Un viaje a Degaña en 1925

Carretera de Cangas a El Puertu: El Pontón, hacia 1920. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Colección: Juaco López Álvarez
Se da el caso en este montañoso y apartado rincón del mundo que moramos de que para ir a pueblos del mismo partido judicial es preciso salir de éste y aun de la provincia, y rodeando medio centenar de kilómetros en automóvil, quedar todavía a catorce del punto de destino, que se han de recorrer forzosamente en caballería si no se quiere apelar, en aras del ejercicio corporal, al tan modesto y vulgar vehículo de San Fernando, echando un pie tras otro.

En 1925 los últimos catorce kilómetros hasta Degaña se tenían que recorrer andando o en caballería. Fotografía de la época. Colección Álvarez Pereda.
A las casas de tejados de paja, que en las pequeñas aldeas astures de Leitariegos contemplábamos hace un momento, suceden en tierra leonesa las techadas de pizarra, que con la monotonía de su color y sus altas chimeneas y adornos de ambiente inconfundible se edifican en Laciana. Llegamos a la Collada de Cerredo; es preciso dejar el coche y tomar los caballos. El Valle de Degaña, largo y estrecho, por el que nace y discurre el río Ibias, y cuyas laderas están llenas de soberbio arbolado para construcción, refleja otra vez el paisaje asturiano.

Barrio de Degaña en 1927 en el que destacan las cubiertas de paja de centeno. Fotografía: Fritz Krüger. Colección: Museo del Pueblo de Asturias.
La Voz, Madrid, 13 de julio de 1925
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