Brañas del Narcea; vistas del nacimiento del río Narcea y del hayedo de Monasterio de Hermo. Foto Celso
No es exagerado opinar que nuestro concejo de Cangas del Narcea posee en cada rincón de su orografía, paisajes de gran belleza. A veces uno está tan acostumbrado a vivir en este entorno que no nos paramos a valorarlo en su verdadera magnitud.
Cada pequeño lugar esconde un riachuelo o un bosque, que va cambiando y mudando sus habitantes en función de la altura donde está situado. También se dejan ver montañas, a veces desnudas, pegadas a frondosos valles que van cambiando de tonalidad con las diferentes estaciones del año; valles poblados por pequeños pueblos, que la mayoría de las veces dibujan un escenario de tejados continuos de pizarras naturales o en otras ocasiones los cubre un rojo uniforme de tejas gastadas y centenarias.
Grupo Piélago de ruta, pasando por las brañas de Xunqueras; espectacular valle que parte de Parada la Vieja y sube paralelo al vecino Concejo de Somiedo. Foto Celso
Nombres como Muniellos, Moal, Genestoso, Xunqueras, Cabril, Leitariegos, Cueto, Besullo, Valle de Cibea, Fuentes del Narcea y otras zonas que al visitarlas o perdernos en ellas, volvemos a encontrarnos con el reloj biológico que llevamos dentro. Sólo tenemos que observar que si hacemos una pausa en nuestro viaje y nos paramos en alguno de estos lugares que he citado para escuchar los sonidos del agua y el viento, inmediatamente nos rodeará una sensación de agradable bienestar; cualquiera de estos sonidos nos da tranquilidad e incluso nos invita a dormir una relajante siesta.
Compárese esta situación con los sonidos agresivos, estresantes que producimos de forma artificial y que nos acompañan en la vida diaria: motores, sirenas, sistemas de comunicación de todo tipo…
Por otro lado también se suman a este bienestar y relajación los colores de esta exuberante naturaleza; ¿quién me puede decir que el azul, el blanco, el verde de nuestros prados, los ocres o amarillos de nuestros bosques en otoño, no son un placer para los sentidos?; sólo hay que compararlos una vez más con los colores artificiales exageradamente chillones del centro de una gran ciudad. Con esta comparación nos damos cuenta inmediatamente de la perfección y la maestría con que la naturaleza utiliza sus diseños.
Parte de los integrantes del grupo de montaña Piélago. Foto Celso
Con este artículo pretendo trasladar pequeñas instantáneas de alguna de estas zonas a aquellos que leen “el Tous pa Tous” y que por diversas circunstancias están fuera de Cangas; seguramente les agradará ver fotos y pequeños comentarios de nuestros pueblos y montañas.
Hoy visitaré montañas de Cangas con el grupo de montaña “Piélago”; después pasaré por la estación de esquí de Leitariegos y finalizaré bajando por el río de Cibea donde visitaré a Francisco Rodríguez Cadenas que me contará algo sobre la visita que hizo el Premio Nobel de Medicina D. Santiago Ramón y Cajal a este valle.
Integrantes del Piélago en otoño por los bosques de la ruta Moal-Veiga del Tallo
Para hacer el artículo me acompaño en cada momento de otros cangueses que disfrutan tanto como yo, de cada pequeño pliegue de nuestro concejo. Pocos conocerán tan bien cada milímetro de la naturaleza de Cangas, como los integrantes del grupo de montaña “Piélago”. Este tiene sobre su historia varios años de andadura y ha sido guiado de forma ejemplar por nombres como Varela, Marcelino, Alicia y actualmente Peláez, Delfín…
Espectacular bajada de algunos integrantes del grupo Piélago. Foto Celso
Se ha conseguido un grupo de montaña en Cangas del Narcea que por un módico, casi simbólico precio, permite visitar con una esmerada organización, lugares, paisajes, bosques, pueblos, montañas y lagos de nuestro concejo y otros limítrofes. El trato y las personas que lo componen son inmejorables. Como en todos los grupos, siempre hay gente que destaca por alguna cualidad especial: los que cuando se corona la cumbre de la montaña sacan los mejores vinos y orujos (hechos en casa por supuesto); a estos también los acompañan las grandes reposteras del grupo que después de comer reparten bizcochos, rosquillas y cafés con alguna mezcla desconocida. Menos mal que esto suele ocurrir después de coronar la montaña y sólo queda descender a cotas inferiores para ser recogidos por Evencio, Sini u otro conductor de Bus Narcea.
Grupo Piélago coronando el pico Arcos de Agua de 2.063 m (Bierzo-Omaña, León)
No puede faltar mencionar a los fotógrafos oficiales José Manuel (Morrosco), Celso y Víctor, que plasman cada salida con gran maestría en los álbumes fotográficos que se pueden ver en la página web del “Piélago”.
De vuelta a casa en el autobús, nuestra querida y siempre alegre María Luisa y un corrillo infernal que la acompaña en la zona trasera del autobús, comentan algún tema de forma jocosa, haciendo el viaje de vuelta más entretenido.
Acompaño fotografías comentadas de alguna de las zonas visitadas por el grupo en alguna de las salidas por nuestro concejo y limítrofes.
Brañas de Campel o de Santa Coloma. Ruta de los Teixos – Santa Coloma- Lago. Foto Celso
Continuando con esta pequeña muestra de naturaleza, no puede faltar visitar un día de esquí en el puerto de Leitariegos. Esta estación está enclavada en pleno puerto de Leitariegos; parte de la cota (1.513 m.) y los telesillas nos suben a una cota máxima de (1.830 m.). Desde aquí mirando hacia la zona de Asturias se ve próximo el Cueto de Arbas (2.002 m.) y mirando hacia la zona de León esta el Pico el Rapáu (1.889 m.).
Afluencia de gente a la estación de Leitariegos un jueves. Se puede ver el aparcamiento de la estación lleno; los fines de semana los coches se tienen que aparcar por la carretera hacia León y hacia Asturias. Los esquiadores llenan las casas de aldea de las dos vertientes.
Lo primero que me llama la atención, es la gran afluencia de gente que tiene esta estación, consiguiendo acercar 2.500 a 3.000 personas los fines de semana a practicar este deporte. Esto empieza a demostrar que durante cuatro o cinco meses, este es el verdadero turismo de interior en esta zona. Atendiendo a esta realidad sería muy interesante que las dos provincias, Asturias y León se juntaran en un proyecto común para mejorar estas instalaciones, haciendo la estación más grande y subiéndola a una cota superior. Todo esto aseguraría aun más esta afluencia de gente a los valles de Laciana y del Narcea.
En este día de esquí por la estación, me acompaño de cangueses que disponen de cierta maestría en este deporte, Rubén, Evencio, Pablo, Chapinas, Adrián, Alejandro, Avelino, Lara, Toni, Morodo, Manolo Penlés…, tanto es así que algunos son monitores de dicha estación.
Empezamos la mañana con bajadas desde 1.800 m. de cota por la pista Chagunachos viendo al frente el valle de Caboalles y las montañas nevadas que lo coronan; tras alguna peripecia extraña de algunos como yo, que todavía tenemos mucho que aprender, seguimos hacia cotas inferiores por la pista Autovía de Arbas, ésta nos deja en la zona baja donde empieza la estación a la cota (1.513 m).
Pista La Cueva, estación de esquí Leitariegos.
Después de varias bajadas, empieza a aparecer ya cierta inquietud de sensaciones más fuertes y nos dirigimos a pie dirección al Cueto de Arbas, para bajar hacia el pequeño valle que bordea la Laguna de Arbas, ésta casi no se aprecia pues está helada y totalmente cubierta de nieve en su superficie. Seguimos deslizándonos y sorteando los abedules que crecen encima de los prados del puerto, llegando a la zona baja donde de nuevo nos comunicamos con la estación.
Cangueses esquiando en Leitariegos
Después de una intensa mañana disfrutando del paisaje y del deporte de la nieve, nos trasladamos a comer a la antigua posada de arrieros “Venta la Chabola de Vallao”. Aquí Valentín y su madre Carmen nos tratan de forma exquisita; Carmen una vez más hace honor a su fama de cocinera con el excelente banquete que nos ofrece. Pasamos a los postres, dando buena cuenta del arroz con leche, de los florones y de los frixuelos; seguimos este agotador trabajo, probando alguno de los muchos licores que hacen de forma artesanal.
Vista de la estación de esquí Leitariegos
Mis compañeros, después de tan opípara comida ya no se atreven a alargar el día con otra actividad y se dirigen a Cangas. Yo, por el contrario me dirijo al valle de Cibea. Este valle esculpido por el río Cibea, presenta frondosos prados y bosques que unen esta zona con la mítica zona de Genestoso, resaltando unos paisajes dignos de visitar. Este río también alberga grandes casonas levantadas en su mayoría en el siglo XIX. Estas casonas fueron construidas por vecinos de este valle que hicieron fortuna en Madrid como restauradores, hombres de negocios y funcionarios relevantes del Banco de España.
Valle de Cibea con los pueblos de Villarino, Regla, Sonande y Llamera; al fondo también se ve el pico El Fraile nevado.
Lo primero que me llama la atención es la casona que hay antes de llegar al pueblo de Vallao; está cerrada con un muro de piedra y rodeada de frondosos árboles. Los actuales propietarios de esta casa son los descendientes de Alfonso Martínez Álvarez, nacido en Monasterio de Hermo. Alfonso era dueño de un restaurante en Madrid y compró esta casa a los familiares de Francisco Rodríguez Pérez, antiguo dueño de la casa y padre de la mujer de Luis Martínez Kleiser (1883-1971), Doctor en leyes, teniente de alcalde de Madrid, miembro de la Real Academia Española de la Lengua, propietario del periódico “El Narcea” y políticamente enfrentado a Félix Suárez-Inclán. Juaco López Álvarez lo explica con más detalles en “El Narcea” segunda época (1912-1915, en la Biblioteca Canguesa del Tous pa Tous.
Continúo bajando por la sinuosa carretera de Vallao a Cibea y ya veo los pueblos de Llamera y Sonande donde destacan alguna de estas casonas. Siguiendo el recorrido llego a Santiago de Cibea y desde la carretera diviso el pueblo de Regla de Cibea, donde una vez más observo este tipo de edificaciones amplias y señoriales.
Casa construida en el siglo XIX en Regla de Cibea; aquí nació el abogado Felipe Álvarez Gancedo, entusiasta colaborador de Mario Gómez en el Tous pa Tous y presidente de la facina de Madrid en 1929.
Sigo bajando siguiendo el descenso del río Cibea y en un promontorio donde probablemente hubo un asentamiento castreño, se puede ver el palacio de los Miramomtes o de La Torre. Estos lo vendieron a Juan Rodríguez García, de casa de Ambrosio, hoy casa Xuana del pueblo de Sorrodiles. Este hombre hizo una considerable fortuna como agente de bolsa en Madrid.
Sorrodiles de Cibea; a la izquierda puede verse el palacio de los Miramontes o de la Torre y al fondo La Gobia nevada.
Esto me recuerda que tengo que ir a visitar a Francisco Rodríguez Cadenas, más conocido como Paco el de casa La Turria de Sorrodiles. Paco me recibe con su hermana Carolina en su casa y tengo el placer de visitar su antiguo bar, hoy cerrado al público, pero que aun conserva intacto el encanto de las tabernas de pueblo en las que se vendía todo tipo de artículos; eran los grandes supermercados de estos pequeños pueblos. Esta taberna parece un pequeño museo, con botellas de licores, que posiblemente pasen de los sesenta años de solera. Todavía funciona un organillo comprado en 1940 por el padre de Paco en Madrid y que servía para amenizar las veladas haciendo baile en el bar.
Francisco Rodríguez Cadenas y su hermana Carolina en la barra de su antiguo bar en Sorrodiles de Cibea.
Sentado con Paco me trae Carolina una fotografía donde observo que están juntos personajes de gran relevancia. En primera línea están el premio Nobel de Medicina D. Santiago Ramón y Cajal (1852-1934); D. Federico Rubio y Galí (1827-1902), cirujano fundador del Instituto Terapéutico Operatorio en el Hospital de la Princesa de Madrid, también fue representante por Sevilla en las cortes constituyentes, Diputado en 1871 y al año siguiente Senador.
Otro personaje importante de la fotografía es el conde de Romanones (1863-1950), político español, Presidente del Senado, Presidente del Congreso de los Diputados, varias veces ministro y tres veces Presidente del Consejo de Ministros con Alfonso XIII. Poseía intereses en la Compañía Española de Minas de mineral de hierro del Rif. Esta compañía fue atacada por un grupo de rifeños dando comienzo a la guerra de Marruecos.
Participantes en el Instituto Terapéutico Operatorio, hospital de la Princesa, Madrid. Unos aportaban sus conocimientos y otros apoyo económico. (1) Conde de Romanones; (2) Ambrosio Rodríguez (3) Federico Rubio Galí; (4) Santiago Ramón y Cajal
Entre los fotografiados y también en primera línea está D. Ambrosio Rodríguez Rodríguez (1852-1927) médico cirujano de gran prestigio en su época. D. Ambrosio nació en la denominada casa de Ambrosio, hoy de Xuana, del pueblo de Sorrodiles. Cuenta Paco que se presentó el maestro del pueblo a la familia para comunicarles la gran capacidad de estudio que tenía Ambrosio y que si fuera posible apoyar al niño, este podría conseguir una brillante carrera. Fue un familiar de Llamera, Domingo García Sierra, de casa García, quien sufragó todos los gastos de los estudios de Ambrosio en Madrid. Domingo García estaba casado con la propietaria de una cafetería restaurante muy bien situada en Madrid; ya en aquella época disponía de dieciocho camareros, siendo un negocio muy floreciente.
