Publicación de noticias históricas relacionadas con la historia, el arte, la literatura, etc. de Cangas del Narcea.

Pesos y medidas antiguos en Cangas del Narcea

Medidas para el vino: una canada, dos pucheras, una puchera o cuartillo y media puchera, propiedad de Casa Cuervo, de L.lumés / Limés

… y su equivalente al sistema métrico

El 19 de julio de 1849, en tiempos de la reina Isabel II, se publicó la Ley de Pesos y Medidas en la que se imponía en España el sistema métrico decimal. Con ella se pretendía que desaparecieran la multitud de pesos y medidas que se utilizaban en la nación, que a menudo eran distintos en pueblos, parroquias o concejos vecinos. Sin ir muy lejos, entre Cangas y Tineo ya cambiaba la capacidad de la eimina o hemina, y lo mismo sucedía con la canada o cañada para medir el vino en Cangas y Allande: en Cangas equivalía a 3,91 litros y en Allande a 4,69 litros. Con este sistema de pesos y medidas era complicado efectuar intercambios comerciales, y esta situación favorecía los engaños y era un obstáculo para el comercio. Por eso, la imposición del sistema métrico se consideró una medida fundamental para modernizar el país y favorecer su desarrollo económico. Sin embargo, su establecimiento tardó muchos años en ser asumido por la población, sobre todo por los campesinos, y todavía hoy, más de ciento cincuenta años después, muchas personas siguen empleando las medidas antiguas. En Cangas del Narcea no es raro que se mencione una cuepa, una canada, una puchera (o cuartillo) o un cuartarón cuando se habla del vino, o de un choupín para medir los cereales.

La Ley de Pesos y Medidas de 1849 establecía en su artículo 7º la obligación de recoger “noticias de todas las medidas y pesas provinciales y locales”, y la publicación de las equivalencias con el nuevo sistema métrico antes del 1 de julio de 1851. Para llevar a cabo la labor de recogida de esas medidas se establecieron unas comisiones en cada provincia. En Asturias se constituyó una en Oviedo, que a su vez formó unas comisiones en cada partido judicial que fueron las encargadas de recopilar la información en toda la provincia. Las conclusiones de la comisión de Oviedo fueron publicadas en 1853 por Joaquín María Fernández, catedrático de Matemáticas del Instituto Provincial de Oviedo. Nosotros hemos extractado los datos correspondientes al partido de Cangas del Narcea, cuyo conocimiento creemos que puede ser útil para muchas personas.

PESOS Y MEDIDAS USADOS EN EL PARTIDO DE CANGAS DEL NARCEA EN 1853 Y SU EQUIVALENCIA AL SISTEMA MÉTRICO

Medidas de longitud

La vara tiene.…………. 3 pies
 El pie………..… ….. 12 pulgadas
La pulgada……..….. 12 líneas
 
1 línea equivale a.…..… 0,0019 metros
1 pulgada.……………….. 0,0232 metros
1 pie.…………….………. 0,2786 metros
1 vara……………..….……0,8359 metros

Medidas de capacidad para áridos

 

La hemina o eimina tiene….…….. 4 cuartas
La cuarta……………………………………. 4 chupines o choupinos
 
1 chupín o choupín equivale a…….. 3,0273 litros
1 cuarta…………………….……..…12,1093 litros
1 hemina o eimina….………………48,43711 litros
 

Tabla I

 

Tabla II

Medidas de capacidad para líquidos

 

La cuepa, medida de vino del país, tiene….. 2 cántaras
La cántara……..…………………….…………. 4 cañadas o canadas
La cañada o canada……………..………….. 9 cuartillos
El cuartillo o puchera..……………………….. 4 cuarterones o cuartarones
 
1 cuarterón o cuartarón equivale a………… 0,109 litros
1 cuartillo o puchera.………………….….….  0,43468 litros
1 cañada o canada.…………………………… 3,91212 litros
1 cántara.…………………………………….. 15,6485 litros
1 cuepa.………………………………………. 31,297 litros

Medidas de peso

El quintal tiene……..…. 4 arrobas
La arroba….……….…. 25 libras
La libra…………….… 16 onzas
La onza……………… 16 adarmes
Se usa además la libra de 18 onzas
 
1 adarme equivale a….. 0,00017 kg.
1 onza………………..….. 0,02875 kg.
1 libra…………….……… 0,46009 kg.
1 arroba………….……… 11,5023   kg.
1 quintal……………..… 46,0093   kg.
 
1 libra de 18 onzas……. 0,5176 kg.

Medidas agrarias 

La fanega de tierra tiene…………………………… 12 celemines
 El celemín…………………………………………….… 4 cuartillos
 
1 cuartillo de tierra……………………………………. 1,34 áreas
1 celemín de tierra……………………………………. 5,36 áreas
1 fanega de tierra…………………………………… 64,39 áreas
 
1 día de bueyes de secano…………………….. 12,57 áreas
1 día de bueyes de regadío………………….… 12,91 áreas
 

Tabla III

 

 

 

Dos comentarios sobre “De Bogayo” (1915)

DOS COMENTARIOS SOBRE “DE BOGAYO”, DE MARIO GÓMEZ, PUBLICADOS EN 1915 

“De Bogayo” (1915) fue el primer libro sobre Cangas del Narcea que publicó Mario Gómez, y uno de los primeros escritos literarios en el que los habitantes de este concejo se veían retratados. El primero fue, sin duda, las Composiciones en dialecto vaquero, de José María Flórez. Por ese motivo, De Bogayo mereció la atención de los escritores y cronistas que en aquel tiempo había en Cangas y que publicaban sus escritos en periódicos locales o regionales. Además, Mario Gómez no era alguien desconocido en nuestro concejo. Era un personaje muy popular, que conocía muy bien a sus paisanos porque trataba con todo el mundo, con todas las clases sociales. En 1916, Gumersindo Díaz Morodo Borí escribió sobre él:

“Removiendo en los recuerdos de la infancia, veo a ese querido cangués gozando ya de una popularidad envidiable. Rapaz inquieto y de iniciativas, supremo jefe de la juventud canguesa, no se organizaba en esta villa una parranda, o una fiesta, o una cabalgata carnavalesca, o una excursión a las montañas que nos circundan… cuando no se emprendía una cruzada contra los gatos o se desarrollaba descomunal pedrea, en que él no estuviese al frente, ordenando, mandando como general que guía sus huestes al combate y a la victoria.
Cuando estudiante, en el tiempo que fuera de Cangas se hallaba, se parecía la villa a una balsa de aceite. En la época de vacaciones, los jóvenes se comunicaban unos a otros la buena nueva, la próxima llegada de Mario Gómez, el cual seguramente traería u organizaría algo nuevo, desconocido, exótico, que haría las delicias de todo el pueblo, de grandes y de chicos, de hombres y de mujeres. […]
Entre obreros se crió Mario Gómez, y obreros fueron siempre sus compañeros de parrandas, de fiestas, de pedreas… Terminó brillantemente sus estudios, se graduó en Medicina, y, al contrario de lo que hacen muchos que al terminar una carrera creen hasta denigrante relacionarse con los parias de la sociedad, él continuó fraternizando con los obreros, como en su época de estudiante”.

Mario Gómez, Cádiz h.1915

Los dos comentarios sobre De Bogayo, que publicamos hoy en la web con motivo de haberse incorporado a nuestra Biblioteca Digital varias obras de Mario Gómez, aparecieron en El Distrito Cangués en junio de 1915. El primero lo escribió el mencionado Gumersindo Díaz Morodo Borí, que era el director del periódico y cuya biografía puede leerse en la web del Tous pa Tous, y el segundo lo firmaba Odón, que era Odón Meléndez, un maestro natural de Cibuyo del que no sabemos casi nada, que escribía con regularidad en La Justicia. Semanario republicano, de Grado, y en El Distrito Cangués.

La lectura de estos dos comentarios sobre De Bogayo es muy interesante para conocer lo que representó este libro en el momento en que se publicó, y muy recomendable hoy para comprender y valorar mejor esta literatura costumbrista canguesa.

Mario Gómez, escritor, en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous

Mario Gómez, Cádiz hacia 1915.

En la Biblioteca Digital del Tous pa Tous pueden leerse y descargarse cuatro obras de Mario Gómez: Entre dos fuegos (1907) y Entre la masa (1909), y especialmente los libros De Bogayo (1915) y De Corripia (1923), en los que se reúne casi toda la producción literaria de nuestro escritor.

Mario Gómez y Gómez nació en Cangas del Narcea (Asturias) el 23 de enero de 1872. Médico militar de profesión, prestó sus servicios profesionales en diferentes puestos y destinos del Ejército, llegando a alcanzar el grado de Teniente Coronel.

Colaboró con una serie de artículos en diversas publicaciones regionales y fue corresponsal en Melilla del periódico El Narcea. Durante su estancia en Vitoria, publicó varios artículos sobre educación y cultura de los obreros en el periódico La Libertad. Es aquí, en Vitoria, donde Mario Gómez se inicia como escritor sobre temática militar y fruto de ello son títulos como Seiscientos sesenta y cinco reclutas (1903), Recluta y Reclutamiento (1908) y Reclutamiento Militar. Estudio Histórico (1910).

Del mismo modo cultivó un tipo de literatura costumbrista a la que corresponden títulos como De Bogayo (1915) y De Corripia (1923), y de tema histórico regional, Los siglos de Cangas de Tineo. Primera Parte (1920) y Los siglos de Cangas de Tineo. Edad Media (1925). Anteriormente ya había escrito monólogos como Sin Trabajo, ¡Adiós, abuela! (1907), y escenas: ¡Pobre niño!, Entre la masa (1907) y Entre dos fuegos (1909).

Mario Gómez. Portada interior de su obra: Al pueblo de Trubia, un abrazo filial

En 1916 escribiría la obra A Pin el Ajustador. Se trata de un texto de 203 páginas formado por 23 cartas de temática higienista que, según nos cuenta su autor, fueron publicadas en la revista Cultura e Higiene y que a petición del director de la revista se reunieron en un libro para poder ser distribuido entre los socios y obreros. Con el fin de atender las continuas demandas de escuelas asturianas, de centros y sociedades de obreros, de librerías y de un pedido de 1.000 ejemplares para la isla de Cuba, fue necesaria una segunda edición en 1919.

En 1926 funda La Maniega, Boletín del Tous pa Tous. Sociedad canguesa de amantes del país, ejerciendo a través de la misma un papel de animador de la vida local y comarcal canguesa. Son famosos sus Rumbos: De Santarvás a Madrid, Rumbos de Sierra, de Rengos a Luiña, relatos de viajes y experiencias con los que describía de una forma muy personal y peculiar nuestro concejo, así como la sección Chipichape, que firmaba con el seudónimo de “El Cuntapeiro”.

En 1927 escribe Al pueblo de Trubia, un abrazo filial, como agradecimiento a los trubiecos que lo propusieron, ese mismo año, como hijo adoptivo de la ciudad de Oviedo.

Con el fin de dar a conocer su obra y ponerla a disposición de todo el mundo, El Tous pa Tous ha realizado una edición digital de cuatro de las Obras literarias de Mario Gómez (1872-1932), que ya se pueden consultar en nuestra Biblioteca Digital. La digitalización ha sido patrocinada por el BUFETE MARIO GÓMEZ – ABOGADOS, de Cangas del Narcea.

La llegada del teléfono y del Príncipe de Asturias en 1925

El Príncipe de Asturias entrando en la casa de la viuda de don Eleuterio García para inaugurar el servicio telefónico en Cangas del Narcea, 29 de agosto de 1925

El 19 de abril de 1924 se constituía la Compañía Telefónica Nacional de España y comenzaba una rápida expansión del servicio de teléfonos por todo el país. En Cangas del Narcea la línea telefónica se inauguró el sábado 29 de agosto de 1925. A este acto acudió el Príncipe de Asturias, Alfonso de Borbón y Battenberg (1907-1938), hijo de Alfonso XIII.

El Príncipe llevaba en Asturias desde el día 18 de agosto. Había estado en Gijón, Oviedo, Avilés, Salinas, Llanes, Villaviciosa, Pravia, Turón, Mieres, etc. El día 28 pernoctó en Luarca y al día siguiente salió para Cangas. Pasó por La Espina, Tineo (donde le regalaron dos lobos vivos), San Facundo (donde presenció el simulacro de una boda campesina, “para que el augusto viajero pudiera darse cuenta de las costumbres del país”) y Pola de Allande. Llegó a la villa de Cangas alrededor de la una y media de la tarde. Venía acompañado del general Zuvillaga, gobernador de la provincia, y del capitán general Berenguer. Delante del viejo ayuntamiento, en la calle Mayor, le esperaban el alcalde, Porfirio Ordás Sanmarful, y el resto de las autoridades locales; los niños de las escuelas; varias parejas de gaiteros y tamborileros, y “el pueblo en masa”. A su llegada se dispararon al espacio “cientos de cohetes de grueso calibre”.

Dos de los niños vestidos de asturianos que recibieron y entregaron un ramo de flores al Príncipe de Asturias en la casa de la viuda de don Eleuterio García; la niña es Julia Oliveros de Llano, Cangas del Narcea, 29 de agosto de 1925.

La comitiva se dirigió enseguida a la casa de doña María Puente, viuda de don Eleuterio García (a la que ya hemos dedicado una noticia en la web del Tous pa Tous), donde le esperaba el subdirector del cuarto distrito de la Compañía Telefónica, que pronunció unas palabras. Desde uno de los salones de esta casa, el Príncipe habló por teléfono con su padre, el rey Alfonso XIII, al que le dio cuenta de su recorrido por la provincia y del buen estado de las carreteras. Con esta conversación quedaba inaugurado el servicio telefónico en Cangas del Narcea. En este acto se produjo una famosa anécdota, que aún se recuerda en nuestros días, en la que el alcalde le dijo al Príncipe, en tono familiar: “Alteza, déle recuerdos a papá”.

Después de la inauguración oficial, la Compañía Telefónica le ofreció al Príncipe un “lunch”, servido por el Hotel París, de Oviedo. En este aperitivo se le dio a probar “una copa de vino blanco elaborado en Cangas de Tineo por el señor Penedela hace unos 30 años”, que el Príncipe “elogió grandemente, rogando le enviaran una caja de botellas”. Como recuerdo de su visita a Cangas del Narcea, el alcalde le regaló “un lujoso estuche, conteniendo muestras de productos de este rico concejo”. A las dos de la tarde, la comitiva principesca marchó para Corias, donde visitó el convento y comió con la comunidad de dominicos. “Cerca de las cinco de la tarde, el heredero del Trono emprendió el regreso a Gijón”. La noticia detallada de esta visita aparece en el diario La Prensa, de Gijón, del día 30 de agosto de 1925, y puede descargarse gracias a la Hemeroteca de Gijón, en el siguiente enlace:

“El Occidente de Asturias” (1882 y 1883) en la web del Tous pa Tous

El 22 de agosto de 1882 salía a la calle en Cangas del Narcea el número 1 de El Occidente de Asturias. Era el primer periódico que se publicaba en una villa de esta parte de la región y se imprimía en la primera imprenta que se establecía en el occidente de Asturias. Todo un acontecimiento histórico que se venía a sumar a una serie de transformaciones que estaban acaeciendo en la villa de Cangas del Narcea en el último tercio del siglo XIX, gracias a la construcción de dos nuevas carreteras: La Espina-Ponferrada y Cangas-Ouviaño. Las consecuencias de este proceso se plasmarán en la villa en la apertura de calles nuevas, la edificación de casas de pisos con balcones de hierro fundido y galerías, el establecimiento de comercios, la instalación del telégrafo, el aumento de una clase media integrada por comerciantes, profesionales liberales, etcétera y la aparición de este periódico, que sacaba dos números a la semana.

El Occidente de Asturias fue el primer periódico de una serie que se editará en Cangas desde esta fecha y hasta 1936. El motivo principal de la mayoría de estas publicaciones serán las luchas políticas que enfrentarán a conservadores, liberales y republicanos en este periodo. Para comprender la existencia de estos periódicos hay que saber que Cangas era el centro de un distrito electoral para Diputados a Cortes, que estaba integrado por los concejos de Degaña, Grandas de Salime, Ibias, Leitariegos y Somiedo, y los políticos mantendrán estos periódicos para defender sus intereses.

El Occidente fue fundado por el abogado y juez Menendo Valledor, que fue su director, y por el secretario de ayuntamiento Faustino Meléndez de Arvas. El tiempo en que se editó era de total paz política, pues el distrito electoral de Cangas de Tineo estaba desde antiguo representado en Cortes por el conde de Toreno, Francisco de Borja Queipo de Llano (Madrid, 1840-1890), miembro del Partido Moderado, y la política local estaba dominada por los “torenistas”. El propio conde colaboraba con el periódico escribiendo crónicas desde Madrid.

Juan de Cangas (seudónimo de Manuel Flórez de Uría) en un artículo publicado el 3 de marzo de 1912 en La Justicia. Semanario republicano, de Grado, escribe en relación a este periódico:

“El Occidente pudo vivir vida tranquila, llegar a tener una tirada de cosa de 500 números; hacer que el aldeano se empezara a preocupar de la marcha de los asuntos públicos, en los que era el mayor interesado; y también sirvió a la causa santa de la cultura general, ya que en dicho periódico se entrenaron e hicieron sus primeras armas literarias jóvenes de la localidad y de fuera de ella, que, algunos, llegaron a ser después escritores correctos.
 
Muerto el director de El Occidente, con la misma imprenta, publicaron los señores D. Benigno Valcárcel, D. Ceferino Valle y D. Francisco Álvarez Uría otro periódico con igual nombre, más como ya estaba en gestación la protesta y oposición del concejo a los caciques torenistas, dieron al periódico otros rumbos más accidentados y por consecuencia más expuestos. Riñeron batallas por los intereses del concejo contra los que vulneraban o desatendían, y ya sufrieron denuncias y secuestros.
 
En esto, junto con los caciques locales y por causa de los mismos, cayó Toreno y el acta de diputado a Cortes pasó a manos de D. Félix Suárez Inclán, y El Occidente de Asturias (el de esta segunda época) cesó en su publicación, pasando la imprenta a otros dueños”.

El Tous pa Tous pone a disposición de sus socios y de todos sus visitantes los dos primeros años de El Occidente de Asturias: 1882 y 1883. Hay que advertir, que faltan unos pocos números y algunos no están completos. Esto, por supuesto, no quita valor a la información que contiene este periódico para conocer la historia de esos años. Los ejemplares que ha digitalizado el Tous pa Tous pertenecen a Armando Graña y el trabajo ha sido patrocinado por Parafarmacia Farmanova, de Cangas del Narcea. También pueden consultarse los números de los años 1884, 1885 y 1886.

Fray Albino González Menéndez-Reigada (Corias, 1881- Córdoba, 1958)

Fray Albino

Fray Albino González Menéndez-Reigada nació en Corias (Cangas del Narcea, Asturias) el 18 de enero de 1881. Ingresó a los 15 años en el convento dominico de San Juan Bautista, cercano a su vivienda familiar. En 1897 profesó en la Orden de Predicadores y fue ordenado sacerdote en Valladolid el año 1905.

Licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca con Premio Extraordinario, obtuvo el doctorado en esas disciplinas en la Universidad de Madrid, también con Premio Extraordinario, al tiempo que realizaba estudios de Derecho. De 1911 a 1913 estudió Filosofía de las Lenguas Neolatinas en las universidades de Berlín, Roma y Friburgo. Su gran facilidad para los idiomas le permitió expresarse en francés, inglés, italiano y griego, además del castellano y el latín.

La orden le otorgó el título de Lector y Maestro en Teología y Predicador General y la Universidad de Salamanca le concedió idéntico título de dicha institución. Por su fama como predicador fue requerido continuamente para ofrecer conferencias por toda España, Europa e Hispanoamérica.

 El 18 de diciembre de 1924 fue nombrado obispo de Tenerife, donde realizó una gran labor. El 18 de febrero de 1946 fue designado obispo de Córdoba. Hizo su entrada oficial en la diócesis el 9 de junio, domingo de Pentecostés, a la edad de 65 años. En Córdoba vivió hasta el 13 de agosto de 1958, fecha de su fallecimiento.

“Tenemos que hacer viviendas dignas para los cuerpos, templos para las almas y escuelas para educar a la infancia”, dijo a poco de su llegada al conocer la situación en que se encontraba la ciudad. Y en verdad que esta especie de “programa de gobierno” lo cumplió con creces.

Tumba de Fray Albino delante de la Capilla de las Benditas Ánimas del Purgatorio en la Catedral de Córdoba (Antigua Mezquita).

Los números de Fray Albino en Córdoba, en los 12 años que estuvo entre nosotros, son impresionantes. Casi 5.000 viviendas entre las barriadas construidas en el Campo de la Verdad y en Cañero, con sus correspondientes equipamientos sociales (seis colegios, tres iglesias, mercados, cines, campo de deportes, economato, etc.), más de 80 templos bendecidos y más de 200 unidades escolares, dan fe de esta realidad.

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Tumba de Fray Albino González Menéndez-Reigada (Corias, Cangas del Narcea, 1881-Córdoba, 1958), obispo de Córdoba

Para conseguir toda esta obra creó la Asociación Benéfica La Sagrada Familia, que fue la encargada del programa de viviendas; el Patronato de Obras Sociales de San Eulogio (escuelas de aprendices, semanario Ecos, Club Deportivo San Álvaro, cuadro artístico, orfeón y rondalla); el Patronato de San Alberto Magno para la gestión de las unidades escolares; el Patronato Nuestra Señora de la Fuensanta para la atención a niños desvalidos; las Milicias de Cristo para el amparo de la niñez y juventud descarriada en la población rural, etc.

Su labor pastoral fue también extraordinaria: activó las Cáritas diocesana y parroquiales; desde 1949 a 1957 presidió las Semanas Sociales de España, que tuvieron una gran repercusión; escribió 35 obras y 48 cartas pastorales; dio un desarrollo espectacular al Seminario y puso en marcha el Seminario Menor de Hornachuelos; convocó el concurso de curatos para dotar a las parroquias de sacerdotes rectores; ofreció conferencias en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander; creó en Córdoba las Hermandades del Trabajo; impulsó la Acción Católica, la HOAC y la JOAC; organizó escuelas de aprendices; la actual Tipografía Católica, etc.

El abate Pierre lo presentó a la televisión francesa y su obra fue conocida a nivel internacional, lo que motivó la constante visita de personalidades nacionales y extranjeras a Córdoba.

A lo largo de su vida obtuvo honores y distinciones, a las que daba la justa importancia. El Ayuntamiento de Córdoba le nombró Hijo Adoptivo en la sesión celebrada el 9 de junio de 1950. Su Santidad el papa Pío XII le dirigió en dos ocasiones cartas felicitándole por su labor y por los 25 años de su episcopado. El alcalde de Córdoba de Veracruz (México) le hizo entrega de la llave de la ciudad.

A finales de diciembre de 2008 y hasta el 24 de enero de 2009, se celebró una exposición, gracias a la gentileza de Cajasur, con la pretensión de dar a conocer a las generaciones actuales de una manera gráfica la ingente actividad desplegada por este excepcional obispo en Córdoba y su provincia. Con ella se cerró el programa de actos que la comisión organizadora, constituida en el seno de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Público Fray Albino, desarrolló durante el 2008 para conmemorar el 50 aniversario de su muerte. Esta exposición no hubiera sido posible sin el trabajo documental realizado por Florencio Rodríguez, quien fue el encargado de selleccionar las fotografías de Ricardo procedentes del Archivo Histórico de Cajasur, y el equipo de la Fundación Cajasur.

Juan Antonio Polo Molina
Presidente de la Comisión Organizadora de los actos
del 50 aniversario de la muerte de Fray Albino.
Fuente: Fundación Cajasur

La cal en Cangas del Narcea

Calero u horno de cal en El Rodical (Tinéu), en 2008. Fotografía de Astur Paredes.

La cal fue un producto muy importante que se empleaba para la construcción de edificios, el abono de tierras y otros usos agrícolas e industriales. En la Asturias caliza su fabricación era muy abundante y su producción se vendía en la región y fuera, sobre todo a Galicia. En el concejo de Cangas del Narcea, donde la caliza es escasa, solo había hornos de cal en unos pocos lugares donde aflora este mineral y su producción era pequeña, pero no dejó de tener su relevancia. Hoy, todos estos caleros están abandonados y arruinados, y ya casi no los recuerda nadie.

José Luis García López del Vallado es el autor del libro La cal en Asturias, editado por el Museo del Pueblo de Asturias en 2009.

 La fabricación de cal en Cangas del Narcea

por José Luis García López del Vallado

Anuncio de un fabricante de cal en el periódico ‘El Narcea’, julio de 1912

En Asturias la cal se empleaba para mortero en la construcción, para blanquear fachadas de casas y cuadras, y para fertilizar la tierra, que se empobrecía de calcio y otras sustancias con la lluvia y el cultivo. La cal resulta de calcinar piedra caliza a unos 900 grados en hornos llamados caleros. Aunque en el tercio occidental asturiano la piedra caliza escasea, no falta por completo y, en Cangas del Narcea, Tineo y otros concejos, las vetas conocidas se explotaron a lo largo de varios siglos. Se ha encontrado un contrato de 1612 para hacer en Fontes de Corbeiro cal destinada a la construcción del monasterio de San Juan de Corias, y este contrato podría no ser el más antiguo; por otra parte, hacia 1950 tejeros llegados de Llanes hacían cal en Ridera, parroquia de Ambres, en una campa situada por encima de los 1000 metros, que al parecer es el único lugar de la comarca en que afloran vetas de piedra calear. Un período, por tanto, de unos 350 años, que probablemente fue mayor. Los contratos más antiguos se refieren a la fabricación, el porte y el suministro de cal para construcciones de importancia. Aparte del ya citado de 1612, conocemos otro de 1650 también para fabricar en Fontes de Corbeiro cal para Corias; otro de 1750, para transportar cal desde Fontes hasta Ardaliz (seguramente para la construcción del palacio que existe en ese lugar); y uno más, de 1756, en el que un particular de Rengos denuncia a un vecino que se aprovechó del producto de un calero y una cantera propiedad del denunciante. Es posible que ya entonces hubiera varios caleros en Rengos, porque el de la denuncia estaba “inmediato a la Vega de los Fornos” y, por otra parte, también el conde de Toreno, en un escrito de 1777, menciona la existencia de un horno de cal en las canteras de mármol de Rengos.

Calero u horno de cal en El Rodical (Tinéu), en 2008. Fotografía de Astur Paredes.

Esta cal de Fontes de Corbeiro y Rengos se calcinaba con leña. En el siglo XX, los caleros más conocidos del concejo de Cangas del Narcea fueron los de Rengos, Moncóu y Moal, aunque había caleros en otros lugares del concejo, como el llamado “calero de Casa Elvira”, en la parroquia de Monasterio de Hermo, que funcionaba hacia 1920. Posiblemente se conserven restos de algunos de estos hornos, en los que la cal se quemaba con carbón, que en el caso de Moal se extraía de una mina cercana a los hornos.

Si el calero es propiedad de los vecinos de un pueblo, ellos se reparten la cal; si es de un particular, la cal puede comercializarse en un establecimiento y, además, venderse por los pueblos, como hacía una pequeña empresa calera que, según se lee en 1912 en el periódico El Narcea, tenía un horno entre Ventanueva y Rengos. Es probable que la fabricación de cal en el concejo de Cangas del Narcea no se haya prolongado más allá de la década de 1950.

El derribo de la casa de don Eleuterio o de María Angustias en 1980

Casa de María Angustias poco antes de ser derribada en 1980. Foto Tino

No cabe duda que hay acciones humanas que engrandecen a los pueblos y otras que los envilecen. Hace unas semanas celebrábamos en El Tous pa Tous los cien años de la construcción de la fuente del Reguerón y hoy, ya en 2010, vamos a recordar otro aniversario: el derribo hace tres décadas de la casa de don Eleuterio García Cuesta, también conocida con el nombre de su sobrina y heredera María Angustias. Esta casa no era un edificio cualquiera. Don Eleuterio fue un emigrante de Cangas del Narcea que se enriqueció en Madrid trabajando en el ramo del comercio. Construyó su casa en 1889 en la calle Mayor y para ello no escatimó medios. El proyecto debió de ser de Juan Miguel de la Guardia (1859-1910), arquitecto municipal de Oviedo, o de Javier Aguirre (1853-1909), arquitecto provincial, que en esos años estaba dirigiendo la construcción del Juzgado de Cangas del Narcea. Los dos están

Casa de María Angustias poco antes de ser derribada en 1980. Foto Tino considerados como los mejores arquitectos de finales del siglo XIX e inicios del XX en Asturias. La casa era, según los historiadores del arte, el edificio más importante de la arquitectura de finales del siglo XIX en todo el interior del occidente de Asturias.

Germán Ramallo Asensio, redactor del inventario de patrimonio histórico de los concejos del suroeste de Asturias en 1980-1981 y en la actualidad catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, escribió en aquel inventario: “La casa de María Angustias es uno de los ejemplos más equilibrados y hermosos, mejor adecuados a sus funciones palaciegas a lo moderno y urbanísticas de servicio a la ciudad, de toda la arquitectura fin de siglo realizada por la zona”.

Casa de María Angustias durante su derribo en 1980

En 1979, la casa la compran unos constructores con raíces canguesas, que viendo la polémica que estaba surgiendo con el posible derribo del inmueble, deciden venderla a Manuel Martínez Menéndez, vecino de Santiago de Limés, que es el que va a derruirla en el mes de mayo de 1980 para levantar en su solar una casa de pisos. El arquitecto de la nueva obra fue el joven Emilio Llano Menéndez. El Ayuntamiento de Cangas del Narcea no quiso frenar este derribo, aunque si hubo unos pocos concejales que se opusieron duramente. La delegación en Asturias del Ministerio de Cultura, que era la administración competente en la protección de monumentos en aquellos años, envío a Madrid un expediente para declarar el edificio monumento histórico-artístico, pero la solicitud vino denegada por la Dirección General del Patrimonio Artístico de aquel Ministerio, con un informe firmado por el arquitecto Eduardo González Mercadé.

C/ Mayor, casas de los Flórez (con el comercio El Siglo XX) y de María Angustias hacia 1920. Fotografía de Benjamín R. Membiela

El valor de la casa era tan evidente que en contra de su derribo se manifestaron muchos vecinos de Cangas, como se constata en los periódicos de la época (incluida la revista local Entrambasaguas, que puede consultarse en nuestra Biblioteca Canguesa, en la que en los tres primeros números se trató este asunto), y también la Consejería de Cultura del Consejo Regional de Asturias, aquel ente de la denominada Preautonomía, que todavía no tenía ninguna competencia en esta materia. El informe escrito el 13 de marzo de 1980 por Emilio Marcos Vallaure, director regional de patrimonio histórico artístico en aquella joven institución y actualmente director del Museo de Bellas Artes de Asturias, para solicitar a la Dirección General del Patrimonio Artístico del Ministerio de Cultura la declaración de monumentalidad del edificio, es uno de los mejores testimonios que nos ha quedado de la casa de don Eleuterio (puede leerse en el número 2, página 12, de la revista Entrambasaguas).

