Un sereno de vanguardia en 1930
De manera que ¿es usted el Ramón Gómez de la Serna de la vigilancia nocturna?—le pregunto al sereno que presta sus servicios en la calle de Castelló, en el trozo comprendido entre Goya y Hermosilla.
—Yo no. ¿Y usted?—le respondo un poco aterrado. —Yo tampoco; pero lo sabré.
—Pues figúrese usted la suerte que tiene el que sea sereno en el Polo. ¡Una noche de seis meses! ¡Y abriendo las puertas! Para hacerse millonario en poco menos de un año.
Publicado en la revista semanal madrileña CRÓNICA, 2 de febrero de 1930.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir