fueron, además, espacios que marcaron la vida de los campesinos del concejo y son también lugares de gran belleza paisajística.

En la actualidad, las brañas siguen siendo espacios muy utilizados por los ganaderos, pero el manejo del ganado ha cambiado considerablemente y en la mayor parte de ellas las cabañas están abandonadas y en ruinas.

A estas brañas, antiguamente, junto a los vecinos del concejo, también subían sus ganados los vaqueiros de alzada, procedentes de los concejos de Tineo, Navia, Villayón, Salas y, sobre todo, Valdés, que pasaban en ellas cuatro o cinco meses, y pastores de ovejas merinas que llegaban de Castilla y Extremadura.

Para completar esta lista, así como para recabar información y fotografías de las brañas del concejo de Cangas del Narcea, solicitamos la ayuda de todos los cangueses, que pueden enviar los datos que consideren útiles a través del siguiente enlace: Contacto

  1. PARROQUIAS DE LA CUENCA ALTA DEL RÍO NARCEA Y LARÓN
  2. PARROQUIAS DEL RÍO NAVIEGO
  3. PARROQUIAS DEL RÍO CIBEA
  4. PARROQUIAS DEL PARTIDO DE SIERRA
  5. PARROQUIAS DEL RÍO DEL COUTO
  6. PARROQUIAS DE BESULLO, LAS MONTAÑAS Y TRONES
  7. PARROQUIAS DEL RÍO NARCEA

 

 

Castelao: la materialización de un pensamiento

Estado original de la fachada del aulario de la facultad de Geológicas de Oviedo. Fotografía del libro “50 años de Geología
en la Universidad de Oviedo”

Hacia mediados del siglo XX, al igual que estaba ocurriendo en el resto de Europa, comienza a reaparecer tímidamente en la arquitectura asturiana el movimiento moderno, cuyo germen había comenzado a brotar en los años previos a la guerra.

De entre todos los arquitectos que centraron su labor en el Principado de Asturias, hay uno que destaca por su estilo vanguardista como impulsor de esta nueva arquitectura. Este no es otro, que el poco reconocido, Ignacio Álvarez Castelao (Cangas del Narcea, 1910 – Oviedo 1984). Tal vez su afinidad de ideas y relación con el finlandés Alvar Aalto fue la que consiguió traer parte de esa estética y destreza constructiva hasta el norte de España.

Ya desde sus obras iniciales, se observa una preocupación por el lugar y la adaptación del edificio al entorno, rompiendo con las herméticas construcciones historicistas que se estaban imponiendo en la España del momento.

Comienzan así a aparecer pequeños guiños a un nuevo pensamiento que tiene como base el dominio de la geometría y su movimiento organicista, plasmado en ejemplos como las fachadas de los edificios del Serrucho y Alsa, o la facultad de Ciencias Geológicas y Biológicas de Oviedo, donde consigue una magistral oposición entre dos mundos, lo orgánico y lo mineral.

Su obra abarca desde interesantes edificios dotacionales en ámbitos urbanos, hasta la concepción de grandes edificios e infraestructuras industriales, pasando por el estudio de diferentes tipos de arquitectura residencial, como los poblados vinculados a nuevas industrias (los cuales constituyen verdaderas experiencias habitacionales). En todos ellos pone en práctica una magistral habilidad para adaptar el edificio a las preexistencias, tanto urbanas como a las impuestas por la naturaleza.

En la obra de Castelao, vemos además reforzada su idea generadora a través del elemento construido, la cual se percibe intensificada con gran maestría a través de los materiales, acabados y sistemas constructivos, estableciendo una especial relación entre idea y la materialización. Adopta, y hace suyo, el principio de que los materiales y requerimientos funcionales determinan el resultado, regalando a la sociedad el conocimiento y los valores que enriquecieron sus obras.

La comunicación propuesta reflexionará sobre los criterios proyectuales y fundamentos teóricos que, como hilo conductor de toda su obra, fueron materializados magistralmente con independencia de la tipología edificatoria, obteniendo como resultado edificios en los que se ofrece a los usuarios algo más que una mera funcionalidad en la generación de espacios y recorridos.

