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Cangas del Narcea en el siglo XVIII

De la Geografía Moderna, escrita en francés por el Abad Nicollé de la Croix. Traducida y aumentada con una Geografía Nueva de España, por el Doctor don Josef Jordan Frago, doctoral de la Real Capilla del Convento de la Encarnación de esta Corte. Madrid, MDCCLXXIX.

CANGAS DE TINEO: Villa de 383 personas, y cabeza del Concejo de su nombre, con Señorío de otras jurisdicciones, distante como un quarto de legua del Monasterio de Corias, de la Congregación de San Benito; está situada sobre el río Narcea, que unido al llamado Coto en el puente, riega toda la campiña de Mediodía á Norte, la qual produce trigo, centeno, maíz, vino para el consumo, frutas admirables; y si se ingertasen los acebuches, de que hay mucha abundancia, quizá darían aceyte mas que para el gasto de los naturales. En los prados hay bastante ganado vacuno, caballar y lanar, caza mayor y menor; el queso, manteca, pescados de sus ríos son especiales. Las calles están empedradas, y hay tres plazas, una Iglesia Colegiata, que es la Parroquia, un Convento de Monjas, Hospital, cinco Casas-Palacios de buena arquitectura, dos excelentes paseos bien arboleados. Se tiene por cierto, que en el distrito del Concejo de esta Villa hay canteras de amianto, conocida de los naturales con el nombre de piedra Quemona; y también cristal de roca, que llaman los del país vulgarmente, diamantes.



 

Vestido de paisana de Cangas de Tineo, 1918

Ficha de la fotografía del ‘Arxiu Mas’ (Archivo Mas).

Adolf Mas Ginestà (Solsona, 1860 – Barcelona, 1936) se formó como fotógrafo en Barcelona a finales del XIX. En 1901 funda un primer establecimiento de venta de material fotográfico que se convertiría, unos años más tarde, en el «Estudio de Fotografía A. Mas», antecesor del «Arxiv Mas».

Muy cercano a los círculos artísticos de la época, entre sus clientes habituales destacan instituciones nacionales como es el caso del Instituto de Estudios Catalanes, la Junta de Museos de Barcelona, el Centro de Estudios Históricos de Madrid e internacionales como la Hispanic Society of America, la Frick Art Reference Library, el Metropolitan Museum, la Harvard University, etc.

Después de la Guerra Civil, el Archivo Mas fue adquirido, en 1941, por Teresa Amatller. Este hecho permitió la supervivencia del mismo, incorporándolo así a la colección del Instituto Amatller de Arte Hispánico (Barcelona).

La fotografía que protagoniza esta entrada pertenece al Archivo Mas y fue realizada por Adolf Mas en 1918, en Cangas de Tineo (Asturias), que una década después pasaría a denominarse Cangas del Narcea.

Vestido de paisana. Cangas de Tineo, Asturias, 1918. Fotografía de Adolf Mas perteneciente al Archivo Mas (colección del Instituto Amatller de Arte Hispánico).

Mediante inteligencia artificial (IA) la hemos coloreado para ver si el resultado coincidía con la descripción de su ficha: «Vestido de paisana. Dengue de seda negra y franja encarnada. Falda verde o encarnada con dibujos negros. Delantal seda negra. Justillo de terciopelo negro. Madreñas», y este es el efecto obtenido:


 

El origen cangués de Antonio de Nebrija, el primer humanista hispánico

A mi hermana Elisa y mis sobrinas Magdalena, Julia y Olivia.

 

Antonio de Nebrija (Lebrija, c. 1441 – Alcalá de Henares, 1522), ocupa un lugar destacado en la historia de la lengua española por ser el autor de la primera gramática castellana, publicada en Salamanca en 1492 (tres meses antes del descubrimiento de América), de un primer diccionario latino-español ese mismo año y de otro español-latino hacia 1494.

Antonio de Nebrija (c. 1441-1522) célebre por su Gramática castellana (1492), primera gramática en una lengua europea moderna fue el principal introductor del Renacimiento italiano en la Península Ibérica, a partir de 1470. De ahí que podamos sostener que fue el primer humanista hispánico.

El pensar que el segundo escritor del mundo (y el primero en España) en reclamar derechos de autor para sus obras, más de dos siglos antes de que se inventase el copyright anglosajón (Estatuto de la Reina Ana, 10 de abril de 1710), pueda tener origen cangués, fondeó en mi cabeza al enterarme de sus verdaderos apellidos.

Los padres de este ilustre humanista fueron Juan Martínez de Cala e Hinojosa y Catalina de Xarana y Ojo, descendientes en cuarto grado de los caballeros Juan Martínez de Cala y Lorenzo de Xarana, que con su valor y esfuerzo lograron conquistar a la morisma la ciudad de Sevilla y, entre otras poblaciones, la villa de Lebrija, antigua Nebrissa Veneria. Por tanto, estamos hablando de que su verdadero nombre completo es Antonio Martínez de Cala y Xarana.

Los datos de su linaje y de su biografía se han podido entresacar de un manuscrito existente en la parroquia de Santa María de Lebrija y de otro, número 8470 de la Biblioteca Nacional. El primer manuscrito citado es un infolio de Testamentos, Informaciones, Legados, Rentas, Dotes, etc., que contiene también el proceso de petición de prueba de hidalguía, verificada en Lebrija el 20 de septiembre de 1720 a favor de don Andrés Moreno de Castro, cuyo abuelo séptimo fue Martín Pérez de Xarana, hermano de Catalina (madre de Antonio de Nebrija) y de Juan Miguel, todos hijos de Antón Martín de Xarana, «cavalleros hijosdalgo». Por este manuscrito se llega al conocimiento de los nombres de los padres y abuelos paternos y maternos de este nebrisense o lebrijano.

Según el citado manuscrito (fol. 133 v.) su apellido paterno Cala tiene una antigüedad de 2.571 años, y proceden sus poseedores de la colonia Rosas (Ciudadela de Rosas), que se cree fundada por los rodios en la provincia de Gerona, estableciéndose en tiempos de los árabes en el valle que de su nombre se llamó Valcala, en Asturias.

Pero no es este apellido el que llamó mi atención, sino el apellido materno Xarana. Para los asturianos esta palabra es sinónimo de jarana, juerga… y los cangueses la vemos simbolizada en la simpática y fiestera peña femenina de la pólvora «La Xarana».

Y precisamente, es de este segundo apellido, Xarana, de donde viene el que podamos asentir el origen cangués de nuestro ilustre protagonista. Sobre este apellido, en el folio 110 del manuscrito custodiado en la parroquia de Santa María de Lebrija se pueden leer los siguientes versos que copio fielmente:

BLAZON.

Desienden de la Montaña
Rivera del Rio Xuran
Los de Xurana que están
Fundados por toda España.

Con esfuerzo Ardid y Maña
Ganaron Cruz pʳ . Trofeo
Son de Cangas de Tineo
De Noble Estirpe y Compaña.

Es linaje Infanzonado
Portan por armas perfetas
Tragantes en barras prietas
Todo en campo colorado.

Dos flores de (lis) oro Azulado
Y en los otros dos cuarteles
Amarillos seis Xaqueles
Por orla cielo Estrellado. (8 estrellas.)

 

Manuel Álvarez Pereda
Villaviciosa de Odón, 24 de marzo de 2023

 

La Princesa Encantada de «La Cartuja» en Cangas de Tineo

Cangas del Narcea y La Cartuja vista desde el barrio de Santa Catalina, hacia 1901.

Este cuento ambientado en Cangas del Narcea (Asturias) y más concretamente en La Cartuja y el río Luiña, fue publicado el 3 de marzo de 1901 en El Globo n.º 9.219, que como diario liberal-demócrata, en el periodo finisecular se convertiría en cómodo refugio de la “aristocracia” de la generación del 98, según señala Gómez Aparicio, resaltando la incorporación a su redacción de Pío Baroja y Azorín. En este caso, el firmante de La Princesa Encantada es AMADER, pseudónimo del abogado cangués Ángel Martínez de Ron, a la postre, un importante colaborar de la revista La Maniega. Boletín del Tous pa Tous. Por esta revista, y más concretamente por su número 22 de septiembre-octubre de 1929 sabemos que el autor era también el propietario de La Cartuja. La noticia dice así: «Regresó a la corte, después de disfrutar durante el verano de las frescas brisas del Luiña, en su posesión de la Cartuja, don Ángel Martínez de Ron, con su señora e hijas Isabelita y Soledad.»

 

CUENTO
LA PRINCESA ENCANTADA

En la parte occidental del Principado de Asturias se halla la villa de Cangas de Tineo, situada en la confluencia de los ríos Luiña y Narcea, que se unen a su vez con el Nalón; y en la parte Sur de dicha villa, entre la carretera de Castilla y el citado río Luiña, existe una vetusta posesión, denominada «La Cartuja», rodeada de viñedos, hortalizas, prados y árboles frutales, en su generalidad manzanos, que producen óptimo fruto.

¿Que por qué se llama «La Cartuja»? Ni el caserón perteneció a aquella monástica institución, ni fue posesión de ningún padre de la Orden, ni propiedad de alguna rica hembra que dicho apodo llevara. No se ha encontrado hasta la fecha nada que justifique la denominación, a menos que la soledad, el aislamiento, el silencio y la placidez que respira aquel rincón y la presencia en él, durante la época veraniega, de algunas personas que verdaderamente desean «veranear», hayan dado motivo al bautizo. Todo allí es antiguo; pero bien conservado, y, sobre todo, confortable.

Los alrededores ofrecen panoramas tan variados como hermosos, algunos de los cuales son designados por las crédulas gentes del campo como teatro de extraordinarios acontecimientos, mezcla de verosímiles y fantásticos, zurcidos quizá en las crudas noches de invierno, junto a la chimenea, al resplandor incierto de añosas leñas, entre sus crujidos y chisporroteos, y corregidos y aumentados de generación en generación.

Uno de estos acontecimientos es digno de relato.

Es el caso que, según la tradición, existió en «La Cartuja», hace muchos siglos (no se sabe cuántos) una noble y linajuda familia, compuesta de un matrimonio con un hijo y una hija, que, dada la calidad real de su procedencia, recibían estos últimos los nombres de Príncipe Rodulfo y Princesa Elena.

Constituían la familia más feliz en muchas leguas a la redonda de esta comarca, porque, además de los derechos que tenían sobre los habitantes de la región, disfrutaban pingües rentas y se hallaban rodeados de una numerosa servidumbre de ambos sexos, atenta siempre a adivinar hasta los más pequeños caprichos de sus señores para acudir con presteza a satisfacerlos.

Esto, aparte del gran cariño y afecto que se profesaban entre si los individuos que la componían viniendo con ella a completar la mayor felicidad posible en esta vida.

Pero como todas las dichas terrenas concluyen, llegó un día en que todos experimentaron la primera tristeza con la separación del príncipe Rodulfo, que, habiendo optado por la carrera de las armas, tuvo precisión de acudir a donde el deber militar le llamaba.

Pasaron años sin que Rodulfo pudiera regresar a su casa solariega; y entre tanto, ocurrió que la princesa Elena, que era un ideal de hermosura, se enamoró perdidamente, con la fuerza de los mejores años, de un gallardo mozo llamado Arcadio, que había venido a casa de su padre con un importante mensaje sobre arreglo de fronteras señoriales.

Tanto como ella, se enamoró el galán, no pudiendo resistir al esplendor de belleza de la princesa Elena. Desgraciadamente, las excelentes cualidades físicas que adornaban al mancebo no correspondían con las de su alma, y abusando de la confianza que le dispensó tan noble familia, burló a la inocente niña, abandonándola luego a su desesperación.

Este fue el segundo disgusto enormísimo que sufrió tan distinguida familia, y no pudo sustraerse de comunicar acontecimiento tan lamentable al príncipe Rodulfo, el cual, enterado del nefasto suceso, pidió reales licencias, que, obtuvo, a sus monarcas y jefes, para regresar a su país a fin de vengar y lavar con sangre la ofensa recibida.

Orgulloso por sus gloriosas victorias, que le proporcionaron las más altas distinciones y condecoraciones, se hallaba satisfecho de sí mismo, y sólo le atormentaba la sed de venganza contra el ladrón de la honra de su familia, que a manera de culebra de fuego se enroscaba en su corazón.

Inmediatamente envió un mensaje de reto al indigno seductor de la bella Elena, el cual contestó en forma aceptando el desafío, que tuvo lugar en un campo, límite de las dos regiones señoriales, y a presencia de innumerables vasallos de ambas partes.

El encuentro fue reñido y sangriento; pero como el príncipe Rodulfo se hallaba más habituado al manejo de las armas, logró tender a sus pies a su adversario, cubierto su cuerpo de innumerables heridas.

Lavada ya la ofensa, volvió el príncipe a la guerra, dejando a sus padres en el más triste desconsuelo, y sobre todo a su hermana, que sufría horriblemente la pérdida del ser amado y la ausencia de Rodulfo.

La desgraciada Elena no hallaba alivio a sus males, que la atormentaban en extremo, y vagaba desorientada por la finca de «La Cartuja», derramando abundantes lágrimas, con las que regaba todos los sitios que recorría.

Una tarde en que sentía los más acerbos dolores en su corazón, fue, sin darse cuenta, hasta un punto peñascoso, al pie del cual existe un pozo de gran profundidad, formado por una excavación en el cauce del mencionado río Luiña.

Se sentó en una peña, y con la amargura de su triste situación, contemplaba abstraída la extraordinaria cantidad de agua que tenía a su vista, sólo comparable con las lágrimas por ella vertidas, y como queriendo encontrar lenitivo a sus penas en aquel sitio, el más retirado de la posesión.

De repente, su calenturienta imaginación hízole ver que salía de las aguas una vieja de aspecto horripilante, con la cabellera suelta y enmarañada, los ojos saltones, como queriendo salirse de sus órbitas, la boca inmensamente grande, los brazos escuálidos, y cuerpo extenuado; que montaba en una escoba que la servía de barquilla y que se le acercó, le dijo:

—Estoy enterada, Elena, de las grandes amarguras que sufrís, siendo el mayor dolor que os aflige la pérdida de vuestro Arcadio, que, a pesar de su mal comportamiento, le amáis aún. ¿No es verdad?
—Con toda mi alma, con todo mi corazón —contestó la princesa—
—Luego—prosiguió la vieja—tendríais gran contento en volverle a ver, ¿no es cierto?
—Desgraciadamente eso no es posible —replicó la princesa— porque le mató mi hermano en noble lucha y en vindicación de mi honra…
—Sí es posible —insistió la vieja— y si queréis volver a verle tan arrogante y gallardo como antes, no tenéis más que arrancar un cabello de mi cabeza.

Elena, loca con idea tan halagüeña, alucinada con el vehemente deseo de ver de nuevo a aquel a quien tanto amaba, sin reflexionar sobre el asunto, alargó su delicada y trémula mano y arrancó a la vieja el misterioso cabello que había de surtir tan maravillosos efectos.

Instantáneamente la princesa quedó convertida en una trucha, y dando un enorme salto cayó sobre las aguas, desapareciendo en ellas, en pos de la vieja, que la guiaba por aquellas inmensas profundidades.

La desaparición de la princesa causó tan hondo sentimiento a sus padres que quedaron postrados por el dolor. Pusieron en movimiento los poderosos elementos de que disponían para averiguar su paradero, sin haber conseguido el objeto deseado.

En esta situación de verdadera tristeza recibieron la fatal noticia de la muerte de su hijo, ocurrida en una colosal batalla que se había librado, y en la cual había demostrado su valor sin límites; y no pudiendo resistir a este nuevo golpe de la fatalidad que hacía tiempo les perseguía, fallecieron en el mismo día víctimas de la inmensa pena.

Muchos comentarios se hicieron en la comarca respecto a los acontecimientos ocurridos en «La Cartuja» pero donde más se fijó la atención pública, fue en el maravilloso encantamiento de la princesa Elena.

Referían las gentes que habían pasado por las inmediaciones del pozo, que desde entonces se llamó «Pozo de la Encantada», que oían a medianoche gritos y relatos que partían del fondo de las aguas. Parece ser que la princesa, en tales momentos, manifestaba lo que le había ocurrido con la vieja, y que queda ya relatado, agregando que la había llevado a un palacio de encantamiento, donde, después de cruzar soberbios y suntuosos salones, la condujo a un recinto verdaderamente maravilloso donde, en efecto, vio a Arcadio, sin que pudieran hablarse ni comunicarse sus afectos de modo alguno, siendo un verdadero tormento el que sufrían, que al parecer era la consecuencia del maligno encantamiento.

Pedía, por lo tanto, la princesa, que la libraran de aquel horrible sufrir, a fin de conseguir su desencantamiento.

Tal horror produjo en los habitantes lo relatado, que nadie se atrevía a aproximarse al «Pozo de la Encantada»; horror y verdadero miedo que no se han extinguido.

Como consecuencia de ello, los alrededores de aquel sitio estaban tan cubiertos de arbustos, zarzas y malezas, que hacían imposible penetrar hasta él.

Conocedores varios jóvenes de aquella villa de la fantástica historia, y con objeto de completarla, emprendieron el verano último grandes trabajos, con el fin de procurar a todo trance el desencantamiento de la princesa; principiaron haciendo un camino para poder llegar al misterioso sitio; luego hicieron un examen detenido para ver si hallaban algún vestigio que les sirviera de guía; y, por último, demostrando un valor nada común, puesto que la mayor parte de la gente se asustaría sólo de la idea de acercarse a dicho punto, se resolvieron a lanzarse al líquido elemento bañándose diariamente en el temido «Pozo de la Encantada», y nadando por debajo de las aguas, hicieron observaciones con todo detenimiento por el peñascoso suelo, sin que, a pesar de estos esfuerzos extraordinarios, hayan podido dar… ni con la princesa… ni con la trucha.


 

Jueces nobles y llanos del concejo de Cangas del Narcea 1770 – 1824

En el Antiguo Régimen, el juez noble era el principal cargo del gobierno local y el de más honor, era equiparable a lo que en la actualidad es el alcalde en un Ayuntamiento. Era la máxima autoridad del concejo y, a diferencia de los actuales alcaldes, también impartía justicia.

Obra que estudia las distintas formas de ejercicio de poder local en las principales ciudades y villas de la España cantábrica del Antiguo Régimen.

El papel de estos jueces lo ha estudiado en Asturias Marta Friera Álvarez en “Notas sobre la justicia local en Asturias: requisitos y elección” (Oligarquías urbanas, gobierno y gestión municipal en la España cantábrica durante la Edad Moderna, KRK Ediciones, 2017), y a ella remitimos.

Por una parte, tenían competencia sobre “la jurisdicción contenciosa ordinaria, de primera instancia, para causas civiles y criminales”, y por otra, ejercían unas funciones gubernativas y económicas: “vigilancia del cumplimiento de la normativa real; formación y otorgamiento de ordenanzas, autos de buen gobierno y otras providencias; rondas nocturnas; participación en la gestión de los propios y arbitrios; cuidado de términos comunes, montes, dehesas, plantíos, calles, caminos, puentes y edificios; control de los pesos y medidas, precios, ventas, abastos, salud pública, juegos, diversiones, visita a las cárceles…”.

Para obtener el cargo de juez se exigía ser vecino del pueblo, tener “todas las morales virtudes”, “un buen linaje y riqueza”; tenían que ser personas bien consideradas por sus vecinos. Las ordenanzas del Principado de Asturias prohibían la elección de “comerciantes con tienda abierta y de aquellos que ejerciesen oficios mecánicos, salvo donde no hubiese personas suficientes para sortear los oficios del estado llano y cuando cerrasen la tienda durante el ejercicio del cargo”. Lógicamente, con todas estas prohibiciones y exigencias de nobleza y riqueza, se conseguía apartar a las clases populares del gobierno y justicia de los concejos, que quedaban en poder de las oligarquías locales. Para compensar esta situación se elegían dos jueces, uno por cada estamento: un juez noble o hidalgo y otro llano o pechero.

A estos jueces los elegían todos los años los regidores, que eran similares a los concejales de hoy en día, algunos de los cuales tenían el cargo a perpetuidad. Con la elección anual se intentaba evitar que se afianzasen privilegios en el cargo. Este sistema de gobierno municipal finalizó con la llegada del Estado liberal a partir de 1833 y el reinado de Isabel II.

La lista de todos los jueces nobles y llanos del concejo de Cangas del Narcea no la conocemos. El Archivo Municipal no conserva casi documentación anterior a 1835 y así es muy difícil saber nada. Sin embargo, gracias a un escribano, Manuel José Folgueras, establecido en la villa de Cangas en 1770 conocemos los nombres de estos cargos desde ese año hasta 1820. Este escribano tenía la costumbre de poner todos los años, al inicio del tomo de sus protocolos, el nombre del juez noble de ese año y a veces también el del juez llano. Folgueras era natural de Salas y residió en Cangas desde ese año de 1770 hasta su jubilación a la edad de 80 años en julio de 1823. Trabajó como escribano cincuenta y tres años. En ese periodo solo se ausentó de Cangas durante casi dos años, entre 1792 y 1794, en que estuvo en La Coruña y Valle de Valdeorras como apoderado de la Casa de Villoria, que había caído en la de Miramontes de este concejo, que era de su amigo José Alfonso Argüelles. Folgueras murió en la villa de Cangas el mismo año de su jubilación. Sus protocolos se conservan en el Archivo Histórico de Asturias, en Oviedo.

Páginas manuscritas por el escribano Manuel José Folgueras donde aparecen los nombres de los jueces, y que es la fuente que se ha utilizado para esta recopilación.

La información sobre los jueces nobles la hemos completado con la consulta de los cuatro padrones de hidalguía de 1787 a 1824, que conserva el Archivo Municipal de Cangas del Narcea.

Antonio Uria Queipo de Llano, que fue juez noble de Cangas en los años 1776 y 1787. Retrato obra del pintor Francisco Xavier Hevia. Colección de
Blanca Fernández Rodríguez (Casa de Uría, Santolaya).

En Cangas del Narcea, y para los años que tenemos información, se constata que el gobierno local estuvo en manos de una oligarquía local formada por unas cuantas familias de medianos y pequeños hacendados. Entre 1770 y 1824 ostentaron el cargo de juez noble mayorazgos de linajes cangueses pertenecientes a las casas de Nando, Antrago, Parrondo, Uría de Santa Eulalia, Carballo, La Plaza o Yebra de Cangas, etc.

En algunos casos estos jueces fueron licenciados en Derecho, como Manuel Menéndez Flórez, de Bruelles, abogado de la Real Audiencia de Asturias y Reales Consejos; Juan Antonio Rodríguez Arango Inclán, vecino de Tebongo, abogado de los Reales Consejos, e Ignacio Fernández Flórez y Francisco Manuel Villa, vecinos de la villa de Cangas.

También fueron jueces nobles algunas personas que ejercían como administradores en Cangas del Narcea de grandes propietarios, como los mencionados Manuel Menéndez Flórez, administrador de las Casas de Valdés y Osorio propiedad del conde de Marcel de Peñalba, e Ignacio Fernández Flórez, que llevaba las rentas de la Colegiata de Cangas para el conde de Toreno, así como Benito Fernández Saltaren, que administraba las rentas de las Casas de Cangas, Ardaliz, Llano y Arayón propiedad de Joaquín Velarde y Queipo.

En esos cincuenta y cuatro años repitieron el cargo varias veces las siguientes personas: Manuel Menéndez Flórez fue juez noble cinco años (1788, 1789, 1799, 1809 y 1810); Benito Fernández Saltaren, cuatro años (1784, 1786, 1797 y 1798), y José de Yebra Llano y Valdés, otro cuatro años (1796, 1800, 1816 y 1821).

Por último, mencionar que en los años en que estuvo en vigor la Constitución de Cádiz de 1812 se nombraba “alcalde” en vez de juez noble, pues esta Constitución trató de establecer una nueva administración local que no se logrará hasta la llegada del reinado de Isabel II y los liberales.


Se puede consultar la lista de jueces nobles y llanos de Cangas del Narcea conocidos hasta ahora en el siguiente enlace:

Lista de jueces nobles y llanos de Cangas del Narcea 1770 – 1824

Los padrones de la villa de Cangas de Tineo del siglo XVII

Incorporamos a la Biblioteca Digital del Tous pa Tous, un trabajo del profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, Roberto López-Campillo y Montero bajo el título:

LOS PADRONES DE LA VILLA DE CANGAS DE TINEO DEL SIGLO XVII
INTRODUCCIÓN, TRANSCRIPCIÓN Y COMENTARIO

El presente artículo ofrece la transcripción de los tres padrones más antiguos de la villa de Cangas del Narcea, antigua Cangas de Tineo, que se han conservado. En ello se encuentran no sólo lo nombres de los vecinos que habitaban esta villa asturiana en el siglo XVII, sino también multitud de aspectos de índole demográfica, socio-económica o nobiliaria que son imprescindibles para cualquier estudio posterior. Para situar correctamente estos documentos, se hace un elenco de todos los padrones existentes de la villa de Cangas y se propone un amplio comentario de los que aquí se transcriben.

Carlos II y el demonio de Cangas

El reinado del último soberano de la casa de Austria se vio perturbado por la creencia de que el rey era objeto de un maleficio, idea que llevó a someterlo a exorcismos que terminaran con su mala salud y le permitieran engendrar un heredero.

Carlos II a los diez años. Museo Bellas Artes de Asturias. Óleo sobre lienzo (c. 1671). Obra de Juan Carreño de Miranda (Asturias, 1614-Madrid, 1685)

«Está tan melancólico que ni sus bufones ni sus enanos logran distraerlo de sus fantasías respecto a las tentaciones del diablo. Nunca se cree seguro si no están a su lado su confesor y dos frailes, a quienes hace acostar en su dormitorio todas las noches». Así describía el embajador inglés Stanhope, en 1698, el decaído estado de ánimo de Carlos II. Los altibajos de la precaria salud del monarca eran escrutados ansiosamente por los embajadores de las potencias europeas, que intrigaban en la corte de Madrid para decantar el testamento del soberano a favor de uno u otro de los candidatos extranjeros al trono, pues su Católica Majestad no tenía heredero. Su incapacidad para engendrar un sucesor no sólo lo había hundido en la angustia, sino que había contribuido a convencerlo de que era víctima de una conjura diabólica para que a su muerte quedara vacante el trono español.

Con el enfermizo Carlos culminó el problema sucesorio que había amargado la existencia de su padre, Felipe IV. Éste había tenido decenas de vástagos fuera del matrimonio –entre ellos, Juan José de Austria, el único al que había reconocido como hijo suyo–, pero sus dos esposas sólo le habían dado tres varones: Baltasar Carlos, fallecido a punto de cumplir los 17 años; Felipe Próspero, que no llegó a los cuatro, y  Carlos, el único que alcanzó la edad adulta.

Carlos II había nacido el 6 de noviembre de 1661, cinco días después de la muerte de su hermano Felipe Próspero, lo que al soberano le pareció un venturoso augurio para la continuidad de su estirpe. Pero el pequeño ya mostraba una salud precaria. De hecho, hasta los seis años no pudo caminar, y a los nueve lo hacía con dificultad. También su formación intelectual era deficitaria. Sus dolencias y la preocupación por su salud hicieron que su educación pasara a un segundo término, de manera que a los nueve años hablaba torpemente, no sabía leer ni escribir y sólo podía contar hasta cien. El pequeño creció en el sombrío Alcázar de Madrid, sin compañía de chicos de su edad; su madre, Mariana de Austria, temerosa de cualquier percance, evitaba que practicase esgrima, equitación o cualquier actividad física. Cuando en 1665 murió Felipe IV, el futuro de su desmedrado hijo parecía de lo más incierto; tanto, que, en 1668, el emperador Leopoldo y Luis XIV de Francia –el Rey Sol–  pactaron el reparto de las posesiones españolas en caso de defunción del monarca.

Consciente de las limitaciones del heredero, el rey había establecido la regencia de doña Mariana de Austria, cuyo autoritarismo fue anulando en Carlos toda capacidad de decisión. Por su parte, la reina se confió a sus validos: primero, a su confesor, el jesuita Nithard, y después al dicharachero Fernando de Valenzuela, organizador de los festejos de la corte. La influencia de ambos levantó la oposición de la nobleza, que se canalizó a través de Juan José de Austria. El hermano bastardo del rey entró en Madrid en 1677, desterró a Valenzuela y apartó a la reina madre, instalándola en Toledo. Pero don Juan falleció en el verano de 1679 y doña Mariana volvió a Madrid. Y allí, en diciembre, se instaló la sobrina del Rey Sol. María Luisa de Orleans, que se acababa de convertir en esposa de Carlos.

Ni hijos, ni salud

Pasaron los años y el heredero no llegaba, lo que  incluso llevó a pensar que se daban a la reina sustancias para evitar la concepción y privar al trono de sucesor. Hasta se la acusó de tomar abortivos, una idea propagada por el embajador imperial; no en vano eran un francés y un austríaco los principales candidatos al trono español si faltaba el heredero. En ese ominoso ambiente falleció María Luisa, en febrero de 1689.
El rey, que amaba a su esposa, quedó destrozado. Pero el tiempo apremiaba, y se le buscó una nueva cónyuge: Mariana de Neoburgo, prima suya e hija del elector del Palatinado; su madre había tenido 24 gestaciones, lo que parecía garantizar su fertilidad. El matrimonio se consumó en 1690, y muy  pronto la nueva consorte chocó con la reina madre, Mariana de Austria. Para hacerse valer frente a ésta y dominar la voluntad de Carlos II, simuló hasta doce embarazos terminados en aborto. Cuando en mayo de 1696 falleció la madre del soberano, quedó abierto para Mariana de Neoburgo el camino de la injerencia política, a lo que contribuyó un carácter dominante que amedrentaba al regio consorte.

El demonio de Cangas

Mientras la sucesión se alejaba, la salud del rey empeoraba. Desde enero de 1696 padecía desarreglos gástricos, temblores convulsivos, pérdidas de sentido y otros achaques a los que los médicos no lograban poner término. Con un rey enfermo e incapaz de engendrar un hijo, y con la corte sumida en turbias maniobras políticas a propósito de la sucesión del trono, se planteó la cuestión de los hechizos del rey.

Poco a poco se había abierto paso la idea de que la decaída salud de Carlos II se debía a una actuación diabólica, hasta el punto de que ello se trató en el Consejo de la Inquisición, que sobreseyó el asunto por falta de pruebas. Pero el monarca supo a qué se atribuía su estado físico, y en enero de 1698 recibió en audiencia secreta al inquisidor general, el dominico Juan Tomás de Rocabertí, y le rogó que se aplicara a descubrir si estaba hechizado.

Cangas del Narcea hacia 1910. Procesión del Corpus Christi en la calle Mayor. En primer plano, a la izquierda, está el antiguo Convento de la Encarnación de las RR. MM. Dominicas.

Rocabertí expuso al Consejo de la Inquisición lo que le había sugerido el rey, pero los consejeros estimaron que no había pruebas de actuación maléfica, por lo que no cabía someter al monarca a rituales que sólo podían perturbar su paz de espíritu y la tranquilidad de la corte. El inquisidor  no quedó satisfecho con la respuesta, y se puso en contacto con el nuevo confesor del rey, el también dominico Froilán Díaz. Éste supo que un antiguo compañero de estudios, fray Antonio Álvarez de Argüelles, estaba exorcizando a unas monjas del Convento de la Encarnación poseídas por el demonio en Cangas de Tineo (la actual Cangas del Narcea, en Asturias). Fray Froilán se propuso sonsacar al diablo de Cangas la verdad acerca de los hechizos del rey, para lo que pidió permiso a Tomás de Reluz, obispo de Oviedo, diócesis a la que pertenecía el convento. Sin embargo, el prelado respondió que, a su juicio, en el rey no había «más hechizo que su decaimiento de corazón y una entrega excesiva de voluntad a la reina», y sólo recomendó oraciones.

Ni el inquisidor ni el confesor hicieron caso al obispo, y en junio de 1698 Rocabertí ordenó a fray Argüelles que conjurase al demonio y le preguntara si los soberanos estaban maleficiados. Con ello no sólo actuaba a espaldas del Consejo de la Inquisición, sino que contravenía las disposiciones canónicas, que prohibían interrogar al demonio espontáneamente. El 9 de septiembre, el diablo respondió por boca de las monjas que el rey estaba doblemente ligado por obra maléfica: para engendrar y para gobernar. Se le hechizó cuando tenía catorce años (la fecha de su mayoría de edad, en que podía gobernar por sí solo) con un chocolate en el que se disolvieron los sesos de un hombre muerto para quitarle la salud, y también los riñones –los testículos– para corromperle el semen e impedirle la generación. Explicó también el demonio que los efectos del bebedizo se renovaban por lunas y eran mayores durante las lunas nuevas. La inductora había sido la difunta reina madre, poseída de la ambición de seguir gobernando, y Valenzuela, su valido, permitió que llegase al rey la dosis nefasta, preparada por una mujer llamada Casilda y que vivía en Madrid.

Pero el demonio pronto se desdijo. El 28 de noviembre de 1698 escribía fray Antonio: «He hallado mucha y demasiada rebeldía en los demonios y, poniendo las manos sobre el ara consagrada, juró Lucifer que todo lo que había dicho era mentira y que no tenía nada el rey». Al parecer, el diablo no completaría sus revelaciones sino en la madrileña basílica de Atocha, adonde se debían trasladar fraile y posesas. Algo así era inconcebible para el inquisidor general, que había llevado todo el asunto en secreto. Esta complicada situación se enrarecería aún más con la muerte de Rocabertí, en junio de 1699.

Exorcismos en palacio

Retrato de Carlos II, con armadura. Museo del Greco (Toledo). Óleo sobre lienzo (c. 1681). Obra de Juan Carreño de Miranda (Asturias, 1614-Madrid, 1685)

Carlos II eligió como nuevo inquisidor al cardenal Alonso de Aguilar. El rey, que lo designó en contra de la voluntad de Mariana de Neoburgo (quien tenía otro candidato al puesto), dejó clara al cardenal la razón por la que lo había elegido: «Muchos me dicen que estoy hechizado, y yo lo voy creyendo: tales son las cosas que dentro de mí experimento y padezco. Y pues seréis presto nuevo inquisidor general y haréis justicia a todos, hacédmela a mí también, descargando de mi corazón esta opresión que tanto me atormenta». No era de extrañar que el rey se convenciera de que era objeto de artes maléficas, pues –desde que había hablado el Lucifer de Cangas– a él y a su esposa se les habían aplicado exorcismos, sin quizá llegarle a administrar los remedios prescritos por fray Antonio: ingerir aceite bendito en ayunas y ungir con él cuerpo y cabeza.

Ahora, el nuevo inquisidor y el obcecado confesor real se empeñaron en ayudar a su señor con el auxilio de un nuevo personaje: Mauro Tenda. Este capuchino saboyano, afamado exorcista, se había desplazado a la corte desde Italia después de que, en 1696, una endemoniada le confesara que el rey español estaba endemoniado y él debía liberarlo. Tenda había llegado a Madrid en el verano de 1698, y ahora el inquisidor se puso en contacto con él, visto que los médicos no lograban terminar con la esterilidad ni con sus dolencias. Un amanecer de junio de 1699, el capuchino tuvo su primera entrevista con el soberano; ordenó al demonio que pinchase a su majestad en diferentes lugares de su cuerpo, y así lo sintió un espantado Carlos II, lo que confirmó la existencia de una intervención diabólica. El fraile concluiría que el rey no estaba endemoniado, sino hechizado.

Así las cosas, Tenda advirtió que el monarca llevaba un saquito colgado del cuello, que guardaba bajo la almohada mientras dormía. Él y el confesor real lograron que la reina se lo entregase; cuando lo hizo, descubrieron que contenía cosas que se empleaban en hechizos, como cáscaras de huevo, uñas de los pies y cabellos. Interrogado el monarca, éste explicó que pensaba que eran reliquias y que no recordaba quién se lo dio.

El endemoniado de Viena

En septiembre, tres meses después de que comenzaran los exorcismos, habló el demonio en Madrid, por boca de una posesa que refirió que la propia reina estaba hechizada. El confesor y Tenda lograron que Mariana entregase a su esposo una bolsita que, como hacía Carlos, llevaba al cuello y ponía bajo la almohada, y en cuyo interior se hallaron tierra y cabellos del soberano. Los autores del maleficio eran la condesa de Berlepsch, confidente de la soberana, y una de sus azafatas, Alejandra, instigadas por Lorenza de la Cerda, conocida como la condestablesa Colonna. También le revelaron que el padre Gabriel de la Chiusa, confesor de la reina, no era cómplice de este hechizo, pero había fabricado otro con el que podía conseguir de la reina lo que quisiera. Que el diablo andaba por los pasadizos del Alcázar madrileño quedó confirmado en aquel mismo mes, cuando el embajador austríaco recibió del emperador Leopoldo el interrogatorio a un joven endemoniado de Viena, quien afirmó que el rey estaba maleficiado. El artífice del sortilegio era una tal Isabel, que tenía la boca torcida, la marca de una T en la axila y cuya hija había sido procesada por la Inquisición como judía notoria.

La furia de la reina

Esta vez, fray Froilán comunicó los hallazgos al Consejo de la Inquisición, que indagó al respecto, pero no se halló al autor de los hechizos «ni cosa cierta de lo demás». Dudando de si eran los lugares que el demonio señalaba, en un portal de la calle de Silva y en una estancia del Alcázar se encontraron cosas que se reputaron hechizos: según fray Froilán, el del Alcázar era «una masa compacta de agujas, horquillas, huesos de cereza y albaricoques y pelo de Su Majestad». Todo fue quemado según prescribía la Iglesia. Aquel otoño de 1699, Carlos II experimentó un maravilloso restablecimiento que el confesor real y el padre Tenda atribuyeron a la eficacia de los exorcismos. Pero la actuación de los dos frailes había levantado la ira de Mariana de Neoburgo, quien no podía tolerar que el diablo señalase a personas de su entorno (o a ella misma) como cómplices de los embrujamientos. El momento de ajustar cuentas llegó cuando, el 19 de septiembre, falleció el inquisidor Aguilar. La reina logró que se concediera su puesto al autoritario don Baltasar de Mendoza, obispo de Segovia, quien hizo que el Santo Oficio arrestara a fray Froilán y expulsara de España a fray Tenda. El rey hechizado abandonó este mundo el primero de noviembre de 1700. Ni exorcistas ni médicos lograron prolongar su vida ni que concibiera un hederedo, y a su muerte estalló, cruenta, la guerra de Sucesión por el trono español.

Para saber más

La vida y la época de Carlos II el Hechizado. José Calvo Poyato. Ed. Planeta, Barcelona, 1996.
Supersticiones de los siglos XVI y XVII y hechizos de Carlos II. Maura Gamazo, Gabriel (duque de Maura). Ed. Saturnino Calleja, s.p.i. Madrid.


Fuente: National Geographic ESPAÑA


Alcaldes de Cangas del Narcea

Pedro José Pidal Carniado, primer marqués de Pidal, fue alcalde de Cangas de Tineo entre septiembre de 1834 y noviembre de 1835.

Presentamos aquí nuestro último trabajo de investigación acerca de los alcaldes de Cangas del Narcea. Abrimos con él un apartado nuevo en Memoria Canguesa con la denominación de Alcaldes de Cangas del Narcea. Tenemos que advertir que la relación de alcaldes que publicamos es aún provisional. Todavía falta información biográfica sobre algunos alcaldes y sobre sus mandatos, que iremos completando poco a poco. Estas faltas se deben a dos razones: primero, no es fácil obtener toda la información que se desea, porque no tenemos toda la documentación necesaria (faltan libros de actas del Ayuntamiento de Cangas del Narcea del siglo XIX, etcétera), y segundo, todo este trabajo de recopilación requiere mucho tiempo y si compartimos la tarea entre tous el trabajo será más llevadero. Por ello, a pesar de estar aún incompleta, hemos decido sacar a la luz esta lista para recabar la colaboración de todos los que dispongan de información sobre las personas que fueron alcaldes de Cangas del Narcea. Alguno echará en falta información sobre los mandatos de los últimos alcaldes, pero esta omisión es consciente y por eso casi no se dice nada sobre los alcaldes que hubo a partir de 1975.


Los alcaldes de Cangas del Narcea desde 1834 hasta la actualidad


[1834-1835] Pedro José Pidal Carniado

Pedro José Pidal y Carniado, primer Marqués de Pidal.

Pedro José Pidal Carniado

(Villaviciosa, Asturias, 1799 – Madrid, 1865)

6 de septiembre de 1834 – 25 de noviembre de 1835

Es nombrado alcalde mayor del concejo de Cangas del Narcea por el Regente de la Real Audiencia de Oviedo, para encargarse “en todos los negocios, contenciosos, políticos y gubernativos”. Pidal se había licenciado en Leyes y Cánones en la Universidad de Oviedo en 1822 y era un fervoroso liberal, que había apoyado en 1820 el levantamiento de Rafael del Riego. Llega a Cangas del Narcea a deshacer el viejo sistema de gobierno municipal basado en regidores perpetuos y a establecer la nueva administración que se estaba imponiendo en España con Isabel II y los liberales. Pidal continuará su carrera política en Madrid como diputado en Cortes por Asturias, donde desarrollará una brillante actividad parlamentaria, y será varias veces ministro de la Gobernación. Era una persona con una gran cultura. Ocupará la presidencia de las academias de Historia y de Bellas Artes de San Fernando, y será miembro de número de la Real Academia de la Lengua. En 1847 recibirá el título de marqués de Pidal.

En el mes de junio de 1835, Pidal coincidió en Cangas del Narcea con el naturalista y botánico francés Durie de Maisonnove (1796-1878), que viajó hasta aquí para recolectar y estudiar plantas. La crónica de su viaje la escribió Jacques Gay y dice sobre este encuentro: “Durie habla muy bien de la suprema autoridad municipal de Cangas, el Alcalde Mayor, caballero de prestancia física y varonil belleza no inferiores a su hidalguía y carácter bondadoso; insigne, además, entre todos los conciudadanos por sus conocimientos en las artes liberales. Recibido por él con suma cortesía, le debe no pocos favores, dignos de perpetua gratitud: le ayudó en todas sus iniciativas, de manera decidida y consciente, no ignorando (como la mayor parte de las otras personas) que el viajero francés buscaba plantas con fines superiores al de preparar una infusión. No olviden, pues, su ilustre apellido, Pidal”.

En 1904 todavía quedaba recuerdo en Cangas del Narcea de la presencia de Pedro José Pidal setenta años antes. Faustino Meléndez de Arvas, secretario municipal, escribió: «El Sr. Pidal, con una energía y una entereza que quisiéramos hoy, no solo para la mayor parte de los alcaldes supeditados, sino también para los débiles gobernadores, y con tan buen deseo como pudiera tenerlo un cangués de pura sangre, puso la primera piedra en la obra de urbanización de Cangas de Tineo, obligando a los señores a blanquear sus casas, arreglando algo sus calles, prohibiendo costumbres poco cultas, e introduciendo otras mejoras dignas de elogio. Y sin embargo, ¡admírese el lector!, su nombre no se ve inscrito en ningún sitio público de la villa, a pesar de que casi se le puede llamar el fundador del moderno Cangas.» (La Ilustración Asturiana, nº 6, junio de 1904).

Industria y Comercio en Cangas del Narcea, 1887 – 1903

DONACIÓN DE UNA DOCUMENTACIÓN AL ARCHIVO MUNICIPAL DE CANGAS DEL NARCEA

La memoria se conserva en nuestro cerebro y, sobre todo, en el papel. La memoria del cerebro es bastante limitada en el tiempo, poca gente es capaz de decir los nombres de sus bisabuelos y mucho menos de narrar acontecimientos que sucedieron antes de su nacimiento. En cambio, el papel soporta mejor el paso del tiempo y es el que mantiene la memoria del pasado y el que nos cuenta lo que vivieron y experimentaron nuestros antecesores.

Todo esto viene al caso por una documentación relacionada con Cangas del Narcea, que días atrás el Tous pa Tous ha ofrecido en donación al Ayuntamiento de Cangas del Narcea con destino al archivo municipal.

En Madrid, en la biblioteca de Manuel Gurdiel Sierra (Cangas del Narcea, 1941 – Madrid, 2014), profesor de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid, había documentación con información sobre el cobro de la Contribución Territorial e Industrial en Cangas del Narcea a fines del siglo XIX y primeros años del XX, que él había recogido en el desván de una casa de su propiedad en Cangas del Narcea.

Esta documentación tiene mucho interés para la historia social y económica de Cangas del Narcea, en especial los datos sobre la contribución industrial en los que se enumeran todas las personas que ejercían una actividad relacionada con la industria, el comercio, la venta de vino, el transporte, “artes y oficios” (confiteros, panaderos, sastres, barberos, hojalateros, zapateros, relojeros, alpargatero, herreros, etc.), “profesiones del orden judicial” (abogados, procuradores, escribanos, notarios, etc.), “profesiones del orden civil” (veterinarios, farmacéuticos, etc.), prestamistas, administradores de grandes propietarios y dueños de minas que había en esos años (Véase en documentos adjuntos la Contribución Industrial de los años 1898, 1901 y 1903).

El valor de esta documentación se acrecienta al saber que en el Archivo Municipal de Cangas del Narcea, que es donde debería haber una copia de toda esta información, no se conserva nada. La razón: fue destruida en su totalidad.

La época de fines del siglo XIX y primeros años del XX fue de grandes transformaciones en el concejo. Hasta ese momento todo el comercio se hacía en las ferias anuales y en el mercado de los sábados. Será en las últimas décadas del siglo XIX cuando comienzan a establecerse los primeros comercios fijos de ropa y alimentación, así como establecimientos de productos nuevos: ferreterías, cafés, confiterías, farmacias o tiendas de ultramarinos. En esta documentación aparecen los nombres de las primeras personas que establecieron estos negocios en Cangas del Narcea, que en la mayor parte de los casos procedían de fuera de la villa, como José Pallarés Nomdedeu, dueño de la única ferretería, que era de León; Darío Oliveros, propietario de una tienda de ultramarinos, de Luarca; José López Miranda, el primer confitero de la villa, era de Presa (Castropol) y venía de Madrid; los farmacéuticos Antonio Sal de Rellan y Apolinar Castro Isern eran de Ibias y León, respectivamente; Manuel Muñiz, “vinos por mayor”, era de Llamas del Mouro.

Lógicamente, la mayor parte de los comercios y “tiendas de vino” estaban en la villa. En el concejo había muy pocos; en 1898 solo había los siguientes, casi todos localizados en la carretera La Espina-Ponferrada y en la subida al Puerto de Leitariegos:

San Julián Rafael Arias Tienda de vinos
Vallado Valentín Flórez Tienda de vinos
Villadecanes Manuel Blanco Figón
Corias Laureano Montoto Figón
Corias Claudia Ordás Valle Figón
El Puelo Josefa Pérez Figón
El Otero Andrés Sierra Figón
Besullo Ramiro García Café económico

 

Tres años después, en 1901, ya habían aumentado los comercios repartidos por el concejo:

Bruelles Crisanta Ávila Mercería
Sillaso José Cuesta Mercería
Ventanueva Saturnino Martínez Mercería
Besullo Santos Victoria Mercería
San Julián Rafael Arias Tienda de vinos
Vallado Valentín Flórez Tienda de vinos
Villadecanes Manuel Blanco Tienda de vinos
Corias Hermenegilda Ayalde Figón
Corias Joaquín Muñiz Figón
Corias Laureano Montoto Figón
Corias Claudia Ordás Valle Figón
El Puelo Josefa Pérez Figón
El Otero Andrés Sierra Figón
El Fuejo Segunda Rodríguez Figón
Besullo Ramiro García Café económico

En esas fechas la actividad industrial de Cangas del Narcea se reducía casi exclusivamente a molinos hidráulicos harineros. Había muchos molinos de pequeño tamaño, una sola muela y propiedad de varios vecinos, que a menudo no funcionaban durante el verano por falta de agua. Estos molinos no pagaban contribución industrial. Sí la pagaban unos pocos que tenían dos o más muelas, que trabajaban gran parte del año, porque aprovechaban el agua de los ríos Luiña, Narcea, etc., y que cobraban su servicio en grano (la conocida como “maquila”). El número de molinos que pagaba contribución en aquellos años oscilaba entre siete y nueve, y eran el de Anselmo González del Valle en Cangas del Narcea, Veigalabá (Corias), L’Otriello, Cibuyo, Veiga de Pope, Portiella, Bimeda y Las Mestas.

Además de estos molinos hidráulicos, todos los años que abarca esta documentación aparece en la contribución industrial una “tundosa”, que estaba en Sandamías (parroquia de Abanceña) y era propiedad de Manuel Martínez. Esta era una máquina hidráulica que se empleaba en la industria lanera y cuya existencia en nuestro concejo desconocíamos completamente. Se usaba en el proceso de terminación de las telas de lana y su objeto era dejar completamente lisa la superficie de la tela, eliminando los pelos y nudos sueltos provenientes del proceso de hilado y de tejido en el telar. La máquina consiste en una serie de cuchillas que cortan el pelo de las telas de tres maneras: al ras de la superficie, dejando una cierta altura (para emparejar el pelo) o a distintas alturas para generar un dibujo. En general, con una misma máquina se puede realizar cualquiera de las tres modalidades regulando las posiciones de las cuchillas de corte. La tela entra siempre abierta al ancho y el corte de los hilos se realiza con una cuchilla fija y otra cuchilla helicoidal, que actúan a modo de tijera.

En 1900 aparece la fábrica de electricidad, “fuerza 44’45 kw hora”, de Cosmen, Arango y Suárez, que estaba en Arayón, junto a la villa de Cangas del Narcea, y en 1903 se anota una “fábrica de cerveza”, propiedad de Rafael Fernández, y la instalación fabril de la empresa “Bosna Asturiana” en el monte de Muniellos, integrada por una fábrica de electricidad y un aserradero con “máquina de machihembrar”, “sierra de cinta” y “tres sierras circulares”.

En cuanto a minas de carbón, hay datos de 1901 y 1902. En el primer año había cuatro concesiones, aunque no sabemos si en esa fecha se explotaba alguna. Las de 1902 eran la siguientes:

Mina Encarnación Víctor Fernández Carbajal Gijón
Mina Manuela Víctor Fernández Carbajal Gijón
Mina La Esperanza Víctor Barreaux París
Mina Antigua Sociedad Hullera Española Gijón
Mina Deseada Severiano Peláez Riego Cangas de Tineo

 

En la documentación mencionada tenemos que destacar la presencia del “Padrón de cédulas personales de 1890-1891”, que es una clase de documento del que no se conserva ningún ejemplo en nuestro archivo municipal. En este padrón se relacionan todas las personas que estaban obligadas a obtener esta cédula que era imprescindible para la realización de transacciones económicas, actos administrativos, etc. La cédula personal comenzó a expedirse en 1854 y es el antecedente del actual documento nacional de identidad, que es de 1944; ahora bien, “la cédula personal no fue concebida como un documento de identificación sino como un comprobante personal de haber pagado un determinado impuesto directo, fijado por niveles de renta y que —eventualmente— podía o debía utilizarse como documento identificador”. Era un impuesto-documento.

El padrón esta formado por más de diez mil personas. La primera es José López Miranda, vecino de la calle Mayor, 40 años de edad, casado, confitero, clase de cédula 9, importe 2,50 pesetas, y la última es Josefa Garrido, vecina de Ciella [parroquia de Agüera del Coutu], 44 años, casada, clase de cédula 11, importe 50 céntimos.

En el concejo de Cangas del Narcea se pagaban cinco clases de cédulas según el nivel de ingresos. En 1890 había seis personas que pagaban la 7ª clase (10 pts.); veinte pagaban la 8ª clase (5 pts.); a 1.510 personas les correspondía la 9ª clase (2,50 pts.); 840 eran de la 10ª clase (1 pts.) y 7.629 eran de la 11ª clase (50 cénts.). En total eran 10.005 los cangueses obligados a sacar la cédula personal.

Por último, este conjunto documental se completa con documentación de otros concejos limítrofes, que pertenecían a la Administración Subalterna de Hacienda de Cangas de Tineo, y otros más lejanos, que están aquí porque el recaudador de contribuciones era natural de Cangas.

A la vista de estos documentos, “El Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País” animó a Manuel Gurdiel Sierra a hacer una donación al Archivo Municipal de Cangas del Narcea, a lo que él accedió con la condición de que “El Tous pa Tous” hiciese todas las gestiones con el Ayuntamiento. Lamentablemente, Manuel falleció en octubre del año pasado y no pudo realizar esta entrega. Ahora, sus dos hijas y herederas: Benigna Kopp-Gurdiel y Elisa Gurdiel Wedel, quieren efectuar la donación al Archivo Municipal de Cangas del Narcea para su conservación y consulta pública. El ofrecimiento al Ayuntamiento se ha presentado por escrito el pasado 22 de diciembre de 2015.

“El Tous pa Tous” ya ha trasladado la documentación de Madrid a Cangas del Narcea y la ha clasificado sumariamente para su entrega. La documentación ocupa cuatro cajas de archivo y es la siguiente:

  • Reparto de la Contribución Territorial (riqueza rústica y riqueza urbana) e Industrial de Cangas de Tineo de los años económicos: 1887-1888, 1888-1889 (Cangas de Tineo, Degaña, Leitariegos e Ibias), 1889-1890, 1890-1891, 1897-1898, 1898-1899, 1899-1900, 1900, 1901, 1902 y 1903.
  • Padrón de Cédulas Personales de Cangas de Tineo para el año económico de 1890-1891.Contribución Urbana de Leitariegos de los años 1899-1900, 1901 y 1903.
  • Contribución Territorial (rústica y urbana) de Degaña, 1902.
  • Contribución Territorial (rústica y urbana) e Industrial de Ibias de los años 1897-1898, 1898-1899, 1899-1900, 1900, 1901 y 1902.
  • Documentación de la Administración Subalterna de Hacienda de Pravia, 1890.
  • Documentación de la Administración Subalterna de Hacienda de Laredo (Santander). Cuenta de caudales de los años 1890 y 1891.

    DESCARGAS (tres ejemplos de Contribución Industrial de Cangas):

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Discurso del IX Conde de Toreno en la ceremonia de distinción como Grande de España en 1899

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Retrato del aristócrata y politico español José María Queipo de Llano (1786-1843), VII conde de Toreno, Grande de España y Presidente del Consejo de Ministros de España. Museo del Prado.

Hace ya mucho tiempo que los títulos nobiliarios no suponen ningún privilegio en España. Su valor reside en saber que uno ha sido reconocido con una de las mayores distinciones que puede otorgar el Rey y que, en la mayoría de los casos, ese honor se extenderá a toda su descendencia hasta que se extinga. El último de los privilegios fue abolido por el rey emérito Juan Carlos I en 1984 y permitía a los Grandes de España —que es la máxima dignidad en la nobleza española— obtener el pasaporte diplomático.

En tiempos de Alfonso XIII, los Grandes de España incluso podían formar parte del Senado. Otros privilegios permitían a los caballeros cubrirse en presencia del Rey y a las damas, tomar asiento. En la actualidad, la única distinción que conlleva un título nobiliario es recibir el tratamiento de excelencia, en el caso de los Grandes de España, y de ilustrísima, en los demás títulos.

El título nobiliario del condado de Toreno comenzó a otorgarse por el rey Felipe IV en 1657. El monarca reconoció al asturiano Álvaro Queipo de Llano y Valdés (Cangas de Tineo, 1599 – Málaga 1662) como señor de la villa leonesa de Toreno y de sus alrededores, y de este modo comenzó la saga hereditaria de los Queipo de Llano. Don Álvaro, era también alférez mayor del Principado de Asturias y de la villa de Cangas de Tineo (hoy Cangas del Narcea), donde poseía el solar de su linaje. Pero, fue el séptimo conde de Toreno, José María Queipo de Llano y Ruiz de Saravia (Oviedo, 1786 – París, 1843), quien llevó el título hasta el máximo exponente nobiliario dentro del país: la «Grandeza de España», en 1838.

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D. Alvaro Queipo de Llano Fernández de Córdoba y Gayoso (Madrid, 1864-1938), IX conde de Toreno, 1899

En 1899, el nieto de éste último, D. Alvaro Queipo de Llano Fernández de Córdoba y Gayoso (Madrid, 1864-1938), noveno conde de Toreno, que desde el año de 1890 llevaba ese título, recibió la distinción de «Grande de España» en una ceremonia ante la reina María Cristina, regente de España en nombre de su hijo menor de edad Alfonso XIII.

Era costumbre en el rito de cubrirse ante S.M. que los Grandes de España leyeran un discurso en el que resumían los servicios prestados a la patria y al trono por sus antepasados.

Este es el discurso leído entonces por el noveno conde de Toreno:

«Señora: Al tener el honor de cubrirme ante V.M. y manifestar mi profundo agradecimiento por tan alta distinción, cúmpleme señalar brevemente el origen y antigüedad de mi casa y los servicios prestados en diversos tiempos por mis antecesores.

La casa de los Queipo, a la que pertenezco, tiene desde tiempo muy remoto su solar en la villa de Cangas de Tineo, del Principado de Asturias, y ha sido ilustrada en todas épocas por hombres eminentes, en lo religioso, en lo político o en lo militar, debiendo hacer especial mención de D. Suero Queipo de Llano, heroico defensor de la citada villa de Cangas contra el Conde de Luna (1461); D. Fernando, Obispo de Teruel y de León, presidente del Consejo Supremo de Castilla y Arzobispo de Granada, y Don Álvaro, a quién por sus extraordinarios méritos concedió S.M. el Rey Felipe IV el título de Conde de Toreno (1657).

Muy largo sería enumerar los hechos en que mis antepasados tomaron una parte activa e importante; pero no dejaré de citar a mi ilustre abuelo D. José María, que siendo aún muy joven, fue comisionado por la Junta General del Principado de Asturias para ir a Inglaterra, con el objeto de demandar auxilios y estudiar las bases de una alianza contra los invasores ejércitos de Napoleón; diputado después en la Cortes de Cádiz, ministro de Hacienda y Estado, presidente del Consejo de Ministros, embajador en París y autor de la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, que mereció por su gran talento e indudables servicios, que S.M. la Reina Gobernadora le confiriese la Grandeza de España de primera clase (1838).

Nada he de decir del último conde de Toreno, mi antecesor, porque seguramente está en la memoria de todos el recuerdo de sus grandes cualidades y de los excepcionales servicios que prestó desde los más altos puestos, a las instituciones y a su país.

Hechas estas manifestaciones, sólo me resta afirmar una vez más, en este momento, el decidido propósito de que mi lealtad al Trono de V.M. y de vuestro augusto hijo el Rey D. Alfonso XIII, supere, si fuese posible, a la que siempre tuvieron a sus Reyes mis antecesores.»


Los Vinos de Cangas y Candamo en 1884; Respuestas a un interrogatorio sobre el vino en España realizado por el Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio

Vendimia en Las Barzaniel.las (parroquia de L.lumés / Limés) en 1963, en las que aparecen muchas vendimiadoras con sus cestos y unos pocos hombres que eran los carreixones que cargaban los goxos llenos de uva. Colección Antonio Menéndez.

Desde mediados del siglo XIX el Ministerio de Fomento, del que dependía la política agrícola española, tenía entres sus objetivos recabar información sobre el estado de la agricultura y en especial sobre el ramo del vino, que era la principal fuente de riqueza del país. Para este cometido se organizó en Madrid en 1857 la Exposición General de Agricultura y en 1877 la Exposición Vinícola Nacional. A las dos exposiciones acudió una representación de los vinos de Cangas y de ello informaremos en otra noticia del Tous pa Tous.

En los años setenta y comienzos de los ochenta del siglo XIX, la industria del vino española estaba en expansión gracias a la desgracia de los vinicultores franceses, que casi habían paralizado la elaboración de vino debido a la destrucción de su viñedo por la filoxera, que procedente de los Estados Unidos de América se detectó por primera vez en Francia en 1863. Esta circunstancia se invertiría hacia 1885, al extenderse la filoxera en España (donde se confirmó su presencia en 1878) y comenzar el viñedo francés a producir, una vez superada la crisis.

Difusión de la Filoxera en el noroeste peninsular: 1872-1909. Fuente: Cuad. de Geogr. ● 77 ● 101 – 136 ● València 2005

En 1884 el Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio, previendo los cambios que se avecinaban en el mercado del vino europeo, constituyó una “Comisión encargada de formular el programa para la información que ha de abrirse con el fin de estudiar los medios de facilitar la exportación de nuestros vinos”. Con tal fin se envió a Ayuntamientos, productores y comerciantes un interrogatorio con numerosas preguntas agrupadas en tres apartados: estadística, comercial y técnica. Se trataba de recabar noticias sobre la producción de vino, clases, superficie del viñedo, productividad, características del vino, precios, marcas, mercado del vino, exportación, fabricación de licores, etc. Las respuestas a este interrogatorio se conservan en el Archivo del Ministerio de Agricultura, en Madrid, y son una valiosa fuente de información para conocer el estado en que se encontraba la industria del vino en 1884.

Tratamiento de una viña con sulfuro de carbono mezclado con agua mediante una bomba a presión de tipo manual (Año 1895). Fuente: Cuad. de Geogr. ● 77 ● 101 – 136 ● València 2005

En Asturias solo respondieron a este interrogatorio dos ayuntamientos: Cangas del Narcea y Candamo, cuyas respuestas publicamos aquí. En su transcripción tenemos que agradecer la colaboración de Carolina Pelaz, del Museo del Vino de Cangas.

Las respuestas enviadas desde Cangas las firma Salvador Martínez (Cangas del Narcea, 1830 – 1889), que figura como alcalde, pero que en realidad era primer teniente alcalde, y que sí será alcalde entre 1887 y hasta su fallecimiento el 2 de diciembre de 1889. Salvador Martínez Valle era propietario de viñas y viticultor. Recomendamos su atenta lectura, porque ofrece una importante información para conocer el estado del viñedo y la producción del vino en Cangas del Narcea en 1884, antes de la llegada de la filoxera en 1894. En aquella fecha el problema era la plaga de oidium, que procedente también de América había dañado considerablemente el viñedo de Candamo y el de Cangas, y que se combatía desde hacia pocos años con azufre.

El interrogatorio se enviaba acompañado con la siguiente carta:

Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio

Dictamen de la Comisión encargada de formular el programa para la información que ha de abrirse con el fin de estudiar los medios de facilitar la exportación de nuestros vinos.

La Comisión que suscribe, nombrada con fecha 21 de abril próximo pasado para formular el programa de la información que ha de abrirse con objeto de estudiar los medios de facilitar la exportación de nuestros vinos, ha examinado con el interés que requiere asunto de tal importancia, y divide la información en tres partes: Estadística, Comercial y Técnica.

Las estadísticas de nuestra producción vinícola no han llegado a hacerse con la detención que requiere la primera riqueza de nuestra Península, y sólo se han podido reunir datos y noticias semioficiales y particulares que acusan tal diferencia como la que encontramos entre los 33 millones de hectolitros que se calculan en 1858, y los 30 millones de 1877. Pero de todos modos, de cualquiera de estos datos que partamos, está en el ánimo de todos que la plantación de vides y producción de vinos ha aumentado desde aquella fecha y va aumentando cada año más.

Cubierto el consumo interior, tenemos un excedente de producción que dedicamos a la exportación, a la fabricación de alcoholes y vinagres y a la cría de vinos añejos; pero de todo ello nada debe llamar más la atención, ni merece mayor estudio, que lo que se refiere al comercio con el exterior.

En el año 1850 salieron de España 621.000 hectolitros, aumentando, con poca discontinuación, hasta el año 1873, que exportamos 2.643.000 hectolitros; de aquí fue bajando hasta el año 1876, como para tomar fuerza para una prodigiosa y progresiva subida, alcanzando en 1882 la cifra de 7.671.000 hectolitros, valorados en 333.200.000 pesetas; pero ya en 1883 empieza a descender en 106.720 hectolitros, valorados en 7.258.414 pesetas.

En este ramo de exportación, España necesita sumar, no restar, y la baja sufrida en 1883, unido a la gran cantidad de viñedos que se están plantando en España, a que la plaga filoxérica disminuye en Francia y la producción de vinos aumenta, a que nuestra rival Italia está haciendo esfuerzos privados y aun oficiales para conseguir mayor exportación, y a que Portugal en el año último ha aumentado la venta de sus vino en Inglaterra, disminuyendo la nuestra de los de Jerez, ha alarmado justamente a los vinicultores españoles, y temen, con sobrada razón, que si no salimos de nuestro letargo y emprendemos una campaña pronta y eficaz, vamos a lamentar serios males en la riqueza general de España.

Pero el Consejo Superior de Agricultura, Industria y Comercio, que no perdona ninguno de los medios que están a su alcance para colocar a España a la cabeza del proceso agrícola, no puede mostrarse indiferente en la lucha entablada entre los productores vinícolas de distintas naciones, y se propone ayudar a los nuestros en la empresa, que no le arredra, de procurar y utilizar los medios de mejorar la producción de vinos españoles y aumentar su exportación.

Para ello es preciso recurrir a las Corporaciones, a los productores y a los comerciantes de distintas provincias de España en demanda de ayuda, y pidiéndoles noticias, datos, estudios y deducciones que le guíen acertadamente en el penoso trabajo que emprende, porque el gran peligro nos amenaza de cerca.

Tengan confianza nuestros vinicultores, que las noticias que hoy se piden han de ser exclusivamente para el estudio práctico que el Consejo se propone llevar a cabo, a fin de que la exportación de vinos españoles no decaiga, aumentándola cuanto podamos, y que no demos lugar a que otras naciones, que no cuentan con los recursos de la nuestra, nos avancen en la carrera emprendida, establezcan su comercio, acostumbren aquellos paladares a sus vinos y que los nuestros se vean desatendidos.

En esta lucha, afortunadamente, hoy vamos delante; pero no debemos reposar, porque nuestros rivales son poderosos y ponen toda su fuerza para adelantarse a nosotros; por lo tanto, esta Comisión, haciéndose eco del unánime interés que tiene el Consejo, se propone no descansar, acudiendo con igual empeño al Gobierno, a los comerciantes y a los vinicultores para que, juntos todos, redoblemos nuestros esfuerzos, a fin de dar a nuestros vinos las condiciones que exigen los mercados consumidores, aumentar la exportación a los mercados abiertos y buscar otros nuevos adonde colocar el sobrante de nuestra producción.

Este pensamiento, que hoy con tanto interés acoge el Consejo, será mañana, con constancia y trabajo, una realidad que ha de convertirse en riqueza para el país y de prosperidad para la patria.

Resta tan sólo presentar el interrogatorio que han de informar las Corporaciones competentes, dejando, para cuando se reúnan estos datos, el presentar al Consejo los problemas que se han de discutir en el Congreso de Vinicultores.

El Consejo, con mayor ilustración, acordará lo más acertado.

Madrid, 1.º de mayo de 1884.
Acisclo Miranda.- Adolfo Bayo.- R.T. Muñoz de Luna.-
Juan Maisonnave.- Enrique Serrano Fatigati.

Aprobado en sesión de Consejo pleno, el día 19 de mayo de 1884.


icon Respuestas al interrogatorio sobre el Vino de Cangas en 1884 (126.51 kB)


icon Respuestas al interrogatorio sobre el Vino de Candamo en 1884 (3.57 MB)


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Álbum de Homenaje a Marcelino Peláez en 1931

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Detalle de la placa que va en la cubierta del álbum

En 9 de julio de 1930, el Ayuntamiento de Cangas del Narcea, presidido por Joaquín Rodríguez-Arango, acordó ofrecer a Marcelino Peláez Barreiro (Ounón, 1869 – Mar del Plata, Argentina, 1953) un álbum como expresión de agradecimiento de todo el concejo por su colaboración en la construcción de casas-escuela, pues “desde hace varios años viene concediendo un donativo de 1.000 pesetas para cada casa-escuela que se construya en este concejo y que levantó a sus expensas un buen edificio escolar en Onón, pueblo de su nacimiento”.

Con tal fin, el ayuntamiento abrió una suscripción popular. Los donativos podían entregarse en las confiterías de Milagros Rodríguez y Joaquín López Manso, y en los comercios de Vicente Oliveros, Evaristo Morodo, y Morodo y López. Se recaudaron 600 pesetas. La relación de donantes puede verse en los números 27 a 35 de la revista La Maniega de 1930 y 1931. Fueron muy numerosas las donaciones de maestros y padres de alumnos de los pueblos favorecidos por la generosidad de Marcelino Peláez: Cangas del Narcea, Cibuyo, La Regla, Pousada de Rengos, San Pedro de Arbas, Villacibrán, Carballo, Villategil, Gedrez, Santa Marina, Carballéu, Pousada de Besullo, Las Montañas, Bimeda, Biescas, Acio y Caldevilla, Sillaso, Mieldes, Leitariegos, Naviego, Porley, Vallado, Valleciello, San Pedro Coliema, etc.

El álbum fue obra de Tomás F. Bataller (Madrid, 1891-Oviedo, 1962), artista especializado en dibujar diplomas, títulos y esta clase de álbumes honoríficos. En las primeras páginas aparece el retrato de Marcelino Peláez y dibujos de su casa natal y la escuela de Ounón, así como de una vista de la iglesia de Cangas del Narcea y el palacio de Omaña desde el río. A continuación aparecen las firmas del alcalde (Mario de Llano) y los concejales de la corporación el 14 de abril de 1931, de los miembros de la comisión que se encargó de la suscripción popular y de los maestros de las escuelas que él ayudó a construir y de algunos niños de cada escuela.

El álbum lo conservan sus descendientes en Cangas del Narcea.

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Un sereno de vanguardia en 1930

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Manuel Fernández, de Cangas del Narcea, sereno de Madrid que prestaba sus servicios en bicicleta

De manera que ¿es usted el Ramón Gómez de la Serna de la vigilancia nocturna?—le pregunto al sereno que presta sus servicios en la calle de Castelló, en el trozo comprendido entre Goya y Hermosilla.

—¿Cómo ha dicho usted?—me pregunta a su vez el aludido, que añade— Hablemos de buena fe si es que le parece.
El hijo de Cangas—porque es de un pueblecito situado cerca de Cangas de Tineo—no ha entendido mi intención o no ha querido entenderla.
Hombre original, de vanguardia y superrealista, es un poco desconfiado como todos los genios y cree yo no sé qué cosas respecto a mí y a mis intenciones.
Y yo lo admiro sinceramente. El hecho de emplear una bicicleta para prestar su servicio es de una novedad extraordinaria.
—¡El chuzo! ¡No sea usted atrasado!—me responde—. Eso casi pertenece a otra generación. ¿Para qué quiere el chuzo el hombre que desempeña su cargo en bicicleta y pronto lo desempeñará en aeroplano, cuando todas las casas sean rascacielos y le llame a uno cualquier vecino desde un vigésimo piso, pongo por caso? Estaría bonito que uno fuese a perder el tiempo y hacérselo perder a la parroquia. ¿Sabe usted inglés?
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Manuel Fernández, en su domicilio de Madrid cuidando de su bicicleta

—Yo no. ¿Y usted?—le respondo un poco aterrado. —Yo tampoco; pero lo sabré.

—¿Por qué me pregunta usted que si sé inglés? —Porque me han dicho que hay un refrán, que traducido al español quiere decir que el tiempo es algo así como cuproníquel.
—Sí, señor. Exacto.
—A ese refrán responde la idea que he tenido de utilizar la bicicleta para mi trabajo. ¡Y quién sabe si pronto tendré que recurrir al automóvil!
Es un orientador—pienso y se lo digo á Alfonsito que en aquel momento pensaba lo mismo.
—Hay que renovarse—prosigue diciéndome el sereno de vanguardia, que no sé si será lector de La Gaceta Literaria y por consiguiente admirador de los escritores que creen que hay que cambiar todo lo existente… hasta el sentido común—. Hay que renovarse no con palabras sino con hechos. ¿Cree usted que está bien que un sereno haga esperar a sus parroquianos? Tan rápida como su llamada debe ser su presencia en el sitio adonde se le requiere. Y no digamos nada cuando hay que avisar al médico, o hay que ir a la farmacia o prestar alguno de los servicios urgentes para los que nos llaman. ¿Comprende usted?
—Sí, señor.
— ¿Va usted viendo las ventajas que se obtienen con el empleo de la bicicleta para la vigilancia nocturna y para el desempeño de nuestra dificilísima y a veces salvadora misión? ¡En cuántas ocasiones la rapidez con que acude uno al lugar donde se le manda, evita una desgracia irreparable, y en cuántas ocasiones ha sido mi bicicleta—esta bicicleta que cuido como a mí mismo—la providencia de muchos de mis vecinosl
—Tiene usted razón—respondo, completamente convencido, y pregunto:
—¿Cómo se llama usted?
—Manuel Fernández.
¿Es usted irlandés? Lo digo por el apellido.
—¡Ji, ji, ji! Aunque, hablando en serio, le digo que ojalá fuera yo de uno de esos países extraños.
—¿SÍ?
—Como se lo estoy afirmando.
—No le entiendo.
—¿No ha oído usted nunca hablar del Polo Norte?
—Muchas veces.
—¿Y no sabe usted que allí, en el Polo Norte, cada noche dura seis meses?
—Eso dicen los que lo han visto.

—Pues figúrese usted la suerte que tiene el que sea sereno en el Polo. ¡Una noche de seis meses! ¡Y abriendo las puertas! Para hacerse millonario en poco menos de un año.


Publicado en la revista semanal madrileña CRÓNICA, 2 de febrero de 1930.


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Una villa que cambia de nombre

Luis Bello en la revista ‘Nuevo Mundo’, mayo de 1928

Luis Bello Trompeta fue un escritor, periodista y pedagogo español que nació en Alba de Tormes (Salamanca) el día 6 de diciembre de 1872 y falleció en Madrid el 6 de noviembre de 1935. Algunos historiadores consideran a Luis Bello como uno de los integrantes de la generación del 98. Otros lo consideran heredero de Costa y de Giner de los Ríos. También mantiene indudables y sólidas vinculaciones con la generación del 14 (Ortega y Gasset, Azaña, Ciges Aparicio, etc., no en vano Luis Bello aparece entre los firmantes del manifiesto o programa de la Liga de Educación Política). Defendía una instrucción pública, con maestros bien formados y abiertos a la escuela moderna, algo que aún no era frecuente. Intervino en la política de su tiempo, siendo diputado entre 1916 y 1917 y después en las primeras Cortes republicanas (1931-1933). Desde este posicionamiento, entre 1922 y 1929, recorrió las escuelas de varias ciudades y pueblos españoles, llevando a las páginas de El Sol unos artículos que conformaron cuatro volúmenes, editados por Magisterio Español, bajo el título Viaje por las escuelas de España, siendo el primer tomo el que recoge sus impresiones acerca de la Asturias de aquel entonces.

No fue este viaje por las escuelas de Asturias su primer contacto con el Principado. Luis Bello ya había hecho estudios primarios durante algún tiempo en una escuela de Luarca —recuerda solamente «una habitación oscura que olía a vacas y a paja húmeda, y en la puerta, una doble fila de zuecos que dejábamos al entrar».

Los artículos que integran el citado primer tomo fueron publicados en el diario El Sol durante el año 1922 y su éxito le llevó en 1926 a recoger estas crónicas en un primer volumen dividido en cuatro viajes correspondientes a otras tantas zonas geográficas visitadas: alrededores de Madrid, la Sierra madrileña, Castilla y León y Asturias.

El viaje por Asturias es el cuarto itinerario. El paisaje de la montaña astur-leonesa del Puerto de Leitariegos se hace casi solemne y el concejo de Cangas de Tineo ocupa buena parte de su viaje. En su relato hace referencia a la feria de los maestros babianos en Cangas de Tineo, destaca la obra de los indianos y hace alusión a mecenas y fundadores de escuelas en nuestro concejo. Por su interés, todo ello será desarrollado más adelante en esta página web del Tous pa Tous.

Lo que nos ocupa en este artículo es otro legado que Luis Bello nos dejó publicado en las páginas del semanario Nuevo Mundo, una de las revistas ilustradas más importantes de España en el primer tercio del siglo XX. En ella colaboraban autores de la talla de Miguel de Unamuno, José Sánchez Rojas, Ramiro de Maeztu, Emilio Bobadilla o Mariano de Cavia. En el número 1.743 de 17 de junio de 1927 y bajo el antetítulo «Paisajes del norte» se publicaba la siguiente crónica periodística sobre el cambio de nombre de nuestro villa y concejo. Las imágenes que publicamos son las mismas que aparecen en la publicación original.


Una villa que cambia de nombre

Cangas de Tineo – Cangas del Narcea

Una vista general de Cangas de Tineo

En nuestros tiempos, de conformidad y aceptación, querer cambiar ya es algo. Cangas de Tineo, por lo menos, quiere cambiar de nombre. Parece que se originan confusiones de toda especie, sobre todo en los servicios postales, entre Tineo y Cangas de Tineo. Para nosotros siempre será la misma, llámese Cangas de Tineo o Cangas del Narcea. Su valle será uno de los más bellos de Asturias, y la vida entre sus verdes montañas una de las más plácidas que puede llevar un europeo de 1926. Quizá llueva un poco más de lo conveniente; quizá exagere algo la fecundidad de la madre Tierra que llena de verdín—según algunos viajeros—hasta, el pan en el mantel y las sábanas en el lecho. Pero Cangas, agreste y civilizada, tiene una sencillez y una ingenuidad montañesa, cuyo atractivo está no sólo en las cualidades del paisaje, tan colorido y tan pintoresco, sino en la sociabilidad y trato amable del paisanaje. El humorismo astur, que empieza en las Brañas, hasta llegar a su Universidad, que es Oviedo, sirve para no hacer monótona y excesivamente blanda y dulce la vida local.

Cangas no quiere ser confundida con Tineo. Seguramente hay algo más que una razón de utilidad práctica para carteros, factores y consignatarios. Es que se siente fuerte y le parece que en cierto modo, por llamarse como se llama, está todavía dentro de la protección y potestad de la villa vecina. Los dos pueblos han seguido trayectoria distinta; Tineo contaba, hace cerca de un siglo, cuando tomaba sus datos D. Pascual Madoz, 1.252 almas. Hoy no llega a 1.700 habitantes, con Canoriego, Llaneza y Mañores. Cangas tenía 1.050 almas en la misma fecha, y hoy pasa de tres mil. Tiene algún derecho a sentirse independiente, aunque sea en cuestión tan nimia como esta cuestión de puro nombre.

Los escritores locales han empezado a tratar el tema y es de suponer que lo agotarán, apelando, en primer término, a la Historia, y en segundo a la Estadística. Yo he leído en La Voz de Asturias un trabajo de D. Claudio Zardaín, escrito desde Salamanca, explicando por qué lleva ese nombre Cangas de Tineo. En la explicación va ya implícita una toma de posiciones favorable a Tineo. Si Cangas se llama así, por algo será, y el Sr. Zardaín da las razones históricas. Pero, además, se trata de suprimir el Juzgado de Primera Instancia, y este no es para Tineo un golpe en el amor propio, sino en sus intereses; por lo cual está bien que se defienda. «Tineo no ha desmerecido nunca ni en su concepto ni en su territorio». Si su población no ha crecido es porque conserva apego a las tradiciones y no ha variado los fundamentos de su vida campestre. Tineo no se ha visto invadida por las industrias que descaracterizan a tantas villas asturianas. No es la «Aldea perdida».

Como estos debates históricos tienen siempre para todo español un interés familiar, no seré yo quien los eche a un lado diciendo que sólo nos importan el presente y el porvenir, Cangas se llamaba antes Cangas de Sierra. «A mediados del siglo XIII — 1255 —, el Rey Alfonso el Sabio hizo merced a los pobladores de la su villa de Cangas de Sierra…» Nunca fué llamada de Tineo en documentos de ese siglo. Pero ya en el siguiente descubren los eruditos asturianos Arbás y el padre Carballo, consultados por Zardaín, la preponderancia de Tineo, centro militar—castro romano, seguramente—, castillo y ciudadela. Castillo conservado por los Reyes, «en premio a la fidelidad de los tinentenses a la Monar- quía cuando la rebelión del conde de Gijón». Tineo ganó terreno con la grandeza de Diego García de Tineo, «poderoso caballero del siglo XIV, casado en primer matrimonio con una hija del Adelantado Pedro Suárez de Quiñones, señor de Cangas y Tineo». Aquí empieza su valimiento y su preponderancia en la región; y agrega Zardaín que la capital hubo de ser Tineo y que algo significa la partícula «de», llamándose Cangas de Tineo en el sentido gramatical de la preposición «de», que denota posesión o pertenencia.

Los argumentos históricos son fuertes, y todavía los refuerza el escritor asturiano con otros fundados en la Heráldica. «En las armas de Tineo y Cangas—llamados concejos partidos—correspondía medio león hacia la cabeza a Tineo y la mitad inferior a Cangas». Y Vigil, historiando el señorío de los Armillan, da a Cangas «un león rampante de azur en campo de plata y a Tineo un león de oro en campo de gules». Todo ello tiene bastante solidez y convence al profano.

Pero Cangas no quiere atenerse a las leyes de D. Pedro Suárez de Quiñones ni aceptar el segundo puesto por razón tan poco seria como el matrimonio de Diego García de Tineo. Escudos y blasones andan ya por toda España deslucidos. Y en suma, no se trata sino de que cada cual viva tranquilamente y con las mayores facilidades posibles. Llámese cada uno como le convenga, sin suplantación de personalidad. Tineo es en la historia San Pedro de Tineo, y ha preferido abreviar el nombre. Cangas, para evitar confusiones, prefiere ser Cangas del Narcea. Y este nombre sí que está bien elegido. El Narcea es su río patrimonial desde que baja de los riscos de Arbas. Bajo el hermoso puente de Ambasaguas, de traza tan característica, se unen al Narcea las del Naviego; pero el primero es quien domina y da nombre a la corriente común hasta desembocar en el Cantábrico más allá de Pravia. La evocación del río en el nombre de la villa es una idea feliz porque las cosas valen más cuando se definen mejor y no es indiferente el nombre —como sabrán los clásicos—a la suerte de los pueblos y de las personas. Cada confirmación de las ciudades históricas obedece a una inquietud o a un propósito respetable. Cuando desechó Oslo un nombre que consideraba extranjero para volver a su tradición genuina, obedecía a un sentimiento actual de nacionalismo. A San Petersburgo lo hemos visto cambiar con dos evoluciones que no sabemos si habrán encontrado ya la forma definitiva. Bien puede permitirse Cangas una variante en el apellido. Y, sobre todo, bien puede hacerlo si con ello logra atraer la atención de cuantos no conocen uno de los rincones más hermosos y menos visitados de España.

Luis BELLO

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Una “Descripción histórico-geográfica de la parroquia de Cibea (Cangas del Narcea)” de 1817

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Escudo de la Casa de Miramontes, en Cibea. Aparecen las armas de las casas de Miramontes, Sierra, Menéndez y Valdés

El autor de esta “Descripción histórico-geográfica de la parroquia de Cibea” es José Alfonso Argüelles (Cangas del Narcea, 1760-1827), señor de la casa y torre de Miramontes situada en esta parroquia del concejo de Cangas del Narcea, y al que se le conocía como José Miramontes o simplemente como Miramontes. En el padrón de Cangas de 1815, que se conserva en el archivo municipal, aparece como “hijosdalgo notorios de casa y solar conocido y armas pintar”.

Los Miramontes eran un linaje cangués menor, cuyos mayorazgos y mayorazgas supieron casarse bien. Gracias a estos matrimonios emparentaron con familias poderosas y aumentaron sus posesiones tanto dentro como fuera del concejo. Tenían propiedades en Cibea, el Partido de Sierra y la villa de Cangas (eran propietarios de la “deseada tierra y viña de Pelayo”); en el concejo de Valdés, donde eran dueños de la casa de Canero, y en Laciana (León) y Valdeorras (Ourense). Tenían el privilegio, desde tiempos inmemoriales, de vender ellos solos el vino en la parroquia de Cibea; nadie podía vender vino “mientras los poseedores de la Casa de Miramontes tengan taberna abierta de vino de su propia cosecha, con tal que este sea bueno”. Esto les reportaba un gran beneficio porque por esta parroquia pasaban los dos caminos que comunicaban con el puerto de Leitariegos; a finales del siglo XVIII además de tener una taberna en el valle de Cibea tenían una “barraca de sebe en el sitio del Campón del Fresno de la Vega de Vallado” para vender vino. Este privilegio fue motivo de varios pleitos con vecinos de la parroquia desde el siglo XVII.

José Alfonso Argüelles era hijo de José Alfonso Pertierra (1721-1794) y María Antonia Argüelles Uría (1718-¿?), natural de Ribadesella e hija de Petronila Uría Valdés, de la Casa de Santa Eulalia de Cueiras (Cangas del Narcea); era primo carnal del famoso liberal Agustín Argüelles (1776-1844). Tuvo cinco hermanas. En 1784, a la edad de 24 años, se casó con Xaviera Quiroga y Nava, de la Casa de Villoria del Barco de Valdeorras (Ourense), y tuvieron tres hijos: José Javier, nacido en 1786; Bernardo, en  1788 y Diego, en 1790. Su mujer murió en 1791.

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Retrato de Ignacio Merás, cuñado del autor, publicado en sus ‘Obras poéticas’, Madrid, 1797.

Era un hombre aficionado a la historia, la geografía, la etimología y la genealogía. Tenía una pequeña biblioteca y pedía libros sobre estas materias a un agente de negocios en Madrid. También le recomendaba libros su cuñado Ignacio Merás Queipo de Llano (1738-1811), que residía en Madrid, donde ejercía de ayuda de cámara del rey, y era escritor y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia desde 1796. Estaba suscrito a la Gaceta de Madrid, que era el boletín oficial de la época, y al periódico Mercurio de España, donde se publicaban noticias de actualidad, opiniones y anuncios.

Su familia trataba a Jovellanos. En el diario de este ilustrado se menciona, durante su estancia en Cangas del Narcea en octubre de 1796, a la madre de José Alfonso, a la que llama “la Miramontes”, que ya estaba viuda y que pertenecía a su círculo de amistades. Jovellanos visita la casa y la viña de Miramontes en la villa de Cangas, y el jueves 13 de octubre va a un “convite” en esa casa. José tuvo que conocerlo y es probable que influyese en su interés por la etimología y las antigüedades.

Aunque, nuestro autor tratase a Jovellanos y fuese primo de Agustín Argüelles, sus ideas políticas eran contrarias a las de estos dos, hecho que no impedirá que en 1798 solicite a Madrid un ejemplar del Informe de la Ley Agraria (1795) escrito por el primero y que estimase mucho al segundo. De este modo, mientras que su primo estuvo encarcelado cerca de seis años por Fernando VII y después de 1823 exiliado hasta la muerte de este rey, él será partidario de Fernando VII y la monarquía absolutista, y enemigo de los liberales.

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Casa y torre de Miramontes con su palomar, pajar y panera, en Cibea

Los Miramontes tenían su solar en la parroquia de Cibea, allí estaba la vieja torre del linaje con su capilla y demás dependencias, pero ellos residían habitualmente en la villa de Cangas del Narcea, en la plaza de La Refierta (hoy, Mario Gómez), en una casa que estaba en donde hoy está el comercio de El Médico.

José Alfonso murió en Cangas y fue enterrado en el sepulcro que su familia tenía en la Colegiata, en la capilla de la Virgen del Rosario. Él fue el último de su familia que residió en esta villa. Su primogénito se casó en el Barco de Valdeorras (Ourense) y trasladó su residencia allí, a la Casa de Villoria que heredó de su madre, y en 1872 sus nietos vendieron la casa de Cangas al médico Benito Gómez Álvarez, que derribó la vieja vivienda de los Miramontes y construyó la que existe hoy.

La Descripción de la parroquia de Cibea de 1817

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Primera página del manuscrito de la ‘Descripción de la parroquia de Cibea’

El escrito de José Alfonso es algo caótico. Comienza con cierto orden, describiendo los pueblos más altos de la parroquia (Genestoso y Villar de los Indianos)  y va descendiendo (Llamera, Sonande, etc.) hasta llegar a su casa de Miramontes. En ese recorrido enumera acontecimientos, sucesos, el nombre de los párrocos y de los mayores propietarios de la parroquia, y la historia de algunas familias (como los Llano Flórez; el ascenso de los Fernández Flórez y, por supuesto, la suya). Dedica mucha atención a la etimología de los nombres de los lugares, en especial a Cibea, Cangas y Leitariegos, que después de muchas especulaciones históricas considera que proceden de “zid”, “cargas” y “litereros”, respectivamente. El texto termina describiendo el Santuario del Acebo, en el que los Miramontes tenían el privilegio de poseer dos sepulturas “adentro del vallado de la capilla mayor”.

En la “Descripción” aparecen citadas numerosas personas vinculadas de una u otra manera a la parroquia de Cibea; la mayoría son contemporáneas del autor, que él mismo conoció. Aparecen párrocos, vecinos, propietarios importantes, antepasados suyos y personas relevantes por su habilidad, como el tirador de barra Blas Rodríguez, de Sonande.

Para documentar estos acontecimientos y avalar sus conjeturas emplea las obras de varios historiadores de los siglos XVII y XVIII. Estas citas no son de oídas, sino que parten de la lectura directa de las obras y por eso menciona a veces el tomo o la página de dónde saca la información. Menciona el Compendio de la Historia de España (1759) de Duchesne, traducido del francés por el padre Isla; varios tomos de la España sagrada (1765-1767) de fray Enrique Flórez; la Chrónica de los príncipes de Asturias y Cantabria (1681) del padre Sota; la Vida de san Pablo Apóstol (1644) de Francisco Quevedo y, sobre todo, aparece citado repetidas veces el padre Luis Alfonso de Carballo, “el historiador de Asturias”, y sus Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias (1695). Otras fuentes de información que utiliza son el Diccionario de la lengua castellana de la Real Academia Española para las etimologías y una obra manuscrita titulada “Antigüedades” escrita por “el curioso don Fulano Valentín, preceptor de gramática en esta villa de Cangas”.

La “Descripción de la parroquia de Cibea”, escrita por José Alfonso Argüelles en la villa de Cangas del Narcea en 1816 y 1817, es un testimonio muy valioso. Hay que valorar especialmente que junto a informaciones y opiniones infundadas y erróneas, tenemos la oportunidad de leer a un escritor que nos cuenta cosas de su tiempo y nos ofrece unas noticias de mucho interés que desconocíamos completamente. Además, tiene el merito de la excepcionalidad, porque aunque es probable que escritos como este hayan sido relativamente frecuentes en aquel tiempo, redactados por personas del mismo grupo social que nuestro autor, la gran mayoría han desaparecido como el resto de la documentación que había en las casas de esas personas.



Descripción histórico-geográfica de la parroquia de Cibea (Cangas del Narcea), 1817

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El periódico La Verdad (1903) en la web del Tous pa Tous

Cabecera de ‘La Verdad’, primera época, nº 2, 14 de febrero de 1903.

La Verdad fue un periódico de vida muy corta, como tantos otros en la historia de la prensa canguesa. Nació el 7 de febrero de 1903 y murió en el mes de mayo o junio de ese mismo año. Se tiraba en la Imprenta La Económica, de Oviedo, porque en Cangas del Narcea en aquel tiempo no había imprenta, y se vendía por la calle los sábados, día de mercado. Además, en tan corto periodo de tiempo tuvo dos épocas. En la primera, que duró los meses de febrero y marzo, los editores estaban dados de alta en Cangas del Narcea y en la segunda, tuvieron que matricularse en Oviedo. La razón de esta vida tan corta y azarosa fue la persecución política que sufrió La Verdad por parte del Ayuntamiento de Cangas del Narcea. Lo curioso es que el periódico ponía debajo de la cabecera: “Este semanario no es político”, declaración que no era muy sincera como puede comprobar cualquiera leyendo su contenido.

Lamentablemente no conocemos los dieciséis números que se publicaron de este periódico (ocho en la primera época y otros ocho en la segunda) y solo hemos podido digitalizar nueve, gracias a la colaboración de los socios del «Tous pa Tous» Mario Gómez Marcos y Eladio Regueral Martínez.

Desde la desaparición de El Eco de Occidente en los últimos años del siglo XIX, no había habido otro periódico en Cangas del Narcea. La razón es que no hacía falta porque no había lucha política; desde 1898 todos los grupos apoyaban al mismo diputado a Cortes, el liberal monárquico Félix Suárez-Inclán. Pero en 1903 la situación cambió, volvieron a resurgir las divisiones y los enfrentamientos políticos, y con ellos retornaron los periódicos a la calle: La Verdad en 1903 y El Narcea en 1905.

Los promotores de la primera época de La Verdad fueron José Pallarés Nomdedeu y Manuel Flórez de Uría y Sattar. El primero era comerciante, había sido alcalde entre 1898 y 1902 y participó en la fundación del periódico para luchar contra el nuevo alcalde: Nicolás de Ron Flórez-Valdés; Pallarés volverá a ocupar la alcaldía entre 1904 y 1906. Manuel Flórez de Uría era procurador de los tribunales y apoderado en Cangas del Narcea de la “Bosna Asturiana”, que era la empresa propietaria del monte de Muniellos; profesaba ideas republicanas. En 1903 los dos eran concejales. Sus nombres no figuraban en el periódico, ejerciendo como director nominal Luis González Ballesteros. La persecución que van a sufrir, sobre todo por el teniente alcalde Joaquín Rodríguez Martínez, la relatan en dos artículos publicados el 7 y el 15 de marzo de 1903 con el mismo título: «Brutal atropello».

Cabecera de La Verdad, segunda época, nº 1, 11 de abril de 1903.

La segunda época de La Verdad comienza el 11 de abril de 1903, y en el periódico aparecen como director y jefe de redacción: Manuel Flórez de Uría, y como administrador y redactor: José Mª Díaz López «Penedela». En la portada del primer número cuentan las razones de la publicación y las vicisitudes de la primera época del periódico:

Es ya una verdadera necesidad de toda población de alguna importancia el que en su recinto se publique uno o más periódicos, y Cangas de Tineo, su concejo y su partido judicial no deberían ser de peor condición que cualquiera otra de las villas de España en que ya existen publicaciones de esa clase, que velen por sus intereses y miren por su adelantamiento y progreso.

Por esta razón ya hubo en Cangas de Tineo, y por varias veces, quien arrostrara los trabajos o inconvenientes que supone y trae consigo la fundación de un periódico, aunque sea semanal; pero después de una lucha más o menos larga y de peripecias sin número ni cuento, todos esos generosos intentos y propósitos levantados tuvieron que ceder a la realidad, y esta era que el concejo no leía el periódico o por no saber hacerlo (¡esto sí que es triste!) o por apatía, por la proverbial pereza española. Y los que leían, los intelectuales del concejo (curas y maestros) y de la villa, no se interesaban por su progreso, por su arraigo, porque si el periódico era incoloro no tenía interés; si defendía un ideal político eran sus adversarios los del bando opuesto. Y en estas condiciones, faltos de base, faltos de oxigeno, murió un periódico tras otro periódico y Cangas de Tineo quedó en esta materia a la altura del Riff o del Congo.

Y en estas circunstancias surgió en la mente de dos personalidades de aquel concejo la idea de fundar un periódico que tirado en esta ciudad [de Oviedo], pues allí no hay tipografía ni cosa que lo valga, llegase a Cangas de Tineo los sábados, cuya fecha respectiva llevaría cada número, y ser repartido en dicha villa. Y para llevar a efecto esta idea, teniendo en cuenta que a ninguno de sus progenitores era de interés dar su nombre, bastándoles conseguir el fin lícito y honrado que se proponían, resolvieron ocultarse tras el de un individuo cualquiera que sin responsabilidad ninguna pudiera llevar el nombre del periódico, tan solo el nombre, puesto que ellos se encargaban de redactarlo, pagarlo y responder de su contenido con su firma. Y buscaron este individuo, especie de muestra del periódico y nada más, y a serlo se prestó de buen grado D. Luis G. Ballesteros, persona que por su edad, por su estado, por sus condiciones y posición social venía pintiparado al papel que se le asignaba.

Y con estas condiciones, redactado por don Jose Pallarés Nomdedeu y don Manuel Flórez de Uría apareció un semanario titulado La Verdad en Cangas de Tineo con fecha 7 de Febrero del corriente año. Y se publicó ese primer número, y un segundo, en que colaboraron los dos fundadores; y antes del tercero el Sr. Pallarés se retiró, y siguió solo el Sr. Flórez de Uría; publicó el tercer número, que por su valentía fue multado, denunciado y secuestrado; se dio a luz un cuarto número que duplicó la tirada del semanario; vino un quinto, que también fue denunciado, y un sexto que corrió la misma suerte, y un séptimo y un octavo que pudieron colar, pero este último ya con una tirada de mil ejemplares. ¿Qué tal? No se puede demostrar de manera más cumplida el hambre y sed que puede sentir un pueblo de que en su recinto exista una publicación periodística.

Pero esa serie de multas y el propósito conocido de continuarlas, justificaron la necesidad de matar La Verdad de Cangas de Tineo y así se anunció en su último número, correspondiente al sábado 28 del pasado mes de Marzo.

Vista de Cangas del Narcea desde El Cascarín, hacia 1905. Colección Suárez-Cantón

La Verdad de esta segunda época durará lo mismo que la primera y dos meses después cerraba el periódico definitivamente.

Nueve años más tarde, el mismo Manuel Flórez de Uría contará la historia de La Verdad en un extenso artículo que dedicó a la prensa canguesa y que publicó con el seudónimo de «Juan de Cangas» el 3 de marzo de 1912 en La Justicia, un semanario republicano que se editaba en la villa de Grao. A continuación reproducimos la parte de este artículo que Flórez de Uría dedicó a La Verdad y a su propia persona:

Los hombres de la situación inclanista [partidarios del liberal Félix Suárez Inclán], tras diez años de casi continua dominación y sin oposición seria de conservadores ni republicanos, se habían dividido en fracciones y éstas chocaban entre sí, lo que dio por resultado, con el triunfo de una de ellas, la derrota de la capitaneada por D. José Pallarés y la caída de éste de la alcaldía. Entonces surgió un nuevo periódico: La Verdad.  Este periódico, valiente y mordaz, que no respetó caciques, de los que se burló en todos los números de una tirada creciente cada día, hasta alcanzar la extraordinaria cifra de 1.200 ejemplares, repartidos en el concejo, la nación y en América, donde quiera que había cangueses; y que todo su editorial era obra de un sólo hombre, pues la colaboración era casi nula, por miedo á los caciques, y cuyo hombre fue el concejal republicano D. Manuel Flórez de Uría, que demostró una entereza y suficiencia tales que llegó á ser la pesadilla de sus contrarios, que por todos los medios, algunos bien indignos, trataron de destruir a La Verdad y a su dueño, pues contra éste hasta se intentó el atentado personal, aunque con resultados contraproducentes.

Como en Cangas ya no había imprenta disponible, La Verdad se tiraba en Oviedo y se repartía en Cangas los sábados, día de mercado, y desde los primeros números se le impusieron multas de hasta ciento veinticinco pesetas; se le secuestró tiradas enteras sin llegar los paquetes a manos de su dueño, pues la policía los recogía del coche correo, o se le prohibía la publicación, denunciando el contenido al Juzgado.

Así y todo, cada número, aunque sólo fuese uno ó dos ejemplares, conseguía llegar  a cada pueblo del concejo, y la labor del periódico se iba haciendo.

Para ver de evitar tales tropelías, se suspendió La Verdad, periódico de Cangas, y se creó en Oviedo un periódico del mismo nombre, con domicilio legal en Oviedo y allí inscripto en los padrones de la contribución industrial, dirigido por D. Manuel Flórez de Uría, y dedicado exclusivamente a tratar y defender los intereses del concejo de Cangas de Tineo. Y así vivió el periódico, hasta que, visto por los caciques locales el incremento que La Verdad tomaba, determinaron darle el golpe de gracia recogiendo los números de la Administración de Correos o en poder de los peatones y carteros del concejo, cosa fácil, pues esos cargos eran desempeñados casi todos (y algunos lo están aún hoy) por concejales afectos a aquella situación política; y esto hizo que el director de La Verdad, cansado de imponerse sacrificios y de luchar sin fruto, diese un manifiesto a los suscriptores (que esta vez llegó a su destino) en que, relatando el calvario que por ellos había recorrido, les anunciaba la suspensión del periódico.

Este semanario tuvo la honra de que cambiasen con él los más de los periódicos de Asturias y muchos de España y América española, y de que abriesen campañas en su defensa e insertasen sus trabajos y artículos, entre otros, El Correo y El Progreso, de Asturias; El Liberal y El Evangelio, de Madrid, y El Heraldo, de La Habana.


La Verdad (1903)

icon La Verdad, febrero-mayo 1903


 

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El degollador de Cangas de Tineo (1914 y 1917)

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Laureano Sal Collar autor de los dobles asesinatos cometidos en San Pedro de Corias (14 de octubre de 1914) y Vega de Rengos (15 de febrero de 1917). Fotografía de Benjamín R. Membiela.

El degollador de Cangas de Tineo (hoy, Cangas del Narcea), Laureano Sal Collar, casado, jornalero, conocido como el Navarro y vecino de Gedrez, en octubre de 1914 y febrero de 1917 les cortó el cuello a cuatro personas del concejo de Cangas del Narcea: el matrimonio formado por Eduardo Fernández Castelar y Antonia Morán, propietarios de una taberna en San Pedro de Corias, en la misma carretera de La Espina a Ponferrada, y a la octogenaria Juana Aumente y su nieta Carmen Rodríguez, de 17 años, en Vega de Rengos.

El horrible crimen de Vega de Rengos lo cometió, concretamente, la noche del día 14 de febrero de 1917. El criminal penetró en el domicilio de la estanquera del citado pueblo, Juana Aumente, con el fin de apoderarse del dinero producto de la venta de tabaco de unos cuantos días, pero advertida de ello, Juana saltó de la cama y comenzó a dar voces, despertando a su nieta, Carmen Rodríguez, que rápidamente acudió en su auxilio. En ese momento, Laureano sacó un cuchillo de grandes dimensiones,  y primero a la abuela y después a la nieta les infirió varias puñaladas, hasta matarlas.

En la prensa de la época llamó la atención el desparpajo y la ausencia de cualquier remordimiento con que Sal Collar confesó sus crímenes (este hombre, al parecer, sufría un retraso mental).

Casa situada en la ctra. de La Espina a Ponferrada, en San Pedro de Courias a 4 km de Cangas de Tineo en la que vivía el matrimonio asesinado por Laureano Sal Collar en la noche del 14 de octubre de 1914. Fotografía de Benjamín R. Membiela.

– ¿Y Antonia?
La Antonia escondióse bajo la cama.
 
– ¿Y bien?
Saquela agarrándola polos pelos.
 
– ¿Y qué hiciste?
Corté-y el cuello y fui a beber un vasín de vino.
 
En julio de 1918, la Audiencia de Oviedo, teniendo en cuenta las contestaciones dadas por el Jurado al veredicto, reconociendo la existencia de un delito de robo, con ocasión del cual resultaron dos homicidios, en los que concurrieron las agravantes de premeditación, nocturnidad y reincidencia, Laureano fue condenado a pena de muerte. Un año después, habiendo sido desestimado un recurso de casación de oficio y estando el reo en el penal de Burgos con treinta y tres años cumplidos, por prerrogativa regia de Alfonso XIII, le fue revisada la condena que se quedó en cadena perpetua. Finalmente fue indultado con la proclamación de la II República en 1931. Seguramente la apreciación de enajenación mental tuvo su influencia en este indulto.
 

Escuchar: El degollador de Cangas (1914) – Arantza Margolles


 


FUENTES:

  • Canal: El crimen de ayer. Crónica negra asturiana 1900-36
  • Libro: El Crimen de Ayer. Crónica negra asturiana (1900-1936) de Arantza Margolles Beran (Editorial La Cruz de Grado).
  • Revista Mundo Gráfico. Madrid – Año VII número: 304
  • El Correo Español. Madrid – Año XXXI Núm: 9.132
  • El Sol. Madrid – Año III Núm. 502 
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Un cangués de 136 años…

altEl 7 de junio de 1844, en el diario El Heraldo, de Madrid, aparecía una noticia en la sección «Gacetilla de la capital» que daba cuenta de la existencia de un hombre de 136 años, vecino de Madrid, que probablemente era el más longevo de Europa y del mundo. El anciano estaba sano, razonaba perfectamente y trabajaba. Para demostrar su edad exhibía su partida de bautismo. Era natural de Cangas de Tineo (desde 1927, Cangas del Narcea) y había nacido el 24 de junio, día de San Juan, de 1708. Se llamaba Manuel Collar.

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Grabado militar de la época representando a Francisco Abad Moreno, apodado El Chaleco.

Cuesta creer esta noticia, porque 136 años son muchos años para cualquiera, tanto en 1844 como en 2013. ¿Era un farsante? Es probable, porque no solo enseñaba la fe de bautismo sino que contaba hechos de la Guerra de Sucesión y se vanagloriaba de haber vivido bajo el reinado de todos los Borbones, desde Felipe V a Isabel II. En su biografía mencionaba haber sido secretario particular del conde de Fernán Núñez, Carlos de los Ríos de Rohan y Chabot (1742-1795), con el que había estado en las embajadas de España de Lisboa y París, que este conde ocupó entre los años 1778 y 1790; es decir, Collar, el secretario, tenía unos 80 años.

Más curioso era su comentario de que luchó con Chaleco durante la Guerra de la Independencia. Este fue un famoso guerrillero natural de Valdepeñas, llamado Francisco Abad Moreno (1788-1827), que durante el reinado de Fernando VII fue ahorcado por liberal. Cuando Chaleco comenzó su lucha contra el invasor francés, en 1809, Collar tenía 101 años, y hay que tener mucha imaginación para pensar que un anciano de esa edad pueda andar tirado por el monte atacando y huyendo del ejército de Napoleón.

A continuación copiamos la gacetilla que le dio a nuestro paisano un día de gloria, aunque ésta no parece que fuese muy merecida:

—De la Guía del Comercio de anteanoche copiamos el siguiente portentoso caso de longevidad:

«A propósito de lo que la prensa periódica nos ha referido estos días, de haber muerto hace poco en las cercanías de Brodhaven un hombre que contaba 122 años de edad, podemos decir tuvimos anoche el gusto de tomar el té en Madrid acompañados del Sr. D. Manuel Collar, que contará 136 años el día de San Juan, 24 del mes corriente, y cuyo estado de robustez y agilidad promete alcanzar al fin del presente siglo. Es socio y desempeña actualmente la contaduría de una empresa minera.

La relación que por él mismo nos ha sido hecha es la siguiente: Nació en Cangas de Tineo (Asturias) el 24 de junio de 1708, según la fe de bautismo que legalizada conserva en su poder. Fue estudiante en sus primeros años, estuvo casado 16 años y hoy es viudo sin hijos. Obtuvo la más alta confianza de D. Carlos de los Ríos de Rohan y Chabot, sexto conde de Fernán Núñez, en calidad de secretario particular, cuando fue embajador español en Lisboa y París, antes y después de la revolución francesa. Ha estado en Nápoles, en Roma, en Suiza y conoció personalmente en Berlín al gran Federico II. Se acuerda perfectamente del estado en que quedó España después de la guerra de sucesión entre Felipe V y el archiduque Carlos de Austria.

Su vida y costumbres han sido metódicas y puras; levantase con el sol en todo tiempo, dando enseguida un paseo fuera de casa, hace una buena comida según lo permite su regular estado de comodidades e independencia. Sus dientes están completos, excepto algunas muelas, su cabello es blanco y poco calvo, estatura regular y no grueso, buen color y aseado en su persona.

Ha conocido toda la dinastía de los Borbones, a Felipe V, Luis I, otra vez á Felipe V, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, José Bonaparte, Fernando VII e Isabel II. Solo estuvo enfermo unos días en Lisboa con garrotillo, seis días con calenturas en París hacia el 1790 y tres meses con tercianas en Aranjuez, a donde hoy hace la apuesta de ir a pie, a pesar de la distancia de siete leguas desde la casa que habita hace cuarenta años en la parroquia de San Justo de esta corte. No fuma, tiene un buen carácter de letra, y solo para leer y escribir usa de anteojos, aunque representa en la actualidad como setenta años. Acompañó á Chaleco en varias expediciones durante la guerra contra Napoleón por los montes de Toledo.

En fin, nuestro notable compatriota se halla seguramente el primero a la cabeza de las generaciones existentes en la Europa.»

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Descripción geográfica-histórica del concejo de Cangas del Narcea en 1802

“Son los naturales [de Cangas del Narcea] de estatura regular, pero hacia los puertos más robustos
y agraciados; aguantan mucho trabajo. Su índole generalmente es pacífica y son muy adheridos a su país”.
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Puente de Tebongo sobre el río Narcea. Los puentes de piedra que existían en el concejo en 1802 aparecen mencionados en esta ‘Descripción’.

La Descripción que publicamos a continuación fue escrita para el “Diccionario geográfico-histórico de Asturias”, que bajo la dirección del canónigo asturiano Francisco Martínez Marina (Oviedo, 1754 – Zaragoza, 1833) promovió la Real Academia de la Historia en los primeros años del siglo XIX. Este Diccionario se incluía en un proyecto más amplio, iniciado en 1772, cuyo fin era la realización del Diccionario geográfico-histórico de España.

El “Diccionario de Asturias” nunca llegó a publicarse, sin embargo información y textos extraídos de la documentación recopilada para él –como es el caso de nuestra Descripción– fueron aprovechados para confeccionar el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España realizado por Pascual Madoz entre 1845-1850.

Martínez Marina solicitó para realizar este Diccionario la ayuda de muchas personas de Asturias, a las que remitía un detallado cuestionario. En el caso de Cangas del Narcea pidió ayuda al conde de Toreno, Joaquín José Queipo de Llano (Cangas del Narcea, 1727 – 1805), y a Pedro de Ayala, canónigo de Oviedo, pero ambos rehusaron colaborar. Esto mismo le sucedió a Martínez Marina con otras muchas personas en otros lugares de Asturias y fue la causa de que la obra se retrasase y al final, debido a este y otros contratiempos, no viera la luz.

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Vista del monte de Muniellos desde Pena Ventana en agosto de 2012

Uno de los grandes apoyos que tuvo Martínez Marina fue el Obispo de Oviedo, Juan de Llano Ponte (Avilés, 1727-1805), que colaboró personalmente en la redacción de algunas noticias y, sobre todo, solicitó la ayuda de muchos curas de su diócesis. El 9 de marzo de 1802 Llano Ponte escribe a Martínez Marina: “Llegó y remito la relación del concejo de Cangas de Tineo, que está bien exacta, aunque la razón de las producciones del concejo debería ser por parroquias”. Esta “relación” es la Descripción que publicamos ahora en la web del Tous pa Tous y que lleva por título completo: “Descripción geográfica histórica del concejo de Cangas de Tineo en el Principado de Asturias, hecha por encargo del Ilmo. Sr. Obispo de Oviedo. Año de 1802”.

La Descripción no está firmada, aunque es casi seguro que su autor fue el párroco de la villa de Cangas del Narcea que unos meses más tarde envía unas “Adicciones a la Descripción Geográfico-histórica del concejo de Cangas de Tineo (cuyo mapa acompaña)”; en estas adicciones recopila información sobre cangueses que han destacado por sus carreras militar, política y eclesiástica. En 1802 el párroco era Gerónimo de la Faya, que no era natural de Cangas del Narcea, pero cuya vida transcurrió en gran parte aquí: en 1787 ya aparece empadronado en la villa y el 8 de junio de 1820 muere en ella, y es enterrado en la Colegiata.

El manuscrito original de esta Descripción del concejo de Cangas del Narcea escrita en 1802 está en la Real Academia de la Historia, en Madrid, y consta de 39 folios. Nosotros tenemos que agradecerle a Adolfo García Martínez que nos haya pasado una fotocopia del escrito original. Esta es la primera vez que se publica íntegramente.

Su contenido se divide en cuatro partes:

1ª parte. Descripción de los límites y el terreno del concejo, con especial hincapié en sus ríos.

2ª parte. Dedicada a la villa de Cangas del Narcea, donde se enumeran sus edificios más notables, la forma del gobierno del concejo y su actividad industrial (tenería o fábrica de curtidos, explotación del monte de Muniellos).

3ª parte. Relación de las 45 parroquias y siete anejos del concejo, en la que se menciona su localización, los pueblos que las integran, el número de vecinos y otros datos como la existencia de puentes y de restos antiguos (lápidas antiguas, capillas, castillos, torres).

y 4ª parte. Enumeración de datos sobre la población, producciones e industrias del concejo, así como algunas características sobre su naturaleza y habitantes.

NOTICIAS ARQUEOLÓGICAS

Uno de los aspectos que más interesaba a la Real Academia de la Historia, como se desprende del cuestionario enviado a los colaboradores del Diccionario, era la existencia de restos u obras antiguas: “castillos fuertes”, iglesias, ermitas, santuarios, sepulcros, “lápidas con inscripciones romanas o góticas”, “antiguallas, vestigios o ruinas de pueblos”, e incluso la noticia de “algún sitio, batalla o suceso memorable”.

En la Descripción del concejo de Cangas del Narcea se recogen los textos de varias lapidas funerarias o de consagración de iglesias, como los que existen en las parroquias de Cibea, Cibuyo, Castanedo, Naviego o en el Monasterio de Corias, así como noticias de restos de “castillos antiguos”, que corresponden a poblados castreños de época prerromana o romana y también a castillos medievales. Estas noticias constituyen las primeras referencias escritas que existen sobre estos yacimientos arqueológicos. Sin embargo, el autor, aunque tiene muy presente la idea de un tiempo pasado, no sitúa estos restos en un periodo determinado de la antigüedad y a los castros los cita como “castillos antiguos”, destacando en algunos casos su localización inexpugnable.

En relación con estas noticias se dice en la parroquia de Besullo: “Y en sus inmediaciones y las de la parroquia anterior [Las Montañas] se hallan varios vestigios de haberse beneficiado allí minerales”. Estos “vestigios” todavía se conservan y pertenecen a explotaciones auríferas de época romana.

La relación de “castillos” o castros que menciona la Descripción de Cangas del Narcea de 1802 es la siguiente:

Villa de Cangas del Narcea

Parroquia de Cangas del Narcea: en la Descripción se dice que la villa de Cangas había “estado antiguamente en su cumbre, llamada La Cogolla, como a un tiro de bala de donde hoy se halla, defendida de un castillo fuerte, del que aún también se dice allí el Vallado”.

Río Rengos o Río Narcea

Parroquia de Santa Eulalia de Cueras: en Llano, “vestigios de un castillo antiguo llamado de Segura”. Catalogado por J. M. González con el nombre de El Castro.

Parroquia de Cibuyo: “A media legua más arriba, también a la parte occidental del río, se ven aún ruinas de un castillo antiguo llamado la Palanquera, cuyo nombre conserva aquel sitio”. Probablemente se trata del castro que hay en Veiga’l Castro conocido hoy como Las Torres.

Parroquia de Posada de Rengos: Un poco más arriba de la unión del río que baja por el valle de Moal con el río Narcea “se hallan vestigios de un castillo antiguo, cuyo sitio se llama aún el Castro”. Catalogado por J. M. González con el nombre de El Castro en el pueblo de Ventanueva.

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Castro sobre el pueblo de Tremáu de Carballo, mencionado en esta Descripción de 1802.

Río Cibea

Parroquia de Cibea: en el sitio de Miramontes (Sorrodiles), “cuya situación y torre indican que hubo allí castillo”. Catalogada actualmente como una torre bajomedieval.

Parroquia de Carballo: en Tremado, “sobre el mismo lugar hubo antiguamente un castillo llamado Trasmato, del que aún se ve tal cual ruina”. Catalogado por J. M. González con el nombre de El Castro.

Partido de Sierra

Parroquia de Tebongo: en Portiella, “frente a este último, que está del lado occidental del río, y en el que hubo un castillo antiguo de su nombre, desagua el río de Onón”. Lugar conocido como El Castiechu y catalogado actualmente como una torre medieval.

Parroquia de Santa María de Regla de Jarceley: “E inmediato a Pambley, en una roca escarpada sobre el río, se ven varios trozos de las ruinas de un castillo muy antiguo, que por su situación sería inexpugnable en aquellos tiempos”.

Parroquia de Tainás: “Poco más abajo de Castiello (en que se dice hubo un castillo antiguo donde hoy llaman los Castros) se une el otro brazo del río…”. Catalogado por J. M. González con el nombre de El Chano las Coronas.

Parroquia de Santiago de Sierra: en “Becerrales (donde se dice hubo un castillo antiguo)”. El castro conocido más cercano a este pueblo es El Castiecho, en Valcabo.

Descripción geográfico-histórica del concejo de Cangas de Tineo en el Principado de Asturias
Año de 1802
BIBLIOGRAFÍA
FERRERO, M., Linajes asturianos: Padrones de la villa y concejo de Cangas de Tineo (Madrid: I. Salazar y Castro, 1967).
GONZÁLEZ, J. M., “Catalogación de los castros asturianos”, en Miscelánea histórica asturiana (Oviedo: 1976).
PÉREZ DE CASTRO, J. L. El Diccionario Geográfico Histórico de Asturias (Oviedo: I.D.E.A., 1959).
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El lingüista sueco Åke W:son Munthe (1859 – 1933) en Cangas del Narcea, 1886

El lingüista sueco Åke W:son Munthe en Cangas del Narcea, 1886

Calle Mayor de Cangas del Narcea, a la izda. está la casa donde se hospedó Munthe en 1886. Fotografía de Modesto Morodo

En el mes de junio de 1886 llegó a la villa de Cangas del Narcea un sueco de 26 años, que se alojó en la fonda que Víctor de Llano acababa de inaugurar en el número 38 de la calle Mayor, donde actualmente está el Café Madrid. El joven se llamaba Åke W:son Munthe y había terminado hacia poco sus estudios de filología española y portuguesa en la Universidad de Upsala (Suecia).

El joven Munthe venía a esta zona de Asturias a recoger información sobre la lengua asturiana con el fin de emplearla para su tesis doctoral y también a recopilar cantos populares para un estudio sobre el folklore o “saber popular”. La razón de elegir el concejo de Cangas del Narcea nos la da él mismo en su libro Anotaciones sobre el habla popular en una zona del occidente de Asturias, editado en Upsala en 1887:

Durante un viaje de estudios a España el año pasado me detuve algunas semanas en Asturias con la idea de adquirir algún conocimiento sobre el dialecto asturiano, en parte recogiendo noticias sobre lo que se había escrito en la provincia sobre el mismo, y en parte, en lo posible, a través de mis propias observaciones. Lo primero aludido se logró en la capital de la provincia, Oviedo, aunque en manera alguna por completo, pues hasta el material impreso existente es muy difícil de conseguir. Cuando después, antes de organizar las propias observaciones, tuve que atenerme, por supuesto, a una zona delimitada, escogí, siguiendo el mapa, una comarca entre las montañas en la parte sudoccidental de la provincia. Di preferencia a esta parte occidental de Asturias porque sobre el dialecto de las partes central y oriental existían por lo menos algunas noticias y, por el contrario, sobre el dialecto occidental era casi todo desconocido hasta el momento.

 La casa donde se alojó Munthe era nueva y la fonda acababa de inaugurarse. La casa la había comprado en agosto de 1884 Víctor de Llano González, vecino de Ambasaguas, a Francisco Giménez Delgado, y en ese momento aun estaba en construcción el último piso. El edificio se había incendiado unos años antes y había quedado completamente destruido. La fonda de Víctor de Llano se inauguró el jueves 3 de junio de 1886, unos días antes de llegar Munthe a Cangas del Narcea; él, sin duda, fue uno de sus primeros clientes. En El Occidente de Asturias, del 1 de junio, se anuncia esta inauguración:

“El jueves próximo se inaugura en esta villa la fonda de D. Víctor de Llano. Situado el hermoso edificio en uno de los mejores puntos de la calle Mayor, con luces y vistas por sus cuatro costados, con habitaciones espaciosas, amuebladas con gusto y en las que nada se ha escaseado para facilitar comodidad á los huéspedes, viene á satisfacer la fonda una necesidad que se hacía sentir en esta población”.

Las expectativas de los redactaros se vieron cumplidas, y el 25 de junio se publica en el periódico la noticia siguiente:

“Muchos elogios hemos oído hacer á varias personas que se hospedaron en la nueva fonda abierta en esta villa, del desahogo de las habitaciones, de los muebles de las mismas, del buen servicio, de la limpieza y el aseo, de la abundancia y buen condimento de las comidas. Lo celebramos, porque así se conciliarán la conveniencia de los huéspedes y las utilidades de los dueños de la fonda”.

En 1886 vivía en la casa de Víctor de Llano una extensa familia: el dueño y su mujer Felipa Fernández, su hija Adela y el marido de esta: Venancio López Álvarez, natural de Monasterio de Hermo, y cinco hijos de este matrimonio; además de varias criadas y criados, entre ellas Antonia Coque, que llevaba un año trabajando en la casa, y que será una persona muy importante para el lingüista sueco.

En Cangas del Narcea, Munthe tuvo dos informantes principales, casi únicas: la mencionada Antonia Coque, nacida en 1865 en Pousada de Rengos, y Carmen González, de Vil.lauril de Bimeda; las dos tenían 20 años de edad. De ellas proceden la casi totalidad de los cantos populares que recogió y muchas de las palabras asturianas.

“Al principio, y casi la mitad del tiempo de mi corta estancia en la región –escribe Munthe en 1887-, me vi obligado por la lluvia incesante a permanecer en Cangas donde, sin embargo, buscaba ocasión de oír y hablar con gente de los parajes de los alrededores y así me entretuve especialmente con una joven del pueblo, de veinte años, Antonia Coque, de Posada, que servía en casa de mis anfitriones, por lo que más tarde en mis excursiones presté más atención a Villaoril que al citado pueblo”

Munthe visitó los pueblos de estas dos jóvenes y residió en ellos varios días, alojándose en las casas de sus familias. El día de San Juan de 1886 estaba en Pousada, pues cuenta que ese día los vecinos del pueblo esperaban “un gran clis (eclipse) en ocasión de que San Juan y Corpus caían ese año en el mismo día”. Asimismo, recopiló unos pocos cantos a “individuos de la familia de los amos de la casa canguesa donde vivía, y a un hermano y un cuñado de Carmen [González]”. Hizo una excursión al pueblo de Besullo y en la villa de Cangas acudía al mercado para escuchar hablar a la gente.

La estrecha relación que mantuvo Munthe con Antonia y Carmen, y su trabajo como lingüista y folclorista, la cuenta él mismo en su artículo Folkpoesi från Asturien (Poesía popular de Asturias), publicado en 1888:

“Mi pequeña colección [de cantos populares] proviene solamente de dos personas: dos mozas del pueblo; ambas de veinte años de edad, poco más o menos. Una de ellas, Antonia Coque, estaba sirviendo en la casa donde yo vivía en la villa de Cangas de Tineo, mi residencia durante el tiempo que estuve en la región; no hacía más de un año que había venido de Posada de Rengos, su lugar natal, y sin duda había traído de allí la mayor parte de su repertorio. La otra, Carmen González, vivía en el pequeño y primitivo pueblo de Villaoril de Bimeda, compuesto de solo nueve familias, y donde las chimeneas y las ventanas con cristales eran un lujo desconocido; pero donde, sin embargo, pasé una semana en alto grado interesante y agradable, viviendo en casa de la familia de Carmen.

Cuando preguntaba a las muchachas acerca de cantos populares, pretendían convencerme de que no sabían ni uno solo; pero cuando al fin conseguí romper su silencio, brotaron de su boca espontáneamente los cantos, especialmente cuando estábamos a solas. Sentado yo en el borde del fogón de la cocina ahumada de Cangas, y Antonia preparando en la caldera la comida de los cerdos, o limpiando y fregando, o peinando sus rizados cabellos negros, o cuando yo arriba en Villaoril ayudaba a Carmen a desmenuzar terrones en el pequeño y escarpado pedazo de campo, arriba en el monte, o la acompañaba a llevar el ganado a pastar a la sierra, o delante de la puerta de su casa, baja y con tejado de pizarra, en los ratos de ocio… no tenía traza de acabar su provisión de cantos y si hubiera podido permanecer allí más tiempo, hubiera seguramente multiplicado mi colección con solo transcribir los cantares que aquellas muchachas sabían”.

Munthe tuvo relación en Asturias con Fermín Canella, Leopoldo Alas “Clarín”, Teodoro Cuesta y, sobre todo, Braulio Vigón, y en Madrid, con Ramón Menéndez Pidal y Marcelino Menéndez y Pelayo.

Portada del estudio de Munthe sobre el habla popular en una zona del occidente de Asturias, editado en Upsala (Suecia) en 1887

La información recopilada por Munthe en Cangas del Narcea le sirvió para realizar dos estudios valiosísimos. El primero fue su tesis doctoral, que leyó en 1887 en la Universidad de Upsala con el título icon Anteckningar om folkmålet i en trakt av vestra Asturien (Anotaciones del habla popular en una zona del occidente de Asturias), y se publicó ese mismo año. Este estudio fue el primer trabajo científico sobre un dialecto que se realizó en España, y tuvo mucha difusión en los ámbitos académicos de España y Portugal, y en los relacionados con los estudios asturianos. Reseñas sobre este estudio aparecieron en diversas revistas, por ejemplo, Antonio Balbín de Unquera publicó una en la revista La España Regional, de Barcelona, que termina agradeciéndole a Munthe, “un sabio extranjero residente en los últimos confines de Europa”, que se haya fijado en un “dialecto de nuestras montañas, olvidado entre los españoles”, y Menendez y Pelayo le escribió a Gumersindo Laverde lo siguiente:

“Los suecos empiezan á dedicarse al estudio de nuestra literatura. Días pasados recibí el primer tomo de una edición que allí están haciendo de las obras inéditas de Juan de la Cueva, copiadas en Sevilla y ampliamente ilustradas por el Dr. Wulff. Y ahora acaba de imprimirse en Upsala un ensayo de gramática del Dialecto asturiano, hecho por el profesor Äke V: son Munthe, que el año pasado asistió á mi clase. Como no sé el sueco, apenas he entendido palabra de su folleto, pero á juzgar por las noticias bibliográficas que trae al principio, se conoce que el hombre ha estudiado con mucha conciencia el asunto” (Carta a Gumersindo Laverde, 19 de octubre de 1887).

Un siglo después de publicarse en Suecia, en 1988, la Biblioteca de Filoloxía Asturiana de la Universidá d’Uviéu editó la traducción española de este libro.

El segundo estudio fue Folkpoesi från Asturien (Poesía popular de Asturias), publicado en tres entregas en la revista Språkvetenskapliga Sällskapets i Upsala förhandlingar en 1888 y 1889. En él Munthe recopila y estudia romances, coplas o cantares, y canciones infantiles recogidas en Cangas del Narcea. Fue el primer estudio que se hizo en Cangas del Narcea de esta nueva ciencia denominada folklore, que había empezado a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XIX, y el segundo que se hacía en Asturias; el primero fue el «Folk-Lore de Proaza», de Eugenio de Olavarria y Huarte, publicado en 1884. Este segundo trabajo de Munthe también mereció el reconocimiento de los investigadores españoles, que destacaron el rigor con el que estaban recopilados los materiales folclóricos.

Biografía breve de Åke W:son Munthe

Åke W:son Munthe, en Landskrona (Suecia), hacia 1905. Fotografía de Anton Hagman (1854-1943)

Helge Åke Rudolf W:son (Wilhelmsson) Munthe fue un filólogo y pedagogo sueco, que nació el 7 de agosto de 1859 en Jönköping y murió en Estocolmo en 1933. En 1887 recibió el doctorado en español y portugués en la Universidad de Upsala. En 1890 fue nombrado director del Frans Schartaus Praktiska Handelsinstitut [Instituto de Comercio Práctico Frans Schartau] en Estocolmo. Durante 1905 y 1906 participó en varias comisiones para viajar por Europa y América y estudiar la enseñanza superior de negocios y comercio. A partir de 1908 fue miembro de Handelsundervisningskommittén [Comité de la Enseñanza de Comercio], y entre 1910 y 1918 ocupó la presidencia de este Comité. En 1896 fue fundador de Nyfilologiska sällskapet [Asociación de la Nueva Filología] de Estocolmo y hasta 1916 fue su presidente.

En la obra de Munthe destacan su tesis doctoral, Anteckningar om folkmålet i en trakt av vestra Asturien [Anotaciones del habla popular en un área del oeste de Asturias], leída en 1887, que fue la primera investigación científica de un dialecto del español moderno; Folkpoesi från Asturien [Poesía popular de Asturias] (1888-89); “Composés espagnols du type aliabierto” y “Romance de la tierra. Chanson populaire asturianne”, en la que publica una larga composición que le envió Braulio Vigón y que este recogió en Gobiendes, Colunga (1889 en Recueil de mémoires philologiques presenté a M. Gaston Paris par ses éleves suédois); Kortfattad spansk språklära [Breve gramática española] (1919); Spansk läsebok [Libro de textos de español] (1920), además de artículos científicos sobre la historia de la lengua española. También publicó investigaciones acerca de expresiones y usos curiosos en el sueco moderno (aparecieron en la publicación Studier [Estudios] de la Asociación de la Nueva Filología, volumen II 1901, y III 1908). Fue traductor de obras de teatro españolas, como Järn och blod [El hijo de hierro y el hijo de carne] y En kritikers debut [Un crítico incipiente], de José Echegaray (Madrid, 1832-1916), que fue Premio Nobel de Literatura en 1904.

Fuentes:

  • Nordisk Familjebok [Enciclopedia de la Familia Nórdica], Stockholm: Nordisk Familjeboks Förlag Idun, 1913-1925, y el catálogo de la Kungliga Biblioteket [Biblioteca Real] Estocolmo, Suecia (www.libris.kb.se).
  • Nuestro agradecimiento a María Nilsson por la traducción del sueco y por habernos enviado el retrato fotográfico de Munthe.

(III) Costumbres de MUERTE en Cangas del Narcea y otros concejos del SO de Asturias, 1901-1902

III

DEFUNCIÓN

A) PREVENCIONES PARA LA MUERTE.

a) CONSUETUDINARIAS.

1) Si es costumbre hacer encargos a la familia para el caso de muerte y en qué consisten generalmente.

Cangas de Tineo

Hacen encargos respecto al modo de hacer el entierro y mandas piadosas. También disponen lo que llaman caridad (respecto al pan y vino a los que asistan al entierro) al menos hacia Carballo, pueblo de este concejo.

2) Adquisición en vida de sepultura, mortaja, féretro, cruz para la tumba, etc.

Cangas de Tineo

No suelen adquirir ninguna de estas cosas en vida.

3) Adscripción a cofradías y derechos que da.

Cangas de Tineo

Hay cofradías que en ciertas épocas mandan decir un oficio por los cofrades difuntos. Así lo hace en esta villa la cofradía de las Hijas de María, y en Navia, concejo bastante distinto de éste, la de Nuestra Sra. del Carmen.

Asturias

Son escasos los pueblos donde no hay una o más cofradías bajo la advocación de una virgen o de un santo. Están regidas por sus especiales ordenanzas, en las que se determinan derechos y obligaciones de los cofrades y las multas que se imponen en caso de incumplimiento. En caso de defunción de un cofrade se suelen pagar los funerales con fondos de la cofradía; los hermanos conducen el cadáver, asisten al entierro y funeral y rezan por el difunto en especiales reuniones. La familia da a los cofrades que han asistido al entierro el pan y el vino (algunas hogazas y dos o tres cantaras de vino).

4) Instituciones concejiles para caso de muerte; material fúnebre del concejo, etc. Gremios.

Cangas de Tineo

En las parroquias rurales había antes andas para la conducción del cadáver; ahora van en cajas. El material de servicios fúnebres es de particulares.

Noceda de Rengos (Cangas de Tineo)

Tienen una asociación de enterradores. Fórmanla todos los vecinos que se turnan en el entierro de sus paisanos, por tandas de a ocho: 4 para conducir el cadáver y otros 4 para abrir la fosa. El que quiere excusarse de esta obligación, debe poner en su lugar un hombre, abonando la faena.

b) TESTAMENTARIAS.

1) Si es frecuente el otorgamiento de disposiciones testamentarias o lo es más la defunción ab intestato.

Cangas de Tineo

Me dan informes contradictorios; pero, como aseguran que mejoran al primogénito, supongo que será más frecuente el otorgamiento de testamento que la muerte ab intestato.

Tineo

Es bastante frecuente el otorgamiento de disposiciones testamentarias. Son muy raros los casos ab intestato.

Asturias

Son pocos los que piensan en otorgar testamento antes de sentir que se acerca el último momento y aún entonces no se acuerdan de llamar al notario (sobre todo en la gente de montaña), pues generalmente es el cura el encargado de redactar el testamento.

2) Clases de testamento más comúnmente usadas en la localidad.

Cangas de Tineo

Más frecuente ante testigos pero hay casos de testamento ante notario.

Tineo

Otórganse bastantes ante notario, puede decirse que casi todos a no ser que aquél esté ausente, caso en el cual se hace ante cinco testigos.

Asturias

Generalmente es el cura el encargado de escribir la última voluntad en un documento privado que luego se protocoliza. Claro es que la intervención del cura en esto no tiene la importancia que la del Párroco en Cataluña, si bien en el concepto de los sencillos montañeses de Asturias la tiene muy grande.

3) Si hay casos de testamentos otorgados ante el común de los vecinos y cómo se hacen.

Cangas de Tineo

No

4) Disposiciones testamentarias más frecuentes respecto de funeral, mandas piadosas, institución de heredero, tutela, legados y cualesquiera otras concernientes a las personas o a la propiedad.

Cangas de Tineo

Cuando no hay heredero forzoso, se instituye heredero a otro. Suelen disponer en su testamento que se digan por su alma las misas de San Gregorio.

Tineo

En el testamento se dispone de todo lo relativo al funeral, curas que han de asistir, limosnas que se han de hacer. Es muy frecuente que se procure favorecer al primogénito en perjuicio de los demás hijos que también acostumbran vender la parte que les corresponda a un extraño en cual se encarga de armar pleito y de dar que hacer al favorecido.

B) DEFUNCIÓN.

a) AGONÍA.

1) Prácticas religiosas y familiares en este caso (cirios, candelas, objetos sagrados, imágenes, de la familia o de las cofradías, que se reservan para tales momentos, etc.).

Tineo

Se encienden velas o luces de aceite delante de un crucifijo y puestos los asistentes de rodillas rezan a coro la letanía de los Santos o el Rosario.

Asturias

Se llama con urgencia al cura y éste vestido de sobrepelliz y estola lee la recomendación del alma. Los concurrentes, unos pronuncian sin cesar y en voz muy alta el nombre de Jesús, otros dicen la letanía con gran fervor, se encienden también algunas velas dando preferencia a las que están bendecidas.

2) Si es costumbre que presencien la agonía muchas o pocas personas. Toque de agonía; número de campanadas.

Cangas de Tineo

Presencian la agonía muchas personas, puesto que todos los vecinos entran a ver al enfermo y no tienen reparo en decirle con tono compasivo: “Ay, fulano, tas muy malu, pa mi vas a morite luegu”. En las aldeas de este concejo no hay toque de agonía. En algún otro sí, pero no sé el número de campanadas. En el de Navia el número de ellas es distinto para los hombres que para las mujeres.

Tineo

La familia y vecinos más próximos.

 

b) MUERTE.

1) Comprobación de la muerte; prácticas más usuales.

Cangas de Tineo

No hay más comprobación que el certificado del médico.

2) Disposiciones que toma la familia respecto del cadáver; amortajamiento y quiénes lo hacen; clases de mortajas y cuáles son las que se usan más frecuentemente; prácticas, creencias y supersticiones relativas a la manera de dejar el cuerpo del difunto; exposición, etc.

Cangas de Tineo

Amortajan el cadáver los individuos de la familia o amigos de ella. Ordinariamente llevan puesto las mujeres una camisa, enaguas, medias y pañuelo a la cabeza. Los hombres, camisa, calzoncillos, medias y un pañuelo para sujetar la mandíbula inferior. Alguna vez les visten con hábito del Carmen o de San Francisco pero no es común. El cadáver se coloca boca arriba y con las manos cerradas y se pone a su lado una luz.

Noceda de Rengos (Cangas de Tineo)

La vida es difícil y dura. Las ropas de vestir se consideran como verdadera riqueza. Así es que, en vez de amortajar al muerto con sus mejores ropas, como es uso en muchos lugares, le dejan en paños menores. Sobre el pecho le cruzan un pañuelo; otro, atado en lo alto de la cabeza para sostener la mandíbula y con un tercero le tapan la cara. La Bula de la Santa Cruzada, cuando la hay, acompaña al difunto.

Tineo

En cuanto muere, proceden a amortajarle los de la familia y vecinos. La mortaja consiste en camisa y calzoncillos para hombre, y enaguas, calcetas y un pañuelo blanco de hilo o algodón para mujeres. Hasta las 24 horas no le colocan en la caja y entonces, clavada ésta, llevan el cadáver a una capilla que hay en casi todos los pueblos en donde le tienen hasta la hora del sepelio.

3) Velatorio: costumbres con motivo del mismo.

Cangas de Tineo

Los que velan, para entretener el tiempo, juegan a la brisca, al tute, la mata, etc. y beben mucho vino.

4) Si se coloca en el exterior de la casa mortuoria algún signo que indique la defunción (estandartes, pendones, etc.).

Cangas de Tineo

Ninguna.

5) Otras costumbres familiares y religiosas mientras está el cadáver de cuerpo presente.

Cangas de Tineo

Ninguna costumbre particular.

C) ENTIERRO.

Entierro en Besullo, Cangas del Narcea, hacia 1920. Debía de ser alguien importante, por el numero de sacerdotes y personas que acompañaban al difunto. Colección de Javier Berlín.

a) PREVENCIONES PARA EL ENTIERRO.

1) Convocatoria; cómo y a quién se hace.

Cangas de Tineo

Sólo se avisa de palabra a los parientes y al párroco.

Asturias

En los pueblos de aldea convocan para el entierro a los parientes que residen en los pueblos inmediatos, pues a los que viven en el lugar no hay que convocarles, puesto que concurren voluntariamente y al que no lo hace se le censura con dureza. Las familias regularmente acomodadas llaman a dos o más sacerdotes de los pueblos inmediatos para que asistan al de la parroquia. En la montaña de esta provincia suelen invitar al entierro a las personas de más edad de cada casa.

2) Si es costumbre hospedar en la casa mortuoria a los invitados forasteros que acuden al entierro; prácticas usuales en este caso.

Cangas de Tineo

Se invita a comer a los que vienen de lejos. Éstos se suelen quedar a dormir en la casa mortuoria.

 

b) CONDUCCIÓN DEL CADÁVER.

1) Si se le conduce en caja, angarillas, etc. Y si se le lleva cubierto o descubierto. Si es costumbre colocar dentro de la caja algún objeto y cuál sea éste.

Cangas de Tineo

Antes en angarillas cubierto con una sábana; ahora en caja cerrada. No llevan dentro de la caja ningún objeto. Algunos adquieren bula de difuntos pero no sé si la llevan dentro de la caja.

2) Acompañamiento; orden de la comitiva; si es costumbre que la formen hombres y mujeres. Si hay personas en la localidad o en la comarca que se dediquen, mediante una retribución, a ejercer ciertos oficios en los entierros y funerales y, en caso afirmativo, en qué consisten tales oficios.

Cangas de Tineo

En el arciprestazgo de Sierra, según un informante, se colocan en la iglesia los hombres hacia el presbiterio y las mujeres hacia atrás, pero a la salida de la comitiva no hay orden determinado. Aquí, en Cangas, detrás del pendón, estandarte, cruz y ciriales, siguen los hombres en dos filas, luego los sacerdotes, más atrás el cadáver y por fin las mujeres sin orden ninguno. En las aldeas distantes de la iglesia parroquial, sacan el cadáver al camino en un sitio fijo señalado con una cruz, a donde vienen los curas a buscarlo.

Tineo

Llegada la hora (casi siempre las 9 ó las 10 de la mañana) se reúnen los vecinos, amigos y parientes en la casa mortuoria, allí se les obsequia con un desayuno o unas copas de vino y enseguida van todos a la capilla (que hay en casi todos los pueblos) en donde está depositado el cadáver y esperan la llegada del párroco. Reza éste un responso y se pone en marcha la comitiva. Va delante la cruz y estandarte parroquial, luego el féretro, detrás el sacerdote y luego los acompañantes con velas encendidas.

3) Si se practica alguna ceremonia particular a la salida del cadáver de la casa mortuoria.

Cangas de Tineo

En las aldeas las mujeres salen a la ventana y despiden el cadáver dando grandes gritos hasta que lo pierden de vista.

4) Si los concurrentes al entierro visten alguna prenda obligada en este caso.

Cangas de Tineo

Ninguna.

5) Signos de respeto por parte de los que presencian el paso del cortejo fúnebre.

Cangas de Tineo

Se arrodillan al paso de la cruz.

6) Si es costumbre que la comitiva vaya por lugares determinados; descansos; otras prácticas durante el tránsito.

Cangas de Tineo

Hay sitios determinados para descansos, señalados con una cruz. Estas cruces van desapareciendo. Los de la comitiva rezan en las paradas, aunque éstas sólo sean para descansar.

Tineo

Se dirige el entierro a la iglesia y se descansa en los sitios en donde hay colocada una cruz: allí se rezan responsos.

Asturias

Si la distancia desde la casa a la iglesia es larga se hacen varios descansos en el tránsito. En ellos las mujeres de la familia se adelantan, siempre llorando, y se arrodillan muy cerca de la caja, algunas se apoyan en ella; los curas cantan responsos que les van pagando los asistentes y los demás rezan sin tregua por el ánima del finado.

7) Si es costumbre llevar el cadáver a la iglesia.

Cangas de Tineo

En Cangas le llevan sólo a la puerta; en las aldeas lo meten dentro de la iglesia y me dicen que cuanto más caro es el funeral más adentro colocan el cadáver.

Tineo

Se le conduce a la puerta de la iglesia en donde están esperando los demás sacerdotes que han de asistir; cantan el oficio y enseguida se le conduce al cementerio.

Asturias

Antes se llevaba a la iglesia y se le introducía en ella y costó gran trabajo hacer respetar las disposiciones que prohíben esta práctica. Ahora se le lleva a la puerta de la iglesia, se sujetan a la caja seis velas que se encienden y la dejan a la puerta de la iglesia mientras que los hombres del pueblo entran con el clero a celebrar el oficio y misa. Terminado esto las mujeres de la familia del muerto se levantan gritando y apoyadas en otras regresan a la casa, mientras el clero con los hombres acompaña el cadáver al cementerio.

 

c) SEPELIO.

1) Costumbres en el acto del sepelio: prácticas por parte de los que lo presencian; si se coloca el cadáver con alguna orientación determinada; si se deposita en la tumba algún objeto y, en caso afirmativo, razón de este uso.

Cangas de Tineo

Los que presencian el sepelio rezan. Los cadáveres en Cangas y en las aldeas se entierran con los pies dirigidos hacia la iglesia, si son seglares, y si son sacerdotes con la cabeza en dicha dirección.

Asturias

En el cementerio rezánse algunos responsos, se bendice la sepultura y se levantan el azadón y la pala que están sobre aquella formando una cruz; si el muerto es un hombre, el azadón está sobre la pala, si es una mujer, la pala está sobre el azadón. En presencia de todos bajan los enterradores o encordadores la caja a la sepultura, cuidando de que siempre quede la cabeza hacia Occidente y los pies a Oriente, es decir, mirando a Tierra Santa. Si el cadáver es de cura, la posición es la opuesta para que de ese modo y ocupando la primera fila quede mirando a los feligreses allí enterrados. En el concejo de Caso los que presencian el sepelio cogen tierra con una mano, la besan y la echan a la sepultura.

2) Repartos en metálico o especie a los cofrades.

Cangas de Tineo

Disponen lo que llaman caridad (respecto al pan y vino a los que asistan al entierro) al menos hacia Carballo, pueblo de este concejo.

Asturias

En los pueblos de la parte occidental de esta provincia, especialmente en los de Somiedo, se reúnen delante de la iglesia con los que acompañaron el cadáver y allí se les reparte pan y vino o aguardiente, o sea, la parva, que dicen en el país. La familia del muerto da a los cofrades después del entierro el pan y el vino que están señalados por la costumbre (algunas hogazas y dos o tres cántaras).

D) PRÁCTICAS POSTERIORES AL ENTIERRO.

a) REGRESO DEL DUELO A LA CASA MORTUORIA.

 

b) VISITAS DE PÉSAME: FÓRMULAS USUALES.

Cangas de Tineo

No hay visitas de pésame en las aldeas.

c) SI ES COSTUMBRE INVITAR A COMER EN LA CASA MORTUORIA A LOS QUE HAN ASISTIDO AL ENTIERRO Y ORDEN QUE SE GUARDA EN ESTAS COMIDAS. TIEMPO QUE PERMANECEN LOS FORASTEROS EN LA CASA.

Cangas de Tineo

Se da una comida a los que asisten al entierro y terminada ésta rezan por el alma del difunto. Concluido el rezo, se marchan todos.

Tineo

Después de concluido el funeral o misa que se celebra después del sepelio suelen ir los vecinos y parientes a una de las tabernas próximas a la Sacramental (iglesia), en donde son obsequiados por cuenta de la familia con una comida compuesta de tortillas de tocino, pan y vino.

d) PRÁCTICAS RELIGIOSAS.

1) Misas y funerales: ofrendas de pan y vino y en que cantidad se hacen; si se colocan en el túmulo; destino de las mismas.

Cangas de Tineo

Los que pueden mandan decir las misas de San Gregorio. Hacen el funeral lo mejor que pueden. Los gastos del convite (que llaman funeral de casa) son los preferentes y los consideran como sufragios por el alma del difunto. No hay ofrendas.

Tineo

Desde el cementerio regresan los concurrentes a la iglesia, a celebrar el funeral o dicen una misa por el alma del finado.

2) Rezos en la casa.

Asturias

Desde que la campana anuncia el fallecimiento todas las familias del pueblo rezan por el muerto a las horas de las comidas. Los que no son parientes, sólo algunos días, los que lo son continúan así durante largo tiempo.

3) Limosnas.

Cangas de Tineo

Reparten en metálico a los pobres los ricos, las demás personas reparten pan y vino solamente.

Tineo

Después del funeral o misa que se celebra el día del sepelio se da limosna a los pobres, consistente unas veces en metálico y otras, que es lo más frecuente, en una o media libra de pan de maíz o centeno.

Asturias

Parte de la comida preparada para los invitados se reparte entre los pobres del pueblo.

E) EL CULTO DE LOS MUERTOS.

[Faltan todas las respuestas a este apartado]

F) CEMENTERIOS.

a) LUGARES EN DONDE ESTÁN SITUADOS.

Cangas de Tineo

Unos cementerios están adosados a la iglesia, otros distantes de ella.

Tineo

Salvo contadas excepciones, todos los cementerios están situados junto a las iglesias que ocupan por lo general el centro de los pueblos.

Asturias

Hasta hace muy pocos años los cementerios de las aldeas estaban al lado de la iglesia y algunos adosados a sus propios muros. Hoy los han retirado de las inmediaciones de los pueblos, trasladándolos a sitio opuesto al de los vientos reinantes. En las ciudades hay cementerio civil, en las aldeas no han llegado todavía estas diferencias.

b) SI SE OBSERVA EN ELLOS ALGUNA ORIENTACIÓN DETERMINADA.

 

c) DISPOSICIÓN INTERIOR DE LOS CEMENTERIOS.

1) Clases de sepulturas y cuáles son las más usuales.

Cangas de Tineo

En las aldeas todas las sepulturas son en tierra. En Cangas hay también nichos.

Asturias

En los pueblos todas las sepulturas están en la tierra y allí se entierran por riguroso turno.

2) Lápidas, cruces y demás signos de indicación

Cangas de Tineo

En las aldeas colocan, aunque no en todas las sepulturas, cruces pintadas de negro con letras amarillas. Suele haber osarios.

Tineo

En el interior de los cementerios (que casi todos están al lado de la iglesia) crece la maleza y los abrojos, y no son conocidas por aquí lápidas ni cruces.

 

d) DISPOSICIÓN EXTERIOR DE LOS CEMENTERIOS.

1) Inscripciones y alegorías de la muerte.

Cangas de Tineo

Ordinariamente hay inscripciones. En las aldeas generalmente Requiescat in pace; en el cementerio de Cangas:

Mira, pecador, por ti,

que la muerte a todo alcanza.

Hoy vives con arrogancia,

mañana vendrás aquí.

2) Si es costumbre empotrar en las tapias de los cementerios huesos y calaveras.

Cangas de Tineo

Sí.

Tineo

Sí.

Asturias

En el exterior de los cementerios de las aldeas y empotradas en la pared se ven frecuentemente cruces, formadas con 5 ó 6 calaveras. Más de una vez las he visto besar con fervoroso recogimiento.

 

E) IDEAS POPULARES RESPECTO A LOS CEMENTERIOS; FUEGOS FATUOS, ETC.

Cangas de Tineo

Creen los aldeanos que los fuegos fatuos son almas en pena.

Tineo

De mucho terror.

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(II) Costumbres de MATRIMONIO en Cangas del Narcea y otros concejos del SO de Asturias, 1901-1902

II

MATRIMONIO

A) NOVIAZGO

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Foto de boda en Courias / Corias, hacia 1930. Los novios están al comienzo de la escalera, abrazados, él con sombrero. El novio es de casa Nieto, de L.lamas de Ambasaguas, y la novia de casa Bernardo, de Val.linas. Un niño lleva los voladores. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Col. Juaco López Álvarez.

b) CREENCIAS Y SUPERSTICIONES RESPECTO A LOS MEDIOS DE ENCONTRAR NOVIO.

1) Ofertas y otras prácticas religiosas para encontrar novio.

Cangas de Tineo

Rezan, al parecer, las solteras a San Antonio o a las Ánimas para conseguir novio o marido. Aquí hay la tradición de que en una capilla próxima a esta villa existe una imagen de San Tirso, que cuando concede un novio a una devota que se lo pide baja el dedo de una mano que tiene levantada. Tengo entendido que no hay fe respecto a esto último. Se dice que en Covadonga, al oriente de esta provincia, las solteras que beben aguan en la fuente que hay cerca de su célebre gruta se casan dentro de aquel año.

3) Medios para captarse la voluntad de determinados hombre o mujer o para desprenderse de ellos (sortilegios).

Cangas de Tineo

Un farmacéutico de aquí dice que algunas aldeanas han ido a pedirle polvos de vente conmigo que sirven para atraer de nuevo al novio que las abandonó. No se si esta creencia está mucho o poco extendida.

Asturias

Está muy generalizada la creencia en la eficacia de hechizos, que son unos polvos especiales que dados en la comida producen el efecto de despertar una atracción irresistible hacia la persona que los dio, provocando una especie de coma erótico que no perdería medio de manifestarse.

4) Si existe la llamada feria de novias o cualquier otra costumbre análoga.

Tineo

Los mozos y mozas van a las romerías y fiestas de los pueblos (frecuentes en primavera y verano): allí se conocen los de unos y otros pueblos, toman después informes de sus respectivas familias y posición y suelen darse cita para otra festividad ya para la casa de la novia, siendo éste el primer paso del noviazgo.

c) CONSIDERACIÓN DE LA VIRGINIDAD; SI LA PÉRDIDA DE LA MISMA CONSTITUYE GRAN DIFERENCIA PARA CASARSE.

Cangas de Tineo

La pérdida de la virginidad constituye dificultad grande para casarse.

Pola de Allande

Se puede decir que no implica dicha falta el que la chica se case o no, especialmente teniendo buena dote.

Tineo

Representa un papel muy secundario.

d) SI SON FRECUENTES LOS ENLACES ENTRE PARIENTES.

Cangas de Tineo

Sí, bastante.

Asturias

En los pueblos de aldea son frecuentísimos los enlaces entre parientes y ocasiones hay en que un joven difícilmente encontraría una novia en todo el pueblo que no estuviera ligada a él por el parentesco.

e) SI HAY ÉPOCAS EN QUE SEAN MÁS FRECUENTES QUE EN OTRAS EL NACIMIENTO DE RELACIONES Y CUÁLES SON AQUÉLLAS.

Cangas de Tineo

No.

Pola de Allande

La época más frecuente de relaciones es en invierno, en cuyo tiempo nacen en todos los pueblos en los llamados filandones o reuniones de los mozos y mozas del pueblo. Estas reuniones suelen celebrarse un día en cada casa o una semana en cada casa.

f) SI ES COSTUMBRE QUE LOS PADRES ARREGLEN EL CASAMIENTO DE LOS HIJOS SIN CONTAR CON LA VOLUNTAD DE ÉSTOS.

Cangas de Tineo

Es bastante frecuente, y aunque los hijos se casen por voluntad libre suele haber bodas de conveniencia.

Pola de Allande

Se puede decir que en la mayoría de los casos son muy frecuentes estos casamientos, dependiendo la realización de éstos de que los padres convengan o no en las dotes; siendo muy frecuentes los casos en que se deja el casamiento por una cantidad insignificante.

g) FORMAS DE DECLARACIÓN.

1) Directas (de palabra, por medio de cantares, etc.)

Cangas de Tineo

Las hay de ambos modos, pero es muy común que no haya declaración por ser la boda arreglada por los padres.

h) RELACIÓN DE LOS NOVIOS.

1) Ocasiones de verse y hablarse los novios (hilanderos, baile, reja, etc.)

Cangas de Tineo

Hay hilanderos (filandones) y bailes.

Pola de Allande

Se puede decir que en la mayoría de los casos se ven en los citados filandones o tertulias.

Tineo

Los jóvenes de ambos sexos suelen reunirse todas las noches de invierno en las casas llamadas de filasón, ocupándose ellas en hilar y hacer calceta. Ellos las acompañan después hasta sus casas, y de ello resulta no pocas veces algún desavío. En estos hilanderos tienen derecho a entrar todos los jóvenes, incluso los forasteros a quienes se guarda todo género de consideraciones dejándoles que elijan el asiento junto a la moza que más le agrade.

También asisten mozos y mozas a las romerías y fiestas de los pueblos.

2) Agasajos (rondas, serenatas, canciones, regalos, etc.)

Cangas de Tineo

Regalos usuales: el novio a la novia una navaja y ella a él, cuando se usaba calzón corto, los tronquiles (ligas calcetadas de colores vivos y terminadas con borlas). También puede regalar el novio un pañuelo de seda y ella unas medias.

i) CASO DE QUE EL NOVIO ES FORASTERO.

1) Si es frecuente que ocurra este caso.

Cangas de Tineo

Hay de todo

Asturias

En los pueblos de aldea es muy poco frecuente que ocurra este caso.

2) Vistas, cómo se practican, quienes van a ella, asuntos de que se trata y formalidades que se observan.

Cangas de Tineo

Asisten los padres y a veces el novio y siempre el embustero (persona que va a dar buenos informes para facilitar el acuerdo entre las dos partes, exagerando la riqueza del novio). Son obsequiados con longaniza frita y con tortilla. Tratan únicamente de intereses y lo hacen muy minuciosamente respecto a lo que ha de aportar la novia al matrimonio, incluso las ropas y a veces se rompe el trato por no concedérsele una prenda insignificante.

j) IMPORTANCIA QUE SE DA A LAS CIRCUNSTANCIAS FÍSICA Y ECONÓMICAS DE LOS NOVIOS. EDAD MÁS FRECUENTE PARA CASARSE.

Cangas de Tineo

A las condiciones físicas se da poca o ninguna importancia, a las económicas muy grande. Las mujeres se casan cuanto antes si hace falta un hombre en la casa. El troncario se casa muy joven, ordinariamente para traer dinero a la casa y la mujer resulta entonces de más edad que el marido. Cuando la que se casa es mayorazga, suele ser ella la que pretende o más bien sus padres.

Pola de Allande

Lo esencial es que tengan buena dote.

Tineo

La principal importancia se reconoce a las condiciones económicas.

 

B) CAPITULACIONES MATRIMONIALES.

a) INTERVENCIÓN DE LOS PADRES EN LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES.

Pola de Allande

Cuando faltan algunos días para casarse, va el novio y su padre a ver a la novia, obsequiándolos ésta con los mejores manjares que tiene. Pocos días después van a hacer ante notario la escritura de boda, concurriendo generalmente los padres y los novios, manifestando en la escritura la dote de sus hijos.

Tineo

Si los informes tomados por una y otra familia son favorables, se reúnen los padres para hacer los ajustes, nombre bien puesto porque lo que allí se discute es el más y el menos; a veces por 25 pesetas se deshace una boda.

b) CÓMO SE PRACTICAN Y FORMALIZAN LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES; CONTRATOS PRIVADOS Y ESCRITURAS PÚBLICAS.

Cangas de Tineo

Casi siempre por escritura pública.

Pola de Allande

Por escritura pública.

Tineo

Después de convenido por los padres lo que cada uno ha de dar a su hijo se presentan ante el notario que formaliza los tratos.

c) CONDICIONES QUE MÁS FRECUENTEMENTE SE ESTABLECEN EN LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES.

1) En cuanto a las personas.

2) En cuanto a los bienes.

Tineo

Al novio suele conceder su padre la mejora de uno o dos tercios, según los casos, pero variando esto según él o ella sean o no mayorazgos.

d) COSTUMBRES EN LA LOCALIDAD UNA VEZ HECHAS LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES.

Varios

Una vez hechos los conciertos, se termina el acto con verdadero derroche de torreznos, pan, vino y frutas.

e) LA DOTE.

1) En qué consiste generalmente la dote.

Cangas de Tineo

Ganado, trigo, tierras, prados, árboles, ropas, etc.

Pola de Allande

Si los novios son del mismo pueblo, en casa, fincas y dinero. En el caso contrario, dinero solamente.

Tineo

Generalmente ésta se reduce a una cantidad en dinero que oscila entre 400 y 5000 ptas. entregada ya al contado ya a plazos.

2) Cómo se constituye la dote.

Cangas de Tineo

Por escritura frecuentemente.

3) Cuando y con que formalidades se hace entrega de la dote.

Cangas de Tineo

Los ricos hacen la entrega al casarse y los pobres a plazos. A veces los bienes que lleva el novio son de su padre y contratan la entrega para cuando puedan.

Pola de Allande

Es costumbre muy antigua la que existe en algunos pueblos respecto a la entrega de la dote. Una vez terminada la comida de la boda, llega el padre o el cabeza de familia con la dote que van a dar a su hija y se la entrega al novio, contándola en presencia de todos los convidados y éste de la misma manera lo entrega en casa del novio en presencia de los convidados en la cena.

f) CASO DE INCUMPLIMIENTO DEL MATRIMONIO DESPUÉS DE HECHO EL CONTRATO; INDEMNIZACIONES Y EN QUÉ CONSISTEN.

Cangas de Tineo

Se devuelve el dinero recibido y el que rompe el contrato paga los gastos de escritura.

C) AMONESTACIONES

a) SI EXISTE LA COSTUMBRE DE PUBLICAR LAS PROCLAMAS EN OTROS SITIOS ADEMÁS DE EN LA IGLESIA Y, EN CASO AFIRMATIVO, SOLEMNIDADES DE ESTA PUBLICACIÓN.

Cangas de Tineo

No.

Tineo

Sólo en la iglesia.

b) COSTUMBRES CON MOTIVO DE LA PUBLICACIÓN DE LAS AMONESTACIONES Y ESPECIALMENTE DE LA TERCERA Y ÚLTIMA.

Cangas de Tineo

Ninguna especial.

Grabado del cuadro -Una boda de aldea- en Monasterio de Hermo, de Luis Álvarez Catalá, fines del siglo XIX.

D) BODA

a) DESIGNACIÓN DE PADRINOS; CÓMO SE HACE; OBLIGACIONES CONSUETUDINARIAS DE LOS PADRINOS.

Cangas de Tineo

El padrino suele ser un pariente o amigo que suele ser elegido por el novio y la madrina por la novia. Acostumbran pagar los gastos de la boda y las arras si son monedas de cobre o de 50 céntimos, si son de más valor, no. La madrina regala a la novia una camisa, un pañuelo de seda u otra casa parecida, variable según las facultades del donante.

b) SI EXISTEN ALGUNAS PRÁCTICAS ANTERIORES A LA CEREMONIA RELIGIOSA; DESCRIPCIÓN DE LAS MISMAS. SI ES COSTUMBRE QUE EL NOVIO SE DESPIDA DE LOS DEMÁS MOZOS CON UN CONVITE. SI LAS NOVIAS OBSERVAN PRÁCTICAS ANÁLOGAS RESPECTO A LAS SOLTERAS.

Tineo

En dicho concejo existe todavía la costumbre de la frarada, que consiste en que la víspera de la boda, la madrina envuelve a la novia en una sábana, la venda y la mete en la cama, y a la luz de un candil y con un jarro de sidra, la vela el novio hasta la madrugada, estando presente la madrina.

c) INVITACIONES; CÓMO Y A QUIEN SE HACEN.

Cangas de Tineo

Se hacen de palabra por los individuos de las dos familias.

Asturias

En el concejo de Somiedo se invita a la boda a los más próximos parientes y al mozo o moza de más edad de cada casa del pueblo. Los mozos del pueblo de la contrayente nunca dejan de ir, solamente no van cuando el novio es forastero, pues en este caso el novio lleva sus mozos.

d) REGALOS: SI HAY PERSONAS QUE TENGAN LA OBLIGACIÓN CONSUETUDINARIA DE REGALAR DETERMINADOS OBJETOS O CANTIDADES.

Cangas de Tineo

Los regalos son variables y en muchos puntos consisten en dinero que se coloca en la mesa al sentarse a comer. Antes los amigos regalaban a la novia un cos (la camisa de mujer en las aldeas de por aquí está formada de dos piezas; la superior, de lino, se llama cos y toma desde un poco más abajo de la cintura hasta arriba; la otra parte es de tela basta, que llaman estopa y corresponde a la parte inferior de la camisa). Ahora todavía hay algunos casos de regalar cos, pero los regalos son variados.

Asturias

En el concejo de Somiedo e inmediatos se suelen mandar de todas las casas del pueblo el mismo día de la boda un presente a los novios, que consiste generalmente en un jarro de leche con un trozo de manteca en ella, quesos, huevos, casi siempre de los productos del ganado de cada cual, circunstancia que a juicio del informante no debe perderse de vista. En Caso sucede lo mismo pero el regalo se hace al día siguiente.

e) COSTUMBRES QUE SE OBSERVAN CUANDO EL NOVIO ES FORASTERO.

Asturias

En este caso (en Somiedo) no asisten los mozos del pueblo a la boda, pues el novio lleva los mozos invitados de su pueblo.

f) SI SE ORGANIZAN CORTEJOS, COMITIVAS, PARTIDOS O PANDILLAS DEL NOVIO Y DE LA NOVIA; QUIENES LAS FORMAN Y MISIÓN DE LAS MISMAS.

 

g) LA CEREMONIA RELIGIOSA.

1) Si hay algún día de la semana, del mes o del año que sea preferido para la celebración de los matrimonios.

Cangas de Tineo

Algunos se casan en miércoles y otros en sábado porque el día siguiente no es de trabajo. Evitan, al parecer, el viernes. En martes no se ve una boda. El párroco de Cangas de Tineo ha intentado quitar esta prevención y no ha podido conseguirlo.

Pola de Allande

Los sábados y los miércoles, y rara vez en otro día de la semana, excepto los martes que ni por casualidad se ve ningún casamiento.

Tineo

El sábado es el día preferido. Los martes o viernes no se casa nadie.

2) Acompañamiento y orden que se guarda en la celebración de los matrimonios.

Cangas de Tineo

Al ir a la iglesia la novia va con la madrina, siguiéndole el novio con el padrino y detrás el resto del acompañamiento sin orden determinado; a la vuelta, primero los novios, luego el padrino y la madrina y luego los demás.

Asturias

En Somiedo las mozas acompañan a la novia tocando panderetas y cantando canciones alusivas. Los mozos van disparando escopetas sin cesar, tanto a la ida como a la vuelta de la iglesia.

3) Traje de los desposados; si es requisito usual que lleven alguna prenda de vestir determinada o adorno para ir a la ceremonia.

Cangas de Tineo

Los novios llevan el traje mejor que tengan y el novio en las aldeas la capa aunque sea en verano.

Tineo

El novio tiene que llevar capa y la novia mantilla asturiana, que ya algunas sustituyen con el mantón.

4) Si existe la costumbre de que el desposorio se celebre a la puerta de la iglesia.

Cangas de Tineo

En las aldeas, sí.

Pola de Allande

Se puede decir que en la mayor parte de los pueblos existe dicha costumbre. Hasta hace poco tiempo existía igualmente en las villas.

Tineo


5) Si se conoce alguna práctica religiosa digna de mención por ser peculiar de la localidad o de la comarca.

Noceda de Rengos (Cangas de Tineo)

El día de la boda no duermen juntos los recién casados, por respeto a la Comunión que han recibido. La novia duerme con la madrina, el novio en la casa de sus padres. Sólo al siguiente día empieza la cohabitación de los esposos.

h) FIESTA DE LA BODA.

1) Felicitaciones a los desposados y cómo se hacen. Augurios.

Cangas de Tineo

Como en todas partes. No hay augurios.

Varios

Las felicitaciones comunes son:

– Dios vos faga bonos vieyos.

– Que sea para servir a Dios y permita el cielo divino que nunca vos pese.

No hay otro augurio sino el de suponer que si el día está lluvioso la novia será llorona.

2) Prácticas particulares respecto de la desposada (colocación de pendientes, agujas de pelo, arracadas, anillos, cadenas o cualquier otro objeto que se haya designado por la costumbre como peculiar de la mujer casada; simulaciones de venta y de rapto de la novia; luchas, también simuladas, entre los partidos del novio y de la novia y cómo se verifican).

Cangas de Tineo

La novia en muchas aldeas figura resistirse a ir a la iglesia. Los convidados tratan de convencerla, sin resultado por lo cual tratan de llevarla a viva fuerza, pero ella se coge a cualquier mueble, especialmente al escaño (banco de madera largo que hay en las cocinas, el cual por tener mucha madera queda fijo a causa de su peso). Entonces el padre, o la madre a falta de aquél, la exhorta para que ceda, y ella una vez convencida pide la bendición y una vez recibida marcha la novia llorando a la ceremonia.

4) El pan de la boda; costumbres referentes al mismo.

Cangas de Tineo

La madrina reparte en la puerta de la casa donde va a vivir la novia una cesta de pedazos de pan entre los que no habiendo sido invitados llegan a recibirlos.

Varios

A los vecinos del pueblo se les reparte pan, carne y vino, y a los mozos y mozas que van por la noche pan, queso y vino.

6) Bromas, chanzas y burlas que se hacen a los novios el día de la boda y los sucesivos.

7) Si existe alguna costumbre o práctica que se verifique a la mañana siguiente de la noche de bodas y publicidad con que se hace.

Salas

Al día siguiente de la boda va a la misa primera toda la comitiva y al salir, delante de la iglesia, tocan la gaita para que bailen los novios solos en medio del corro que forma toda la comitiva. Al domingo siguiente a la boda es costumbre que la novia asista a la Misa mayor con un cirio encendido para pedir por los difuntos de la familia donde entra.

8) Si el novio es forastero, cuándo y cómo se lleva a la novia; quiénes le acompañan, ceremonia a la entrada de la novia en casa del novio.

Cangas de Tineo

Al salir de la iglesia van cantando hasta casa de la novia donde comen, y después van todos a caballo al pueblo del novio. Los del acompañamiento van disparando tiros, operación que ya empezó antes de ir a la iglesia. En las aldeas del tránsito salen al camino cantando algunas muchachas escogidas entre las más bonitas y de mejor voz. El canto se acompaña con panderos. El padrino las obsequia con dinero. Al llegar a la casa del novio, sale la madre de éste a recibir a la novia y la abraza, conduciéndola al interior de la casa y enseñándosela toda, así como también la panera.

Tineo

Después de comer el día de la boda, se coloca el ajuar en un carro y acompañados de la gaita emprenden el viaje por la tarde a casa del novio con todos los convidados. La suegra recibe a la nuera en la puerta de la casa, la abraza y dice: Deus ti traiga de buena mano y la novia responde Amen, mai; entran y ella se deja despojar del traje de boda y viste las prendas de uso ordinario; ayuda a la suegra en los quehaceres de la casa y sirve en compañía del marido la cena a los convidados.

Asturias

En las montañas de Asturias en su parte occidental no se lleva a la novia hasta los cuatro o cinco días después del enlace. Acompáñanla los más próximos parientes, vestidos con sus mejores galas y montados en los caballos más briosos. La ceremonia al entrar en la casa del novio es que la madre de la novia, si la tiene, salga a la puerta a recibir a la nuera, la abraza, la llama hija y la conduce a tomar posesión de la casa.

9) Duración de las fiestas de la boda y qué se hace en los días sucesivos al casamiento.

Cangas de Tineo

El día y la noche hasta el amanecer.

10) Tornaboda; si existe y en que plazo se celebra; en qué consiste.

Cangas de Tineo

Hay tornaboda que se verifica el domingo siguiente al día de la boda. Asisten los novios y los padres de ellos. Consiste en una comida de mediodía y recibe el nombre de bodín.

i) EL DOMICILIO DE LOS DESPOSADOS; COSTUMBRES MÁS USUALES RESPECTO DEL AJUAR Y QUIÉNES TIENEN OBLIGACIÓN DE ADQUIRIR CADA UNO DE LOS UTENSILIOS DE LA CASA.

Cangas de Tineo

Generalmente los novios van a vivir a casa de los padres de uno de ellos y por lo tanto no necesitan adquirir muebles ni utensilios. El ajuar de la novia lo ponen los padres de ella.

Noceda de Rengos (Cangas de Tineo)

El varón primogénito en todo caso, y la hija mayor que no tiene hermanos varones van a vivir a la casa paterna. Los demás ponen casa aparte.

Tineo

La que no es mayorazgo tiene que llevar su correspondiente ajuar compuesto de cama, jergón, colchón, 12 sábanas, 12 camisas, 12 toallas, un mantel, vestido de boda, ropa de uso ordinario.

Salas

Si la novia ha de ir a vivir a casa del novio, después de la comida de la boda, viene el carro de casa del novio con los bueyes con muchos collares, para conducir el ajuar de la novia. Algunos de los invitados cargan el carro, siempre por este orden: 1º. Cómoda o arca, 2º encima de ellas los colchones, 3º, encima las mantas, 4º, encima cuatro o seis pares de almohadas, rellenas muchas veces de paja para que abulten mucho y se vean bien. Una vez cargado el carro, sale para casa del novio, quien va detrás del carro; éste a de ir siempre cantando (chirriando el eje); con él va toda la comitiva, las mozas echando coplas al son de la gaita y los mozos con escopetas disparando tiros. Cuando llegan a la casa sale a la puerta la madre del novio (quien no es costumbre que asista a la boda), abraza a la novia pronunciando estas o parecidas frases: “Bien vengas, fía, si vienes pa bien”.

j) LAS SEGUNDAS BODAS (BODAS DE PLATA, BODAS DE ORO, ETC.)

Cangas de Tineo

No hay bodas de oro ni de plata.

k) BODAS DE VIEJOS Y DE VIUDOS. CENCERRADAS Y OTRAS BURLAS; EN QUÉ CONSISTEN.

Cangas de Tineo

Hay cencerradas que consisten en meter mucho ruido con latas de petróleo y otros objetos con que se pueda producir estrépito y cantares improvisados que varían según los casos. A veces se hace la parodia del entierro del marido anterior.

Asturias

Las cencerradas son aquí verdaderas manifestaciones multitudinarias y provocaciones intolerables. A los casados les acompaña una multitud, con apariencia de ebria, que grita desaforadamente y golpea latas, almireces y toca cornetas y zambombas en todo el camino de casa a la iglesia y viceversa. Por la noche y aún en noches sucesivas se repite la escena en la calle, en el portal y en la escalera, voceando y cantando. Es milagroso que no se registren escenas sangrientas ante ataques y gestos tan provocativos.

E) SOCIEDAD FAMILIAR

a) EN CUANTO A LAS PERSONAS.

1) Consideración de la mujer; carácter de la autoridad marital y de las relaciones entre los cónyuges. Trabajos en que se ocupa la mujer. Iniciativa que toma en los asuntos domésticos y en la dirección de la casa.

Cangas de Tineo

No hay diferencia entre marido y mujer; unos y otros ayudan a las órdenes de los padres. Éstos pierden la dirección de los negocios y quedan así anulados cuando ya no pueden trabajar. La mujer se ocupa en toda clase de trabajos, incluso en los del campo. En los trabajos domésticos, la que es lista puede hasta dirigir a su marido.

Tineo

No ocupa, por desgracia, en este país el lugar que debiera. No es compañera sino esclava. Tiene que atender al cuidado de los hijos, al del ganado, a la casa, a los más rudos trabajos del campo.

Asturias

Las mujeres no son extrañas a ninguna de las labores del campo y ejecutan además las labores de la casa; en aquéllas son dirigidas, en éstas directoras.

2) Consideración de los hijos; relaciones de éstos con los padres. Labores en que se ocupan según el sexo. Hermanos y medio hermanos; situación respectiva.

Cangas de Tineo

Los hijos de buen carácter son extremadamente obedientes, pero los holgazanes y los que lo tienen malo suelen hacer lo que les parece. Unos me informaron que los hermanos y los medio hermanos son tratados de la misma manera, y otros me dicen que los primeros son más considerados que los segundos. Los varones y las hembras se ocupan en las labores del campo.

Tineo

Efecto de los muchos y múltiples trabajos a que tiene que atender la madre, los hijos están descuidados en su educación y persona, sucios, descalzos, harapientos.

b) EN CUANTO A LOS BIENES.

1) Régimen generalmente seguido con respecto a los bienes de los cónyuges (de comunidad, de gananciales, de separación).

Cangas de Tineo

Cuando viven juntos, todo es común. Me dicen que no hay gananciales. Cuando se separan, se lleva ella lo que aportó al matrimonio.

3) Peculio de los hijos; cómo se adquiere y derechos de los padres respecto de él.

Cangas de Tineo

Lo que ganan los hijos suele ser para ellos, aunque ayudan a la casa en alguna medida.

4) Herencias.

Cangas de Tineo

Se mejora al que sigue en la casa, que suele ser el primogénito.

F) ADOPCIÓN.

a) FORMAS DE ADOPCIÓN.

Cangas de Tineo

Cuando no tienen hijos suelen traer a casa a los de los parientes y los consideran como hijos propios; para ello no existen formalidades legales. Acostumbran a exigir a la familia de donde proceden que los dote. Conozco también algún caso de ir a buscar niños al Hospicio de Oviedo que crían como hijos, cobrando la pensión que dicho establecimiento paga a los que crían expósitos. Si el hijo legítimo mayor se casa y no tiene descendencia, se casa el hermano inmediato y así sucesivamente; si ninguno tiene hijos, ha llegado el caso de adoptar algún pariente.

b) SI ES FRECUENTE LA ADOPCIÓN EN LOS MATRIMONIOS SIN HIJOS.

Cangas de Tineo

Es frecuente en las condiciones dichas.

Tineo

Como la mujer asturiana es muy fecunda, claro es que son rarísimos los casos de adopción. Cuando ocurre generalmente recae en sobrinos o algún ahijado y no es raro que al contraer matrimonio los adoptados, los adoptantes les concedan el tercio o mitad de sus bienes.

G) ADULTERIO

a) SI ES FRECUENTE ESTE HECHO.

Cangas de Tineo

Es frecuente a causa de la gran emigración a Madrid de los maridos.

Tineo

La emigración aquí es un hecho frecuente y causa de que muchos casados vayan en busca de recursos a países extranjeros, separándose de sus mujeres por espacio de muchos años en la flor de la vida. Quizá por esto sea también el adulterio un hecho bastante frecuente, sabidos algunos, ocultos los más.

b) CONSIDERACIÓN SOCIAL DE LOS ADÚLTEROS.

Cangas de Tineo

Son mal mirados.

Tineo

“La frecuencia del hecho es causa de que no se mire el adulterio con el horror que se merece” (sic).

H) SEPARACIÓN DE LOS CÓNYUGES

a) POR DIVORCIO.

Cangas de Tineo

No se divorcian por medio de tribunales.

Tineo

No se registra ningún caso.

b) POR MUTUO CONSENTIMIENTO.

Cangas de Tineo

Principalmente se separan por mutuo consentimiento.

Tineo

Tampoco conozco ningún caso. Lo que sucede es que enterado el marido del adulterio de la mujer (cuando está emigrado en otros países) la abandona.

c) SITUACIÓN DE LOS HIJOS EN ESTOS CASOS.

Cangas de Tineo

Suelen quedar en la casa, sea el padre o la madre quien se marche.

I) UNIONES ILEGÍTIMAS

a) FRECUENCIA DE LAS MISMAS.

Cangas de Tineo

No son muy frecuentes. Pueden tener hijos de solteros pero habitando en casas distintas.

Tineo

No son frecuentes.

b. CONSIDERACIÓN SOCIAL DE LOS AMANCEBADOS.

Cangas de Tineo

Son mal mirados

Tineo

Cuando ocurren estas uniones son mirados los amancebados con desprecio.

c) SI SE CONOCEN CASOS DE AMANCEBAMIENTOS PARA TODA LA VIDA.

Cangas de Tineo

Casos muy raros.

Tineo

No, porque en este caso se les negaría sepultura eclesiástica y no sé más que de un suicida que haya sido enterrado en el cementerio civil, fallecido hace ya muchos años.

d) SUERTE DE LA PROLE DE LOS AMANCEBADOS.

Cangas de Tineo

Los hijos quedan en la casa adonde nacieron.

Planos de la travesía de Cangas de Tineo en la Ctra. de Ouviaño a Cangas y del Puente de Los Peñones

Sección longitudinal (vista desde aguas arriba) del Puente de Los Peñones (Puente Nuevo)

Planos de la travesía de Cangas de Tineo en la carretera de Ouviaño a Cangas de Tineo y del Puente de los Peñones a la liquidación de las obras (Ministerio de Educación, Archivo General de la Administración, Caja 24/4839).

A finales del siglo XIX la red de carreteras de Asturias se articulaba mediante tres ejes hacia la Meseta (Luarca-Ponferrada, Gijón-Adanero y Ribadesella-Sahagún), unidos por una carretera transversal que pasaba por Oviedo. A estos ejes debían confluir el resto de las carreteras. En 1883, el proyecto de la carretera Ouviaño-Cangas de Tineo, que pasaba por Ibias, el puerto del Connio y Ventanueva, se interrumpía al llegar a Cangas en la llamada “Casa de las Mulas”. Una travesía debía enlazarla con la de Luarca–Ponferrada.

Surgió la polémica entre dos posibles soluciones: la primera corría por la margen izquierda del Narcea hasta un estrechamiento del río, en el lugar de El Fuejo, donde se construiría un puente de piedra; continuaría por una calle nueva, atravesando el Campo de la Vega, que era donde se celebraba el mercado de ganado, hasta enlazar en El Corral (hoy Plaza de Asturias) con la carretera de Luarca-Ponferrada. La segunda, trazada a petición de los mayores contribuyentes del concejo, cruzaría el río Narcea “frente al barrio de Ambasaguas” mediante un puente de hierro y el “Naviego” (o río Luiña) en Santa Catalina por un puente de piedra; continuaría hasta la plaza del Conde de Toreno y mediante una calle nueva enlazaría con la carretera Luarca-Ponferrada, así pasaría por el centro de la villa favoreciendo al comercio local. Se presentaron proyectos con ambas soluciones. Los sesenta mayores contribuyentes y siete de los diez concejales del Ayuntamiento de Cangas de Tineo votaron a favor de la segunda opción, y la Junta Consultiva de Caminos, Canales y Puertos se inclinó por la primera por ser más corta y más barata. Por supuesto, la Dirección General de Obras Públicas aprobó esta última más acorde con la tendencia de trazar las travesías evitando el centro urbano.  Se ejecutó entre 1887 y 1901.

El puente es sin duda uno de los elementos patrimoniales más interesantes de la villa de Cangas del Narcea. Responde a un modelo creado en el siglo XVIII y generalizado en el siglo XIX, que marcó un importante hito en la historia de estas construcciones: bóveda escarzana con arranque por encima del nivel de máximas crecidas, sillares bien escuadrados y cuidado diseño. Si lo comparamos con el puente de Ambasaguas vemos el avance constructivo en dos aspectos: pasamos por él sin cuesta, pues el tablero es recto; el río dispone de más espacio, así, incluso en las grandes crecidas, el peligro de socavación del puente y de inundación de las márgenes es menor. No obstante, a finales del siglo XX se construyó un puente nuevo al su lado para evitar los dos problemas que surgieron ante el aumento del tráfico: las curvas a la entrada y la salida, y el estrechamiento de la calzada. Afortunadamente lo respetaron, quizás porque da servicio a la carretera de Besullo, permitiéndonos disfrutar en Cangas del Narcea de una variada tipología de puentes y de un ejemplar con sus elementos originales.

 

Bibliografía:

STEINMAN, David y WATSON, Sara (1979): Puentes y sus constructores. Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Turner.

BÚRDALO, S. Y DELGADO, C. (1987): “Puentes del siglo XIX”, en Revista del MOPU, nº 345, pp. 136-165.

PÉREZ RODRÍGUEZ, Mercedes: “Cangas del Narcea de puente en puente”, La Maniega, números 132 y 133 correspondientes a noviembre-diciembre de 2002 y enero-febrero de 2003.

PÉREZ RODRÍGUEZ, Mercedes y FLÓREZ de la SIERRA, David (2004): Puentes en la villa de Cangas del Narcea.

 

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icon Planos travesía de Cangas y puente de Los Peñones (1901) (3.98 MB)