Planos de la iglesia nueva o colegiata de la villa de Cangas del Narcea, 1642
Con motivo del pleito entablado entre la casa de Omaña y la de los Queipo de Llano por el traslado de la parroquialidad de la vieja iglesia de Cangas del Narcea a la nueva construida con el dinero enviado por don Fernando de Llano Valdés (Cangas de Tineo, 1575 – Madrid, 1639), el maestro de obras del nuevo templo, Diego Ibáñez Pacheco, dibujó la planta, sección y alzados de las dos construcciones protagonistas de este enfrentamiento. En el caso de la iglesia nueva, Ibáñez Pacheco envió unas copias de los dibujos del proyecto original realizado por el arquitecto Bartolomé Fernandez Lechuga. El proyecto se modificará durante la construcción del edificio, de modo que en los planos no aparecen la sacristía ni las capillas laterales que se levantaron en 1642 y que hoy conocemos.
Fernandez Lechuga era natural de Baeza (Jaén), trabajó mucho y bien en Galicia y el 31 de diciembre de 1637 fue nombrado por el rey maestro mayor de las obras de La Alhambra de Granada; falleció en 1645. Ibáñez Pacheco era de Noja, en Cantabria, y fue uno de los muchos canteros y maestros de obras de esa provincia que en los siglos XVII y XVIII trabajaron en Asturias y Galicia; murió entre 1666 y 1668. Los dibujos de la iglesia nueva se conservan, junto a los de la iglesia vieja, en el Archivo General de Simancas, Patronato Eclesiástico, legajo 253.
La nueva iglesia empezó a construirse a mediados de 1639 y se consagró el 4 de septiembre de 1642. Es un magnifico edificio de proporciones monumentales, construido con abundante piedra de sillería. En su época, y si excluimos la catedral y algunos templos monásticos, como los de Corias y San Vicente de Oviedo, fue, sin duda, uno de los mejores edificios religiosos asturianos solo superado por la colegiata de Salas.
Bartolomé Fernandez Lechuga concibió un templo de orden toscano, con una sola nave y capillas-nicho abiertas entre contrafuertes, crucero muy desarrollado en anchura y triple cabecera de perfiles rectos; las cubiertas, abovedadas en su totalidad, con cúpula cerrando el tramo central del crucero. Sin embargo, las capillas-hornacina de la nave no llegaron a ejecutarse, dejando sitio a autenticas capillas laterales. Para completar esta noticia véase en nuestra Biblioteca Canguesa el documentado artículo de Javier González Santos, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo: “La iglesia de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea”.
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