El abandono del patrimonio del Suroccidente

La escasa formación y el planteamiento político generan llamativas situaciones de dejadez

Publicado el 17 de marzo de 2010 en el diario La Nueva España por ALFONSO FANJUL PERAZA, doctorando en arqueología (UPV) y asesor de patrimonio histórico del PP de Asturias.

Palacio Queipo de Llano en San Pedro Arbás, Cangas de Narcea

No sé en cuántas regiones de Europa uno puede ver cómo la lluvia cae directamente sobre auténticas joyas de arte, bien sean esculturas góticas, retablos barrocos o pinturas murales de diversas épocas, muchas de ellas desconocidas en el ámbito de la investigación. Tampoco sé si, quizás, ante el elevado número de iglesias románicas en estado de abandono del suroccidente asturiano, es que estamos ante algún proyecto secreto de la Consejería de Cultura, a modo de futura ruta turística sobre patrimonio histórico destruido, donde uno pueda ver situaciones y escenas que, les aseguro, no se ven ya en ningún lugar del llamado Primer Mundo.

Hay que reseñar igualmente que pese a nuestra personal atracción cultural por ese Suroccidente, marginado a todos los efectos por la Administración regional, los casos de abandono se reparten por toda la región, y en la misma capital uno puede admirar cómo crece la hierba sobre el tejado de algunas iglesias prerrománicas.

Fruto del sentimiento mórbido que supone la visita a la escena del crimen, decidimos volver a algunos de los lugares cuyo abandono tanto nos había impactado. Al llegar a Arganza, da la impresión de que lo único que el abandono respeta todavía es el espectacular sepulcro tallado de un caballero de época moderna que, desde un lateral de la iglesia, observa pinturas murales a la intemperie, columnas de retablos por el suelo, y un tejado que hace tiempo ya se ha desplomado sobre la nave central.

Es cierto que el caso de Xarcelei no es comparable, por tener su estructura en mejor situación, pero los intentos de robo de los últimos años (sin que se haya revisado la seguridad de la iglesia), y la gran mancha verde de humedad, en contacto directo con un excepcional retablo renacentista, merecen una visita.

Otro punto negro es San Martín de Sierra, donde para explorar la vieja iglesia parroquial hay que hacerse con material de desbroce por la densa vegetación, que cubre hoy en día una estructura arruinada. Entre ocres y oscuros, emerge de la humedad la figura medieval de un caballo pintado, que ya ha perdido a su caballero. En otro de los murales, todavía se observa con claridad un Santiago Apóstol, representado como peregrino sobre unas amplias bandas triangulares de color rojo, blanco y negro, que aportan una impresionante fuerza cromática al marco donde descansaban otras figuras de corte sencillo, que ya se han perdido. Estos tres ejemplos representan una situación de conjunto donde podemos citar decenas de casos similares, y así, en los últimos años, hemos asistido a expolios de material artístico en Curriechos, Boxó (Allande), San Pedro de Arbás… sin que estos robos hayan supuesto un mínimo cambio en las medidas de seguridad de estas iglesias. Los problemas de humedad son generalizados con casos sangrantes como Larna o Berguño, así como los problemas de cimentación, con casos de revisión urgente como el de Castanedo. La decadencia afecta hasta el mobiliario básico, con lugares como Fontes de Corbeiro, con reformas inadecuadas, donde los vecinos utilizaban asientos de autobús procedentes de un desguace…

Les doy en parte la razón a aquellos que piensan que la base de esta situación se encuentra en la escasa o nula formación en patrimonio histórico de los principales gestores de la Consejería de Cultura, desde la propia consejera de Cultura, pasando por un director de patrimonio, en su cargo por haber sido ex alcalde de Corvera, y una jefa de servicio que es abogada.

Aunque podríamos apostar por un planteamiento más político, es decir, para muchos, la falta de ese interés, respondería a un auténtico boicot en el caso de Cangas, y la deferencia hacia los otros concejos, producto de una mentalidad de periferia por la cual ese filón en patrimonio histórico que es el suroccidente asturiano, para las cabezas gestoras del Gobierno asturiano, sigue estando muy alejado de su famoso centro urbano de poder electoral, que en su día definieron como «Ciudad Astur».

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