El despoblamiento de Cangas del Narcea

Calle Mayor de Cangas del Narcea. Foto: Juan Ramón, tomada el 15 de agosto de 2014

Los habitantes del concejo de Cangas del Narcea, que en los años veinte del pasado siglo llegaron a ser casi 24.000 personas y que hoy en día superan escasamente las 12.000, llevamos años viendo su progresivo despoblamiento mientras escuchamos a nuestros gobernantes el manido mantra de que hay que fijar población, pero sin que hasta el momento hayan concretado nada efectivo al respecto.

Cangas del Narcea languidece progresivamente, en caída libre, a la vista, ciencia y paciencia de su alcalde y demás responsables municipales, pese al suculento salario que se impusieron los integrantes del denominado equipo de gobierno local (36.500 euros anuales por barba) y que hay que suponer que se paga por algo más que por asistir, como simples espectadores, a esta hecatombe que se nos viene encima.

Señor alcalde de Cangas del Narcea, todo está en la Historia, así que aprendamos de ella. En el siglo XIV la ruta de comunicación de Asturias con Castilla y Galicia a través del puerto de Leitariegos era una cuestión primordial. Para mantenerla transitable en los meses de invierno se requería de población en El Puerto de Leitariegos y pueblos próximos, y para ello el rey Alfonso XI (1311-1350) otorgó a sus pobladores el 14 de abril de 1364 un privilegio con el fin de favorecer el asentamiento permanente de una población que mantuviese abierto el paso por el puerto; es el conocido como “Privilegio de Leitariegos”, que, entre otros beneficios, eximía a sus habitantes del pago de impuestos, alcabalas y portazgos. Y con esto consiguió que se estableciese población en este lugar, situado a más de 1.500 metros de altitud, y que se mantuviese hasta finales del siglo XIX. Hoy, sin ese privilegio, la situación es muy distinta y muchos de esos pueblos están casi abandonados.

La medida seguida por Alfonso XI hace más de seiscientos años debería aplicarse hoy a Cangas del Narcea. A los habitantes de este territorio, en el que muy pocas personas quieren vivir, deberían dárseles unos “privilegios” con el fin de mantener su población e incluso repoblar.

Gráfico que refleja el descenso de la población del concejo de Cangas del Narcea en los últimos 20 años.

Señor alcalde de Cangas del Narcea: proponga usted al Pleno del Ayuntamiento la supresión (total o parcial) de los impuestos municipales sobre bienes inmuebles (IBI), vehículos de tracción mecánica (“viñeta”), incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana (“plusvalía”), etcétera, de esa infinidad de tasas municipales que gravan las actividades más variopintas (por expedición de licencias y otros documentos, por apertura de establecimientos, por recogida de basuras, por servicios del cementerio municipal, por tenencia de animales domésticos, por alcantarillado, por ocupación de terrenos públicos municipales, por vados de acceso a los garajes, por suministro de agua potable, etcétera), del precio público municipal por las escuelas infantiles de 0-3 años, etcétera.

Señor alcalde de Cangas del Narcea: dígale usted a su amigo don Adrián Barbón que exima (total o parcialmente) a los habitantes de Cangas del Narcea del pago de los impuestos autonómicos de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, de patrimonio, de sucesiones y donaciones, de la cuota autonómica del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), etcétera.

Señor alcalde de Cangas del Narcea: pídale usted a su jefe don Pedro Sánchez que exima (total o parcialmente) a los residentes en Cangas del Narcea del pago de los impuestos estatales sobre el valor añadido (IVA) y sobre sociedades, de la cuota estatal del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), etcétera.

Solo así podremos combatir el progresivo despoblamiento del concejo y contribuiremos a fijar población. Todo lo demás, en las actuales circunstancias socioeconómicas, serán brindis al sol.

Es hora de dejarse de cantos de sirena; hay que tomar urgentemente decisiones prácticas y efectivas, y esta de la fiscalidad reducida, avalada por importantes estudios sobre el despoblamiento, es, sin duda, la más eficaz. Lógicamente, esta solución tiene un coste económico para el erario, pero sería mínimo y además susceptible de recuperarse a medio plazo con la actividad económica que se generaría en este territorio. La fiscalidad diferenciada, como instrumento de discriminación positiva, cada vez es más evidente que es posible y necesaria.


Más información en el blog del autor: Desde el corazón de Cangas

El despoblamiento de Cangas del Narcea

Los habitantes del concejo de Cangas del Narcea, que en los años 20 del pasado siglo llegaron a ser casi 24.000 personas y que hoy en día superamos escasamente las 12.000, llevamos años viendo su progresivo despoblamiento mientras escuchamos a nuestros gobernantes el manido mantra de que hay que fijar población, pero sin que hasta el momento los mismos hayan concretado nada efectivo al respecto. Cangas del Narcea se hunde día a día, en caída libre, a la vista, ciencia y paciencia de su Alcalde y demás responsables municipales, pese al suculento salario que se autoimpusieron cuatro de los integrantes del denominado equipo de gobierno local (36.500 euros anuales por barba) y que hay que suponer que se paga por algo más que por limitarse a asistir, como simples espectadores, a esta hecatombe que se nos viene encima de forma imparable y con consecuencias irreversibles.

Señor Alcalde de Cangas del Narcea: todo está en la Historia, así que aprendamos de ella. En el siglo XIV la ruta de comunicación de Asturias con Castilla y Galicia a través de Leitariegos era una cuestión primordial. Para mantenerla transitable en los meses de invierno se requería de población en El Puerto de Leitariegos y pueblos próximos, y para ello el rey Alfonso XI (1311-1350) otorgó a sus pobladores el 14 de abril de 1326 un privilegio con el fin de favorecer el asentamiento permanente de una población que mantuviese abierto el paso por el puerto; es el conocido como “Privilegio de Leitariegos” que, entre otros beneficios, eximía a sus habitantes del pago de impuestos, alcabalas y portazgos. Y con esto consiguió que se estableciese población en esta zona, en algunos casos a más de 1.500 m. de altitud, y que se mantuviese hasta finales del siglo XIX. Hoy, sin ese privilegio, la situación es muy distinta y muchos de esos pueblos están casi abandonados.

La medida seguida por Alfonso XI “El Justiciero” hace casi setecientos años debería de aplicarse hoy a Cangas del Narcea. A los habitantes de este territorio, en el que solo se están quedando a vivir los que no tienen la oportunidad de establecerse en otros lugares más prósperos, deberían dárseles unos “privilegios” con el fin de mantener su población e incluso repoblar.

Señor Alcalde de Cangas del Narcea: proponga Vd al Pleno del Ayuntamiento la supresión (total o parcial) de los impuestos municipales sobre bienes inmuebles –“IBI”-, vehículos de tracción mecánica -“viñeta”-, incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana -“plusvalía”-, etc., de esa infinidad de tasas municipales que gravan las actividades más variopintas (por expedición de licencias y otros documentos, por apertura de establecimientos, por recogida de basuras, por servicios del cementerio municipal, por tenencia de animales domésticos, por alcantarillado, por ocupación de terrenos públicos municipales, por vados de acceso a los garajes, por suministro de agua potable, etc.), del precio público municipal por las escuelas infantiles de 0-3 años, etc.

Señor Alcalde de Cangas del Narcea: dígale Vd a su amigo don Adrián Barbón que exima (total o parcialmente) a los habitantes de este municipio del pago de los impuestos autonómicos de transmisiones patrimoniales y actos jurídicos documentados, de patrimonio, de sucesiones y donaciones, de la cuota autonómica del impuesto sobre la renta de las personas físicas –“IRPF”-, etc.

Señor Alcalde de Cangas del Narcea: pídale Vd a su jefe don Pedro Sánchez que exima (total o parcialmente) a los residentes en este concejo del pago del impuesto estatal sobre el valor añadido –“IVA”-, de la cuota estatal del impuesto sobre la renta de las personas físicas –“IRPF”-, etc., y a las empresas radicadas en dicho municipio del impuesto estatal sobre sociedades, etc.

Solo así podremos combatir el creciente despoblamiento del concejo y contribuiremos a fijar población. Todo lo demás, en las actuales circunstancias socioeconómicas, serán simples brindis al sol.

Es hora de dejarse de cantos de sirena. Hay que tomar urgentemente, cuanto antes, decisiones prácticas y efectivas, y ésta de la fiscalidad reducida, avalada por importantes estudios sobre el despoblamiento, es, sin duda, la más eficaz. Lógicamente, esta solución tiene un coste económico para el erario, pero sería mínimo y además susceptible de recuperarse a medio plazo con la actividad económica que se generaría en este territorio. La fiscalidad diferenciada, como instrumento de discriminación positiva, cada vez es más evidente que no solo es posible sino muy necesaria, por no decir imprescindible.

‘La subversión de Beti García’ y ‘Jugadores de billar’, las novelas recuperadas de José Avello (Pin Estela)

Una reseña doble de Pedro Luis Menéndez.  

José Avello Flórez, Pin Estela (Cangas del Narcea, Asturias, 1943 – Madrid, 2015) 

A estas alturas ya cualquiera sabe que no existe relato sin ideología ni historia que no haya construido su relato con el beneplácito más o menos explícito del poder, de manera que sólo algunas ventanas del edificio literario (desde luego que no todas) nos permiten atisbar, si nuestros sentidos permanecen en alerta, algo de lo que pudo haber sido y algo de lo que permanece aún, más allá de las interpretaciones que una sociedad se da a sí misma tal vez para sobrevivir.

«En la memoria el tiempo tiene un orden diferente del calendario; en realidad el orden del tiempo es propio del relato, de la escritura, no de lo relatado: en mi cabeza —y en mi corazón— todo es instantáneo o antiquísimo».

Por eso hay libros que inquietan más allá de lo predecible. Entre ellos, algunas novelas; no muchas. Hace unas semanas no sabía nada de Beti García, hace unos meses José Avello era para mí sólo un nombre lejano del que había oído hablar muy poco y de quien había leído apenas algunos de sus cuentos. He terminado la lectura de La subversión de Beti García y me encuentro aún en ese trance del lector que no se ha despegado del todo de lo leído; en ese incierto sonambulismo en el que permanecemos cuando seguimos sintiendo que formamos parte de sus páginas, o de sus fantasmas.

«No siempre se debe identificar el horror con las tinieblas, porque yo he visto un horror luminoso entrando a raudales por el ventanal del salón e inundando con su lógica todo lo que había dentro». Y ese horror luminoso desborda por las páginas de esta novela en la que los tiempos y las historias se superponen y se confunden; se baten para formar un pegamento lúcido que nos sitúa frente a la brutalidad, la enfermedad, las pérdidas y los encuentros imposibles. Hay muchos encuentros en estas páginas. También kilómetros y kilómetros de viajes que no siempre conducen a algún lugar. Hay dentelladas feroces, cuerpos al límite y pianos en la frontera de los sueños. Hay un mundo entero en un relato que vuelve una y otra vez sobre sí mismo para avanzar con lentitud, también con precisión. Pero debo poner algo de orden en estas líneas porque, como afirma el narrador, «en rigor, nunca hay comienzo; pero al menos debo intentar establecer un orden, porque del orden depende el sentido».

José Avello presentó La subversión de Beti García al Premio Nadal de 1983, en el que quedó finalista, el mismo año en que le fue concedido a Salvador García Aguilar por Regocijo en el hombre. García Aguilar era un escritor casi secreto que en sus últimos años se vio obligado a abandonar la escritura por causa del alzhéimer. Frente a él, José Avello era entonces un no tan joven aspirante a entrar por alguna puerta de importancia en el mundo literario, en esa hoguera en la que muy pocos sobreviven. Y Beti García es una superviviente; es muchas cosas más, pero sobre todo una superviviente. Su novela también lo es en esta segunda vida que le supone esta nueva edición casi cuarenta años después.

Ambientada inicialmente, al menos en uno de sus niveles, en ese mundo indiano tan común a las Asturias que fueron y que son, trasciende sin embargo los moldes previsibles para abrirse —y cerrarse al tiempo— a una reflexión profunda sobre la libertad, la felicidad, los destinos crueles o afortunados, la locura, todo ello en el camino que lleva desde la ciudad de Oviedo a las brañas profundas del occidente asturiano en unos años en que la vida, para muchas personas, no iba más allá del seguir respirando del día siguiente y en que la muerte conjugaba todos sus verbos afines entre las tumbas de los fusilados: «Nuestro origen era aquel paisaje, y aquel paisaje era cementerio. Las ramas inferiores de los castaños y de las acacias, los muros de piedra de los deslindes, ya gastados por los vientos y por los pleitos, las viejas represas de los molinos, eran deseos de vida frustrados por la violencia».

La subversión de Beti García es también la historia de un niño; un niño a quien su ángel de la guarda «se acercaba a su cuna a velar su sueño», con sus «enormes ojos negros nublados por las lágrimas de la ternura, que se resistieron siempre a la autocompasión y a la piedad»; un niño desposeído de su propia historia, que debe rehacer las huellas que le conducen a la construcción difícil del relato de su vida; un niño enfermo expulsado de un paraíso que nunca lo fue para él y que hurga en unas tinieblas que por momentos parecen tapias y muros insalvables, cuya narración pierde de continuo las lindes entre lo real y lo inventado (¿lo soñado?) desde un cuarto de un sanatorio para enfermos mentales, en el que cuenta la historia salvaje y devastadora de su propia estirpe. Entre Betsabé García y Beatriz Río, Acebal se nos muestra como el eslabón que sólo en la última parte del relato descubre sus cartas marcadas y nos obliga a la relectura del sentido inicial, sin fuegos artificiales, sin juegos de artificio, porque más allá de lo turbio y del horror, éste es un relato sereno. Y esa serenidad fue el tono elegido por José Avello para adentrarnos en un mundo de silencios obligados, impuestos, aunque «entre los helechos del sueño yo sabía que aquella mujer, el ángel de la guarda, me quería más que a nada en el mundo».

«Ya entonces, aunque no sabía lo que ahora sé, intuía que el nombre de Beti García estaba en el centro del laberinto».

«Ésta es una historia antigua y sórdida cuyo sentido apenas puedo apresar (y así es, creo, la historia de todos los hombres)». Y de fondo, la utopía y los sueños que nunca alcanzan los desposeídos: «Algunos escapaban perseguidos por la certeza de que, aunque aún no los habíamos visto, los moros y los legionarios avanzaban irremisiblemente, venían por nosotros. Otros, sin embargo, sucios aún del polvo del carbón y del sudor de la lucha, se quedaban quietos en el rincón de la pena, yertos por el anonadamiento de la derrota irreversible. “Los catalanes y los vascos nos traicionaron —decían—; no se levantaron como nosotros”; pero eso ya no significaba nada, eran las últimas armas de la razón donde no había lógica, sino pena, no había lugar para el análisis, sino para la tristeza y la impotencia».

Pero, además, la rica densidad de los personajes se desarrolla en un lenguaje diáfano y perfectamente accesible que contribuye a la fluidez de la lectura; una lectura que acepta el juego de los planos temporales en que nos movemos de continuo. Por todo esto, hacemos nuestra con facilidad la historia de la Comuna, «una comunidad sin ancianos, sin hombres viejos, y los echábamos en falta» en la que «nadie nos hablaba de las viejas guerras, de la Cuba original donde se forjaron la derrota y la riqueza, del terrible Marruecos donde cada loma era una traición antigua, de los gigantescos padres de antaño. Las cosas, sin los ancianos, carecían de profundidad y, al perder esta hondura que les confería el tiempo, carecían de significación. Porque no teníamos libros, ni radio, ni periódicos que sustituyesen a los viejos y así no teníamos a nadie que le diese sentido a la realidad». Y este carácter fundacional y su ¿fracaso? son también otro elemento clave de esta historia.

Aunque sabemos casi desde el principio que todas sus páginas no son más que la excusa para hablar de Beti, para amarla, desearla, temerla o sentir también su obscenidad de ángel«porque la historia de Beti García es mi historia y he vivido todos estos años para contarla, para contar mi parte, para decir que yo aún tengo memoria». Lo que no impide que el narrador, ya convertido en quien realmente es, concluya el relato en manos de la libertad que más se teme: «Mañana salgo del sanatorio. Y no sé qué hacer».

Tras La subversión de Beti García, José Avello esperó casi veinte años para publicar Jugadores de billar, su segunda novela, que llevaba también casi dos décadas inencontrable en este mundo nuestro de librerías sin fondo, de supermercados de novedades que, por no sostener, no sostienen ni siquiera un catálogo digno de nuestros clásicos del siglo XX. Y eso que Jugadores de billar no arrancó con mala fortuna: publicada en 2001, fue ese mismo año Premio de la Crítica de Asturias, a lo que se sumó en 2002 el Premio Villa de Madrid de Narrativa Ramón Gómez de la Serna, finalista del Premio Nacional de Narrativa y del Premio Andalucía de Novela. Pero ni por ésas. Ahí quedó oculta en ese limbo infértil de los libros perdidos a pesar de que, a raíz del fallecimiento de su autor en 2015, Gregorio Morán afirmara en su columna de La Vanguardia: «Es difícil que encuentren un libro como Jugadores de billar de José Avello. Su novela empieza donde termina Leopoldo Alas Clarín y su Regenta. Con ese beso al sapo, que aún hoy llena de estupor a cualquier lector sensible»; tal como se recoge en la contraportada de la nueva edición en 2018.

Y de eso trata Jugadores de billar: de lectores sensibles y de besos al sapo, a ese sapo que permanece en las calles de la ciudad de Oviedo y de tantas otras ciudades españolas que, durante décadas, o puede que siglos, prefieren vivir con la venda en los ojos que disimula su pasado o al menos lo mantiene a raya, o a una distancia tan prudente que parece —este sí—relato fingido, figuración y no huella de una realidad que sigue marcando nuestras vidas, las de todos. Confieso que a lo largo de la lectura de esta novela no dejaba de pensar que, si José Avello hubiera residido en Oviedo por los años de su primera edición, no me hubiera resultado extraño que alguno de sus protagonistas le partiera la cara al autor por la calle, a plena luz del día, o le pegara dos tiros. Aunque lo cierto es que el común de los que parten la cara a alguien o le pegan dos tiros no suele leer novelas, y menos como ésta.

Con un trasfondo de relato mucho más denso que en La subversión de Beti García, José Avello utiliza también en Jugadores de billar la figura de un narrador que se esconde voluntariamente, que entra y sale de la historia cuando le conviene y que, sin ocultar su protagonismo, prefiere el espacio de la segunda fila, aquel desde el que puede contar sin ser demasiado observado por nadie: «…de mí prefiero no hablar. […] En todo caso, no diré quién soy, sea porque no puedo, porque no quiero o porque no lo sé, da igual». En todo caso, añado yo también, una verdad a medias que sirve para mantener de un modo muy efectivo el interés por lo narrado.

«El juego del billar consiste en darle con un taco a una bola para que ésta toque las otras dos; eso se llama hacer una carambola. Lo digo por si alguien no lo sabe, porque en los bares de moda se juega sobre todo al pool o al snooker, sobre mesas con agujeros, y eso es otra cosa. En el Mercurio se jugaba al billar de carambolas de toda la vida, y se jugaba bien, incluso muy bien, y sin embargo esta historia comienza una tarde en que los tres amigos, Álvaro Atienza, Rodrigo de Almar y Floro Santerbás, por distintos motivos, lo estaban haciendo mal».

Esta novela tiene la fuerza de sus personajes, pero también la de una época que se va descubriendo a lo largo de sus páginas como si fuéramos eliminando capas y capas de la ciudad que parece ser, la que se muestra a la vista de cualquiera, pero que sólo los iniciados son capaces de descubrir en lo esencial. Y en eso nos convertimos como lectores: en iniciados de una historia marcada por ambiciones o desidias, o ambas cosas a la vez, que vamos abriendo los ojos a las raíces de la riqueza o de la pobreza, o peor, al engaño colectivo en que nos conformamos con vivir. Pero también es la construcción de la amistad, de los caminos que conducen al amor o a la muerte, y al humor ácido, y a una amargura en la que no aparece resentimiento sino resignación: el mundo es así, puede tomarlo o dejarlo, pero no se haga usted el inocente.

«El carrete de diapositivas terminaba con una serie de instantáneas de la ciudad. En todas aparecía ella a lo lejos, casi siempre de espaldas, perdida entre los transeúntes mientras esperaba el cambio de luz de un semáforo de la calle Uría, en la puerta del Real Cinema, pasando frente al palacio de la Audiencia. La última era una fotografía de la catedral. Había sido tomada al atardecer y la torre parecía de oro. Se veía a una mujer caminando por el centro de la plaza desierta y ella se reconoció por la ropa. La fotografía era magnífica, su figura insignificante».

Estructurada en cuatro partes de extensión diversa a las que dan título las estaciones del año, el relato se va desenvolviendo como el propio juego del billar, a partir de una serie de carambolas encadenadas que lentamente nos conducen al nudo que justifica la propia historia, con una arquitectura que intenta ir más allá de las convenciones propias de las novelas de género. En este ir y venir por la mesa de juego, los personajes golpean o acarician, del mismo modo que son golpeados o acariciados por la propia vida: historias de bares y de falangistas, de universidad y de burgueses cuyos pies de barro van desmoronando, entre obsesiones incumplidas las más de las veces, unos sueños que sólo fueron las máscaras del propio desencanto.

Porque Jugadores de billar es la novela del desencanto de una España más pútrida que luminosa, de una generación —la que recibió la herencia de los hijos de la guerra civil— que creyó tener en sus manos un mundo nuevo que construir y se encontró, pasados los años de su juventud, encajonada en una mesa con un tapete verde y sin posibilidad de más consuelo que la aceptación de la realidad, una realidad a la que no resulta fácil (como le ocurre al narrador) proporcionarle un sentido: «…una tarea sin una meta clara, salvo la de encontrar un cierto hilo que dé sentido a la multitud de hechos dispersos, que los seleccione de forma mínimamente inevitable…».

En una entrevista publicada en 2014 en la revista Clarín afirmaba José Avello que «la labor de la literatura es convertir la experiencia en conciencia, es decir, la de verbalizar. La labor de la literatura, de alguna manera, es cartografiar lo que pasa». Y en esa cartografía de la novela encuentra su lugar central la ciudad de Oviedo, con sus misas de doce, con su Club de Tenis, con sus bares y sus calles, sus segundones, sus criados, sus tristezas y sus miserias, desde la mirada del más profundo hastío, como si no hubieran pasado más de cien años desde el momento en que «Vetusta la noble estaba escandalizada, horrorizada. Unos a otros, con cara de hipócrita compunción, se ocultaban los buenos vetustenses el íntimo placer que les causaba aquel gran escándalo que era como una novela, algo que interrumpía la monotonía eterna de la ciudad triste».

Y en esa monotonía tal vez sigamos algunos siglos más, como los pueblos condenados a su propia historia, porque «todas las carambolas se repiten en alguna ocasión».

[NOTA: El Cuaderno publicó hace algún tiempo un suplemento con relatos de Avello, accesible aquí].


Pedro Luis Menéndez (Gijón [Asturias], 1958) es licenciado en filología hispánica y profesor. Ha publicado los poemarios Horas sobre el río (1978), Escritura del sacrificio (1983), «Pasión del laberinto» en Libro del bosque (1984), «Navegación indemne» en Poesía en Asturias 2 (1984), Canto de los sacerdotes de Noega (1985), «La conciencia del fuego» en TetrAgonía (1986), Cuatro Cantos (2016) y la novela Más allá hay dragones (2016). Recientemente acaba de publicar en una edición no venal Postales desde el balcón (2018).

La doble cima de Rosa Fernández

La alpinista ha superado sus límites deportivos con seis ‘ochomiles’ y una batalla personal contra el cáncer | La canguesa busca apoyos para afrontar su nuevo desafío: la ascensión de la montaña salvaje, el K2


Por ALBA LLANO, Gijón.

Rosa Fernández subiendo al campo II del Manaslu / Foto: Rosa Fdez.

Hay quienes viven la aventura y la emoción del riesgo a un nivel superior. La montaña, en el fondo, siempre ha tenido siempre un significado simbólico. No se trata, simplemente, de ascensiones más o menos altas, sino de desafíos cargados de mensajes. Como los de la montañera Rosa Fernández. Nacida en Cangas del Narcea hace 59 años, ha vivido en sus venas ese sacrificio en las cumbres y en su día a día. Ha pasado de explorar y superar sus límites personales a enfrentarse a un gran desafío extra: su condición de mujer en una disciplina, al menos en sus inicios, exclusiva de hombres.

Humilde, sencilla, con buen sentido del humor y experta en derribar barreras. Rosa Fernández ha coronado seis de las cumbres más altas del planeta (por encima de los 8.000 metros de altura) y ha sido la única montañera española en completar el ‘Proyecto 7 Cumbres’ (escalar las montañas más altas de cada continente). Pero, detrás de este esfuerzo y compromiso, se esconden también dudas, dolor, compañerismo y, sobre todo, alegría. Esta última y su propia superación personal han llevado a la canguesa a superar una de las cimas más difíciles de su vida: el cáncer.

Rosa Fernández conversa con EL COMERCIO sobre sus inicios, habla de esas horas de no dormir en esa lucha ‘ochomilista’, se emociona con sus momentos más complicados, aborda la situación actual de la mujer en el alpinismo y adelanta sus próximos proyectos.

La canguesa en la cumbre del Manaslu (8.156 m). / Foto: Rosa Fdez.

Porque la canguesa nació rodeada de montañas. Concretamente, en el concejo de Cangas de Narcea, siempre han estado en su vida como telón de fondo. El hecho de subir ‘ochomiles’ fue, en sus propias palabras, «totalmente una casualidad». Empezó con un reto inimaginable, el Gasherbrum II (Pakistán) cuando le pidieron formar parte de una expedición de hombres para que el grupo consiguiera ayuda económica, algo que finalmente logró gracias a la presencia de Rosa. De allí ya volvió convertida en ‘ochomilista’, como la primera asturiana en hacer cima a más de 8.000 metros.

A esta primera gran cumbre le siguieron muchas más. Incluido el Everest. Un camino que, para esta montañera tampoco ha sido fácil. Además de «mucha superación personal», también hubo «muchos obstáculos, barreras y horas de no dormir». Todo en una época en la que escalar una montaña y ser mujer, confiesa, «era casi como una cosa rara».

«La montaña al final me va a tratar igual a mí que a cualquiera. De hecho, una vez estoy en ella, solo siento que estamos la montaña y yo. Pero sí puedo asegurar que llegar a esa cumbre es mucho más duro para nosotras en todos los sentidos. Evidencia de ello es que hay pocas que lo hayan conseguido», explica. La canguesa considera que, aunque en la actualidad el alpinismo femenino ha hecho grandes progresos, «para ellos sigue habiendo patrocinios y para nosotras no. Tienes que pelear muchísimo para conseguir algo». Apoyos que todavía no ha conseguido para ascender el que sería su próximo gran objetivo: la montaña salvaje, el K2 (8.611 metros).

Así todo, dice que la situación de la mujer ha cambiado y más en el deporte: «Afortunadamente la situación desde cuando empecé en el alpinismo hasta el día de hoy ha cambiado en muchos aspectos». Algo que también ha percibido desde el club ciclista Una a Una, que ella misma fundó en 2009: «Cuando creé el grupo de bici de montaña para chicas no llegábamos a media docena y cuando presentamos el grupo a los medios en 2011 había crecido ya a más de 40».

Un proyecto que para ella ha sido clave y que comenzó como una idea destinada a que más mujeres se animasen a salir juntas a practicar este deporte. El mismo que tuvo que aparcar ese mismo año 2009 para hacer frente, asegura, a «la montaña más dura»: un cáncer de mama. «Después, como no podía marcharme a escalar, pensé en llevar esta idea a cabo y empecé a salir en bici con las chicas y peleando poco a poco conseguí que el club saliese adelante.»

La escaladora, en el Manaslu, la octava montaña más alta del mundo. / Foto: Rosa Fdez.

Pensar en el deporte

Este proyecto fue una de las cosas que le hizo seguir en un momento tan difícil: «Fue importante continuar pensando en el deporte, en los proyectos que tenía y, en definitiva, en dedicarle el menor tiempo posible a pensar en la enfermedad o en los tratamientos.» «Me despreocupé de todo esto, pero aun así sabía que mi campo base iba a estar durante dos años en el hospital. En ese momento, el no estar parada y el poder llevar a cabo el club ciclista fue una de las cosas más bonitas. Y es que, además de fomentar el deporte femenino, es un club en el que todas las mujeres de cualquier condición física son bienvenidas.»

Su último gran proyecto fue su colaboración como jefa de expedición en el reto de Pelayo Vida en el recién terminado 2019. Ese reto unió a un grupo de mujeres sin apenas experiencia en la montaña que también habían tenido que vencer al cáncer. Ella fue la encargada de prepararlas durante los meses previos y de acompañarlas en su primer 6.000 metros en Bolivia: «Fue todo un cóctel de satisfacción y de ganas de vivir», confiesa la canguesa. «Ves cómo funciona la cabeza y cómo, cuando tienes un reto y cuando haces las cosas por algo, la cabeza acaba siendo mucho más fuerte que cualquier condición física», explica Rosa Fernández.


Fuente: EL COMERCIO ¦ Jueves, 16 enero 2020


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Exposición ‘Madreñas de carpín en Cangas del Narcea’

Una madreña de Francisco Alfonso, de Pixán (a la derecha) y otra de Francisco Cabezas, de Cibuyo.

El Tous pa Tous ha inaugurado una nueva exposición en la Casa de Cultura “Palacio de Omaña” de Cangas del Narcea: “Madreñas de carpín en Cangas del Narcea. Colección de Alfonso Fernández Canteli”, en la que se exponen 22 madreñas hechas por catorce madreñeiros de los concejos de Degaña, Somiedo y, sobre todo, Cangas del Narcea. La muestra se pude visitar hasta el próximo verano en la planta baja, Sala ‘Tous pa Tous’, en horario de la Casa de Cultura.

Madreñas de hombre fabricadas por Manuel Rosón y Pedro Ramos, de Cerredo (Degaña)

La exposición está dedicada a las madreñas de carpín y hay representados quince madreñeiros. Once son de Cangas: José Menéndez, Folguerúa; Francisco Cabezas, Cibuyo; Francisco, Las Cuadriellas de Villaláez; José Gutiérrez, Llamera; Alfredo García Rodríguez, Piñera; Emilio González, barrio de Santa Catalina, Cangas del Narcea; Juan Pérez Menéndez, El Otero-Otardejú; Faustino Rodríguez, Porley; Maximino Rubio, Parada la Vieja, Francisco Alfonso Pérez, Peján/Pixán y José Raúl Martínez, Pambley.

