Mario de Llano y González Reguerín
(Cangas del Narcea, 1888 – 1936)
21 a 25 de febrero de 1936
Mario de Llano (sentado en el sidecar), presidente del Partido Republicano y alcalde de Cangas del Narcea durante la Segunda República, en Corias, hacia 1920.
El popular alcalde de Cangas ha fallecido
(Narcea, nº 10, Madrid, 1 de marzo de 1936)
En su domicilio y cuando se hallaba tranquilamente conversando con los suyos, a las nueve de la noche del martes, 25 de febrero de 1936, falleció, a los cuarenta y cinco años de edad, repentinamente, de una angina de pecho, el popular alcalde del Ayuntamiento de Cangas del Narcea, recientemente repuesto en el cargo, don Mario de Llano y González Reguerín. Al conocerse en la villa la triste nueva causó enorme impresión, suspendiéndose esa noche, en señal de duelo, todos los festivales del Carnaval.
Por iniciativa de destacados elementos de la localidad fue trasladado al Ayuntamiento, donde el cadáver del popular alcalde quedó expuesto cubierto con una bandera nacional, desfilando ante él puede decirse todo el vecindario, sin distinción de clases. A la conducción de los restos mortales a su última morada asistió, por su propia voluntad, la Banda de Música. La carroza fúnebre, materialmente cubierta de valiosas y artísticas coronas con sentidas dedicatorias, era seguida de veintiún automóviles y de una imponente manifestación, como nunca vista en la villa, toda vez que sobrepasaba en más de cuatro mil personas las que asistieron al fúnebre acto, el que presidió el gobernador civil de la provincia, los diputados a Cortes señores Laredo, Maldonado, Félix Vega y otras distinguidas personalidades y representaciones del Magisterio, de la Diputación, de todos los Ayuntamientos de la provincia y una de Villablino (León), portadora de una monumental corona, que hizo el viaje a pie por no haber otro medio de comunicación a causa de la nieve.
El señor Llano hizo durante el tiempo que regentó los destinos del municipio una labor digna de toda loa y encomio, que resultará imperecedera a través de los años. En su actuación se crearon en el concejo cincuenta y una nuevas escuelas, dotadas de todos sus accesorios y material apropiado; se hicieron los estudios y sacaron a subasta los trozos primero y segundo de la carretera de Sierra y otros de la de Besullo; hiciéronse los estudios de la carretera del Pueblo de Rengos a Degaña y se aprobaron los de la de Ibias; se repararon y se hicieron varios puentes y caminos vecinales en el concejo; se realizó el saneamiento de alcantarillado en la villa y se llevó el agua al matadero y al barrio de Santa Catalina. Por diferentes aldeas se distribuyeron sementales de varias clases, y se facilitó medicinas e inyectables a los necesitados. A los labradores se proporcionó lo necesario para el exterminio de animales dañinos y se les ayudó en todo aquello que fuese de utilidad pública.
El finado alcalde era persona de trato afable, ameno, conversador y carácter franco y de ideología política altamente democrática, afiliado al partido político Izquierda Republicana, que en Asturias acaudilla don Álvaro de Albornoz; poseía un don especial de gentes que se captaba las simpatías de cuantos lo trataban. Era natural de la villa, hijo de aquel otro alcalde de grata memoria que se llamó don José. A pesar del enorme trabajo que supone la alcaldía, don Mario no abandonaba sus actividades de procurador, atendiendo diariamente a los numerosos clientes que acudían a su despacho.
Descanse en paz el hombre bueno y trabajador, modelo de alcaldes, que por sus méritos fue digno de un general aprecio, y reciba su familia, especialmente su viuda, doña Teresa Flórez y González, y su hija Carolina, el testimonio de nuestro más sentido pésame.