Cangas del Narcea en el siglo XVIII

De la Geografía Moderna, escrita en francés por el Abad Nicollé de la Croix. Traducida y aumentada con una Geografía Nueva de España, por el Doctor don Josef Jordan Frago, doctoral de la Real Capilla del Convento de la Encarnación de esta Corte. Madrid, MDCCLXXIX.

CANGAS DE TINEO: Villa de 383 personas, y cabeza del Concejo de su nombre, con Señorío de otras jurisdicciones, distante como un quarto de legua del Monasterio de Corias, de la Congregación de San Benito; está situada sobre el río Narcea, que unido al llamado Coto en el puente, riega toda la campiña de Mediodía á Norte, la qual produce trigo, centeno, maíz, vino para el consumo, frutas admirables; y si se ingertasen los acebuches, de que hay mucha abundancia, quizá darían aceyte mas que para el gasto de los naturales. En los prados hay bastante ganado vacuno, caballar y lanar, caza mayor y menor; el queso, manteca, pescados de sus ríos son especiales. Las calles están empedradas, y hay tres plazas, una Iglesia Colegiata, que es la Parroquia, un Convento de Monjas, Hospital, cinco Casas-Palacios de buena arquitectura, dos excelentes paseos bien arboleados. Se tiene por cierto, que en el distrito del Concejo de esta Villa hay canteras de amianto, conocida de los naturales con el nombre de piedra Quemona; y también cristal de roca, que llaman los del país vulgarmente, diamantes.



 

Alumnos del IES Cangas del Narcea visitan la exposición «Amador, de vuelta»

El pasado miércoles 21 de febrero el alumnado de Expresión Artística de 4º de ESO del IES Cangas del Narcea participó en una visita guiada a la exposición «Amador, de vuelta» en la Casa de Cultura «Palacio de Omaña» de Cangas del Narcea.

Gracias a la interesante y amena presentación de José Ramón Puerto, uno de los comisarios de la exposición, los asistentes nos acercamos a la trayectoria de este escultor cangués del que nuestro alumnado no tenía conocimiento con anterioridad. Sus explicaciones nos ayudaron a comprender y valorar las piezas expuestas, y concretamente, a observar las referencias matemáticas y geométricas presentes en ellas.

Además, se improvisó un pequeño debate sobre la realidad que rodea a los artistas, tanto en el pasado como en la actualidad, lo que sin duda habrá hecho reflexionar a estos jóvenes con inquietudes artísticas. Antes de regresar al centro educativo, visitamos la escultura de Fernando Alba para comprobar “in situ” el comentario que sobre la misma nos había hecho J.R. Puerto, al que agradecemos enormemente que haya compartido su sabiduría y tiempo con nosotros.

 

De un extremo a otro de España. Viaje al Sur por la Ruta de la Plata

Ruta Lagunas de Fasgueo (Valdeprado, León)

Saliendo de mi zona de confort en Cangas del Narcea, me apetece hacer una ruta larga que atraviese España de norte a sur. Esta vez no podrá acompañarme mi perrita Sena y tampoco podré describir todo lo que veo a mi paso, pues sería demasiado denso el artículo y demasiado largo. Es tan grande la historia y tan bonitos los paisajes de esta ruta, que solo podré concentrarme en detalles puntuales. Me concentraré en el sur, ese sur al que cantaba la italiana Rafaela Carrá con el estribillo: «para hacer bien el amor hay que venir al sur», y yo añadiría, que para vivir con alegría también hay que venir al sur, a disfrutar de esas noches claras y días azules que iluminan esa zona. En el sur, uno también se empapa de esa forma de ver la vida que tiene su gente, que celebra siempre que puede cualquier acontecimiento con alegría.

Sin más preámbulos, parto de Santa Eulalia, atravesando un pequeño túnel que orada las entrañas del puerto del Rañadoiro y sale al pueblo de Larón. Sigo esta sinuosa carretera y en Cerredo giro hacia la derecha, por la antigua carretera que llevaba el carbón de la mina Coto Cortés a la térmica de Anllares. Siguiendo esta carretera, a la altura de la Braña de Susañe dejo a mi derecha la espectacular ruta que lleva a la laguna de Fasgueo. Me sigo deslizando como una culebra por la carretera nacional que me comunica con la autovía denominada A6 a la altura de Bembibre. La llegada a esta autovía tranquiliza mi cuerpo, que está un poco alterado por el recorrido de montaña rusa que tenemos para salir de nuestra zona occidental asturiana.

Algo cambia cuando uno va en dirección hacia el sur. En este viaje cruzaré España de norte a sur y me concentraré en la provincia de Cádiz, más concretamente en la preciosa ciudad de Medina Sidonia. Desde aquí recorreré sus contornos, visitando los pueblos blancos de la sierra de Cádiz y parte de su costa.

Picos de Europa. Detalle: Puente de Cangas de Onís.

Todo este trayecto trascurre por la denominada Ruta Vía de la Plata, tantas veces transitada en la historia. Seguro que esta ruta mantiene en su esencia recuerdos de paisajes, conquistas, comercio, minería, arte, vida y muerte. Ruta de la Plata que vertebra todo el occidente peninsular (sur-norte, norte-sur). La actual autovía se desliza por este territorio interseccionando en muchos puntos  con la antigua calzada romana que unía Mérida con Astorga. Esto demuestra que esta comunicación siempre fue estratégica, desde los tiempos de Roma, para salvar grandes obstáculos naturales. Fue fundamental para el rápido movimiento de tropas, conquista territorial y control de materias primas. Vertebro desde épocas Romanas todo este eje occidental Cádiz (Gades), Sevilla (Híspalis), Mérida (Augusta Emérita), Cáceres (Castra Caecilia), León ( Legio VI y VII), Oviedo y Gijón. Esta ruta ha sido desde siempre un puente entre los continentes de Europa y África, y se podía añadir también el continente americano, ya que esta era la salida natural para comunicarse desde el interior de España con Sevilla y Cádiz, desde donde se embarcaba hacia América después del descubrimiento de Colón.

Sería demasiado denso enumerar los múltiples sucesos que acontecieron a lo largo de la historia por este camino o ruta por la que viajo, pero siendo asturiano y partiendo de la provincia donde se empezó la Reconquista, estoy obligado a rememorar tiempos convulsos. Iré fijándome en los lugares que significaron algo en el avance de los ejércitos cristianos, que necesitaron siete siglos para reconquistar estas tierras a los musulmanes.

Picos de Europa. Naranjo de Bulnes (Pico Urriellu)

También debo recordar la gesta  de aquel grupo de irreductibles que se opusieron en la batalla de Covadonga a una arrolladora fuerza musulmana, empezando el germen de la reconquista que duraría 770 años. Hay diferentes corrientes de como denominar este hecho, si batalla o si escaramuza. Fuera lo que fuera, con ese enfrentamiento por primera vez el ejército musulmán es vencido y tiene que retroceder. Covadonga es el lugar desde el que Pelayo dirigió la batalla contra los musulmanes que habían arruinado el reino visigodo. Fue el primer dique de contención que detuvo el avance musulmán, y esto fue antes que la notable batalla de Poitiers.

Ningún territorio ocupado por el Islam en los siglos VII y VIII fue capaz de expulsar a los invasores, excepto la península ibérica, y todo empezó aquí,  en Asturias. En una pequeña cueva del entorno de Cangas de Onís, D. Pelayo y un pequeño grupo de rebeldes se enfrentan a las tropas sarracenas, comandadas por Al Qama, en la denominada batalla de Covadonga, año 722. Pelayo infringe una completa derrota a los musulmanes, teniendo estos que retirarse como pudieron por los abruptos Picos de Europa, exponiéndose a todo género de emboscadas. Se cuenta que por Amuesa salieron a Cosgaya, y allí fue el remate final de las tropas que huían. El orgulloso ejército que quedaba de la batalla de Covadonga marchaba con el rabo entre las piernas y aquí terminó aniquilado por los asnos salvajes, como llamaron a aquellos asturianos las crónicas musulmanas. El General Al Qama y el obispo Oppas mueren en este episodio, más tarde Mumuza escapa de Gijón y también es sentenciado.

Plaza de España en Medina Sidonia (Cádiz)

Todo esto ocurrió entorno a un minúsculo núcleo de resistencia rural, que en aquel momento fue equivalente al enfrentamiento de Leónidas con sus 300 espartanos en la   batalla de las Termopilas;  pues estos asturianos también eran muy pocos y se enfrentaban a un poderoso poder invasor que se presentaba con una gran voluntad de dominación. No fue fácil la vida a partir de esta batalla. Desde ese mismo momento, este pequeño entorno de resistencia asturiana, fue año tras año defendiéndose de   las  denominadas aceifas musulmanas  que sembraban los campos de esclavitud y muerte, intentando doblegar esta incipiente resistencia Asturiana. Pero este pequeño reducto no solo consiguió sobrevivir, sino que fue minando este poder invasor durante 200 años, logrando desplazar las fronteras hacia el sur e  incorporando a los otros pueblos cristianos de la cornisa Cantábrica, repoblando las tierras llanas y  manteniendo a raya al enemigo musulmán.

Picos de Europa. Lago Enol, 1.070 m.

Con el último rey asturiano —Alfonso III–, la expansión del reino abarcaba ya desde el río Duero hasta el mar Cantábrico, desde las costas atlánticas de Galicia y Portugal hasta las sierras de Álava y Soria. Estos reyes astures se consideraban continuadores de los monarcas visigodos de Toledo y continuaron la recuperación de las tierras usurpadas por los musulmanes. Alfonso I, Alfonso II y los demás reyes asturianos, continuaron con mucho esfuerzo esta  reconquista; pero quien le dio un gran impulso fue Alfonso III el Magno, que infringió contundentes victorias al emirato cordobés expandiendo las fronteras cristianas. Llevó la frontera hasta el Duero, Coímbra, Zamora, Valladolid y tierra de Campos. Este rey emprendió una ambiciosa política de repoblación, consolidó la frontera sur del reino y las defensas de todo el territorio, fue un gran promotor de la cultura y de las artes,  también era un batallador incansable. Aquellos reyes se ponían al frente de las tropas que lideraban, vivían encima de un caballo y dentro de una armadura de malla, estaban siempre en  alerta a  cualquier incursión del enemigo por la frontera, y, cuando podían, avanzaban ellos incursionando la frontera enemiga. Una muestra de esto es una incursión, propia de una aventura excepcional, en la que Alfonso recorrió con su ejército asturiano la increíble distancia de 800 Km hacia el sur, empezando en León, desviándose hasta Toledo, para seguir hasta Zafra, siguió cabalgando y ondeo su bandera a poca distancia de Córdoba. Tenemos que imaginarnos como debían  de ser estas cabalgadas, vestidos con cotas de malla, sin aire acondicionado, con un peligro constante de ser atacados por estar en territorio enemigo y cabalgando nada menos que 800 km. Como para quejarme yo del viaje en mi coche con todas las comodidades actuales.

Grazalema (Cádiz).

Tras la primera batalla liderada por Pelayo en Covadonga, vinieron muchas más lideradas por los sucesivos reyes asturianos. Con el último de estos reyes, Alfonso III el Magno, se cumplen dos siglos de este episodio fundacional de Covadonga. En estos dos primeros siglos solo el reino cristiano de Asturias está resistiendo la embestida del islam y reivindicando la herencia de la corona goda. Los demás reinos vinieron después. En los siglos siguientes ocurrieron muchas cosas en España: la unificación de Castilla y Aragón, la toma de Granada, el descubrimiento de América, el siglo de Oro español, etc.; nada de todo esto ocurriría sin el esforzado impulso de aquel reino asturiano.

En el año 931 Ramiro II  se corona como rey de León y empieza otra etapa de la reconquista hacia el sur. Este rey continúa la expansión cristiana, siendo considerado un rey con mucho talento y energía. Sus enemigos musulmanes lo llamaban «el diablo» por lo feroz que era en el combate.

Esta ruta por la que transito hacia el sur, seguro que fue el primer teatro de operaciones del dominio musulmán entre los años 711 y 714. Del mismo modo que esta comunicación sirvió para los movimientos militares de los musulmanes en su invasión, también sirvió para las campañas de reconquista de los cristianos en su bajada desde el norte hacia el sur.

Con Fernando III se toma Mérida (1230), Zafra (1241) y Montemolín (1246). Con la ayuda de los caballeros de Santiago se toma Sevilla (1248) y finalmente Alfonso XI conquista Algeciras (1344), quedando todo este corredor occidental por donde discurre la vía Ruta de la Plata bajo el dominio cristiano.

Es increíble, a medida que avanzo por esta autovía y voy rememorando toda esta gesta, me imagino ver pasar hacia arriba apartándose de mi coche a los grandes ejércitos musulmanes, veo llanuras y tierras de color rojo en los taludes,—algún iluminado geólogo dirá que son arcillas con óxidos de hierro, tipo hematita, pero yo creo que es tierra normal que aún conserva parte de la sangre derramada en los siglos de enfrentamiento de esta reconquista hacia el sur–. Digo  sangre derramada, porque fue así, como muestra de esto se pueden recordar las cincuenta y seis campañas militares que dirigió Abi Amir Muhammad (más conocido como Almanzor) contra los reinos cristianos. Almanzor era conocido como uno de los caudillos más sádicos del Islam. Conquistó Zamora, y después de una gran matanza, entro en Córdoba con nueve mil cautivos que iban sujetos con cuerdas cada cincuenta hombres. Destruyó la ciudad de Santiago de Compostela, hizo añicos la ciudad de Barcelona, arrasó Pamplona y León. En Barcelona utilizó almajaneques (catapultas), con las que lanzaba cabezas de cristianos a un ritmo de mil por día contra la ciudad.  Después de traspasar los muros de resistencia, pasó a cuchillo a los hombres, esclavizó a las mujeres, a los niños, y, para finalizar, incendió todas las viviendas de la ciudad.

Almanzor nunca se atrevió a entrar en Asturias, anduvo arrasando los alrededores, pero procuraba no entrar en los intrincados valles asturianos, aquí sabía que las cosas se le podían poner mal. Bueno, esto último, una vez más lo recalco «porque me presta», como decimos por aquí. Estas invasiones no dejan dudas, no había bromas, o matabas o te mataban, te defendías o te eliminaban tu forma de vida. Algo raro está ocurriendo actualmente cuando en algunos círculos se está contando la historia del mundo con conceptos presentistas, trasformando la realidad de los hechos con criterios actuales. Lo que está claro, es que en aquella época, ninguna de las dos partes —tanto la cristiana como la musulmana–, andaban con florituras.

Ruinas romanas en Mérida (Badajoz).

Ya pasé Astorga y Salamanca de refilón, y viajo por la autovía A-66 dirección a Mérida. A la altura de Guijuelo me paro para desayunar. Este es un momento muy especial y lo hay que saborear con tiempo. Un buen café, acompañado de unas tostadas de pan con aceite y ese jamón que ofrecen por esta zona que es tan especial, yo diría que incluso es medicinal, deberían los médicos recetarlo para alegrar el día a la gente, y esto sería ideal pues entraría por la Seguridad Social y su precio saldría un poco más barato.

Sigo camino y me acerco a Mérida, patrimonio de la UNESCO. Aquí  no puedo entretenerme en historias, ya no lo hice en Astorga ni en Salamanca, pues sería larguísimo de contar. Mérida tiene más de 2000 años de antigüedad fue fundada por el emperador Octavio Augusto en el año 25 a. C. para acoger a los soldados que luchaban en el norte en las guerras Cántabras. ¡Qué manía tenían siempre todos los Imperios intentando someter a los que vivíamos en paz en nuestros verdes valles del norte!

Tumba de Cristóbal Colón en la Catedral de Sevilla (lado derecho del crucero).