Sirva esta noticia y estas fotografías como recuerdo a un edificio cuya construcción engrandeció nuestra villa y cuyo derribo la empobreció. ¡Pena y rabia nos sigue causando!

Los teitos en L.leitariegos en 1752

Durante muchos siglos, millones de europeos vivieron en casas cubiertas con materias vegetales. En el concejo de Cangas del Narcea hasta mediados del siglo XX todavía quedaban muchas casas, así como hórreos y cuadras, cubiertas con paja de centeno, que se conocían como teitos. También había construcciones cubiertas con tablas de roble, pero estas eran menos numerosas.

Hoy en Cangas del Narcea solo existen unos pocos hórreos cubiertos con paja, que en general están muy mal conservados. Su futuro es muy negro, porque casi no se cosecha centeno y ya quedan pocas personas que sepan colocar estas cubiertas. Por diferentes razones, en nuestro país estas construcciones cubiertas con materias vegetales se han despreciado, mientras que en otras naciones europeas se valoran y gozan de gran prestigio. Ejemplo de nuestra indiferencia es que en los últimos años se ha derrumbado la casa Vaqueiro, de Brañas d’Arriba, que era un símbolo de toda esta antigua arquitectura campesina. Esta casa fue fotografiada por muchos investigadores y publicada en numerosas publicaciones. Esta claro que no hemos sabido, o mejor dicho, es evidente que no hemos querido conservar ni tan siquiera un ejemplo de este patrimonio arquitectónico. No obstante, los archivos, donde se conserva la documentación antigua, seguirán recordándonos como era en el pasado la arquitectura de este concejo.

Xuan F. Bas Costales es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo y esta preparando su tesis doctoral sobre el ajuar doméstico y la vivienda en Asturias en los siglos XVII al XIX. Él es el autor de esta noticia sobre las casas en L.leitariegos en 1752.

  LOS TEITOS EN L.LEITARIEGOS EN 1752

por Xuan F. Bas Costales

Libro de bienes del Catastro de Ensenada del coto de L.leitariegos, 1752. Archivo Municipal de Cangas del Narcea

Entre los fondos del Archivo Municipal de Cangas del Narcea se encuentra un documento de gran valor para el estudio de las construcciones existentes en el antiguo coto de L.leitariegos a mediados del siglo XVIII. Se trata del único tomo del catastro promovido por el marqués de la Ensenada en 1752 que se conserva del concejo, perteneciente a ese coto que estaba integrado por los pueblos de las parroquias de Brañas y Trescastru. La información que ofrecen las relaciones de bienes que dan los vecinos sobre sus casas y otras construcciones auxiliares nos permite reconstruir sumariamente la arquitectura de los pueblos de la zona, caracterizada por el predominio de teitos o cubiertas vegetales.

Corte o cuadra de casa El Roxu cubierta de paja de centeno en Xinestosu, 1927. Fotografía de Fritz Krüger

Las respuestas generales del catastro en el coto registran cincuenta y nueve casas habitables, once arruinadas «por desidia de sus dueños» y cuarenta y dos hórreos, «sin que los suelos de dichas casas tengan ningún tributo». No obstante, las respuestas particulares de los vecinos consignadas en ese único tomo se reducen a la descripción de treinta y cuatro casas y veintinueve hórreos, que se distribuyen entre los lugares de Trescastru y Brañas d’Arriba, aunque solo está completa la relación de bienes del primero con veintiséis casas y veintitrés hórreos.

El Puertu de L.leitariegos, 1944. Fotografía de J. Ramón Lueje

Las casas del antiguo coto de L.leitariegos ofrecían una gran uniformidad tanto en el material de construcción, la forma y la orientación, como en la distribución interior. Se caracterizaban por estar cubiertas mayoritariamente con paja de centeno y presentar una planta rectangular de unos 115 m2 de media. Las casas tenían una distribución interior formada en los casos más sumarios por «cozina terrena», algún dormitorio, caballeriza «para el recogimiento del ganado» y pajar. El espacio destinado a los animales y la cosecha ocupaba más de la mitad del edificio. En unas pocas casas, que eran las mejores, las caballerizas y los pajares aumentaban hasta tres o cuatro, y aparecían otras piezas como portales, bodegas y «quartos altos».

Casas y hórreo cubiertos de paja de centeno en El Puertu de L.leitariegos, 1944. Fotografía de J. Ramón Lueje

La mayoría de las casas disponía de un hórreo, e incluso alguna tenía dos. Prácticamente todos estaban cubiertos con paja y apoyaban sobre cuatro «pies de piedra», salvo una panera en Trescastru que lo hacía sobre seis. Asimismo, los vecinos de Brañas d’Arriba contaban con caballerizas «para la custodia de su ganado», cubiertas también con paja, en la cercana braña de Vil.lar d’Árbas.

Casa cubierta de paja de centeno en Brañas d’Arriba, 1927. Fotografía de Fritz Krüger.

La arquitectura de Brañas d’Arriba que describe el catastro en 1752 no era muy diferente de la que se encontró el filólogo y etnólogo alemán Fritz Krüger cuando visitó el pueblo en 1927, a pesar de que ya habían aparecido «tres casas de nueva construcción con tejados de pizarra». Desde entonces, sin embargo, las cosas han cambiado mucho y no queda en pie ninguna construcción con cubierta de paja en el pueblo ni prácticamente en el resto de la parroquia.

Sección

 

Las imágenes de la derecha muestran la sección y planta de una casa de L.lamera similar a las que habría en L.leitariegos en 1752. En la parte superior están la cocina terrena y un cuarto, y en la inferior la cuadra y el pajar. Dibujos de Armando Graña García.

 

 

Planta

 

El retablo mayor de la iglesia de Linares del Acebo, 1601

El actual retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Linares del Acebo fue en su día el primitivo retablo del santuario de Nuestra Señora de El Acebo, lugar de gran devoción entre los habitantes del occidente de Asturias, y del que se empieza a tener constancia a partir de 1613 en la obra Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias, escrita por el padre Luis Alfonso de Carballo y publicada, tras su muerte, en 1695.

El viejo retablo de El Acebo (hoy en Linares) fue realizado en 1601 por el pintor ovetense Juan Menéndez del Valle, siendo uno de los mejores ejemplos del estilo manierista (entre el renacimiento y el barroco) que existe en Asturias. En efecto, el 5 de octubre de ese año se otorga una licencia para que los mayordomos y administradores del santuario de El Acebo paguen al maestro 4.000 reales para el cumplimiento de la obra que hace y pinta en dicho santuario. El retablo se estructura en un banco, un cuerpo subdividido en dos pisos y tres calles, y un ático. En él figuran las siguientes imágenes: los relieves de San Francisco, la Crucifixión y San Antonio de Padua, y las imágenes de San Juan Evangelista, La Magdalena (titular de la parroquia de Linares) y San Blas.

Este retablo tuvo una vida muy corta dentro del santuario, ya que debido al culto y a la importancia que adquiere El Acebo pronto se decide sustituirlo por otro más monumental. Para la realización del nuevo retablo, los mayordomos y administradores del santuario recurrieron a los maestros conocedores del estilo barroco que se implanta en Cangas del Narcea tras la construcción del retablo mayor del monasterio benedictino de Corias, realizado en 1677 por Francisco González y Pedro del Valle, vecinos de Villafranca del Bierzo.

Es fray Alberto Colunga, en su Historia del santuario de Ntra. Sra. del Acebo, publicada en 1909, el primero que aporta la noticia de la venta del primitivo retablo del santuario de El Acebo a la parroquia de Linares. El padre Colunga indica que fue vendido en 1691 por 550 reales, aunque la intención de venderlo se remonta al año anterior. En efecto, el 4 de diciembre de 1690 se otorga licencia para poder vender la madera del retablo viejo, con el fin de sacar dinero para pagar a los maestros que estaban realizando el nuevo retablo, por haber disminuido las limosnas que los devotos daban al santuario.

José Francisco Uría y Riego (Cangas del Narcea, 1819 – Alicante, 1862)

José Francisco de Uría y Riego, por José Gragera y Herboso, 1862

José Francisco de Uría y Riego (1819-1862) da nombre a la calle más comercial de Oviedo y a otras principales en Gijón, Luarca y Cangas del Narcea. Nació en el seno de de una importante familia de la nobleza rural asturiana con solar en Santa Eulalia de Cueras (Cangas del Narcea).

Partícipe del ideal ilustrado del desarrollo económico como medio para conseguir el bienestar, se interesó por implantar nuevos cultivos, por el estudio de las enfermedades de las plantas, fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias y participó en la Exposición de Productos Agrícolas de 1857 donde obtuvo medalla de bronce por “cecinas de jamones” de su tierra natal.

Como político se adscribe al liberalismo moderado y es elegido Diputado a Cortes por el distrito de Cangas de Tineo en 1857. Nombrado Director General de Obras Públicas en 3 de julio de 1858, recibió respeto y consideración por su incansable trabajo en pro de modernizar las infraestructuras del Estado. Aprovecha un momento de estabilidad política, desarrollo económico e impulso de las obras públicas como fue el gobierno de O’Donnell y, sin olvidar su compromiso estatal, favoreció a Asturias y al distrito que representaba como diputado. Es el momento del ensanche de Barcelona y Madrid, de la construcción del Canal de Isabel II, del trazado de la red viaria y del ferrocarril, de los faros y los puertos.

Enfermo de tuberculosis se traslada a Alicante donde fallece lejos del solar familiar. La correspondencia privada, los homenajes póstumos, además de ser entrañables reflejan el reconocimiento a su trabajo desde todas las facciones políticas, el carácter de Uría y de su época.

Texto: Mercedes Pérez Rodríguez

Mercedes Pérez, socia del Tous pa Tous, ha tenido la generosidad de realizar un extracto de su tesis doctoral, “El patrimonio de las obras públicas en Asturias a mediados del S. XIX en relación con José Francisco de Uría y Riego”, para la web del Tous pa Tous. Desde estas líneas queremos envíar a Mercedes nuestro agradecimiento. El mencionado e interesante trabajo se puede consultar a continuación:


Entrambasaguas. Papeles de un concejo, 1980-1981

Portada del nº 1 editado en la primavera de 1980

Entrambasaguas, unas hojas con pretensión de revista seria, fue creada a comienzos de 1980, época de cambios en el aire, por cinco universitarios de la villa de Cangas del Narcea con mucho entusiasmo y pocos medios. Sus intenciones e ideas de lo que tenía que ser esta empresa aparecen en la portada del número 0. No había en Cangas en aquel tiempo una imprenta apropiada para tirar un periódico de estas características y además, todos aquellos universitarios estudiaban en Oviedo, por lo que la revista se imprimía en esta ciudad.

Entrambasaguas duró año y medio y se acogía al paso de las estaciones. Fueron seis números, desde el invierno de 1980 a la primavera de 1981, que se vendían en los quioscos y tiendas colaboradoras y, sobre todo, en la calle, abordando a los paseantes, en especial los sábados y días de feria, que son jornadas en las que afluye mucha gente a la villa. Así se agotaban los mil ejemplares de su tirada, una cifra alta para una población ya en declive demográfico. En sus mismas páginas pueden verse las cifras de ventas y su vida económica.

En Entrambasguas se trataron asuntos de actualidad, que siguen despertando hoy el mismo interés que en aquel tiempo: el futuro de la minería y del campo; el vino; el urbanismo, que ya desde los 70 sufría los despropósitos y arbitrariedades de los poderes públicos; la sanidad -eran los tiempos de la inquietud popular por la creación de un hospital comarcal- y la educación. En ella se denunció vivamente el derribo de la casa de María Angustias.

También se escribía de historia local (el cambio de nombre del concejo, la Descarga, una historia de la prensa canguesa, el castro de Larón, el privilegio de Leitariegos), lengua asturiana y naturaleza. En sus páginas publicaron algunos de nuestros escritores actuales más conocidos: José Manuel Álvarez Flórez y José Avello Flórez, y en asturiano Xusé Mª Rodríguez (Chema). También colaboró Neto, sacando una tira cómica en casi todos los números.

Entrambasaguas cerró su ciclo con el nacimiento de la segunda época de la revista La Maniega, editada por la Asociación Cultural “Pintor Luis Alvarez”. Los responsables de Entrambasaguas vieron en la nueva revista su relevo y el final de su andadura.

La digitalización de esta revista ha sido patrocinada por ABOJ y está a disposición de todos vosotros en la Biblioteca Canguesa:

 icon Entrambasaguas (1980-1981)

El palacio de los Sierra en Xarceléi en 1820

Fachada principal del palacio de los Sierra, Xarceléi

En el lugar de Xarceléi, a escasos metros de la iglesia parroquial, se encuentra el palacio de los Sierra. A principios del siglo XIX su propietario era Francisco José de Sierra y Llanes, regidor perpetuo del concejo de Cangas y personaje que tuvo cierto protagonismo durante la Guerra de la Independencia: fue comandante de la Alarma de la división de La Cerezal, enfrentándose en Navia a las tropas francesas del mariscal Ney, y fue uno de los siete diputados que representaron a Asturias en las Cortes de Cádiz y que redactaron la Constitución de 1812.

Detalle del inventario de bienes del palacio de los Sierra de Xarceléi, 1820

Francisco José falleció en 1820 en Avilés, donde residía con su mujer María del Carmen Abello Fuertes de Castrillón. Su primogénito Francisco Julián, como nuevo «dueño y poseedor» de la casa de Xarceléi, encargó entonces a su administrador José Rodríguez que efectuara el «competente inventario» de todos los bienes, alhajas y efectos que había en la casa. Este documento, formalizado ante el escribano Francisco Alonso Fernández y depositado actualmente en el Archivo Histórico de Asturias, entre los protocolos notariales del distrito de Cangas, permite conocer los edificios que formaban el conjunto palaciego de Xarceléi, así como su distribución interior y los muebles y enseres que se hallaban en él en 1820.

Trasera del palacio de los Sierra donde se ven el corral, el “cuarto pajar” y la torre que se mencionan en 1820, Xarceléi

El palacio, además de la «casa principal» propiamente dicha, contaba con un «quarto pajar» dentro del corral, una panera «vastante derrotada» y tres hórreos. Además, tenía dos bodegas fuera de Xarceléi, una de ellas, con un lagar, en el pueblo de L.lanteiru, a orillas del río Narcea. El interior de la casa se organizaba en numerosas estancias, que el documento describe de manera pormenorizada: la cocina, la solana o corredor, el salón, los diferentes cuartos, la torre y la bodega, agrupando aparte las ropas y la plata.

Detalle del corral y la solana del palacio de los Sierra, Xarceléi

La cocina del palacio concentraba la mayoría de los bienes inventariados. Alrededor del fuego había un «escaño con dos cajones». Allí se cocinaba utilizando unos «yerros muy usados» (las gamaeras o pregancias) y un «caballete» para apoyar la leña. Los recipientes para preparar la comida eran potes, calderas de cobre y de latón, calderos y cazos de hierro, además de ollas y pucheros, un tambor de asar castañas y un par de chocolateras. Para comer y beber había dos vajillas, una de madera y otra de loza, formadas por escudillas, platos y fuentes, y vasos de cristal y un par de jícaras para tomar chocolate. Para el agua había una «herrada de madera con arcos de yerro» y un cangilón de cobre. Los cubiertos se reducían a unas pocas cucharas de madera y unos cuchillos con el mango de hueso, pero también había, en un lugar no especificado de la casa, más de una docena de cubiertos de plata, con «dos cucharas y tres pedazos de tenedores». En la cocina se amasaba el pan en una «masera de tablas», se colaba la ropa en un «coladero de piedra con su cesta» y se destilaba aguardiente en una «alquitara vieja y rota».

Salón del palacio de los Sierra, Xarceléi

La estancia de mayor prestigio del palacio era el salón, donde se encontraban dos escritorios, un par de bancos y mesas «ya muy usadas», así como cortinas y cuadros de diferentes tamaños. El resto del palacio se distribuía entre la solana o corredor; la torre, que se utilizaba de despacho, conforme a los muebles que había en ella: una mesa «con sus cajones y remates dorados», una silla de madera «aforrada con badana» y un estante para libros con rejado de alambre; siete cuartos destinados a dormir y a guardar la ropa, entre los que destacaban el de las amas de cría y el de la señora, y finalmente la bodega en la que se almacenaba el vino en una pipa.


Por Xuán F. Bas Costales


El retablo mayor del santuario de Nuestra Señora de El Acebo, 1687-1709

Retablo mayor del Santuario del Acebo, 1687-1709. Fotografía de Pelayo Fernández

El retablo mayor del santuario de Nuestra Señora de El Acebo no ha pasado inadvertido a los historiadores del arte regional que han estudiado las manifestaciones artísticas del suroccidente de Asturias.

El diseño del retablo fue obra del ensamblador Manuel de Ron (fallecido en 1732), natural de Pixán / Peján (parroquia de L.lumés / Limés) y vecino de la villa de Cangas del Narcea, según datos publicados por el padre fray Alberto Colunga en su “Historia del santuario de Ntra. Sra. del Acebo” (Madrid, 1909). Y el encargado de su ejecución fue el escultor Francisco Arias, natural del concejo de Valdés y vecino de Oviedo desde, por lo menos, 1674. La participación de este escultor era desconocida hasta ahora y este dato lo hemos encontrado nosotros en el Archivo Histórico de Asturias. Francisco Arias murió en Oviedo hacia 1692, poco después de terminar la construcción de este retablo de El Acebo.

Los administradores del santuario encargaron a Manuel de Ron que diseñase un retablo “que llenase toda la pared del altar mayor” y que fuese “la obra más primorosa que hacerse pueda”. En el retablo van aparecer todas las novedades del estilo barroco impuesto en Cangas del Narcea después de la construcción de los retablos del monasterio benedictino de Corias: la columna de orden salomónico, las ménsulas formadas por hojas de acanto entrecruzadas y los florones o cartelas en el ático, asimismo formadas por hojas de acanto y recorridas por una sucesión de bolas o cuentas.

Tras una nueva revisión de los Libros de Santuario, amablemente facilitados por don Jesús Bayón Rodríguez y don Reinerio Rodríguez Fernández, párroco y vicario de Cangas del Narcea respectivamente, se han obtenido más datos sobre esta interesante obra: sabemos que se comenzó en 1687, aunque los pagos se extendieron hasta 1691, cuando el escultor ovetense Tomás de Solís realizó su valoración. El precio de la obra ascendió a la importante cantidad de 10.410 reales de vellón. Para sufragar estos gastos se vendieron joyas de la Virgen y se emplearon muchas de las limosnas del santuario.

Aunque en su sagrario se lee actualmente la inscripción de que «se pintó este retablo año de 1828 siendo capellán don José Flórez de Sierra y Castiello», sabemos que hubo una policromía anterior (la original), de 1700, realizada por el dorador Juan Menéndez Arcillana, vecino del barrio de El Corral, en la villa de Cangas del Narcea, que costó 13.500 reales de vellón; este precio tan elevado era debido al empleo de pan de oro para dorar, que era muy caro. El dorado del retablo, a causa de su elevado precio y la escasez de fondos del santuario, se terminó en 1709.

El retablo mayor del santuario de Nuestra Señora de El Acebo, 1687-1709

Retablo mayor del Santuario del Acebo, 1687-1709. Fotografía de Pelayo Fernández

El retablo mayor del santuario de Nuestra Señora de El Acebo no ha pasado inadvertido a los historiadores del arte regional que han estudiado las manifestaciones artísticas del suroccidente de Asturias.

El diseño del retablo fue obra del ensamblador Manuel de Ron (fallecido en 1732), natural de Pixán / Peján (parroquia de L.lumés / Limés) y vecino de la villa de Cangas del Narcea, según datos publicados por el padre fray Alberto Colunga en su “Historia del santuario de Ntra. Sra. del Acebo” (Madrid, 1909). Y el encargado de su ejecución fue el escultor Francisco Arias, natural del concejo de Valdés y vecino de Oviedo desde, por lo menos, 1674. La participación de este escultor era desconocida hasta ahora y este dato lo hemos encontrado nosotros en el Archivo Histórico de Asturias. Francisco Arias murió en Oviedo hacia 1692, poco después de terminar la construcción de este retablo de El Acebo.

Los administradores del santuario encargaron a Manuel de Ron que diseñase un retablo “que llenase toda la pared del altar mayor” y que fuese “la obra más primorosa que hacerse pueda”. En el retablo van aparecer todas las novedades del estilo barroco impuesto en Cangas del Narcea después de la construcción de los retablos del monasterio benedictino de Corias: la columna de orden salomónico, las ménsulas formadas por hojas de acanto entrecruzadas y los florones o cartelas en el ático, asimismo formadas por hojas de acanto y recorridas por una sucesión de bolas o cuentas.