Ambrosio tuvo una vida profesional muy brillante, ejerciendo su profesión en Buenos Aires, Gijón y Madrid. En Madrid fue médico personal de la reina y también de la familia de su amigo D. Santiago Ramón y Cajal. Cuenta como anécdota Paco, que se decía que la mujer de D. Santiago, anteponía la experiencia de Ambrosio a los conocimientos de su marido, cuando se trataba de diagnosticar a la familia.
Menciona Ramón y Cajal en “Recuerdos de mi vida” a Ambrosio Rodríguez Rodríguez como compañero y contertulio de la peña del Café Suizo. En el Café Suizo se reunían políticos, literatos y financieros para contrastar ideas y en un ambiente distendido, disertaban sobre temas importantes de la época.
Mención de Ramón y Cajal en “Recuerdos de mi vida”
La peña del Suizo continúa hoy completamente renovada. Buenas cosas dijera de los actuales contertulios, muchos de ellos catedráticos, si la discreción más elemental no me impusiera el silencio. Concretareme a citar a don Joaquín Decref, a Castro y Pulido, a Ambrosio Rodríguez, al doctor Isla, etc.
Allí elevamos un poco el espíritu, exponiendo y discutiendo con calor las doctrinas de filósofos antiguos y modernos, desde Platón y Epicuro a Schopenhauer y Herbert-Spencer; y rendimos veneración y entusiasmo hacia el evolucionismo y sus pontífices, Darwin y Haeckel, y abominamos de la soberbia satánica de Nietzsche. En el terreno literario, nuestra mesa proclamó el naturalismo contra el romanticismo, y al revés, según los oradores de turno y el humor del momento, también nuestra peña hizo un poco de política.
Lo que son las cosas, hablando con Paco, me entero que Ramón y Cajal visitó a su amigo D. Ambrosio en Cibea; en esta visita, mandaron al sobrino de D. Ambrosio ensillar una mula y un caballo para subir al Premio Nobel de visita al pueblo de Fuentes de Corbeiro. Este sobrino de D. Ambrosio era el padre de Paco y se llamaba Francisco Rodríguez Galán.
Subieron Francisco en una mula y Ramón y Cajal a caballo hasta Fuentes de Corbeiro, para visitar a Juan Cardo Frade de casa El Rubio. Este era agente de bolsa en el Banco de España en Madrid y llevaba los asuntos financieros de los dos doctores.
Paco deja volar su prodigiosa memoria y me relata otras anécdotas interesantes de la zona; también me cuenta como la guerra civil cambió el rumbo de su familia. El padre de Paco, era oficial del Banco de España en Madrid. En el verano de 1936 vino de visita a Sorrodiles y ya no pudo reincorporarse a su trabajo en la capital al estallar la guerra civil. Con la ayuda de la familia de Cibea, se arreglaron como pudieron hasta que acabó la contienda. Una vez finalizada la guerra, su padre volvió a Madrid encontrando su residencia totalmente destrozada. Después de esto, decidió empezar casi de cero en Sorrodiles; sacó a sus hijos adelante, en principio con muchas penurias y después dada su gran capacidad de trabajo y gestión, consiguió encauzar su vida familiar. Sigo escuchado atentamente a Carolina y a Paco y me doy cuenta de lo privilegiados que somos algunas generaciones al no tener que vivir situaciones tan complicadas. Ojalá nunca más se desaten odios tan irracionales como los que traen las guerras.
Palacio de los Flórez Valdés en Carballo, Cangas del Narcea.
Me despido de Paco y de Carolina, agradeciéndoles la amabilidad que mostraron conmigo estos entrañables hermanos y me dirijo carretera abajo, hacia Carballo. Aquí saco una fotografía al palacio de los Flórez Valdés. Este palacio fue reedificado en el siglo XVI y está situado en un valle espectacular donde el río de Cibea riega una abundante pradería.
Doy la jornada por finalizada y ya otro día visitaré otra zona del concejo, donde seguramente disfrutaré de buenos paisajes, buena gastronomía y algo de historia.
Mientras tanto me dirijo a descansar al pueblo, donde daré buena cuenta de unos excelentes huesos de butiecho de Santulaya que me tienen preparados para cenar. Estos me los recetó el médico y amigo Bernardino de la Llana, asegurándome que tienen muchas vitaminas y dan mucho ánimo y no seré yo quien vaya contra algo que esta científicamente demostrado.