Sigo la autovía en dirección a Sevilla, pero en este tramo tengo tiempo suficiente para rememorar en mi imaginación la definitiva batalla que marcó la aceleración de la decadencia musulmana y afianzó el triunfo de los reyes cristianos que consiguen controlar definitivamente los pasos de Castilla hacia Andalucía. Esta batalla es un punto de inflexión que neutralizó el peligro musulmán hacia España y hacia Europa.

La batalla ocurrió en Sierra Morena, en las inmediaciones de la localidad jienense de Santa Elena, la Batalla de las Navas de Tolosa. Aquí el ejércitos cristianos en el año 1212, infringieron un duro golpe al poder musulmán. Este enfrentamiento fue posiblemente el más numeroso librado hasta esa fecha en tierras españolas. Se considera que se enfrentaron cien mil musulmanes contra setenta mil cristianos. Hay que tener en cuenta que del lado cristiano participaban casi todos los reyes de España a los que se sumaban caballeros de León y Portugal. Algunos cruzados europeos se sumaron al principio pero, a la hora de la verdad, dejaron a los españoles solos ante el peligro. Bien…, pues en esta decisiva batalla, el ejército cristiano derrota al mayor ejercito musulmán que había aparecido hasta entonces en Europa. El enfrentamiento tuvo comienzos de fracaso para los cristianos, pero la carga de los tres reyes, el de Castilla, el de Aragón y el de Navarra, fue decisiva. Una vez más se ve como aquellos reyes se ponían al frente en los momentos críticos, arriesgando sus vidas. Como prueba ahí están las palabras que el rey Alfonso VIII le dice al arzobispo de Toledo, Jiménez de Rada, que estaba a su lado: «Arzobispo, vos y yo aquí muramos».  El rey Alfonso VIII se pone al frente de la caballería arrollando a las líneas moras. Posteriormente los cristianos traspasan las defensas musulmanas, creándose otros momentos decisivos para la batalla como la rotura de las cadenas que protegían al Miramamolín. La tradición dice que fue el rey Sancho VII de Navarra el primero en llegar y romper estas cadenas. El califa Muhammad  an –Nasir, conocido con el sobrenombre de Miramamolín, derrotado, se dice que huyó a toda prisa a lomos de lo primero que encontró, que era un burro. ¡Qué gente!, ¡qué personajes!; miremos hoy a nuestro alrededor e intentemos ver algún líder que exponga su vida con tanta decisión para  un bien común como lo hacía aquella gente, no penséis más…, no los hay. Esta batalla de las Navas de Tolosa fue una de las más sangrientas de la Edad Media, se estima que murieron 20.000 árabes y 12.000 cristianos.

Medina Sidonia (Cádiz)

Sigo la ruta por esta autovía que me lleva hacia el sur, escucho música de Manu Chao, y al frente ya diviso Sevilla. Aquí no se puede pasar tangente a la ciudad, aquí hay que atravesarla y sería una aberración pasar de largo y no visitarla. Para contar su historia habría que escribir muchas páginas, pero no hace falta, sólo con visitar sus calles y monumentos, la historia se cuenta sola.

Empezaré visitando su catedral, me acerco y ya veo sus enormes proporciones. Se dice que ocupa una superficie de dos hectáreas. Esto le da título de estar entre las catedrales más grandes de la cristiandad. En su interior las dimensiones también son espectaculares, el retablo mayor está considerado como el más grande de la cristiandad. Enfrente de este retablo uno se da cuenta que no se escatimó en nada, aquí todo fue hecho a lo grande. Viendo todo esto, me imagino el esfuerzo técnico y económico que se tuvo que hacer para conseguir esta belleza arquitectónica. Sigo disfrutando de todo lo que me ofrece y de repente veo un cortejo fúnebre de reyes que llevan al hombro un féretro que porta un personaje ilustre, cuando me acerco, veo que este personaje es ni más ni menos que Cristóbal Colón, Almirante del Mar Océano, descubridor del nuevo mundo y uno de los mejores marinos de su época. Un sevillano que encuentro me dice que estos restos fueron traídos de Cuba por el Ayuntamiento de Sevilla. Posteriormente estos restos fueron reclamados por el país caribeño, y se dice que Alfonso XII envió a Cuba una tumba muy recargada de florituras con los huesos de un perro mastín en su interior. Escucho el cuento y lo tomo con reservas. Evidentemente, Colón se quedó aquí en esta catedral, y hoy se puede visitar su espectacular mausoleo, que está cargado de una gran simbología.

Réplica de la Nao Victoria en el Guadalquivir. Detalle: mestizaje en la América española.

No me muevo ni unos pasos y veo una placa conmemorativa y una nota explicativa que dice:

«El 10 de agosto de 1519, se anunció en esta ciudad la partida de una expedición  formada por cinco barcos y 234 tripulantes, organizada y dirigida por Hernando de Magallanes. El 8 de septiembre de 1522 ancló en el mismo lugar de la partida, la nao Victoria en la que los 18 supervivientes habían completado, bajo el mando de Juan Sebastián Elcano, la primera vuelta al mundo.
En Acción  de Gracias, acudieron a orar ante esta imagen de Santa María de la Antigua, que entonces estaba donde hoy vemos la reja y donde se sitúa esta placa conmemorativa de aquella hazaña

Estoy encantado, está claro que esta ciudad no me va a dejar indiferente. Bajo desde Asturias rememorando la reconquista y aquí todo me traslada a una aventura aún mayor, el descubrimiento del nuevo mundo. Cada paso que sigo dando por esta ciudad, está lleno de información de lo que fue esta aventura. Queda claro que Sevilla fue con el descubrimiento del nuevo mundo la ciudad más cosmopolita de aquella época y muchos de sus edificios así lo indican.

Playa de Bolonia (Tarifa, Cádiz)

Salgo de la catedral y doblando la esquina aparece la torre campanario de esta catedral, «La Giralda», este emblemático edificio de unos 800 años de antigüedad ha resistido conquistas, guerras, revoluciones y hasta terremotos. Ideada por musulmanes y reformada por cristianos, conserva la huella de ambas civilizaciones. Hago una pequeña visita a su campanario desde donde disfruto de  una panorámica de 360 grados de la ciudad de Sevilla. Abajo también veo calles llenas de bullicio y de un gran ambiente.

Salgo a la calle y rápido veo el edificio que contiene el Archivo General de Indias. Este edificio centraliza toda la documentación referente a la administración de los territorios del nuevo mundo, tiene una riqueza documental descomunal y es patrimonio de la humanidad. Conserva unos 43.000 legajos, que suman aproximadamente 80 millones de páginas y 8.000 mapas con dibujos de todo tipo. Muchos de estos mapas, sitúan geográficamente el mundo con el que chocaron aquellas carabelas en su ruta hacia las Indias.

Plaza de España en Sevilla.

Todo este contorno de la catedral no deja de contar historias, sigo andando y paso al lado de lo que fue la Casa de la Contratación de Sevilla. Este era un organismo creado por la monarquía española en 1503, para regular el comercio y la navegación entre España y América; tenía la función de dotar a los navegantes de los instrumentos necesarios y recoger de los mismos toda la información que tenían de las tierras que iban descubriendo. Esta información se iba plasmando en cartas geográficas. Los funcionarios de esta casa aparejaban las flotas, compraban mercancías, daban instrucciones a los navíos, fomentaban el trato con las Indias, estaban atentos a las necesidades de Ultramar y cuidaban el registro de todas las embarcaciones. Como se puede ver, esto en aquellos tiempos ya era un sistema de organización perfecto.

Un sevillano que me ve tan interesado en estas cosas, me dice algo inesperado, me dice que había una universidad donde se formaban a los pilotos que surcaban los mares, me da instrucciones y me dirige hacia el Palacio de San Telmo.

De nuevo me veo enfrente de un espectacular edificio que hoy es sede presidencial de la Junta de Andalucía. Este edificio barroco con cuatro torres, capilla y jardines, fue construido por orden real para formar a nuevos pilotos en el arte de la navegación. Aquí aprendían todo tipo de disciplinas relacionadas con la navegación: matemáticas, cosmografía, artillería, maniobras de navegación, dibujo, uso de instrumentos de navegación, uso de cartas de navegación, etc. Los alumnos adquirían estos conocimientos teóricos y posteriormente embarcaban en los navíos que surcaban  las rutas americanas para completar su formación.

Toros bravos en Medina Sidonia (Cádiz).

De este instituto salieron capitanes y pilotos que participaron activamente en el tráfico  de la Carrera de Indias. Esto de la Carrera de Indias es otra historia impresionante, pero no la contaré pues se hace la visita eterna. Solo puntualizaré que esta Carrera de Indias estaba organizada con la precisión de un reloj suizo, y abarcaba un conjunto  de rutas que unían Castilla con sus virreinatos americanos. Esta comunicación funcionó a la perfección conectando personas, mercancías, dinero, objetos, información y cultura entre continentes.

Catedral de Sevilla, templo católico de estilo gótico.

La flota de Indias por el Océano Atlántico se enlazaba con el Galeón de Manila, que conectaba Manila con Acapulco por el Océano Pacífico, cerrando un comercio global desde Sevilla o Cádiz hasta Asia, pasando por América. Esto, como dije, es otra historia impresionante que sería muy larga de contar. Solo añadiré que estos marinos españoles fueron los que hicieron la primera globalización del mundo. También añadiré que después de ver estos edificios que visito en la ciudad de Sevilla, donde se organizaba perfectamente con conocimiento, con rigor, con técnica la administración de este nuevo mundo,  llego a la conclusión de que alguien nos contó esta historia un poco distorsionada, dándonos una imagen de los españoles oscura y mal organizada, describiéndonos a los españoles de aquella época como personas incultas, impulsivas y violentas. Basta ver estas pruebas que encierran estos edificios sevillanos para contrarrestar esta maldita leyenda negra que nos persigue. Éramos los más punteros en organización y conocimiento de aquella época, teníamos la moneda más fuerte del mundo, el doblón de a ocho, moneda y patrón del comercio universal. Fuimos a América a hacer un Imperio generador, como decía el filósofo Gustavo Bueno, no como los ingleses que solo tenían una misión comercial, sometiendo y eliminando a sus pobladores, creando zonas sin mestizaje de ningún tipo. Como digo, alguien nos ha contado muy mal nuestra historia; o puede ser que esa historia fuera contada por otros que no debían de ser muy buenos amigos o tenían intereses ocultos para contarla así, tan distorsionada.

Es ya media mañana y apetece bajar paseando por las orillas del Guadalquivir. De repente me encuentro con la Torre del Oro y un barco de madera construido a escala natural de la nao Victoria. Una réplica a escala real de la nave que comandaba Juan Sebastián Elcano con la que concluyó la vuelta al mundo. Una vez más esta ciudad no quiere que disfrute el presente, me sigue trasladando a esa historia  que ahora me cuenta su caudaloso río, sus orillas todavía están llenas de grandes recuerdos, y el Guadalquivir los quiere contar. Me cuenta este río que antiguamente venían barcos y marineros que decían cosas impresionantes del nuevo mundo descubierto. Decían que había un Virreinato de la Nueva España que era la mayor potencia del mundo, su capital, Méjico, era una de las más grandes, más rica, más culta y más avanzada que había en América. Era superior a muchas naciones europeas y del resto del mundo. Esta entidad territorial tenía un comercio mundial que abarcaba desde Europa hasta las Islas Filipinas. Pero dice el Guadalquivir que antes de que llegaran los españoles, aquí había un imperio que le llamaban los aztecas, que sometía a sus vecinos de forma sanguinaria, haciendo  20.000 y 30.000 sacrificios humanos al año para sus dioses. Los nuestros cuando llegaron al mando de un tal Hernán Cortés, estaban acostumbrados a la violencia, pero cuando vieron estos rituales se asustaron mucho, decían que después de muertos, los cuerpos eran desmembrados, cocidos y comidos; las cabezas las llevaban  a un gran altar donde las colocaban. También me cuenta el Guadalquivir al pasar por Sevilla, que los españoles hace años descubrimos un nuevo mundo para la cultura occidental; que fuimos los primeros que circunnavegamos y dimos la vuelta al mundo descubriendo como era la forma de este planeta y como llegar a cualquier punto de él. Sigue contando este paseo sevillano que algunos de los nuestros que partieron de este río hacia ese mundo nuevo no se portaron muy bien, pero fueron una minoría, la gran mayoría hicieron cosas asombrosas, hicieron ciudades, palacios, monumentos, teatros, reales fábricas, factorías, fuertes, comunicaciones, astilleros y arsenales, casas de la moneda, acueductos, canales, hospitales, catedrales, iglesias, misiones, universidades, etc. Algunas de estas obras hoy son patrimonio de la humanidad. También crearon una población nueva, producto de mezclar este mundo de Sevilla y el que está al otro lado de este océano tan grande, y todos nos entendemos porque hablamos un mismo idioma. Se va callando el río con unas últimas palabras de pena, esa pena que a veces transmite el cante andaluz. Las palabras son de desolación, pues indican que otros que no fueron españoles, quisieron hacer lo mismo más al norte y eliminaron a todos los que vivían allí, acabaron con todos los indios y hoy en ese otro mundo no hay mestizos, no hay indios, sólo quedaron ellos.

Como no me fío de los recuerdos de un río, investigo y busco a alguien que los corrobore y si es posible que sea una persona objetiva, si puede ser que no sea un español. Encuentro a Charles Flectcher Lummis, periodista, historiador y escritor, formado en Harvard. Nacido en 1859 en Massachusetts. Este hombre observó lo que los españoles habían hecho en América y se esforzó en buscar la verdad rechazando las mentiras de la leyenda negra sobre la hispanidad. Lummis, como cualquier joven de su época, consideraba que los indios americanos eran sucios, salvajes y violentos (esto también nos lo quisieron dejar muy claro las películas de Hollywood). Cuando se trasladó como periodista a California y a Nuevo Méjico, se encuentra que los indios en esta zona eran educados, hospitalarios y hablaban español. El choque fue brutal. A partir de esta experiencia decidió conocer la verdad sobre la colonización española, alejándose de las falsas informaciones que le habían dado sus contemporáneos de esta conquista del nuevo mundo.

Escribe en 1823 su obra The Spanish Pioneers de donde sacaré algún fragmento de sus conclusiones:

Centro histórico de Tunja, municipio colombiano, capital del departamento de Boyacá, situado sobre la cordillera oriental de los Andes a 115 km al noreste de Bogotá.

«No se nos ha enseñado a apreciar lo asombroso que ha sido el que una nación mereciese una parte tan grande del honor de descubrir América. Sin embargo, cuando lo estudiamos a fondo es en extremo sorprendente. Jamestown, la primera población inglesa en la América del Norte no se fundó hasta el año 1607 y ya por aquel entonces estaban los españoles permanentemente establecidos en la Florida y Nuevo Méjico, y eran dueños absolutos de un vasto territorio más al sur. Habían ya descubierto, conquistado y casi colonizado la parte interior de América, desde el nordeste de Kansas, hasta Buenos Aires; desde el Atlántico hasta el Pacifico. Españoles fueron los primeros que vieron y sondearon el mayor de los golfos (Golfo de México), españoles los que descubrieron los dos ríos más caudalosos, españoles los primeros que supieron que había dos continentes en América , españoles los primeros que dieron la vuelta al mundo, y eran españoles los que se abrieron camino hasta las interiores reconditeces de nuestro país en las tierras que más al sur se hallaban, los que fundaron sus ciudades miles de millas tierra a dentro, mucho antes que el primer anglosajón desembarcase en nuestro suelo.

Cuando sepa el lector que el mejor libro de texto inglés, ni siquiera menciona el nombre del primer navegante que dio la vuelta al mundo, que fue un español y que el explorador que descubrió el Brasil otro español, el que descubrió California español también y los españoles que descubrieron y formaron colonias en lo que es ahora los Estados Unidos.

No solo fueron los españoles los primeros conquistadores del Nuevo Mundo y sus  primeros colonizadores, sino que también sus primeros civilizadores. Ellos construyen las primeras ciudades, abrieron las primera iglesias, escuelas y universidades, montaron las primeras imprentas y publicaron los primeros libros, escribieron los primeros diccionarios, historia y geografías, trajeron los primeros misioneros, y ya antes de que en Nueva Inglaterra hubiese un verdadero periódico ya ellos habían hecho un ensayo en México en el siglo XVII. Una de las cosas más asombrosas de los exploradores españoles casi tan notable como la misma exploración, es el espíritu humanitario progresivo que desde el principio hasta el fin caracterizó  a sus instituciones.

Zahora de la Sierra. Detalle: Olvera (Sierra de Cádiz)

Algunas historias que han perdurado, pintan a esa heroica nación como cruel para los indios, pero la verdad es que la conducta de España, en este particular debía de avergonzarnos;  la legislación española referente a las Indias, de todas partes es incomparablemente más extensa, más comprensiva, más sistemática, más humanitaria que la de Gran Bretaña, la de las colonias y la de los Estados Unidos, todas juntas. Aquellos primeros maestros enseñaron la lengua española y la religión cristiana a mil indígenas por cada uno de los que nosotros aleccionamos en el idioma y religión. Ha habido en América escuelas para indios desde el año 1524. Allá por 1575 casi un siglo antes de que hubiera imprenta en la América inglesa, se habían impreso en la ciudad de México muchos libros en doce dialectos indios y tres universidades españolas tenían casi un siglo de existencia cuando se fundó la de Harvard. Sorprende, por el número, la proporción de hombres educados en colegios que había entre los exploradores, la inteligencia y el heroísmo corrían parejos en los comienzos de la colonización del Nuevo Mundo

Yo añado a este pequeño extracto del libro  de Charles Fletcher una pequeña anotación para no olvidar. En 1584 los ingleses fracasaban estrepitosamente por dos veces al intentar organizar su primera colonia en América del Norte, en la isla de Roanoke. En esta fecha, hacia 81 años que los españoles habían fundado el primer hospital en América, el hospital de San Nicolás de Bari en Santo Domingo; Hacia 46 años que se había fundado la primera universidad en el convento de los Dominicos en Santo Domingo.

También podemos comparar fechas como el legendario viaje del Mayflower, el primer velero en el que los puritanos ingleses viajaban al Nuevo Mundo, viaje exaltado por Hollywood y mito de la conciencia colectiva anglosajona. Este viaje sucedía en el año 1620, nada menos que 128 años después del descubrimiento de América por los españoles; 98 años después de que Juan Sebastián Elcano, completara la vuelta al mundo. Podía seguir así, comparando fechas y logros, pero sería muy aburrido. Lo que deja claro toda esta historia es que los españoles en aquel momento estaban por encima de cualquier otra potencia del momento y también algo dirá para el humanismo que en las que eran colonias españolas hoy perdura un mestizaje mayoritario que no se ve precisamente en otros países  donde colonizaron otros. Es asombroso que un país con poca población, como era la española en aquellos tiempos, rodeado de enemigos, pudiera organizar algo tan grande y tener éxito. Una vez más todo esto me indica que esta historia negra nos la han contado mal o de forma interesada, y, por supuesto, tampoco hace falta contarla como historia rosa, basta ser objetivo y recabar como fueron realmente los acontecimientos.

Me doy cuenta que me estoy entreteniendo demasiado en cada lugar que visito y voy a dejar la mitad de Sevilla sin ver. Miro para el puente de Triana y no sé qué hacer, si ir a ver este barrio emblemático o ir hacia la Plaza de España, o también podría ir a comer los exquisitos platos que ofrecen por aquí. Mejor tomo la decisión de volver otro día para poder disfrutar de todo esto y me pongo rumbo a Cádiz, para llegar aún de día a Medina Sidonia.

De nuevo en la carretera dirección a la ciudad de Medina Sidonia. Aquí centraré mi estancia para visitar todos sus contornos. Este es un  enclave privilegiado por estar a 17 km de la costa, está muy bien comunicado con todo su contorno y se sitúa sobre la mayor elevación de todo el tercio occidental de la provincia de Cádiz. El punto más alto es el Cerro del Castillo, de unos 337 m. de altura.  Desde este punto se domina en un día claro vistas hacia Conil, Chiclana, San Fernando y Cádiz, esto le da el título de ser el Balcón de la Bahía de Cádiz. Pero también mira hacia la sierra, estando a pocos minutos de zonas emblemáticas como es el Parque Natural de los Alcornocales. Es una ciudad muy cuidada, galardonada con varios premios, como el de pueblo con más encanto de Andalucía en 2018, premio al embellecimiento de los pueblos andaluces y también ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural en el año 2001.

Medina Sidonia (Cádiz)

Recorro la autovía dejando a mi izquierda la laguna de Medina y un poco más adelante ya diviso Medina Sidonia, encaramándose por la montaña. Es indiscutible que pertenece a los pueblos blancos de Cádiz, tiene esa fisonomía que los caracteriza. Me desvío de la autovía (A-381) hacia mi derecha y me encamino a subir a esta población.

Medina Sidonia sumerge su historia hasta la edad del bronce, pasando sucesivamente por este enclave estratégico todo tipo de culturas: fenicios, romanos, visigodos, musulmanes, etc…. Alfonso X el Sabio, conquista esta ciudad el 22 de septiembre de 1264, pasando a ocupar en este momento la línea de frontera con el Reino Nazarí de Granada, pero yo aquí no me voy a entretener en contar los detalle como hice en Sevilla, llevaría mucho tiempo. Mejor contaré las maravillas actuales que ofrece esta ciudad y sus contornos, pero esto lo dejo para mañana pues estoy muy cansado del viaje.

El arco de la Pastora (siglo X) es una de las tres puertas del recinto amurallado del municipio de Medina Sidonia, (Cádiz).

Me levanto con energía nueva, me doy un desayuno en un establecimiento local que me impresiona con su oferta. Aquí no se andan con tonterías, me ponen un cafelito —como dicen por la zona– y lo acompañan de tostada de pan, aceite con tomate, lomo en manteca colorá, chicharrones, pringá y zurrapa. Increíble, después de esto será difícil que tenga ganas de comer a mediodía. Subo a la zona más alta de Medina, la zona del castillo y compruebo que sí, que desde aquí se ve la costa de la bahía de Cádiz, por lo tanto no me engañaron, esto es el balcón de la bahía. Me dejo caer por las calles empinadas de Medina visitando todo su casco histórico. Empiezo por la iglesia de Santa María la Mayor, la Coronada, sigo por el Arco de Belén, el museo etnográfico, el conjunto arqueológico romano y todo lo que vaya presentándose por delante. A la vez que visito todas estas zonas, paseo por sus calles estrechas y resplandecientes de color blanco, que dan alegría a esta mañana. Llego a la Plaza de España y es la hora de comer. Aunque desayuné muy bien, tengo que hacer un esfuerzo, pues dicen que por aquí se come muy bien y no lo puedo desaprovechar.

La iglesia de Santa María La Coronada en Medina Sidonia.

Pregunto en la calle que se puede comer en la zona y un vecino del pueblo me dice lo siguiente: «Quillo, aquí el monte se sienta a la mesa en forma de caza, de espárragos, de tagarninas, sin olvidar las carnes de vaca autóctona retinta y los excelentes pescados frescos de la cercana costa gaditana y de postres, no le digo más que está usted en la que fue la capital repostera del mundo Andalusí.» Le doy las gracias por el consejo a este señor y me voy más indeciso todavía, todo lo que dijo no lo puedo comer, es demasiado. Lo mejor es entrar en un local y que vayan poniendo.

