El Centenario de la Independencia en Cangas de Tineo
Sr. Director de El Popular:
Mi querido amigo: A las diez de hoy dio principio en ésta villa la fiesta patriótica que la Comisión compuesta por los simpáticos cangueses D. Manuel Flórez (verdadero organizador), D. Abel Valle y D. Bernardo Villamil, organizó para conmemorar brillante y dignamente la fecha del Centenario del Bautismo de Sangre que en la batalla de Rioseco, recibió el bravo y heroico regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo, el día 14 de Julio de 1808.
Este regimiento peleó durante los seis años de duración de la guerra contra el invasor francés y tomó la más activa parte en la batalla de Tolouse, donde en carga a la bayoneta llegó hasta diez pasos de las tropas francesas obligándolas a retirarse en precipitada fuga.
A la hora antes citada se organizó la procesión cívica la que componían todas las clases sociales de esta importante villa y en la que figuraban en primer lugar el batallón infantil, niñas y niños de las escuelas públicas, peones camineros del concejo con banderolas, siguiendo después las comisiones oficiales por el orden siguiente:
Ayuntamiento presidido por el Alcalde don Nicolás del Ron, que era portador de la laureada Bandera del Regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo, Juzgados de Instrucción y municipal, militares residentes en este villa, RR. PP. Dominicos de Corias y Clero parroquial del Arciprestazgo, seguían el Orfeón y Banda municipal de música, cerrando la comitiva el pueblo en masa.
Llegada la procesión al Campo de la Vega al Orfeón y Banda ejecutaron un precioso himno dedicado a los héroes del citado regimiento cuya composición es debida en la letra de don Alfredo Flórez y la parte musical, llena de aires guerreros y admirablemente armonizada es obra del ya muy afamado compositor y director de la banda municipal D. José de Castro.
Seguidamente dio principio la misa de campaña, celebrando el Santo Sacrificio el virtuoso coadjutor de esta parroquial don Benigno Fernández. Este siempre imponente acto llenó hoy mi alma de santo entusiasmo, pues en el campo y viendo reflejarse en los semblantes de los fervientes católicos de Cangas de Tineo la sumisión y la fe ardiente que en su corazón rebosaba, se electrizaba mi cuerpo y bendecía una y mil veces el Santo Nombre de Dios.
La parte más sublime de la fiesta fue la oración pronunciada por el sabio y precaro hijo de Santo Domingo R. P. Sanz, director da la «Revista del Rosario» y profesor del Colegio de Vergara.
Dio principio a su discurso el Padre Sanz, con un exordio tan hermoso y lleno de tonos de humildad, que antes de darle fin se había apoderado totalmente del numeroso auditorio que le escuchaba, teniéndole pendiente de su elocuente y arrebatadora palabra.
Entrando en materia (y permítaseme la frase) se remontó al principio de la invasión de los agarenos, haciendo historia de la guerra de la Reconquista, pero al hacer la descripción de la pelea en, Covadonga, lo hizo con tal entusiasmo y con tan arrobadora elocuencia que todos los oyentes sin excepción prorrumpieron en calurosos y atronadores aplausos. El R. P., imponiéndose a tanta multitud, continúo su inapreciable sermón, reseñando como lo haría el mejor historiador, toda la guerra contra el moro hasta sepultarle allende del Estrecho. Tuvo párrafos preciosísimos haciendo historia de la guerra de la Independencia, pero estuvo sublime al cantar las glorias del pueblo español en 1808, que defendía (dice el Padre Sanz, lleno de entusiasmo) que defendía a su Dios, a su Patria y a su Rey, sin que éste y su Gobierno extendieran en su diestra la espada y se pusiera al frente de su pueblo, como lo hicieron Pelayo en Covadonga, Fernando en Granada y Carlos V en Flandes. Nuevamente se oyen los aplausos, pues es tanto el entusiasmo que es imposible contener las manos y éstas exteriorizan lo que el corazón siente.
Termina el P. Sanz, su oración con un patriótico himno a la Bandera que cobijó a los valientes cangueses en sus triunfos y deseando que si llega el caso los españoles de hoy sepamos seguir el ejemplo de nuestros abuelos no permitiendo que el invasor nos arrebate nuestra Fe, ni se enseñoree de nuestra Patria, pues como los héroes de 1808 a 1814 y derramando si fuera preciso la última gota de nuestra sangre.
Organizada nuevamente la procesión cívica se dirigió a la Casa Ayuntamiento, donde el Alcalde señor Ron tras breves y elocuentes frases descubrió una lápida conmemorativa, para perpetuar la memoria del laureado Regimiento de Cangas de Tineo.
Descubierta ésta y desde el balcón central de la Casa Consistorial dirigió la palabra al pueblo el famoso Dr. D. Ambrosio Rodríguez, muy conocido en Gijón, y en elocuentes y sinceras frases hizo un patriótico discurso que terminó de llevar el entusiasmo al espíritu del público terminándose el acto con vivas a España, a la Religión y a Cangas de Tineo y su Regimiento.
Suyo siempre amigo
Adolfo
(El Popular, 16 de julio de 1908)
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