Tras una nueva revisión de los Libros de Santuario, amablemente facilitados por don Jesús Bayón Rodríguez y don Reinerio Rodríguez Fernández, párroco y vicario de Cangas del Narcea respectivamente, se han obtenido más datos sobre esta interesante obra: sabemos que se comenzó en 1687, aunque los pagos se extendieron hasta 1691, cuando el escultor ovetense Tomás de Solís realizó su valoración. El precio de la obra ascendió a la importante cantidad de 10.410 reales de vellón. Para sufragar estos gastos se vendieron joyas de la Virgen y se emplearon muchas de las limosnas del santuario.

Aunque en su sagrario se lee actualmente la inscripción de que «se pintó este retablo año de 1828 siendo capellán don José Flórez de Sierra y Castiello», sabemos que hubo una policromía anterior (la original), de 1700, realizada por el dorador Juan Menéndez Arcillana, vecino del barrio de El Corral, en la villa de Cangas del Narcea, que costó 13.500 reales de vellón; este precio tan elevado era debido al empleo de pan de oro para dorar, que era muy caro. El dorado del retablo, a causa de su elevado precio y la escasez de fondos del santuario, se terminó en 1709.

Los primeros dentistas de Cangas del Narcea

Consulta del dentista Victorino Arias en Cangas del Narcea, hacia 1915

Las personas que aparecen en la fotografía son Victorino Arias Diez y una de sus hijas. Victorino era dentista, fue uno de los primeros dentistas que se estableció en Cangas del Narcea a comienzos del siglo XX; puede que el primero. Hasta entonces los problemas de la boca estaban en manos de sacamuelas, que ejercían sus habilidades en ferias y mercados, y, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, de dentistas ambulantes. En efecto, a villas como Cangas del Narcea venían periódicamente profesionales cuya llegada se avisaba con antelación en los periódicos locales y también se anunciaban con carteles colocados en lugares públicos. Dos ejemplos de esto que decimos son las noticias que publican El Occidente de Asturias y El Eco de Occidente, editados en Cangas del Narcea. El 17 de abril de 1885 aparece en el primer periódico la siguiente información:

Según verán nuestros lectores por el contenido de la siguiente carta, debe llegar a esta en el próximo mes de mayo el acreditado cirujano dentista Sr. D. Martín Mata. Las personas que sufran padecimientos en la dentadura, pueden ponerse confiadamente a su disposición; sus muchas operaciones en esta villa y en otros varios pueblos, son una garantía de su competencia:
 
Sr. D. Menendo Valledor
Astorga, 12 de abril de 1885
 
Muy señor mío:
En todo el próximo mes de mayo tendré el gusto de saludar a usted. en esa villa, en la que y en la inmediata de Tineo pienso detenerme una breve temporada ejerciendo mi profesión. Sin otro objeto esta carta, se despide de usted afmo. amigo s. s. q. b. s. m. Martín Mata

Casi diez años después, el 11 de septiembre de 1894, se anuncia en El Eco de Occidente la presencia en la villa del dentista J. Treviño, de Avilés:

DENTISTA
Ha llegado a esta villa el Sr. J. Treviño, hijo, de Avilés, doctor en cirugía dental, que tan buen nombre ha dejado en esta villa durante la primavera última. Se hospeda, como la otra vez, en la fonda de D. Víctor Llano, y ha dado ya principio a sus trabajos. Como al parecer piensa permanecer aquí poco tiempo, nos apresuramos a ponerlo en conocimiento de nuestros suscriptores.

Anuncio del dentista Victorino Arias, en el semanario El Narcea, Cangas del Narcea, 1912-1913

El dentista Victorino Arias también utilizó la prensa local para anunciar sus servicios. En 1912 y 1913 publica un anuncio en el semanario El Narcea, editado en Cangas del Narcea, en el que enumera los servicios que ofrece y los precios, sobre todo de las extracciones, que debía ser el trabajo más demandado. La fotografía muestra el interior de su consulta: el sillón, el torno de pedal y el armario donde guarda todo lo necesario para componer dentaduras, y para hacer empastes, limpiezas y extracciones. En aquellos años la consulta la tenía en la Cuesta de La Veiga, junto a la iglesia, pero también sabemos que la tuvo en la calle Mayor, frente al antiguo convento de las Dominicas, como puede verse en la fotografía que publicamos con esta noticia. Victorino Arias murió el 27 de enero de 1923, a los 49 años de edad.

Cartel de la consulta del dentista Victorino Arias en la calle Mayor, hacia 1915

Después de Victorino Arias se instalaron en la villa de Cangas del Narcea José Villa Suárez, natural de Cangas del Narcea, que abrió su consulta en 1918, y Victorino López Rodríguez, también nacido en Cangas del Narcea, que estudio en Valladolid y Madrid. Este último establece su consulta en 1932 en la calle Mayor y más tarde en la calle Uría, y, como aquellos dentistas del siglo XIX, también se trasladará periódicamente a Tineo y San Antolín de Ibias. Pasada la guerra civil, a finales de los años cuarenta, se establecen en la villa de Cangas Mario Rodríguez Rodríguez, natural de 9 de Julio (Argentina), hijo de un emigrante de Soto de Luiña (Cudillero), y su mujer Carmen Peña Urmeneta, de Bergara (Guipúzcoa), que habían terminado sus estudios en Madrid en 1943; antes de instalarse en Cangas, Mario Rodríguez había estado en Trevías (Valdés) y desde Cangas también se trasladará algunos días fijos a pasar consulta al concejo de Allande. Todo ellos fueron los primeros dentistas que hubo en Cangas del Narcea.

La “poznera” en Cangas del Narcea

As de bastos en Casares

Cristina Cantero Fernández es una joven licenciada en Geografía e Historia que investiga en el campo de la etnografía y la historia de Asturias. Durante varios años formó parte del equipo de investigadores que constituyó la Junta General del Principado de Asturias para documentar y conocer en profundidad el Derecho Consuetudinario Asturiano. La “poznera” es una de las veinte figuras que aun hoy permanece vigente de este derecho y por ello nos ha parecido conveniente solicitar a Cristina Cantero una noticia sobre esta costumbre. Además, es probable que mucha gente no sepa interpretar el significado de las marcas que aparecen grabadas en los troncos de muchos castaños.

 El derecho de poznera en Cangas del Narcea

por Cristina Cantero Fernández

En el concejo de Cangas del Narcea aun sigue viva la antigua

Nuevos materiales para viejas costumbres: saetas marcadas con aerosol en Adralés

costumbre de la poznera, que fue recogida en las Ordenanzas Generales del Principado de Asturias de 1659 y que, hasta hace poco, estuvo generalizada en toda nuestra comunidad autónoma. 

La poznera es el derecho de los vecinos de un pueblo a plantar árboles en sus montes comunales y aprovecharlos privativamente mientras el árbol esté con vida. En ese tiempo, su dueño puede podarlo, fradarlo, cosecharlo y recoger los frutos, hojas y leñas caídos al suelo, siempre que caigan bajo la copa del árbol, porque si están fuera cualquier vecino puede cogerlos. También puede talar el árbol y usar su madera cuando quiera, pero el tocón que queda semienterrado se considera parte del suelo y ya pasa a ser de propiedad comunal. No obstante, como esta práctica daba lugar a malentendidos y riñas entre los vecinos, se crearon varias soluciones intermedias. Por ejemplo, si el tocón retoña, se entiende que el árbol ha revivido y con él su derecho de poznera; y si nace un árbol junto al tocón, se juzga que, en primer lugar, pertenece al dueño de éste, aunque, si no lo quiere, cualquier vecino puede tomarlo. 

Hoja de helecho en San Pedru Las Montañas

Existen dos medios para tener un árbol en poznera dentro de los montes comunales: trasplantar allí los retoños cultivados en los pevidales o viveros que tienen los vecinos junto a sus huertos, o apropiarse de los retoños que nacen de forma natural en el monte, marcándolos con un signo propio. 

Precisamente, las marcas que los dueños de árboles en poznera graban en su tronco para identificarlos son una de las características más interesantes de esta figura jurídica. Cada casa del pueblo tiene un signo particular, trasmitido de padres a hijos, que adopta un repertorio variado: grupos de rayas solas o combinadas con aspas, una saeta, una cruz; dibujos esquemáticos de elementos cotidianos, como el tres de bastos de la baraja, una espiga, una hoja de helecho, un yugo, una escalera, la cabezada del arado, una media luna, etc.; y, más recientemente, las iniciales del nombre propio o números. Siempre son motivos de trazo muy sencillo para poder grabarlos fácilmente con navaja y no dañar los árboles, porque se marcan cuando son muy jóvenes, apenas plantones, y si el dibujo es complicado

Marcos del pueblo de San Romanu de Bisuyu dibujados por un vecino

se corre el peligro de romperlos o cortarles la savia y matarlos. 

La mayoría de los árboles disfrutados en poznera eran frutales, como castaños, nogales, avellanos, perales o ciruelos. Pero también afectaba a especies maderables como el roble, que antes se vendía para construir edificios o hacer traviesas de ferrocarril, o el abedul y la haya que, debido a la flexibilidad y suavidad de su madera, se utilizaban para fabricar madreñas. Hoy en día casi todos los árboles en poznera de Cangas del Narcea son castaños, sobre todo porque la Asociación de Castañicultores de Asturias, creada en el concejo en 2006, está potenciando su cultivo. Gracias a ella, la poznera tiene una utilidad práctica para los vecinos y, sin duda alguna, esto es lo que asegurará su permanencia en el futuro en Cangas del Narcea.

 

La fuente de El Reguerón cumple cien años, 1909-2009

La fuente del Reguerón en 1910. Fotografía de Eduardo Méndez-Villamil

La villa de Cangas del Narcea nunca tuvo muchas ni buenas fuentes. Hasta que se hizo la traída de aguas, la única fuente en el centro de la villa era la de la calle de La Fuente. Las otras estaban en las afueras, como la fuente del Cascarín y otras. Pero además, el agua de aquella fuente pública nunca gozó de buena fama.

Para paliar esta carencia de fuentes, muchas casas de Cangas tenían un pozo de agua. Por todo esto, no es extraño que la fuente de El Reguerón, que da agua abundante y de calidad durante todo el año, causase impresión y muy buenos servicios a varias generaciones de cangueses. La fuente era muy antigua y muy apreciada. En el periódico El Narcea, de 31 de enero de 1913, se da la noticia de la preocupación que estaba motivando la disminución de caudal de esta fuente y en ella se dice: Todos sabemos los inapreciables servicios que al vecindario de Cangas le presta desde tiempo inmemorial la fuente del Reguerón. En la última epidemia tífica que hemos padecido, clausuradas fuentes y pozos de la villa, el agua de ese manantial –que es la más sana de todo este contorno- salvó tal vez la vida a muchas personas, contribuyendo a que la epidemia nos abandonase.