¡Qué día estoy pasando por Medina!, es un día completo: historia, vistas, calles especiales, una gastronomía buenísima… y, por supuesto, me llama mucho la atención, una gente muy amable y acogedora que aún tienen la buena costumbre de saludar, aunque sea a un extraño. Desgraciadamente, estas buenas costumbres se están perdiendo en otros lugares que visito y es una pena. Desde el Parque el Caminillo veo esconderse el sol por las playas de Chiclana, y me dirijo a tomar unas copitas en la Plaza de España y a dormir. Mañana empezaré a visitar  otras zonas cercanas.

Playa La Barrosa en Chiclana (Cádiz)

Llevo varios días disfrutando del buen tiempo del sur en la provincia de Cádiz, he visitado todo lo que he podido cercano a mi cuartel general en Medina Sidonia, disfrutando de las playas de  Cádiz, de su mar color turquesa, de su comida, de los pueblos blancos y de la sierra. Para no extenderme, resumiré todo lo que visité partiendo de Medina Sidonia en varios días. Empecé por la costa en  la ciudad de Cádiz y fue una mañana muy agradable. Yo todavía no tuve la posibilidad de viajar a Cuba y visitar La Habana, y alguien me dijo que no me preocupara, que me viniera a Cádiz y estaría viendo La Habana. Me imagino que en la época colonial el desarrollo de la ciudad caribeña se hizo copiando planos de Cádiz. Bueno, como no estuve en Cuba, no puedo decir que se parecen, pero quien estuvo asegura que sus calles, edificios, plazas y el paseo marítimo se dan un aire, sobre todo este último, que parece un calco al malecón habanero. Todo esto debe de ser verdad, ya que algunas películas ambientadas en La Habana, han sido grabadas aquí en Cádiz.

En días sucesivos me bañé en las inmensas playas de Chiclana, tomando el sol en sus arenas doradas y blancas, en el Novo Sancti Petri, Roche… Visité las playas de Conil, y estuve en el Faro de Trafalgar, que esta bordeado por un paisaje espectacular de playas como la de Zahora o Los Caños de Meca, y, al fondo, hacia la tierra, se ve una densa naturaleza. Es el Parque Natural La Breña y Marismas del Barbate. Este parque remata su bosque en los acantilados que dan vista al Atlántico, en los días claros desde aquí se ve África. En este parque natural hice un recorrido por un paseo que va bordeando el mar, este paseo está dentro del parque natural y es una ruta que trascurre desde la playa de Hierbabuena en Barbate, hasta Caños de Meca, pasando por la Torre del Tajo.

Setenil de las Bodegas (Cádiz), forma parte de la ruta gaditana de los pueblos blancos.

Finalizo este recorrido costero en la mítica playa de Bolonia. Esta playa está situada junto a una villa costera de la época del imperio romano (ruinas de Baelo Claudia), que era en su tiempo uno de los centros comerciales romanos de la costa mediterránea. Este es un día especial, disfruto de una playa diferente, que además tiene algo de historia. Mañana visitaré Vejer de la Frontera, a 8 km de la playa El Palmar; este pueblo me dicen que es muy turístico y no puedo perdérmelo, también me acercaré a Barbate para comer un buen atún de almadraba.

No dejo de visitar el Parque Natural de los Alcornocales, este bosque de exuberante vegetación es un refugio de tranquilidad para mí. Paseando por sus senderos me entra la morriña, no me viene bien esta visita, los ríos y valles de los Alcornocales me recuerdan a Asturias y ya me empiezan a entrar ganas de volver.

Sigo visitando la montaña y me encuentro algunos de los 19 pueblos blancos de la sierra de Cádiz. Estos pueblos tienen una arquitectura muy singular que los diferencia. Normalmente, se divisan en el horizonte, resplandecientes, con sus casas blancas encaramándose por la colina. Sus calles son estrechas, con moderada pendiente; sus casas solariegas, con patios frescos y llenos de color. Todo se presenta con mucha limpieza, orden y colorido. Visité Arcos de la Frontera, El Bosque, Ubrique, Prado del Rey, Zahara de la Sierra, Algodonales, Olvera, Setenil de las Bodegas y no me dio tiempo a más.

El Sendero Torre del Tajo en el término municipal de Barbate (Cádiz).

Bajo de nuevo hacia la costa y me doy cuenta que dejé de visitar Jerez de la Frontera, que está a veinte minutos de Medina, pero esto lo dejo para otra vez que vuelva al sur. Utilizo el último día para despedirme del Atlántico, en los acantilados de Barbate, y giro la brújula para desandar el camino en dirección al norte, doy esta ruta por finalizada.

Ya subo de vuelta hacia el norte y una vez más me vienen a la mente la imagen de un numeroso ejército que me viene de frente, pasan los caballos rozándome el coche y siento el olor de los correajes de cuero que sujetan las sillas de montar. Esta vez son cristianos, me imagino a los soldados con un gesto encabronado, deseando toparse con los musulmanes para resarcirse de la aceifa musulmana del último verano.

Despedida del Océano Atlántico en la costa gaditana.

Paro a desayunar cerca de Mérida para saborear de nuevo ese jamón que se pega al plato y no se cae si se le da la vuelta. Siguiendo el viaje veo algún vestigio de toponimia árabe leyendo los carteles de los pueblos que paso: Alcuéscar, Fresno Alhándiga, Mozárbez, Miranda de Azán, etc. Va a ser verdad que los musulmanes estuvieron por aquí.

Me acerco al Puerto del Manzanal y todo el horizonte se me empieza a mover, ya unas montañas empiezan a cabalgar encima de otras y el suelo empieza a bailar. Dejo la uniformidad  de la autovía y en Bembibre retomo la carretera que de nuevo me lleva a casa. Esta vez voy por Caboalles, subo al Alto de la Collada (aquí recuerdo que tengo que hacer una ruta espectacular, que parte de este Collado a la Braña Buenverde). En Larón, vuelvo a sumergirme por el túnel que traspasa el Puerto del Rañadoiro y entro de lleno en la zona de Rengos. Esta es tierra conocida. Cruzo el puente de Santa Eulalia y escucho el murmullo del Narcea, ya sé que estoy de nuevo en casa. Esta ruta fue un poco intensa y cansada, así que para volver a normalizarme, mañana, tomaré un cacharro por Cangas.


De un extremo a otro de España


 

De Las Cuadriellas de Ambres a la madrileña Puerta del Sol. El origen cangués del PSOE

Siempre decía mi amigo el abogado Mario Gómez Marcos (q.e.p.d.):
«Todo lo que ocurre en este país [España] se explica desde Cangas»
Cada vez que me ponía un ejemplo no tenía más remedio que darle la razón.
Hoy una vez más, querido Mario, te doy la razón.

 

Casa Labra, taberna tradicional madrileña ubicada en la calle Tetuan, 12 y fundada en 1860 por Juan Berdasco de Las Cuadriellas de Ambres (Cangas del Narcea). Foto: José Manuel Azcona.

Corría el año 1860 y la calle Peregrinos —a la sazón, calle Tetuán— era una de las zonas de Madrid donde la colonia asturiana estaba más asentada. Allí un buen señor, de nombre Juan Berdasco, natural de Las Cuadriellas de Ambres en el concejo asturiano de Cangas del Narcea, fundó una casa de comidas para regocijo de sus paisanos. Ese fue el germen de la vieja y popular taberna Casa Labra que, como tantas otras virtudes de la gastronomía más castiza de la capital, los madrileños se la deben a la mente de un cangués.

Aquella primitiva Casa Labra tuvo que ser trasladada pocos años después de su fundación debido a uno de los acontecimientos más relevantes en la historia de la capital de España, la reforma de la Puerta del Sol. Hasta los años sesenta del siglo XIX, la explanada de Sol no era exactamente una plaza y ocupaba más o menos la mitad de espacio que en la actualidad. La desamortización de Mendizábal propició el derribo de los históricos conventos de San Felipe y Nuestra Señora de las Victorias y la nueva Puerta del Sol se llevó por delante algunas calles aledañas, como parte de la calle Peregrinos. Así las cosas, nuestro paisano Berdasco tuvo que desplazarse unos números más abajo, hasta el 12 de la actual calle de Tetuán, para mantener su negocio.

Entrañable escena campesina en Casa Berdasco de Las Cuadriellas de Ambres, en el Partido de Sierra (Cangas del Narcea), año 1940. Foto: Del álbum familiar.

Pero este no fue el único acontecimiento histórico del que ha sido testigo la más que centenaria Casa Labra. Sin duda el más importante de todos fue el acaecido el 2 de mayo de 1879. Aquel día de primavera y festivo en Madrid, un grupo de personas que abogaban por crear una organización que defendiera y ampliara los derechos de los trabajadores, se reunió en el local de Berdasco para, mientras mantenían una comida, poner en marcha una especie de conspiración política para cambiar la situación de la clase obrera.

Y así fue como entre platos de bacalao especialidad de la casa y vino, muy probablemente de Cangas, dieciséis trabajadores de una imprenta, cuatro médicos, dos joyeros, un científico, un zapatero y un marmolista aprovecharon el aluvión de comidas sociales, que con motivo de la festividad regional del 2 de mayo se celebraban en la ciudad, para pasar desapercibidos de las fuerzas del orden público y fundar el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). No es de extrañar tanto interés en pasar inadvertidos teniendo en cuenta que en aquellos años su actividad hubiera sido considerada ilegal y que el Ministerio de la Gobernación se ubicaba entonces en la Casa del Reloj, a menos de 100 metros del negocio de Juan Berdasco.

Agrupación socialista madrileña celebrando el centenario de la fundación del partido en 1979 delante de Casa Labra.

Entre los tipógrafos se encontraba un joven gallego que tenía contacto con Paul Lafargue, teórico revolucionario marxista y médico, casado con Laura Marx, hija del pensador socialista y activista revolucionario de origen alemán Karl Marx. Este gallego no era otro que Pablo Iglesias Posse a quien sus compañeros eligieron el primer presidente de lo que habría de ser el PSOE, partido político que sería legalizado finalmente en 1881.


Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados tras 125 años de misión dejan su residencia de Cangas del Narcea

Las Hermanitas de Ancianos Desamparados que venían ocupándose del asilo de ancianos de Cangas del Narcea desde hace más de un siglo —esta congregación religiosa llegó a Cangas en el mes de julio de 1899— llevaban tiempo poniendo de manifiesto los problemas existentes ante la falta de vocaciones y el envejecimiento de las monjas encargadas del «Hogar San José» en el popular barrio cangués de El Corral. En la actualidad quedaban solo cuatro hermanas, que dirán adios definitivamente a sus ancianitos a partir del próximo 1 de marzo.

Hospital-Asilo en la calle Felix María Villa (su fundador) de Cangas del Narcea, 1972. Foto: Nito Cachero.

Si hay una institución que ha cumplido una labor asistencial en nuestro concejo para los enfermos y ancianos pobres, esa es el Hospital-Asilo de «San José», que se inauguró el 16 de agosto de 1880 en el barrio de El Corral, en un promontorio ventilado y tranquilo, situado sobre el río Narcea.
Y si a alguien hay que agradecer esta labor además de a su fundador, el filántropo cangués Felix Mª Villa, es a esta congregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que ahora nos dicen adiós tras 125 años acogiendo, en el silencio de la generosidad, a los ancianos más vulnerables de nuestra villa, concejo y alrededores en un ambiente de familia, atendiendo todas sus necesidades, tanto materiales, como de afecto y espirituales.
Una triste noticia por la que merece la pena recordar como empezó todo, allá por el siglo XIX. Para ello, rescatamos esta publicación de hace ya unos años en nuestra página web para todos aquellos que no conozcáis la historia y os queráis informar.

Inauguración de la exposición «Amador, de vuelta»

La exposición «Amador, de vuelta» que inauguramos en la Casa de Cultura «Palacio de Omaña» de Cangas del Narcea reúne 60 piezas que cubren medio siglo de creación de uno de los grandes escultores españoles contemporáneos del último tercio de siglo XX.

De ascendientes cangueses, por motivos de trabajo de su padre nació en Ceuta en 1926, pero siendo aún muy niño la familia regresó a Cangas del Narcea donde Amador pasó su infancia y primeros años de juventud. Aunque autodidacta, su conocimiento sobre el trabajo en madera, hierro y piedra se inició en esos años como aprendiz de carpinteros, ferreiros y canteros de Cangas del Narcea.

En este vídeo hemos querido reflejar algunos momentos del acto de inauguración así como las intervenciones de:

  • Juaco López Álvarez, presidente del «Tous pa Tous».
  • José Ramón Puerto y Francisco Jesús Redondo, comisarios de la exposición.
  • Amador Rodríguez Calvo, hijo del escultor, en representación de la familia de Amador.
  • José Luis Fontaniella, alcalde de Cangas del Narcea.

La exposición completa se puede visitar hasta el 8 de marzo próximo. Después se mantendrá durante unas semanas una pequeña muestra en la Sala «Tous pa Tous». Más información sobre Amador en:


Amador Rodríguez Menéndez (Ceuta,1926 – Madrid, 2001), escultor cangués

Amador Rodríguez Menéndez (Ceuta, 28-02-1926 – Madrid, 10-06-2001), escultor cangués.

Su abuelo, Joaquín Rodríguez Martínez, conocido popularmente como Ravachol, casado con María García, fue alcalde de Cangas del Narcea en las legislaturas: 1894-1895 y 1910-1913.

Joaquín Rodríguez era liberal y partidario del Diputado a Cortes Félix Suárez-Inclán. En los primeros días de su primer mandato sucedió el motín de los campesinos del concejo contra el impuesto de consumos, que era completamente abusivo para una población que en su mayoría vivía en la pobreza. Los labradores asaltaron la casa consistorial y llegaron a asediar la villa. La llegada de numerosas fuerzas de la Guardia Civil y del Ejército, así como la intermediación de personas de prestigio entre los campesinos, aplacó la ira de los vecinos. El suceso se trató en el Consejo de Ministros y en las Cortes, y fue noticia en varios diarios de Madrid y Barcelona. La narración de los hechos puede leerse en El Eco de Occidente, números de 30 de noviembre y 4 y 7 de diciembre de 1894.

En su segundo mandato abrió la calle que lleva su nombre, calle de Joaquín Rodríguez, entre la plaza del conde de Toreno o el Mercao y la calle de Suarez Cantón que también se había trazado con anterioridad en esta legislatura. Durante la Guerra Civil el ejército nacional tomó la villa de Cangas el 22 de agosto de 1936. Por este motivo, esta travesía pasó a llamarse Calle del 22 de Agosto durante la etapa franquista. Con la llegada de la democracia, el nombre de la calle revierte al original.

Fueron unos años en los que la villa de Cangas sufrió una gran transformación urbanística, inaugurándose también las actuales calles de Diz Tirado, Felix María Villa en el barrio de El Corral, y el famoso y popular Paseo de Dámaso Arango (hoy calle Uría).

Precisamente, en una empresa de este señor, Dámaso Arango, diputado provincial por el Distrito de Cangas de Tineo durante ocho legislaturas entre 1877 y 1896, y cuyo nombre completo es Dámaso Rodríguez-Arango y Méndez-Castrillón (Tebongo, Cangas del Narcea, 1846 – Ceuta, 1921), trabajaba un hijo de Joaquín y María, Amador Rodríguez García, apodado Mistoja, a la postre, padre de nuestro protagonista.

Esta empresa de Dámaso Rguez.-Arango fue la adjudicataria, por subasta al mejor postor, de los proyectos de construcción, reforma y ampliación del puerto de Ceuta. Las obras se desarrollaron a través de la sociedad “Arango y García” entre diciembre de 1908 y 1928 y este es el motivo por el que los padres de Amador se trasladaron desde Cangas del Narcea (Asturias) a vivir a Ceuta donde nacerá el escultor el 28 de febrero de 1926.

Cantera de Benzú, Ceuta, año 1911.

