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Un juez cangués presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias

Nuestro consocio el magistrado cangués César José García Otero

El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) designó al magistrado cangués César José García Otero como nuevo presidente de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

García Otero obtuvo el apoyo de trece de los veintiún vocales del órgano de gobierno de los jueces (necesitaba once) con lo que así se hace con la que está considerada la plaza más estratégica de la justicia autonómica.

El pasado jueves 23 de septiembre de 2010, poco antes de las diez de la mañana, el CGPJ aprobaba en su sesión plenaria, el nombramiento de García Otero con los apoyos de los nueve miembros de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), los dos vocales que representan a los partidos nacionalistas con representación (catalanes y vascos) y dos miembros más de Jueces para la Democracia (JpD).

El nuevo presidente de la Sala que se muestra ilusionado con la nueva etapa profesional que emprende, nació en 1959 en Cangas del Narcea (Asturias) y es socio de El Tous pa Tous. Está considerado uno de los mejores magistrados que ejercen en Canarias. Tiene 23 años de carrera a sus espaldas. Su primer destino fue el Juzgado mixto de Nules (Castellón). Más tarde fue destinado al Juzgado de lo penal número 5 de Las Palmas. Fue el primer juez que desplazó una comitiva judicial a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Desde 1988 es magistrado de la Sala de lo Contencioso del TSJC en Las Palmas.


Fallece en Canarias el magistrado cangués César J. García Otero


 

El espíritu de un gran hombre

El sacerdote de Posada de Rengos P. José Pérez Álvarez con un niño en Colombia

Toda una vida dedicada a quienes más lo necesitan

Estamos hablando del sacerdote asturiano José Pérez Álvarez, nacido en Moncó, parroquia de Vega de Rengos, Cangas del Narcea, en el año 1926.

El padre Pérez cursó sus estudios en los Seminarios de Tapia, Valdediós y Oviedo, en Asturias, y se ordenó en el año 1952. Fue tres años párroco de las localidades asturianas de Bayo y Báscones en el concejo de Grao y dos años capellán del Hospital Militar de Las Palmas de Gran Canaria, adonde llegaban miles de legionarios heridos en combate a consecuencia de la guerra de Ifni, librada entre fuerzas españolas y marroquíes en el Sahara Occidental durante 1957 y 1958, y en donde conoció al actual rey de España, D. Juan Carlos I.

A continuación trabajó un año en La gran misión Buenos Aires dentro del Equipo Pontificio Misionero Americano y veinticinco años, desde junio de 1960, como capellán y director de Relaciones Humanas, tras graduarse como psicólogo industrial, en Ingenio Providencia, un importante consorcio azucarero de Cali, Colombia, el país más hispanófilo del mundo.

 EL CENTRO DE FORMACIÓN INTEGRAL PROVIDENCIA

Su amor por el prójimo y su devoción por Asturias los ha ido plasmando en grandes obras de desarrollo social y humano como el Centro de Formación Integral Providencia, en Cali, ahora ya con categoría de universidad. El padre Pérez lo erigió tras conseguir la cesión altruista de los terrenos por parte del grupo empresarial en que prestaba sus servicios, la ayuda de diversas instituciones y el trabajo gratuito de los propios empleados de la empresa, casi todos analfabetos, que querían para sus hijos un futuro mejor.

El centro, inaugurado en 1965, es el mayor del país con estas características y tiene capacidad para 3.500 alumnos. Fue declarado centro piloto a imitar en otros enclaves colombianos y diversos países latinoamericanos. Más de 35.000 alumnos se han formado en él a lo largo de casi 40 años, convirtiéndose de este modo en agentes dinámicos de su propio desarrollo.

La gran particularidad es que los jóvenes, tan pronto como terminan sus estudios, comienzan a trabajar en empresas del Valle del Cauca como mandos intermedios.

Por esta obra el Gobierno Colombiano lo condecoró, en 1982, con la Medalla Cívica “Camilo Torres”, un galardón creado para reconocer y enaltecer los servicios eminentes del educador que incorpora en su trabajo educativo prácticas de convivencia al interior de la institución, que involucra a la comunidad educativa en el quehacer de la educación, que trabaja por la promoción y defensa de los derechos del niño y que promueve en los alumnos el interés por el conocimiento científico y tecnológico.

EL BARRIO OVIEDO DE COLOMBIA

Otra obra de indudables prestaciones fue la construcción del Barrio Oviedo, en el municipio de El Cerrito, muy cerca de la ciudad de Palmira, en 1972. Edificado el centro formativo para los hijos de los trabajadores de Ingenio Providencia ideó, acto seguido, está barriada de 70 viviendas unifamiliares con huerto para los obreros más necesitados, inspirándose en las normas de habitabilidad que ya en 1927 empezaban a imperar en Europa para este tipo de equipamientos.

EL CENTRO ASISTENCIAL OVIEDO

El padre Pérez rodeado de niños y jóvenes en Colombia

De la misma forma levantó, en terrenos colindantes al barrio y con la colaboración del consistorio ovetense, el Centro Asistencial Oviedo, un equipamiento que dispone de sala de reuniones, consultorio médico y odontológico gratuito (gracias a la colaboración de especialistas en prácticas), guardería infantil, talleres-escuela de corte y confección y culinario, biblioteca y zona recreativa para niños.

A este magno proyecto le seguiría el Barrio El Carmen, de 200 viviendas, y otros más.

EL CENTRO ASISTENCIAL PARA MADRES SOLTERAS

Con la colaboración de Vivian Idreos, traductora y escritora nacida en El Cairo y afincada en Madrid a quien se debe la obra Los últimos hijos de Constantinopla, se involucró también en el Centro Asistencial para Madres Solteras, en la localidad de Pasto, con capacidad para 70 mujeres, a través de un grupo de colaboradoras de la institución en la capital de España.

LA FUERZA DE LOS HECHOS

Una vez jubilado fundó Padrinos Asturianos y su último empeño es poner en marcha un nuevo Centro Asistencial y Cultural en una de las barriadas más pobres y de más alta peligrosidad de Cali, para promover el desarrollo humano de 70.000 personas que viven en él en condiciones infrahumanas y prestar asistencia a 300 niños que la institución tiene apadrinados en dicha zona.

En la actualidad [junio 2010] mantiene la sede central en Oviedo (en las oficinas de la iglesia parroquial de San Juan el Real, cedidas gratuitamente), y posee delegaciones en Cali (Colombia) y en Orlando, Miami (EE.UU.), igualmente gratuitas.

Alfredo Flórez González (1853-1924), filántropo, artista y republicano

Los cementerios son lugares repletos de historia. Por una parte, nos permiten conocer bien la sociedad que los utiliza, porque en ellos, del mismo modo que sucede en las poblaciones, se reflejan las clases sociales,  las creencias, la especulación del suelo, los gustos y las modas, etc. Por otra parte, en los cementerios está el último testimonio de la historia de las personas que están enterrados en ellos.

Sepultura de don Alfredo Flórez en el Cementerio Civil de Madrid.

En el cementerio civil de Madrid, a la derecha de la calle principal, detrás de los mausoleos de los políticos republicanos Ramón Chíes y Francisco Pi y Margall, hay una hilera de tumbas pequeñas, una de éstas es la de don Alfredo Flórez González. Su presencia en este cementerio, tan lejos de Cangas del Narcea, que es el lugar donde falleció, no es una casualidad. Es casi seguro que a los cangueses de hoy este nombre no les diga nada, pero a fines del siglo XIX y comienzos del XX, el nombre de Alfredo Flórez era en Cangas del Narcea y en otros ámbitos geográficos y políticos, sinónimo de republicanismo, librepensamiento y generosidad, y también de rectitud, sensibilidad y sobriedad. Su abuelo José María Flórez Rodríguez y su padre, ambos maestros, ejercieron una gran influencia sobre él, y en cierto aspecto su vida fue una continuación de la de estos dos. Como les sucedió a otras muchas personas de su tiempo, las ideas políticas determinaron y guiaron toda su vida, y puede decirse que fue nieto de la España liberal de la Constitución de Cádiz de 1812 e hijo de la Primera República Española. Como vamos a ver a continuación, fue consecuente con estas ideas hasta más allá de la muerte.

UN CANGUÉS EN EL CEMENTERIO CIVIL DE MADRID

DON ALFREDO FLÓREZ GONZÁLEZ (1853-1924),  FILANTROPO, ARTISTA Y REPUBLICANO. 

 
por Juaco López Álvarez

Medallón de bronce con el retrato de don Alfredo Flórez en la lápida de su sepultura.

Nació en 1853 en Bujalence (Córdoba) donde su padre estaba de maestro. Fue el primogénito de María Teresa González del Reguerín Avello  y José María Flórez Gonzalez (1830 – 1890), ambos naturales de Cangas del Narcea. Mas tarde, el padre se trasladó a Oviedo donde ejerció como director de la Escuela Normal del Magisterio entre 1879 a 1890. Aún hoy es conocido por ser el autor de las Composiciones en dialecto vaquero (1883) y uno de los primeros estudioso de la arqueología y el arte de Asturias. Su abuelo, Flórez Rodríguez (1809 – 1876), también nacido en Cangas del Narcea, trabajó en la Escuela Normal de Madrid, tuvo aficiones pictóricas y participó en política con los liberales.

Alfredo estudió en Oviedo y en Madrid, donde hizo la carrera de Medicina, actividad que no ejerció nunca. En estas dos ciudades transcurrió gran parte de su vida dedicado a la política, el arte, la escritura y el altruismo.

Trasera de la sepultura de don Alfredo Flórez; al fondo, a la derecha, las tumbas de Francisco Pi y Margall (1824-1901), “maestro de los federales”, y Nicolas Salmerón (1837-1908).

En política siempre fue republicano, en concreto republicano federal. En esto siguió fielmente a su padre, que en 1869 fue vocal del primer Comité Provincial Republicano-Federal de Asturias en representación de Cangas del Narcea y el 6 de julio de ese año fue uno de los firmantes de un manifiesto a favor de la proclamación de la República Española (La República Española, Gijón, 16 de julio de 1869). Don Alfredo fue seguidor, correligionario y amigo del líder nacional de esta corriente política don Francisco Pi y Margall, que fue presidente de la Primera Republica Española, y de su hijo Francisco Pi y Arsuaga. Asimismo, mantuvo en Madrid mucha amistad con otros destacados federalistas, como Eduardo Benot y el radical Nicolás Estévanez. Hasta 1910, tuvo una vida política muy activa dentro del Partido Republicano Democrático Federal y se presentó como candidato en varias elecciones, aunque nunca salió elegido.

Aficionado a la pintura y a la escultura, recibió clases de Alejandro Ferrant (1843- 1917), un pintor madrileño de temas religiosos e históricos muy admirado en su época. También fue aficionado a la fotografía, que practicó en Cangas del Narcea. Lamentablemente, de toda esta labor como pintor, escultor y fotógrafo casi no se conservan obras. Una, que podemos ver todos, es el bajo relieve en bronce dedicado al maestro don Jenaro González Reguerín, que actualmente está colocado en las Escuelas Públicas de El Mercao, y cuyo diseño hizo él en 1914. Asimismo, se dedicó a la literatura. Escribió artículos para la prensa de Asturias y Madrid, y sobre todo poesía.

Su relación con Cangas del Narcea siempre fue muy estrecha. Aquí pasó casi todos los veranos de su vida y en 1909 se trasladó definitivamente para vivir con su madre, su hermano Roberto y varios sobrinos. Es probable que este traslado lo realizase por motivos de salud.

A fines del siglo XIX, la llegada de los Flórez a la villa en los meses de verano era todo un acontecimiento para la burguesía local. Enseguida se comenzaban a organizar veladas musicales y literarias en el Casino Recreativo, en las que los miembros de esta familia eran unos de sus principales protagonistas: el padre tocaba el piano y recitaba composiciones en “dialecto vaquero”; su hermano Roberto tocaba el violín y  leía obras literarias, y Alfredo declamaba poemas escritos por él mismo. Los dos hermanos actuaban también en representaciones de teatro. En septiembre de 1885 participaron en una velada en la que Alfredo leyó un largo poema titulado “A España”, que trata sobre el conflicto que enfrentó en agosto de ese mismo año a España y Alemania sobre las islas Carolinas, y que conocemos porque se publicó en El Occidente de Asturias el 8 de septiembre de ese año: A ESPAÑA por Alfredo Flórez (Cangas de Tineo, 30 de agosto de 1885)

La situación económica desahogada que disfrutó Alfredo Flórez  le permitió llevar una vida diletante, que dedicó a ayudar a los demás, especialmente a sus correligionarios y a la clase trabajadora. En Cangas del Narcea, él se encargaba de pintar los telones del teatro para las funciones de los aficionados, él hizo el proyecto del matadero… y todo ello gratuitamente. No eran raras en la prensa local noticias como las siguientes. En el programa de las fiestas del Carmen de 1883 puede leerse:

“A las 6 de la tarde [del 17 de julio], tendrá lugar en el paseo de la Vega la rifa de la preciosa acuarela pintada por D. Alfredo Flórez con objeto de allegar fondos para hacer frente á los gastos de los festejos. El cuadro, que representa un bonito paisaje de las inmediaciones de esta villa, debe excitar verdadero interés y se cree que las papeletas ó billetes, que se expenderán al módico precio de una peseta, serán buscados con afán” (El Occidente de Asturias, 13 de julio de 1883).

Y el 20 de noviembre de 1894 se publica en El Eco de Occidente, la noticia siguiente:

“Nuestro estimado amigo  D. Alfredo Flórez, con objeto de agregar algunos recursos para el hospital de esta villa, que de ellos se encuentra necesitado, pintó un hermoso cuadro, copia de una cabeza de estudio de Ferrant, y habiéndose rifado en el día de anteayer, dio por resultado la suma de 60 pesetas, las mismas que entregó a D. Félix Mª Villa, administrador de dicho establecimiento. Muy bien por el Sr. Flórez, y celebramos que sus aficiones a la pintura sean tan beneficiosas para los pobres”.

Lavadero construido y donado al pueblo de Cangas del Narcea en 1914 por don Alfredo Flórez, 1930. Fotografía de Ubaldo Menéndez Morodo. Colección de Juaco López Álvarez.

Su mayor regalo al pueblo de Cangas fue la construcción en 1914 de un lavadero que pagó íntegramente. Estaba junto al puente de Ambasaguas y tenía cabida para unas setenta lavanderas. Hasta entonces nunca había existido en esta villa un lavadero cubierto, y las lavanderas tenían que lavar la ropa en el río. Según Gumersindo Díaz Morodo, Borí, gracias a este espléndido lavadero “las mujeres del pueblo pueden entregarse a la penosa tarea de lavado de ropa libres de los rayos solares en el verano y del agua y de la nieve en el invierno”. El lavadero fue derribado hacia 1963.

La inauguración de este lavadero, el domingo 25 de octubre de 1914, según El Distrito Cangués (31 de octubre de 1914), “revistió una solemnidad jamás vista en Cangas. ¡Y cómo no había de ser solemne si este fue el primer acto de altruismo que en esta villa se ha presenciado!”. Intervinieron en el acto el propio don Alfredo, que con lágrimas en los ojo recordó a su padre, en cuya memoria había levantado el lavadero, y el médico José Gómez que mencionó la dicha que suponía esta obra para la villa de Cangas, que “ponía a las pobres lavanderas al abrigo de las intemperies, ya fuesen viejas, escuálidas, que apenas podían consigo, ya jóvenes y hermosas, que bajaban al río con dos rosas por mejillas y al poco rato se tornaban pálidas, tiritando de frío […]. Que él, como médico, había podido apreciar bien la salud que el río robaba y los estragos que causaba en las lavanderas”.

El acto concluyó con unas coplas dedicadas al donante:

  Ya no me asustan las nieves,
ni al cierzo le tengo miedo;
aquí lavaré cantando
endechas a don Alfredo.
                  &
  Vengan ardores de sol,
venga inclemente aguacero,
que yo ya lavo abechugo:
ya tenemos lavadero.
                  &
   ¡Viva don Alfredo Flórez!
¡Viva un corazón de veras!
¡Viva el que brindó refugio
a las pobres lavanderas!

Alfredo Flórez expresó de palabra y por escrito su deseo de ser enterrado en el Cementerio Civil de Madrid, junto a la tumba de Pi y Margall, “maestro de los federales”. En Cangas no había un cementerio de esta clase y el de Madrid, inaugurado en 1884, era un auténtico “camposanto” para los librepensadores y republicanos de toda España. En él estaban enterrados tres presidentes de la Primera República Española y otras muchas personalidades de esas mismas ideas.

Detalle de la sepultura de don Alfredo Flórez en el Cementerio Civil de Madrid.

Don Alfredo murió en Cangas del Narcea el 29 de septiembre de 1924, y su cadáver fue embalsamado y trasladado a Madrid. La tumba donde fue sepultado la diseñó él mismo. Esta presidida por una alegoría de las artes, que es una figura femenina vestida con una túnica y que sujeta unos papeles en las manos. En la lápida hay un medallón de bronce con su rostro. Junto a su nombre y las fechas de nacimiento y muerte, se leen las siguientes inscripciones: “Su religión fue la caridad” y “Sus devociones la poesía y el arte”.

El diario El Noroeste, de Gijón, publicó en su portada del 5 de octubre de 1924 una necrológica sobre él escrita por su amigo, el periodista y político republicano, Roberto Castrovido Sanz (Madrid, 1864 – México, 1941). Castrovido había sido director de varios periódicos: La Voz Montañesa, de Santander; El País, de Madrid, etc. y fue durante muchos años diputado del Partido Republicano Democrático Federal. La semblanza es muy emotiva y merece la pena leerla para saber quien fue don Alfredo Flórez González.

DON ALFREDO FLÓREZ, por Roberto Castrovido

 (Publicado en El Noroeste, Gijón, 5 de octubre de 1924)

Un telegrama de su hermano don Roberto me dice que ha muerto. Me conmueve la triste noticia. Adiós, buen amigo, noble amigo, bondadoso amigo, espejo de republicanos, dechado de caballeros!

De Asturias venían a las Asambleas federales dos hombres recios y buenos: Felipe Valdés, de Gijón, y Alfredo Flórez, de Cangas de Tineo. Valdés era comerciante de rápida comprensión, bonísimo sentido, palabra corta y cortante. Flórez era delicado, suave, artista, su pensamiento rico en matices era fluctuante; reflexionaba, soñaba, más bien, hablaba poco. Ambos tenían de común lo firme de sus ideas políticas, y lo natural, espontáneo, sencillo de la virtud.

Recuerdo perfectamente al Flórez de hace treinta años, al que era un hombre viril, cuando yo era un joven. Estaba en lo mejor de su edad, como dice el vulgo, no sin acierto. Era de aventajada estatura. Erguido. De finas maneras. Arrogante. Vestía de negro. Su traje era limpio y señoril. Sus gustos de artista se exteriorizaban en el lazo de su chalina, en el chambergo con que se tocaba, y en la media melena de su negra cabellera. Una barba a lo español del siglo XVII encuadraba su correcto y expresivo rostro. Era un Rubens asturiano. Le placía hablar de arte, de pintura principalmente, y era competentísimo en la materia. Buen gusto, sensibilidad, idealismo eran en este orden sus calidades.

En filosofía y en política pensó y procedió acorde con sus grandes amigos Francisco Pi y Margall, Eduardo Benot y Nicolás Estévanez.

A las Asambleas generales anteriores a la República y en las tres siguientes á la Restauración representaron á Asturias Alegre, Carreño, Calvo. Calzada, etc., etc. Valdés y Flórez representaron la región asturiana en las Asambleas sucesivas. Don Alfredo fue elegido miembro del Consejo federal, cargo que dimitió á la muerte de Pi y Arsuaga.

Hace años, muchos, doce ó catorce, que se fue á Cangas de Tineo. Hasta luego, hasta muy pronto, nos dijo al despedirse. Volveré el año que viene, nos escribía al principio. Ya no volveré, nos escribió hace un año. No ha vuelto hasta después de muerto.

Desde su casa solariega seguía con alma el movimiento político de su país. Comentaba en sus cartas privadas los sucesos políticos con sagaz acierto y honda emoción. Lloraba a los amigos que morían, socorría á los desgraciados, ayudaba a los periódicos y no había, en fin, movimiento público, cuita privada que no repercutiera en Cangas de Tineo y que no encontrara allí, en el gran ánimo de don Alfredo Flórez, una reflexión, un consejo, una lágrima, un donativo.

Flórez se enteraba de todo y a todo atendía. La huelga general de 1917, los presos, la desaparición de ‘”El País”, la demencia y muerte del ilustre cervantista y escritor federal Ramón León Mainez, la ancianidad desvalida del revolucionario del 48 Patricio Calleja, la estatua a Galdós, la corona para los defensores de Verdum (Flórez no fue troglodita), el extraordinario de “El Motín”, las acciones ideadas para conservar la obra de don José Nakens, el centenario de Pí y Margall… La primera adhesión, el primer concurso, el donativo que antes que ningún otro enviaba eran los de Alfredo Flórez. Me honró haciéndome, a veces, su limosnero y me favoreció a la desaparición de “El País” con su generoso auxilio. No se pedía una vez socorro para este o aquel correligionario que no acudiera Alfredo Flórez, no se abría una suscripción sin que él fuera uno de los suscriptores, no lanzaban el alerta las izquierdas sin que de Cangas de Tineo nos llegara el ¡alerta está! del federal modelo de consecuencia y virtudes cívicas.

Lo único que le molestaba era el elogio en los periódicos, a lo que se negaba con energía era a que se diera pública noticia de sus socorros. Obediente á sus deseos hube muchas veces de rogar a las familias socorridas que le significaran por carta su agradecimiento.

Recluido en su pueblo natal con su hermano, la esposa de éste y varios de sus ocho sobrinos, ha vivido practicando el bien, pensando en los demás.

Su exquisita sensibilidad le hacía sufrir intensamente no ya desgracias familiares y sinsabores propios, sino los ajenos y los públicos acontecimientos. La condena del Comité de huelga fue para él otra condena; la guerra que empezó en 1914 fue un tormento para él, y le han martirizado las desdichas patrias.

La enfermedad no debilitó su espíritu. Fuerte siempre y consecuente siempre con sus ideas, testó en vísperas de morir y dibujó la lápida que ha de cubrir su tumba, en la cual lápida consigna que la poesía y la pintura alegraron su vida y que lo mejor de ella fue la caridad. Así es. El arte lo tuvo por suyo, hizo el bien y ha muerto como vivió.

En su testamento dispuso, que se embalsamara su cadáver y se le enterrara en el Cementerio Civil de Madrid en el sitio más cercano a las tumbas en que yacen Pi y Margall y Benot, sus gloriosos amigos.

Hermanos y sobrinos han respetado el último deseo y en este Cementerio Civil ha sido inhumado el cadáver del artista del bien, del filósofo de la verdad, muerto en su tierra natal á los 71 años de una vida consagrada a lo bueno y a lo bello.

Vivió este insigne federal asturiano como un justo: ha muerto como un estoico.

El día 2, el jueves, enterramos en el Cementerio Civil el cuerpo de Flórez.

Dos sobrinos, don Luis y don Genaro, el asturiano Corujo, embajador de Asturias en Madrid, á titulo de paisanos, don Joaquín Pí y Arsuaga, don Manuel Hilario Ayuso, Cantana, Menéndez Pallares, Gallego, Nácar y otros muchos amigos de Alfredo Flórez. Después de muerto ha ganado una victoria para la secularización de los cementerios, la libertad de conciencia y el librepensamiento.

El asturiano occidental en la voz de Lorenzo Rodríguez-Castellano

Lorenzo Rodríguez-Castellano (Besullo, 1905 – Oviedo,1986)

El lingüista Lorenzo Rodríguez-Castellano (Besullo, 1905 – Oviedo, 1986) fue un intelectual republicano y liberal de origen cangués que durante treinta años, en el periodo de la dictadura franquista, desarrolló una ingente labor en favor de la lectura en Asturias como coordinador provincial de las bibliotecas públicas. Además de pilotar el complejo tránsito de las bibliotecas de la República al Franquismo, Rodríguez-Castellano fue el principal promotor para formar una Biblioteca Pública de Oviedo. También desarrolló una importante labor investigadora como filólogo, llegando a ocupar la vicesecretaría del RIDEA. Fue galardonado por sus tesis sobre Aspectos del bable occidental  (1954) por el CSIC con el premio Luis Vives.

El primer relato que recita Lorenzo Rodríguez-Castellano en el siguiente vídeo, es el romance “Farruquín el de Buseco”, de José Mª Flórez y González (ver Composiciones en dialecto vaquero, 1883, en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous) y el segundo es “El viaxe de Xuaco de La Fulgueirosa”, una narración, basada en un hecho real, escrita por el mismo Rodríguez-Castellano.