Madreña de mujer fabricada por Manuel Rosón y Pedro Ramos, de Cerredo (Degaña)

Había diferencias entre las madreñas de hombre y de mujer. Las de las fotografías fueron hechas por Manuel Rosón y Pedro Ramos, de Cerredo (Degaña), son madreñas muy decoradas, y pueden verse en la exposición.

José Raúl Martínez Rodríguez es actualmente el único madreñeiro del concejo de Cangas del Narcea. Es el propietario de la Fábrica de madreñas “Virgen de los Remedios” en Pambley, única fábrica que existe en Asturias. En la fotografía aparece con su padre Raúl, que trabajó en el oficio antes que él. Fabrica unos ochocientos pares de madreñas al año con madera de umeiro y, sobre todo, de abedul, que se venden en Asturias y en las provincias de León, Lugo y Burgos. En la exposición hay dos pares de madreñas de zapatilla hechas por él. En este vídeo podéis ver cómo trabaja y cómo hace una madreña.

Esta excepcional fotografía de la norteamericana Ruth M. Anderson (1893-1983) de unos madreñeiros en la Plaza de Cangas del Narcea el día de la Feria de la Cruz de Mayo de 1925 (Col. The Hispanic Society of America, Nueva York), en la que se los ve vendiendo madreñas y sentados en el poyo de la fachada norte de la iglesia parroquial, también podrá verse, entre otras, en la exposición.

 

La exposición “Madreñas de carpín en Cangas del Narcea. Colección de Alfonso Fernández Canteli”, como hemos dicho es una muestra de modelos de madreñas de carpín hoy desaparecidos, pero, sobre todo, es un homenaje a los madreñeiros de este concejo, como el que fotografió Fritz Krüger en agosto de 1927 en Besullo, con su herramienta y algunas de sus madreñas.

Como complemento a la exposición se proyecta el corto documental de 8 minutos de duración: “Fabricación de la madreña (José Gancedo, La Rebollada, Somiedo)”, del Museo del Pueblo de Asturias, cuyo realizador es Jaime Santos y cámara Javier Calzada.

Colocación en la iglesia parroquial del cuadro “Verdadero Retrato de Ntra. Sra. del Acebo” de 1710

“N.ª S.ª del Azebo”, 1710 (óleo sobre lienzo, 140 x 115 cm), atribuido a Ignacio Abarca Valdés.

El próximo sábado, 7 de diciembre, a las 20.25 h, se presentará en la iglesia parroquial de Cangas del Narcea la nueva ubicación del “Verdadero retrato de N.ª S.ª del Acebo”, pintado en 1710 y atribuido al pintor Ignacio Abarca Valdés.

Se trata del cuadro de principios del siglo XVIII que el Tous pa Tous adquirió en una subasta en 2018 gracias a la colaboración de don Francisco Rodríguez García. El acto se celebrará al finalizar la misa de ocho de la tarde y antes de iniciarse el concierto del Coro Joven de la Sinfónica de Galicia dentro de la III Semana de Música en la Basílica.

El “Verdadero retrato de N.ª S.ª del Acebo”, que quedará expuesto definitivamente en la iglesia parroquial de Cangas del Narcea es un gran cuadro de devoción (1,40 x 1,15 m) pintado por Ignacio Abarca en 1710, un año después de concluirse el retablo mayor del santuario del Acebo. Este pintor de caballete, formado en Madrid, es uno de los primeros de su clase que se establece en Asturias y este cuadro será una de sus primeras obras. El cuadro, propiedad del Tous pa Tous, ha sido cedido a la parroquia de Cangas del Narcea y es un magnifico testimonio de la gran importancia que tuvo este santuario mariano en aquellas fechas.

Don Jesús, el cura de Cangas

«Os dejo, pero no os olvido. Volveré.»

Don Jesús Bayón, delante de la Basílica de Santa María Magdalena, donde durante 40 años ejerció su ministerio sacerdotal. Cangas del Narcea, septiembre de 2019.

Llegó a Cangas del Narcea hace 40 años y aunque su idea inicial no era quedarse por mucho tiempo, el párroco de Cangas, Jesús Bayón (Moreda de Aller, 1938), se jubila con una concurrida misa en la Basílica de Santa María Magdalena de Cangas y una cena en la plaza de La Oliva rodeado de medio millar de parroquianos.

Durante todos estos años en Cangas del Narcea, celebró el 350 aniversario de la Colegiata de Santa María Magdalena, templo en el que también celebró hace tres años sus bodas de oro sacerdotales. Además recibió su condición de hijo adoptivo de Cangas, la medalla de oro de la Sociedad de Artesanos de Nuestra Señora del Carmen, y por supuesto, el cariño y respeto de todos los vecinos y feligreses.

Desde el lejano mes de junio de 1979 que llegó a Cangas, son millares los cangueses a los que don Jesús impartió la gracia de los sacramentos de la Iglesia Católica, y lamenta, tras el auge y declive de la minería en la comarca, haber pasado de 149 bautizos en su primer año a los 62 celebrados en este último.

Pero de todas sus vivencias entre nosotros hay dos fechas que retiene con gran satisfacción en su memoria:

La primera, por empezar por la más lejana, es el 16 de julio de 1979, su primera procesión del Carmen como párroco de Cangas y su primera Descarga como miembro de la Sociedad de Artesanos, «aquella en la que explotó la máquina». Aquel día don Jesús comprendió que su misión en estas tierras merecía la pena.

La otra fecha que recuerda con mucho agrado es el 27 de diciembre de 1992, día en que la hasta entonces Colegiata de Santa María Magdalena quedó consagrada Basílica por el papa Juan Pablo II, dignidad que hasta aquel momento sólo tenían otras tres en Asturias: la catedral de Oviedo, Covadonga y Santa María de Llanes.

En su despedida de jubilación, don Jesús nos invitó a todos los cangueses a mantener «la devoción a la Virgen del Carmen. Aunque muchos no la entiendan, es una expresión de amor y devoción que os acompaña hace siglos». Se va pero no nos olvida, ha dicho, como tampoco podrá olvidar tantos años de dedicación al santuario del Acebo comprobando la devoción que existe a la Virgen del Acebo cuya actual ermita, después del derribo de la antigua, se inauguró el 8 de septiembre de 1590 y donde seis años después,  celebraría su primera misa el Padre Carballo, quien dejó crónica de muchos milagros en este santuario.

Merecido descanso el que le llega ahora a este cangués de adopción en la Casa Sacerdotal Diocesana de Oviedo, y al que sus vecinos cangueses dedicaron el siguiente vídeo de despedida. ¡Hasta pronto, don Jesús. Aquí está su casa!


 

Luis Pasamontes, el ciclista cangués que llegó a competir en el mismo equipo que Perico Delgado y Miguel Induráin

Luis en Cangas del Narcea en la marcha cicloturista que lleva su nombre “La Pasamontes”, edición 2016

Como la gran mayoría de los nenos de Cangas del Narcea de aquella época, Luis Pasamontes Rodríguez nace en Oviedo el 2 de octubre de 1979. En Cangas del Narcea no se inaugura el hospital comarcal hasta el año 1986 y entonces, lo más normal es que las madres fuesen a dar a luz a la capital del Principado. Lo que ya no era tan normal es que el nuevo retoño viniese al mundo agarrado virtualmente al manillar de una bicicleta. ¡Quién le iba a decir a la “señora Luisa” que su recién nacido llegaría a ser un destacado profesional en el mejor equipo ciclista del mundo!

Luis Pasamontes crece jugando por las calles de la villa de Cangas del Narcea. Era feliz yendo a jugar al fútbol con sus amigos al patio del colegio donde estudiaba, y sobre todo, no faltaban motos entre sus juguetes. Según se iba haciendo mayor su pasión por los cascos, los trajes de cuero, el ruido de los tubos de escape de las motos de gran cilindrada, iba en aumento, pero en Cangas la única oportunidad de ver variedad de motos de este tipo era los finales de etapa de carreras ciclistas, sobre todo de la Vuelta a Asturias.

A Luis, en un principio, le interesaban más las motos que acompañaban la carrera que los propios ciclistas. Un fin de semana de mucho frío y fuerte lluvia llegaba a Cangas un final de etapa de una prueba ciclista amateur. La meta estaba instalada en El Paseo, delante del cine Trébol, y bien abrigado, acompañado de un enorme paraguas, Pasamontes bajó corriendo por la Avenida del Acebo para no perderse la llegada de ninguna de las motos que acompañaban a la serpiente multicolor.

Mientras esperaba impaciente la llegada de los motoristas, a través de la megafonía escuchó lo siguiente: “Atención porque nos informan desde la radio de la Vuelta que el escapado se ha caído en el descenso del alto de La Espina, pero aun así mantiene una ligera ventaja sobre el grueso del pelotón”. Este comentario le llamó la atención y comenzó a imaginarse como el ciclista después de haberse caído se volvía a subir a la bicicleta bajo la lluvia y la niebla. Y mientras dejaba volar su imaginación ve a lo lejos la silueta de un ciclista que se acerca mirando atrás y saludando. Al entrar en meta puede comprobar que está ensangrentado, con un codo y una rodilla dañados. El barro mezclado con la sangre sólo dejaba ver que la cinta del manillar estaba suelta; la caída había sido la causante de semejante “estropicio”. Pese a todo, al ciclista no le abandonaba su sonrisa. Luis estaba asombrado ya que aquel hombre que tenía delante había ganado, y de qué manera. No se separó un minuto de él durante el tiempo que fue atendido, tampoco en la entrega de premios, el ciclista se percató de ello y cariñosamente le tocó la cabeza y le dijo: “Con este paraguas no te mojas, ¿eh?”, arrancando una sonrisa al pequeño. A continuación, se cerraron las puertas de una furgoneta y su superhéroe se perdería en la misma recta por la que minutos antes le había visto llegar levantado los brazos. Aquel muchacho le iba a cambiar su vida.

Pasamontes había salido de casa con la intención de ver motos y más motos, pero un bravo corredor consiguió acaparar toda su atención. A partir de entonces, Luis ya no pedía en el quiosco su revista mensual de motociclismo, se había olvidado de las dos primeras sílabas. Su cajita de caudales donde guardaba las propinas seguía siendo la misma, pero el contenido ya no estaba destinado a una motocicleta, ahora su destino era el de una bici de ciclista.

Poco a poco se fue introduciendo en la práctica y el mundo del ciclismo y tras la prematura muerte de su padre se lo tomó más en serio. Su amor por el ciclismo había nacido de su pasión por las motos.

En su relevante etapa como ciclista amateur, destacó como un ciclista todoterreno que lo mismo se metía en la escapada del día, que tiraba del pelotón, que se encontraba entre los mejores en la montaña. Ejemplo de esto último está su 13ª posición en la Clásica a los Puertos de Guadarrama donde competía contra ciclistas profesionales de la talla de Oscar Sevilla, Francisco Mancebo o Gorka Beloki.

Pasamontes en 2012, su segunda temporada como profesional

Su esfuerzo y tenacidad le brindaron la oportunidad de dar el salto al ciclismo profesional en el año 2003. Debutaría en el equipo madrileño RELAX-Fuenlabrada donde militaría durante tres temporadas.

En su primera temporada, año 2003, se estrenaría en importantes pruebas del calendario nacional como la Vuelta a Cataluña, País Vasco y Vuelta a Andalucía.

En 2004 participa en su primera Vuelta a España, quedando en una extraordinaria 20ª posición si tenemos en cuenta que desde un equipo modesto tiene que hacer frente a las grandes figuras de los mejores equipos del pelotón internacional. La Vuelta la gana Roberto Heras pero Pasamontes supera a ciclistas de la talla de Oscar Sevilla, José Luis Arrieta y los colombianos Rafael Cárdenas o Hernán Buenahora. Otras pruebas importantes en las que participa esta temporada son la Vuelta a Portugal, Vuelta Ciclista Comunidad Valenciana, Vuelta Andalucía, Semana Catalana y Escalada a Montjuich. Además, este año consigue ganar en Granada el Memorial Manuel Galera-Ciudad de Armilla.

Roberto Herás volverá a ganar la Vuelta a España en 2005, es la segunda para Pasamontes que vuelve a terminar en una más que honrosa posición entre los treinta primeros y realizando un importante papel para clasificar a su compañero de equipo Josep Jufré ente los quince primeros. Su última temporada en el equipo RELAX le lleva a participar también en Vuelta a Burgos, Cataluña, Castilla y León, País Vasco, Murcia, Andalucía y Vuelta a Asturias donde termina el 7º de la clasificación general. Un calendario nacional que se completa con varias clásicas como la Semana Catalana, la Clásica de Primavera, San Sebastián, Subida al Naranco y Clásica Internacional de Alcobendas entre otras.

En el equipo belga UNIBET en 2007

Estas tres notables campañas en el equipo madrileño le permitieron subir un escalón más en el pelotón internacional al fichar por el UNIBET (2006-2007). Con el conjunto belga consiguió sus dos grandes actuaciones individuales: triunfo de etapa en el Tour de Valonia (Bélgica) y 2º en la general final de la Vuelta a Gran Bretaña, además de un 5º puesto en la Vuelta a Andalucía, antes de pasar a las órdenes de Eusebio Unzué uno de los directores deportivos más respetados y reconocidos del deporte español.

El equipo de Unzué inicialmente estaba patrocinado por REYNOLDS (1980-1989) años del Tour de Francia y la Vuelta a España de Perico Delgado y grandes triunfos de ciclistas de la trayectoria de Ángel Arroyo, José Luis Laguía y Julian Gorospe. Después llegó como patrocinador BANESTO (1990-2003) y su época dorada con los cinco Tours de Francia consecutivos (1991-1995) y los dos Giros de Italia (1992-1993) ganados por Miguel Induráin como máximo exponente. Llegó a ser el mejor equipo en el ranking UCI en 1992 y 1993. Tras la retirada de Induráin en 1996 tomaron el relevo Abrahan Olano y el malogrado “Chava” Jiménez, primero y tercero respectivamente en la Vuelta a España de 1998.

Tras BANESTO llega el padrinazgo del Gobierno Balear bajo la marca ILLES BALLEARS (2004-2005) para pasar dos años después a llamarse CAISSE d’EPARGNE (2006-2010) por el patrocinio del grupo bancario francés ganando con Oscar Pereriro el Tour de Francia de 2006 y el segundo puesto en la general de la Vuelta a España de Alejandro Valverde.

Vuelta a España 2008. Ascensión al puerto de San Isidro junto a su compañero Xabier Zandio.

Es en esta época del equipo cuando Pasamontes, proveniente del equipo belga UNIBET, pasa a engrosar las filas del mejor equipo del mundo. Es el año 2008 y el nuevo equipo del corredor cangués vence en la clasificación por equipos del UCI ProTour con Alejandro Valverde como mejor corredor colocado, que también se adjudicaría la victoria individual.

Pero este paso no fue sencillo ya que al acabar su etapa en el UNIBET belga, Luis se quedaba sin equipo, o al menos sin un equipo del mismo prestigio o superior. Su lema es: ‘Líder de mi vida, gregario en la de otros’ y entonces haciendo honor al mismo, se decidió a llamar directamente a los responsables del CAISEE d’EPARGNE para ofrecerse como corredor, algo nada habitual en el ciclismo, buscando un hueco en este prestigioso conjunto que finalmente lograría. Había llamado a la puerta del mejor equipo del mundo y le dijeron que adelante. Empezaría así una nueva etapa en su carrera escoltando al actual campeón mundial, Alejandro Valverde, teniendo muy presente el lema de los tres mosqueteros.

Dispuntando una prueba contrareloj.

Luis Pasamontes, después de dos años alejado de las grandes pruebas por los compromisos del equipo belga en competiciones europeas, vuelve a participar en la Vuelta a España, tercera en su palmarés, y participará por primera vez en el Giro de Italia. Ese año la ronda española la ganaría Alberto Contador, y Pasamontes sería un gregario de lujo para Alejandro Valverde que acabaría 5º, obteniendo personalmente un gran resultado tanto en la clasificación de la montaña como en la general. En el Giro de Italia que también ganaba Contador le tocó hacer de escudero del español Joaquim Rodríguez, finalizando el cangués en una meritoria 36ª posición en una ronda italiana que acabaron más de 140 corredores. Fue ésta una temporada completísima de Luis Pasamontes con un 5º puesto en Francia en el Tour de l’Ain, en Italia un 11º puesto en la Tirreno-Adriático y en España 7º clasificado en la Vuelta a La Rioja.

La temporada siguiente (2009) fue la de la segunda victoria en el Tour de Francia del español Alberto Contador. Este sería el primer Tour de Francia de Pasamontes que por fin ya podía escribir en su currículum que había participado en las tres grandes pruebas ciclistas siguiendo los pasos de su paisano Antonio Menéndez. Pasamontes llegaría a París después de pedalear por Pirineos y Alpes entre los cuarenta primeros de la general y segundo corredor mejor clasificado de su equipo. La ronda gala la finalizarían más de 150 corredores lo que hace aún más meritorio el resultado del cangués. Esta temporada fueron varios los compromisos por tierras francesas: Critérium Du Dauphiné Libéré que ganaría su líder, Alejandro Valverde; Circuit Cycliste Sarthe – Pays de la Loire en la que le tocó trabajar para Oscar Pereiro y el Tour Cycliste International du Haut Var. En España consigue un 6º puesto en la Vuelta a Burgos y disputa también la Vuelta a Castilla y León, la Vuelta a Murcia además de la Clásica de Almería y la Subida al Naranco en Oviedo.

Luis Pasamontes 2011

Firmando autógrafos en el Giro de Italia de 2011.

Su cuarta y última Vuelta a España la corre en 2010 también con el maillot de CAISSE d’EPARGNE. Además de la gran prueba española fueron muy numerosos los compromisos a cumplir en Bélgica, Francia y resto de calendario español. En 2011 se produce un nuevo cambio en el espónsor del equipo de Eusebio Unzué y Pasamontes pasa a lucir nuevo maillot, esta vez el del MOVISTAR TEAM, que aún hoy día sigue con el patrocinio del equipo. Con estos colores diputará su segundo Giro de Italia que terminará en 50ª posición. Fue éste un Giro complicado ya que en la 3.ª etapa falleció el ciclista belga Wouter Weylandt tras sufrir una durísima caída en el descenso del Passo del Bocco, cerca de Mezzanego y Alberto Contador que había ganado dos etapas y la maglia rosa, finalmente fue descalificado debido a su positivo por clembuterol que le habían detectado la temporada anterior.

En 2011 la Unión Ciclista Internacional (UCI) había implantado un nuevo sistema de puntuación que perjudicaba sobremanera a los gregarios. Pasamontes terminaba contrato al finalizar la temporada y el nuevo sistema hacía que gregarios, y más aún, “los gregarios de gregarios” como le gusta autodenominarse a Luis, no tuviesen suficientes puntos, lo que hacía inviable la renovación del de Cangas del Narcea.

Vuelta a Colombia 2012

Buscando una salida a su situación de cara a la temporada siguiente, le surge la oportunidad dentro de la casa de irse a Sudamérica con el filial colombiano, el Movistar Team Continental a ejercer como mentor deportivo, pero dentro del pelotón como ciclista, a enseñar sus experiencias adquiridas en el ciclismo europeo, y lo que al principio parecía una locura se convirtió, en palabras de Luis, en una de las mejores experiencias de su carrera.

Luis Pasamontes no desaprovecha la oportunidad y en 2012 viaja como mentor deportivo a Colombia y así poder seguir compitiendo, descubrir otro ciclismo y acompañar a jóvenes valores del deporte americano en su formación como personas y deportistas.

Y tras su periplo americano después de haber corrido y terminado las tres grandes pruebas del ciclismo mundial en la escuadra de Eusebio Unzué a las órdenes de gente como Alejandro Valverde o Oscar Pereiro, pasa a disputar otro tipo de carreras.

“El liderazgo del gregario”, libro de Pasamontes publicado en 2019

Unos años después de retirarse del ciclismo profesional, tras cuatro Vueltas a España, dos Giros de Italia y un Tour de Francia en sus piernas, además de comentarista deportivo y conferenciante, es un reputado mentor deportivo que con su libro “El liderazgo del gregario”, explica sus vivencias sobre la bicicleta aplicadas a la vida personal, familiar o laboral. Una nueva visión del ciclismo en un libro que no es solo para ciclistas y que recomendamos a todos los que nos leen.

En toda su trayectoria profesional, Luis Pasamontes ha hecho y sigue haciendo gala del orgullo de ser cangués: “Prefería ganar la etapa de mi pueblo que una del Tour de Francia” llegó a decir. Estos eran sus sentimientos y emociones cuando sabía que en una de las etapas de la Vuelta a Asturias iba a pasar por delante de la puerta de su casa en la Avenida del Acebo de Cangas del Narcea con su madre (la señora Luisa) saludando desde la ventana. 

Gracias Luis, por tanto.

Antonio Menéndez, el ciclista cangués que triunfó en ‘las tres grandes’

Antonio Menéndez con Jose Manuel Fuente en la Vuelta a España de 1974. ‘El Tarangu’ ganaba su segunda Vuelta gracias a la épica etapa con final en el Naranco en la que  ambos fueron los protagonistas.

Antonio Menéndez González, nace en Cangas de Narcea el 18 de agosto de 1946. Con diez años cumplidos, su familia se traslada a Granda, concejo de Gijón y es allí donde se inicia en el mundo del ciclismo.

UN GREGARIO DE LUJO

Fue ciclista profesional durante toda la década de los 70 en el siglo pasado. Un excepcional e imprescindible compañero de equipo en todas las escuadras donde militó por sus magníficas prestaciones en todas las disciplinas, pero sobre todo un gregario todo terreno para el mítico corredor asturiano José Manuel Fuente, El Tarangu del que fue compañero durante varios años en el equipo KAS. Fue lo que dirían los franceses un coéquipier de luxe. Su apodo en el mundo del ciclismo lo dice todo, “La Mulina”.

Un ejemplo de esto último lo tenemos en la Vuelta a España de 1974, con triunfo de El Tarangu en el Naranco. Antonio Menéndez venía tirando de Fuente, una vez que habían dado caza a un grupo en el que se encontraban Agostinho y Lasa rivales directos para el triunfo final del de Limanes. El cangués continuó tirando, con más fuerza si cabe, hasta mitad del Naranco. Menéndez cuenta que “Fuente quería que ganara yo y me lo repitió muchas veces, hasta que le convencí de que no me esperara porque se jugaba la Vuelta. Tenía yo razón porque a Agostinho en la crono final sólo le faltaron doce segundos para aventajar a Fuente”. El siguiente vídeo resume lo ocurrido en aquella vibrante etapa:

Pero todo esto no le privó de cosechar importantes triunfos a lo largo de su carrera profesional.

EQUIPOS

Menéndez en su primera temporada como profesional en 1970 con el equipo KARPY.

Su primer equipo profesional fue el KARPY (marca de licores) en 1970, la temporada siguiente militó en las filas de LA CASERA (equipo impulsado por el cub deportivo Peña Bahamontes) bajo la dirección deportiva de Miguel Moreno, regresando al año siguiente, en 1972, nuevamente al KARPY. Pero sería en la primera etapa del equipo KAS donde Menéndez militaría más años como profesional, 1973-75 KAS-Kaskol y 1976-77 KAS- Campagnolo.

El KAS fue un equipo ciclista español fundado en 1958 en Vitoria (Álava) y desaparecido en 1979, regresando en 1985 hasta 1988, fecha de su desaparición definitiva del ciclismo en ruta. Este equipo es recordado como uno de los equipos ciclistas más fuertes de los años 1960 y 1970.

Al desaparecer el equipo KAS, Menéndez vuelve durante una temporada con Miguel Moreno, su antiguo director deportivo en LA CASERA, durante una temporada al equipo cántabro TEKA, finalizando su carrera deportiva en 1979 en las filas del MOLINER-VERECO de Javier Mínguez.

LAS TRES GRANDES

Esta leyenda del ciclismo español corrió las Tres Grandes: Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España y en las tres saboreó las mieles del triunfo.

Tour de 1974. De derecha a izquierda: Velez (director), Lasa, Zubero, Melero, Aja, Carril, Martos, Menendez, Pesarrodona, Perurena. Nueva victoria en la ronda gala para el equipo KAS en esta clasificación que daba la vuelta de honor en el Parque de los Príncipes de París.

En el Tour de Francia de 1974, la fantástica escuadra de Antonio Menéndez, el equipo español KAS, ganaba la clasificación por equipos. Esto supuso que Menéndez junto a sus compañeros disfrutasen en París de la Vuelta de Honor en el Parque de los Príncipes. Además, su compañero Domingo Perurena se alzaría con el premio de la montaña en esta edición del Tour de Francia y otro compañero de equipo, López Carril, subiría al tercer cajón del pódium parisiense.

Fue este de 1974 uno de los años mágicos del equipo KAS. Nunca un equipo ha ganado las 3 clasificaciones por equipos en las tres grandes vueltas, excepto el KAS en ese año mágico. Pero es que además ganaron también por equipos en Suiza, Vuelta a Cataluña y País Vasco, además de en Aragón, Asturias, La Rioja, los 3 Días de Leganés y Mallorca. Y también se impusieron en las contrarreloj por equipos de la Vuelta a España, Dauphiné Liberé, Aragón y Asturias.

Giro de Italia de 1976. Menéndez entra en primer lugar por la línea de meta después de 222 kms en solitario consiguiendo el récord, todavía vigente, de la escapada más larga en la historia del Giro de Italia.

En el año 1975 Antonio Menéndez ganaba la etapa nº 11 de la Vuelta a España, 151 km entre Cambrils y Barcelona. En 1976 coparía todos los titulares de la prensa deportiva tanto española como italiana ya que realizaría su gran gesta por tierras itálicas. Sería el 31 de mayo, en la etapa también nº 11 entre Terni y Gabicce Mare cuando Menéndez entraría el primero por la línea de meta después de 222 kilómetros en solitario. Esta hazaña supone que todavía hoy en día, nuestro paisano pueda presumir de poseer el récord de la escapada triunfal más larga en la historia del Giro de Italia.

PALMARÉS

Aunque las mencionadas anteriormente puedan ser las proezas más destacadas de nuestro ciclista, no son las únicas. Entre sus éxitos y victorias, que no son pocas dado su carácter de hombre de equipo, podemos citar las siguientes:

  • Año 1970 (Karpy)

Consigue ser tercero en la Clasificación General de la Vuelta a Asturias y en el GP Nuestra Señora del Oro de Murguía (Álava) así como 5º en la Vuelta a Aragón. En cuanto a etapas este año gana la 3ª de la Semana Catalana de Ciclismo, es tercero en la 5ª del GP du Midi-Libre de Barcelona y quinto en el mismo tiempo que el primero, en la primera etapa entre Manresa y Tarragona de la Vuelta a Cataluña.

  • Año 1971 (La Casera-Peña Bahamontes)

Menéndez en 1971 cuando viste los colores de LA CASERA-Peña Bahamontes en su segunda temporada como profesional.

Este año corre su primera Vuelta a España terminando en el puesto 14º de la clasificación general. Entre sus rivales se encontraba el mítico Luis Ocaña (BIC) que terminaría 3º.

Gana el Trofeo San José-Iberdrola de Muelas del Pan (Zamora) y queda segundo clasificado en la general del Tour de Menorca. También consigue un 5º puesto de etapa en la Vuelta a Cantabria lo que le llevaría a quedar entre los diez primeros (9º) de la clasificación general. En la Vuelta Ciclista a Asturias consigue terminar 8º de la general. Junto a Vicente López Carril y a José Casas consiguió dar la sorpresa en Alcalá de Henares (Madrid), alzando a Asturias al tercer puesto en el Campeonato de España de fondo en carretera por regiones.

  • Año 1972 (Karpy)

Vuelve a correr la Vuelta España que este año ganaría José Manuel Fuente (El Tarangu). Menéndez finaliza la ronda española el 25º, un meritorio puesto si tenemos en cuenta que este año el que iba a ser su próximo equipo (KAS) había arrasado en la prueba metiendo a seis de sus corredores entre los diez primeros de la general. Su compañero de equipo en Karpy, el cántabro Gonzalo Aja, acabaría en 4ª posición. Impresionante la 12ª etapa, con salida en Zaragoza y llegada en alto a Formigal.

Caja de cerillas con la imagen de Menéndez cuando militaba en el equipo licor KARPY (años 1970 y 1972)

La subida fue una exhibición de fuerza de Fuente, que ganó la etapa por delante del segundo, Antonio Menéndez, y sacando casi nueve minutos al pelotón.

Dos terceros puestos en la clasificación general: Ruta-Criterium de San Sebastián (País Vasco) y Tour de Menorca. Además, se clasifica entre los diez primeros en la Vuelta a Segovia y en la Clásica de Primavera de Amorebieta (País Vasco). Respecto a victorias parciales logra ganar una etapa en la Vuelta Ciclista a La Rioja, tercero y cuarto en dos etapas de la Vuelta a Cataluña, y tercero también en la 5ª etapa de la Semana Catalana de Ciclismo entre Berga y Malgrat en la provincia de Barcelona. En el Campeonato de España por regiones, consigue junto a José Manuel Fuente y Vicente López Carril el subcampeonato para Asturias. En esta prueba Menéndez tuvo la desgracia de sufrir un inoportuno pinchazo que de no haber ocurrido hubiese puesto las cosas muy difíciles al equipo de Guipúzcoa, a la postre vencedor del campeonato.

  • Año 1973 (KAS-Kaskol)

Cromo de Menéndez de su primera temporada en el equipo KAS en 1973.

Es el año de su primer Tour de Francia en el que realiza un importante papel como gregario. No obstante, en la primera etapa queda clasificado en octava posición terminando la ronda gala en el puesto 40º. El triunfo en la general fue para el español Luis Ocaña a quien acompañó ocupando el tercer cajón del pódium el compañero de equipo de Menéndez y también asturiano, José Manuel Fuente.

Por otro lado, el audaz ciclista cangués consigue el segundo puesto en el GP de Vizcaya y también en la Ruta-Criterium de Caboalles de Abajo por detrás de Domingo Perurena. Además, gana la 3ª etapa de la Vuelta a Cantabria y la 4ª en la Vuelta Ciclista a Cataluña entre Badalona y Calonge (Gerona). En el Campeonato de España por regiones para profesionales celebrado en Cuenca vuelve a representar a Asturias, esta vez junto a López Carril y Balagué, consiguiendo la tercera posición. 

  • Año 1974 (KAS-Kaskol)

La Vuelta a España de 1974 contó con los tres primeros del Tour de Francia del año anterior: Ocaña, Thevenet y Fuente que esta vez se llevaría el gato al agua con la inestimable ayuda de Menendez que se le ve en la fotografía guardando las espaldas de su líder.

Segundo Tour de Francia de Antonio Menéndez en el equipo KAS en el que logran el segundo puesto en la contrarreloj por equipos celebrada en Harelbeke (West-Vlaanderen), Bélgica. Este año el Tour lo gana Eddy Merck a quien acompañó ocupando el tercer cajón del pódium el compañero de equipo de Menéndez, Vicente López Carril. El cangués ocuparía el puesto 54º en la clasificación general.

Tercera Vuelta a España del cangués en la que repite su 14º puesto del año 71 pero, esta vez en las filas del KAS que volvió a arrasar en la ronda española con cinco corredores entre los diez primeros. Entre ellos, José Manuel Fuente ganador de la prueba y el tercer puesto para otro compañero de Menéndez, Miguel María Lasa. Lógicamente el KAS se hizo con la clasificación general por equipos.

López Carril, Esparza y Menéndez en el pódium del Campeonato Nacional de Ciclismo en Ruta celebrado en Mieres en 1974.

En cuanto al resto del calendario nacional fueron varios los éxitos del cangués este año. Resultó ganador en dos clásicas, el GP de Vizcaya y del GP de Llodio, también en el País Vasco. Medalla de bronce en el Campeonato Nacional de Ciclismo en Ruta celebrado en Mieres (Asturias) y en la Prueba de Villafranca de Ordizia (País Vasco). En la Semana Catalana de Ciclismo fue el primero en la Clasificación Final de Esprints. Y por último hay que destacar la excelente Vuelta Asturias que llevó a cabo en la que terminó en quinta posición después de haber ganado tres etapas (una de ellas contrarreloj por equipos), la clasificación de la montaña y el segundo puesto en la combinada.

  • Año 1975 (KAS-Kaskol)

Equipo KAS de 1975. Antonio Martos, Carlos Ocaña, Antonio Menendez, Carlos Melero, José Pesarrodona, Juan Zurano, Javier Elorriaga, Francisco Javier Galdeano, Jaime Huelamo, José Nazabal, Miguel Maria Lasa, Sebastián Pozo, Juan Manuel Santisteban, José Manuel Fuente. Antón Barrutia, Vicente López Carril, Domingo Perurena, José Antonio González Linares, José Grande, Francisco Galdós, Andrés Oliva, Tomás Nistal, Gonzalo Aja, José María Basualdo, Eusebio Velez.

Es el año de su tercer Tour de Francia y aunque tuvo que abandonar después de más de 20 etapas, hay que destacar su labor tanto en Pirineos con en Alpes. En dos de las etapas que pudo disputar quedó entre los 15 primeros.

También en Francia esta temporada participa en el Tour de Corcega (Ronde van Corsica) donde consigue la victoria de la 3ª etapa en Ajaccio de 155 km, y en la Ruta-Criterium de Saint-Tropez (Provence-Alpes-Cote d’Azur) en la que llega en segunda posición.

En su cuarta participación en una edición de la Vuelta España, Antonio va a conseguir su primera victoria de etapa. Sería el 3 de mayo en la etapa nº 11 de 151 km, entre Cambrils (Tarragona) y Barcelona. Sus compañeros de equipo Perurena y Lasa serían segundo y tercero respectivamente en la Clasificación General Final y además, su escuadra (KAS), volvería a hacerse con la Clasificación por Equipos.

Completa el resto de la temporada con un segundo puesto en el GP de Llodio donde había vencido el año anterior, un tercer puesto en la Ruta-Criteriun de La Rua (Valdeorras, Orense) y un más que digno décimo puesto en la general de la Vuelta Ciclista a Cataluña. Repite participación en el Campeonato de España por regiones con los mismos compañeros de la temporada anterior, López Carril y Luis Balagué. Asturias fue la revelación consiguiendo un meritorio segundo puesto ya que Balagué tuvo que abandonar a mitad de carrera.

  • Año 1976 (KAS-Campagnolo)

Tour de Francia de 1976. En la imagen algunos de los grandes protagonistas: Menéndez (KAS) en primer plano, Van Impe con el maillot de la montaña, Thevenet, Maertens con el maillot verde, más atrás Baronchelli y Ocaña.

Cuarto Tour de Francia en el que participa nuestro corredor. Un segundo puesto en la etapa nº 12 de 205 km en Le Barcarès (Languedoc-Roussillon), dos sextos puestos en las etapas 15ª de 195 km entre Saint-Lary (Pirineos) y Pau (Aquitaine) y 19ª  de 220 km con final en Tulle (Limousin), así como un octavo puesto en otra larga etapa de 209 km que partía de Luxenburgo y meta en Nancy (Francia) le auparían al puesto 27º en la clasificación final de esta edición del Tour de Francia.

Pero el año 76 destaca en la carrera profesional de Menéndez como el año de su primer Giro de Italia. Como ya hemos dicho, el año de su debut en esta prueba consumó una hazaña que hoy en día sigue vigente, el récord de la escapada más larga en la historia del Giro de Italia. Fue en la etapa nº 11 entre Terni y Gabicce Mare cuando Menéndez alzaría los brazos en la línea de meta después de 222 kilómetros en solitario y aventajando al segundo, el belga Rik Van Linden, en casi trece minutos. Este sería el mejor homenaje que nuestro campeón podía brindar a su infortunado compañero de equipo, el cántabro José Manuel Santiesteban que había fallecido en Catania el 21 de mayo en la 1ª etapa de este Giro, tras una caída gravísima que le produjo un traumatismo craneal del que no se pudo recuperar. Después del ‘palo’ de Santisteban, el equipo KAS a punto estuvo de abandonar en bloque, pero tratan de buscar esa victoria para brindársela a su compañero. Como ya he dicho, Menéndez lo consigue en la 11ª, más tarde, lo hará Nazabal en la 19ª. Al final marchan del Giro muy tristes, pero con la cabeza muy alta, pues Andrés Oliva gana la Montaña y el joven Juan Pujol es décimo.

Este año, tras sus participaciones en Giro de Italia y Tour de Francia, Menéndez no participaría en la Vuelta España. Pero esto no sería inconveniente para alzarse con un nuevo triunfo del panorama nacional. Vence en la Ruta-Critérium de Laredo (Cantabria) imponiéndose a su compañero Domingo Perurena y a su paisano asturiano Luis Alberto Ordiales, segundo y tercero respectivamente.

  • Año 1977 (KAS-Campagnolo)

Antonio Menéndez junto a Eddy Merckx en el Tour de Francia de 1977.

Esta será su última temporada en el equipo KAS. De las tres grandes sólo participa en el Tour de Francia donde realizará un excelente trabajo para llevar a su compañero Francisco Galdós al cuarto puesto de la clasificación general. Prueba de ello son sus actuaciones en las cinco etapas disputadas en los Alpes, siendo el 10º clasificado en Morzine. Fue una edición muy dura en la que de un centenar de corredores que tomaron la salida sólo llegaron a París la mitad, entre ellos Menéndez en el puesto 45º.  

Aunque como ya he dicho este año no participa en Giro y Vuelta a España, sí lo hace en la Vuelta a Suiza donde en la 9º etapa consigue pasar en segundo lugar por la línea de meta de Effretikon (Zurich) a rueda de Bruno Wolfer que corría en casa.

Antonio Menéndez en 1977, su última temporada en el equipo KAS.

En cuanto al calendario nacional hay que destacar la gran Vuelta a Aragón realizada por Antonio donde consigue un segundo puesto en la contrarreloj de Zaragoza y un quinto en la etapa entre Molina de Aragón y Calatorao obteniendo así, la décima posición en la Clasificación General de la ronda aragonesa. En Asturias se lleva el primer premio de la Clasificación General de Esprints en la Vuelta a los Valles Mineros. En Navarra se hace con el tercer puesto en la prueba de ruta en carretera del GP Pascuas (Circuito de Pascuas) de Pamplona. Importante su actuación en el País Vasco donde termina 7º de la General en la Vuelta al País Vasco y 7º también en el GP de Vizcaya. En Madrid es segundo en el Trofeo Elola, Madrid-Jarama, por detrás de otra leyenda asturiana, Jesús Suárez Cuevas vencedor de la prueba y es décimo en la Clasificación General Final de los Tres Días de Leganés. Otra cita de esta temporada la tuvo en la vecina localidad leonesa de Caboalles de Abajo donde cosechó un tercer puesto. Como venía siendo habitual, participa en el Campeonato de España por regiones, este año formando el equipo asturiano con López Carril y Cima. Pese a que Menéndez no llegó a esta prueba en su mejor momento y tuvo que abandonar, Asturias se clasificó tercera.

  • Año 1978 (Teka)

Menendez vistiendo la equipación de su nueva escuadra (TEKA) en la temporada 1978.

Será el año de los últimos Giro a Italia y Tour de Francia de Menéndez, ahora en un nuevo equipo, el TEKA.

Estamos ante el primer Tour de Francia de los cuatro que ganaría el francés Bernard Hinault y estamos también ante la mejor clasificación de nuestro paisano en la prueba reina del ciclismo mundial, puesto 18º en su sexto Tour de Francia. Menéndez sería por primera vez el primer clasificado de su equipo en esta prueba. Hay que destacar la gran etapa realizada entre Morzine (Alpes) y Lausanne (Suiza) donde terminó 6º por delante de corredores de la talla de Sean Kelly y Bernard Hinault.

En la ronda italiana, si bien nuestro protagonista quedó clasificado muy lejos de la maglia rosa, fue el tercer español en la Clasificación General al término de la prueba en Milán. Un Giro de Italia muy duro en la que de 130 corredores sólo consiguieron terminar 90.

En España consigue la medalla de bronce en el Campeonato Nacional de Ciclismo en Ruta que se celebró en Caboalles de Abajo (León) repitiendo la gesta del año 74. Es segundo en la Clásica de Sabiñánigo (Huesca) y en la Prueba de Villafranca de Ordizia (País Vasco), cuarto en la Vuelta a Vinaroz (Castellón) y octavo en el Trofeo Masferrer de Sitges (Barcelona). Además, en Cataluña es segundo en la contrarreloj por equipos en la 1ª etapa de la Semana Catalana celebrada en Martorell y cuarto en la 1ª etapa de la Vuelta Ciclista a Cataluña disputada entre Sitges y Espluga de Francolí (Tarragona). En Asturias sería el vencedor en la 2º etapa de la Vuelta a los Valles Mineros disputada entre Blimea y Avilés y segundo clasificado en la 5ª etapa de la Vuelta Ciclista a Asturias en Luarca.

  • Año 1979 (Moliner-Vereco)

La última temporada de Antonio Menéndez como ciclista profesional será en 1979 que ficha por el equipo Moliner-VERECO.

Es el año de la despedida como ciclista profesional de Antonio Menéndez González, “La Mulita”. Y se despide en un nuevo equipo, el Moliner-Vereco, bajo el mando del afamado director deportivo Javier Mínguez. Después de tres temporadas sin participar en la ronda española por los compromisos en Giro de Italia y Tour de Francia, Menéndez vuelve a la Vuelta a España que en esta edición se disputaría entre Jerez de la Frontera y Madrid.

Fue ésta una edición bastante polémica que incluso estuvo a punto de no llegar a disputarse al renunciar a continuar organizándola el diario El Correo Español-El Pueblo Vasco tal y como venía haciendo desde la edición de 1955. La entrada de la agencia de publicidad Unipublic, junto a los patrocinios de la firma de ropa vaquera Lois y de la ciudad de Jerez de la Frontera, lograría sin embargo la continuidad de la gran ronda española. Además, los ciclistas hicieron una huelga en la etapa con doble sector por considerarla demasiado dura finalmente disputándose a un ritmo lento.

Un segundo puesto en la etapa 12ª entre Pamplona y Logroño en el mismo tiempo que el vencedor, el belga Frans Van Vlierberghe y sacándole más de dos minutos al tercero y un quinto en la etapa 15ª entre Gijón y León, fueron los mejores resultados de Menéndez en su última Vuelta a España que al final acabaría en el puesto 40º de la clasificación general.

Pero la gesta indiscutible de Menéndez en esta edición de la ronda española la realizó en la 4º etapa disputada entre Granada y Puerto Lumbreras (Murcia), de 222 km de recorrido. Esta jornada tuvo un héroe en el ciclista de Cangas del Narcea, quien protagonizó una escapada en solitario de 202 km. Nuestro especialista en escapadas en solitario ha protagonizado varias de este tipo en su larga carrera profesional (una de ellas que ya hemos descrito le supuso record y un triunfo en el Giro de Italia de 1976), saltó en el km 6, después de dos o tres intentos de fuga, que fueron rápidamente abortados. A medida que se aproximaba al puerto de la Mora, puntuable de tercera categoría, fue adquiriendo ventaja y en sus primeras rampas se presentó con un minuto y medio de ventaja sobre el pelotón. La intensa bajada facilitó el rodar del cangués, que llegó a adquirir una diferencia superior a los diez minutos en el kilómetro 127. Y así, en solitario, avanzó hasta cerca de la meta murciana.

Los veinte km finales de la etapa fueron de ciclismo puro. Con continuos ataques y contraataques por el grueso pelotón para dar caza al esforzado ciclista cangués. Todos contra Menéndez, que con el viento de costado y más de doscientos km en solitario sobre sus piernas, cuando ya tenía a la vista Puerto Lumbreras a 14 km de meta, fue alcanzado.

En su última temporada como profesional Antonio también participó en la Vuelta a Andalucía-Ruta Ciclista del Sol donde término en un meritorio 13º puesto.

CLUB CICLISTA “LOS TRES”

En su larga trayectoria, el Grupo Ciclista “Los Tres”, pionero en España del cicloturismo y de las escuelas ciclistas, ha organizado numerosas carreras, campeonatos, escuelas de ciclismo y salidas cicloturistas que aún realizan sus socios en la actualidad.

Se constituye en Gijón en el año 1972 en torno al Bar Chamartín (Calle Menéndez Pelayo) y al Garaje Amieva (propiedad de José Antonio Amieva, entrenador nacional de ciclismo) ambos en el barrio de La Arena, como homenaje a los tres ciclistas asturianos más destacados de la época: José Manuel Fuente ‘El Tarangu’, Vicente López Carril y el cangués Antonio Menéndez González.

Es curioso porque a diferencia de otros muchos clubes y peñas ciclistas de la época que tomaban el nombre de un único ciclista destacado, éste estaba dedicado a los tres campeones asturianos. Los tres ciclistas, además, vivían en Gijón, en los barrios de La Arena y El Coto y militaron juntos en el KAS durante varios años.

En abril de 2016 se celebró en Gijón una exposición relacionada con la tradición ciclista de la ciudad en la que estuvo expuesta una de las bicicletas de Menéndez.

Por aquel entonces, el único de ‘los tres’ que estaba consolidado como figura del ciclismo era Fuente, que ya había ganado una Vuelta a España y había destacado en el Giro de Italia. Los otros dos, que también eran ciclistas profesionales, no tardarían en sobresalir. Fuente conseguiría ganar la Vuelta a España en dos ocasiones, un tercer pódium en el Tour de Francia, donde aún recuerdan sus mano a mano con Luis Ocaña, y papeles destacados en cuatro Giros italianos donde sus duelos con Felice Gimondi y Eddie Merckx hicieron las delicias de los aficionados. López Carril también lograría un tercer puesto en el Tour de Francia y ser campeón de España de fondo. Por su parte, Menéndez aún conserva el récord de la escapada más larga del Giro de Italia: 222 kilómetros en solitario. Sin duda, los días más gloriosos del ciclismo asturiano habían estado en la época de Fuente y en el final de los también históricos Vicente López Carril y Antonio Menéndez.

 

En la actualidad, de una u otra manera, Antonio Menéndez sigue vinculado al ciclismo. En la imagen lo podemos ver a la dcha. de la ex-alcadesa de Gijón en una exposición sobre la tradición ciclista en la ciudad en 2016.

En definitiva, después de leer este detallado estudio sobre la carrera profesional de Antonio Menéndez, a nadie le puede quedar duda alguna de que estamos ante una leyenda del ciclismo asturiano y por qué no decirlo, del deporte de las dos ruedas en España. Este cangués es uno de esos grandes deportistas que, en palabras de personas que le conocen bien, “han sabido convertirse en ciudadanos normales con una naturalidad pasmosa”. Un orgullo para Cangas del Narcea, un modelo a seguir por todas nuestras jóvenes promesas en este deporte y un ejemplo para todos los que respetamos y admiramos a estos héroes de la carretera.

Higinio González, un ciclista cangués en la época de Bahamontes

Higinio González en un reportaje de Luis Pasamontes para turismoasturias.es.

El cangués Higinio González, fue un ciclista independiente que corrió la Vuelta Ciclista a Asturias de 1955 y 1956 ante los legendarios ciclistas españoles Federico Martín Bahamontes y Bernardo Ruiz Navarrete, entre otros, gracias a  unos días que le dejaron de descanso en la mina, de ahí que se le conociera en el mundo de la bicicleta en Asturias como “El Mineru”.

Entre el 14 y el 20 de junio de 1955 se celebró la IX Vuelta Ciclista a Asturias con un recorrido de 1.100 km que se disputaron en 7 etapas de las que dos de ellas recorrerían parajes cangueses: la tercera con salida en Gijón y final en la villa de Cangas del Narcea pasando antes por Oviedo y Tineo, y la cuarta que partiría de Cangas hacia Luarca para, por la carretera de la costa, terminar en Avilés.

La ronda asturiana en sus dos ediciones anteriores había adquirido gran prestigio, mereciendo la calificación internacional y de selección para el campeonato nacional de fondo en carretera.  En la edición de 1955 llegaron a participar tres equipos extranjeros: uno francés, otro italiano y uno más belga-holandés. También destacaría este año, por primera vez, una gran caravana publicitaria en la que participaron numerosos vehículos de marcas industriales y comerciales.

Titulares en la prensa nacional tras el final de la Vuelta Asturias de 1955 destacando la proeza de Higinio González.

El ganador final sería uno de los mejores ciclistas profesionales de la historia, Federico Martín Bahamontes. Una vez más, hacía honor a su apodo, “el águila de Toledo”, volando por las carreteras asturianas. En la penúltima etapa dio toda una exhibición de ciclismo y se escapó nada más dar la salida en Oviedo. En el primer paso por Mieres ya sacaba más de un minuto al pelotón y después de ascender el mítico puerto de Pajares primero y La Colladona después, llegaba a la meta de Mieres con una ventaja de cinco minutos sobre sus inmediatos perseguidores. Una impresionante etapa que al día siguiente le llevaría a lo más alto del pódium.

La prensa nacional titulaba “Bahamontes ganó la Vuelta a Asturias”, pero lo curioso es que este titular iba acompañado del siguiente subtítulo: “Un picador minero, aficionado, acabó la prueba en el puesto cuarenta y dos”.

Y es que en el puesto 42º de la Clasificación General final figuraba Higinio González, picador minero en las minas de Cangas del Narcea, que corría por pura afición, y que al final, tras su gran gesta, obtuvo un premio de tres mil pesetas y un mes de vacaciones que le había ofrecido su empresa minera si terminaba la carrera.

 

ENTREVISTA [publicada en PURO CICLISMO (17/05/2019)]

Miguel del Mortirolo es el creador de PURO CICLISMO, diario online de ciclismo, que desde el año 2010 intenta mostrar la otra cara del ciclismo, aquella que no se ve por la televisión y en el que las entrevistas tienen un gran peso específico en su contenido. Durante la pasada Vuelta Ciclista a Asturias 2019 conoció a Higinio González en Cangas del Narcea, quien le estuvo relatando parte de su vida ciclista.

Corrió dos Vueltas a Asturias y varias clásicas a mediados de los años cincuenta. En estas pruebas compitió contra: Federico Martín Bahamontes (El Águila de Toledo), Jesús Loroño Arteaga, Fernando Manzaneque Sánchez (Manzaneque de la Mancha), Julio Jiménez Muñoz (El Relojero de Ávila), Bernardo Ruiz Navarrete (El Pipa), …

A la derecha, Higinio González con los tubulares de repuesto a la espalda. Año 1955 ó 56.

Higinio llegaba muy bien a las etapas y nunca tuvo una pájara. Aunque nunca sufrió pinchazo alguno, una vez durante una etapa de la Vuelta a Asturias se le salió un tubular: “veníamos de Llanes a Gijón, eran ciento sesenta y algo de kilómetros. En Gijón, encima de la playa, hicimos un circuito de unas veinticinco vueltas y ganó un italiano. En Villaviciosa iba delante con otros doce ciclistas, traíamos dos minutos más o menos, y bajando se me salió el tubular de atrás, tuve que deshincharlo para poder colocarlo bien, porque sino me era imposible ponerlo. Para pegar los  tubulares usaba cinta, pero tuve la suerte de coincidir ese día en Gijón en el hotel, con un mecánico de un equipo italiano, y me dio un tubo de pasta para que se lo echara a los tubulares, y desde esa no se me volvió a despegar ninguno”.

En aquella época, como nos enseña en la foto, tenían que llevar los tubulares a la espalda.

Higinio me sigue comentando que “como avituallamiento solía llevar un filetín, cortadito para poder comerlo. También llevaba turrones de azúcar, que había cuadrados. Además llevaba fruta escarchada, de pera o de melocotón”.

Marcelina, vecina de Sonande, paisana del año 2019 en la feria de La Ascensión

Marcelina González, 94 años [2019], vecina de Sonande en Cibea (Cangas del Narcea).

La Feria de La Ascensión es un certamen ganadero que se celebra anualmente en Oviedo cuyos orígenes se remontan al siglo XVI.

Esta feria de la capital asturiana está declarada fiesta de Interés Turístico Regional y se celebra aproximadamente cuarenta días después de Semana Santa, con motivo del día de La Ascensión. Es un homenaje al campo y a sus gentes realizándose una muestra de ganado, mercado astur, exposiciones de artesanía popular, muestras de folclore, etc.

En homenaje a las mujeres y hombres del campo todos los años se realiza un reconocimiento a través de la figura del “paisano y paisana del año”. En esta edición de 2019 el reconocimiento ha recaído en un madreñeiro del concejo de Piloña y una ganadera que, aunque nacida en el colindante concejo de Somiedo es vecina de Sonande, en la parroquia de Cibea.

Marcelina González nació en Villar de Vildas (Somiedo) hace 97 años, pero se trasladó a Sonande, en Cibea (Cangas del Narcea), cuando «solicitó permiso a su padre» para casarse. Su vida transcurrió a caballo, de forma literal, ya que este animal era el que utilizaba para desplazarse o para subir a las brañas para ordeñar las vacas.

Quienes la conocen aseguran que trabajó todo y más, cuidando el ganado o lavando y planchando ropa. Como curiosidad, fue una de las socias fundadoras de la Central Lechera Asturiana. En la actualidad, según cuenta, sigue controlando todas las faenas y cuentas de la casa porque ella misma reivindica su papel: «Mi marido sabía mucho de tierras, ganado y siembra, pero poco de llevar una casa y de gestionar la economía familiar».

Enhorabuena Marcelina!!!

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Fallece don Juan, obispo de Astorga

En Cangas del Narcea fue coadjutor entre 1981 y 1986 en la parroquia de Santa María Magdalena

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Juan Antonio Menéndez Fernández (Villamarín de Salcedo (Grado), 1957 – Astorga, 2019)

El obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, ha fallecido este miércoles por la tarde de un infarto a los 62 años de edad, según han  informado fuentes periodísticas. El prelado asturicense se encontraba en su despacho de la diócesis de Astorga cuando fue avisado el centro de emergencias 112.

El servicio contactó con la Policía Local y los servicios sanitarios que pese a haber practicado la reanimación cardiopulmonar no pudieron hacer nada y falleció pasadas las 17,00 horas.

Don Juan Antonio Menéndez Fernández nació en Villamarín de Salcedo (Grado) el 6 de enero de 1957. Ingresó en el Seminario Metropolitano de Oviedo – afiliado a la Universidad Pontificia de Salamanca – en 1968, donde realizó los estudios de secundaria y posteriormente los estudios eclesiásticos, licenciándose en 1980. Fue ordenado sacerdote el 10 de mayo de 1981 en la parroquia del Sagrado Corazón de Villalegre (Avilés). En 2005 obtuvo la licenciatura en Derecho Canónico igualmente por la Universidad Pontificia de Salamanca.

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El tristemente fallecido obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, con el obispo de Sigüenza-Guadalajara, el cangués Atilano Rodríguez.

Actualmente era uno de los cuatro obispos asturianos junto a el cardenal Francisco Álvarez Martínez (Ferroñes, 1925), arzobispo emérito de Toledo; nuestro paisano Atilano Rodríguez Martínez (Trascastro, Cangas del Narcea 1946), obispo de Sigüenza-Guadalajara y Juan Antonio Martínez Camino (Marcenado, Siero, 1953), obispo auxiliar de Madrid y titular de Bigastro (Cehegín) además de ex-secretario de la Conferencia Episcopal Española.

BIOGRAFÍA

Nació en Villamarín de Salcedo (Grado-Asturias) en el año 1957 y falleció en Astorga el 15 de mayo de 2019 a los 62 años de edad. Ingresó en el Seminario Metropolitano de Oviedo en 1968, donde realizó los estudios de secundaria y posteriormente los estudios eclesiásticos, obteniendo la licenciatura en los mismos en 1980.

Fue ordenado sacerdote el 10 de mayo de 1981 en la parroquia del Sagrado Corazón de Villalegre (Avilés). En 2005 obtuvo la licenciatura en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia de Salamanca.

Durante su ministerio sacerdotal Juan Antonio Menéndez desempeñó las siguientes responsabilidades:

  • 1981-1986: Coadjutor de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea.
  • 1985-1986: Vice-Arcipreste de Allande-Cangas del Narcea.
  • 1986-1991: Párroco de Teverga y parroquias adyacentes.
  • 1988-1991: Arcipreste de Proaza-Quirós y Teverga.
  • 1989-1991: Miembro electo del Consejo Pastoral Diocesano.
  • 1991-2001: Vicario episcopal de la vicaría de Oriente.
  • 2001-2011: Vicario General de Oviedo, miembro del Consejo Pastoral Diocesano, del Consejo Presbiteral y del Colegio de Consultores.
  • 2001- 2013: Canónigo de la catedral de Oviedo.
  • 2004-2011: Presidente del Consejo de Administración de Popular TV-Asturias.
  • 2008: Vicario episcopal de la Vicaría Centro.
  • 2009-2010: Delegado del Administrador Diocesano Sede Vacante
  • 2010-2011: Párroco de San Antonio de Padua en Oviedo.
  • 2011-2013: Vicario episcopal de asuntos jurídicos.
  • 2012-2013: Párroco de San Nicolás de Bari de Avilés.
  • 2013-2015: Obispo titular de Nasai y auxiliar de Oviedo.
  • 2015-2019 (†): Obispo de Astorga

PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ABUSOS DE LA IGLESIA

Juan Antonio Menéndez ha tenido un notable protagonismo en los últimos meses por su activa presencia frente a la pederastia en la Iglesia. Desde 2017 era presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones de la C.E.E y en la actualidad estaba al frente de la comisión de trabajo puesta en marcha por la Conferencia Episcopal Española para la elaboración y activación de protocolos de actuación contra los delitos de abusos sexuales. Su gestión en la prevención de los abusos y en la ayuda a las víctimas le llevó a la elaboración de un protocolo antipederastia y de colaboración con ellas que en la actualidad se encontraba en pleno desarrollo.

Descanse en paz don Juan, ha sido un gran sacerdote y un gran obispo.

Disponibles en la librería Treito el libro “Leitariegos en 1898” y la “Guía artística de Cangas del Narcea”

Portada del libro ‘Leitariegos en 1898’

El primer libro editado por el Tous pa Tous, Leitariegos en 1898, ha suscitado gran interés entre los medios informativos y el público en general. Se trata de un texto que el secretario del ayuntamiento de Leitariegos/Brañas, José Rodríguez Riesco envió a Bellmunt y Canella para su conocida obra sobre los concejos de Asturias y que ha permanecido inédito algo más de cien años hasta que la asociación Tous pa Tous de Cangas del Narcea lo recuperase porque aporta numerosos datos sobre la vida cotidiana de un concejo que fue absorbido por Cangas en 1924. También incluye menciones a documentos que desaparecieron con la anexión y que muestran las constantes tensiones con el ayuntamiento vecino y la nobleza leonesa.

Todo aquel que esté interesado en adquirir un ejemplar encuadernado del mismo, lo tiene disponible en la librería canguesa Treito (c/ Uría, 27 y plaza de Asturias, 5).

También desde hace unas semanas, está a disposición del público en general en esta misma librería, la Guía artística de Cangas del Narcea. Iglesias, monasterios y capillas que ha sido editada por el Ayuntamiento de Cangas del Narcea y el Tous pa Tous con la colaboración del Arciprestazgo de El Acebo.


ENLACES RELACIONADOS:

El Tous pa Tous presenta un cuadro del “Verdadero retrato de Ntra. Sra. del Acebo” de 1710

“N.ª S.ª del Azebo”, 1710 (óleo sobre lienzo, 140 x 115 cm)

El «Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País»  celebrará un acto para la presentación del cuadro “Verdadero retrato de Nuestra Señora del Acebo”, 1710, atribuido al pintor Ignacio Abarca Valdés, adquirido por nuestra asociación en Madrid con el patrocinio de don Francisco Rodríguez García, el viernes 16 de noviembre, a las 20.30 h, en la Casa de Cultura “Palacio de Omaña” de Cangas del Narcea.

Intervendrá: Juaco López Álvarez, presidente del Tous pa Tous.

Este gran retrato de la imagen y el camarín de la Virgen del Acebo, pintado en 1710 (óleo sobre lienzo y marco original pintado y dorado, 140 x 115 cm), es una muestra de la importancia que alcanzó la devoción de este santuario a fines del siglo XVII y en la primera mitad del siglo XVIII. Fue un cuadro encargado por un devoto muy pudiente para colgar en su casa, seguramente en Madrid. De momento, ningún otro santuario asturiano tiene un retrato de su imagen de este tamaño, calidad y antigüedad. Es, además, un cuadro barroco excepcional en Asturias.