En Ceuta, el padre de Amador dirigió la construcción y operación de un tren de vía estrecha paralelo a la costa, que transportaba las rocas para la obra del puerto desde una cantera que se explotó en Benzú, única pedanía del municipio ceutí. En la relación general de los socios de «El Tous pa Tous»
en 1 de febrero de 1928 aparece con domicilio en «Ferrocarril, Ceuta». Ejecutados los proyectos, al Puerto de Ceuta se le ratifica como puerto de interés general, por Real Decreto Ley de 24 de febrero de 1928, dos años después del nacimiento de Amador, y la familia regresa a Cangas del Narcea. El ingeniero y geógrafo cangués, Dámaso Rguez.-Arango, había fallecido en aquella ciudad el 27 de enero de 1921.

De esta manera, Amador pasaría prácticamente toda su infancia (al menos desde los dos años) y los primeros años de su juventud en Cangas del Narcea, localidad asturiana donde tenía todos sus lazos familiares y a la que siempre se sintió vinculado: «me siento asturiano, porque quiero serlo y porque lo eran mis padres, mis abuelos y todos mis antecesores.».

Sus estudios, interrumpidos a consecuencia de la Guerra Civil, son retomados después, llegando a matricularse en la Escuela Superior de Comercio de Gijón, y en 1947 se trasladó a Madrid tras aprobar unas oposiciones para técnico en el Cuerpo General del Ministerio de Hacienda.

El tiempo libre que le dejaban sus obligaciones laborales lo dedicaba a su pasión por el arte. Completamente autodidacta, su conocimiento sobre el trabajo en madera se debe a las primeras lecciones que recibió como aprendiz de un carpintero de carros en Cangas del Narcea. Con el tiempo, y ya residiendo en la capital de España, conocerá el arte del trabajo en piedra con la ayuda de Pedro Sánchez Panadero, quien dirigió en diversas esculturas el taller de Juan de Ávalos (1911 – 2006), y los secretos de la fragua y la soldadura en el taller madrileño del escultor José Espinós Alonso (1911 – 1969), autor de la gran reja de inspiración plateresca de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. A Amador se le llegó a conocer como el “domador” del hierro y en este sentido algún crítico de arte afirmó: «La chatarra informe la convierte él en expresión viva, exaltante, claramente decidora.».

Incorporación de un cubo, arista 200 cm, c.1972. Foto: Archivo del artista.

Al principio se dedicó a la pintura, donde ya se puede apreciar una tendencia hacia el constructivismo soviético. Pero a finales de la década de los años 50 la escultura le persuadió, y a ella dedicará el resto de su carrera artística, primero explorando la figura humana, para luego pasar definitivamente a la abstracción. Hacia 1960, con la serie «Tensiones» intentó una incipiente delimitación del espacio a través de estructuras de alambre y contrapesos de piedra. En 1961 realizó su primera exposición individual en la sala Amadís, de Madrid. Dos años después, en esta misma ciudad, expondrá en la Galería Eureka sus hierros expresionistas, mostrando mitigadas influencias de grandes escultores españoles como González y Gargallo, atendiendo a ritmos naturales y también convencionales.

Según Francisco Zapico [Amador. Esculturas.1959-2000. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular. Ayuntamiento de Gijón. Oviedo, 2000] a partir de 1966 Amador, por influencia del escultor Jorge de Oteiza Enbil (1908 – 2003), comenzó a explorar las formas geométricas básicas y la generación de formas plásticas por medio de fórmulas matemáticas. De hecho, es posible observar una afinidad muy clara de su obra con la de Oteiza en particular y con la escuela de la escultura vasca en general, uno de cuyos representantes más reconocidos fue Eduardo Chillida (1924 – 2002).

Amador en el estudio de Jorge de Oteiza.

Por aquella época Amador decía: «Amo a todo oficio. No soy escultor de oficio, pero sí conceptual espiritualmente. Mis experimentos anteriores eran unos objetos móviles dentro de unas cajas de plástico. Se creaban así unos espacios interiores contenidos, en formas geométricas y visibles, por la transparencia del material. Un día Dios quiso obsequiarme al conocer a Jorge de Oteiza. Todo en él es dinámica, espacio, escultura viva. Su conocimiento, su mente de excepción, llenaron de combustible lo que yo pueda tener de depósito de creador». Preguntado por su concepto de la flotabilidad, respondió: «Pensé en la esfera como objeto o escultura perfecta donde nada sobra ni nada falta.».

Una de las características de la obra de Amador es la gran variedad de soportes que llegó a utilizar: piedra, madera, hierro, acero, mármol, hormigón, plástico… También son característicos los títulos de muchas de sus esculturas, tales como «Apertura de un cubo» o «Cilindro con cortes según triángulo egipcio», que resaltan un contenido geométrico que también es claro en las esculturas de Oteiza («Variante ovoide de la desocupación de la esfera», 1958) y Chillida («Modulación del Espacio», 1963).

A finales de los 60 y principios de los 70, Amador logró el reconocimiento internacional gracias a sus aportaciones a dos ediciones de la Bienal de Venecia (1968 y 1972). La Biennale di Venezia es una fundación que desde 1895, cada dos años, organiza la Exposición Internacional de Arte de Venecia, conocida como Bienal de Venecia, considerada en su género, la más importante de Italia y una de las más relevantes del mundo.

Cubo IV módulo, mitad materia, mitad espacio, 1968/1969. Acero pavonado. 20 x 20 x 18,5 cm. Procedencia: colección del artista; donada al Museo Jovellanos de Gijón en marzo de 2009.

Estas formas cúbicas, que pueden desmembrarse y cambiar de postura sin descomponerse jamás, no constituyen un juego de la inteligencia, sino algo más serio: una inteligente investigación del arte. Aquí todo ha sido medido, pensado por una mente razonadora que se mueve a instancias del corazón, un ejercicio mental «sentido» con emoción estética. Y esa alianza de inteligencia y sensibilidad señala el lugar exacto donde puede nacer una obra de arte.

El escultor Amador desintegra los volúmenes que tiene compuestos ya la geometría, para sacar de ellos las múltiples criaturas que cada forma geométrica contiene. Es un alumbramiento de posibilidades, un modo de desentrañar la forma para liberarla de su clausura lineal y poblar con ella mayores espacios. Y el resultado es admirable. Otras experiencias de Amador se apoyan en la esfera; aquí predomina la arista, pero tratada celosamente para no rasgar con ella la armonía intelectual de sus composiciones.

A causa de una afección cardiaca, Amador falleció en Madrid el 10 de junio de 2001, a los 75 años. Pocos meses después, el 30 de octubre de 2001, se inauguró en Gijón la escultura «Homenaje a las Brigadas Internacionales» basada en una maqueta dejada por el escultor cangués.

Homenaje a las Brigadas Internacionales, 2001. UBICACIÓN: Plaza de las Brigadas Internacionales, Gijón. Foto: Pablo Gómez

 

Desde el «Tous pa Tous» aplaudimos en Amador, no sólo el feliz resultado de su investigación, sino también su ardiente vocación de investigar. La tarea del escultor es ardua porque maneja materiales fuertes de difícil dominio y complicada naturaleza. Nuestro aplauso debe ser también de acero inoxidable.

El próximo lunes 5 de febrero, a las 19:30 horas, en la Casa de Cultura «Palacio de Omaña» inauguraremos la exposición «Amador, de vuelta». Traer a Amador y su obra a Cangas, de vuelta a su pueblo, es una idea que llevamos tiempo queriendo realizar, ya que lo sentimos como una obligación, y ahora va a ser posible gracias a la incondicional colaboración del hijo del artista, Amador Rodríguez Calvo, así como a la desinteresada labor de dos grandes creativos cangueses como son Francisco Jesús Redondo Losada y José Ramón Puerto Álvarez que ejercerán de comisarios de la exposición. Sirvan estas líneas para enviar nuestro más sincero agradecimiento a los tres. Y a todos nuestros socios y seguidores, sólo deciros, que allí os esperamos.

Más información sobre la obra de Amador en www.amadorescultor.com