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Peña El Refuerzo, 30 años reforzando La Descarga

Cuando un cangués, con su medalla de la Virgen del Carmen al lado del corazón, en la tarde del 16 de julio tras tensa espera dispara unas docenas de voladores y decenas de tramos de máquinas pirotécnicas van entrando en funcionamiento de forma progresiva, sabe que un final estremecedor hará que el suelo del valle que le vio nacer tiemble bajo sus pies.

Cuando ese muchacho siente que ese temblor es más leve o menos notorio que en otras ocasiones, es que ha llegado a la mejor etapa de la vida, no se resiste y quiere más. Ya lo decía el poeta griego Homero: “La juventud tiene el genio vivo y el juicio débil”.

Esto es lo que a finales de los años ochenta del siglo pasado les estaba ocurriendo a un grupo numeroso de cangueses que cada 17 de julio, cambiaban impresiones sobre La Descarga del día anterior y acaban siempre diciendo: “de este año no pasa, vamos a fundar una Peña para que el mundo vuelva a vibrar como antes bajo nuestros pies”.

Y como la juventud llega cuando nos decidimos a afrontar la vida con decisión y optimismo, con el inicio de la década de los noventa el momento de aquellos muchachos llegó y la Peña se fundó. El objetivo era claro, y los medios para conseguirlo incuestionables. Sólo se podía conseguir a través de La Descarga que organizaba la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen. Sólo el momento de la llegada en procesión al centro del Puente “Romano” (que es de piedra, pero no es romano), de la Carmela, esa señora de Ambasaguas que a todos los había visto nacer y crecer, lo podía conseguir.

En primer lugar, había que trasladar la idea a la Junta Directiva de la Sociedad de Artesanos que por aquel entonces presidía Rafael Álvarez Flórez (Falo). El objetivo fundamental de la nueva Peña de la pólvora que se pretendía fundar no era otro que el de reforzar La Descarga de la Sociedad de Artesanos de Nuestra Señora del Carmen, homenaje y tributo a la Virgen del Carmen y base fundamental de las fiestas de Cangas del Narcea. Para su cumplimiento la Peña debería colaborar tanto en la organización de La Descarga como en su financiación.

Hubo unas primeras conversaciones con algunos de los miembros de la Directiva a modo particular y todo eran buenas vibraciones, hasta el punto de que Falo, el presidente, les invitó a participar en una de las reuniones de la Junta Directiva para exponer de una manera formal sus intenciones. Se les trasladó que sería una Peña formada exclusivamente por miembros de la Sociedad de Artesanos con el fin de colaborar con ésta, que no tendría un disparo propio durante las fiestas del Carmen y que todos sus esfuerzos estarían encaminados a reforzar La Descarga, a su entender un acto festivo único en toda la geografía española, y colaborar en todos aquellos eventos que la Sociedad de Artesanos tuviese a bien para aumentar el interés de las fiestas patronales de Cangas del Narcea.

Y dicho y hecho, no sólo se aceptaba de buen agrado su propuesta, sino que se les invitaba a incorporar, desde aquel mismo momento, a una serie de sus miembros fundadores a la Junta Directiva de la Sociedad de Artesanos.

A partir de ahí todo vino rodado. Lo primero que había que hacer era ponerle nombre a la Peña. Para ello se congrega un buen número de futuros componentes en el Caniecho viejo, huevos fritos con patatas y jamón, vino por doquier y alguna casera para los menos atrevidos y licores varios. Mucha comedia, mucho cantarín, pero nombre ninguno. Se levanta la sesión porque había que pasar al palo largo, estaba de moda el bar de Vuelta, antiguo Correa. A la salida del Caniecho, aparece Juan el del quiosco y se une al grupo.

Juan, aunque de los más jóvenes en edad, era uno de los miembros con más antigüedad en la Directiva de Artesanos. Estaba entusiasmado con la idea de la formación de la Peña, incluso había solicitado su ingreso con la idea de apoyar la iniciativa en los primeros años de andadura, y antes de engullirnos en los decibelios del Pesgos, fue la persona que dijo: “esta Peña se tiene que llamar El Refuerzo”. Era evidente, que la misión de la nueva Peña que iba a ver la luz era la de reforzar La Descarga, pero había algo más y eran los llamados socios de refuerzo, o refuerzo voluntario individual a los que la Sociedad de Artesanos daba mucha importancia, pues se trata de una aportación extra que voluntariamente pueden hacer los socios de manera adicional a la cuota anual. Estaba claro, Juan había dado en la diana y en la hoy plaza de Marcelino Peláez Barreiro (Onón, 1869 – Mar del Plata, Argentina, 1953), al lado del extinto quiosco de Popó, se celebró el bautismo de la Peña El Refuerzo.

Tras el nombre, vino el escudo. No podía ser otro que no fuese el alfa y omega de cualquier socio de Artesanos. La Farola del Puente “Romano” (que es de piedra, pero no es romano) es el verdadero centro neurálgico mundial para los cangueses durante el desarrollo de La Descarga. Adaptada con un volador encendido como mástil y el humo de la subida como cadena de luces, sería el emblema oficial de la Peña El Refuerzo.

Tres colores conforman la esfera de esta farola: rojo, azul y amarillo. Tres colores primarios cuya mezcla da el color marrón. Marrón carmelita sería el tono de la camisa oficial, no podía ser de otra manera.

Pues con estos mimbres ya se podía hacer el cesto y sin más preámbulos, que no fueron pocos los que acontecieron el momento, una noche del verano de 1991, en la calle Tres Peces, en una improvisada terraza del bar Caniecho nuevo, el McDonald’s particular de aquellos jóvenes cangueses, se redactaba y firmaba el acta fundacional de la Peña El Refuerzo.

Los primeros años de la Peña El Refuerzo fueron de una actividad frenética. Trámites burocráticos para su legalización, dotación de equipamiento e infraestructura que cada año había que redefinir debido al incremento de solicitudes de ingreso de nuevos socios, catering para las distintas comidas, cenas y desayunos, fanfarrias como Los Maraballos, fundamentales en el estreno y primeros compases del Refuerzo, así como meriendas-cenas de confraternización, reuniones y lluvias torrenciales de ideas a desarrollar y sobre todo una obsesión, La Descarga.

El Refuerzo en el desfile de Peñas del año 2014

Como ya se ha dicho, con la fundación de la Peña El Refuerzo algunos de sus miembros se incorporarían a la Junta Directiva de la Sociedad de Artesanos. Se recomponía de esta manera una Directiva que aunaba veteranía y juventud. La experiencia de los mayores y el empuje de los más jóvenes enseguida dieron sus frutos. En el primer trimestre del año 92, esta Junta Directiva presentaba en el Ayuntamiento de Cangas el expediente de Declaración de Fiesta de Interés Turístico Regional en favor de La Descarga para su tramitación ante el Gobierno del Principado de Asturias siendo meses después declaradas de Interés Turístico Regional las Fiestas del Carmen y la Magdalena de Cangas del Narcea.

Ese mismo año, y tras incumplimiento por parte de la Pirotecnia Devita de Colunga (Asturias) se adjudicaba La Descarga mediante un concurso precio-calidad a Pirotecnia Astariz de Rábade (Lugo). Si en El Refuerzo la actividad era frenética, en Artesanos era vibrante. Se acercaba el gran día y el mundo tenía que volver a temblar bajo los pies de aquellos entusiastas cangueses.

El primer paso era acordar un incremento de voladores de La Descarga. Primero lo fácil, una docena más por tirador a mano. No sólo se aprobó, sino que, además, con el cambio de pirotecnia se consiguió mejorar la calidad de la explosión. A continuación, lo más difícil, aumentar el número de máquinas de siete a nueve.

– ¿Y dónde se meten dos máquinas más?
– Una en el Parque municipal y otra en el barrio del Fuejo.
– De acuerdo, pero al Fuejo se va la Peña El Refuerzo.
– El Refuerzo, conforme.

La máquina del Parque no fue una buena idea, pues las varas de voladores más juguetonas, a su regreso del cielo encontraban cobijo en las almenas y para poder mantenerla en ese lugar en Descargas sucesivas, se hacía imprescindible por temas de seguridad desalojar el Mercao, cosa que no se consideraba del todo viable. Teniendo la Sociedad de Artesanos como eje central la seguridad en todas y cada una de sus vertientes, la máquina del Parque acabó despareciendo para siempre. No así la del Fuejo que durante tres décadas ha sido la niña bonita de los vecinos del barrio y de los artesanos de la Peña El Refuerzo.

Por último mencionar que otro de los factores positivos de esa Directiva, en que la entrada de miembros de la Peña el Refuerzo conseguía ese equilibrio mencionado entre veteranía y juventud, fue la potenciación de la cena de Artesanos la víspera del Carmen por parte de los veteranos y un impulso de los más jóvenes a la Jira de Santana, el día de nuestra patrona La Magdalena, como colofón a unas Fiestas que por su honda tradición popular, la importancia de sus actos y el gran número de visitantes que atraen, con La Descarga que desborda el ámbito puramente regional y va aún mucho más allá, se merecen que sigamos peleando por conseguir la declaración de Interés Turístico Nacional.

Este año la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen, organizadora de La Descarga que durante 30 años venimos reforzando, ha distinguido a la Peña El Refuerzo con su galardón más preciado, la medalla de oro. Todos los que llevamos a gala en nuestras camisas el marrón carmelitano durante las fiestas del Carmen de Cangas del Narcea nos sentimos felices, orgullosos y agradecidos.

¡Viva la Virgen del Carmen! ¡Viva La Descarga! ¡Viva la Sociedad de Artesanos! ¡Viva la Peña El Refuerzo! ¡Viva Cangas! ¡Qué vivan siempre!


Manuel Álvarez Pereda
Presidente de la Peña El Refuerzo
Cangas del Narcea, 5 de junio de 2021.

El Sonido de La Descarga

La Descarga, 16 de julio de 2010. Foto: J. Morrosco.

Había una señora completamente sorda en Cangas, pariente de Riego por más señas, que esperaba ansiosa cada 16 de julio. La razón era muy sencilla: a las ocho de la tarde escuchaba el único sonido que oía en todo el año.

Otras señoras emprenden el camino del cercano convento de Corias unos cuantos minutos antes de La Descarga. La razón también es simple, tienen miedo.

En Luarca, junto al mar, a unos 80 kilómetros de Cangas por una culebra de carretera, dicen que oyen el retumbar de los voladores cuando los cangueses tiran La Descarga. Algunos aseguran que los de Luarca exageran.

