Federico Granell en el taller de los oscuros

La Revista Clarín en su número 123, de mayo-junio 2016, dedica su portada y varias páginas a desentrañar la obra del artista plástico Federico Granell (Cangas del Narcea, 1974) .

En palabras de César Iglesias, autor del artículo que incorporamos ahora a la Biblioteca Digital del Tous pa Tous, “Granell nos lleva remitiendo sus postcards desde que se inició con los lápices y sus moleskines adolescentes en esa región singular de la República del Poniente ibérico que es el suroccidente asturiano. Allí, a finales de los años ochenta del pasado siglo, empezó a atrapar las sombras de los tejados de pizarra, los destellos de los árboles sagrados de Muniellos, los perfiles del humo triste de las chimeneas de carbón, los atardeceres de los viñedos en cuesta, donde los racimos de carrasquín y alvarín ofrecen su fulgor tanino, y los colores de los cielos imposibles de un territorio donde la luz reescribe su biografía a cada instante”.

En el siguiente enlace se puede consultar esta particular presentación de la pintura del cangués Federico Granell.

 

El pepito de ternera del bar Blanco, subcampeón de España en Valladolid

Pepe Ron y Carmen Cuervo recogiendo el premio en Valladolid

El bar Blanco de Cangas con su pepito de ternera, ha conseguido el segundo premio en la final del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas que se celebró esta semana en Valladolid. Ayer concluía la cata de las tapas presentadas por un total de 48 finalistas procedentes de toda España que aspiraban a hacerse con el título que reconoce al mejor pincho del país y hoy conocimos las conclusiones del jurado presidido por el televisivo Alberto Chicote.

La apuesta de Pepe Ron para esta decimotercera edición del certamen se ha basado en todo un clásico de la barra de bar, que nuestro cocinero más popular ha versionado y presentado junto a una escultura que representa el esqueleto de una vaca, obra del artista y artesano de Navelgas, César Castaño, quien además es amigo del chef. La creación es un guiño al animal que aporta el ingrediente principal con el que se elabora esta tapa.

Pepe Ron ultima con ayuda de Carmen Cuervo la elaboración del ‘Pepito de ternera Blanco 2017’ con el que el bar Blanco ha conseguido el segundo premio del Concurso de Nacional de Pinchos de Valladolid

Tal y como explicó Pepe Ron en la presentación —acompañado por Carmen Cuervo, a la que Pepín definió como su mano derecha tras tres años trabajando en la casa—, su apuesta se basa en ofrecer otra forma de entender el bocadillo de filete. Para ello, comentó, han recurrido al pan ‘airbag’ que le da un toque crujiente y sutil, relleno con steak tartar de solomillo de ternera de Cangas del Narcea, «como no podía ser de otra manera», en palabras del chef, y con un aliño potente, sabroso y con chispa y acabado con un pétalo de cebolla negra fermentada, una alcaparra y piparra encurtida también. Pepín explicó  que su versión del pepito de ternera se come de un bocado, como máximo dos.

El pepito de ternera Blanco 2017 ya se puede degustar estos días en el restaurante La Criolla de Valladolid y este fin de semana lo tendremos en Cangas.

Felicidades a toda esa gran familia del bar Blanco de la calle Mayor de Cangas del Narcea y en especial a Pepe y Carmen por su gran trabajo en la capital castellano-leonesa, volviendo a poner el nombre de nuestro concejo en lo más alto el sector gastronómico español y como no, en boca de todos.

El párroco Jesús Bayón medalla de oro de la Sociedad de Artesanos 2017

Don Jesus Bayón, procesión del Carmen 2012. Foto: J.R. Puerto

Don Jesús Bayón Fernández, párroco de la villa de Cangas del Narcea, fue ordenado sacerdote en 1966 y llegó a Cangas en junio de 1979. Con la de este año serán 39 Descargas consecutivas de las fiestas del Carmen cangués, siendo el encargado de oficiar sus correspondientes novenas a Nuestra Señora del Carmen en la capilla de Ambasaguas, sus misas y sus procesiones tanto matutinas como vespertinas.

Es precisamente la procesión vespertina de cada 16 de julio la que da origen en Cangas del Narcea a La Descarga de la Sociedad de Artesanos, popular oración de pólvora que el pueblo cangués dedica todos los años a la Virgen del Carmen el día de su onomástica.

La primera Descarga de don Jesús como párroco de Cangas del Narcea y como socio de la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen fue la del año 1979, recordada por todos por ser la del famoso hongo. Él la recuerda como «aquella en la que explotó la máquina».

Cangas del Narcea, LA DESCARGA, 1979. Descarga histórica que se recuerda como La Descarga del HONGO.

Siempre que la Sociedad de Artesanos precisó de su ayuda y colaboración, sobre todo los años que las inclemencias metereológicas obligaban a retrasar o incluso suspender el disparo pirotécnico, obtuvo de don Jesús su predisposición y apoyo incondicional.

Recuerda el presidente de Artesanos, Juan Manuel Fernández, «el último año que tuvimos que suspender el disparo de La Descarga, pues no paraba de llover, nos presentamos tres miembros de la junta directiva en el bar Riesco, donde sabemos que él acude a comer todos los días, con una mojadura como si hubiésemos caído al río y antes de llegar a decirle nada, con esa humildad y esa sonrisa afable que le caracteriza nos dice: ya sé a lo que venís, no hay ningún problema, miráis a ver que día os viene bien para celebrar la misa y el disparo de La Descarga».

Este ejemplo, entre otros muchos, y el cariño y colaboración que don Jesús siempre demostró a la Sociedad de Artesanos han hecho este año que su junta directiva, por unanimidad, haya considerado al párroco de la villa de Cangas merecedor de la medalla de oro de la Sociedad.

«Soy “artesano” desde que llegué hace ya treinte y ocho años», presume el párroco. «Vi que todos los paisanos del pueblo eran socios y yo también quise formar parte de ello, no iba a estar en Cangas y no ser de Artesanos», apunta. «Cangas tiene una capacidad de acogida increíble. Desde 1642 que se construyó esta Basílica, hubo solo 18 párrocos. Eso significa que estamos contentos aquí, sino hubiésemos escapado», dice entre risas.

«Cuando me lo anunciaron les dije que si no conocían a nadie con más méritos. Fue una sorpresa grata», cuenta emocionado el párroco,  «cualquier cosa que venga de la Sociedad de Artesanos tiene un valor añadido, es una institución muy arraigada en el concejo con más de cien años de historia».

La medalla le será impuesta en un acto que tendrá lugar en el auditorio de la Casa de Cultura “Palacio de Omaña” el próximo día 7 de julio, después de la celebración de la primera novena a la Virgen del Carmen. Su deseo para las próximas fiestas es que sean «en paz».

Los antiguos alumnos de la escuela de Limés, juntos de nuevo

Antiguos alumnos de la escuela de Limés. Abril de 2017. Foto: Demelsa Álvarez

Los antiguos alumnos, de la generación del cincuenta, que asistieron a clase en la escuela de Limés (Cangas del Narcea) han celebrado su segundo reencuentro para revivir los recuerdos de su infancia y su escolarización en la pequeña escuela rural. Hace un año realizaron el primer encuentro y dado el éxito y el nivel de respuesta han decidido reeditar la cita y convertirla en una celebración anual. A la reunión asistieron 41 antiguos compañeros de clase que aprovecharon para ponerse al día sobre sus vidas y recordar anécdotas de la escuela y a profesores como el maestro Frade, que pasó con ellos gran parte de su escolarización.

Por Demelsa Álvarez en LNE

El COAA convoca los premios Castelao

El Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias presentó el 31 de marzo de 2017 la convocatoria de la I Edición del premio ‘Castelao’ a una trayectoria profesional y del premio COAA+10, a la obra arquitectónica construida con más de diez años de antigüedad.

La presentación de los premios, que se celebró coincidiendo con el aniversario del nacimiento del arquitecto Ignacio Álvarez Castelao (Cangas del Narcea, 31 de marzo de 1910 – Oviedo, 1984), tuvo lugar en la sede de Oviedo del COAA.

El premio ‘Castelao’ lleva el nombre del arquitecto cangués reconocido como uno de los grandes arquitectos asturianos del siglo XX. Supo conjugar con gran maestría la innovación arquitectónica, los avances técnicos y los criterios plásticos, siendo especialmente relevante su colaboración con artistas de otras disciplinas. Tanto su trayectoria profesional como su compromiso ético con el ejercicio de la profesión hacen de él un ejemplo para las generaciones más jóvenes.

El COAA considera que su persona aúna las características idóneas para que los premios a una trayectoria profesional lleven su apellido como recuerdo del colectivo a quien tanto aportó a la Arquitectura Moderna en Asturias.

Con este premio, el COAA distinguirá con periodicidad bianual la trayectoria profesional de un arquitecto, grupo de arquitectos, o personas que hayan desarrollado su trayectoria profesional en el ámbito de la arquitectura, el urbanismo o cualquier manifestación relacionada con la profesión, como reconocimiento a un compromiso vital con la profesión y el desarrollo de una carrera bajo el anhelo de la excelencia.

Noticia relacionada:

El Colegio de Arquitectos de Asturias otorga su primer Premio Castelao al gijonés Mariano Marín

Fernando Graña medalla de oro de Artesanos a título póstumo

Fernando Graña Rodríguez

En reunión celebrada el 16 de junio del 2016, la junta directiva de la Sociedad de Artesanos Nta. Sra. del Carmen de Cangas del Narcea, ha acordado por unanimidad conceder la medalla de oro a título póstumo a Fernando Graña Rodríguez.

PROPUESTA DE MEDALLA DE ORO 2016: Fernando Graña

Hay dos cosas que distinguén a un buen cangués: estar aquí, en Cangas, cuando la ocasión lo requiere y estar ahí para Cangas en las ocasiones que ella te necesita. la primera está, por así decirlo, grabada en nuestros genes y nadie podría vanagloriarse de ser cangués si, aún en el otro extremo del mundo, no siente la llamada de su tierra un 16 de julio. La segunda es, quizás, un poco menos común y es la que verdaderamente diferencia a los cangueses de pro. Fernando cumplía las dos en sumo grado.

Partició en la fundación de la Peña La Andolina, creada en 1975 para reforzar La Descarga, y fue después presidente de la misma. Tanto cuando era socio fundador, como después, cuando fue presidente, hizo de la colaboración entre la Peña y la Sociedad de Artesanos su principal preocupación. Ayudó a reconducir ciertos excesos puntuales que se produjeron y se esforzó en inculcar esta idea para los tiempos venideros.

Fue miembro de la Junta directiva de la Sociedad de Artesanos desde la presidencia de Pablo Fernández aunque, anteriormente, colaboró con la misma en todos los asuntos en los que se le pidió y, en especial, el evitar conflictos en las relaciones entre la Sociedad y el Gobierno Autonómico.

Como miembro de la Junta, colaboró durante años en la organización del Cena de Artesanos del 15 de julio y contribuyó a terminar con los problemas de organización que sufría ésta, con firmeza y diplomacia y a hacer de ella el evento modélico que es hoy. Siempre le gustaba recordar la ocasión en que nos sorprendió la lluvia al final de la cena (entonces se hacía en el Prao L’Molín), tuvimos que tomar el postre refugiados en las casetas de las máquinas y nadie marchó sin pagar.

Fernando Graña, en fin, siempre pensó, como cangués y como socio de Artesanos, se debía apoyar a la Sociedad en todo momento y circunstancia, siempre puso en práctica este principio y siempre procuró inculcarlo en todas las personas de su entorno. Por eso, creo que merece que le sea concedida la Medalla de Oro 2016.


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Donación de un cuadro del pintor Víctor San Juan al Muséu del Pueblu d’Asturies

Víctor San Juan, Pachu Ríos, 1984. Óleo sobre lienzo, 92×73 cm

El Muséu del Pueblu d’Asturies ha recibido un cuadro del pintor Víctor San Juan donado por Elisa Rodríguez Rodríguez, su viuda. Se trata de un retrato de Pachu Ríos, músico aficionado de Cangas del Narcea, muy popular entre los años treinta y sesenta del siglo XX, realizado en 1984. La obra es un óleo sobre lienzo de 92 x 73 cm y permanecerá expuesta al público en la recepción del museo hasta el 17 de abril de 2016.

Víctor San Juan (Madrid, 1919 – Cangas del Narcea, 1997) fue un pintor fundamentalmente dedicado al paisaje asturiano, aunque realizó algunas incursiones en el campo del retrato. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid y como copista en el Museo del Prado. En 1953 se estableció en Cangas del Narcea, donde vivió dedicado a la pintura hasta su fallecimiento. Pintó al aire libre en Cangas del Narcea, Somiedo, Picos de Europa, Avilés, etc., tomando apuntes en pequeñas tablas que después trasladaba al lienzo en su estudio. Realizó numerosas exposiciones en Oviedo, Gijón, Avilés, Valencia, Madrid, Barcelona, Santander, Zaragoza, La Coruña… Fue un pintor vocacional, que recomendaba a quienes querían dedicarse a este oficio “sinceridad y que pinten las cosas conforme las vean”. De él cabe destacar la identidad entre artista y paisaje, heredada de los impresionistas.

El retratado es Francisco Ríos, conocido como “Pachu Ríos”. Había nacido en Villar de Adralés (Cangas del Narcea), de donde también era natural José Martínez González, “Maquilo” (1873 – 1958), que regentaba una carpintería en la villa de Cangas del Narcea y era, además, conocido como gaitero y artesano fabricante de gaitas, al igual que sus primos Urbano y Vicente. Pachu Ríos solía visitar la carpintería de su vecino y allí le pidió que le hiciera una gaita, a lo que Maquilo accedió. Dado que Pachu Ríos sufría una minusvalía que le impedía tocar correctamente una gaita convencional con todas sus partes y tubos, el resultado de su encargo fue un puntero provisto de una boquilla que protegía la lengüeta sonora o “payuela” y se podía tocar independientemente, sin necesidad de fuelle. Pachu Ríos bautizó a este singular instrumento con el nombre de “xipla” (que en Asturias se aplica siempre a las flautas) y lo tocaba de forma autodidacta, llegando a ser conocido en la villa por su actividad como músico aficionado.

No es habitual que en Asturias se toquen los punteros aisladamente, sin el concurso del fuelle, aunque no era infrecuente que jóvenes que se iniciaban en el oficio de gaiteros aprendieran a tocar utilizando solo el puntero o, en su defecto, flautas de factura popular, en las que practicaban hasta que podían disponer de una gaita completa. Este método se debía más al elevado coste de un instrumento completo que a razones técnicas; no obstante, en las actuales escuelas de música tradicional se ha generalizado el uso de flautas con los orificios modificados para poder practicar en ellas la digitación de la gaita (que es distinta de la de la flauta y exige dicha modificación). En consecuencia, la xipla que tocaba Pachu Ríos y que pintó Víctor San Juan anticipa una solución práctica que ha sido muy utilizada con posterioridad.

Recuerdo a una maestra

Grupo de maestros de Cangas del Narcea en 1961. Lola está detrás de la única niña que aparece en la fotografía, su sobrina Casilda Flórez Menéndez.

El sábado 26 de septiembre, a las 11 h., se enterraba en Cangas del Narcea a Dolores Menéndez Martínez, “Lola”, que fue maestra durante muchos años en Cangas y su concejo, dejando un gran recuerdo entre sus numerosos alumnos por su entrega y vocación en la labor de enseñar.

Lola nació en Casa el Calvo de Santa Catalina el 26 de diciembre de 1924 y murió en Oviedo el 24 de septiembre de 2015. Estuvo en las escuelas de Riodeporcos (Ibias) y Linares de Allande, en El Otero, Adralés y El Reguerón en Cangas del Narcea, y se jubiló en El Resbalón en Lugones.

Mujer optimista, gran lectora y portadora de mucha fuerza, estuvo en el mes de mayo pasado, con 90 años de edad, en Dublín visitando a sus sobrinos nietos Esther y Miguel, y el día del Carmen vio la última Descarga desde su casa de Santa Catalina.


CARTA A LOLA
Esther Flórez Solarana

Lola en Dublín, mayo de 2015

El destino es así, y a veces no nos queda más remedio que aceptar que los caminos se tienen que separar; aceptar que no existen infinitas autopistas rectas. Pero antes de soltar tu mano y seguir caminando quiero decir en voz alta esa palabra que tanto nos cuesta pronunciar: gracias.

Gracias a ti, que has dado tu vida a los demás sin importar el cómo ni el por qué. Gracias por enseñarnos a vivir por nosotros mismos, pero sobre todo por nosotras mismas. Gracias por enseñarnos que la vida no es una, pues mientras abras un libro podrás robar millones de aventuras y hacerlas tuya. Gracias por enseñarnos que la justicia es posible, siempre y cuando se luche por ella. Gracias por enseñarnos a no creer lo primero que dicen las noticias, por querer saber más. Gracias por enseñar en el aula que dos más dos son cuatro, pero que en la vida dos más dos pueden ser cinco, quince o veinticinco, ya que en la vida todo es posible si trabajamos por conseguirlo.

Lola con sus sobrinos nietos en Dublín, mayo de 2015

Gracias por enseñarme el poder de la palabra, el enigma de las matemáticas y la belleza de la vida. Gracias por enseñarme a jugar, por enseñarme a soñar. Gracias por enseñarme a ser yo. En fin, gracias por enseñar, por ser catedrática en la Universidad de la vida.

Puede que mis palabras sepan a poco, por ello permíteme que robe unas letras al más grande, al que conquistó tu alma cuando aún eras una niña.

“Como las cosas humanas no sean eternas, yendo siempre en declinación de sus principios hasta llegar a su último fin, especialmente las vidas de los hombres, y como la de don Quijote no tuviese privilegio del cielo para detener el curso de la suya, llegó su fin y acabamiento cuando él menos lo pensaba; porque o ya fuese de la melancolía que le causaba el verse vencido o ya por la disposición del cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en la cama, en los cuales fue visitado muchas veces del cura, del bachiller y del barbero, sus amigos, sin quitársele de la cabecera Sancho Panza, su buen escudero”.

Lola, gracias por habernos hecho formar parte de ti, de tus añoranzas, de tus aventuras, de tus anécdotas, en definitiva, de tu historia.

Hasta siempre.


‘Mientras corre el tiempo’

Ediciones Hontanar publica el libro ‘Mientras corre el tiempo’, un poemario compilado por la hija de Tomás Tornadijo García, María Eugenia Tornadijo Rodríguez, que hace así realidad el viejo sueño de su autor. En él están recogidas gran parte de las poesías que fue escribiendo a lo largo del tiempo y que son precisamente un compendio de recuerdos bucólicos, sentimientos y reflexiones serenas dibujadas con sencillas palabras. Leer más

‘De Combo a Fuente del Real’, memorias de una canguesa

Mari Luz Álvarez Lago con su libro el 13 de marzo de 2010. Foto: PAÑEDA en ‘EL COMERCIO’

Ha llegado a nosotros un libro publicado en 2010 que merece ser reseñado en el Tous pa Tous. Son las memorias de Mari Luz Álvarez Lago, nacida en 1926 en el pueblo de Combo, en el Río del Couto, en casa El Murgueiro. Mari Luz comienza sus memorias así:

“Quiero a través de esta narración mostrarles una visión de lo que fue la vida de una mujer que, como a tantas de mi época, me tocó vivir los turbulentos años antes de la guerra, la Revolución del 34 y, después, la guerra civil y la posguerra, todos estos acontecimientos con apenas diez años. Pasamos bastantes penalidades y gran dificultad para vivir, dadas las circunstancias que atravesaba España. Esa época marcó nuestra existencia de forma imborrable y al día de hoy pesan más las batallas que tuvimos que vencer y los momentos difíciles pasados, que gracias nuestra juventud, quizás la inconsciencia de los pocos años, que te hace ver las penalidades y tragedias como algo con lo que tienes que vivir y te acostumbras a ello, sin más, y lo asumías como parte de tu propia vida, salvando las dificultades y penurias, que íbamos resolviendo en nuestra lucha diaria, como gran parte de las mujeres de la España de entonces”.

Mari Luz vivió hasta los diez años en Combo. A esa edad fue a vivir con unos tíos a la parroquia de Castiello en Gijón. Se casó en 1950 y tuvo una hija. Se estableció poco después en esta ciudad en la calle Fuente del Real, en el barrio de El Llano. Aquí abrió un bar tienda, llamado “Mari Luz”, en la que daba también comidas y que atendió durante cuarenta y cinco años. Cuando escribió el libro estaba ya jubilada, pero seguía llevando una vida social muy intensa. Es de las que no sabe estar quieta.

Portada del libro de Mari Luz.

En Combo trabajó desde los cinco años cuidando el ganado, subiendo y bajando a la braña, y ayudando a trabajar la tierra. La vida en su casa giraba alrededor de la madre, Dolores, porque su padre, Benigno, trabajaba en Madrid de sereno y “solo volvía a Combo durante las vacaciones por el verano”. El matrimonio tuvo diez hijos, que se fueron dispersando enseguida por Oviedo, Ponferrada y Valladolid. Mari Luz cuenta en el libro la vida en Combo en aquellos años treinta: la casa, la braña, la matanza, los filandones, las fiestas, los bailes y el mucho trabajo. A los ochenta y tantos años Mari Luz escribe sobre su infancia lejana:

“Afortunadamente y a pesar de marchar para Gijón con pocos años, me sirvió mucho todo lo que aprendí en Combo, lo mismo a valerme por mi misma y ser capaz de desenvolverme por la vida, que en lo relativo a las faenas del campo, pues nunca dejé de atender nuestra finca con constancia, de la que tenemos sacado bastante provecho y aún lo seguimos sacando, pues no compramos ni patatas ni hortalizas”.

En Gijón siguió trabajando duramente, primero en casa de sus tíos, donde más que una hija adoptiva fue una “esclava doméstica, porque con diez y once años ya empecé a ir a vender a la plaza de abastos de Gijón, con la cesta en la cabeza” y también le “tocó acarrear agua desde un kilómetro con un caldero en cada mano y otro en la cabeza”. Años más tarde comprará una xarré para llevar a la Plaza del Sur la fruta, verduras, etc. En la calle Fuente del Real siguió trabajando y trabajando.

Mari Luz Álvarez Lago es sobre todo una mujer optimista, que siempre gozó de buena salud y que ha vivido con el principio vital hacer agradable la vida a los demás.

“De Combo a Fuente del Real” es un testimonio muy interesante de la vida de una mujer trabajadora escrita por ella misma. Es de lamentar que no contemos con más memorias de esta clase para que en el futuro no olvidemos como fue la vida de muchas de las protagonistas del pasado siglo XX.



Publicación del libro: Ake W:son Munthe. Poesía Popular de Asturias (1888-1889)

El Muséu del Pueblu d’Asturies recupera una obra fundacional de los estudios sobre el folklore asturiano. 

Cubierta

Cubierta

Publicada originalmente en Upsala (Suecia), bajo el título de Folkpoesi från Asturien (1888-1889), esta obra pionera del folklore asturiano ha permanecido inédita en España durante más de un siglo. El estudio de la poesía popular asturiana realizado por el filólogo sueco Ǻke W:son Munthe (1859-1933) fue el primero que se hizo en Asturias a partir de un trabajo de campo efectuado in situ directamente por el autor. El área elegida por Munthe para llevarlo a cabo fue el sudoeste de Asturias y, más concretamente, el concejo de Cangas de Tineo, hoy Cangas del Narcea. La razón de esta elección la explica el propio autor: “Di preferencia a esta parte occidental de Asturias porque sobre el dialecto de las partes central y oriental existían por lo menos algunas noticias y, por el contrario, sobre el dialecto occidental era casi todo desconocido hasta el momento”.

La información recopilada en Cangas del Narcea sirvió a Munthe pararealizar dos estudios muy valiosos. El primero fue su tesis doctoral, que leyó en 1887 en la Universidad de Upsala con el título Anteckningar om folkmåleti en trakt av vestra Asturien (Anotaciones sobre el habla popular de una zona del occidente de Asturias), y se publicó ese mismo año. Este estudio fue el primer trabajo científico sobre un dialecto que se realizó en España, y tuvo mucha difusión en los ámbitos académicos de España y Portugal, y también en los relacionados con los estudios asturianos. La traducción española de este libro fue publicada por la Biblioteca de Filoloxía Asturiana de la Universidad de Oviedo en 1987.

Cubierta del fascículo II de la edición original

Cubierta del fascículo II de la edición original

El segundo estudio realizado por Munthe con materiales recogidos en Cangas del Narcea fue Folkpoesi från Asturien (Poesía popular de Asturias), publicado en tres entregas en la revista Språkvetenskapliga Sällskapets i Upsalaförhandlingar (Tratados de la Asociación de Filología de Upsala) en 1888 y1889. Estos materiales provienen fundamentalmente de dos informantes: Antonia Coque, natural de Pousada de Rengos y sirvienta en la villa de Cangas, y Carmen González, natural de Vil.louril de Bimeda; ambas contaban veinte años de edad en el verano de 1886, cuando fueron entrevistadas por Munthe. Así describe estas entrevistas el propio autor:

Cuando preguntaba a las muchachas acerca de cantos populares, pretendían convencerme de que no sabían ni uno solo; pero cuando al fin conseguí romper su silencio, brotaron de su boca espontáneamente los cantos, especialmente cuando estábamos a solas. Sentado yo en el borde del fogón de la cocina ahumada de Cangas, y Antonia preparando en la caldera la comida de los cerdos, o limpiando y fregando, o peinando sus rizados cabellos negros, o cuando yo arriba en Villaoril ayudaba a Carmen a desmenuzar terrones en el pequeño y escarpado pedazo de campo, arriba en el monte, o la acompañaba a llevar el ganado a pastar a la sierra, o delante de la puerta de su casa, baja y con tejado de pizarra, en los ratos de ocio… no tenía traza de acabar su provisión de cantos y si hubiera podido permanecer allí más tiempo, hubiera seguramente multiplicado mi colección con solo transcribir los cantares que aquellas muchachas sabían.

Åke W:son Munthe en Estocolmo (Suecia), hacia 1886. Fotografía de Wilhelm A. Eurenius (1830-1892)

Åke W:son Munthe en Estocolmo (Suecia), hacia 1886. Fotografía de Wilhelm A. Eurenius (1830-1892)

La edición de los textos que componen esta colección de romances, canciones populares y rimas infantiles mereció el reconocimiento de investigadores españoles y extranjeros, como Ramón Menéndez Pidal o Carolina Michaëlis, que destacaron el valor de los materiales folklóricos recopilados y el rigor en la transcripción.

En Asturias, Braulio Vigón publicó una elogiosa crítica de esta obra en el periódico El Concejo, de Oviedo, el 1 de mayo de 1889 en la que termina reclamando un merecido reconocimiento para el lingüista sueco: “Y hora es por lo tanto de significarle que Asturias sabe apreciar y agradecer el mérito relevante de sus trabajos”. Lamentablemente han tenido que transcurrir 125 años para que este trabajo pionero de Munthe se publique en Asturias.


La osezna Molinera debe vivir en libertad, según el experto Javier Naves

 Molinera en el cercado de Santo Adriano.

Molinera en el cercado de Santo Adriano.

Javier Naves Cienfuegos, biólogo del CSIC y especialista en el Consejo Asesor del Oso Pardo, es tajante a este respecto y así lo especifica en un informe en el que está trabajando. La máxima de este acreditado experto en las poblaciones cantábricas de la especie, sobre las que trabaja hace varias décadas y a las que ha dedicado su tesis doctoral y numerosas publicaciones científicas, es que la osa Molina pueda vivir en libertad durante toda su vida como animal. Para él solo hay una limitación, utilizar técnicas que puedan hacer daño al animal. En lugar de eso, el documento traza un plan que incluye el máximo aislamiento tanto visual como auditivo y nuevas directrices para los cuidadores de la osa.


Vídeo: RTPA


 

Editado el libro ‘¡Como Semos!’

Escrito por los maestros Tito Casado (cangués) e Inés Gómez (somedana) el libro recoge 250 anécdotas de los concejos de Cangas del Narcea, Tineo y Somiedo.

Estas anécdotas aparecen agrupadas por temática: vida social, curas, monjas e iglesia, maestros, maestras y escuelas, justicia y juicios, los madrileños, el trato del casorio… y sobre todo un apartado, como no podía ser de otra manera, dedicado a las tan comentadas aventuras y desventuras de tipo sexual.

Hay también 50 dichos nuestros, y un álbum de fotografías antiguas relacionadas con nuestra forma de ser y vivir. Un pequeño estudio etnográfico y sobre todo divertido de todas aquellas historias que nos han hecho reír a lo largo de muchos años.


Restaurada la lápida de homenaje a los voluntarios cangueses de 1808

Placa restaurada dedicada a los héroes del Regimiento de Voluntarios de Cangas de Tineo

El pasado mes de septiembre nos hacíamos eco en esta misma página web del aspecto penoso que presentaba la lápida de homenaje a los voluntarios cangueses de 1808, único testimonio que existe en nuestro concejo que conmemora un hecho histórico en el que participaron colectivamente todos los cangueses y que honra a unos muertos que lucharon por la libertad.

La falta de decencia cívica y de respeto al pasado, la ignorancia y la estupidez de algunas personas fueron la causa de esta situación. Aunque tuvo que repararse con dinero de todos, hoy nos congratula saber que el Ayuntamiento de Cangas del Narcea ha concluido los trabajos de rehabilitación, poniendo remedio al desaguisado realizado por uno o varios descerebrados.

El Ayuntamiento también ha restaurado dos humildes testigos de la modernización de España en el siglo XIX ubicados en Brañas de Abajo. Dos azulejos de color blanco con letras y números azul cobalto en los que aparecen el nombre de la calle en uno y el pueblo, la parroquia, el partido judicial y la provincia en el otro. A continuación se puede visualizar el magnífico resultado de los trabajos realizados.  Esperemos que duren muchos años. Desde aquí nuestra felicitación a los responsables municipales por cuidar de estos detalles.


 


Los osos que se portan bien

Oso pardo de pie en el concejo de Cangas del Narcea. Foto: Celso Álvarez Martínez

El aumento de la población osera y su cercanía a los pueblos ha abierto un nuevo debate en torno a un animal que simboliza la lucha por la conservación de la naturaleza en Asturias. Ante la expansión de una de las especies más emblemáticas de la región, el Ministerio de Medio Ambiente prepara junto al Principado y otras comunidades un protocolo de intervención que incluye la posibilidad de ahuyentarles usando pelotas de goma. El periódico La Nueva España ha consultado a vecinos que llevan conviviendo con osos toda su vida y se han cruzado con ellos una y otra vez. Todos defienden el comportamiento «pacífico» del animal y ven «muy exagerada» la medida.

 

Mercedes Martínez, de Jalón: «de repente, veo que tengo dos osos en mi jardín»

Mercedes Martínez, en el jardín de su casa de Jalón, en Cangas del Narcea. Foto: Luisma Murias

Mercedes Martínez escuchó un sonido fuerte y seco, pero no le dio más importancia. Estaba en el corral dándole de comer a las gallinas. Era un día nublado de primavera.

Jalón es un pueblo en las alturas de Cangas del Narcea con 30 vecinos, demasiadas casas vacías, exuberantes montañas alrededor, oxígeno que se agradece y el silencio suficiente para escuchar de todo. Por eso ella pensó que aquel ruido podía ser cualquier cosa. Cualquier cosa menos un oso. O dos.

«Me volví y, de repente, veo que tengo dos osos en mi jardín. Aquí estaban, aquí, en el medio», dice.

–¿Y qué hizo?

–Me quedé mirando fijamente para ellos. Y ellos para mí. No tuve miedo, no me asusté, qué va. Estaba al lado de casa y, a una mala, me podía refugiar dentro. Les contemplé. Eran de color castaño oscuro y no muy grandes. Muy guapos. Creo que andaban buscando comida.A los pocos minutos cruzaron la carretera y se perdieron en el monte.

Ocurrió hace ocho años y ella lo recuerda como si fuera hoy. Su nieta, Laura Tosar, escucha la historia con el asombro y la vitalidad de quien estrena la mayoría de edad.

Mercedes tiene 69 años y lleva casi 40 en el pueblo. En todo ese tiempo, «que ya ve que es bastante», no fue testigo de ningún conflicto entre un oso y una persona. «Estamos acostumbrados a la convivencia con ellos. Es una convivencia pacífica. Aquí nadie tiene miedo de que un oso pueda hacerle algo a una persona. Primero porque no es normal que aparezcan por el pueblo y después porque, si lo hacen, vienen tranquilos. Si no te metes con ellos no hacen nada. Sólo si atacas, es normal: son animales y tienen que defenderse».

Su jardín, entonces, no estaba cercado como lo está hoy, con un muro de cemento ni muy alto ni muy bajo, lo suficiente como para impedir que se le escapen los cabritines que tiene en la cuadra y también para que, llegado el caso, puedan otra vez entrar los osos.

