[2007-2011] Jose Manuel Martínez González
José Manuel Martínez González
16 de junio de 2007 – 11 de junio de 2011
Licenciado en Derecho. Elegido en la candidatura de Izquierda Unida (IU).
16 de junio de 2007 – 11 de junio de 2011
Licenciado en Derecho. Elegido en la candidatura de Izquierda Unida (IU).
José Luis Fontaniella Fernández
11 de junio de 2011 – 13 de junio de 2015
Diplomado en Relaciones Laborales por la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Oviedo. Elegido alcalde dentro de la candidatura del Partido Popular (PP).
13 de junio de 2015 – 17 de junio de 2023
Licenciado en Derecho y abogado. Elegido alcalde en la candidatura del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) durante dos legislaturas.
José Luis Fontaniella Fernández
17 de junio de 2023 – actualidad
Diplomado en Relaciones Laborales por la Escuela Universitaria de Relaciones Laborales de Oviedo. Elegido alcalde dentro de la candidatura del Partido Popular (PP). Fue alcalde anteriormente entre 2011 y 2015.
La finalidad de este artículo es describir la dinámica reciente de un paisaje de la montaña cantábrica, el puerto de Leitariegos y la cabecera del valle del río Naviego, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad, a partir del estudio de las fotografías aéreas y ortofotografías disponibles. Se pretende analizar la naturaleza de los cambios paisajísticos experimentados por este territorio como consecuencia del declive de las actividades ganaderas tradicionales y de la implantación de nuevos usos ligados al aprovechamiento de los recursos minerales y al desarrollo de actividades de ocio y deporte.
Esta investigación se ha elaborado en el marco del proyecto de investigación Diseño de un sistema de localización de fotografías aéreas históricas (España). Aplicaciones a la docencia, la investigación, el planeamiento y la ordenación del territorio (clave de referencia: CSo2012-32428), viniendo a completar además la llevada a cabo por los autores dentro del proyecto de Paisajes patrimoniales de la España atlántica y Navarra (clave de referencia: CSo2012-39564-C07-05), centrando ahora el estudio en la evolución más reciente del paisaje.
Los autores del estudio son Juan Sevilla Álvarez (Departamento de Geografía. Universidad de Salamanca) y Carmen Rodríguez Pérez (Departamento de Geografía. Universidad de Oviedo), y se ha publicado en Ería. Revista Cuatrimestral de Geografía (Universidad de Oviedo), núm. 98 (2015).
SAN PEDRU D’ARBAS / SAN PEDRO DE ARBAS
El Palacio.
Escudo monumental que solo presenta las armas de los Queipo de Llano: tres flores de lis y tres fajas, bordeadas por piñas. Lleva la cruz de la orden de Santiago. El escudo está flanqueado por dos leones rampantes con la lengua fuera. Fue esculpido en el siglo XVII.
La casa de los Queipo de Llano de San Pedru d’Arbas fue fundada en la segunda mitad del siglo XVI por Suero Queipo de Llano, natural de Cangas del Narcea y segundo hijo de Juan Queipo de Llano “el Viejo” y Mayor Álvarez de Tineo y Quirós, y su mujer María Flórez de Sierra, de la Casa de Jarceley. A los fundadores de la casa les sucedieron sus hijos: Juan Queipo de Llano y Flórez (San Pedru d’Arbas, 1584 – Jaén, 1647), obispo de Pamplona y Jaén, y Diego Queipo de Llano y Flórez (Cangas del Narcea, 1601- Madrid, 1656), que fue caballero de la orden de Santiago y señor de Pobladura en León. Estos dos hermanos fundaron el convento de N. S. de la Encarnación de madres dominicas de la villa de Cangas del Narcea en 1657. A Diego Queipo de Llano y Flórez le siguió Manuel Queipo de Llano y Murias. Los Queipo de Llano de la casa de San Pedru d’Arbas entroncaron a mediados del siglo XVIII con el marqués de Castro Serna y después con el conde de Adanero, que era el propietario de esta casa y sus tierras en el siglo XIX.
