alt

«El Occidente de Asturias» de 1884 en la web del Tous pa Tous

altDesde marzo de 2012 pueden consultarse en la Biblioteca Canguesa del Tous pa Tous los números de 1884 del periódico El Occidente de Asturias. Estos ejemplares se suman a los que ya teníamos disponibles de los años 1882, 1883, 1885 y 1886. A partir de ahora ya podemos consultar los cinco primeros años de este periódico, que fue el primero en editarse en el occidente de la región y que salió a la calle hasta 1891.

El Occidente de Asturias comenzó a publicarse en Cangas del Narcea en agosto de 1882. Sobre él ya hemos escrito una noticia. Fue fundado por Faustino Meléndez de Arvás García (Cangas del Narcea, 1838 – 1917) y Menendo Valledor y Ron (Tineo, 1817 – Cangas del Narcea, 1892), que eran sus propietarios y redactores.

Los números de 1884 pertenecen a la familia Álvarez Pereda, de Cangas del Narcea, y su digitalización ha sido patrocinada por DEL MÉDICO Ferreterías, de Cangas del Narcea. Las crónicas locales de este periódico son un autentico diario de la vida canguesa de ese año. Según se pasan las paginas van apareciendo las crónicas de las ferias; de las fiestas y celebraciones: Santiso, la Pascua, Santarbas, el Carmen, el Acebo, etc; la recogida de la cosecha de cereales, la vendimia o las castañas; las obras públicas de actualidad en aquel año: el anuncio de la travesía de la carretera a Ibias y Ouviaño y de la construcción del Puente Nuevo, y la “eterna” paralización de la carretera de Leitariegos; la edificación del Juzgado-cárcel en El Corral, dirigida por el arquitecto provincial Javier Aguirre, cuya cubierta se remató en este año de 1884; la construcción de un nuevo molino, junto al puente de Ambasaguas, por parte de Anselmo González del Valle; la preocupación por la higiene y las medidas excepcionales que se toman para evitar la epidemia de colera-morbo que asolaba Europa; etc.

También se reseña a los fallecidos, entre los que aparece un viejo soldado que había luchado contra las tropas de Napoleón, y a los viajeros que marchan o visitan Cangas.

DOS CRONICAS LOCALES DE 1884

Necrológica de un viejo soldado
de la Guerra de la Independencia

En la última semana ha fallecido en esta villa, a la edad de noventa y seis años, D. Francisco Martinez, conocido por Campa Fondera, natural y vecino que fue de la misma.

Era uno de aquellos héroes que voluntariamente salieron a campaña contra las aguerridas huestes del Capitán del Siglo, para defender la independencia de su patria, y de los que tan pocos ejemplares quedan en ella.

Sirvió en la tercera compañía del segundo batallón del Regimiento Infantería de Asturias; por acción de guerra le habían nombrado cabo segundo, pero en la de Santander, que tuvo lugar el 9 de Junio de 1809, fue hecho prisionero y conducido a Francia, en donde permaneció hasta que se hizo la paz, habiéndosele concedido medalla de distinción por el sufrimiento de la patria. Regresó a ella después de haber en realidad sufrido mucho, y en 1818 solicitó y obtuvo su exención del servicio como Hijodalgo, con arreglo a la ordenanza de reemplazos del año de 1808, y Real orden de 1 de junio del mismo. Consta así de su licencia, expedida por D. Pedro Dejouy, coronel del expresado Regimiento de Asturias en 13 de agosto del referido año de 1818.

Por toda recompensa a sus sufrimientos por la patria, trajo a su casa una casaca, una chaqueta, un pantalón de paño y otro de lienzo, unos botines de idem, un morrion, un gorro de cuartel y una mochila; así aparece de la licencia expresada que tenemos a la vista.

Suplía al producto de sus escasísimos bienes de fortuna, con una laboriosidad constante, que no abandono hasta pocos meses antes de su fallecimiento en que ya las fuerzas no respondían al llamamiento de la voluntad. Postrado en cama, falleció tranquilamente en los brazos de su familia.

Con su buena conducta y su buen carácter, se había conquistado el aprecio de todos sus convecinos, que veían encarnado en él la gloriosa epopeya de la guerra contra Napoleón el Grande. Su muerte ha sido sentida, siendo una buena prueba de este sentimiento y de la estima en que se le tenia, el hecho de haberse prestado voluntariamente la banda de música a acompañar su cadáver desde la casa mortuoria al cementerio.

Descanse en paz.

(El Occidente de Asturias, 1 de abril de 1884).

 
La bolla de Pascua
 

Es costumbre antiquísima en los más de los pueblos de esta provincia, dar los padrinos y madrinas la bolla a sus ahijados en el día de Pascua de Resurrección. No son de la misma clase todas las bollas. Se componen algunas de rica pasta hojaldrada, y llevan en su interior trozos de jamón y carne fresca en adobo. Otras consisten en tortas de bizcochón, y también algunas en grandes rosquillas con baño de azúcar. Pero la mayoría se reduce a bollos de pan de trigo de forma especial y del peso de dos libras [920 gramos], que son las que se reparten en los pueblos rurales.

Para el surtido de estas últimas hemos oído asegurar a varias personas curiosas que se dedicaron a tomar informes sobre el particular, que se habían amasado por las panaderas de esta villa doscientas eminas [9.686 litros] de trigo, y que tantas reducidas a bollos se habían expendido el sábado último, víspera de la Pascua. Un solo padrino ha llevado cuarenta y cuatro para repartir entre otros tantos ahijados suyos. ¡Es pasión de acristianar!

El número de bollas de hojaldre es más reducido: son de lujo, porque son caras. Sin embargo, se reparten algunas, y los favorecidos pollos y pollas se reúnen por la tarde del día de Pascua, se van al campo, si el temporal lo permite, y allí, o en una casa particular, si hay humedad, se las meriendan y pasan un buen rato de jolgorio. Este año se comieron en casa, porque el domingo ha llovido.

(El Occidente de Asturias, 15 de abril de 1884).

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *