Museo de Bellas Artes de Asturias: «Filandón en Monasterio de Hermo»

Filandón en Monasterio de Hermo (Óleo sobre tabla, 1872). Luis Álvarez Catalá (Madrid, 1836-1901)

En el verano de 1872, el pintor Luis Álvarez Catalá (Madrid, 1836-1901) realizó durante una estancia en el pueblo natal de su padre la obra «Filandón en Monasterio de Hermo», adquirida en 1989 por el Museo de Bellas Artes de Asturias, y una de las obras más destacadas del fondo de arte asturiano del siglo XIX. Actualmente, esta pintura, de gran preciosismo, forma parte de la exposición «Escanciando. Representaciones de la sidra asturiana en las artes plásticas», alojada en la planta -1 del Edificio Ampliación.

La escena representada está protagonizada por una serie de personajes, entre ellos el mismo Álvarez Catalá, autorretratado en el cuadro, que se reúnen en torno al fuego de la l.lariega o cocina de la casa familiar del pintor, en la localidad asturiana de Monasterio de Hermo (Cangas del Narcea). El espectador contempla así, en una misma escena, la variedad de actividades, actitudes y conversaciones que se desarrollan en el llamado filandón, con mujeres hilando mientras otras personas cantan, tocan instrumentos o se entregan a diversas labores tradicionales del territorio asturiano.

Todo ello aparece reflejado con absoluta minuciosidad, con una factura casi preciosista que, aplicada en una obra costumbrista, incide en destacar los vestidos de los personajes y los objetos que hacen referencia a las actividades artesanales asturianas y a su ajuar doméstico, como las madreñas del primer plano o los útiles apoyados sobre la viga del techo.

Debido a su ambientación y a los recursos empleados por el artista, la obra transmite una sensación de ambiente intimista muy interesante y lograda. Esta armonía e intimismo de la imagen, unidos a la riqueza formal y descriptiva de la pincelada, sugieren una influencia de la pintura flamenca y holandesa del siglo XVII, de la que Álvarez Catalá era amplio conocedor por sus diversos viajes y estudios académicos. Sin embargo, destacada al convertirse en un emotivo manifiesto de los recuerdos de infancia del propio artista, quien contemplaría repetidas veces escenas similares a ésta; imágenes retenidas en su memoria como la que inmortaliza en esta tabla.

Fuente: Museo de Bellas Artes de Asturias


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