La vida es caprichosa. Que dos de los mejores arquitectos asturianos del siglo XX hubieran nacido en el mismo lugar, Cangas del Narcea, en el mismo año, 1910, y que, además, fueran primos son situaciones que hacen pensar en alineaciones astrales o situaciones que se salen de lo racional.
No acaban ahí los paralelismos, ambos iniciaron estudios de ingeniería para, finalmente, cambiar y optar por arquitectura, carrera que cursaron en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, terminando Ignacio A. Castelao sus estudios en el año 1936, un mes antes del inicio de la guerra civil, y José Gómez del Collado unos años después, en el año 1944, aunque la expedición del título no se cursó hasta el año 1947.
Deseo de modernidad y búsqueda de integración de otras artes en sus obras fueron características de su trayectoria profesional, no resueltas de la misma manera. Gómez del Collado fue más “artista total”, en el sentido de que él mismo era quien proyectaba los motivos pictóricos o escultóricos que aparecían en sus obras, véanse los relieves del Hotel Truita (1953), pavimentos de casa Morodo (1958), mural de bloque de viviendas en Santa Catalina (1963) o motivo ornamental de Cafetería Amador (1964), todos ellos en Cangas del Narcea.
Castelao optó por colaborar con artistas asturianos contemporáneos, como fue el caso de Antonio Suárez (autor del estupendo mosaico del Paseo de los álamos en Oviedo), quien realizó murales para edificios de viviendas (portal del edificio conocido como “el serrucho” (1956) en C/ Cervantes, 15, así como el de las viviendas situadas en la calle Santa Susana, 35 (1962), ambos en Oviedo); también fue autor del frontal del balcón de la delegación de Hacienda (1960), obra en la que Castelao transformó el antiguo convento de Santa Clara en oficinas para ese organismo; intervino también Suárez en la capilla del Colegio de las Dominicas de Oviedo (1951), al igual que en el pavimento del vestíbulo de uno de los mejores proyectos de Castelao, la facultad de biológicas y geológicas de Oviedo (1965), donde también se produjo la colaboración con otro gran artista asturiano, Joaquín Rubio Camín, quien realizó unos murales metálicos con motivos del mundo geológico. En la facultad de medicina (1974) José María Navascues realizó dos murales escultóricos en hormigón que dialogan con la arquitectura del edificio, integrándose perfectamente en el mismo.
La formación en ingeniería que ambos habían tenido probablemente les llevara a profundizar e investigar en los sistemas de prefabricación e industrialización de los procesos constructivos. Así, Castelao desarrolló y patentó un forjado cerámico (1942) conocido como MIT, propuso estructuras prefabricadas (1957) para utilizar en viviendas experimentales, realizó estructuras espaciales, de las que cabría destacar el “nudo Castelao” (1958), utilizado en la cubierta de la gasolinera situada en La Tenderina de Oviedo, así como distintas estructuras de hormigón que utilizó en el Colegio San Ignacio de Oviedo (1973), la Facultad de Biológicas de León (1973) y la nave realizada para Valtra-Citroën (1979). Por su parte, Gómez del Collado estudió todo el proceso de prefabricación necesario para aplicar a las viviendas, desarrollando el sistema PANAL que se pensaba usar en una promoción privada de más de 1.500 pisos a realizar en Pinto, Madrid, aunque problemas de financiación impidieron, finalmente, llevar a cabo la novedosa propuesta constructiva, realizándose varios bloques en Cangas del Narcea con distribuciones y fachadas similares, aunque con métodos de construcción tradicionales (en la actualidad el único que ha resistido el paso del tiempo sin sufrir alteraciones que modifiquen notablemente su aspecto inicial es el situado en la C/Uría de Cangas del Narcea, enfrente del edificio del restaurante Riesco, también realizado por Gómez del Collado).
El hecho de haber permanecido soltero permitió a Castelao centrar su vida en su carrera profesional, viviendo por y para la arquitectura, permitiendo este hecho tener mayor facilidad para viajar, conociendo de primera mano la obra del arquitecto finés Alvar Aalto, la de los grandes referentes en la arquitectura del siglo XX, Le Corbusier y Mies van der Rohe, así como la arquitectura italiana, especialmente la de un tocayo suyo, Ignacio Gardella, cuyas viviendas en Alessandria tuvieron eco en el edificio Arango de Oviedo (1957) donde se ubicó la estación ALSA.
El no haber construido Castelao ninguna obra de cierta entidad en la villa de Cangas del Narcea puede deberse a un pacto de caballeros con su pariente, Gómez del Collado, algo que demuestra su generosidad, pero que nos ha privado de poder disfrutar de la misma en la actualidad.
Los restos de ambos descansan en el cementerio municipal de Arayón en Cangas del Narcea. Es de desear que el recuerdo de su buen hacer perdure también unido en el tiempo.
A finales del año 1959 se inauguró en Barcelona una exposición de arquitectura finlandesa patrocinada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña y Baleares, en colaboración con el Museo de Arquitectura Finlandesa de Helsinki. La exposición mostraba algunas de sus obras más representativas construidas desde la revolución arquitectónica a principios del siglo XX, hasta la arquitectura contemporánea. Un mes más tarde, en enero de 1960, la misma exposición se trasladaría a los salones de la Biblioteca Nacional en Madrid.
El éxito de estas exposiciones animó al Colegio de Arquitectos catalán a organizar un viaje de estudios a Suecia, Finlandia y Dinamarca. En abril de 1960 se difundió la propuesta a través de su revista Cuadernos de Arquitectura, y en el tercer trimestre de ese mismo año, una vez concluido el viaje, se publicó en dicha revista un artículo ilustrado con una selección de dibujos realizados por dos de los arquitectos que habían participado en él; Ignacio Álvarez Castelao (Cangas del Narcea, 1910 – Oviedo 1984) y Mariano Gomà Pujadas.
Álvarez Castelao y Gomà Pujadas pertenecían a una misma generación de arquitectos, que durante su vida profesional mantuvieron una postura crítica con la arquitectura nacionalista e historicista de posguerra. Ambos compartían la inquietud por la integración de las artes plásticas en la arquitectura moderna, e influyeron en la renovación arquitectónica y cultural de nuestro país, cada uno desde su ámbito geográfico. Los dos arquitectos mantenían además una buena amistad personal, fruto de las múltiples coincidencias que su vida profesional les había ido deparando, y seguramente todo ello influyó en la decisión de realizar juntos aquel viaje.
El itinerario y todos los detalles de las excursiones habían sido cuidadosamente organizados por el colegio catalán. Para las visitas guiadas contaban con la ayuda de los corresponsales de Cuadernos de Arquitectura en los países escandinavos. La programación del viaje se completaba además con una visita a Alvar Aalto en su estudio de Munkkiniemi y un encuentro en Helsinki con el joven y revolucionario arquitecto Reima Pietilä, autor del pabellón de Finlandia en la Exposición Universal de Bruselas de 1958.
Los dibujos de viaje en el arquitecto expresan su forma de comprender la arquitectura. En esta ocasión, el descubrimiento de la arquitectura y el urbanismo nórdicos se entremezclaba con la experiencia turística y así lo expresaba la selección de dibujos escogidos para su ilustración. A ambos arquitectos este viaje les ofreció la oportunidad de acercarse a una arquitectura que admiraban y perseguían.
Los dibujos de Castelao son dibujos cuyo objetivo principal es la definición formal y volumétrica de la arquitectura y que para sus vistas escoge indistintamente la representación de la arquitectura tradicional o la arquitectura contemporánea.
1.- Estocolmo.
La vista del ayuntamiento de Estocolmo ocupa la primera página en el artículo de Cuadernos de Arquitectura. Se trata de un proporcionado y expresivo apunte del edificio y su entorno. La imagen sitúa entre el observador y el edificio, la estructura metálica de un viaducto como parte de un complejo nudo de comunicaciones con viales a diferentes alturas. Este dibujo representa una vista casi imposible del edificio y el entramado de viales existente en una de las islas cercanas al ayuntamiento.
2.- Nyhavn. Copenhague.
Este dibujo de Álvarez Castelao reproduce fielmente la típica imagen de postal turística de Nyhavn, el puerto nuevo construido a finales del siglo XVII para permitir el acceso al mar desde la ciudad de Copenhague y que la expansión de la ciudad hacia el mar había convertido en un canal interior. En este apunte, el arquitecto recoge las características de la arquitectura tradicional de la capital danesa; edificios con cubiertas a dos aguas de fuerte pendiente, y destaca el coronamiento de los hastiales, los baburriles y el diseño uniforme de huecos verticales en las fachadas.
3.- Museo Louisiana, Humlabaek, Copenhague.
Después de la ciudad de Copenhague, el recorrido arquitectónico les llevaría por la costa danesa hasta la ciudad de Humlabaek para visitar el Museo de Arte Moderno de Louisiana, construido por los arquitectos Jorgen Bo y V. Wohlert en 1958. La arquitectura del museo se adapta al paisaje del parque en el cual se ubica y abre sus vistas hacia el mar. La descripción literal en el relato del viaje lo destacaba como “una de las mejores muestras de la arquitectura danesa de hoy con sus típicas características de proporciones humanas y el cuidado del detalle”.
Álvarez Castelao expresó en un rápido apunte la esencia del proyecto. El dibujo tiene un trazo preciso y uniforme en la definición de la forma del edificio, que mediante la yuxtaposición de volúmenes se adapta al terreno en el cual se ubica y orienta la apertura de los espacios hacia las principales vistas. La representación de la vegetación del parque que rodea al museo se realiza delineando esquemáticamente la silueta de los árboles, lo que nos permite percibir la escala de la arquitectura en su entorno.
4.- Estadio de Helsinki.
Otro apunte de Álvarez Castelao corresponde al Estadio de Helsinki, el edificio construido en 1938 por Yrjö Lindegren y Toivo Jäntti, que había sido sede de los Juegos Olímpicos en 1952. El dibujo reproduce de forma muy expresiva la característica imagen de la curvatura exterior en los extremos del graderío. La fachada consigue esta forma mediante la sucesión de planos trazados con orientación tangencial respecto a la curvatura del graderío que van superponiéndose en altura creciente hasta el punto de máxima curvatura y después desciende de forma simétrica. Castelao consiguió captar en su apunte la imagen que ofrece la perspectiva de este alzado en la distancia, y que resulta similar a las láminas de un abanico desplegado.
Fuente: Dibujos para la crónica del viaje organizado por ‘Cuadernos de Arquitectura’ en 1960. Amparo Bernal López-Sanvicente. Escuela Politécnica Superior. Universidad de Burgos.
La intervención de Ignacio Álvarez Castelao en el antiguo convento de Santa Clara de Oviedo puede considerarse una etapa más en la evolución histórica de un edificio que abarca tres períodos esenciales enlazados por dos episodios de rotunda transformación: del Medievo al Barroco, y del Barroco a la Modernidad. Tras asumir la conveniencia de esta última transformación, Castelao llevaría a cabo una obra de gran calidad, proyectada en el lenguaje de su tiempo pero a la vez sensible a las preexistencias. A partir de estos presupuestos, se desarrolla un análisis histórico del edificio y su entorno urbano, desde finales del siglo XIII hasta los años sesenta del siglo XX, con hincapié en los elementos de permanencia constatables a lo largo de esta trayectoria. Se reseñan algunos datos y documentos apenas conocidos, como el proyecto no ejecutado de Bustelo y Casariego.
Enlaces
La figura de Castelao como arquitecto es tan compleja como extensa es su obra en este campo. Los sectores que abarca son muy variados: colaboraciones en grandes proyectos de ingeniería (Centrales Hidroeléctricas, Central Nuclear de Santa María de Garoña, etc.) proyectos urbanísticos, edificios singulares (industriales, administrativos, hospitalarios, religiosos y educativos) y sector residencial, desde bloques de viviendas a viviendas particulares pasando por agrupaciones residenciales de baja densidad (poblados). Destacan también sus propias creaciones para dar solución a los problemas constructivos y tecnológicos: forjado cerámico, estructura espacial de hormigón, la malla espacial invención suya que dio lugar a la patente del «Nudo Castelao», estructuras prefabricadas, estructuras postensadas, etc.
