Catorce horas de Oviedo a Cangas en coche-diligencia a finales del siglo XIX
En la segunda mitad del siglo XIX se construyen las primeras carreteras por el suroeste de Asturias y con ellas llegó el transporte en coches de caballo o diligencias.
A finales del siglo XIX los itinerarios de los coches-diligencias, normalmente, estaban en combinación con la salida de los trenes. En Asturias la primera línea de ferrocarril interprovincial de pasajeros fue la de León a Gijón, también conocido como ferrocarril de Asturias, una línea ferroviaria de ancho ibérico entre ambas ciudades, que constituyó el acceso ferrovario al Principado de Asturias desde la meseta. El tramo que cerró esta línea, históricamente conocido como «la rampa de Pajares», fue inaugurado el 15 de agosto de 1884.
En el caso de Cangas del Narcea y otros municipios del occidente asturiano era la empresa de carruajes «La Montañesa» de Maurines y Cía. quien, en combinación con «La Ferrocarrilana» que hacía el itinerario entre Oviedo y Salas, prestaba el servicio diario a La Espina, Tineo, Cangas de Tineo, Luarca, Navia y Castropol. «La Montañesa», creada en 1883, contó con varias líneas y concesiones en la zona occidental de Asturias y fue una de las últimas compañías con servicio de diligencias, en concreto hasta 1913. El primer vecino de Cangas que registró un coche en el Gobierno Civil de Oviedo fue Román Rodríguez-Arango Méndez-Castrillón. Fue en 1914 y le correspondió la matricula O- 274. El coche era un S.C.A.R. de 15 CV.
En el año 1892 la diligencia salía de Oviedo a las cinco de la tarde llegando:
A Salas, a las diez de la noche (5 horas)
» La Espina, a la una de la mañana (8 horas)
» Tineo, a las tres y media de la mañana (10 ½ horas)
» Cangas de Tineo, a las siete de la mañana (14 horas)
» Luarca, a las siete de la mañana (14 horas)
» Navia, las diez de la mañana (17 horas)
» Castropol, a las cuatro de la tarde (23 horas). Prácticamente un día entero.
Como podemos ver el viaje no era precisamente veloz y, además, tampoco era especialmente cómodo, ni barato. Estos eran los precios del pasaje en pesetas:
Berlina, interior y banqueta o cupé eran las distintas opciones de viaje que esta Compañía ofrecía al viajero. Berlina era la parte anterior, con asiento transversal normalmente para tres plazas, ventanillas de cristales al frente y dos puertas laterales de vidrio. Va justo detrás del pescante y por debajo de él ya que éste iba elevado sobre el techo de la caja. Interior, colocado detrás de la berlina y en el centro del carruaje, solía tener dos asientos transversales y por lo tanto tenía doble capacidad que la berlina. Detrás del pescante, sobre el techo del carruaje y delante de la barandilla estaba el departamento más económico, el cupé, formado por un asiento transversal para tres plazas abierto por delante con cubierta de cuero para los pies y las piernas que se unía a una capota como la de los cupés, y de ahí esta denominación.
Los horarios de salida hacia Oviedo desde estas localidades eran:
De Castropol a las nueve de la mañana.
» Navia a la una de la tarde.
» Luarca a las cinco de la tarde.
» Cangas de Tineo a las tres de la tarde.
» Tineo a las ocho de la noche.
» La Espina a las diez de la noche.
» Salas a las doce de la noche.
Las distancias que se recorrían eran las siguientes:
De Oviedo a Salas, 47 kilómetros.
» » a La Espina, 59 kms.
» » a Tineo, 70 kms.
» » a Luarca, 100 kms.
» » a Cangas de Tineo, 101 kms.
» » a Navia, 121 kms.
» » a Castropol, 152 kms.
Estos carruajes eran arrastrados por tiros de nueve caballerías, a cargo de un mayoral, delantero y un zagal , efectuándose los relevos del ganado cada 20 kms. aproximadamente (4 leguas).
Se cenaba en Salas a la ida y regreso, no obstante, existían buenas fondas y casas de comidas también en Luarca, Navia, Tineo, Cangas y Castropol. Establecimientos que tenían dispuestas las comidas en combinación con la llegada de las diligencias.
En el trayecto, cerca de La Espina, en un punto denominado Los Americanos, instalado en una hermosa y gran casa, se hallaba un establecimiento de ricos comerciantes habaneros: D. José Manuel, D. Mateo, D. Benigno y D. Juan González. Era un comercio magnífico de venta al por mayor y menor con gran surtido de artículos diferentes tanto nacionales como extranjeros y coloniales. Este lugar contaba con un puesto de guardia civil, generosamente donado por sus propietarios.
Artículo relacionado: “El coche de Cangas de Tineo” en 1895
Fuente: Asturias. De Oviedo a Covadonga. Fernández González, José. Oviedo, 1892.
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