 

Disponible en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous este artículo completo de las Actas Digitales de las Comunicaciones aceptadas al I Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: Vigencia de su pensamiento y obra. Autores: Marta Alonso Rodríguez (Departamento de Urbanismo y Representación de la Arquitectura. E.T.S. Arquitectura Valladolid) y Valentín Arrieta Berdasco (E.T.S. Arquitectura Valladolid).

En las mismas actas de este Congreso coordinado por la arquitecta coruñesa Teresa Couceiro Núñez, experta en arquitectura moderna y vivienda y desde el año 2001 directora de la Fundación Alejandro de la Sota,  se publica otro interesante artículo sobre la obra del arquitecto cangués Ignacio Álvarez Castelao que también subimos a nuestra biblioteca. El autor de este segundo artículo es Pablo Fernández Cueto (Universidad Politécnica de Madrid, Miembro invitado grupo de investigación Análisis e Intervención en Patrimonio Arquitectónico (AIPA), Departamento Construcción y Tecnología Arquitectónicas, Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSAM), Madrid).

En un lugar intersección de tensiones, abandonado a su suerte, un prisma otea el horizonte. Atado al paisaje por un cilindro de hormigón que se desvanece entre la vegetación que lo coloniza, una fachada prefabricada llama nuestra atención. Es muy parecida a la utilizada por Ignacio Álvarez Castelao en la Facultad de Geológicas de Oviedo, quien la describe como «Edificio estático y de expresión neutra». Y nos preguntamos ¿cómo se hubiera referido a aquel otro de menores dimensiones?


 

Algunas cartas entre Alejandro Casona y Félix Gordón Ordás: meditaciones sobre los reflejos fragmentarios de dos vidas en el exilio

Portada de la revista «Anales de la literatura española contemporánea»
Vol. 41, No. 2

El objetivo de este artículo es analizar y editar ocho cartas intercambiadas por Alejandro Casona y Félix Gordon Ordás entre 1957 y 1958. Estas cartas forman parte actualmente del fondo documental de Félix Gordón Ordás conservado en el Archivo del Gobierno de la II República Española en el Exilio, ubicado en la Fundación Universitaria Española. La teoría de la literatura epistolar, junto con los estudios sobre las relaciones problemáticas entre ficción e historicidad, constituyen el marco del análisis. A través de la mencionada correspondencia entre el dramaturgo y el político republicano, ambos exiliados en ese momento, y con el apoyo de fuentes complementarias para contextualizar las alusiones socio-históricas y personales, este artículo explora el proceso de construcción de la identidad, así como sus efectos en el ámbito de la representación.

Ha sido publicado en la revista Anales de la literatura española contemporánea Vol. 41, No. 2, Drama / Theatre (2016) , págs.297-331, que promueve la Sociedad de Estudios Españoles e Hispanoamericanos y se puede consultar y descargar en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous en el siguiente enlace:

Sobre la autora: Dra. Mª del Carmen Alfonso García

Breve currículum

María del Carmen Alfonso García es doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo y profesora titular de Literatura Española en el Departamento de Filología Española de la misma universidad. Es miembro del grupo de investigación  “Intersecciones: Literaturas, culturas y teorías contemporáneas”, de la Universidad de Oviedo, dirigido por la Dra. Isabel Carrera Suárez, Catedrática de Filología Inglesa, y, en la actualidad, coordina el Máster Universitario en Género y Diversidad.

Sus líneas de investigación tienen que ver con la literatura española contemporánea, con especial incidencia en los siguientes aspectos:el imaginario de finales del siglo XIX y su intertextualidad, la perspectiva de género (literatura, identidad nacional y género; género y representación; discursos de la autorrepresentación; literatura, espacio y género), las relaciones prensa–literatura y la literatura del exilio español republicano (con atención a Alejandro Casona). Una selección de sus publicaciones en este último aspecto incluiría las siguientes:

—Alfonso García, María del Carmen. 2016. “Algunas cartas entre Alejandro Casona y Félix Gordón Ordás. Meditaciones sobre los reflejos fragmentarios de dos vidas en el exilio”. Anales de la literatura española contemporánea (ALEC):41.2. 5-39.