1.- Viviendas en bloque:
Año 1940
Año 1956
Año 1957
Año 1958
Año 1959
Año 1962
Año 1965
Año 1973
Inmobiliaria Arango, S.A., c/ General Elorza, en Oviedo
Año 1974
Año 1979
Año 1980
2.- Poblados Obreros:
Para Electra de Viesgo, S.A.:
Para Térmicas Asturianas, S.A., en:
Para Saltos del Navia en Comunidad, en:
3.- Viviendas Unifamiliares:
4.- Edificios Industriales:
Para Electra de Viesgo, S.A. en colaboración con el ingeniero Sr. Elorza:
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5.- Edificios Administrativos:
6.- Edificios Hospitalarios:
Año 1963: Ampliación y Policlínicas del Hospital General de Asturias, en Oviedo, en colaboración con Saro Posada.
7.- Edificios Religiosos:
8.- Edificios de Enseñanza:
Año 1965:
Año 1973:
Año 1974:
Año 1979
9.- Urbanizaciones:
Año 1959: Polígono Llamaquique, en Oviedo. Proyecto.
10.- Otras creaciones:
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La categoría profesional de Ignacio Álvarez Castelao desborda los límites regionales y nacionales. Su obra, su Arquitectura, ha sido difundida por prestigiosas revistas especializadas, nacionales y extranjeras y, frecuentemente fue invitado a exponer sus trabajos en Congresos Internacionales.
ÁLVAREZ CASTELAO, Ignacio, Arquitecto. Nació en Cangas del Narcea el 31 de marzo de 1910. Es el arquitecto asturiano de mayor relieve desde la postguerra. Tanto por la calidad de su obra, como por su compromiso ético en el ejercicio profesional, ha llegado a convertirse en figura ejemplar para las jóvenes generaciones. Su variada producción arquitectónica se ha ido configurando, progresivamente, como una obra singular, ajena a las veleidades del consumo y atenta, en todo caso, al desarrollo que, en el ámbito europeo ha seguido la arquitectura moderna a partir de las vanguardias del periodo entre-guerras.
En el año 1926 se traslada a Madrid, donde iniciará los estudios de Ingeniero de Caminos y, finalmente, optará por el ingreso en la Escuela de Arquitectura. Durante estos años recibe lecciones de dibujo de José Ramón Zaragoza, pintor asturiano. Obtiene el título de arquitecto el 14 de agosto de 1936, que deberá sustituir, finalizada la Guerra Civil, por otro de 14 de febrero de 1940. Desde entonces ejerce su profesión en Oviedo. Obtuvo, por oposición, en mayo de 1941, el título de Arquitecto de Hacienda, desempeñando su cargo en la Delegación de Oviedo, hasta 1962 que es nombrado inspector regional.
Se formó, como arquitecto, en el clima de la vanguardia española de los años treinta, que optó por un acercamiento a las corrientes europeas del momento («Movimiento Moderno») frente a la tradicional tendencia aislacionista de la cultura arquitectónica española. En este contexto tuvo la oportunidad de conocer las primeras aplicaciones del hormigón armado en la edificación, muy vinculadas precisamente a la nueva estética. Este conocimiento y, sobre todo, la práctica adquirida durante nuestra Guerra Civil, en la que, como oficial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Nacional, proyectó y construyó numerosos puentes y fortificaciones, le proporcionó el dominio de las técnicas constructivas, que será una constante a lo largo de su obra.
El compromiso adquirido con su profesión, en estos años de formación, le impidió alinearse con el estilo y los modos de producción de la arquitectura «nacional» de postguerra. Su actitud crítica frente a la tendencia oficial, le privará de participar en los grandes encargos, típicos de esa época, y contribuirá a la formación de su personalidad de profesional aislado, en relación íntima con sus propias convicciones.
Son obras significativas de este momento la Casa Noceda, en la calle Uría esquina González del Valle, en Oviedo (1940), y la Iglesia Parroquial de San Juan de Nieva (1944). En la primera demuestra su conocimiento de los tipos edificatorios instalados por la arquitectura europea de entre-guerras. La solución «expresionista» de la esquina en rotonda es prueba de ello, aunque el resto de elementos que intervienen en la composición, distribución de huecos, revestimiento, color, etc., son de un rigor clasicista, que contradice lo anterior. Asimismo, en San Juan de Nieva, la audaz bóveda parabólica que da forma a la nave, indicativa de la sólida preparación técnica del arquitecto, no guarda relación con la ornamentación de la portada. Estas obras de juventud, junto con los edificios de viviendas que proyectó en aquellos años, nos muestran al arquitecto en busca de un lenguaje personal, tan lejos de la moda oficial como del «estilo internacional», por otra parte imposible en el contexto del país. Tendrá que esperar a que finalice la Segunda Guerra Mundial para tomar de nuevo contacto con la arquitectura europea a través de publicaciones especializadas y, sobre todo, mediante los continuados viajes y asistencia a congresos, que le permiten conocer, entre otros, al arquitecto finlandés Alvar Aalto, uno de los grandes maestros europeos. A partir de este momento, en los años 50, Castelao emprende con gran seguridad una obra arquitectónica que hecha siempre desde el aislamiento típico del artesano amante de su oficio, alcanza unas cotas de calidad inusuales, precisamente en los años del desarrollo español en que la arquitectura se integró en los procesos consumistas. En cuanto a edificios de viviendas va desde los bloques de la calle Cervantes «Serruchu» (1956) y «Serruchín» (1958), obras decididamente incorporadas a una figuración moderna, hasta sus últimas obras para la Inmobiliaria Arango, o las de González Besada y Guillermo Estrada, en Oviedo, de un gran rigor constructivo y formal. Lo mismo cabe decir de sus proyectos de Poblados Obreros en La Hermida, Navia, Soto de Ribera, Ibias y Grandas de Salime, obras todas de los años 60 en las que por tratarse de construcciones aisladas, cuya ordenación urbanística proyecta el mismo arquitecto, resulta más perceptible su fidelidad a los principios del Movimiento Moderno; construidas en bloques aislados, sobre «pilotis», en ellas Castelao puede aplicar principios urbanísticos de los C.I.A.M. Basado en las mismas ideas, realizó en 1959, un proyecto de Ordenación para el Polígono de Llamaquique, en Oviedo, no construido.
A partir de los años 60, una vez consolidada su imagen de arquitecto extraordinariamente dotado, recibe numerosos encargos de distintas instituciones. Hay que destacar, entre los edificios de este tipo, la Delegación de Hacienda de Oviedo, en el antiguo Convento de Santa Clara (1960), obra muy comprometida y polémica, que el arquitecto resolvió con gran economía de medios, sin concesiones historicistas. Esta obra, junto con la reforma del antiguo Convento de San Vicente, para sede de la Facultad de Filosofía y Letras (1965) demuestra la confianza que el autor deposita en el lenguaje arquitectónico moderno, como capaz de integrarse en un marco histórico, equiparando su diginidad a la del lenguaje clásico. Son, asimismo, obras muy notables de este período la Facultad de Ciencias Geológicas y Biológicas (1965), el colegio de los P.P. Jesuitas (1973) y la Facultad de Medicina (1974), en Oviedo, y la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales (1979), en Gijón. Estas últimas edificaciones, de gran envergadura, dan pie a que el arquitecto demuestre su maestría en el manejo de programas complejos y a la brillante puesta en práctica de tecnologías sofisticadas (grandes estructuras de hormigón armado, prefabricados, etc.).
Citemos finalmente, como muestra de la constante preocupación de Castelao por los problemas constructivos y tecnológicos, la creación del forjado cerámico «MIT», en 1942, la malla espacial que utilizó para la cubierta de la Gasolinera de La Tenderina, en Oviedo (1958), invención suya que dio lugar a la patente del «Nudo Castelao»; las estructuras prefabricadas empleadas en un conjunto de Viviendas Experimentales en Madrid (1957); la estructura espacial de hormigón en el proyecto para la Facultad de Biológicas de León (1973) y la estructura postensada en el sótano del edificio Valtra (1979).
Este mes se cumplen 106 años del nacimiento de Ignacio Álvarez Castelao (Cangas del Narcea, 1910 – Oviedo, 1984). Aunque en otros artículos desarrollaremos más detalladamente su obra, son muchas las distinciones que este arquitecto cangués ha recibido a lo largo de su dilatada vida profesional. Entre otras destacamos:
CONCURSOS PREMIADOS:
Viajero por el mundo, atento y sensible, con enorme capacidad de trabajo unida a insobornable vocación, todo ello, ha desembocado en que podamos afirmar que nuestro paisano, Ignacio Álvarez Castelao, ha sido uno de los grandes creadores de la arquitectura española contemporánea.