Ella era ganadera de las que iba todos los días al monte. Una vez, de la que volvía de dejar las vacas, se tropezó de frente con cuatro osos, nada menos. Una madre y tres crías. Ahí sí le entró el tembleque, omás que eso. «Tenía un cague de la leche», describe. Se escoró y, con cuidado, siguió caminando con cierta tensión hasta que se dio cuenta de que la osa iba más pendiente de sus oseznos que de otra cosa.Y no pasó nada, cada uno a lo suyo.

Ahora cada vez hay más osos en Asturias y ella lo sabe. Hace cuarenta años, cuando se estableció en Jalón, la especie contaba con 60 ejemplares en toda la Cordillera Cantábrica. Hoy hay unos 220 y subiendo.Y si sigue la tendencia la densidad será mucho mayor. Mercedes es consciente de que a mayor número de plantígrados, mayor es el riesgo de que se aproximen a los pueblos. Pero no ve necesario encender alarmas.

Y «de ninguna manera», dice, respalda la posibilidad de espantar a esos animales de los pueblos disparándoles pelotas de goma, como venía establecido en la primera versión del protocolo de intervención para osos problemáticos que quiere impulsar el Ministerio de Medio Ambiente y que analiza el Principado junto al resto de comunidades oseras de España (Galicia, Castilla y León, Cantabria, Aragón, Navarra y Cataluña). «No hace falta eso, no. Es muy exagerado. Precisamente si les disparas es cuando te pueden atacar», señala. «Es demasiado», sentencia.

«Además están muy vigilados ¿eh? Cada dos por tres vemos a los guardas pasar para allí arriba», avisa. En realidad, allí arriba no es tan lejos. Un par de kilómetros, a lo sumo. Mercedes vive al lado de los osos y no se queja. «Tan contenta», acaba.

Carlos García, de Gedrez: «Siempre escapan de ti»

Carlos García, en Gedrez. Foto: Luisma Murias

Cuando Carlos García Fernández se encontró de frente con un oso todavía estaba mal de la pierna. Cojeaba. Fue en la carretera de Gedrez, donde reside este ganadero jubilado de 53 años. Aquel oso, cuenta, era muy grande. Casi más que él. Lo comprobó cuando se puso sobre sus dos piernas traseras y se presentó erguido. «Se quedó quieto mirando para mí fijamente, pero no me asusté. Fue dar con el bastón a una valla que había al lado y echó a correr a toda velocidad. Los osos siempre escapan de ti», explica.

A Carlos, los osos nunca le hicieron ningún daño al ganado y, por eso, reivindica que «no son conflictivos». «Vienen a los frutales, a las colmenas. Eso sí. Pero a las personas nada», dice.

Carlos no cree que sea «muy acertado» dispararles pelotas de goma «salvo en casos realmente excepcionales».

 

Manolo García, de Piedrafita: «Me quedé a dos metros del oso»

Manolo García González posa ante los cerezales que tiene en su casa de Piedrafita. Foto: Luisma Murias

Delante de su casa, Manolo García González tiene varios cerezales. Desde hace unos años, cada vez se aproximan a su casa más osos a comer cerezas. Él los protege con perros. «No pasa nada, no tengo miedo. Baja, come y listo. Quien realmente destroza por aquí es el jabalí», explica.

Manolo es ganadero y es uno de los siete vecinos de Piedrafita, un pueblo a mil metros de altura en Cangas del Narcea. Hace tiempo, se encontró con un oso cara a cara. Él llevaba un perro, que tuvo que coger en brazos para que no ladrase. «Dejé que se acercara. Me quedé a dos metros. Era grande y negro. En el momento que le chillé, se asustó y salió corriendo. No se fiaba de mí», cuenta.

Manolo lleva conviviendo con los osos 55 años.Y nunca le ocurrió nada. Ni a él ni a nadie que sepa. «Estamos seguros. No creo que vaya a pasar nada porque aumente la población», reconoce, y defiende el comportamiento «pacífico» del animal, para quien reclama más comida en el monte. «Si quieren que no baje a los pueblos deberían insistir en que haya más comida en su hábitat», explica.

«Ahora hay más osos y se nota. No sólo en que los puedes ver mejor sino en que cada vez hay más gente que viene por aquí a intentar avistarles», concluye.

 

José Manuel López, de Gedrez: «Que vengan y digan quién teme aquí al oso»

José Manuel López, en su coche por el monte Zengadera, en Gedrez. Foto: Luisma Murias

«Se está dando una imagen del oso que no es. Que vengan y digan quién teme aquí al oso». José Manuel López, ganadero 45 años y residente en Gedrez (Cangas del Narcea), tiene un largo historial de encuentros fortuitos con osos. El último fue la semana pasada. Volvía en coche de dejar una vaca en el matadero y se encontró a uno en medio de la carretera. Estuvo 300 metros detrás de él hasta que se fue. «No hacen nada. Nadie les tiene miedo», dice, y critica la posibilidad planteada de utilizar las pelotas de goma para espantarles de los pueblos. «Eso es un disparate. No se puede hacer. Si se hace aquí acaban con todo». «Se ve que hay más osos, pero no hay ese problema que dicen», concluye.

 

Chema Díaz: «El problema es el ecologismo de ciudad»

Chema Díaz, en Vega de Hórreo. Foto: Luisma Murias

Una tarde, Chema Díaz salió a pasear con su hija Sofía por antigua la carretera que une Cangas de Narcea y San Antolín de Ibias. Era un día de septiembre a media tarde. De repente, escuchó varias zancadas entre los matorrales. Lo supo desde el primer momento: se paró, preparó la cámara y esperó. El oso saltó a la carretera en cuestión de segundos. «Nosotros nos quedamos parados. Lo mejor es eso. Si no te mueves, los osos no te ven. A los 8 ó 10 segundos se dio la vuelta y salió corriendo».

Chema regenta el albergue de Vega de Hórreo, en Cangas del Narcea. Tiene 45 años y lleva allí más de 20. Está acostumbrado a vivir en el entorno de los osos, que de vez en cuando, por las noches, se acercan a las proximidades del pueblo. «Es normal escuchar a las tres de la mañana ruidos. Pero nadie tiene miedo. Los que vivimos aquí estamos habituados a ellos», asegura.

A este hombre de verbo fluido, pelo blanco y ojos azules le molesta lo que está «viendo y leyendo». No da crédito a las medidas que se quieren impulsar ante la expansión de la especie, entre ellas el uso de pelotas de goma para ahuyentarlos. «El problema es ese, el ecologismo de ciudad, el ecologismo de libro. Es no conocer nada de lo que pasa en el medio rural». Sabe que se utiliza en otras zonas de Europa. Pero se justifica: «Allí son agresivos y te matan, aquí no». Es partidario de otro tipo de medidas como el impulso de campañas de educación medio ambiental.

Chema es consciente de que la población osera se expande, pero sólo ve el peligro si llega a pueblos que nunca han tenido contacto con ellos. «El problema es ese, que alcancen sitios y den con una generación de personas que no han convivido con ellos. Pero eso es remoto. Los que estamos aquí no tenemos esos problemas», dice.


Publicado en La Nueva España
Domingo, 11 de mayo de 2014


María José Perrón dibuja los paisajes del concejo de Cangas del Narcea

En el concejo de Cangas del Narcea todavía encontramos parajes naturales y caminos como los que aparecen en esta obra

DEA BRIGANTIA, con este título presentó su último trabajo la canguesa consorte María José Perrón. Se trata de un cómic en pequeño formato, cuyos originales están trabajados a tinta y grafito. En sus páginas se funde lo real con la ficción, acercándonos a la mitología celta, y en el que aparecen rincones naturales del concejo de Cangas del Narcea. Tanto el guión como las ilustraciones son originales de la autora.


Portada cómic ‘Dea Brigantia’

María José, a pesar de la difusión a través de está página web del Tous pa Tous y en algunos programas de radio, no consiguió algún mecenas que le ayudase a publicar el cómic El Misterio de la Serpiente, cuya motivación principal a la hora de crearlo ha sido rendir un homenaje a Cangas y sus gentes. No obstante, decidió autofinanciar ella misma el proyecto y para ello retomó Dea Brigantia. La idea es que los beneficios obtenidos con esta publicación sirvan para financiar la de El Misterio de la Serpiente para que después de varios intentos, pueda ver la luz de una vez por todas, a principios del verano de 2015.

Este proyecto, que como hemos escrito está ligado a El Misterio de la Serpienteya se puede adquirir en la librería Treito de Cangas del Narcea.


 

Presentación del libro: ‘La explotación de madera en el monte de Muniellos’

El pasado jueves, 8 de mayo de 2014, a las 19.00 h., en la Casa de Cultura “Palacio de Omaña”, se presentó el libro La explotación de madera en el monte de Muniellos, 1766-1973, de Juaco López Álvarez, editado por el Grupo de Desarrollo Rural Alto Narcea Muniellos. El libro es la segunda edición de este estudio corregido y ampliado con respecto al publicado en 2003. En la presentación, el autor hizo un breve recorrido por la historia de la explotación de este “famoso” monte, que comienza con la corta de madera con destino al arsenal de Ferrol para la construcción de barcos de guerra y termina con la compra del monte por el Estado para su conservación como espacio natural.

La explotación maderera de Muniellos fue una de las actividades económicas más importantes del concejo de Cangas del Narcea, generó grandes expectativas de progreso, atrajo a numerosas empresas y trabajadores de diversos países europeos, y es muy representativa de la historia de la industrialización asturiana.

La edición de este libro se suma a la campaña “Cuidemos nuestros montes” del Grupo de Montaña Piélago, de Cangas del Narcea, con la que se pretende promocionar el senderismo infantil y la mejora de las rutas de montaña en el concejo. El libro podrá adquirirse mediante un donativo a favor de esta campaña.


Rosa Fernández y los héroes olvidados de la montaña

Purificación Suárez, Rosa Fernández, Dawa Shiri y Noelia Rojo, en el refugio del Meicín, Tuiza de Arriba, Asturias

La canguesa Rosa Fernández fue la primera mujer española en ascender los siete picos más altos de todos los continentes. En su segundo intento, en 2005, alcanzó la cumbre del Everest por la cara norte. Un grupo de sherpas la manteó, mostrando así su admiración por la fortaleza exhibida en una ascensión realizada en condiciones de extrema dureza. «No es sólo la montaña más alta del mundo, también la más cara», explicaba a los niños de un colegio santanderino en un reportaje publicado en ‘El Diario Montañés’ tras su expedición. El sueño le costó unos 20.000 dólares, una cifra bastante más elevada de la que cobran los sherpas por llevar a los alpinistas hasta la cima. «He visto expediciones de 20 personas que viajaban con 40 sherpas. Mueren muchos, pero las autoridades nepalís no hacen públicas estas bajas», reconocía por aquel entonces la montañera.

Hoy Rosa inicia, según sus propias palabras, «un agradable viaje a Nepal; corto y relajado si lo comparo con mis habituales visitas al Himalaya para desafiar a sus ‘ochomiles’. Voy, además, bien acompañada: Noelia y Puri, dos grandes amigas y deportistas del club Una a Una, compartirán conmigo esta experiencia».

La canguesa, junto con su sherpa Dawa, aprovechará este viaje para reunirse con familiares de algunos de los sherpas fallecidos a mediados de este mes en la desgraciada avalancha del Everest, que acabó con la vida de al menos trece guías locales. «Conocía a algunos de los que murieron, iremos a darles el pésame y tratar de ayudar», expone esta montañera, cuyo guía habitual, Dawa, estaba en el campo base cuando se produjo el alud.

Un sherpa transportando la carga desde uno de los campamentos base situados en el Everest, el pico más alto de la Tierra

Jueves 17 de abril por la noche. Ankaji telefoneó a su hija Chhechi para explicarle que se dirigía al campamento II del Everest. «Reza bien por mí», le pidió. Antes de acometer la que hubiera sido su novena ascensión al pico más alto de la Tierra (8.848 metros), el sherpa de 37 años quiso mostrarse tranquilo. Todo parecía bajo control. Nada hacía presagiar que sería la última vez que la joven escucharía a su padre con vida. Unas horas más tarde, una terrible avalancha provocaba la tragedia.

«Nos dirigíamos al campamento base II cuando un gran bloque de hielo se desprendió de la montaña. No pensé que podría sobrevivir y estoy muy feliz por haberlo hecho», narró Wangdi Sherpa, uno de los supervivientes, desde la cama del hospital. Un testimonio desgarrador que ofrece una idea sobre el desgraciado suceso. A unos 6.200 metros de altura, entre 50 y 60 sherpas se dirigían del campamento base I al II para preparar el terreno para los montañeros extranjeros con los que trabajaban, cuando se desprendió un gran bloque de hielo y unos 20 sherpas fueron sepultados. El alud causó la muerte de 13 miembros de esa comunidad en lo que ha sido considerada la jornada más negra de la historia del país con mayor tradición alpinista del mundo.

Todas las víctimas eran alpinistas nepalíes experimentados que ofrecen una ayuda fundamental para los extranjeros que aspiran a escalar el Everest. Chhechi tiene dos hermanas y tres hermanos menores, uno de los cuales se fue hace poco a un monasterio budista para convertirse en monje. Al dolor infinito por la pérdida irreplazable de su padre, se suma ahora la incertidumbre sobre la supervivencia de la familia, cuyo único ingreso se reduce, en la mayoría de los casos, al trabajo del guía en la montaña.

Las expediciones al Everest se han cancelado tras la tragedia vivida por los sherpas. Y, sobre todo, por la actitud del gobierno nepalí hacia este colectivo. «Por lo que me cuentan, las familias han recibido sólo 400 dólares de indemnización por fallecido», lamenta Rosa. «Yo espero que con todo lo que pagamos quienes vamos allí el Gobierno sea capaz de establecer unos seguros más potentes…», plantea.

La montañera canguesa, de 54 años, acude a Langtang junto con otras dos asturianas, la gijonesa Noelia Rojo, y la ovetense Purificación Suárez. «La idea que tenemos es ascender un ‘cinco mil’ en la zona de Langtang», detalla Rosa, quien comenta que para sus dos acompañantes será su primera ascensión en el Himalaya. «Empezaron a hacer montaña hace poco, el año pasado», y añade: «intuyo que lo pasaremos bien. Puri y Noelia conocerán de primera mano la buhardilla de ese increíble edificio llamado Tierra, y yo lo disfrutaré con ojos nuevos: sin desafíos al límite de lo inhumano, sin responsabilidades, sin miedo».


30/04/2014

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365 ventanas

Parador de Corias, un monasterio del siglo XVIII a orillas del río Narcea

De todos los paradores de turismo, el de Corias es el más inaccesible. Dista nada menos que 85 kilómetros de Oviedo, por una carretera sinuosa aunque bien asfaltada. La autopista A-6 que lo une a la meseta queda a 105 kilómetros, pero exige ascender el dificultoso puerto de Leitariegos. Alguien pensó al principio que con estos impedimentos mal le iría al último de los establecimientos de la red. Pero ha sido todo lo contrario: lo exótico, lo aislado, por prometedor, ha sido siempre un reclamo tentador. A un año escaso de su inauguración, Corias ha tenido que colgar muchas veces el cartel de completo.

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Fachada del parador de Corias en Cangas del Narcea, Asturias.

Bautizado como El Escorial Asturiano, el monasterio de San Juan Bautista de Corias debe su fundación en 1032 a los condes Piniolo Jiménez y Aldonza Muñoz, protectores de una congregación benedictina que dio obispos a Oviedo y fue probablemente sepultura del rey Bermudo I, El Diácono. Reconstruido tras un incendio en 1773, el nuevo edificio neoclásico, con 365 ventanas, exhibe una fábrica impresionante a orillas del Narcea.

En su interior pueden contemplarse verdaderas joyas, como una talla románica del siglo XII conocida como el Cristo de la Cantonada. Aunque tampoco son menores las actuaciones seguidas en su reconversión como establecimiento hotelero, algunas de las cuales están siendo testadas como ejemplo a seguir en otros paradores.

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Salón del parador de Corias en Cangas del Narcea, Asturias

Minimalismo desnudo en los corredores abovedados, tonalidades neutras e iluminadas en las zonas comunes, mobiliario escandinavo en los dormitorios. La biblioteca, rediseñada por el artista portugués Rui Macedo, apabulla por su pureza de líneas a la espera de que se llene de libros. Labores de ganchillo y vainica decoran el comedor, instalado en el antiguo refectorio, coronado por una profunda bóveda. En la definición de su carta, pulcra y golosa, se nota la mano personal de José Carlos Campos, ascendido a la dirección general de la red. Sus desayunos son de lo mejor.

Si los patios regalan un espacio de solaz y frescor, especialmente en verano, las alcobas que los rodean mantienen ese minimalismo sosegado que impone su ornamentación nórdica y los gruesos muros de sillería. A partir de ahora, en cualquier caso, todos los caminos llegarán a Corias. Ese espejo en el que se mirará ya toda la red reabre, tras un paréntesis invernal, el próximo 10 de abril con un precio imbatible de 65 euros la noche.


Fuente: EL VIAJERO / El País


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Historia del deporte en Cangas del Narcea

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José Ramón Cuervo, ‘El Gordo’, en El Reguerón, primero por la izquierda.

Textos recopilados por José Ramón Cuervo “El Gordo”

José Ramón Cuervo Azcárate, “El Gordo”, fue un entusiasta del deporte, en especial del fútbol, y de las cosas de Cangas del Narcea. Durante su vida dedicó muchas horas a la Sociedad Deportiva Narcea y a recopilar información sobre la historia del deporte en Cangas. Organizó un archivo con recortes de periódicos, fotografías, folletos y diversa documentación relacionada con esta materia. También solicitó a muchas personas vinculadas con el deporte cangués que escribieran sobre el fútbol, automovilismo, ciclismo, baloncesto, esquí, etc. En estos escritos sus autores cuentan su relación con el inicio y la historia de esos deportes en Cangas del Narcea, hecho que sucedió en todos los casos a lo largo del siglo XX, pues antes no hubo práctica de ningún deporte en el concejo.

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José Ramón Cuervo Azcárate, ‘El Gordo’, con otros cangueses hacia 1970

José Ramón murió antes de poder ver acabada su obra y los textos que recopiló no se publicaron. Su hijo Daniel ha tenido la amabilidad de cederlos al Tous pa Tous y nuestra intención es ir dándolos a conocer en los próximos meses en nuestra web con el título de “Historia del deporte en Cangas del Narcea”.

El primero de los textos que vamos a publicar son unas memorias escritas en 1998 por Manuel Pérez Frade (Limés, 2 de febrero de 1933 – Oviedo, 24 de agosto de 2004), conocido por sus amigos y alumnos como “Frade”. Él fue el primer profesor de Gimnasia o Educación Física que hubo en el concejo de Cangas del Narcea. En sus memorias relata su actividad de promoción del deporte en Cangas del Narcea en tres ámbitos: 1. profesor en el Instituto Laboral de Corias y, a partir de 1968, en el Instituto Nacional de Enseñanza Media, 2. fundador de la Organización Juvenil Española (O.J.E.) y 3. promotor de los primeros cursillos de esquí en el Puerto de Leitariegos.


José Avello, la ambición y el sosiego

El escritor cangués José Avello Flórez

En el último número de la revista Clarín (nº 109, enero-febrero 2014) se publica una entrevista al escritor José Avello Flórez (Cangas del Narcea, 1943 – Madrid, 2015) realizada por Cristóbal Ruitiña y Alfonso López Alfonso; los tres son cangueses.

En dicha entrevista, José Avello repasa su trayectoria literaria y ofrece datos para la historia de la independencia de Guinea y su conflictiva relación con la antigua metrópoli.

Podéis leerla y descargarla aquí:

José Avello, la ambición y el sosiego

Descargar PDF: icon José Avello, la ambición y el sosiego (2.1 MB)


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No solo la villa de Cangas, que también, requiere de un lavado de imagen


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Edifico de usos múltiples en La Vega

El Ayuntamiento de Cangas quiere eliminar la publicidad descontrolada en fachadas y mobiliario del casco urbano y para ello plantea una modificación de la ordenanza sobre limpieza e higiene para colocar tablones de anuncios en la zona urbana y así conseguir mejorar la imagen de la villa. Infinidad de carteles de eventos, fiestas, publicidad de comercios, incluso publicidad electoral están sin retirar desde hace meses e incluso años. 

Pero no solo la villa de Cangas requiere de un lavado de imagen. Es verdad que por algo se tiene que empezar pero, no es menos cierto, que el concejo de Cangas del Narcea, el más extenso de Asturias, también necesita un repaso a fondo si queremos mejorar la imagen turística y dar una mayor calidad de vida a los vecinos. Y como dice el refrán, para muestra basta un botón.

De este aspecto nos ilustra magistralmente María del Roxo en un post que ha publicado recientemente en el blog de CALECHA:

La ‘facina’ del Tous pa Tous en Avilés celebra San Tiso

Canguesinas y cangueses celebrando San Tiso en Avilés

El pasado viernes 31 de enero, la facina de Avilés volvió a reunirse en torno a una mesa con el objeto de celebrar San Tiso en la villa del adelantado. A eso de las 21:00 y tras los preceptivos “Sí, home sí, cómo no lo vas a conocer…” y “Sí, ho, ye la hermana del que ta casao con…” se procedió a dar buena cuenta de las viandas preparadas para la ocasión en el restaurante La Eritaña. Eso sí, con las bendiciones de la mesa y de la cocinera por parte de nuestro querido amigo y hasta hace poco cura de Cangas, Nello, en la actualidad destinado en la parroquia de Santo Tomás.

Canguesinas y cangueses celebrando San Tiso en Avilés

No faltó presidiendo la mesa, como no podía ser de otra forma, el bollo de picadillo, al que acompañaron embutidos, tortillas y ricas rosquillas y pasteles de postre. Os puedo asegurar, que tampoco faltó el vino. De ello se encargaron los maestros de ceremonia Guzmán y Caco que, como siempre, dispusieron todo para que no faltase de nada en tan entrañable cena.

Canguesinas y cangueses celebrando San Tiso en Avilés

Destacar el considerable incremento de participantes en la presente edición, lo que pone de manifiesto el entusiasmo y las ganas por compartir y disfrutar de momentos tan nuestros como estos. Los cánticos al son del pandeiro y cucharas de madera de la pandereteira (Mamen Rodríguez Arias) se prolongaron hasta que la prudencia de algunos recomendó recogerse ya a casa mientras que otros continuaron un poco más en algún que otro establecimiento de la villa avilesina.

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El Tous pa Tous recupera el primer libro de la parroquia de Veigal.lagar de 1669

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Cabecera del río del Couto desde el Pozu de las Muyeres Muertas en noviembre de 2013.

El Tous pa Tous ha adquirido un libro de la parroquia de Santa María Magdalena de Veigal.lagar, que se inicia en 1669 y concluye en 1727, que estaba desde hace más de medio siglo en manos de un particular. El libro tiene 212 folios y contiene los libros de bautizados, casados y difuntos, así como de confirmados y de aniversarios, y el libro de cuentas de la fábrica de la parroquia (es decir, de los ingresos y gastos) y de las visitas que cada año hacía un enviado del Obispo de Oviedo para controlar las cuentas, la decencia de los edificios y el cumplimiento de la religión por los vecinos.

La parroquia está formada por los pueblos de La Viña, L’Artosa, Combu, Veiga de Horrio y Monesterio del Couto, todos situados en el Río del Couto.

Este es el primer libro que tuvo esta parroquia, porque en ese año de 1669 se separó de la parroquia de San Martín de Bergame. En la primera anotación de la visita del representante del Obispo dice: “habiéndosele exhibido este libro en que se han de escribir las cuentas de la fábrica de la parroquial de la Magdalena de Vega de Lagar, nuevamente erigida, de la cual es primer cura el licenciado Domingo González León y mayordomo de la fábrica Pedro Menéndez, de La Viña”. La razón para crear esta nueva parroquia debió ser la distancia tan grande que existe entre estos pueblos de la nueva parroquia y la cabecera de la parroquia antigua situada en el pueblo de Bergame d’Arriba, a lo que se sumaban el mal estado de los caminos y la fragosidad del terreno.

Esta clase de libros informan de muchas cosas de interés. Nos permiten conocer el nombre y la situación familiar de los nacidos, los casados y los difuntos de la parroquia, y la procedencia de los novios y las novias (es significativa la presencia de naturales del concejo de Ibias y también de las vecinas parroquias del Valledor, en Allande, y San Pedro de las Montañas). Nos informan sobre la capacidad económica y la actividad religiosa de los vecinos, el estado de la iglesia y de las ermitas que había en algunos pueblos, las obras que se acometen, etc.

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Inicio de las ‘Cuentas de la Fábrica’ en el libro de la parroquia de Veigal.lagar, 1669-1727.

De este modo, gracias a una consulta rápida de este libro sabemos que Veigal.lagar era una parroquia pobre, como sus habitantes. Sus ingresos provenían únicamente de las limosnas que se recogían en la iglesia los domingos y los días festivos. Con ese dinero se pagaban la cera “para alumbrar en los altares”, el aceite para iluminar al Santísimo, el incienso, los clavos para hacer el monumento de Semana Santa y pequeñas reparaciones en la iglesia. El resto de los gastos de la parroquia tenían que pagarlos los vecinos, desde la compra de un misal hasta el arreglo del tejado, repartiéndose su coste entre todos. La aportación era obligatoria. Como muchas de estas compras u obras se demoraban el visitador se las recordaba año tras año. Veamos algún ejemplo.

Como la parroquia era nueva había que dotarla de diversos elementos que eran imprescindibles para el culto y los ritos; en la primera visita de 1670 se anota lo siguiente:

“mando que los vecinos de dicha parroquia compren un buen misal para el servicio de la iglesia, una sobrepelliz para la administración de sacramentos y unos hierros nuevos para hacer hostias, mediante hay mucha necesidad de todo ello en dicha iglesia, y lo cumplan dentro de seis meses, y lo que tuviese de costo lo susodicho hagan dichos vecinos entre sí repartimiento y cada uno de ellos pague lo que le tocare y a ello el cura les compele, obligándoles con evitación de la misa y oficios divinos”.

En esa primera visita de 1670 también se manda a los vecinos colocar en el medio de la iglesia una separación para dividir a hombres y mujeres:

“que en el medio de dicha iglesia, donde más conveniente pareciere, pongan un estantario que sirva para dividir los hombres de las mujeres, y mandó su merced que de él para delante no lo pasen las mujeres, y en caso de rebeldía el dicho cura les compela con evitación”.

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Libro de la parroquia de Veigal.lagar, 1669 – 1727

A pesar de las amenazas del visitador, como los vecinos no tenían muchos recursos, las compras y obras que mandaba aquel se demoraban; así en 1671 volvemos a leer: “que los vecinos compren un misal, un cáliz y una casulla de buena tela decente” y en 1677 vuelve a recordárseles la necesidad de poner un “estantario” para dividir a hombres y mujeres.

Los vecinos también estaban obligados a pagar todos los objetos empleados en los rituales religiosos, desde el nacimiento hasta la muerte, así como las obras nuevas. En 1687 pagan para “hacer un manto para sobre las andas de los difuntos”, que había en todas las iglesias para llevar los cadáveres, y en 1723 reciben el mandato para hacer una “pila bautismal de piedra con su cubierta y cerradura”, y para ello se les da un plazo de dos meses; como se incumplió, el visitador vuelve a exigírselo al año siguiente, indicando al cura que nombre “dos vecinos de su satisfacción para que busquen maestro que haga dicha pila” y “el costo que tuviese lo reparta” entre los vecinos.

Lo mismo ocurre con obras nuevas, como la construcción de una tribuna o coro dentro de la iglesia y un cabildo o pórtico en el exterior; en 1694 manda el visitador:

“Y por cuanto su merced ha sido informada que la iglesia parroquial se halla sin cabildo ni portal para poder recogerse dentro de él en tiempo de aguas y malos temporales para diferentes cosas necesarias, que se ofrezcan antes y después que se abra la iglesia, y ser muy necesario; mando su merced que los vecinos de dicha feligresía se junten y repartan el costo, que fuere necesario para hacer dicho cabildo y portal en dicha iglesia, dentro de quince días, y lo hagan y ejecuten dentro de dos meses siguientes a la notificación de este auto y al que fuese omiso en cumplirlo, uno y otro, les condeno su merced en doscientos maravedíes que aplica a dicha fábrica”.

El cabildo se hizo, pero mal, y en 1698 se hace cargo el visitador que dice y manda lo siguiente:

“su merced fue informado que el cabildo de dicha iglesia de Vega de Lagar tuvo de costo veinte y quatro ducados, y ahora está lloviendo dentro y se halla mal compuesto; mando su merced que los que lo hicieron lo reparen a costa del dinero que llevaron y a vista de los que están en la escritura [de contrato de la obra], dentro de un mes de la notificación de este auto, pena de excomunión mayor”.

Además de estos gastos relacionados con el culto y el templo parroquial, también el mantenimiento y ajuar de la casa del cura corría por cuenta de los vecinos. En la visita de 1712 se dice:

“por cuando a su merced le consta de lo mal reparada se halla la casa del curato de dicho lugar, así en lo que mira a paredes, retejo y la falta de pergancias o clamayeras, y otras cosas; por tanto mandó su merced que los feligreses de dicha parroquia dentro de un mes hagan en dicha casa todos los reparos que necesita a su costa de ellos, pena de que contra cualquiera que sea rebelde se procederá con todo rigor de derecho”.

Una queja bastante frecuente del visitador es que los vecinos no asisten a misa y que trabajan los domingos y días festivos. En 1689 se dice:

“mando que los parroquianos guarden las fiestas no trabajando en ellas y que asistan a la misa popular y explicación de la doctrina cristiana, y en todo estarán con el silencio y compostura que se debe, y al que no lo hiciere y no cumpliere como se le manda, el cura por la primera vez le multe en un real, por la segunda en dos y por la tercera doblada la pena, y las que resultaren de lo dicho se aplican para la luz del Santísimo Sacramento de esta dicha parroquia”.

Inicio del ‘Libro de difuntos de el año de 1670’ en el libro de la parroquia de Veigal.lagar, 1669-1727.

Y en 1708 vuelve sobre lo mismo: “los vecinos de dicha parroquia, con poco temor de Dios y de sus conciencias, y sin causa ni razón, faltan a la misa y oficios divinos los domingos y días festivos”, y para evitar esto, el visitador establece unas multas para los vecinos incumplidores.

Para evitar estos incumplimientos, algunos vecinos, a menudo con el dinero aportado por un familiar sacerdote o emigrado en Madrid o en Indias, levantaban ermitas en los pueblos. En 1722 había una en Combu dedicada a la Gloriosa Santa Eulalia. Sin embargo, también había que recordar a esos vecinos la obligación de mantener en buenas condiciones esas capillas. En 1691 el visitador escribe:

“informado que en el distrito de dicha parroquia hay algunas ermitas con alguna indecencia y que no se puede celebrar en ellas el sacrificio de la misa, por tanto mandó su merced que los vecinos de la parroquia a cuyo cargo está el reparo de las ermitas las compongan y aderecen de modo que estén decentes para celebrar en ellas”.

Por estas ermitas de los pueblos, los vecinos tenían que pagar un dinero fijo a los párrocos, pero como los vecinos tenían poco o no tenían nada, costaba sacárselo. Un ejemplo de esto, es el mandato de 1716 para exigir a los vecinos que paguen esa cantidad:

“informado que estando esta parroquia unida con la de Bergame pagaba cada una de las ermitas dos reales de vellón en cada un año por el servicio que da el titular de cada una de ellas y después de haberse separado dicha parroquia, los de esta de Vegadelagar se resisten a pagar dicha limosna al cura presente, sin tener más motivo ni razón que no lo querer hacer; mando su merced que en adelante se paguen dichos dos reales por cada una de dichas ermitas en cada un año […] y lo cumplan dichos vecinos pena de excomunión mayor”.

El terreno de la parroquia de Veigal.lagar era tan frondoso que hasta la misma iglesia estaba rodeada de arboles que privaban de luz a los que celebraban la misa e impedían el paso de las procesiones, por ello en 1723 se manda que se corten las cañas de esos árboles y como nadie lo hizo, en 1724 se vuelve a mandar lo mismo: “cortar los castañales que impiden la luz a la iglesia y el andar las procesiones”.

En aquel tiempo, andar de noche por el Río del Couto debía ser solo para valientes. En la visita de 1692 se dice lo siguiente:

“que los vecinos de dicha parroquia envían a llamar dicho cura para administrar el santo sacramento de la eucaristía a los enfermos al anochecer con unos muchachos, y el dicho cura va solo y con riesgo de su persona por ser despoblado y de muchas fieras; mando que desde aquí en adelante siempre que vinieren a llamar dicho cura para administrar vengan dos hombres a llamar a dicho cura para acompañándole, y siempre que no vengan el dicho cura les multe en dos reales”.

El tránsito por esta parroquia de Veigal.lagar era tan penoso, que en los cincuenta y ocho años que estuvo este libro en uso, entre 1669 y 1727, los visitadores del obispo no llegaron nunca hasta allí, y hacían la “inspección” del libro parroquial y daban sus mandatos desde la villa de Cangas o las parroquias cercanas de Bergame, Regla de Perandones, Cibuyo o San Damias.