El asturiano occidental en la voz de Lorenzo Rodríguez-Castellano

Lorenzo Rodríguez-Castellano (Besullo, 1905 – Oviedo,1986)

El lingüista Lorenzo Rodríguez-Castellano (Besullo, 1905 – Oviedo, 1986) fue un intelectual republicano y liberal de origen cangués que durante treinta años, en el periodo de la dictadura franquista, desarrolló una ingente labor en favor de la lectura en Asturias como coordinador provincial de las bibliotecas públicas. Además de pilotar el complejo tránsito de las bibliotecas de la República al Franquismo, Rodríguez-Castellano fue el principal promotor para formar una Biblioteca Pública de Oviedo. También desarrolló una importante labor investigadora como filólogo, llegando a ocupar la vicesecretaría del RIDEA. Fue galardonado por sus tesis sobre Aspectos del bable occidental  (1954) por el CSIC con el premio Luis Vives.

El primer relato que recita Lorenzo Rodríguez-Castellano en el siguiente vídeo, es el romance “Farruquín el de Buseco”, de José Mª Flórez y González (ver Composiciones en dialecto vaquero, 1883, en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous) y el segundo es “El viaxe de Xuaco de La Fulgueirosa”, una narración, basada en un hecho real, escrita por el mismo Rodríguez-Castellano.


 

Menendo Valledor y Ron (Tineo, 1817 – Cangas del Narcea, 1892)

Menendo Valledor y Ron (Tineo, 1817 – Cangas del Narcea, 1892)  y Faustino Meléndez de Arvás García (Cangas del Narcea, 1838  – 1917) fueron los fundadores, propietarios y redactores del primer periódico que se editó en Cangas del Narcea, El Occidente de Asturias, que comenzó a editarse en agosto de 1882 y dejó de publicarse en 1891, aunque en los últimos años estaba en manos de otras personas.

Menendo Valledor fue hasta 1889 el director del periódico. Era licenciado en Derecho y fue juez de primera instancia en Cangas del Narcea, Grandas de Salime y Valdepeñas (Ciudad Real). Se retiró de la carrera judicial y vino a vivir a Cangas del Narcea donde ejerció como abogado. Según los pocos testimonios que nos quedan sobre su vida era una persona ilustrada, de trato afable y honrada en asuntos públicos. Se decía que había abandonado la carrera judicial por negarse a dictar un fallo “con arreglo al capricho de un personaje”. Constantino Suárez Españolito escribió sobre él en Escritores y artistas asturianos y Felipe Valdés, discípulo de don Menendo en las tareas de periodista, redactó en marzo de 1892 su necrológica en el diario El Correo de Asturias, de Oviedo, del cual era corresponsal en Cangas del Narcea, que reproducimos a continuación como homenaje a este pionero del periodismo cangués.

D. MENENDO VALLEDOR Y RON

por Felipe Valdés

Ayer a la una y media de la madrugada, pasó a mejor vida este distinguido vecino de Cangas de Tineo, después de una rapidísima enfermedad, dedicada a la preparación de su alma.

Ciudadano de honradez acrisolada en los actos de su vida civil, hombre de clara inteligencia y de no poco estudio, el Sr. Valledor alcanzó en esta localidad un puesto respetable que solo debe a sus propios meritos que le hicieron figurar entre los hijos predilectos de esta villa, que le debiera haber adoptado como tal.

Nacido en Tineo en el año 1817, hallábase unido a nosotros por vínculos de fraternidad, que estrechó más y más cuando estableció en Cangas su bufete de abogado. Correspondiendo a su ilustración, han ido a su despacho muchos de los habitantes del concejo y acatando sus meditados acuerdos, aproximó en diferentes ocasiones los derechos de los litigantes, huyendo de toda cuestión contenciosa, siempre que había motivo de avenencia.

Tan excelente prenda de virtud en un letrado, bastará para demostrar que el Sr. Valledor y Ron era de excepcional formalidad y enemigo de toda pendencia. En múltiples ocasiones dio pruebas de la grandeza de su corazón, interesándose por el bienestar de sus vecinos, sin buscar con ello la popularidad.

Y hasta tal punto llevó su escrupulosidad en este asunto, que jamás solicitó un puesto en política, alegando títulos justificados. Si alguna vez su ilustrado concurso fue solicitado en este Ilmo. Ayuntamiento, él, enemigo de toda ilegalidad, permanecía indiferente, sin interesar voto alguno.

En la Universidad de Oviedo cursó en la facultad de Derecho, habiendo demostrado vocación y talento para esta profesión, y luego que hubo cumplido la mayor edad, fue nombrado promotor fiscal de este término, de donde pasó a ser juez de 1ª instancia, ocupando después el de Grandas de Salime, hasta que ascendido al de Valdepeñas [Ciudad Real] y después de desempeñar este cargo un año, pidió la cesantía fundado en motivos de salud, para dedicarse en esta villa por entero al ejercicio de la abogacía.

Al lado del Excmo. Sr. Conde de Toreno figuró como conservador en esta localidad, habiendo sido elegido concejal en el cuatrienio de 1877 a 1881, cuando figuraban en este ayuntamiento personas tan ilustres como D. Nicolás Suárez Cantón, que había desempeñado la subsecretaría de Gobernación, y el Excmo. Sr. D. Marcelino R. Arango, regente que fue de la audiencia de Barcelona, y otros varios abogados y personas distinguidas.

En los últimos años de su vida, cansado de la sedentaria vida del bufete, pero sin haber perdido nada en su inteligencia ni de su ilustración, dióse el Sr. Valledor de baja en la matricula de abogado, para dedicarse a la vida agitada y febril de periodista, fundando en compañía del ilustrado secretario del Ilmo. Ayuntamiento, El Occidente de Asturias, consagrado a la defensa de los intereses morales y materiales de esta zona.

En esta etapa de su vida, que él consideraba como la más gloriosa, su biografía corre unida a la de su digno compañero el Sr. D. Faustino M. de Arvás, que secundó en sus valientes campañas, sosteniendo contra viento y marea una publicación cuyo vacío hoy se siente cada vez más.

En las columnas de El Occidente dio ancho campo a sus ideas, y difundió sus conocimientos publicando artículos literarios, científicos y algunos políticos, que merecían plácemes por la sensatez y cordura en que estaban inspirados, y una vez más probó el amor que tenía a Cangas de Tineo, en las muchas campañas, en que fue como verdadero atalaya de sus más sagrados intereses.

Era en aquel tiempo el periodismo tan desconocida en aquella villa, por lo que los fundadores de El Occidente han tenido que vencer muchos obstáculos ante los que hubieran desmayado, si no hubiesen tenido una fe ciega en su empresa, y cabiéndoles la no poca gloria de ser la primera publicación en esta extensa zona, que despertó a muchos pueblos a la vida pública.

En las columnas de dicha publicación, acogió D. Menendo al joven que daba sus primeros pasos en el periodismo, y sin desmayar a nadie en sus propósitos, era cariñoso maestro a quien muchos somos hoy deudores de no pocas enseñanzas.

Yo, el más humilde de los que han exhibido su firma en las columnas de El Occidente, llevo aún en mis trabajos sustancia de sus lecciones y en mi corazón recuerdo eterno de gratitud.

El entierro se ha verificado hoy a las diez de la mañana con numeroso acompañamiento.

De acuerdo con su disposición testamentaria, el Sr. Valledor fue conducido a la última morada en modesto féretro y depositado su cadáver en tierra. Al funeral, como a la conducción de sus restos mortales, asistió la mayor parte de la villa y algunos PP. De San Juan Bautista de Corias, además de los sacerdotes que figuraban en el cortejo.

Era el Sr. Valledor caballero de la Cruz de Carlos III, y pertenecía a algunas sociedades y academias.

En este triste trance sirva de consuelo a su distinguida familia el considerar que somos muchos los que de todas veras nos asociamos a su dolor, pidiendo a Dios recoja en su seno el alma de nuestro buen amigo.

(El Correo de Asturias, nº 622, Oviedo, 17 de marzo de 1892)

 

Historias de dos vecinos del concejo

Enrique José Rodríguez García, socio del Tous pa Tous

Publicamos dos historias de dos vecinos del concejo de Cangas del Narcea, recogidas y escritas por nuestro socio y miembro del Payar, Enrique Rodríguez García, de Santolaya de Cueiras / Santa Eulalia de Cueras (Cangas del Narcea).

Enrique nos cuenta que hace años tuvo la suerte de leer los artículos de Mario Gómez en La Maniega, la vieja revista del Tous pa Tous, así que cuando supo que se ponía de nuevo en marcha esta sociedad, no tardó ni un día en apuntarse.

