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Premios Nobel en Cangas del Narcea

Santiago Ramón y Cajal (1852 – 1934), visitó Cangas del Narcea en agosto de 1914

El concejo de Cangas del Narcea ha tenido la fortuna de recibir a los dos españoles que en el siglo XX han obtenido el Premio Nobel de Medicina: Santiago Ramón y Cajal (1852 -1934), que lo obtuvo en 1906, y el asturiano Severo Ochoa de Albornoz (1905-1993), que lo recibió en 1959.

El primero llegó a Cangas del Narcea el jueves 22 de agosto de 1914. Venía acompañado de tres catedráticos de la Universidad Central de Madrid, ligados a la Institución Libre de Enseñanza y compañeros de Ramón y Cajal, que era profesor de la Facultad de Medicina en esa misma universidad: el botánico Blas Lázaro Ibiza (1858 – 1921), de la Facultad de Farmacia; el físico Ignacio González Martí, y el geólogo y arqueólogo Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965), ambos de la Facultad de Ciencias.

El objeto de la visita de esta «comisión científica», según publica El Distrito Cangués el 22 de agosto de 1914, era «conocer el interesante país de Cangas de Tineo, cuyas bellezas naturales les fueron comunicadas en Madrid por el doctor don Ambrosio Rodríguez, y en especial las cavernas que pudieran haber servido de habitación al hombre primitivo». Hernández Pacheco había comenzado ese mismo año la excavación arqueológica de la Cueva de la Paloma, en Soto (concejo de Las Regueras), y estaba buscando más cuevas por el interior de Asturias con restos de presencia humana. No nos consta que hubiesen encontrado ninguna en nuestro concejo. Visitaron el monte de Muniellos y el valle del río Cibea, donde se encontraron en Sorrodiles con el mencionado Ambrosio Rodríguez, muy amigo de Ramón y Cajal.

Frances Thomson, Severo Ochoa, Pedro de Silva y Ernest Lluch en el Ayuntamiento de Cangas del Narcea, 27 de junio de 1986

El día de su llegada, por la noche, los viajeros fueron obsequiados con una audición musical interpretada por la banda de música, y en los días siguientes fueron visitados por las autoridades y personalidades de la villa.

Severo Ochoa en Cangas del Narcea, 27 de junio de 1986

Por su parte, Severo Ochoa estuvo en Cangas del Narcea el 27 de junio de 1986. Vino a la inauguración oficial del hospital comarcal que lleva su nombre y el de su mujer Carmen. Acudió acompañado de su discípulo el bioquímico Santiago Grisolía y de la esposa de éste: Frances Thomson. Durante su visita también lo acompañaron el ministro de Sanidad y Consumo Ernest Lluch, y las más altas autoridades regionales y locales.

Severo Ochoa saludando a Ernest Lluch en El Mercao, Cangas del Narcea, 27 de junio de 1986

Grisolía ha escrito de ese día la siguiente anécdota:

Después de la muerte de Carmen [la esposa de Severo Ochoa], mientras visitábamos Asturias, nos invitaron a la inauguración de uno de los hospitales que lleva su nombre. Con tal motivo, dieron, tras los tradicionales discursos, un vino de honor. Dispusieron una mesa con dos sillas para D. Severo y mi esposa, Frances, a fin de que estuvieran más cómodos. Como nos habían indicado que se nos invitaba luego a una comida, ambos pensaron que este piscolabis era la comida, por lo que comieron de todo. Cuando les dijeron que la comida tendría lugar en un restaurante cercano, ambos habían comido suficiente, por lo que D. Severo exclamó: «¡Pues yo sólo me comeré una truchina!»; pero se comió todo cuanto le sirvieron, ¡incluyendo la fabada!

Sirva esta noticia, sobre el paso de estos «nobeles» por nuestro concejo, para recordarnos que su premio estuvo basado en el esfuerzo, la tenacidad, la investigación y la búsqueda de conocimiento y, en definitiva, de una vida mejor para todos.

La llegada del teléfono y del Príncipe de Asturias en 1925

El Príncipe de Asturias entrando en la casa de la viuda de don Eleuterio García para inaugurar el servicio telefónico en Cangas del Narcea, 29 de agosto de 1925

El 19 de abril de 1924 se constituía la Compañía Telefónica Nacional de España y comenzaba una rápida expansión del servicio de teléfonos por todo el país. En Cangas del Narcea la línea telefónica se inauguró el sábado 29 de agosto de 1925. A este acto acudió el Príncipe de Asturias, Alfonso de Borbón y Battenberg (1907-1938), hijo de Alfonso XIII.

El Príncipe llevaba en Asturias desde el día 18 de agosto. Había estado en Gijón, Oviedo, Avilés, Salinas, Llanes, Villaviciosa, Pravia, Turón, Mieres, etc. El día 28 pernoctó en Luarca y al día siguiente salió para Cangas. Pasó por La Espina, Tineo (donde le regalaron dos lobos vivos), San Facundo (donde presenció el simulacro de una boda campesina, «para que el augusto viajero pudiera darse cuenta de las costumbres del país») y Pola de Allande. Llegó a la villa de Cangas alrededor de la una y media de la tarde. Venía acompañado del general Zuvillaga, gobernador de la provincia, y del capitán general Berenguer. Delante del viejo ayuntamiento, en la calle Mayor, le esperaban el alcalde, Porfirio Ordás Sanmarful, y el resto de las autoridades locales; los niños de las escuelas; varias parejas de gaiteros y tamborileros, y «el pueblo en masa». A su llegada se dispararon al espacio «cientos de cohetes de grueso calibre».

Dos de los niños vestidos de asturianos que recibieron y entregaron un ramo de flores al Príncipe de Asturias en la casa de la viuda de don Eleuterio García; la niña es Julia Oliveros de Llano, Cangas del Narcea, 29 de agosto de 1925.

La comitiva se dirigió enseguida a la casa de doña María Puente, viuda de don Eleuterio García (a la que ya hemos dedicado una noticia en la web del Tous pa Tous), donde le esperaba el subdirector del cuarto distrito de la Compañía Telefónica, que pronunció unas palabras. Desde uno de los salones de esta casa, el Príncipe habló por teléfono con su padre, el rey Alfonso XIII, al que le dio cuenta de su recorrido por la provincia y del buen estado de las carreteras. Con esta conversación quedaba inaugurado el servicio telefónico en Cangas del Narcea. En este acto se produjo una famosa anécdota, que aún se recuerda en nuestros días, en la que el alcalde le dijo al Príncipe, en tono familiar: «Alteza, déle recuerdos a papá».

Después de la inauguración oficial, la Compañía Telefónica le ofreció al Príncipe un «lunch», servido por el Hotel París, de Oviedo. En este aperitivo se le dio a probar «una copa de vino blanco elaborado en Cangas de Tineo por el señor Penedela hace unos 30 años», que el Príncipe «elogió grandemente, rogando le enviaran una caja de botellas». Como recuerdo de su visita a Cangas del Narcea, el alcalde le regaló «un lujoso estuche, conteniendo muestras de productos de este rico concejo». A las dos de la tarde, la comitiva principesca marchó para Corias, donde visitó el convento y comió con la comunidad de dominicos. «Cerca de las cinco de la tarde, el heredero del Trono emprendió el regreso a Gijón». La noticia detallada de esta visita aparece en el diario La Prensa, de Gijón, del día 30 de agosto de 1925, y puede descargarse gracias a la Hemeroteca de Gijón, en el siguiente enlace: