La llegada del teléfono y del Príncipe de Asturias en 1925
El 19 de abril de 1924 se constituía la Compañía Telefónica Nacional de España y comenzaba una rápida expansión del servicio de teléfonos por todo el país. En Cangas del Narcea la línea telefónica se inauguró el sábado 29 de agosto de 1925. A este acto acudió el Príncipe de Asturias, Alfonso de Borbón y Battenberg (1907-1938), hijo de Alfonso XIII.
El Príncipe llevaba en Asturias desde el día 18 de agosto. Había estado en Gijón, Oviedo, Avilés, Salinas, Llanes, Villaviciosa, Pravia, Turón, Mieres, etc. El día 28 pernoctó en Luarca y al día siguiente salió para Cangas. Pasó por La Espina, Tineo (donde le regalaron dos lobos vivos), San Facundo (donde presenció el simulacro de una boda campesina, «para que el augusto viajero pudiera darse cuenta de las costumbres del país») y Pola de Allande. Llegó a la villa de Cangas alrededor de la una y media de la tarde. Venía acompañado del general Zuvillaga, gobernador de la provincia, y del capitán general Berenguer. Delante del viejo ayuntamiento, en la calle Mayor, le esperaban el alcalde, Porfirio Ordás Sanmarful, y el resto de las autoridades locales; los niños de las escuelas; varias parejas de gaiteros y tamborileros, y «el pueblo en masa». A su llegada se dispararon al espacio «cientos de cohetes de grueso calibre».
La comitiva se dirigió enseguida a la casa de doña María Puente, viuda de don Eleuterio García (a la que ya hemos dedicado una noticia en la web del Tous pa Tous), donde le esperaba el subdirector del cuarto distrito de la Compañía Telefónica, que pronunció unas palabras. Desde uno de los salones de esta casa, el Príncipe habló por teléfono con su padre, el rey Alfonso XIII, al que le dio cuenta de su recorrido por la provincia y del buen estado de las carreteras. Con esta conversación quedaba inaugurado el servicio telefónico en Cangas del Narcea. En este acto se produjo una famosa anécdota, que aún se recuerda en nuestros días, en la que el alcalde le dijo al Príncipe, en tono familiar: «Alteza, déle recuerdos a papá».
Después de la inauguración oficial, la Compañía Telefónica le ofreció al Príncipe un «lunch», servido por el Hotel París, de Oviedo. En este aperitivo se le dio a probar «una copa de vino blanco elaborado en Cangas de Tineo por el señor Penedela hace unos 30 años», que el Príncipe «elogió grandemente, rogando le enviaran una caja de botellas». Como recuerdo de su visita a Cangas del Narcea, el alcalde le regaló «un lujoso estuche, conteniendo muestras de productos de este rico concejo». A las dos de la tarde, la comitiva principesca marchó para Corias, donde visitó el convento y comió con la comunidad de dominicos. «Cerca de las cinco de la tarde, el heredero del Trono emprendió el regreso a Gijón». La noticia detallada de esta visita aparece en el diario La Prensa, de Gijón, del día 30 de agosto de 1925, y puede descargarse gracias a la Hemeroteca de Gijón, en el siguiente enlace:
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