Enrique considera que en la web del Tous pa Tous podían publicarse artículos escritos de forma popular, entretenidos, con nombres y situaciones reales de nuestros pueblos y gentes. “Una parte del antiguo boletín del Tous pa Tous así lo hacía y francamente, cuando leo actualmente párrafos con los nombres de los paisanos, sus casas y las pequeñas anécdotas de aquellos tiempos, me agrada y me trasladan un poco a como se vivía en Cangas y en sus pueblos”.

Las historias que ha escrito Enrique tratan de Pepe “el de Corros”, que tiene 80 años y vive solo en este pueblo, y que el pasado mes de febrero fue entrevistado por España Directo (TVE), y de Juan, un joven de Xinestosu / Genestoso, que mantiene un colmenar a medias con el oso. Las dos pueden leerse en nuestra sección: Historias con nombre y apellidos.

  1. Pepe el de Corros
  2. La miel, Genestoso y el oso

Pepe el de Corros

El Cueto Arbas desde Laguna Seca

Por Enrique Rodríguez García

Santolaya de Cueiras (Cangas del Narcea)

En la falda del Cueto de Arbas, enfrente de Brañas de Arriba, pasa inadvertido el pueblo de Corros, pueblo que por su altura es azotado por el invierno y la nieve cada vez que la naturaleza desata los elementos por los contornos del puerto de Leitariegos.

Este pueblo de Corros, vecino del Monte del Gato, en sus buenos tiempos mantenía seis casas, que vivían de la ganadería. Sus dominios limitan con Trascastro, Gillón, Riomolín y la provincia de León; posee lugares naturales de verdadera belleza paisajística: el valle donde nace el río de Corros; la laguna denominada Chaguna Seca, desde la que se ve de forma privilegiada el Cueto de Arbas; el pico del Fraile que deja ver el valle del puerto de Leitariegos y el valle de Riomolín; el Pico de la Corona y el Monte del Gato, bastante conocido por albergar todo tipo de fauna en su interior, en el que destaca la visita de algún oso pardo.

Corros, Cangas del Narcea

El nombre del pueblo nos traslada a otros tiempos, en que los vaqueiros trashumantes subían por el verano a pastar los ganados a estas zonas altas y construían pequeñas cabañas de piedra que denominaban “corros”. Es posible que posteriormente ya se quedaran en la zona todo el año, formando el pueblo tal como lo conocemos hoy.

En las décadas de los setenta y ochenta, la emigración del campo hacia la ciudad hizo que en este pueblo sólo quedara un vecino, quedando las demás casas para ser visitadas durante los fines de semana. Este vecino es conocido como Pepe el de Corros, su nombre real es José Santor Antón, de Casa de Santos, tiene casi ochenta años y la primera impresión que suele dar cuando se le visita no deja dudas de su fortaleza: se presenta erguido como una vara de avellano, tiene fuerte semblante, en pleno invierno casi nunca le hace falta chaqueta, tiene que hacer mucho frío para que lo note. Cuando Pepe siente algo de frío los demás ya estamos en proceso de congelación, él dice con humor: “es que la juventud hoy coméis muchas cosas raras y no valéis ni para…”

Pepe el de Corros y Enrique Rodríguez

Pepe denota en sus facciones y ojos azules que de mozo debió de ser un buen representante de la zona en las fiestas populares. En la conversación puede esperarse que al estar aislado en el pueblo, los temas que se puedan abordar sean escasos, sin embargo nada más lejos de la realidad; pues Pepe, como es muy sociable, siempre tiene visitas de todo tipo. Además, lee constantemente y con las nuevas tecnologías, móvil, emisora…, está enterado de todos los temas de actualidad.

Siempre me llamó la atención, que muchas veces que subí a visitarlo sabía más de lo que pasaba en Cangas y alrededores que yo.

Políticamente es reservado y muy diplomático, como él dice hay que vivir y respetar a todos: “yo tengo que llevarme bien hasta con los osos del Monte del Gato”. Al final, Pepe deja ver que es un hombre de centro y respetuoso con todas las ideas.

Me decido a escribir estas líneas porque en una de tantas veces que lo visité, mantuvo una larga conversación conmigo en su cocina, comiendo buen jamón y tomando un buen vino de Cangas y, por supuesto, el chupito de hierbas hecho en casa, que según dice él cura todo: la barriga, el corazón, los ojos, etc. Solo es malo para la cabeza, si se abusa, pues con la presión atmosférica cambiando por la altura, la bajada de Corros puede entrañar alguna dificultad.

En aquella ocasión, Pepe me empezó a contar historias pasadas, relacionadas con la caza y el oso, que él vivió en primera persona, y consideré que tenían cierto valor por la peculiaridad de las mismas; indicaban fielmente como se vivía no hace tantos años en pleno contacto con la naturaleza.

Supe por otros vecinos que este hombre en sus tiempos mozos era un gran cazador, cazaba por el Monte del Gato, Pico del Fraile, Braña de Trascastro… , todos contornos del pueblo de Corros. Después vendía las pieles en la feria del sábado de Ramos donde peleteros de varios sitios venían a comprarlas ese día.

A algunas personas jóvenes y no tan jóvenes, esto puede parecernos que es una historia de los cazadores tramperos del Canadá, nada más lejos, esto se vivía no hace mucho en Cangas del Narcea.

Sentado en la cocina con Pepe, me empieza a hablar, con detalles meticulosos fruto de su proverbial memoria, como cazaba cuando tenía 20 años, donde se vendían las pieles y anécdotas que le ocurrieron. Intentaré describir aquí lo más significativo de lo que me cuenta entre trago y trago de vino.

Cuenta que todo lo que cazaba se vendía en la feria del sábado de Ramos, si quedaba algo se vendía posteriormente en la feria de La Cruz, en esta feria las pieles se pagaban menos. Muchas pieles se vendían en la zapatería de Casa Carchuelas de Cangas y otras veces venía un intermediario directamente desde Caboalles a comprarlas.

Las pieles que más se pagaban eran las de marta, aunque cazaba también gato montés, zorro…

Río Corros, afluente del río Naviego

Recuerda Pepe con añoranza la agilidad que da la juventud, pues una vez que estaba nevado, él y su vecino Aniceto, vieron un corzo que bajaba paralelo al río de Corros; Pepe se decidió a cazarlo vivo. El corzo y Pepe, los dos corriendo entre la nieve, bajaron desde el pueblo hasta el río que baja de la Braña de Trascastro, allí el corzo se rindió a la agilidad y resistencia de Pepe, que se abalanzó sobre él y lo cogió vivo; Aniceto no se lo podía creer, la dificultad de andar por la nieve era igual para los dos corredores.

Si algo no le gusta a Pepe es que le hablen de los lobos, siente gran respeto y desconfianza hacia este animal. Opina que es verdad el mito de que si un lobo te observa, se te ponen todos los pelos de punta y se tiene la sensación de que se despegan las ropas del cuerpo. Cuando le digo que eso no tiene lógica, que la explicación de esas sensaciones es el miedo, él me contesta con una pregunta: “¿Por qué no ocurre lo mismo con el oso que es un animal de mayor envergadura?”

Me cuenta como una vez estaba su hermana cuidando las cabras y vino una loba con cinco lobeznos pequeños, y sin respeto ninguno empezaron a matar a los cabritos con la hermana de Pepe presente: esta al ver la situación fue a salvar un cabrito, cogiéndolo con las manos; la loba al percatarse, se abalanzó sobre la niña, le quitó el cabrito de las manos y se lo ofreció a los lobeznos para que lo mataran. La niña, asustada, lo único que pudo hacer fue huir para no ser atacada.

Sin embargo a Pepe, cuando le hablas del oso le cambia la expresión, se queda más relajado, dice que está harto de encontrarse con él y tiene muchas anécdotas para contar. Siempre que se ven se asustan los dos, Pepe del oso y el oso de Pepe, y así conviven con cierto equilibrio de fuerzas que lleva a que se tengan el suficiente respeto para vivir juntos: el oso por el Monte del Gato y Pepe en el pueblo de Corros.

Cuenta como una vez los guardas forestales le preguntaron si viera el oso y si venía de la zona de Somiedo o de Muniellos. Pepe les contestó, con el buen humor que le caracteriza, que él cuando veía al oso nunca le pedía la documentación para saber de dónde venía; como es tan feo y habla tan poco, tiene miedo a que se enfade si lo molesta.