La fuente está en la actualidad rodeada de construcciones y su protagonismo en El Reguerón ha quedado muy reducido. Pero cuando se construyó en 1909 era una obra de empaque, casi lujosa, y muy útil para los vecinos de Cangas, para las personas que hacían el paseo de Cangas a Corias y para los viajeros que transitaban por esta carretera de La Espina-Ponferrada. Esta fuente acaba de cumplir cien años y el Tous pa Tous quiere celebrarlo.

Para celebrar su aniversario vamos a reproducir un artículo que le dedicó en 1950 Carlos Graña Valdés y que se publicó en el diario La Nueva España. El autor, a la vez que manifiesta su querencia por esta fuente y solicita su reparación, nos ofrece datos sobre quién la construyó, que materiales se emplearon y que significó en su época. Asimismo, en homenaje a la fuente del Reguerón, acompañamos esta noticia con un par de fotografías realizadas por Modesto Morodo y Eduardo Méndez-Villamil poco después de su construcción en 1909.

¡Felicidades y larga vida a la fuente de El Reguerón!


Fuente del Reguerón, hacia 1912. Fotografía de Modesto Morodo

LA FUENTE DEL REGUERÓN

por Carlos Graña Valdés

Por el año 1909 desempeñaba el cargo de sobrestante [capataz] de Obras Públicas en esta zona don Carlos Fernández, quien demostró claramente, en cuantas ocasiones se le presentó oportunidad de demostrarlo, sentir cariño hacia nuestro municipio, laborando gustoso en beneficio de su capital y de cualquiera de sus numerosos pueblos.

Entre las obras que durante el largo periodo de su gestión se realizaron en el concejo por el Estado figura la fuente del Reguerón, punto medio del bello paseo, de dos kilómetros de buena carretera, extendido entre Cangas y Corias.

Dicha fuente, con doble caño, de un líquido potable abundantisimo durante las cuatro estaciones, se construyó con el hermoso mármol de las canteras vírgenes de Rengos, en este término municipal; y para adorno y embellecimiento de la misma, se le colocó por delante una amplia acera y se le adicionaron por su derecha y su izquierda, formando semicírculo, cómodos asientos.

La obra se realizó en perfectas condiciones de solidez, como bien lo demuestra su larga duración en buen estado; pero la acción del tiempo, que todo lo destruye, y la falta de reparaciones, produjeron desgaste y la descomposición del cemento, presentando actualmente la acera y los asientos un aspecto lamentable.

¿Podrá la jefatura de Obras Públicas de la provincia reparar debidamente la fuente del Reguerón, sita en la carretera La Espina a Ponferrada, en su kilómetro 39, lugar de mucho transito, en un lugar esplendido?

Nosotros, y con nosotros la totalidad de los cangueses, quedaríamos sumamente agradecidos a la jefatura, si ordenase, por creerlo justo, ejecutar los trabajos necesarios para que la fuente del Reguerón vuelva a presentar a la mirada de las gentes la gala que ofreció durante más de seis lustros.

La Nueva España, 6 de octubre de 1950

Listado de electores de 1858

Lista de los electores del Distrito de Cangas del Narcea (Allande, Cangas y Tineo) para las elecciones a diputados a Cortes en 1858. En España, en aquel tiempo, solo votaba una minoría de hombres en función de su clase social y de los impuestos que pagaban, era el conocido como sufragio censitario masculino. El resto de la población quedaba apartado de la política. El sufragio universal todavía tardaría muchos años en llegar a España.

Este listado constituye un buen ejemplo del sufragio censitario del liberalismo del S. XIX y también de la continuidad de los apellidos en las casas del suroccidente.

Descargar: icon  Listado de electores de 1858

El juego de los bolos

Armando los bolos en la l.labana, Riegla de Cibea, mayo de 1953

En otros tiempos, el juego de los bolos era el deporte y entretenimiento por excelencia de muchos cangueses. En las últimas décadas había decaído bastante, pero en estos últimos años ha vuelto a recuperarse y otra vez las boleras vuelven a tener mucha vida. El juego de bolos es una actividad muy sociable, que sirve para unir a diferentes generaciones en torno a la bolera, y para estrechar lazos con pueblos y concejos vecinos. La labor de recuperación ha sido el resultado de unas cuantas personas que en 1999 fundaron en el concejo de Cangas del Narcea la “Asociación Bolo Vaqueiro”, en la que actualmente se agrupan 22 peñas y 368 socios.

Tirando la bola en Riegla de Cibea, mayo de 1953

La mayoría de las peñas son de nuestro concejo, pero también hay de Degaña, Caboalles de Arriba y Villablino. Entre las actividades de esta asociación destacan las competiciones que organiza y la difusión que lleva a cabo entre los más jóvenes.

Las fotografías antiguas sobre este juego en Cangas del Narcea son escasas. Nosotros conocemos muy pocas. Hoy presentamos en la web del «Tous pa Tous» tres imágenes tomadas en la bolera de la Riegla de Cibea por José Ramón Lueje Sánchez (1903-1981), conocido montañero asturiano, muy aficionado a la fotografía, que en sus excursiones fotografió muchos momentos de la vida cotidiana del mundo rural asturiano.

Tirando la bola en Riegla de Cibea, mayo de 1953

Las tres fotografías fueron realizadas en mayo de 1953 y en ellas se ven a varios vecinos de Cibea armando 22 bolos en la “l.labana” y tirando las bolas. A Lueje, que era natural de Infiesto y vivía en Gijón, debió de llamarle mucho la atención nuestro juego de bolos y, sobre todo, el movimiento del tirador cuando lanza la bola. Las imágenes también sirven para ver como viejos, mozos y nenos convivían en la bolera.

Fotografía de Pelayo Fernández Fernández

El retablo mayor del monasterio de Corias (1677-1678)

Fotografía de Pelayo Fernández Fernández

Retablo mayor de la iglesia del monasterio de Corias, 1677-1678

Pelayo Fernández Fernández es un joven licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo, que está realizando su tesis doctoral sobre la escultura en el suroccidente asturiano en los siglos XVII y XVIII, bajo la dirección de Javier González Santos, profesor de dicha universidad. Gracias a esta investigación Pelayo Fernández está comprobando la importancia y el volumen de la actividad artística que se desarrolló en Cangas del Narcea en ese periodo, y ha encontrado en el Archivo Histórico de Asturias información desconocida hasta ahora, que sirve para documentar algunos de los retablos más significativos de nuestro concejo, así como la historia de algunos de los escultores que trabajaron en esta tierra. Pelayo ha tenido la amabilidad de enviarnos alguna de estas noticias inéditas para la página web del Tous pa Tous.

La primera noticia artística de Pelayo Fernández saca del anonimato y fecha exactamente el retablo mayor de la iglesia del monasterio de Corias. Este retablo, según los historiadores del arte, es uno de los mejores ejemplos del estilo barroco en España y uno de los más monumentales de los construidos en Asturias. Fue realizado entre 1677 y 1678 por dos vecinos de Villafranca del Bierzo (León): el arquitecto Francisco González y el escultor Pedro del Valle.

  El retablo mayor del monasterio de Corias

por Pelayo Fernández Fernández
 

El retablo mayor de la iglesia del monasterio benedictino de San Juan Bautista de Corias es uno de los mejores ejemplos del estilo barroco en España y el retablo más monumental de los construidos en Asturias junto al del antiguo monasterio de Belmonte (que fue trasladado a la iglesia de San Martín de Calleras, concejo de Tineo, en 1898).

Hasta ahora sólo se sabía sobre el retablo del monasterio de Corias lo escrito por Germán Ramallo Asensio en su obra La escultura barroca en Asturias (Oviedo, 1985). Ramallo cree que la traza del retablo mayor como la de los colaterales son obra del mismo maestro y atribuye estos trabajos a Juan Fernández, natural de Medina de Rioseco, que es uno de los artistas más destacados de mediados del siglo XVII y autor de los retablo de la Clerecía de Salamanca y de la parroquial de Villares de Reina, en la misma provincia. Desconoce la fecha exacta del retablo de Corias, y lo data entre los años 1670 y 1687.

En la fase de acopio de información para mi tesis doctoral, he tenido la suerte de localizar en el Archivo Histórico de Asturias el contrato para la realización del retablo de la iglesia del monasterio de Corias. El contrato se otorga en el mismo monasterio el 21 de agosto de 1677, entre la congregación benedictina y el arquitecto Francisco González y el escultor Pedro del Valle, vecinos de Villafranca del Bierzo (León). El arquitecto era el que hacia la estructura del retablo (columnas, cornisas, molduras, etc.) y el escultor el que tallaba las imágenes. Los dos eran maestros de cierto renombre que ya habían trabajado con éxito en León, Castilla y Galicia, y que según se dice en el contrato fueron llamados «porque en el Principado de Asturias no pareció haber maestro a quien se pudiese encargar dicha obra de importancia con satisfacción, y aunque había algunos razonables maestros para obras menores que ofrecían hacer dicha obra por menos precio, no eran personas que habían salido y experimentado dichas obras en lugares grandes».

Asimismo, se dice en el contrato que la traza (es decir, el diseño o proyecto del retablo) procede de Valladolid, lo que no resulta extraño por encontrarse allí la sede principal de la orden benedictina (la famosa congregación de San Benito de Valladolid). El precio del retablo se ajusta en 4.800 ducados (52.800 reales), precio altísimo si lo comparamos con lo que se pagaba por entonces en España por una obra modesta, basta mencionar que el retablo de Nuestra Señora del Rosario de la Colegiata de Cangas del Narcea (que todavía existe), realizado un año antes, costó 2.000 reales. La madera que tenía que emplearse era la de nogal, que es la habitual para la realización de retablos e imágenes. Dichos maestros se obligaban a darlo «fenecido y acabado» dentro de un año y medio, es decir para finales de 1678.

Finalmente, es probable que la policromía del retablo de Corias fuese realizada por el pintor vallisoletano Miguel Jerónimo de Mondragón, que en 1687 se encuentra en Oviedo dorando el retablo del monasterio de San Pelayo y en 1693 sabemos que reside en Corias, donde está pintando el Cristo de la Cantonada que se encuentra en la iglesia de dicho monasterio.