Yo digo más. La Descarga la oye cada cangués, de nacimiento o adopción, allí donde esté, aunque sea al otro lado del Atlántico, o en los confines de Europa, en Madrid, en el sudeste asiático o en las antípodas. La oyen en forma de nostalgia viva los emigrantes a Europa, los muchos que desde América tienen su raíz en el concejo, aunque haga generaciones que nacen en otro continente, los viajeros que andan por el mundo a las ocho de la tarde de cada día del Carmen. La oímos todos los cangueses. No hay sinfonía que conmueva más a un cangués emigrado que ese estruendo omnipotente.

No se conoce cangués que no haya tenido que disimular una lágrima después de La Descarga. Y, si está lejos de Cangas y por casualidad atisba una imagen de los voladores en cualquier televisión, suele quejarse de esa molesta povisa que acaba de metérsele en el ojo. Los recuerdos se acumulan y un nudo se engancha en la garganta.

Qué cangués no recuerda la primera vez que perdió La Descarga. Los hay afortunados, que la ven cada año. Pero muchos emigrantes, en su tiempo muchos quintos, muchos viajeros, muchos no nacidos en el concejo, pero empapados para siempre de Cangas han vivido ese momento lejos de Ambasaguas. Nunca olvidan ese día. Y recuerdan cómo telefonearon a un amigo que dejó el auricular descolgado para, al final, preguntar ¿qué te pareció? Y oír una voz entrecortada por respuesta.

Porque aún no se ha inventado el artefacto capaz de reproducir fielmente La Descarga. Se han hecho fotos y películas maravillosas, se ha grabado con sofisticados aparatos desde cientos de sitios distintos, pero no es igual. Quien la haya intentado filmar lo sabe, «no hay pintor que la pintara».

Final de La Descarga, 16 de julio de 2010. Foto: J. Morrosco.

Y eso que, como queda dicho, La Descarga da miedo. Hay que verla de cerca, y los cangueses lo saben. Hay que oírla y olerla de cerca. Es por lo que las madres se inquietan el día del Carmen. Los barrenos de El Voladorón que preludian la tirada llevan nervios a las casas. Y ese aviso, después de la comida de fiesta: «¡A ver dónde te pones! ¡No me vengas mancao!», que recuerda aquella otra advertencia tan canguesa de madres a hijos: «Eso, tú vete al río; como te afuegues te mato».

Pero ese neno o esa nena, que sabe que va a tirar a mano por primera vez en su vida, pone cara de inocente. Sabe que el volador tiene cuatro partes de abajo arriba, vara, mecha, carretilla y bomba. Le han dicho que para tirar un volador lo coges por la carretilla suavemente con el índice y el pulgar, la mecha hacia fuera; separas los pies y los asientas bien en el suelo, estiras los brazos, la vara vertical, algo inclinada hacia delante; acercas la brasa y das fuego a la mecha, la ves consumirse; oyes el bufido, notas el empuje y, cuando sabes que quiere volar solo, lo sueltas… «Si antes de todo eso comprobaste que no hay alguna rama encima, lo hiciste bien». La estela es de fuego y humo. Aspiras el dulce olor a pólvora quemada y oyes la explosión, allá arriba, donde todos los socios de Artesanos que desde hace cien años se han ido yendo esbozan una sonrisa. Saben que ya estás prendido, con ese imperdible del lazo de la Virgen del Carmen que llevas, de esa fiebre llamada pólvora de la paz.

Además de las emociones, y allá cada uno con las suyas, la primera vez que se tira a mano en La Descarga se experimentan sensaciones físicas extraordinarias. La boca se reseca. Los pulsos se aceleran. Los dedos tiemblan. Se acumulan los nervios. Duele el nudo en la garganta. El cuerpo se tensa y cierto temor ata los músculos. La tirada a mano es un larguísimo instante que dura cinco minutos. Un eterno momento con el único objetivo de tirar voladores «al estilo Cangas», es decir, cuantos más mejor. Cuando el tirador a mano acaba su carga tiene húmedos los ojos, y no del humo. Mientras se prenden las máquinas, lanza gritos, no sabe muy bien de qué. Eso ocurre la primera vez que tiras en La Descarga. Y todas las demás.

Ahora, si vivís muy lejos de Cangas, prestad atención cada día del Carmen a eso de las ocho de la tarde. Oiréis un rumor suave. Ya sabéis lo que es. Son los de la Sociedad de Artesanos tirando voladores.

Juan José Morodo.
Madrid, en mayo de 2002.
(857 palabras)

Impresiones de unas fiestas en 1915, por Borí

Este comentario sobre las fiestas del Carmen y La Descarga en Cangas del Narcea, fue publicado en el semanario de noticias de Grado «Mosconia» en agosto de 1915. Lo escribió,  a sus 29 años de edad, el periodista cangués Gumersindo Díaz Morodo «Borí» a petición del abogado gradense Ramón Maqueda, con la finalidad de publicarlo en el mencionado semanario.


DE UNAS FIESTAS

IMPRESIONES

Entre cacho y cacho o cacipiellu y cacipiellu del mosto cangués me pide Ramón Maqueda unas impresiones de las fiestas que en estos días se están celebrando en esta villa de Cangas de Tineo.

Las quiere para MOSCONIA, y en verdad que la petición no es pequeña. Porque ¿qué impresión pueden dejar en mí unas fiestas que vengo presenciando de casi sin interrupción desde hace un cuarto de siglo?

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Procesión de la Virgen del Carmen en la calle de la Iglesia (hoy, calle de don Rafael F. Uría), hacia 1915. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Col.: Juaco López Álvarez

La tradición consagró estos festejos del Carmen, y creo no hay un cangués que no espere con impaciencia el 16 de Julio. Aunque el programa de fiestas mencione unos cuantos días de diversión, los cangueses pensamos especialmente en ese día del 16, y de ese día, en el momento —que también por tradición llamaremos solemne— del regreso en procesión de la imagen Carmelita a su iglesia.

¿Fanatismo?… ¿Qué acaso se espere en tal momento algún milagro de una Virgen de la que tantos y tan estupendos nos cuentan?… Nada de eso, nada de fanatismo. Aquí, como en todas partes, y acaso en mayor número, hay gentes fanáticas, pero en ese día tienen el buen acuerdo de desaparecer, de no dar muestras de vida… A la procesión apenas si acuden tres o cuatro docenas de personas; el público se estaciona por puntos estratégicos que den vista al puente de piedra que ha de cruzar para dejar la imagen en su iglesia, y, llegada la procesión al puente, presenciar el momento solemne, el momento en que miles y miles de cohetes cruzan el espacio en todas direcciones, enlazándose unos con otros, nublando el sol, cohetes disparados por jóvenes y no jóvenes colocados estratégicamente en las cercanías de los ríos Luiña y Narcea.

CANGAS DE TINEO, 1915.—Jóvenes y mayores de la localidad celebrando la romería del Carmen junto a una facina de hierba.

Porque estas fiestas se distinguen de otras por el gran consumo de pólvora que en el momento de la procesión se hace. Numerosos individuos, colocados por las huertas cercanas a los ríos, no cesan durante veinte o treinta minutos de disparar cohetes y más cohetes, y cuando se cree que la descarga va a finalizar, las máquinas disparadoras se encargan de poblar una y otra vez el espacio, dando todo ello la impresión de baterías de cañones y ametralladoras disparando hacia lo alto.

Este espectáculo de tanto derroche de pólvora es lo que más hondamente me impresiona anualmente en las fiestas del Carmen, y mentalmente me pregunto si esta costumbre de quemar pólvora en tanta abundancia será o no será una herencia transmitida de generación en generación por los invasores que de Asturias expulsó D. Pelayo.

BORÍ
Cangas de Tineo, 15 de Julio de 1915

La fiesta del Carmen de Cangas de Tineo en 1927

Fiesta del Carmen, 1927. Coche camino de la plaza de toros con intención de presidir una becerrada que finalmente se suspendió. Foto: Mena.

En el año 1927, en la simpática y próspera villa de Cangas de Tineo, el día grande de las fiestas del Carmen se celebró el domingo 17 de julio. A la solemnísima festividad de la Virgen del Carmen estaban invitados los gobernadores civil y militar y el presidente de la Diputación, así como otras distinguidas personalidades.

Como a las nueve y media de la mañana de dicho día, salió la comitiva automovilística que trasladaba a Cangas a las autoridades de la provincia, de los alrededores de la Diputación. En el coche donde iban el general Zuvillaga y el gobernador civil señor Caballero, iba también el general paraguayo Maulio Ichenmón que se hallaba en Oviedo en comisión de servicio, Francisco Zuvillaga, hijo del gobernador militar, y el teniente de Infantería don Luis Castañón, como ayudante del general.

En otro coche iban el presidente de la Diputación señor Pumariño y el vicepresidente señor Victoreco Dosal, con el conserje de la Diputación, don Gilberto González.

El viaje se realizó felizmente, aun cuando el día se presentaba amenazador de lluvia. Al llegar los automóviles al límite del concejo fueron recibidos los visitantes por el alcalde de Cangas de Tineo don Antonio Arce, el delegado gubernativo, el diputado provincial don José María Díaz Penedela y otras distinguidas personalidades. Inmediatamente de darles la bienvenida se formó una gran caravana automovilista, que hizo la entrada poco después en Cangas, por cuyas calles ya pululaba un gentío enorme.

Fiesta del Carmen, 1927. Las autoridades presenciando el reparto del bollo con chorizo a los pobres del concejo. Foto: Mena

Llegados los visitantes a la populosa villa, se dirigieron inmediatamente a visitar el nuevo Teatro-Salón Toreno, que se debió inaugurar el día anterior, haciendo grandes y calurosos elogios del mismo, tanto de su instalación como de sus excelentísimas condiciones de capacidad, comodidad, etc.

En Cangas de Tineo llovía copiosamente, aunque con intervalos. Esta hostilidad del tiempo, no llegaba a deslucir la fiesta, que a pesar de todo, prometía estar animadísima. La concurrencia de personas era verdaderamente enorme.

Las autoridades de la provincia con sus acompañantes y las autoridades de la villa, luego de visitar el nuevo teatro, se dirigieron al llamado «Campo de la Vega», donde se procedió al reparto del clásico bollo a los pobres del concejo, reparto que fue presenciado por los visitantes y numerosísimas personas. A continuación del reparto se celebró una animadísima romería que amenizaron la banda de música y una notable agrupación musical de Vegadeo, llamada «Los Quirotelmos», compuesta por una gaita, un clarinete, un tambor y un bombo. Se celebró también un animado baile.

Luego los gobernadores, el presidente de la Diputación y el vicepresidente y sus acompañantes y otras muchas personas se trasladaron al domicilio del diputado don Jose María Díaz Penedela, donde fueron obsequiados con un banquete.

POR LA TARDE

Fiesta del Carmen, 1927. La procesión a su entrada a la capilla de Ambasaguas. Foto: Mena.

En las primeras horas de la tarde la animación que había en las calles era verdaderamente inusitada, siendo de notar una considerable afluencia de forasteros. A las dos y media comenzó a llover torrencialmente, que hizo temer por la celebración del principal festejo que era la procesión de la Virgen del Carmen, pero cerca de las cuatro, hora anunciada para que comenzase el religioso desfile, amainó algo y éste dio comienzo.

Por la mañana se había procedido a trasladar solemnemente la sagrada imagen desde la capilla de Entrambasaguas a la iglesia parroquial. La procesión de la tarde, la más solemne, consistía en retornar la imagen a su capilla. Fue transportada la imagen con toda solemnidad y al pasar por el puente junto a la capilla, comenzaron las descargas de voladores con un ruido atronador, enorme, que hacía taparse los oídos.

Apenas quedó la imagen en su capilla, comenzó a llover de nuevo torrencialmente. Quedaba un festejo público importante: el de los toros, si este nombre se podía dar a los dos becerretes que se habían de lidiar. Aprovechando las escasas escampadas que había, el público comenzó a afluir a la plaza.

SE HUNDE LA PLAZA DE TOROS

La plaza improvisada con tablas, se fue llenando de público, y cuando más rebosante estaba, se hundieron todos los tendidos de un lado.

Fiesta del Carmen. Un grupo de curiosos desfilando ante la parte del hundimiento de la plaza de toros. Foto: Mena.

Imposible describir la confusión, el pánico y la emoción que reinó entonces entre el público. Cayeron las personas en montón, entre tablas, en un revoltijo enorme. Gritos de angustia, ayes de dolor, demandas de auxilio se alzaron en un vocerío ensordecedor. Las personas de los tendidos ilesos se arrojaron a auxiliar a las caídas y a poco no se veían sino grupos de personas asistiendo a señoras accidentadas de la impresión y a algunos individuos en quienes el susto produjo ataques.

Al principio se pensó en una verdadera catástrofe con numerosos heridos y muertos, pero serenados un poco los ánimos, se vio enseguida que aparte de los desvanecimientos, algunos de gravedad, el accidente no había tenido mayores consecuencias.

Acudió la Guardia Civil que comenzó acto seguido a practicar gestiones. Las autoridades de la provincia llegaron prestamente al lugar del suceso, enterándose con todo detalle de lo ocurrido. Las autoridades locales llamaron inmediatamente al empresario de la corrida y a continuación al contratista de la improvisada plaza, el cual quedó detenido. Se llamaba Manuel Flórez. Inmediatamente se comenzó a devolver el dinero a las personas que entraron en el coso siniestrado.

Poco después de haber ocurrido el suceso, los gobernadores civil y militar, el presidente de la Diputación y sus acompañantes, emprendieron regreso a la capital asturiana, donde llegaron bastante tarde.

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Publicado en Región: diario de la mañana: Año V Número 1286 – 1927 julio 19 – Oviedo (19/07/1927) 

El párroco Jesús Bayón medalla de oro de la Sociedad de Artesanos 2017

Don Jesus Bayón, procesión del Carmen 2012. Foto: J.R. Puerto

Don Jesús Bayón Fernández, párroco de la villa de Cangas del Narcea, fue ordenado sacerdote en 1966 y llegó a Cangas en junio de 1979. Con la de este año serán 39 Descargas consecutivas de las fiestas del Carmen cangués, siendo el encargado de oficiar sus correspondientes novenas a Nuestra Señora del Carmen en la capilla de Ambasaguas, sus misas y sus procesiones tanto matutinas como vespertinas.

Es precisamente la procesión vespertina de cada 16 de julio la que da origen en Cangas del Narcea a La Descarga de la Sociedad de Artesanos, popular oración de pólvora que el pueblo cangués dedica todos los años a la Virgen del Carmen el día de su onomástica.

La primera Descarga de don Jesús como párroco de Cangas del Narcea y como socio de la Sociedad de Artesanos Nuestra Señora del Carmen fue la del año 1979, recordada por todos por ser la del famoso hongo. Él la recuerda como «aquella en la que explotó la máquina».

Cangas del Narcea, LA DESCARGA, 1979. Descarga histórica que se recuerda como La Descarga del HONGO.

Siempre que la Sociedad de Artesanos precisó de su ayuda y colaboración, sobre todo los años que las inclemencias metereológicas obligaban a retrasar o incluso suspender el disparo pirotécnico, obtuvo de don Jesús su predisposición y apoyo incondicional.

Recuerda el presidente de Artesanos, Juan Manuel Fernández, «el último año que tuvimos que suspender el disparo de La Descarga, pues no paraba de llover, nos presentamos tres miembros de la junta directiva en el bar Riesco, donde sabemos que él acude a comer todos los días, con una mojadura como si hubiésemos caído al río y antes de llegar a decirle nada, con esa humildad y esa sonrisa afable que le caracteriza nos dice: ya sé a lo que venís, no hay ningún problema, miráis a ver que día os viene bien para celebrar la misa y el disparo de La Descarga».

Este ejemplo, entre otros muchos, y el cariño y colaboración que don Jesús siempre demostró a la Sociedad de Artesanos han hecho este año que su junta directiva, por unanimidad, haya considerado al párroco de la villa de Cangas merecedor de la medalla de oro de la Sociedad.

«Soy «artesano» desde que llegué hace ya treinte y ocho años», presume el párroco. «Vi que todos los paisanos del pueblo eran socios y yo también quise formar parte de ello, no iba a estar en Cangas y no ser de Artesanos», apunta. «Cangas tiene una capacidad de acogida increíble. Desde 1642 que se construyó esta Basílica, hubo solo 18 párrocos. Eso significa que estamos contentos aquí, sino hubiésemos escapado», dice entre risas.

«Cuando me lo anunciaron les dije que si no conocían a nadie con más méritos. Fue una sorpresa grata», cuenta emocionado el párroco,  «cualquier cosa que venga de la Sociedad de Artesanos tiene un valor añadido, es una institución muy arraigada en el concejo con más de cien años de historia».

La medalla le será impuesta en un acto que tendrá lugar en el auditorio de la Casa de Cultura «Palacio de Omaña» el próximo día 7 de julio, después de la celebración de la primera novena a la Virgen del Carmen. Su deseo para las próximas fiestas es que sean «en paz».

Cartel de las Fiestas del Carmen de Cangas del Narcea, 1985

Cartel y portada del programa de fiestas del Carmen de Cangas del Narcea (Asturias) del año 1985. Autor: Carmelo García Davis.

Cartel de las Fiestas del Carmen de Cangas del Narcea de 1969

Cartel de las Fiestas del Carmen de Cangas del Narcea de 1969.

Firmado: José Colubi [José Colubi Menéndez, Cangas del Narcea, 4 de enero de 1928 – Oviedo, 12 de julio de 2003]

Imprenta La Industria, Gijón.

Colección de la Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez de Ayala”, Oviedo.

Fernando Graña medalla de oro de Artesanos a título póstumo

Fernando Graña Rodríguez

En reunión celebrada el 16 de junio del 2016, la junta directiva de la Sociedad de Artesanos Nta. Sra. del Carmen de Cangas del Narcea, ha acordado por unanimidad conceder la medalla de oro a título póstumo a Fernando Graña Rodríguez.

PROPUESTA DE MEDALLA DE ORO 2016: Fernando Graña

Hay dos cosas que distinguén a un buen cangués: estar aquí, en Cangas, cuando la ocasión lo requiere y estar ahí para Cangas en las ocasiones que ella te necesita. la primera está, por así decirlo, grabada en nuestros genes y nadie podría vanagloriarse de ser cangués si, aún en el otro extremo del mundo, no siente la llamada de su tierra un 16 de julio. La segunda es, quizás, un poco menos común y es la que verdaderamente diferencia a los cangueses de pro. Fernando cumplía las dos en sumo grado.

Partició en la fundación de la Peña La Andolina, creada en 1975 para reforzar La Descarga, y fue después presidente de la misma. Tanto cuando era socio fundador, como después, cuando fue presidente, hizo de la colaboración entre la Peña y la Sociedad de Artesanos su principal preocupación. Ayudó a reconducir ciertos excesos puntuales que se produjeron y se esforzó en inculcar esta idea para los tiempos venideros.

Fue miembro de la Junta directiva de la Sociedad de Artesanos desde la presidencia de Pablo Fernández aunque, anteriormente, colaboró con la misma en todos los asuntos en los que se le pidió y, en especial, el evitar conflictos en las relaciones entre la Sociedad y el Gobierno Autonómico.

Como miembro de la Junta, colaboró durante años en la organización del Cena de Artesanos del 15 de julio y contribuyó a terminar con los problemas de organización que sufría ésta, con firmeza y diplomacia y a hacer de ella el evento modélico que es hoy. Siempre le gustaba recordar la ocasión en que nos sorprendió la lluvia al final de la cena (entonces se hacía en el Prao L’Molín), tuvimos que tomar el postre refugiados en las casetas de las máquinas y nadie marchó sin pagar.

Fernando Graña, en fin, siempre pensó, como cangués y como socio de Artesanos, se debía apoyar a la Sociedad en todo momento y circunstancia, siempre puso en práctica este principio y siempre procuró inculcarlo en todas las personas de su entorno. Por eso, creo que merece que le sea concedida la Medalla de Oro 2016.


Juntos

Miembros de la Asociación Cultural ‘El Arbedeiro’ de Navelgas (Tineo) y de la Sociedad de Artesanos de Cangas del Narcea

El pasado fin de semana la Asociación Cultural “El Arbedeiro” de Navelgas ha entregado su Panoya de Oro a la Sociedad de Artesanos “Nuestra Señora del Carmen” de Cangas del Narcea. Este acto de hermanamiento entre dos grupos de personas, próximas en el espacio y cercanas en el sentimiento de defensa de las tradiciones, me ha hecho pensar una vez más en lo importante que el movimiento asociativo ha sido y es en la defensa y conservación de nuestra identidad cultural y de las cosas importantes de nuestro entorno. Por separado somos como briznas de paja que cualquiera puede romper o voladores sueltos en una tarde de verano, a los que nadie hace caso. Pero, cuando nos juntamos, nos convertimos en una riestra que puede sostener un peso enorme, en una Descarga que atruena el cielo.

Es una verdadera pena que esa unión que demostramos en lo que toca a nuestra tierra chica no la sigamos demostrando en otros aspectos de la vida pública.

Hubo un tiempo en que juntos cambiamos este país. Por desgracia, nos dejamos convencer de que la labor ya estaba hecha y de que podíamos dejar la administración de nuestras conquistas sociales en mano de políticos y sindicalistas. Fue un terrible error que hemos tenido que lamentar amargamente. Todo el esfuerzo de varias generaciones ha sido dilapidado. Ahora mismo, las cotas de democracia, justicia social y honestidad pública no son sensiblemente superiores a las de 1974; de hecho, en el último aspecto, probablemente sean peores.

Así que tendremos que volver a poner manos a la obra, dejar de llorar por las esquinas, juntarnos y empezar otra vez a recuperar nuestros derechos. Los mayores tal vez se acuerden de cómo se hace. Los más jóvenes están aprendiendo (a la fuerza) a toda velocidad. Nos queda por delante otra Transición y a ver si esta vez, de verdad, hemos aprendido de los errores del pasado.


Antonio Ochoa es secretario de la Sociedad de Artesanos Ntª. Sra. del Carmen, socio del Tous pa Tous y autor del blog: Entre montañas


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Las fiestas del Carmen en 1931

Preliminares

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La Descarga el 16 de julio de 1931.

Como todos los años, novena muy concurrida; muchas pucheras y taquinos de jamón y cecina a la hora de la novena en casa de Ordás y Zoila; mucho ajetreo de blanqueo y limpieza por las casas y calles de La Fuente y de Abajo, así como de Ambasaguas, etc.; gran movimiento en la colocación de postes y tendido de alambre para la iluminación, y muchos forasteros cangueses y no cangueses que durante el novenario van llegando para disfrutar de unos días, como es difícil poder hacerlo en ninguna parte; pero ¡ay!, el día 14 causó más de un pesar a miles de personas, sobre todo jóvenes, que creyeron que las fiestas de este año se iban a ahogar en agua, ya que ese día estuvo lloviendo todo él sin cesar y de un modo que no parecía sino que las cataratas celestes querían inundar nuestro planeta.

La víspera

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Banda Municipal de Cangas del Narcea, dirigida por Lorenzo Menéndez, en la calle Mayor, 1931

Los corazones se ensanchan; el regocijo píntase en todos los rostros; el sol luce desde las primeras horas de la mañana: el día se presenta hermoso.

Ya no cabe duda de que el tiempo está de parte de la gente joven, la que hace mil cábalas, relacionadas con las prendas nuevas de vestir, en los bailes y con las conquistas amorosas.

Los cohetes, disparados a las doce del día, los gigantones, la banda de música de Cangas y la del regimiento número 3, de Oviedo; las gaitas y el continuo repique de campanas, ponen a Cangas en un estado de nerviosismo y agitación, durante hora y media, muy difícil de pintar.

Llegada la hora de la verbena, ésta presenta un aspecto fantástico desde todos los puntos que dominan Ambasaguas y Barrionuevo. En medio del puente romano gira una farola con una espiral de luz eléctrica blanca y rosa, que aparece y desaparece alternativamente de abajo arriba y viceversa. Toda la fachada de la iglesia, desde el campanario, así como las cornisas y puerta principal, están rodeadas de luces de colores, también eléctricas. Los tres puentes, o sea el romano, el de Ambasaguas y el de los Peñones, así como Los Nogales y Barrionuevo, están cubiertos de farolillos de papel de colores, alternados con focos blancos de luz eléctrica. Una hermosura, en fin, debiendo consignar que el fluido eléctrico y demás lo regaló, como otros años, D. Antonio Arango.

Los Nogales viéronse toda la noche, hasta las dos de la madrugada, repletos de gente, ya que allí y sólo allí tocaba la música, o sea las dos bandas y organillos; y dicho esto, nos excusamos de apuntar que en Los Nogales se establecieron los puestos de bebidas, se dispararon muchos cohetes, se quemaron fuegos artificiales, etc., etc. También se dispararon infinidad de cohetes gordos, y desde el huerto de la casa de D. Braulio Sánchez, y desde el sitio del Pelayo, en donde tienen por costumbre dispararlos los socios del Carmen. 

El día de la santina

Este amaneció espléndido, hermosísimo, como se ven pocos días. El pueblo despierta temprano; las empanadas de jamón y anguilas vense camino de las tahonas, unas, y de regreso, otras; los vendedores de corderos y cabritos madrugan con su mercancía, como el día anterior; los aprendices de sastre y algunas guapas chalequeras no cesan de llevar nuevos trajes a casa de sus parroquianos; los comercios y barberías están atestados de gente; se siente mucho ruido de automóviles, y a las diez sale la procesión desde Ambasaguas para la Colegiata, en medio de descargas atronadoras de cohetes.

En la Colegiata se celebra misa solemnísima, cantada por distinguidos jóvenes de ambos sexos de la localidad. El sermón está a cargo de un Padre dominico, hijo de este concejo, del pueblo de Posada de Rengos, Fray Manuel Ramos. Saluda emocionado a sus paisanos, y con verbo cálido y fácil, lleno de unción evangélica, se adentra en la vida y virtudes de la Virgen Carmelitana.

A la salida de misa, música, paseo y baile en La Vega, con el reparto de empanadas a los pobres. Número este que llenó de admiración a cuantos forasteros lo presenciaron.

Los forasteros continúan llegando sin cesar, tantos, que no se recuerda otro año igual, habiendo infinidad de ellos de la provincia de León, Pola de Allande, Tineo, La Espina, Salas, Luarca, Oviedo, Gijón, Belmonte, Grado, etc. De Grado parecía que materialmente se había volcado todo el pueblo en Cangas. Baste decir, para juzgar el número de forasteros que nos visitaron, que aun proponiéndose ver una persona conocida, en algunos momentos, en la calle Mayor o en La Vega, no era posible conseguir tal cosa.

En la tarde de este día, y mientras se aproximaba la hora de la descarga, los ases del canto asturiano y la banda de música de Oviedo dieron un concierto en el teatro, habiendo acudido numeroso público. 

La procesión y la descarga

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Procesión de la Virgen del Carmen en el puente de piedra, hacia 1940.

Este año, como novedad, se celebró la procesión a las ocho y media de la noche, casi entre dos luces. La concurrencia es inmensa; los puntos todos de dominio sobre Ambasaguas, lo mismo calles que casas, El Cascarín, El Fuejo, La Oliva, El Mercado, etc., vense atestados de personas que esperan, ansiosas, ver asomar la Virgen al puente de piedra para presenciar el espectáculo insuperable en su clase y emocionante en extremo.

Y el momento llega; y de repente, cientos y cientos de voladores de todos los calibres y a la vez rasgan, iluminan y atruenan el espacio durante más de quince minutos seguidos, saliendo los cohetes de Los Nogales, El Cascarín, Ambasaguas, El Mercado, El Pelayo, etc., y cruzándose amenazantes en el espacio que cubre la ermita en donde mora la Virgen festejada.

Este año la descarga superó en mucho a la mayor habida; y si algún nuevo calificativo merece, puede dársele el de demasiada descarga. ¡Cómo sería!

Y los forasteros estaban admirados, no saliendo de su asombro. Yo creo que estaban asustados. ¿Cómo no, si lo estábamos los de casa? 

Vino gratis a los forasteros

Así rezaba un cartelón sujeto al tronco de un árbol en el campo de La Vega, en donde una barrica de excelente vino tinto de Cangas, al cuidado de Paneiro, estaba abierta a todo forastero que quisiera tomar uno o más vasos.

Los cachos de madera, con vino, por supuesto, era lo que más preferían todos los forasteros. «¡Qué rico!», decían. 

La verbena de ese día

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Máquinas de voladores preparadas para La Descarga en Los Nogales, Cangas del Narcea, en 1931.

Fue en La Vega. El campo estaba admirablemente iluminado con farolillos de papel y luces eléctricas. Los farolillos salían del Campo hasta la Plaza Mayor.

La noche era hermosísima, como pocas, razón por la cual todo el mundo bajó al campo, hasta el extremo de verse aquél completamente lleno, como nunca se ha visto ni soñó verse.

Durante la noche se dispararon infinidad de cohetes y se quemaron bonitos fuegos artificiales; y los organillos y las dos bandas de música, sobre todo éstas, hicieron las delicias del público hasta las dos de la madrugada, hora en que los forasteros comenzaron a desfilar de regreso a sus casas de Pola de Allande, Tineo, La Espina, Luarca, Salas, Grado, Oviedo, Belmonte, Gijón, Leceana, etcétera, etc. 

Día 17. Tiro de pichón y verbena

Para el tiro de pichón, y como premios, había cinco hermosísimas copas, donadas por don José Herrero, una; por el marqués de Aledo, otra; dos, por la Comisión de festejos, y una, por la Sociedad de Cazadores.

El primer premio, que fue en la primera tirada, la ganó D. Manuel Valdés, de Tineo, que era una de las copas de la Comisión citada; la copa del marqués de Aledo la ganó otro joven de Tineo, D. Nicolás García, y la otra copa de la Comisión y la de la Sociedad de Cazadores las ganó D. Gervasio Cantón, de Cangas. Quedó la copa del Sr. Herrero, que se disputará otro día; y terminamos la reseña de este simpático número celebrado en el prado del Reguerón, con cohetes y música y una entrada bastante buena, mencionando al veterano cazador don Luis Cantón, que se ganó una poule de cincuenta y cinco pesetas, matando pichones sin tasa.

La verbena se celebró en el paseo de Dámaso Arango, el que estaba bonitamente iluminado y en donde la gente joven rindió culto a Terpsícore hasta la una de la mañana, sin que faltasen los consabidos cohetes y fuegos artificiales. 

Día 18. Concurso de ganado y nueva verbena

Del concurso de ganado celebrado el sábado de ese día nos ocupamos en otro lugar de este número.

La verbena fue en la calle Mayor, la que estaba iluminada en toda su longitud, que, como saben los cangueses, es un rato larga; y, como en todas las reseñadas, mucha gente, mucha animación y temperatura deliciosa, sin que faltase la pólvora en voladores y en ruedas bonitas.

 Día 19. Carreras en bicicleta y en saco, concurso de natación, chocolate y teatro

En las carreras de bicicleta se inscribieron ocho corredores, siendo 36 los kilómetros a recorrer en una hora y un cuarto.

En las primeras vueltas, que era salir del paseo de Dámaso Arango hasta el puente del Infierno y vuelta hasta Limés, dos veces, quedaron algunos corredores fuera de concurso por pinchazos repetidos en sus máquinas, siendo el resultado final el siguiente:

Primer premio, consistente en 30 pesetas: lo ganó Ceferino Arias Arce; el segundo, 20 pesetas: Justo Uría Azcárate; el tercero, 15 pesetas: José Valle Cantón; el cuarto, 5 pesetas: Manuel Pérez Avello, niño de doce años, y el quinto, consistente en unas almadreñas, fue para Manuel Fernández Agudín, de Corias. 

Carreras en saco

Estas carreras fueron un número que hizo reír bastante y al que acudieron media docena de chicos pequeños, que hicieron las delicias de los demás chicos, pequeños y grandes, que en número crecidísimo presenciaban los saltos y los revolcones, locos de contento. 

Natación

A este concurso, que consistía en premiar a los tres que llegasen primero desde el rabión del Peñón Furao hasta la estacada de los de Obanca, sólo se presentaron cuatro nadadores, llevándose el primer premio el niño Marino Méndez G. Solar; el segundo, Eduardo Díaz Menéndez, y el tercero, Manuel Muñiz Díaz. 

Chocolate

Este número del chocolate fue graciosísimo, pues consistía en que dos niños con los ojos vendados, sentados el uno frente al otro, con una tartera llena de chocolate entre ambos, tenían que mojar pan allí y cebarse mutuamente. Ante la perspectiva del chocolate, se prestaron al juego tres parejas de chiquillos, los cuales se propinaron infinitos manchones en la cara y manos, no untándose la ropa por tener el traje cubierto por un saco. 

Teatro

Como colofón a las fiestas del Carmen dio seis funciones en nuestro teatro Toreno la compañía cómico-dramática, Rico-Guerrero. En la de este día tuvo la compañía un lleno franco, de bote en bote, como no se esperaba menos, ya que son muchos todavía los forasteros que el día 19 pernoctaron en Cangas. 

Final

Y ya era tiempo, dirá más de un lector; pero los cangueses que viven allende los mares, y lo mismo los que viven aquende de ellos, fuera de Cangas, quieren saber, tienen derecho a saber, por medio de LA MANIEGA, todo cuanto pasa en su patria chica.

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La Descarga el 16 de julio de 1931

Por eso, como final de fiestas, hemos de decir que a pesar de tantísima pólvora como se quemó, tanto ir y venir de automóviles y tantas pucheras de vino y otros licores que se trasegaron al estómago, no hubo que lamentar nota alguna desagradable. Esto lo decimos con orgullo, porque Cangas del Narcea ya es conocida por toda la provincia y fuera de ella, como pueblo culto, hospitalario y que sabe disfrutar de unos festejos como nadie y como hay muy pocos.

 


Publicado en La Maniega; Año VI Num. 33 Julio-Agosto de 1931


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«El Carmen en Cangas del Narcea: Un paisaje literario de Evaristo Valle», 1929

Máquinas de voladores en el Cascarín antes de La Descarga, 16 de julio de 1931

Hermoso recorrido (por la Asturias occidental. Grado, Cornellana, Salas, Corias. Monasterios, iglesias, torreones, hórreos y casonas solariegas a los lados de una carretera espléndida, dorada y terca.

También iban mis amigos Alfredo Fernández y Evaristo Eguren, muy conocido por estos lugares. Él siempre lo ha dicho.- Y sí, es cierto, su popularidad en Salas es evidente. ¡Qué de saludos! ¡Qué cordial y afectuoso momento social! Vímonos, de pronto, en esta villa, rodeados de sus innumerables amistades que nos prestaron útil servicio dando vueltas y más vueltas en busca de las llaves de la Iglesia parroquial… «¿Por dónde andará? ¿Dónde estará el sacristán?» No se oían otras frases. Y nos quedamos perplejos al saber que aquel hombre de súbito aparecido, después de una hora, cargado de moldes de hojalata para hacer quesos, era el sacristán deseado. Supondréis que nuestra finalidad sólo consistía en poder contemplar el sepulcro del eminente asturiano fundador de la Universidad de Oviedo. Así es que después de obtenidas las llaves no nos ocupamos más del sacristán ni de su fachada lamentable.

Y sigamos adelante dejando atrás los redondos y verduscos lomos del puerto de la Espina, monstruo quieto y variante de matiz según la luz de las horas y el capricho de las nubes. Y también dejemos de paso las demás maravillas del camino, entrando de lleno por esta de la Sierpes, que no otra parecía ser, en este día, la calle principal de Cangas del Narcea.

Fiesta del Carmen y de sol sevillano que prometía los mayores lujos para las tracas famosas de la tarde. ¡Oh, qué grandezas! Hay que verse sobre el puente romano, al pie de la Imagen venerada y en el fragor del entusiasmo para concebirlo y comprenderlo.

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La Descarga, hacia 1933

Bajo el cielo vibrante al estallido de doce mil voladores, un calofrío corrió por todo mi cuerpo y me estremecí, entrelazándose mis pensamientos henchidos de poesía y heroísmo. Cada vecino, con máquinas especiales, por las faldas de los montes circundantes, esforzábase con la mecha para precipitar los disparos. Era toda una raza en plena actividad simbólica. Raza admirable que solo mira a su propio corazón. Raza despreciadora de los tesoros americanos por serle los suyos suficientes para vivir dichosa con el vino sabroso de sus viñas. Era todo aquello junto, mil cacerías de jabalíes, cien batallas de Covadonga realizadas a la moderna, y, sobre todo, la tradición y la felicidad de un pueblo hidalgo. La complacencia se inflamaba en los pechos, en este día caluroso de julio, a la sombra de los aleros de los palacios, en las fértiles laderas y en las frescas cuevas donde los cuencos, de mano en mano, repartían alegría. ¡Dichoso pueblo que en estos tiempos frívolos logra un día tan fuerte y encantador! Sí, no hay duda, estos son los descendientes de Don Pelayo.

¡Qué momentos más agradables!… Eguren, en la procesión, se emocionó y exclamó a mi oído: «¡Qué pueblo tan simpático; parecemos príncipes; observa cómo nos miran las chavalas!». Y de nuestros ojos se desprendieron lágrimas de gratitud y dicha.

No era para menos si se toma en consideración el orden de las cosas. Porque primero iban los estandartes, después seis monumentales ramos de los que pendían rosquillas gigantescas, luego nosotros tres con el señor Alcalde, dando escolta a la santísima Virgen del Carmen, y seguía el clero, las músicas, el señorío y la muchedumbre.

También yo me emociono y me pongo romántico donde se mantenga una chispa de sentimiento; y en el rincón de mis recuerdos hoy se añade uno más para que en otras horas de tristeza en mi mente surja Cangas del Narcea y alivie mis penas.

¿A quién tenemos que agradecer este día, uno de los más felices de los muchos que voy viviendo? A una persona hasta este instante desconocida por mí. Hay que ser optimista; porque tras los nublados despierta un amanecer que borra los años y nos devuelve la dicha de la juventud. Esta persona es don Antonio Arce, alcalde de Cangas del Narcea, que se desvivió en obsequio nuestro con suprema amabilidad y cortesía, a la que correspondo humildemente con estas breves líneas en prueba de agradecimiento inefable.

Si el día ha sido dichoso, la noche rivalizó en aquel inmenso robledal de luces, de sombras, de músicas, de bailes, de cenas sobre el césped… ¡Oh, cómo me divertí!… Y, después de bien servidos, en la confusión de la fantástica verbena, perdí a todos mis amigos y me vi bailando, al son de un tambor, estrechando entre los brazos a una hermosísima vaqueira: Y yo le dije: «Bellísima vaqueira, dime, explícame, ¿cómo llegué hasta aquí?» Se echó a reír con la cara iluminada por un farolillo rojo, y al ver el juego de sus ojos exclamé: «¡Esto es París!…» Y siguió riendo mientras decía: «Yo soy pastora, y allá arriba en el monte tengo una choza; ven conmigo, y en el alba te daré de beber néctar de mis cabras…» Abrí los ojos sobresaltado por los latidos de un corazón. Era el motor del auto que se esforzaba subiendo los altos de la Espina. Comenzaba a amanecer. Alfredo y Eguren roncaban en un profundo sueño. El chófer medio soñoliento se fumaba un gran puro, y yo, en el asiento de atrás, pedí a Dios salud para volver en el año próximo y conseguir otro día feliz en Cangas del Narcea.

¡Cangas del Narcea te recordaré siempre! ¿Serás tú la vaqueira?

Evaristo Valle


Publicado en La Prensa, núm. 2.156, Gijón, 21 de julio de 1929


Las fotos de Balito, 1930-1932

Ubaldo Menéndez Morodo, ‘Balito’, a bordo del vapor ‘Veendam’, 1930

Ubaldo Menéndez Morodo (Cangas del Narcea, 1902-1968), conocido como «Balito», era un cangués alegre y muy sociable. Aficionado a compartir viajes y comida con sus amigos, en los años treinta fue un activo miembro de la sociedad excursionista canguesa «La Golondrina» y uno de los fundadores de la peña «El Arbolín».

En los años veinte emigró a México, donde también estaba su hermano José. En ese país trabajó en la fábrica de papel San Rafael, localizada en el municipio de Tlalmanalco a 50 kilómetros de la ciudad de México, que en aquel tiempo era la más importante del país y de toda Hispanoamérica. En ella trabajaba de escribiente en las oficinas de la empresa. La fábrica todavía existe.

En México se aficionó a la fotografía y en aquella fábrica tomó muchas imágenes de sus compañeros de trabajo, del equipo de fútbol de la empresa, en el que él jugaba, de indios o personajes singulares, de fiestas, comidas, viajes, etc.

A comienzos de 1930 vino a Cangas a pasar unas largas vacaciones. Viajó por Asturias, Madrid y Barcelona, y también por el concejo en compañía de Mario Gómez. Hizo muchas fotografías de la villa de Cangas y de los pueblos, algunas de las cuales se publicaron en la revista La Maniega. Como buen fotógrafo aficionado captó imágenes de lugares y rincones que ningún otro fotógrafo tuvo la curiosidad de tomar. Muchas de sus fotografías de la villa pueden verse en el Álbum de fotografías del Tous pa Tous.

En junio de 1931 regresó a México y a fines del verano de 1932 estaba de vuelta en Cangas del Narcea, para no volver a salir de aquí nunca más. Se casó en este tiempo con Estefanía Avello Díaz (Cangas del Narcea, 1904-2003), la recordada «Fanía». No tuvieron hijos.

Con la muerte de don Mario Gómez en el mes de abril de 1932, el final de La Maniega y la guerra civil, Balito perdió la afición por la fotografía. Pero de aquellos años de fotógrafo compulsivo quedaron un par de álbumes, que hoy pertenecen a la familia Menéndez Liste, en los que aparecen las fotografías de México y Cangas del Narcea, los dos mundos donde Balito fue feliz.



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Las fiestas del Carmen y La Magdalena en 1913

El programa de festejos para las fiestas de la Virgen del Carmen de Cangas del Narcea en 1913 lo hemos tomado del semanal El Narcea, nº 385 del 4 de julio de ese año.

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Procesión de la Virgen del Carmen en la calle de la Iglesia (hoy, calle de don Rafael F. Uría), hacia 1913. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Col.: Juaco López Álvarez

Programa de los principales festejos que, en honor de Nta. Sra. del Carmen de Entrambas-Aguas, se celebrarán en esta villa, durante los siguientes días del mes actual: 

DIA 13. De 5 a 7 de la tarde, habrá  música en el Paseo de Dámaso Arango, y, a las 9 de la noche,  función de zarzuela en el Teatro.

DIA 14. A las 4 de la tarde, harán un recorrido por la población los Gigantes y Cabezudos, acompañados de gaitas y tambores. Por la noche, teatro. 

DIA 15. A las 12, repique general de campanas en la iglesia parroquial y en la de Entrambas-Aguas, disparo de multitud de gruesos palenques y la Banda Municipal, acompañando a los Gigantes y Cabezudos, recorrerá la capital. A las nueve de la noche, bonita verbena en Entrambas-Aguas, durante la cual habrá nutridas descargas de cohetes y se quemarán preciosos fuegos artificiales, La Banda Municipal, alternando con los organillos y las gaitas y atambores, amenizará la verbena. Se anuncia que la iluminación será bonitísima. 

DIA 16. Al amanecer, alegre diana por gaitas y atambores. A las 8 de la mañana, solemne Misa en la iglesia de Emtrambas-Aguas. Acto seguido, saldrá la Virgen procesionalmente, por las calles de costumbre, para la Colegiata parroquial, donde se celebrará con toda solemnidad el Sacrificio Incruento. Predicará un elocuente orador sagrado. A las 11, paseo en el campo de La Vega y reparto de limosnas a los pobres; con asistencia de la Banda Municipal. A las 4 de la tarde, regresará procesionalmente la Virgen a la iglesia de Entrambas-Aguas y, a su entrada en el templo, tendrá lugar la tradicional e imponente descarga de palenques. Seguidamente,  paseo en el Campo de la Vega, donde, por la noche, habrá iluminación. 

DIA 17. Por la mañana, paseo y música en el barrio de «El Corral», y, por la tarde, paseo, cucañas, y carreras de cintas a caballo, en el Campo de la Vega. Función de teatro, por la noche. 

DIA 18. Por la tarde, concurso de bailes regionales en el Campo de la Vega, con premio a la pareja que mejor lo haga, carreras en sacos, cucañas acuáticas, paseo y música. Por la noche, teatro. 

DIA 19. A las 10 de la mañana, partido de foot-ball en el Campo de la Vega, y música. A las nueve de la noche, iluminación a la Veneciana en la calle Mayor y concurso de balcones, adjudicándose un premio de 25 pesetas al que aparezca mejor engalanado. La Banda Municipal tocará en la Plazuela del Centro. 

DIA 20. De 3 a 5 de la tarde, paseo en el Campo de la Vega y Tómbola a beneficio de los festejos. Por la noche, iluminación eléctrica en el Paseo de Dámaso Arango. La Banda Municipal asistirá a estos actos.

 

En el nº 388 del periódico El Narcea, de 25 de julio de 1913, se publicaba una breve reseña del colofón a las fiestas de ese año por parte de la Sociedad de Artesanos: 

Epílogo de las fiestas

Campo de La Vega, Cangas del Narcea. Merienda de la Sociedad de Artesanos celebrada el primer domingo después de El Carmen de 1913. Col. Familia Álvarez Pereda

En la tarde del domingo último celebró la Sociedad de Artesanos de «El Carmen» la merienda que todos los años acostumbra a celebrar el primer día festivo siguiente al de la Virgen Carmelitana.

A la hora de las cinco, próximamente, nutrida descarga de gruesos voladores reunió en el hermoso campo de la Vega a la mayoría de los individuos que componen la dicha Sociedad; y media hora más tarde, dando oídos a las alegres notas de una pieza tocada en el organillo del popular Manolín, sentáronse los comensales alrededor de las amplias mesas donde sería servida la merienda.

Buena, buena en verdad fue ésta; propia para satisfacer a los más afamados gastrónomos, tanto por lo escogido de los manjares, como por la condimentación de los mismos. Los dueños del «Café Madrid», encargados de dar el banquete, cumplieron a la perfección su cometido.

Durante el acto de merendar reinó franca alegría entre los socios concurrentes, disparándose numerosos palenques y dejó el organillo oír sus canciones. A la hora de los brindis pronunciáronse algunos breves y sencillos discursos, que valieron a quienes los pronunciaron muchos aplausos.

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Extracto del acta del año 1913 de la Sociedad de Artesanos con la distribución de gastos para los festejos de ese año

Terminado el banquete, los asistentes a él, formando grupo, dirigiéronse al barrio de Entrambas-Aguas, y, allí, delante del templo de Ntra. Sra. del Carmen, entonaron con afinación el Ave María.

Este final de fiesta, nuevo entre los de la Sociedad, causó honda emoción en los corazones de los socios; hasta el punto de que algunos de ellos, entre los que recordamos a D. Porfirio Ordás, no pudieron resistirse al deseo de pronunciar frases alusivas a lo realizado; frases que los oyentes recibieron con claras muestras de satisfacción.

Una última descarga de gordos cohetes dispersó a los congregados, ya entrada la noche.

Y hasta otro año.Nosotros miramos con predilección a esa Sociedad, que es elemento indispensable para la realización de los festejos en honor de la Virgen del Carmelo.

 

En el nº 389 del semanal El Narcea, de 1 de agosto de 1913, encontramos la crónica a las fiestas en honor de nuestra patrona, La Magdalena, cuya celebración contrasta de forma llamativa con los fastuosos festejos celebrados tan solo días antes en honor a la Virgen del Carmen. Tal y como podemos leer en la crónica: «No hubo fiesta profana y la mayor parte de los vecinos de esta parroquia trabajaron». 

La fiesta de la Magdalena

Desde hace unos años, los jóvenes don Cesar de Llano y D. Jaime Graña, vienen, con el producto de la cuestación que hacen el día 21, víspera del de la fiesta, entre los vecinos más próximos a la iglesia parroquial de esta población, haciendo la verbena en obsequio a nuestra Patrona.

La que hicieron el presente año fue verdaderamente grandiosa; arcos, bonitísima iluminación, abundantes cohetes, muchos y variados fuegos de artificio y globos; siendo amenizada por la Banda municipal, el organillo de Xángalo y por la gaita y el tambor. Estuvo muy concurrida y animada.

Bien, muy bien por dichos dos jóvenes.

En el día de la Santa recorrió ésta procesionalmente las calles de costumbre, sin música y sin cohetes y con escaso concurso de fieles.

La Misa fue solemnísima y magistralmente cantada con acompañamiento de armonium.

Al ofertorio, pronunció un elocuente y magnífico sermón, haciendo el panegírico de Sta. Mª Magdalena, el ilustrado Regente de la parroquia D. Benjamín Fernández Díaz.

No hubo fiesta profana y la mayor parte de los vecinos de esta parroquia trabajaron.

Triste, muy triste es tener que decir que los cangueses hacemos muy poco en obsequio de nuestra Patrona.

 

De folixa en folixa: Fiestas del Carmen, 2012

El actor asturiano Alberto Rodríguez, conductor del popular programa de la TPA ‘De folixa en folixa’, se transforma en este programa dedicado a las tradicionales fiestas del Carmen en un cangués más, disfrutando de un buen vino de la tierra de Cangas, conociendo el mundo de los voladores de primera mano y sintiendo el vibrar y el olor que inunda de pólvora a Cangas todos los años entre el 14 y el 22 de julio.



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Las fiestas del Carmen y la Magdalena en 1912

El programa de festejos para las fiestas de la Virgen del Carmen y la Magdalena, de Cangas del Narcea, en 1912 lo hemos tomado del diario El Noroeste, de Gijón, del 15 de julio de ese año. También aparece en el nº 336 del periódico El Narcea del 13 de julio de ese mismo año.

 

Cangas de Tineo

Festejos del Carmen

PROGRAMA

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Desfile de gigantes y cabezudos en las fiestas del Carmen y la Magdalena hacia 1912

Día 15. A las doce, repique general de campanas, disparo de cohetes y recorrido de las calles por la banda municipal de música. 

A las tres de la tarde, solemnes vísperas en la iglesia parroquial.

A la misma hora, y al son de gaita y tamboril, recorrerán las calles los gigantes y cabezudos. 

A las nueve de la noche, fantástica y sorprendente iluminación á lo napolitano, iluminándose los dos puentes, barrio de Ambas-aguas y paseo de los Nogales. Durante ella se quemará una selecta colección de fuegos artificiales. 

Amenizará esta verbena la banda de música, organillos, murgas y gaitas. Terminará la velada con ascensión de un colosal Mongolfier.

Día 16. Al rayar el día, las gaitas sorprenderán á los durmientes, con la tradicional alborada. 

A las ocho, solemne función religiosa en la iglesia de Ambas-aguas, y acto seguido salida de la procesión de la venerada imagen hasta la parroquial, en la que se celebrará el Santo sacrificio de la misa, con panegírico de la Virgen á cargo del elocuente orador sagrado, presbítero D. Leopoldo Gutiérrez Caso. 

A las once, tendrá lugar en el paseo de la Vega el simpático acto de repartir los bollos á los pobres del concejo, llevado á cabo por distinguidas señoritas de esta localidad. 

A continuación gran concierto por la banda de música. 

A las cuatro, regreso de la procesión a la iglesia de Ambas-aguas; durante ella se efectuará el imponente derroche de pólvora, característicos de estos festejos. A ambas procesiones asistirá la banda. 

Seguidamente se celebrará animado paseo en los Nogales. 

De nueve á una de la mañana, gran verbena en el paseo de la Vega. 

Día 17. De diez á una de la tarde, paseo matinal en el barrio de la Esperanza, amenizado por la banda. 

Por la tarde, de tres á cinco, cucañas en el citado paseo de la Vega. 

A las seis, corrida de cintas en bicicleta. 

A las nueve y media, gran función de teatro, en la que se pondrán en escena el bonito y aplaudido juguete cómico tetralingüe, de Vital Aza, titulado «Francfort», y el drama lírico de costumbres asturianas, original de Faustino Díaz Sánchez, que lleva por título «De las breñas». 

Día 18. A las cinco de la tarde, carreras provinciales de bicicletas. El recorrido constará de 60 kilómetros, por buena carretera, con premios de 50, 25 y 15 pesetas, respectivamente. 

A las nueve y media de la noche, gran baile de sociedad en el salón de la Academia Municipal de Música. 

A esta misma hora se celebrará otro colosal baile, para los artesanos, en el salón del Teatro. 

Ambos bailes serán en obsequio de los forasteros. 

Día 19. A las diez de la mañana interesante partido de foot-ball en el campo de la Vega. 

De doce á dos recorrerán las calles de la población los gigantes y cabezudos. 

A las cinco de la tarde carrera provincial de motocicletas, cuyo recorrido será Cangas á Tineo y regreso, con un solo premio de 75 pesetas. 

A las nueve de la noche, espléndida iluminación eléctrica, y paseo de trajes, en el Boulevard de Dámaso Arango. 

A la expresada hora, y en el mismo sitio, baile público, que será amenizado por la Banda y organillos.

Día 20. A las once de la mañana concurso de bailes regionales, adjudicándose un premio á la pareja que mejor baile. 

A las seis de la tarde, carreras locales de bicicletas, cuyo itinerario será saliendo del Puente  Nuevo, por la carretera de Ventanueva, rampa de los Nogales, Puente Madera, Ambas-aguas, antiguo Puente de Piedra, Molinos, Veguitina, la Vega y por la carretera al punto de partida. Premio: 15 pesetas y diploma de campeón de Cangas. 

A las nueve de la noche, sesión de cine público en el bulevar. 

Los días 21 y 22, se celebrarán las tradicionales fiestas en honor de Santa María Magdalena, patrona de esta villa.

 

NOTA. Las carreras provinciales de bicicletas y motocicletas no se regirán por el Reglamento de la U.V.E. [Unión Velocipédica Española], pudiendo tomar parte en ellas todos los corredores que lo deseen. 

Las carreras de motocicletas no se celebrarán en el caso de que no haya tres corredores. 

Los que deseen tomar parte en las carreras de cintas y locales de bicicletas, véanse con la Comisión de Festejos, con veinticuatro horas de anticipación. 

La sesión pública de cine es condicional, por hallarse pendiente de resolución el suministro de fluido eléctrico á la hora en que entregamos este programa á la imprenta. 

La pólvora y fuegos de artificio que durante los festejos se quemen, serán obra de los pirotécnicos de esta villa D. Raimundo Rodríguez y D. Maximino Fernández. 

 

La Comisión
Julio 1912

 

En el nº 337 del periódico El Narcea, de 20 de julio de 1912, se publicaba una crónica referente a estos festejos:

De las fiestas del Carmen

Quisiéramos hablar largo y tendido acerca de los festejos que se vienen haciendo en esta villa en obsequio y honor de Ntra. Sra. del Carmen de Ambas-Aguas; pero la falta de espacio nos obliga, muy á pesar nuestro, á ocuparnos solamente, y con brevedad, de algunos de los puntos del programa.

La verbena del día 15, en Ambas-Aguas estuvo concurrida y animadísima, amenizada por la Banda Municipal; y, durante ella, hubo verdadero derroche de pólvora y lucimiento de fuegos artificiales muy bonitos y variados.

El día 16, resultó hermosísimo el acto de ir la Virgen del Carmen, por la mañana, procesionalmente á la Colegiata, recorriendo las calles de costumbre, con asistencia de inmenso gentío, hallándose las casas adornadas con vistosas colgaduras, escuchándose los melodiosos acordes de la Banda Municipal y el continuo estampido de grandes palenques.

La misa que, acto seguido, se celebró en la Colegiata parroquial, fué solemnísima y magistralmente cantada por nutrido coro. El sermón, á cargo del ilustrado Presbítero D. Leopoldo Gutiérrez Caso, resultó verdaderamente notable, tanto por la doctrina expuesta y desarrollada con singular maestría, cuanto por la originalidad en la exposición y desarrollo de aquella.

Solemnísimo estuvo, por la tarde, el acto de regreso de la procesión á la iglesia de Ambas-Aguas, y la descarga de voladores de gran calibre, que, según costumbre, se hizo al ingresar la Virgen en su iglesia, y que duró unos veinte minutos, imponentísima. Parecía que seis ú ocho baterías estaban incesantemente disparando durante el indicado período de tiempo.

También resultó muy hermoso y encantador el acto de repartir, en el magnífico campo de la Vega, los bollos preñados á multitud de pobres, bollos hechos por las señoritas de la localidad y por algunas de éstas repartidos entre las dulces notas de los instrumentos musicales de la referida Banda. El paseo, que siguió al reparto de bollos, estuvo lucidísimo.

La función de teatro, dada por unos cuantos jóvenes aficionados, que resultaron ser verdaderos actores, nada dejó que desear, y el teatro estuvo literalmente lleno, habiéndose vendido todas las localidades.

En medio de la mayor animación y alegría realizóse la corrida de cintas, con asistencia también de la Banda; y los Xigantones recorrieron las principales calles de la población, entre el entusiasmo de las gentes.

La afluencia de viajeros en el presente año fué extraordinaria.

En fin, la Comisión de Festejos, que trabajó y trabaja con verdadero celo, entusiasmo y actividad, debe de estar satisfecha. Nosotros la felicitamos sinceramente.

 

Sociedad de Artesanos

Por su parte, el 30 de junio de 1912, se reunieron, previa convocatoria y bajo la presidencia de don Laureano Francos, los señores socios que formaban parte de la Sociedad de Artesanos de Nuestra Señora del Carmen con objeto de hacer recuento de fondos y decidir como invertirlos en virtud de su reglamento.

Los ingresos ese año ascendieron a 2.605 pesetas y la distribución acordada fue:

– Para una misa que se celebraría el 22 de julio 40 ptas
– Gratificación para el cobrador  120 ptas
– Para bollos para pobres el día de la merienda 120 ptas
– Para la merienda que se celebraría el 22 de julio a las 12h 1.000 ptas
– Para gastos extraordinarios 40 ptas
– Para pólvora 1.285 ptas
SUMA:  2.605 ptas


Las comisiones quedaron formadas de la siguiente manera:

  • Comisión de merienda: E. Morodo, Manuel Muñiz y Francisco Pérez
  • Comisión para bollos: Avelino F. Agudín, Hermenegildo González y Zenón Flórez
  • Comisión para pólvora: Ángel Rodríguez, Cesar Llano y Francisco Gómez

Fiestas del Carmen de 1984 en Cangas del Narcea

Ernesto Gomez García del comercio «Electrodomésticos ER.GO-GAR», calle Mayor, 35 de Cangas del Narcea, elaboró este vídeo en los formatos de la época: 2.000, Beta y VHS, para obsequiar a sus clientes.



 

Un reguero de pólvora

NOTICIA DE LOS TALLERES PIROTÉCNICOS EN CANGAS DEL NARCEA

Miembros de la Peña El Arbolín en el Lagarón. Julio de 1954.

Se lamentaba Juan de Llano Ponte (conocido como “Juan de las Carreteras”), a mediados del siglo XIX, del gusto desmedido de los asturianos por los voladores y fuegos de artificio, mientras el país, en plena fiebre minera e industrial, debía pugnar por modernizar sus infraestructuras. “En vez de gastar tanta pólvora en fiestas, deberían las autoridades y el pueblo llano emplearla en abrir las entrañas de la tierra para nuevas minas y, sobre todo, para hacer caminos de los que tan necesitados estamos”, clamaba Llano Ponte en una época de transición en la que lo viejo se resistía a morir y lo nuevo luchaba por ser para crecer. No se engañaba aquel moderno visionario sobre la encrucijada asturiana en la que quería hacerse oír: el país y sus naturales eran dados a manifestarse explosivamente en sus festejos y era difícil que renunciasen a esa nada extraña personalidad colectiva para empujar un progreso que les parecía ajeno o, cuando menos, de lejanos y minoritarios beneficios. Así que todo siguió como en siglos precedentes, y en algunos lugares, como en la villa de Cangas del Narcea, las nubes de pólvora y el estruendo se convirtieron en una seña de identidad que hoy va multiplicándose en fama y aplauso.

La mecha, 1924. 60 x 39 cm. Cartel para Unión Española de Explosivos. Col. Unión Explosivos Rio Tinto, S.A. Madrid.

Cuando Llano Ponte daba sus consejos sobre el uso rentable de las materias explosivas, nacía este sector industrial a gran escala en Asturias, llamado a tener una sólida reputación en el ámbito español. Será sobre todo la demanda del sector minero, los distintos ramos del ejército y, en menor medida, las obras públicas, las que permitan que antes de iniciarse el siglo XX contase Asturias con tres importantes industrias de explosivos.

No cabe duda que la implantación y desarrollo de este sector influyó en la aparición de una tupida red de talleres pirotécnicos en toda la región, cuya producción artesanal se destinaba al consumo interno en su vertiente eminentemente festiva. Lógicamente, Cangas del Narcea, con esa tradición tan asentada en voladores y fuegos, no podía estar al margen de este fenómeno pirotécnico y fue así como se crearon distintos talleres, de los que hoy, en la renovación anual del ciclo festivo, queremos dar noticia.

Conviene señalar, sin embargo, que el comercio de materias explosivas en el concejo se había introducido desde que, en fecha que no podemos determinar, se había instalado en la villa una de las seis administraciones subalternas, dependientes de la central de Oviedo, de la Administración de la Hacienda Pública de la Provincia y, en concreto, de la Dirección General de Rentas Estancadas y Loterías, que controlaban la venta de materias explosivas. En el caso de Cangas del Narcea, el comercio era únicamente de pólvora de mina, y en 1868 almacenaba un total de 500 kilos. Como consecuencia de la Revolución de ese año, se va a producir la supresión de la Dirección General de Rentas Estancadas, con lo que la producción y comercialización de la pólvora y otras materias explosivas se va a liberalizar, desapareciendo en 1870 la administración subalterna de Cangas.

La prolija legislación que regula el sector irá acomodándose a una realidad cada vez más compleja, que en lo que atañe a lo estrictamente festivo será cada vez más restrictiva, tal como revela la Real Orden de 7 de octubre de 1886 que señalaba que: “Nadie podrá quemar fuegos artificiales, disparar cohetes o petardos o hacer cualquier uso público de sustancias explosivas sin permiso escrito del Alcalde de la localidad. En ningún caso podrá esto hacerse dentro de poblado, en caminos y lugares de tránsito o de numerosa concurrencia, ni en épocas o sitios en que puedan ocasionarse incendios en las mieses o pastos u otros daños semejantes”.

La razón de las autoridades para aplicar esta normativa en Asturias estaba en “la costumbre inveterada que existe en esta provincia de amenizar toda función como procesiones, romerías, bodas, bautizos, etc. disparando cohetes con el distintivo en su clase de bomba real, palenque y otros de gran detonación”, lo que hacía que se utilizasen materias prohibidas como la dinamita o la adición de clorato de potasa a la pólvora para potenciar su efectividad. Esto los hacía sumamente peligrosos, provocando graves sucesos en fiestas de toda la región.

En el punto de mira de las autoridades se hallaban los pirotécnicos, a los que se tildaba de “ignorantes o poco escrupulosos” a la hora de fabricar los productos que producían estos accidentes, pero el colectivo artesanal se defendía protestando que los artefactos por ellos construidos eran “inofensivos” y que eran “personas extrañas o malos compradores” los que manipulaban la composición, por ejemplo, de las bombas de detonación.

En las primeras décadas del siglo XX las normas para intentar corregir los continuos accidentes serán la Real orden citada de 1884 y las posteriores de 9 de noviembre de 1893 y 22 de noviembre de 1913, que intentan un mayor control de todo lo que afecta a los explosivos en su aplicación festiva. No será hasta la promulgación del Reglamento de Explosivos de 1920 cuando la regulación alcance de modo expreso a los talleres de pirotecnia o fábricas de fuegos artificiales, que funcionaban sin autorización, incumpliendo con ello la legalidad.

Gracias a la rigurosa aplicación de esta norma a lo largo de la década de los años veinte, y de modo particular durante la Dictadura de Primo de Rivera, conocemos documentalmente las características de las instalaciones y las reformas que realizaron dos talleres pirotécnicos de Cangas del Narcea, fundados con anterioridad, pero que se transforman a fines de este periodo para adecuarse a las condiciones exigidas por la ley.

El primero es el promovido por la vecina de la villa María Blanco Menéndez, quien solicita autorización en 1928 para instalar un taller de pirotecnia para fabricar a mano cohetes y fuegos artificiales elaborados con pólvora corriente y cloratada, no empleando más de diez kilos de estos productos por jornada laboral. El taller se instalaría en una finca, propiedad de la Comunidad de Dominicas, situada en el kilómetro 41 de la carretera de Ponferrada a La Espina, y distante más de trescientos metros de la villa. Los edificios más próximos al taller distaban a 30 metros, y el edificio -“caseta”-, tendría 3´80 metros de frente por 2´80 de fondo, siendo construido con tabiques de armazón de madera rellenos de rajuela, mientras que la cubierta sería en parte de teja plana y el resto de latón. El ingeniero comisionado por la Dirección General de Minas y Combustibles informará que la localización del taller es aceptable, pero para su autorización definitiva pondrá diversas condiciones: el taller debe cercarse con alambrado, valla o empalizada, poniéndose en los cuatro ángulos un aviso en el que se señale que dicho taller de pirotecnia está autorizado por la Real orden precisa. El recinto tendrá una sola entrada, exclusiva para el personal y con puerta de apertura hacia fuera, colocándose un rótulo que diga: “Prohibida la entrada”.

La fabricación debía comprender únicamente “los productos de la pirotecnia y fuegos artificiales de la clase corriente del país”, que eran cohetes o voladores, petardos, luces de bengala, y otros, teniendo todos la correspondiente mecha. Se prohibía la utilización de dinamita en todos los productos. Los morteros debían ser de cobre o bronce, siendo las mazas del mismo metal o aleación, y también de madera o piedra. Las agujas atacadoras y demás artefactos serían igualmente de cobre, bronce y madera.

Los toneles de trituración y mezcla no deberían tener ninguna partícula de hierro, y si el eje fuese de ese metal, debería recubrirse de madera y ésta, a su vez, de cuero cosido con cáñamo. Los balines que se empleasen debían ser también de bronce o madera. La elaboración con materias cloratadas debía hacerse al aire libre, en cobertizos o en departamentos a propósito. Tanto las materias primas como los productos elaborados debían tener el correcto almacenaje.

Por último, el taller pasaba a estar bajo la inspección de la Jefatura Provincial de Minas. La promotora lograba la aprobación de su taller por Real orden de 11 de junio de 1929. Pero debieron surgir problemas, pues en 1930 María Blanco solicita una nueva licencia para instalar un taller de pirotecnia, ahora en el lugar conocido como “Huertas del Pelayo”, distante 50 metros del edificio más cercano que es un establo, y otro tanto de la vía de comunicación más cercana. El edificio para la manufactura sería una construcción completa de ladrillo con una planta de 5 metros de frente por 4 de fondo.

Tampoco ahora parece ser éste el taller definitivo, pues cuatro años después, en julio de 1934, una nueva solicitud documenta la petición de autorización para un taller “sito en las afueras de la villa” y a 65 metros del edificio más cercano y a 72 metros de la vía más próxima. Ahora, el edificio del taller sería de 20 metros cuadrados de planta, con una altura de muros de 2´70 metros, construidos en ladrillo. El piso sería de hormigón y la cubierta de teja, señalando la promotora que: “Sólo se fabricarán cohetes en sus clases más corrientes”.

Los Nogales, 1930. En el centro taller pirotécnico de Raimundo Rodríguez (Cantarín). Detalle de fotografía de Ubaldo Menéndez Morodo

Estrictamente contemporáneo del primer proyecto de María Blanco es el promovido también en 1928 por el vecino de la villa Raimundo Rodríguez “Cantarín”. En su solicitud señala que el taller de pirotecnia se situaba en las inmediaciones del río Narcea y a unos 32 metros de la carretera de Cangas a Ventanueva. El edificio más cercano se hallaba a 37 metros. El taller -“una caseta”- tendría 1´90 metros de ancho por 4´40 de fondo y se construiría con tabiques de armazón de madera cubiertos de piedra menuda, siendo la cubierta de teja plana. En su petición señalaba que el objeto del taller era “la fabricación a mano de cohetes y fuegos artificiales con pólvora corriente y cloratada”, trabajando menos de diez kilos diarios.

Ante las condiciones enumeradas, se le deben señalar algunos cambios por las autoridades competentes, pues meses después la localización del taller es en un terreno de su propiedad situado en el barrio de El Fuejo, a 137 metros de la carretera de Cangas a Ouviaño, y las características técnicas del edificio también varían: la planta será de 3 metros de ancho por 2´20 metros de fondo. Los muros serán de armazón de madera con relleno de sarmiento y revocados con cal tanto en el interior como en el exterior. El informe del ingeniero será negativo, basándose en la inexistencia de una defensa natural que proteja tanto la carretera como, sobre todo, los edificios y viviendas de los barrios del Fuejo y Ambasaguas, siendo denegada la autorización por Real orden de 12 de abril de 1930.

Para autorizarlo, la Dirección General de Minas exigirá además del taller de fabricación, la construcción de un edificio almacén con toda clase de seguridades, recinto cerrado con anuncios de la existencia del taller, una sola puerta de entrada con rotulación de la prohibición de acceso de persona ajena, así como todas las demás condiciones impuestas a la otra promotora local. Por fin, el taller promovido por Raimundo Rodríguez será definitivamente autorizado por Real orden de 17 de junio de 1930.

Casi todas las revisiones e informes para autorizar talleres y polvorines en toda la geografía asturiana a lo largo de los años veinte y treinta serán efectuados, en calidad de comisionado, por el ingeniero de minas Celso Rodríguez-Arango Méndez-Castrillón, de oriundez canguesa y probablemente pariente de Gregoria Rodríguez-Arango Fernández-Argüelles, quien en 1928 solicitará autorización para establecer un polvorín en el lugar de Obanca, en Cangas del Narcea, y en 1935 una expendería de explosivos también en la villa, en la calle de Galán y García Hernández (hoy, calle de Rafael Fernández Uría).

Carteles de Cangas del Narcea en la web del Tous pa Tous

Iniciamos esta nueva sección en Memoria Canguesa dedicada a los carteles, dando a conocer el cartel de las fiestas del Carmen de Cangas del Narcea de 1966. Ese año un grupo de cangueses, animándose los unos a los otros, decidieron festejar el Primer Centenario de la Descarga, una conmemoración que nadie se creía, pero que sirvió para organizar unas fiestas especiales. Uno de esos hechos especiales fue encargar el cartel de las fiestas a Alfonso (Alfonso Iglesias López de Vivigo, Navia, 1910 – Oviedo, 1988)

Alfonso era en aquellos años el mejor cartelista que había en Asturias; su actividad era intensa y las villas importantes le encargaban sus carteles a él.  El cartel festivo era una de sus especialidades y en ellos nunca faltaba el icono distintivo que identificaba a la localidad en fiestas, que en el caso del cartel de Cangas de 1966 será un volador, colocado en primer plano, que llena todo el cielo de Cangas. El cartel se tiró en la Litografía Luba, de Gijón. De este cartel solo conocemos un ejemplar, que se conserva en la Biblioteca de Asturias procedente del Depósito Legal. Ni el archivo municipal de Cangas del Narcea, ni la familia de Alfonso conservan un ejemplar. Es decir, es un cartel muy raro, a pesar de que no es muy antiguo.

El objetivo del Tous pa Tous será ir dando a conocer todos los carteles de fiestas, celebraciones, publicidad, asociaciones, etc. relacionados con Cangas y su concejo, porque, los carteles nos informan de las actividades y los intereses de la sociedad que los produce, y son a menudo una relevante manifestación artística. Sin duda, el cartel es otro testimonio más de nuestra memoria y esperamos que los cangueses colaboren enviando fotografías de viejos carteles que guardan en casa.

Fiestas del Carmen de 2000 en Cangas del Narcea

Las populares fiestas del Carmen y La Magdalena se celebran en la villa de Cangas del Narcea del 14 al 22 de julio y están declaradas de interés turístico regional. El 16 de julio, a partir de las ocho de la tarde, las culebras en Luarca, pueblo marinero ubicado a ochenta kilómetros, huyen porque sienten retumbar la tierra cuando sobre el cielo cangués atruenan los voladores. Es LA DESCARGA que la Sociedad de Artesanos dedica anualmente en su día a la Virgen del Carmen.


La Descarga, al otro lado del Narcea

Imágenes cortesía de la Peña El Refuerzo, que nos demuestran que La Descarga, no sólo se alimenta de la pólvora del prao del Molín, que también, sino que al otro lado del Narcea, la oración también se vuelve explosión haciendo más grande el espectáculo si cabe.



Fiestas del Carmen de 1985 en Cangas del Narcea

Ernesto Gomez García del comercio «Electrodomésticos ER.GO-GAR», calle Mayor, 35 de Cangas del Narcea, elaboró este vídeo en los formatos de la época: 2.000, Beta y VHS, para obsequiar a sus clientes.