A pesar de la altura, los parajes de Corros cuentan con abundante vegetación y rincones naturales de verdadera belleza

Recuerda como una vez subían él y su vecino Aniceto de la fiesta de San Juliano y a media ladera, después de una noche de fiesta, Aniceto sintió la necesidad de vaciar las tripas escondiéndose entre unos matorrales. Pepe siguió andando y de repente se encontró cara a cara con un gran ejemplar que lo miraba fijamente; al verlo le dio una voz y el oso echo a correr asustado en dirección a los matorrales donde tranquilamente meditaba Aniceto, este al escuchar tan tremendo ruido solo le dio tiempo a subirse los pantalones y tirar piedras al oso mientras que corría precipitadamente delante de él para que no lo atropellara.

Otra vez me cuenta que estaba su padre, Pedro Santor, cortando mangos de avellano por el Monte del Gato para venderlos a los mineros de Villablino, cuando vio algo moverse encima del camino que baja de Corros hacia la braña de Trascastro; pensó que lo que se movía era un corzo que pastaba plácidamente. Se agachó y sigilosamente se acercó al borde de arriba del camino para coger el corzo por sorpresa y pegarle un golpe para cazarlo. Fue metiendo la mano por las matas hasta que tocó un brazo que era mucho más gordo que las cuatro patas juntas de un corzo, dándose cuenta Pedro del error, se tiró rápido hacia el camino y el oso asustado también se tiró, quedando los dos mirándose cara a cara; Pedro empezó a vocear y amenazando con la macheta que llevaba, consiguió que el oso se volviera y se marchara.

Dice Pepe que su padre llegó para casa sin ningún mango de avellano y no volvió nunca más a buscarlos al Monte del Gato.

Me sigue contando que siempre que se encuentra con el oso de frente, el animal es el que huye, salvo una vez que subía a ver unas vacas a Chaguna Seca y vio desde lejos un oso grande, un buen ejemplar descansando en un prado. Pepe por curiosidad se acercó por encima y le tiró una piedra a vueltas para ver que hacía; el oso al sentir la piedra se levantó y quedó mirándole fijamente; en ese momento los dos se echaron un pulso con los gestos y las miradas, Pepe lo describe muy bien, me dice: “Enrique, era como si me mirara con chulería y después de un tiempo decidiera irse, pero indicándome que se iba porque quería, no porque me tuviera miedo”.

Pepe me siguió contando encuentros y desencuentros con el oso, me dijo que últimamente los osos invernaban poco, cree que es porque los inviernos vienen más cálidos. También me enseñó una cueva que está debajo del Teso del Chano, donde siempre invernaba algún oso.

Molino abandonado de Corros

Me siguió contando como en el pueblo, aunque estaba alto, antiguamente se sembraban patatas y trigo, muestra de ello es que había en el río de Corros seis molinos, de las casas del Sastre, Natalio, Andaluz, el Maestro, el Rubio y Santos. Actualmente sólo queda uno en ruinas, pues los demás los llevó una avalancha en una gran nevada.

Me despido de nuestro anfitrión y cuando llego al Teso del Chano miro hacia atrás y veo todavía a Pepe enfrente, junto al corral de la casa; veo ochenta años de trabajo y de vida sencilla, sin grandes complicaciones ni explicaciones filosóficas. Sigo bajando en dirección a Trascastro ensimismado, pensativo, dándome cuenta que en ningún momento miré el reloj, ni pensé en el móvil, ni tuve prisa por marchar de este mundo tranquilo de Pepe. Claro está que como todo lo bueno dura poco, llego a la carretera de Leitariegos y ya empieza el ajetreo, ya empieza otra forma de vida más complicada, ya el reloj empieza a ser importante.

Nota: Pepe el de Corros, José Santor Antón, de Casa de Santos falleció en 2016, seis años después de este reportaje, a los 84 años. ¡Que la tierra te sea leve, amigo!

Florentino Quevedo, 90 años y continúa al pie del cañón

Florentino Quevedo Vega. Foto de Pepe Rodríguez (lne.es)

Una vez que el Gobierno de España, ha anunciado la reforma del sistema de pensiones contemplando el retraso en la edad de jubilación, se ha abierto la caja de los truenos y, ha dado paso ahora a un debate que se presenta tenso. Pero, si hay alguna persona en nuestro entorno a quien este debate no le va a ocupar mucho tiempo, esa persona es nuestro socio D. Florentino Quevedo.

El abogado Florentino Quevedo Vega, experto en el asesoramiento a empresas mineras, nace el 11 de marzo de 1919 en Mones, pueblo perteneciente al ayuntamiento de Petín de Valdeorras y a la provincia de Orense (Galicia), y lo hace en el seno de una modesta familia, quedando huérfano de padre cuando contaba tan sólo 13 meses de edad.

Gracias a las becas estudia Magisterio, carrera que le trae a Cangas del Narcea en 1940 como maestro en prácticas. Cuatro años más tarde pasa a la condición de profesor interino y, enseguida, logra la plaza fija en el grupo escolar en el que ejercía, del que llega a ser director, cargo que no abandonaría hasta 1981. Pero como quiere ser abogado, Florentino, que compatibilizaba la dirección del centro con el trabajo de procurador de los tribunales de justicia desde 1948, estudia en sus ratos libres Derecho, carrera que termina en 1961, año en que ya comienza a ejercer como abogado, por lo que abre bufete en Cangas. Doctorado en Derecho en 1963, en 1964 publica lo que había sido su tesis doctoral en un libro de dos tomos: Derecho Español de minas, tratado teórico-práctico, materia en la que es un auténtico experto. Tras unos primeros años como letrado en los que aborda abundantes y diversos asuntos, que nunca dejaría del todo, acaba especializándose en el asesoramiento a empresas mineras radicadas en una comarca ligada a la extracción del carbón, de la que forma parte fundamental Cangas, que es donde desarrolla la mayoría de su trabajo, aunque también se desplaza por diversos motivos profesionales a otras localidades, entre ellas Oviedo y Madrid.

Florentino Quevedo es un ejemplo de extraordinaria laboriosidad, que, pese a haber superado los 90 años, continúa al pie del cañón.

FUENTE: www.VivirAsturias.com
01/02/2010

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Fray Albino González Menéndez-Reigada (Corias, 1881- Córdoba, 1958)

Fray Albino

Fray Albino González Menéndez-Reigada nació en Corias (Cangas del Narcea, Asturias) el 18 de enero de 1881. Ingresó a los 15 años en el convento dominico de San Juan Bautista, cercano a su vivienda familiar. En 1897 profesó en la Orden de Predicadores y fue ordenado sacerdote en Valladolid el año 1905.

Licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca con Premio Extraordinario, obtuvo el doctorado en esas disciplinas en la Universidad de Madrid, también con Premio Extraordinario, al tiempo que realizaba estudios de Derecho. De 1911 a 1913 estudió Filosofía de las Lenguas Neolatinas en las universidades de Berlín, Roma y Friburgo. Su gran facilidad para los idiomas le permitió expresarse en francés, inglés, italiano y griego, además del castellano y el latín.

La orden le otorgó el título de Lector y Maestro en Teología y Predicador General y la Universidad de Salamanca le concedió idéntico título de dicha institución. Por su fama como predicador fue requerido continuamente para ofrecer conferencias por toda España, Europa e Hispanoamérica.

 El 18 de diciembre de 1924 fue nombrado obispo de Tenerife, donde realizó una gran labor. El 18 de febrero de 1946 fue designado obispo de Córdoba. Hizo su entrada oficial en la diócesis el 9 de junio, domingo de Pentecostés, a la edad de 65 años. En Córdoba vivió hasta el 13 de agosto de 1958, fecha de su fallecimiento.

“Tenemos que hacer viviendas dignas para los cuerpos, templos para las almas y escuelas para educar a la infancia”, dijo a poco de su llegada al conocer la situación en que se encontraba la ciudad. Y en verdad que esta especie de “programa de gobierno” lo cumplió con creces.

Tumba de Fray Albino delante de la Capilla de las Benditas Ánimas del Purgatorio en la Catedral de Córdoba (Antigua Mezquita).

Los números de Fray Albino en Córdoba, en los 12 años que estuvo entre nosotros, son impresionantes. Casi 5.000 viviendas entre las barriadas construidas en el Campo de la Verdad y en Cañero, con sus correspondientes equipamientos sociales (seis colegios, tres iglesias, mercados, cines, campo de deportes, economato, etc.), más de 80 templos bendecidos y más de 200 unidades escolares, dan fe de esta realidad.