—Alfonso García, María del Carmen. 2015. “A la sombra de una muchacha muerta en flor: la huella de Mariana Pineda en Cartas de Doña Nadie a Don Nadie (1998), de Matilde Cantos”. En Las escritoras españolas en el exilio mexicano: estrategias constructivas de una identidad femenina. Eds. Eugenia Houvenaghel y FlorienSerlet. México: Porrúa. 207-222.

—Alfonso García, María del Carmen. 2010. “Sobre la adaptación casoniana de El anzuelo de Fenisa: texto y espectáculo”. En Setenta años después. El exilio literario español de 1939. Actas del Congreso Internacional celebrado en la Facultad de Filología de la Universidad de Oviedo. Oviedo, 17 al 19 de diciembre de 2009. Eds. Antonio Fernández Insuela, Mª del Carmen Alfonso García, María Martínez-Cachero Rojo y Miguel Ramos Corrada. Oviedo: KRK Ediciones.

—Alfonso García, María del Carmen. 2008. “Revelar y revelarse: Los textos autobiográficos de Carmen Conde”. En En un pozo de lumbre. Estudios sobre Carmen Conde.  Ed. Javier Díez de Revenga y Mariano de Paco. Murcia: Fundación CajaMurcia. 9–32.

—Alfonso García, María del Carmen. 2007. “Con voz de mujer: Memorias de exiliadas republicanas (Al fondo, Aurora de Albornoz)”. En Palabras reunidas para Aurora de Albornoz. Ed. Begoña CamblorPandiella, José Antonio Pérez Sánchez y Leopoldo Sánchez Torre. Oviedo: Universidad de Oviedo/Ayuntamiento de Valdés. 13–38.

—Alfonso García, María del Carmen. 2004. “La literatura y la crítica literaria en las colaboraciones periodísticas de Alejandro Casona”. En Actas del “Homenaje a Alejandro Casona (1903–1965)”. Congreso Internacional en el centenario de su nacimiento. Eds. Antonio Fernández Insuela, Mª del Carmen Alfonso García, María Martínez–Cachero Rojo, María Crespo Iglesias y Miguel Ramos Corrada. Oviedo: Ediciones Nobel y Universidad de Oviedo. 581−599.

Inteligencia y documentación sobre una labra de Cangas del Narcea: las armas de don Fernando Osorio Valdés

Armas de don Fernando Osorio de Valdés (1586)
Señor de Salas y Valdunquillo
provenientes de su Casa en la villa de Cangas del Narcea.
Fotografía de Juaco López Álvarez.

El presente artículo, disponible desde hoy en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous, expone la interpretación de una de las labras heráldicas más significativas de la villa de Cangas del Narcea de la que no existía aún un correcto entendimiento. Para ello se publica la escritura de hechura de dicho escudo, fechada en 1586, y se revela la historia de la Casa en que estaba colocado. La asignación de dichas armas a don Fernando Osorio de Valdés, señor de Salas y Valdunquillo, confirma la aproximación eminentemente personal de los escudos de los concejos asturianos.

Eugenia Astur, una mujer entre dos mundos

Enriqueta García Infanzón, conocida por el seudónimo Eugenia Astur nació en la villa Tineo el 10 de marzo de 1888, y allí falleció el 10 de enero de 1947

Enriqueta García Infanzón (Tineo, 1888-1947), que firmaba con el seudónimo de Eugenia Astur, escribió siempre desde una orilla propia que a un tiempo la mantenía al margen de los entresijos del mundo y le permitía calibrarlos e interactuar con ellos. Criada en el seno de una familia hidalga entre Tineo y Luarca, dos importantes villas del occidente asturiano, su ocupación fundamental fue la de cualquier muchacha con las mismas circunstancias en aquel tiempo: imbuirse de una buena educación católica y prepararse para el matrimonio. Enriqueta, que mostró interés por las artes plásticas y la literatura desde la infancia —en su estudio sobre el general Riego, confiesa que desde los tiempos en que era una chiquilla “con la imaginación presa aún en la quimera de hadas y dragones”, se nutría de las lecturas de la biblioteca de su abuelo—, pertenecía a la misma generación que autores como José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón o Ramón Pérez de Ayala, y, lo que seguramente es más importante, que autoras como Elena Fortún, Carmen Baroja o Matilde Ras.

Durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando Enriqueta G. Infanzón empieza a tener cierta proyección pública con sus primeras novelas, comienzan también a vislumbrarse las demandas largamente postergadas de los movimientos en favor de la emancipación femenina. Los peinados a lo garzón, los vestidos ceñidos o la sustitución del corsé por el sujetador eran conquistas estéticas que traslucían un cambio de mentalidad en una parte de la sociedad. En España, un grupo de escritoras que amalgamaba varias generaciones, desde las que como Isabel Oyarzábal Smith eran más o menos coetáneas de la Generación del 98 hasta las más jóvenes Concha Méndez, Magda Donato, María Teresa León o Constancia de la Mora, pertenecientes a la del 27, publicaban en los periódicos y participaban en las actividades del Lyceum Club de Madrid, alumbrado y  presidido por María de Maeztu en aquellos años veinte. Sin duda, por sensibilidad, Enriqueta García Infanzón podía haber pertenecido a ese mundo, un mundo que, sin embargo, miró desde su apartada orilla en la villa de Tineo y con el que no llegó a estar de acuerdo al no sentirlo propio, pero un mundo también hacia el que se sentiría atraída, como deja entrever la lectura de su entrada biográfica en Escritores y artistas asturianos, obra que pergeñó el destajista de la cultura Constantino Suárez, Españolito. En esta entrada, como muchas otras escrita por la propia interesada —José Maldonado, quien fuera el último presidente de la Segunda República en el exilio, buen conocedor de Enriqueta por ser también tinetense, indica que la entrada sobre ella en Españolito es “inconfundiblemente autobiográfica” —, se dice que había una enconada “resistencia familiar” a que Enriqueta escribiera para el público, lo que la llevaría a editar sus obras cuando ya había sobrepasado los 30 años y bajo el seudónimo de Eugenia Astur.

Publica su primer cuento en 1917, en La lectura dominical, y su primera novela corta, significativamente titulada Memorias de una solterona, en 1919. Su firma se puede encontrar poco después en revistas de la emigración, como Asturias, de La Habana, y en periódicos como el ovetense Región o el gijonés La Prensa, pero no será hasta finales de los años veinte y principios de los treinta, coincidiendo con ese momento de esplendor intelectual que cuaja en la Segunda República, cuando su proyección intelectual llegue al máximo reconocimiento que alcanzó. Durante esta etapa publica en los diarios madrileños del tándem progresista José María Urgoiti — José Ortega y Gasset, tanto en el matinal El Sol como en el vespertino La Voz, pero en un momento en que esa impronta progresista había dado un giro tras perder Urgoiti la propiedad de ambos. Será también durante estos años cuando al fin saque a la luz una obra que llevaba realizando desde mediada la década de 1920, pero que no se publicará, debido a la situación política, hasta 1933. Esta obra se hizo realidad gracias a los papeles y cartas personales de Rafael del Riego encontrados en un archivo familiar, fue sufragada por la Diputación de Oviedo  y alabada mucho antes de su publicación por personajes de la talla intelectual de Fermín Canella o Álvaro de Albornoz. Se tituló Riego (Estudio histórico-político de la Revolución del año veinte), y por el aporte de fuentes primarias sigue siendo un libro de referencia para el análisis de ese periodo histórico. El 12 de octubre de 1935, durante la Fiesta de la Raza recibe en Oviedo el premio asignado al tema “Fermín Canella, su vida y sus obras”, que ganó junto con Benito Álvarez Buylla. Sin embargo, el leve refulgir pasa pronto, porque llegaron luego la guerra civil y los tristes años de posguerra, que supusieron para Enriqueta un largo silencio. Desde entonces, publica poco y cuando le ofrecen colaboraciones —lo hace por amistad Jesús Evaristo Casariego, durante los años de posguerra director del diario El Alcázar en Madrid— da largas o declina amablemente.