La Nueva España le nombró asturiano del año en 1965, el Ayuntamiento de Oviedo le dio su nombre a una calle de la capital del Principado de Asturias y ahora el Tous pa Tous, Sociedad Canguesa de Amantes del País, quiere rendirle un pequeño homenaje, colocando en lo próximos días una placa a su memoria en el pueblo que le vio nacer un 31 de marzo de 1910 y que le dio sepultura, el día después de su fallecimiento en Oviedo, en su cementerio municipal de Arayón el 30 de junio de 1984.
En el mes de abril de 1983, algo más de un año antes de su fallecimiento y con motivo de su jubilación, el Colegio de Arquitectos de Asturias le organizó un homenaje en el Museo Provincial de Bellas Artes de Asturias. A lo largo de ese mes se celebraron dos exposiciones, una de proyectos y maquetas de su obra, y otra de dibujos, realizados con distintas técnicas, así como acuarelas, y cuya cronología se extiende de los años cincuenta a los ochenta, y han servido como sustituto de la fotografía, representando principalmente temas rurales y urbanos, que van desde pequeños detalles, como el despiece del hórreo, hasta imágenes de perspectivas enteras de pueblos y exteriores urbanos. Esta selección de dibujos y acuarelas se hizo de una producción de más de un millar y ha sido un brillante complemento de su faceta humana, totalizando la visión de su labor profesional y artística a lo largo de su dilatada carrera. Como colofón, el último día del mes tuvo lugar un acto al que asistió el propio homenajeado y al que siguió una mesa redonda sobre «Arquitectura Moderna» en la que participaron los arquitectos Antón Capitel, Joaquín Cores Uría (presidente del Consejo Superior de Arquitectos), Cesar Fernández Cuevas (decano del Colegio de Asturias) y Fernando Nanclares, así como el cronista de Oviedo, Manuel Avello, y el crítico de arte Jesús Villa Pastur.
La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias a través de su Comisión de Cultura celebra esta exposición homenaje al arquitecto IGNACIO ÁLVAREZ CASTELAO con motivo de su jubilación anunciada por medio de una carta de despedida.
Entendemos justo este homenaje a Castelao tanto por su valor humano como profesional.
La obra construida por D. Ignacio no sólo se debe considerar como legado arquitectónico a juzgar por la historia, sino, además, como pauta que todos los arquitectos deberíamos seguir por su vocación, dedicación profesional y rigor disciplinar siempre vinculado estrechamente a la cultura de vanguardia.
La figura de Castelao no sólo justifica en si un homenaje a nivel local, sino que hay que analizar su obra dentro de un contexto más amplio que desbordaría su singularidad como el arquitecto más brillante que la modernidad ha conocido en Asturias. Dentro de este amplio contexto, Castelao mantiene su individualidad, no ciñéndose a una línea determinada sino investigando en todos los campos de la profesión y siempre atento a las vanguardias incluso hasta sus obras postreras.
Conocemos a Castelao estructuralista, racionalista, expresionista, formalista, constructor, pero sobre todo inquieto en cada proyecto y pasando de la coherencia a la polémica.
Cada proyecto de Castelao, juzgamos, aglutina su vasta experiencia y se convierte en autobiográfico al manejar claves de diseño y cultura arquitectónica de forma acumulativa.
Es dificil vincular a Castelao como representante de una determinada praxis. Quizás su capacidad de hacer arquitectura deriva de esa individualidad que le ha caracterizado y que justifica sobradamente una exposición homenaje que nos invite a la reflexión.
No es objeto de este prólogo profundizar en la obra de Castelao. Para otros cedemos esta tarea.
A nosotros sólo nos queda agradecer a D. Ignacio las horas que nos ha dedicado, comentando su obra en torno al cálido fuego del hogar de su modesto refugio cerca de Oviedo, aquellas tardes de otoño en las que, realmente, apetecía hablar de arquitectura.