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Tumba de Fray Albino González Menéndez-Reigada (Corias, Cangas del Narcea, 1881-Córdoba, 1958), obispo de Córdoba

Para conseguir toda esta obra creó la Asociación Benéfica La Sagrada Familia, que fue la encargada del programa de viviendas; el Patronato de Obras Sociales de San Eulogio (escuelas de aprendices, semanario Ecos, Club Deportivo San Álvaro, cuadro artístico, orfeón y rondalla); el Patronato de San Alberto Magno para la gestión de las unidades escolares; el Patronato Nuestra Señora de la Fuensanta para la atención a niños desvalidos; las Milicias de Cristo para el amparo de la niñez y juventud descarriada en la población rural, etc.

Su labor pastoral fue también extraordinaria: activó las Cáritas diocesana y parroquiales; desde 1949 a 1957 presidió las Semanas Sociales de España, que tuvieron una gran repercusión; escribió 35 obras y 48 cartas pastorales; dio un desarrollo espectacular al Seminario y puso en marcha el Seminario Menor de Hornachuelos; convocó el concurso de curatos para dotar a las parroquias de sacerdotes rectores; ofreció conferencias en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo de Santander; creó en Córdoba las Hermandades del Trabajo; impulsó la Acción Católica, la HOAC y la JOAC; organizó escuelas de aprendices; la actual Tipografía Católica, etc.

El abate Pierre lo presentó a la televisión francesa y su obra fue conocida a nivel internacional, lo que motivó la constante visita de personalidades nacionales y extranjeras a Córdoba.

A lo largo de su vida obtuvo honores y distinciones, a las que daba la justa importancia. El Ayuntamiento de Córdoba le nombró Hijo Adoptivo en la sesión celebrada el 9 de junio de 1950. Su Santidad el papa Pío XII le dirigió en dos ocasiones cartas felicitándole por su labor y por los 25 años de su episcopado. El alcalde de Córdoba de Veracruz (México) le hizo entrega de la llave de la ciudad.

A finales de diciembre de 2008 y hasta el 24 de enero de 2009, se celebró una exposición, gracias a la gentileza de Cajasur, con la pretensión de dar a conocer a las generaciones actuales de una manera gráfica la ingente actividad desplegada por este excepcional obispo en Córdoba y su provincia. Con ella se cerró el programa de actos que la comisión organizadora, constituida en el seno de la Asociación de Antiguos Alumnos del Colegio Público Fray Albino, desarrolló durante el 2008 para conmemorar el 50 aniversario de su muerte. Esta exposición no hubiera sido posible sin el trabajo documental realizado por Florencio Rodríguez, quien fue el encargado de selleccionar las fotografías de Ricardo procedentes del Archivo Histórico de Cajasur, y el equipo de la Fundación Cajasur.

Juan Antonio Polo Molina
Presidente de la Comisión Organizadora de los actos
del 50 aniversario de la muerte de Fray Albino.
Fuente: Fundación Cajasur

José Francisco Uría y Riego (Cangas del Narcea, 1819 – Alicante, 1862)

José Francisco de Uría y Riego, por José Gragera y Herboso, 1862

José Francisco de Uría y Riego (1819-1862) da nombre a la calle más comercial de Oviedo y a otras principales en Gijón, Luarca y Cangas del Narcea. Nació en el seno de de una importante familia de la nobleza rural asturiana con solar en Santa Eulalia de Cueras (Cangas del Narcea).

Partícipe del ideal ilustrado del desarrollo económico como medio para conseguir el bienestar, se interesó por implantar nuevos cultivos, por el estudio de las enfermedades de las plantas, fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias y participó en la Exposición de Productos Agrícolas de 1857 donde obtuvo medalla de bronce por “cecinas de jamones” de su tierra natal.

Como político se adscribe al liberalismo moderado y es elegido Diputado a Cortes por el distrito de Cangas de Tineo en 1857. Nombrado Director General de Obras Públicas en 3 de julio de 1858, recibió respeto y consideración por su incansable trabajo en pro de modernizar las infraestructuras del Estado. Aprovecha un momento de estabilidad política, desarrollo económico e impulso de las obras públicas como fue el gobierno de O’Donnell y, sin olvidar su compromiso estatal, favoreció a Asturias y al distrito que representaba como diputado. Es el momento del ensanche de Barcelona y Madrid, de la construcción del Canal de Isabel II, del trazado de la red viaria y del ferrocarril, de los faros y los puertos.

Enfermo de tuberculosis se traslada a Alicante donde fallece lejos del solar familiar. La correspondencia privada, los homenajes póstumos, además de ser entrañables reflejan el reconocimiento a su trabajo desde todas las facciones políticas, el carácter de Uría y de su época.

Texto: Mercedes Pérez Rodríguez

Mercedes Pérez, socia del Tous pa Tous, ha tenido la generosidad de realizar un extracto de su tesis doctoral, “El patrimonio de las obras públicas en Asturias a mediados del S. XIX en relación con José Francisco de Uría y Riego”, para la web del Tous pa Tous. Desde estas líneas queremos envíar a Mercedes nuestro agradecimiento. El mencionado e interesante trabajo se puede consultar a continuación:


Mario Gómez y Gómez (1872-1932). Fundador del Tous pa Tous.

En La Maniega, n´º 6Mario Gómez, Barcelona 1909

En La Maniega, nº 6, Cangas de Tineo,  febrero de 1927, podemos leer:

Desde hace tiempo teníamos el propósito de honrar nuestras columnas con la publicación del retrato de nuestro querido paisano D. Mario Gómez, como homenaje de respeto y cariño al fundador de nuestra querida Asociación “El Tous pa Tous”. La probada modestia del Sr. Gómez y el poco afecto que siente por todo lo que signifique popularidad de su persona, nos ha obligado a vencer grandes dificultades: ha sido preciso el asalto a la casa de uno de nuestros amigos para conseguir la fotografía que hoy ilustra nuestras páginas. Un poco antigua porque en ella ostenta solamente el grado de comandante, pero nosotros estamos orgullosos de haber conseguido nuestro deseo. ¡Perdón a todos!

Nació nuestro biografiado en Cangas de Tineo por el año 1872. Cursó sus estudios en Madrid distinguiéndose notablemente por sus brillantes notas. Terminada la carrera de Medicina pasó a formar parte del Cuerpo de Sanidad Militar.

En el campo de las armas se ha señalado valerosamente, obteniendo por ello innumerables recompensas. Entre otras condecoraciones posee la cruz de San Hermenegildo y de Beneficencia. En la actualidad obstenta el grado de Teniente Coronel y es director del buque-hospital “Castilla”. En el campo de la literatura se ha colocado en puesto preeminente, habiendo publicado además varios tratados profesionales, por los que le han concedido bastantes premios; en el estilo jocoso también se ha destacado, mereciendo por ello grandes alabanzas.

Es el cronista del concejo, y sus trabajos publicados en “Los Siglos de Cangas” son muy celebrados.

Todos nos congratulamos de contar entre nuestros amantes a la “terrina” a este Invicto cangués, que no omite sacrificio por todo aquello que redunde en beneficio de nuestra “patria chica” y en bien de los paisanos.

Biografía de Mario Gómez y Gómez

Médico, militar y escritor nacido el 23 de enero de 1872 en Cangas del Narcea (Asturias), donde fallece el 26 de abril de 1932.

Estudia Medicina en la Facultad de San Carlos de la Universidad de Madrid, licenciándose en enero de 1897.

En mayo de ese mismo año ingresa en el Cuerpo de Sanidad Militar. Pasa destinado a un Batallón de Infantería de Guarnición en Melilla. En agosto del año siguiente es destinado a la Fábrica de Armas de Trubia (Oviedo — Asturias), pasando poco después en comisión de servicio al Hospital Militar de Valladolid y en 1901 al de Vitoria. Residiendo en esta ciudad, comienza a escribir sobre los resultados de sus observaciones médicas alrededor de los reclutas recién incorporados a filas.

Regresa a los pocos años destinado al Regimiento del Príncipe, de guarnición en Gijón (Asturias). A los pocos meses pasa otra vez a la Fábrica de Trubia. En esta villa llega a alcanzar un alto grado de consideración por los servicios desinteresados prestados a la población civil y militar. Impulsor y fundador del Sanatorio Obrero de las Cruces, el 22 de Julio de 1927 fue nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad de Oviedo a petición de los vecinos de Trubia.

Presta servicios de su clase en Oviedo, Pamplona y Manresa, y al declararse la guerra contra Marruecos marcha a Melilla con el batallón de Batallones de Reus, número 16, distinguiéndose en la atención médica ofrecida a los soldados españoles heridos en la derrota sufrida en la batalla del Barranco del Lobo, siendo acreedor a una alta recompensa en mérito a su ejemplar conducta en este hecho.