La importancia de este santuario en aquel tiempo se manifiesta en varias obras y donaciones, así como en la constitución de la Cofradía de Nuestra Señora del Acebo en 1704, que en 1713 tenía inscritos unos veinte mil cofrades. En 1687, se comienza a hacer el retablo mayor, diseñado por el escultor Manuel de Ron, que se concluye con su dorado en 1709. El camarín y la imagen de este nuevo retablo son los que aparecen pintados en el cuadro. El santuario recibe numerosas donaciones de cangueses que viven fuera, como la custodia de 1711, la corona de la Virgen de 1716 y la cruz procesional de 1723; esta última se compra con dinero recolectado en las 32 cajas de limosnas que para el Acebo había repartidas por casas de emigrantes cangueses en Madrid.

El cuadro no está firmado, pero es muy probable que su autor haya sido Ignacio Abarca Valdés (fallecido en Oviedo en 1735), un pintor formado en Madrid a finales del siglo xvii, acaso de origen leonés, y cuya residencia en Oviedo ya se documenta en 1708. Por aquel tiempo, la actividad pictórica profesional en Asturias la ejercían solo dos artistas: Francisco Martínez Bustamante (Santander, 1680 – Oviedo, 1745), dedicado sobre todo al género del retrato, y el mencionado Ignacio Abarca, especializado en temas religiosos.

El cuadro ha sido comprado por el «Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País» en una subasta en Madrid, gracias al mecenazgo de don Francisco Rodríguez García.

El Tous pa Tous publica el inventario de los antiguos lagares de vino que se conservan en Cangas del Narcea

Culmina así un trabajo iniciado en 2016.

Lagar de vino de casa El Coxu en Tremao de Carballo, Cangas del Narcea. Dibujo: JM Legazpi

El Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País acaba de publicar en su web el inventario de lagares de vino antiguos que se conservan en el concejo de Cangas del Narcea. De esta manera, culmina un trabajo de recopilación iniciado en 2016. Estos grandes lagares, de los que se han inventariado diez, comenzaron a emplearse y difundirse en época romana, a partir del siglo I d. C. Siete se mantienen en buen estado y tres están en muy malas condiciones de conservación.

Ésta fue durante muchos siglos una de las principales industrias y fuentes de riqueza del concejo. A mediados del siglo XVIII había 68 lagares de esta clase y en el siglo XIX es probable que su número fuese aún mayor. Comenzaron a decaer en los últimos años del siglo XIX y comienzos del XX, cuando se generalizó el uso de prensas de jaula y fuso de hierro fundido. Hoy, todos están en desuso.

Lagar del palacio de Carballo. Foto: JR Puerto

Los lagares están en los pueblos o lugares siguientes: Santa Icía (Tebongo), Santiso (Cangas del Narcea), Ponticiel.la, Carbachu/Carballo, Pinl.lés/Penlés, La Riela/La Regla, Valdelacuba (Cerveiriz) y Augüera del Coutu. Además de estos lagares, se han localizado piezas sueltas de máquinas desaparecidas en diferentes lugares del concejo; la mayoría son pesas de piedra labrada. Están en La Riela/La Regla, Chanu/Llano, Santolaya/Santa Eulalia, Bergame d’Abaxu, L.lumés/Limés y Robléu Biforcu/Robledo de Biforco.

Hechos con madera de castaño o roble, y de viga y contrapesa de piedra, de los diez localizados, seis son de un solo propietario y cuatro de propiedad compartida entre varios vecinos. Alguno de los lagares tienen la mina o masera, que es donde se echa el magayu o bagazo para prensar, de piedra; en otros es de madera.

Lagar de vino en el barrio de Santiso, Cangas del Narcea. Foto: JR Puerto.

El inventario puede verse libre y gratuitamente en la web del Tous pa Tous. El fin último de este inventario es el conocimiento y la conservación del patrimonio cultural de Asturias. El Tous pa Tous ha hecho el primer paso para esa conservación, ahora tienen que ser otros organismos públicos los que consideren y valoren actuaciones encaminadas a la conservación y difusión pública de estos lagares. En este sentido, hay uno, el de Pinl.lés / Penlés, que por sus características, localización y propiedad vecinal, el Tous pa Tous considera idóneo para intervenir en él, limpiándolo, reparándolo y enseñándolo. La obra no es cara y merece la pena.

La localización de los lagares y las fichas de inventario fueron trabajos realizados por David Flórez de la Sierra, investigador con una amplia experiencia en inventarios de patrimonio cultural y trabajo de campo. La mayoría de las fotografías son de José Ramón Puerto, arquitecto y excelente fotógrafo aficionado, que ha sabido captar la atmósfera de estos espacios e ingenios, y los dibujos de los lagares de Tremao de Carballo y de La Queipa en Carballo son de José Manuel Legazpi, artista y autor de los libros El llagar y la sidra (1982) e Ingenios de madera (1992), que sirven para documentar con mayor detalle las características de estos lagares de vino cangueses.

El Tous pa Tous ha contado para la realización de este trabajo con la colaboración de la DOP Vino de Cangas.

ENLACE: Inventario de lagares antiguos de vino

Chapuza monumental

Obras de acondicionamiento de la carretera AS-15, Cornellana-Puerto de Cerredo. Foto: EC 04/2018

Es una chapuza, así, con todas las letras. Me refiero a las obras realizadas en el corredor del Narcea, al menos entre el cruce de La Florida (Tineo) y Cangas del Narcea. Han sido capaces de sorprenderme una vez más.

Desde que terminaron el tramo, con señalización incluida, no había pasado por ahí. Intenté encontrar la explicación para los ocho meses que tardaron en ejecutar las obras y no encontré ni una. No entiendo que para poner unos quitamiedos, raspar algún tramo de carretera o echar una capa de rodadura bien delgada tardaran todo ese tiempo. No hubo más. Bueno sí, pintaron las líneas y señalizaron.

El resultado final ha sido que han estrechado los carriles de circulación, no adecuaron ningún tramo más para poder adelantar (todo lo contrario, ahora hay menos) y encima han reducido la velocidad. La carretera está plagada de algunas señales de prohibición de más de 70, unas pocas de 60 y la mayoría de 50. Resultado: hoy se tarda lo mismo en ir desde Tineo al hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa, en Cangas del Narcea, que de Tineo a Oviedo. Se entiende que respetando las señales, faltaría más. No exagero.

Por si esto no fuera suficiente, en algunas de las laderas al lado de la carretera quedan árboles tirados que en cualquier momento pueden caer. Hace unos días, a la altura de Villanueva y de noche, uno de ellos aterrizó en la carretera. No hubo accidentes, afortunadamente. Un pequeño detalle: esos árboles están ahí desde las nevadas de febrero. No sé si son terrenos públicos o privados, lo que sabemos es que son un peligro y ahí siguen.

La misérrima capa de rodadura va a durar poco. Será antideslizante y lo que quieran, pero en algunos tramos tiene ondulaciones, se notan. El invierno que se avecina, como sea un poco duro, será su test de calidad. ¡Ah! por favor, si tienen que pasar las quitanieves… ¡cuidadín!, no profundicen mucho que nos dejarán sin la capa asfáltica que tanto nos costó en tiempo, cabreos y dinero.

Son incapaces de mantener la red de carreteras que tenemos, ¡cómo para hablar de mejorarlas! De las autovías a Ponferrada y Canero no les hablo, me da la risa, y del Plan Especial para los concejos del Suroccidente Asturiano menos, que me descojono.


M. Santiago Pérez Fernández es Director de la Casa de Cultura “Conde de Campomanes” y Coordinador de la Red de Bibliotecas Municipales de Tineo. Artículo publicado en el diario La Nueva España, 24/10/2018.


Despacito

Carretera AS-15. Foto: Francisco Álvarez

Antiguamente, para diseñar una nueva carretera, soltaban un burro y la hacían siguiendo el camino que tomaba. Y, si no disponían de un burro, contrataban a un ingeniero. No aseguro que sea cierto, pero, si lo es, el departamento del Principado responsable de la AS-15 no va necesitar sacar a oposición plazas de ingeniero en mucho tiempo. La AS-15, para aquellos que no lo sepan, es la carretera que enlaza Cangas del Narcea con el centro de la región y debería venir en el mapa pintada con color rojo de vergüenza salpicado de puntos negros de muerte.

Recientemente, bien porque había aparecido en demasiadas noticias luctuosas en los medios, bien porque se aproximan elecciones, decidieron hacer algo al respecto. Pero no sean ilusos, no analizaron puntos conflictivos, eliminaron curvas peligrosas o rectificaron peraltes. Ésta sigue siendo la Asturias de Tini Areces, la de las chapuzas, las obras con sobrecostes millonarios y las inauguraciones con pinchos de tortilla baratos. Se limitaron a aplicar una somera capa de asfalto tapando la sangre fresca, para que dure hasta después de las votaciones y el que venga detrás que arree.

Eso no solventó los problemas de seguridad; pero ahí tenían otra solución de las suyas: prohibir los adelantamientos y limitar la velocidad. Después de todo, la pintura blanca y las señales son baratas. Así, después del arreglo, el trayecto a Oviedo se ha alargado en veinte minutos; cuatro arreglos más como éste y llegaremos antes por el monte a caballo. Este apaño, evidentemente, no reducirá el número de accidentes, al contrario, aumentarán. Respetar todas esas limitaciones se convertirá en un imposible ejercicio de paciencia. Incluso aquellos conductores más prudentes y respetuosos acabarán por cansarse y pasarse las señales por ahí y, donde antes sólo había unos pocos incumplidores, ahora habrá muchos. Es lo que sucede cuando se dictan normas injustas y ridículas. Eso sí, las multas aumentarán de manera considerable y hay que recaudar para mantener a tantos genios. Los que mandan viajan en coche oficial y su tiempo lo pagamos nosotros.

Antonio Ochoa es socio del Tous pa Tous y autor del blog Entre montañas en el diario El Comercio.


Moal, un pueblo ejemplar “al pie de cien montañas”

Moal, Cangas del Narcea. Fotografía de la Asociación Cultural MOAL

Moal, un maravilloso pueblín cangués perteneciente a la parroquia de Vega de Rengos ha sido galardonado con el premio al Pueblo Ejemplar de Asturias, en la vigésimo novena edición de este galardón que concede anualmente la Fundación Princesa de Asturias.

El jurado, que ha dado a conocer el galardón en Oviedo el pasado 3 de septiembre de 2018, acordó conceder el Premio al Pueblo Ejemplar de Asturias 2018 a Moal (Cangas del Narcea), “por haber mantenido a lo largo de la historia una convivencia ejemplar con su entorno natural, desarrollando un papel de protección y conservación reflejado en la recuperación, ya desde el siglo XIX, del bosque de Moal. Estos antecedentes lo sitúan en una posición privilegiada para asumir el protagonismo desde la comunidad local en la recuperación de los recursos naturales, lo que ofrece una oportunidad para corresponsabilizarse en la gestión del patrimonio natural del entorno”, y ha reconocido que “estos logros se consiguen desde dentro del propio pueblo a través de una dinámica de integración intergeneracional en la que tienen un gran protagonismo la Asociación Cultural, la Deportiva y, muy en particular, la Asociación de Mujeres”.

A escasos 20 kilómetros de la villa de Cangas del Narcea, capital del concejo más extenso de Asturias, y formando parroquia con Vega de Rengos, Cruces, Los Eiros, Moncó, La Muriella, Rengos y San Martín de los Eiros se encuentra Moal, ocupando un excepcional emplazamiento en la frondosa vega que forma el río Muniellos, al pie del bosque milenario del mismo nombre, que dicho sea de paso, es uno de los robledales mejor conservados de Europa.

Castrinos de Niceto, Moal, Cangas del Narcea. Fotografía de Jose de casa Mingo (Moal) – www.moalpuertademuniellos.blogspot.com

Algunos asentamientos castreños, sus conexiones y las explotaciones auríferas en esta zona llevan a los investigadores a pensar en el origen prerromano de nuestro pueblo ejemplar. Es el caso de los denominados castrinos de Niceto en Moal, considerados de época prerromana en cuanto a su origen, pero que posteriormente debieron ser reutilizados por los romanos para las actividades vinculadas a las explotaciones mineras de oro en la zona de Muniellos como el yacimiento de Muruecos de Moal.

Pero es en el libro registro de Corias, elaborado en el primer tercio del siglo XIII y hoy custodiado en el monasterio catalán de Montserrat, donde Moal aparece citado por primera vez y además como Mual, forma que utiliza la toponimia oficial, tal y como recoge el BOPA del 3 de septiembre de 2008.

Entre las publicaciones del Seminario de Investigación Diplomática del IDEA (Instituto de Estudios Asturianos) se encuentra la Colección de Fuentes para la Historia de Asturias II. El Libro Registro de Corias (Texto, estudio, índices sistemáticos), por Antonio C. Floriano. Dos tomos. Oviedo, 1950. En este trabajo el autor nos facilita una lista alfabética con la totalidad de topónimos contenidos en el Libro Registro de Corias con sus nombres propios. Además, procura en todos los casos posibles, dar su procedencia y etimología, bien como segura o ya como probable. Para el caso de Moal:

«MUAL.— In Mual estaba situada la heredad de Penna que en 1187 donó a Corias Onega García, mujer de Menendo Gramone (12. v. B. 8). Sospechamos que sea el mismo Munale donado a Corias en 1137 por Azenda y Aurea Enalso (81. v. B. 9. 12.) y aun el Munale (87. r. B. 19. 20.) donde residía la sierva Elvira Vermutiz que con la mitad de sus hijos eran commixtos de Bárcena y del Rey.»

Zona del yacimiento de Muruecos de Moal, Cangas del Narcea. Fotografía de Jose de casa Mingo (Moal) – www.moalpuertademuniellos.blogspot.com

Moal estuvo históricamente vinculado a la explotación de la madera de Muniellos. Este aprovechamiento maderero, constituyó desde mediados del siglo XVIII y hasta los años cincuenta del siglo XX una de las actividades industriales más importantes del concejo de Cangas del Narcea.

En 1964 el Estado declara «paraje pintoresco el bosque de Muniellos», bajo la tutela del Ministerio de Educación. No obstante, la tala de árboles no cesa hasta 1973 cuando el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), dependiente del Ministerio de Agricultura, compra el monte a la empresa Muniellos, SA. Nueve años más tarde, el 15 de octubre de 1982, es declarado Reserva Biológica Nacional, y el 9 de noviembre de 2000, el monte de Muniellos fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO.

En la actualidad, Moal cuenta con un centenar de vecinos, cifra que se incrementa en época estival y festividades señaladas. El pueblo está repartido en cuatro barrios: El Corralín, El Fuexu, El Chamazu y El Cascarín. Al barrio del Corralín pertenecen las siguientes casas: Baragaño, Casín, Gonzalo, Marcelino, Moreno y la desparecida Gargantín. Las casas pertenecientes al barrio El Fuexu son: Nacio o Castroneiro, Pepe Mingo, Pío, Reguilón y casa Santiago (en ruinas). El barrio con mayor número de casas es El Chamazu al que pertenecen las siguientes: Casa-Panera de Alfonso, Alfredo, Alonso, Cadenas, Campo, Castañón, Delfín, Farruco, Francos, Gripa, Javier, Mateo, Mingo, Muniellos, Roque, Sabino, Silvestre, Xuaquín, Zapatero y la desparecida Casa La Pena. Por último, al también numeroso barrio de El Cascarín pertenecen las casas: Abel, Carral, Casín (de abajo), Castañuelas, Clemente, La Escuela, Felipe, Ferreiro, Grabiel, Leites, Lolón, Manolito, Miguel, Pasarón, Pepe Baragaño, Pepe de Casín y las deshabitadas Neceto, Pepito y Texeira.