Fotografía de Pelayo Fernández Fernández

El retablo mayor del monasterio de Corias (1677-1678)

Fotografía de Pelayo Fernández Fernández

Retablo mayor de la iglesia del monasterio de Corias, 1677-1678

Pelayo Fernández Fernández es un joven licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo, que está realizando su tesis doctoral sobre la escultura en el suroccidente asturiano en los siglos XVII y XVIII, bajo la dirección de Javier González Santos, profesor de dicha universidad. Gracias a esta investigación Pelayo Fernández está comprobando la importancia y el volumen de la actividad artística que se desarrolló en Cangas del Narcea en ese periodo, y ha encontrado en el Archivo Histórico de Asturias información desconocida hasta ahora, que sirve para documentar algunos de los retablos más significativos de nuestro concejo, así como la historia de algunos de los escultores que trabajaron en esta tierra. Pelayo ha tenido la amabilidad de enviarnos alguna de estas noticias inéditas para la página web del Tous pa Tous.

La primera noticia artística de Pelayo Fernández saca del anonimato y fecha exactamente el retablo mayor de la iglesia del monasterio de Corias. Este retablo, según los historiadores del arte, es uno de los mejores ejemplos del estilo barroco en España y uno de los más monumentales de los construidos en Asturias. Fue realizado entre 1677 y 1678 por dos vecinos de Villafranca del Bierzo (León): el arquitecto Francisco González y el escultor Pedro del Valle.

  El retablo mayor del monasterio de Corias

por Pelayo Fernández Fernández
 

El retablo mayor de la iglesia del monasterio benedictino de San Juan Bautista de Corias es uno de los mejores ejemplos del estilo barroco en España y el retablo más monumental de los construidos en Asturias junto al del antiguo monasterio de Belmonte (que fue trasladado a la iglesia de San Martín de Calleras, concejo de Tineo, en 1898).

Hasta ahora sólo se sabía sobre el retablo del monasterio de Corias lo escrito por Germán Ramallo Asensio en su obra La escultura barroca en Asturias (Oviedo, 1985). Ramallo cree que la traza del retablo mayor como la de los colaterales son obra del mismo maestro y atribuye estos trabajos a Juan Fernández, natural de Medina de Rioseco, que es uno de los artistas más destacados de mediados del siglo XVII y autor de los retablo de la Clerecía de Salamanca y de la parroquial de Villares de Reina, en la misma provincia. Desconoce la fecha exacta del retablo de Corias, y lo data entre los años 1670 y 1687.

En la fase de acopio de información para mi tesis doctoral, he tenido la suerte de localizar en el Archivo Histórico de Asturias el contrato para la realización del retablo de la iglesia del monasterio de Corias. El contrato se otorga en el mismo monasterio el 21 de agosto de 1677, entre la congregación benedictina y el arquitecto Francisco González y el escultor Pedro del Valle, vecinos de Villafranca del Bierzo (León). El arquitecto era el que hacia la estructura del retablo (columnas, cornisas, molduras, etc.) y el escultor el que tallaba las imágenes. Los dos eran maestros de cierto renombre que ya habían trabajado con éxito en León, Castilla y Galicia, y que según se dice en el contrato fueron llamados «porque en el Principado de Asturias no pareció haber maestro a quien se pudiese encargar dicha obra de importancia con satisfacción, y aunque había algunos razonables maestros para obras menores que ofrecían hacer dicha obra por menos precio, no eran personas que habían salido y experimentado dichas obras en lugares grandes».

Asimismo, se dice en el contrato que la traza (es decir, el diseño o proyecto del retablo) procede de Valladolid, lo que no resulta extraño por encontrarse allí la sede principal de la orden benedictina (la famosa congregación de San Benito de Valladolid). El precio del retablo se ajusta en 4.800 ducados (52.800 reales), precio altísimo si lo comparamos con lo que se pagaba por entonces en España por una obra modesta, basta mencionar que el retablo de Nuestra Señora del Rosario de la Colegiata de Cangas del Narcea (que todavía existe), realizado un año antes, costó 2.000 reales. La madera que tenía que emplearse era la de nogal, que es la habitual para la realización de retablos e imágenes. Dichos maestros se obligaban a darlo «fenecido y acabado» dentro de un año y medio, es decir para finales de 1678.

Finalmente, es probable que la policromía del retablo de Corias fuese realizada por el pintor vallisoletano Miguel Jerónimo de Mondragón, que en 1687 se encuentra en Oviedo dorando el retablo del monasterio de San Pelayo y en 1693 sabemos que reside en Corias, donde está pintando el Cristo de la Cantonada que se encuentra en la iglesia de dicho monasterio.

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Para más información DESCARGAR: icon El retablo mayor del antiguo monasterio benedictino de Corias (Cangas del Narcea) (6.61 MB)

La iglesia de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea (1639-1642)

La Colegiata de Santa María Magdalena engalanada durante la peregrinación de la Virgen de Covadonga, Cangas del Narcea, 1951. Colección de Conchita Rodríguez Arias.

Javier González Santos, La iglesia de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea. Puntualizaciones histórico-artísticas a un edificio singular del barroco asturiano.

Este documentado estudio sobre la iglesia parroquial de Cangas del Narcea se publicó por primera vez en la revista La Maniega, núm 70 (1992), Cangas del Narcea, con motivo del CCCL Aniversario de la Consagración de este templo. Ahora se presenta en la página web del Tous pa Tous corregido, ampliado y actualizado con respecto a aquella primera edición.

Javier González Santos es profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo.

Este documento queda a vuestra disposición en:

 

Mario Gómez y Gómez (1872-1932). Fundador del Tous pa Tous.

En La Maniega, n´º 6Mario Gómez, Barcelona 1909

En La Maniega, nº 6, Cangas de Tineo,  febrero de 1927, podemos leer:

Desde hace tiempo teníamos el propósito de honrar nuestras columnas con la publicación del retrato de nuestro querido paisano D. Mario Gómez, como homenaje de respeto y cariño al fundador de nuestra querida Asociación “El Tous pa Tous”. La probada modestia del Sr. Gómez y el poco afecto que siente por todo lo que signifique popularidad de su persona, nos ha obligado a vencer grandes dificultades: ha sido preciso el asalto a la casa de uno de nuestros amigos para conseguir la fotografía que hoy ilustra nuestras páginas. Un poco antigua porque en ella ostenta solamente el grado de comandante, pero nosotros estamos orgullosos de haber conseguido nuestro deseo. ¡Perdón a todos!

Nació nuestro biografiado en Cangas de Tineo por el año 1872. Cursó sus estudios en Madrid distinguiéndose notablemente por sus brillantes notas. Terminada la carrera de Medicina pasó a formar parte del Cuerpo de Sanidad Militar.

En el campo de las armas se ha señalado valerosamente, obteniendo por ello innumerables recompensas. Entre otras condecoraciones posee la cruz de San Hermenegildo y de Beneficencia. En la actualidad obstenta el grado de Teniente Coronel y es director del buque-hospital “Castilla”. En el campo de la literatura se ha colocado en puesto preeminente, habiendo publicado además varios tratados profesionales, por los que le han concedido bastantes premios; en el estilo jocoso también se ha destacado, mereciendo por ello grandes alabanzas.

Es el cronista del concejo, y sus trabajos publicados en “Los Siglos de Cangas” son muy celebrados.

Todos nos congratulamos de contar entre nuestros amantes a la “terrina” a este Invicto cangués, que no omite sacrificio por todo aquello que redunde en beneficio de nuestra “patria chica” y en bien de los paisanos.

Biografía de Mario Gómez y Gómez

Médico, militar y escritor nacido el 23 de enero de 1872 en Cangas del Narcea (Asturias), donde fallece el 26 de abril de 1932.

Estudia Medicina en la Facultad de San Carlos de la Universidad de Madrid, licenciándose en enero de 1897.

En mayo de ese mismo año ingresa en el Cuerpo de Sanidad Militar. Pasa destinado a un Batallón de Infantería de Guarnición en Melilla. En agosto del año siguiente es destinado a la Fábrica de Armas de Trubia (Oviedo — Asturias), pasando poco después en comisión de servicio al Hospital Militar de Valladolid y en 1901 al de Vitoria. Residiendo en esta ciudad, comienza a escribir sobre los resultados de sus observaciones médicas alrededor de los reclutas recién incorporados a filas.

Regresa a los pocos años destinado al Regimiento del Príncipe, de guarnición en Gijón (Asturias). A los pocos meses pasa otra vez a la Fábrica de Trubia. En esta villa llega a alcanzar un alto grado de consideración por los servicios desinteresados prestados a la población civil y militar. Impulsor y fundador del Sanatorio Obrero de las Cruces, el 22 de Julio de 1927 fue nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad de Oviedo a petición de los vecinos de Trubia.

Presta servicios de su clase en Oviedo, Pamplona y Manresa, y al declararse la guerra contra Marruecos marcha a Melilla con el batallón de Batallones de Reus, número 16, distinguiéndose en la atención médica ofrecida a los soldados españoles heridos en la derrota sufrida en la batalla del Barranco del Lobo, siendo acreedor a una alta recompensa en mérito a su ejemplar conducta en este hecho.

Regresa a la Península y se incorpora al regimiento de Wad-Ras, de guarnición en Leganés (Madrid). En enero de 1912 sale otra vez para Melilla con este regimiento.

En mayo de 1914 es director del Hospital Militar de Vigo y después en el de Carabanchel Bajo (Madrid). Más tarde ostenta varios cargos en el Ministerio de Guerra.

En 1931 solicita el retiro del Ejercito, acogiendose a la ley de reforma militar de Manuel Azaña, que favorece la jubilación anticipada de mandos militares, y se traslada a vivir a Cangas del Narcea donde se entrega de lleno a sus aficiones literarias. Lamentablemente, fallecio al año siguiente y muchos de sus trabajos quedaron inacabados.

Alguna de sus obras de carácter castrense fue declarada de utilidad para el Ejército y por una de ellas le concedieron la cruz del Mérito Militar. Cultivó también la poesía en lengua asturiana. En 1926 funda el Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País y también la revista “La Maniega”, donde firmaba con el seudónimo de El Cuntapeiru en la sección Chipi—Chape.

Entre sus obras destacan las siguientes: “Seiscientos sesenta y cinco reclutas. Estudios físico-psíquicos” (Vitoria, 1903), “Recluta y reclutamiento” (Pamplona, 1908), “Reclutamiento militar: Estudio histórico” (Manresa, 1909), “De Bogayo: Literatura regional” (Oviedo, 1915), “A Pin el ajustador” (Madrid, 1916), “Los siglos de Cangas de Tineo”, 2 vol. (Madrid, 1920 y 1925) y “De Corripia” (Madrid, 1923).

Bosquejo biográfico y autobiográfico

Ver enlace: Breve semblanza de Mario Gómez Gómez (1872-1932)

Álbum de fotografías