Regresa a la Península y se incorpora al regimiento de Wad-Ras, de guarnición en Leganés (Madrid). En enero de 1912 sale otra vez para Melilla con este regimiento.

En mayo de 1914 es director del Hospital Militar de Vigo y después en el de Carabanchel Bajo (Madrid). Más tarde ostenta varios cargos en el Ministerio de Guerra.

En 1931 solicita el retiro del Ejercito, acogiendose a la ley de reforma militar de Manuel Azaña, que favorece la jubilación anticipada de mandos militares, y se traslada a vivir a Cangas del Narcea donde se entrega de lleno a sus aficiones literarias. Lamentablemente, fallecio al año siguiente y muchos de sus trabajos quedaron inacabados.

Alguna de sus obras de carácter castrense fue declarada de utilidad para el Ejército y por una de ellas le concedieron la cruz del Mérito Militar. Cultivó también la poesía en lengua asturiana. En 1926 funda el Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País y también la revista “La Maniega”, donde firmaba con el seudónimo de El Cuntapeiru en la sección Chipi—Chape.

Entre sus obras destacan las siguientes: “Seiscientos sesenta y cinco reclutas. Estudios físico-psíquicos” (Vitoria, 1903), “Recluta y reclutamiento” (Pamplona, 1908), “Reclutamiento militar: Estudio histórico” (Manresa, 1909), “De Bogayo: Literatura regional” (Oviedo, 1915), “A Pin el ajustador” (Madrid, 1916), “Los siglos de Cangas de Tineo”, 2 vol. (Madrid, 1920 y 1925) y “De Corripia” (Madrid, 1923).

Bosquejo biográfico y autobiográfico

Ver enlace: Breve semblanza de Mario Gómez Gómez (1872-1932)

Álbum de fotografías

L’Acebu: María de Fonceca

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernández, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a L´Acebu: María de Fonceca (Cangas del Narcea).


Llindouta: Dulia – Casa La Pacharina

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernandez, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a L.lindouta: Dulia de Casa La Pacharina, aunque nacida en Bimeda (Cangas del Narcea).


Pousada de Rengos: Angelín

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernandez, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a Pousada de Rengos: Angelín, un gran gaitero que formó parte del grupo “Los Son d’Arriba” (Cangas del Narcea).


Trescastru / Trascastro: Rosario

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernandez, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a Trescastru / Trascastro: Rosario (Cangas del Narcea).


Tresmonte: Irene y Concha

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernandez, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a Tresmonte: Irene y Concha (Cangas del Narcea).


Val.láu / Vallado: Amparo y Lulo

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernandez, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a Val.láu: Amparo y Lulo (Cangas del Narcea).


Advertencia: La emisión comienza en el minuto 2

Xichón / Gillón: Enriqueta

De la serie documental Camín de Cantares, presentada por el estudioso de la cultura tradicional asturiana, Xosé Antón Fernandez, conocido por Xosé Ambás. En este vídeo publicamos, gracias a la colaboración de Ambás, el capítulo dedicado a Xichón: Enriqueta (Cangas del Narcea).

Enriqueta falleció en Xichón/Gillón a finales del mes de julio de 2009. Ella fue la protagonista de este capítulo de “Camín de cantares” grabado en septiembre de 2006, un programa «mui interesante por ser una de las últimas bonas tocadoras de pandeiru cuadráu del concechu’i Cangas ya una gran voz tradicional, además era una mucher impresionante a la que you garrei un apreciu especial, fai dous selmanas xubí a vela cuando ya taba nuna situación de salú mui crítica ya foi pa mi la despedida final. El.la gracias a tolo que nos deixóu nunca va desapaicer, ahí quedanon los sous cantares ya los sous toques ya la sua gracia, Enriqueta va tar pa siempre con nós. Xosé Ambás».


Advertencia: La emisión comienza en el minuto 2

Inaguración del instituto y homenaje a D. José Flórez Sierra

Cangas del Narcea. Vista del Instituto de Enseñanza Media en construcción, 1968. Colección: Juaco López Álvarez

El Instituto de Enseñanzas Medias de Cangas del Narcea fue construido siendo gobernador civil y jefe provincial del Movimiento de Asturias, don José Manuel Mateu de Ros, rector de la Universidad de Oviedo don José Virgili Vinadé, y alcalde presidente de la corporación municipal de Cangas del Narcea don José Flórez Sierra. Fue inaugurado el 24 de abril de 1969 con la visita a Cangas del gobernador civil y ese mismo día se le hizo un homenaje al alcalde de la época don José Flórez Sierra.

En las imágenes cedidas por el socio José María Barrero Flórez podemos ver la llegada del gobernador civil a Cangas, concretamente fue recibido por las autoridades de la época en el Corral. Paseo por la villa hasta la entonces Colegiata de Stª María Magdalena y posterior bajada a la Vega para inauguración oficial del Instituto. Posteriormente la comitiva se desplaza al colegio Alejandro Casona y después a la Casa Consistorial donde le hacen entrega de distintas medallas al alcalde cangués D. José Flórez Sierra. Para finalizar comida del homenaje donde podemos reconocer a muchos cangueses.

La música del vídeo ha sido añadida por el webmaster del Payar con la única finalidad de dar algo más de realce a las imágenes. La foto que encabeza este post es del año 1968 con el instituto en construcción, está incluida en el álbum de fotos de la Villa y pertenece a la colección de Juaco López. Nuestro agradecimiento a José María Barrero, gerente de las gasolineras Flórez Sierra, S.L. y nieto del homenajeado, por facilitarnos este inédito documento.

Los Reyes entregaron a Neto el Premio Mingote

La espuma de la vida política, cultural, económica y social (y del champán) se desbordó el pasado 13 de julio de 2009 en la Casa de ABC, con motivo de la entrega de los premios Luca de Tena, Mariano de Cavia, y Mingote, en un multitudinario brindis por el periodismo y por los tres galardonados. Los Reyes presidieron la tradicional cena de gala que este año protagonizaban el filósofo Eugenio Trías por su Tercera en ABC “El gran viaje”, el director de la revista ¡Hola!, Eduardo Sánchez Junco, en reconocimiento a su trayectoria profesional al frente de la publicación que nació hace 65 años, y el humorista gráfico cangués Ernesto García del Castillo, Neto, por una viñeta publicada en el diario La Voz de Asturias.

Un homenaje al periodismo que, en palabras del Rey, permite cada año “expresar una vez más el apoyo y aliento de la Corona a cuantos esfuerzos e iniciativas buscan promover la creatividad del mejor periodismo” y “reconocer el genio y talento de nuestros grandes profesionales de la comunicación”. Su Majestad don Juan Carlos, acompañado por la reina Sofía, destacó que estos galardones “alientan la expresión libre de pensamientos, ideas u opiniones, que fortalecen globalmente el ejercicio de la libertad, auténtica raíz vital de nuestra convivencia democrática” y que en la obra y trayectoria de los galardonados destaca una mezcla de talento, de laboriosidad y de dinamismo creador, junto a otras muchas cualidades.

Se dieron cita un tropel de personalidades de todos los ámbitos y signos: la Vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado; el Ministro de Fomento, José Blanco; la Ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; el ex presidente del Gobierno, José María Aznar; el Presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy; el Alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón; el ex ministro y ex gerente del FMI, Rodrigo Rato; la Presidenta de la Asamblea de Madrid, Elvira Rodríguez; el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica; el Presidente de Honor de ABC, Guillermo Luca de Tena; la Presidenta-editora de ABC, Catalina Luca de Tena; el Presidente de Vocento, Diego del Alcázar; el Presidente de Honor de Vocento, Santiago de Ybarra; el Consejero delegado de ABC y Vocento, José Manuel Vargas; el Director de ABC, Ángel Expósito, y el Presidente del Jurado, Antonio Mingote.

El Rey tuvo elogios para el diario ABC, cuya seña de identidad es “la búsqueda de la más alta calidad, unas firmes convicciones y una vocación de servicio a España y a sus instituciones”, así como para los tres premiados. Sobre Ernesto García del Castillo —galardonado por la viñeta publicada en La Voz de Asturias el 7 de octubre de 2008—, subrayó que gracias a la pluma de los mejores ilustradores como el galardonado, “el humor gráfico español ocupa en la creación periodística el lugar de privilegio que bien merece”.

La viñeta galardonada