Moal, Cangas del Narcea. Vista desde La Chalga. Fotografía de Jose de casa Mingo (Moal) – www.moalpuertademuniellos.blogspot.com

Tres asociaciones promovidas por todos estos vecinos han tenido mucho que ver en que Moal haya sido reconocido como lo que es, un pueblo ejemplar. La Asociación “Muyeres de Moal”, que se creó en 2002 y organiza numerosas actividades, cursillos y talleres que facilitan la integración intergeneracional de sus socias, la Asociación Cultural Moal que se funda en 2009 con el objetivo principal de reavivar las fiestas patronales de San Juliano y San Julianín y la Asociación Deportiva Moal que nace en 2012, y cuyo buque insignia es la Carrera de Montaña Puerta de Muniellos. Se trata de una carrera que discurre por el bosque de Moal, limítrofe a la reserva de Muniellos, y que desde 2015 tiene la participación restringida a trescientos dorsales, que se sortean entre los preinscritos, que suelen superar el millar. En los preparativos, las tres asociaciones se dividen el trabajo, desde las labores de limpieza y preparación del recorrido, hasta la preparación del avituallamiento de los deportistas y gestión de la barra del bar.

Los reyes de España en nombre de su hija Leonor, Princesa de Asturias, y presidenta de honor de la Fundación que lleva su nombre, han felicitado a Moal por el merecido galardón y han destacado la labor de las mencionadas asociaciones. Ahora, todo el concejo de Cangas del Narcea, encabezado por los vecinos de Moal, espera con impaciencia la visita de sus Majestades D. Felipe y Dª Letizia, tras la ceremonia solemne de entrega de los Premios Princesa de Asturias que se celebrará en Oviedo, muy probablemente, durante la segunda quincena del próximo mes de octubre.

¡Felicidades MOAL!

Orgullo cangués en: “La ciencia de la salud – Código Ictus”

Los cangueses Juan Miguel Macho (izda) y Daniel Martínez

La ciencia de la salud es un espacio que se adentra a lo largo de trece programas en las vidas y las historias de pacientes y médicos para ofrecer una mirada humana al fascinante mundo de la salud y la medicina. En definitiva, se trata de un programa sobre la vida.

En este programa, Código Ictus, emitido por TVE2 los protagonistas son unos cangueses ejemplares. Como paciente, Daniel Martínez, todo un ejemplo de superación con el papel fundamental de su familia, su esposa Mª Eugenia Rodríguez y sus hijas Elena y Julia; como médico, otro admirable cangués, gran profesional y mejor persona, Juan Miguel Macho Fernández, con más de 20 años de dedicación en exclusiva al tratamiento endovascular de patología vascular del sistema nervioso central.

Enhorabuena a todos por el programa y muchísimas gracias por enseñarnos tantas cosas en tan corto espacio de tiempo acerca de la vida, principalmente, pero también sobre una de las epidemias de la sociedad actual y la primera causa de dependencia en España. Cuando aparece el ictus, cada segundo que pasa puede marcar la diferencia.

Puedes ver el programa en el siguiente enlace: La ciencia de la salud – Código Ictus

Guía de las iglesias, monasterios y capillas del concejo de Cangas del Narcea

Fachada principal de la iglesia nueva de Cangas de Tineo, según Diego Ibáñez Pacheco, 20 de abril de 1642

El Tous pa Tous y el Ayuntamiento de Cangas del Narcea con la colaboración del Arziprestazgo del Acebo han editado una Guía de las iglesias y capillas del concejo de Cangas del Narcea. Su autor es Pelayo Fernández Fernández, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo y doctor desde 2014 con la tesis “Actividades escultóricas en la zona suroccidental de Asturias durante los siglos XVII y XVIII: los talleres de Cangas y Corias”. En este trabajo documentó la autoría de numerosos retablos de nuestro concejo, así como la construcción de iglesias y capillas que datan de esos siglos. Es un trabajo exhaustivo y muy extenso debido a las numerosas edificaciones religiosas que se conservan, desde los monumentales Monasterio de Corias e iglesia de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea hasta las modestas capillas de Santana y Santarbás del Mouro. La guía es una historia de Cangas del Narcea a través de estas simbólicas construcciones.

El oncólogo cangués, Pablo Martínez, prueba con éxito un anticuerpo para tratar el cáncer de cuello uterino

Pablo Martínez Rodríguez (Puenticiella, Cangas del Narcea, 1980)

Pablo Martínez Rodríguez, 37 años, natural de Cangas del Narcea, en concreto de casa Fraile en Puenticiella /Ponticiel.la, obtuvo la licenciatura en medicina en la Universidad de Oviedo en el año 2004 y el doctorado, diez años después, en la Universidad Autónoma de Barcelona.  Master de Oncología Molecular impartido por el “Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas” (CNIO), curso 2008-2010 y Master en Inmunología Avanzada por la Universidad de Barcelona, 2016. Ha sido médico residente en la especialidad de Oncología Médica desde mayo de 2005 hasta mayo de 2009 realizando el programa de formación en el Servicio de Oncología y Radioterapia del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona y obteniendo el título de médico especialista en Oncología Médica.

A partir de ahí ha adquirido una amplia experiencia profesional como médico adjunto de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron desde 1 de julio de 2009 hasta 2014, médico adjunto de Oncología Médica de la Clínica Diagonal, Barcelona, desde 2014 hasta 2016 y desde entonces Investigador y Asesor Científico especialista en Oncología Médica en el departamento de Oncología Médica del hospital asociado a Harvard University Dana-Farber Cancer Institute. Recientemente, nuestro joven oncólogo ha empezado un nuevo reto profesional en MedImmune, en Washington DC con la finalidad de seguir librando la batalla contra el cáncer.

Pablo Martínez ha experimentado un tratamiento que, con inmunoterapia, lucha de forma exitosa contra el cáncer de cuello de útero. Gracias al Pembrolizumab, un anticuerpo con grandes resultados en tumores de pulmón y de piel pero que no se había probado antes para frenar el cáncer de cérvix, explica que se podrá sustituir la quimioterapia en un futuro a corto plazo. «Estos fármacos no atacan al tumor, sino que estimulan al propio sistema inmunitario del paciente para destruirlo».

El objetivo que se plantearon los médicos en este estudio fue darle una oportunidad a una paciente española de 37 años, consciente plenamente de estar apostando por un fármaco que no estaba aprobado. «Estaba tan malita que apenas tenía unas semanas de vida», recuerda el Dr. Martínez quien ahora ve cómo, dos años después, todo ha servido para darle una “nueva vida”. El tratamiento al que la sometieron, llamado Pembrolizumab, se administra por vía intravenosa cada 21 días. La paciente presentó una mejoría en tan solo 10 días. «Fue increíble», recuerda el médico asturiano, al tiempo que confirma que, aunque el medicamento puede ocasionar eccema o diarreas, no hubo efectos secundarios», y reconoce que las posibilidades de complicación al trabajar con este fármaco no superan el 2%.

La utilización del Pembrolizumab en la cura del cáncer supone un gran avance en cuanto al futuro de la oncología. Actualmente, se está aplicando a nivel internacional a una muestra mayor, antes de pasarse a su comercialización.

Esta investigación ha sido publicada recientemente en la revista Future Medicine, una publicación de Future Science Group, editorial progresiva centrada en la investigación médica, biotecnológica y científica de vanguardia.

En el artículo publicado, Pablo Martínez y su compañero Josep María del Campo explican que, «no se conoce una cura definitiva para el carcinoma cervical recurrente, persistente o metastásico. La quimioterapia sigue siendo el tratamiento estándar, aunque las opciones disponibles son escasas y no proporcionan resultados satisfactorios. Los inhibidores del punto de control inmunológico han mostrado una respuesta fuerte y prolongada en varios tipos de cáncer, aunque solo en un subconjunto de pacientes. Definir el perfil de los pacientes que probablemente se beneficien de dicho tratamiento es un tema de investigación activa. Aquí, presentamos un caso de un paciente muy pretratado con carcinoma de células escamosas avanzado recurrente del cuello uterino que había agotado todas las opciones de tratamiento disponibles y mostró una sorprendente respuesta al pembrolizumab inhibidor del punto de control inmune.»

Los buenos resultados obtenidos permitirán al joven oncólogo cangués desarrollar un ensayo clínico más amplio. ¡Enhorabuena!


Noticia RTPA:

Federico Granell en el taller de los oscuros

La Revista Clarín en su número 123, de mayo-junio 2016, dedica su portada y varias páginas a desentrañar la obra del artista plástico Federico Granell (Cangas del Narcea, 1974) .

En palabras de César Iglesias, autor del artículo que incorporamos ahora a la Biblioteca Digital del Tous pa Tous, “Granell nos lleva remitiendo sus postcards desde que se inició con los lápices y sus moleskines adolescentes en esa región singular de la República del Poniente ibérico que es el suroccidente asturiano. Allí, a finales de los años ochenta del pasado siglo, empezó a atrapar las sombras de los tejados de pizarra, los destellos de los árboles sagrados de Muniellos, los perfiles del humo triste de las chimeneas de carbón, los atardeceres de los viñedos en cuesta, donde los racimos de carrasquín y alvarín ofrecen su fulgor tanino, y los colores de los cielos imposibles de un territorio donde la luz reescribe su biografía a cada instante”.

En el siguiente enlace se puede consultar esta particular presentación de la pintura del cangués Federico Granell.

 

El pepito de ternera del bar Blanco, subcampeón de España en Valladolid

Pepe Ron y Carmen Cuervo recogiendo el premio en Valladolid

El bar Blanco de Cangas con su pepito de ternera, ha conseguido el segundo premio en la final del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas que se celebró esta semana en Valladolid. Ayer concluía la cata de las tapas presentadas por un total de 48 finalistas procedentes de toda España que aspiraban a hacerse con el título que reconoce al mejor pincho del país y hoy conocimos las conclusiones del jurado presidido por el televisivo Alberto Chicote.

La apuesta de Pepe Ron para esta decimotercera edición del certamen se ha basado en todo un clásico de la barra de bar, que nuestro cocinero más popular ha versionado y presentado junto a una escultura que representa el esqueleto de una vaca, obra del artista y artesano de Navelgas, César Castaño, quien además es amigo del chef. La creación es un guiño al animal que aporta el ingrediente principal con el que se elabora esta tapa.

Pepe Ron ultima con ayuda de Carmen Cuervo la elaboración del ‘Pepito de ternera Blanco 2017’ con el que el bar Blanco ha conseguido el segundo premio del Concurso de Nacional de Pinchos de Valladolid

Tal y como explicó Pepe Ron en la presentación —acompañado por Carmen Cuervo, a la que Pepín definió como su mano derecha tras tres años trabajando en la casa—, su apuesta se basa en ofrecer otra forma de entender el bocadillo de filete. Para ello, comentó, han recurrido al pan ‘airbag’ que le da un toque crujiente y sutil, relleno con steak tartar de solomillo de ternera de Cangas del Narcea, «como no podía ser de otra manera», en palabras del chef, y con un aliño potente, sabroso y con chispa y acabado con un pétalo de cebolla negra fermentada, una alcaparra y piparra encurtida también. Pepín explicó  que su versión del pepito de ternera se come de un bocado, como máximo dos.

El pepito de ternera Blanco 2017 ya se puede degustar estos días en el restaurante La Criolla de Valladolid y este fin de semana lo tendremos en Cangas.

Felicidades a toda esa gran familia del bar Blanco de la calle Mayor de Cangas del Narcea y en especial a Pepe y Carmen por su gran trabajo en la capital castellano-leonesa, volviendo a poner el nombre de nuestro concejo en lo más alto el sector gastronómico español y como no, en boca de todos.

El párroco Jesús Bayón medalla de oro de la Sociedad de Artesanos 2017

Don Jesus Bayón, procesión del Carmen 2012. Foto: J.R. Puerto

Don Jesús Bayón Fernández, párroco de la villa de Cangas del Narcea, fue ordenado sacerdote en 1966 y llegó a Cangas en junio de 1979. Con la de este año serán 39 Descargas consecutivas de las fiestas del Carmen cangués, siendo el encargado de oficiar sus correspondientes novenas a Nuestra Señora del Carmen en la capilla de Ambasaguas, sus misas y sus procesiones tanto matutinas como vespertinas.

Es precisamente la procesión vespertina de cada 16 de julio la que da origen en Cangas del Narcea a La Descarga de la Sociedad de Artesanos, popular oración de pólvora que el pueblo cangués dedica todos los años a la Virgen del Carmen el día de su onomástica.

La primera Descarga de don Jesús como párroco de Cangas del Narcea y como socio de la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen fue la del año 1979, recordada por todos por ser la del famoso hongo. Él la recuerda como «aquella en la que explotó la máquina».

Cangas del Narcea, LA DESCARGA, 1979. Descarga histórica que se recuerda como La Descarga del HONGO.

Siempre que la Sociedad de Artesanos precisó de su ayuda y colaboración, sobre todo los años que las inclemencias metereológicas obligaban a retrasar o incluso suspender el disparo pirotécnico, obtuvo de don Jesús su predisposición y apoyo incondicional.

Recuerda el presidente de Artesanos, Juan Manuel Fernández, «el último año que tuvimos que suspender el disparo de La Descarga, pues no paraba de llover, nos presentamos tres miembros de la junta directiva en el bar Riesco, donde sabemos que él acude a comer todos los días, con una mojadura como si hubiésemos caído al río y antes de llegar a decirle nada, con esa humildad y esa sonrisa afable que le caracteriza nos dice: ya sé a lo que venís, no hay ningún problema, miráis a ver que día os viene bien para celebrar la misa y el disparo de La Descarga».

Este ejemplo, entre otros muchos, y el cariño y colaboración que don Jesús siempre demostró a la Sociedad de Artesanos han hecho este año que su junta directiva, por unanimidad, haya considerado al párroco de la villa de Cangas merecedor de la medalla de oro de la Sociedad.

«Soy “artesano” desde que llegué hace ya treinte y ocho años», presume el párroco. «Vi que todos los paisanos del pueblo eran socios y yo también quise formar parte de ello, no iba a estar en Cangas y no ser de Artesanos», apunta. «Cangas tiene una capacidad de acogida increíble. Desde 1642 que se construyó esta Basílica, hubo solo 18 párrocos. Eso significa que estamos contentos aquí, sino hubiésemos escapado», dice entre risas.

«Cuando me lo anunciaron les dije que si no conocían a nadie con más méritos. Fue una sorpresa grata», cuenta emocionado el párroco,  «cualquier cosa que venga de la Sociedad de Artesanos tiene un valor añadido, es una institución muy arraigada en el concejo con más de cien años de historia».

La medalla le será impuesta en un acto que tendrá lugar en el auditorio de la Casa de Cultura “Palacio de Omaña” el próximo día 7 de julio, después de la celebración de la primera novena a la Virgen del Carmen. Su deseo para las próximas fiestas es que sean «en paz».