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Maltrato a la lápida de homenaje a los voluntarios cangueses de 1808

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Placa dedicada a los héroes del Regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo

En el mes de junio de 1808, como reacción a la invasión de España por el ejército francés se constituyó el Regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo. En él se alistaron 944 jóvenes del concejo, que el 10 de noviembre de ese año entraban en combate por primera vez en Espinosa de los Monteros (Burgos). Al finalizar la guerra de la Independencia en 1814 solo regresaron con vida 22 de aquellos hombres.

Un siglo después, el 14 de julio de 1908, el pueblo de Cangas del Narcea homenajeaba a aquellos voluntarios colocando una lápida en la fachada de su ayuntamiento, situado entonces en la calle Mayor. Fue un día cargado de emoción y recuerdos. Se organizó una procesión cívica en la que participaron todas las clases sociales de la villa. El orden era el siguiente: un batallón infantil;

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Grabado del siglo XIX alegórico a la Batalla de Espinosa de los Monteros (10 y 11 de noviembre de 1808) en la que interviene el Regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo.

“niñas y niños de las escuelas públicas” con sus maestros; todo el personal de Obras Públicas (el ingeniero Diz Tirado, el ayudante, el sobrestante y los peones camineros); los curas párrocos y los dominicos de Corias; las autoridades municipales con el alcalde Nicolás de Ron, que portaba la bandera del Regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo; los diputados provinciales; los empleados del juzgado, abogados y procuradores; militares residentes en la villa; el orfeón y la banda municipal, y “cerrando la comitiva el pueblo en masa”. La procesión fue desde el Campo la Veiga hasta el antiguo ayuntamiento y allí el alcalde descubrió una lápida “para perpetuar la memoria” de los voluntarios cangueses, que estaba colocada en el centro de la fachada de aquel edificio. El acto fue solemne y multitudinario; sobre él se publicaron varias crónicas en periódicos locales y regionales (José Gómez López-Braña en El Carbayón, de Oviedo, y Adolfo en El Popular, de Gijón).

Hoy, en 2013, doscientos años después de aquella guerra y ciento cinco años después de haberse colocado, la lápida está pintarrajeada y presenta un aspecto penoso. La falta de decencia cívica y de respeto al pasado, la ignorancia y la estupidez de algunas personas son la causa de esta situación. Sabemos que en los próximos meses el Ayuntamiento de Cangas del Narcea va a remediar su estado, encargando su limpieza y reparación. Con dinero de todos tendrá que repararse el desaguisado realizado por uno o varios descerebrados. La lápida es un símbolo de nuestra historia y se merece esta reparación, primero, para honrar a unos  muertos que lucharon por la libertad y segundo, porque es el único testimonio que existe en nuestro concejo que conmemora un hecho histórico en el que participaron colectivamente todos los cangueses.


A continuación dejamos dos enlaces a sendas crónicas periodísticas publicadas en el mes de julio de 1908 y mencionadas más arriba:


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