No publicará ninguna otra obra en vida. Póstumamente, en 1949 aparece editado por La Nueva España y bajo el impulso de la hermana de la autora, Milagros García Infanzón, el drama teatral La Roca Tarpeya, que ya desde el título —hace referencia al lugar que en la Roma republicana se utilizaba para ajusticiar a asesinos y traidores— tiene una clara intención política. Se trata de una obra en tres actos, bien estructurada y que se lee actualmente como curiosidad histórica por la carga anticomunista que contiene. La acción se desarrolla en su parte fundamental en un país llamado Eslavia, fácilmente identificable con la Unión Soviética estalinista. La trama consiste en el viaje que una joven, llamada Alejandra, pretende realizar a ese país en compañía de su maestro Segismundo. Un viaje al que se opone Román, el pretendiente de Alejandra. El viaje se lleva a cabo, pero únicamente en el sueño que Alejandra tiene la misma tarde en que debe partir. En aquel país, Alejandra se desencanta por completo del sistema político-social del que estaba prendada. Y será víctima de los excesos del estalinismo, que la encasilla como una española “que con sus coqueterías de mujer meridional consigue excitar a estudiantes y profesores”. Además, en 1991 la editorial Azucel reúne, con prólogo de Jesús Evaristo Casariego y un ilustrativo epílogo de Rafael Lorenzo sobre el entorno familiar y social que rodeó a Eugenia Astur en Tineo, lo esencial de su obra breve: el cuento Rosina y las novelas cortas Memorias de una sol­terona y La mancha de la mora —recopiladas por primera vez en volumen en 1921—. En el año 1998, con una presentación de Cecilia Meléndez de Arvas, se editó el trabajo que le habían premiado en Oviedo en 1935: Fermín Canella, su vida y sus obras. Y en el año 2000, de nuevo Cecilia Meléndez de Arvas, edita Epistolario de Eugenia Astur. Por otra parte, en la Biblioteca de Astu­rias, adquirida al médico luarqués Fernando Landeira, se conserva parte de la correspondencia de Enriqueta García Infanzón, entre los años 1921 y 1938, que con­tiene cartas del egregio Armando Palacio Valdés, del li­terato valdesano Casimiro Cienfuegos, del político José Maldonado o de Carlos Canella Muñiz. De esta correspondencia merecen especial atención las cartas entre Casimiro Cienfuegos y Eugenia Astur, que desvelan un amor clandestino en el que lo literario y lo personal se fueron mezclando para terminar en ruptura. Y en las últimas décadas se han ocupado de glosar la figura de Enriqueta G. Infanzón autores como Senén González Ramírez o Manuel Fernández de la Cera.

Portada de la novela de Eugenia Astur, «Dos mujeres»

Pero habíamos dejado a Enriqueta G. Infanzón escuchando desde su orilla, con cierto distanciamiento, el rumor de ese riachuelo del feminismo que comenzó a asomar en España tras la Primera Guerra Mundial. Pertenece por edad a una generación que sale a Europa y tiene en Ortega su vigía intelectual, que introduce las vanguardias y comienza, por tanto, a remozar la literatura y el arte de las generaciones anteriores, aquellos ya viejos estandartes del Modernismo y el Noventayocho. Sin embargo, Eugenia Astur, tanto a nivel estético como estilístico parece más próxima a esas generaciones precedentes que a la suya. El lector de la novela Dos mujeres, se verá al punto envuelto por un estilo en ocasiones un tanto arcaizante, que bebe de los clásicos españoles —con ese uso y abuso de la posposición del pronombre personal a la forma verbal, como “hacíale”, “servíale”, de los reflexivos, etc.— y también bebe de la sonoridad propia de la lengua asturiana e, ineludiblemente, de la fuente de la novela galante al más puro estilo Eduardo Zamacois. Pero no solo, porque en la novela Dos mujeres, más allá de la carcasa puramente argumental, en la que el joven ingeniero Javier Nadal se debate entre dos amores —excitante, inteligente, oscuro y felino el uno; candoroso, tierno y virginal el otro—, en la reconstrucción del trasfondo histórico, que abarca desde la Dictadura de Miguel Primo de Rivera hasta la Revolución de Octubre de 1934, la autora se muestra muy informada de lo que sucedía en cada uno de aquellos momentos que vivió directamente. Era muy consciente de lo que se hablaba en las tertulias de los cafés madrileños, de lo que pensaban algunos destacados políticos y de por dónde iban las tendencias artísticas. Y todo lo ve con ese distanciamiento un tanto british, una pizca altanero y tendente al conservadurismo, que le proporciona la mirada desde su orilla. En este sentido hay una mezcla de personajes, reales unos —el dibujante Bagaría, el periodista Félix Lorenzo, el escritor Gabriel Alomar—, imaginarios otros y ocultos bajo nombres en clave algunos que son claramente identificables —como ese Pepe Ruiz Pérez que es sin duda José Díaz Fernández, autor de las novelas El blocao y La venus mecánica, al que muy probablemente conocía la autora; o Alvarado, tras el que se encuentra Álvaro de Albornoz, ministro de Fomento durante la Segunda República y fundador junto a Marcelino Domingo del Partido Republicano Radical Socialista—. A estos últimos se los muestra con distanciado cariño y hay para con ellos como una reconvención de maestra enfurruñada con lo que están haciendo sus alumnos. Una impresión que seguramente se hace palpable porque la novela está escrita una vez pasados los acontecimientos.

Tan contradictoria como todo ser humano, Enriqueta G. Infanzón fue una mujer moderna y de su tiempo, que luchó por su independencia intelectual y consiguió tenerla, pero a la vez, su educación sentimental la ancló a un mundo en que la mujer que tenía un fracaso amoroso se quedaba para vestir santos o solterona, según las expresiones que un tanto despectivamente se utilizaban entonces para designar esa situación civil. El fracaso amoroso se trasluce en una de sus primeras novelas cortas: Memorias de una solterona, en cuyo aviso “al lector” Eugenia Astur confiesa no ser capaz de enfrentarse al público con su propio nombre, seguramente, entre otras razones que arguye, por la carga autobiográfica de la novela, en la que entre los amoríos de una rica señorita de la villa de Arganda (sin duda, Tineo) y un sentimental joven madrileño, se interpone la hija, a la sazón mas bien fea, de un indiano con posibles. Al decir de quien la conoció bien, es decir, de nuevo José Maldonado, que le escribe al editor José Antonio Mases en 1984 para excusarse de no hacer el prólogo solicitado para la reedición facsímil del libro sobre Riego, algo así pudo ocurrirle a Enriqueta: “Podría haber contado que un fracaso sentimental —que no hay por qué ocultar a estas alturas— cambió brusca y radicalmente el rumbo de quien había centrado sus aspiraciones en la plácida o monótona existencia de un matrimonio burgués; porque, en efecto, esa peripecia no sólo no amilanó a quien sufría sus consecuencias, sino que hizo surgir de ella un derivativo que le dio un nuevo sentido a su vida, el de dedicarse en serio a la creación literaria, actividad que, hasta entonces, sólo había constituido para ella un pasatiempo”.

Estamos ante una autora que desde su orilla se debatió entre el conservadurismo propio de su entorno familiar y un liberalismo de corte democrático que acabaría por desencantarla. Alguien que desde su orilla consiguió independencia intelectual sin dejar nunca atrás el mundo familiar que la marcó desde la cuna, que escribió alejada del bullicio y el éxito rotundo, inmersa en su vida de pequeña villa interior, con sus cotilleos, sus convenciones y su figurar socialmente, pero siempre con un ojo puesto en aquello que la llevaba mas allá de esas constreñidas fronteras y la conectaba con la ancha realidad exterior, dedicándole esfuerzos a algo para lo que estaba indudablemente dotada y le ayudaba a ver el mundo de otra manera: la literatura. Estamos ante una autora entre dos mundos que, inmóvil, observó siempre la realidad desde la orilla del río, haciéndose cargo del discurrir imparable del torrente de aguas que renuevan incansablemente el mundo para que jamás se bañe nadie dos veces en el mismo río. Estamos ante una autora muy consciente de que la escritura es ese sentir solitario, ese estar solos en la orilla contemplando un universo propio que nadie mas puede ver. Estamos, en fin, ante una autora que comenzó a publicar tardíamente, no puso demasiado empeño en una carrera que pudo ser más exitosa y dejó varias obras inéditas —entre ellas, al parecer, las novelas La cruz de la victoria, Casamolín y El último hidalgo; las obras de teatro El secreto de Budha y Amoríos reales; o el ensayo Palacio Valdés y las mujeres de sus novelas—. Una de esas obras inéditas, no mencionada ni por la información editorial que solían traer los libros sobre la obra de los autores en esos años veinte y treinta, ni por quienes se han ocupado hasta el momento de Enriqueta G. Infanzón, es la novela Dos mujeres, que acaba de ver la luz.