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Catorce horas de Oviedo a Cangas en coche-diligencia a finales del siglo XIX

Leitariegos. Diligencia, encima de la ‘vuelta la corona’ camino a El Puertu desde Cangas del Narcea el 31 de agosto de 1911. Se aprecia como la niebla cubre todo el valle de Naviego. Fotografía de Celso Gómez Fernández-Argüelles. Colección Álvarez Pereda.

En la segunda mitad del siglo XIX se construyen las primeras carreteras por el suroeste de Asturias y con ellas llegó el transporte en coches de caballo o diligencias.

A finales del siglo XIX los itinerarios de los coches-diligencias, normalmente, estaban en combinación con la salida de los trenes. En Asturias la primera línea de ferrocarril interprovincial de pasajeros fue la de León a Gijón, también conocido como ferrocarril de Asturias, una línea ferroviaria de ancho ibérico entre ambas ciudades, que constituyó el acceso ferrovario al Principado de Asturias desde la meseta. El tramo que cerró esta línea, históricamente conocido como «la rampa de Pajares», fue inaugurado el 15 de agosto de 1884.

En el caso de Cangas del Narcea y otros municipios del occidente asturiano era la empresa de carruajes «La Montañesa» de Maurines y Cía. quien, en combinación con «La Ferrocarrilana» que hacía el itinerario entre Oviedo y Salas, prestaba el servicio diario a La Espina, Tineo, Cangas de Tineo, Luarca, Navia y Castropol. «La Montañesa», creada en 1883, contó con varias líneas y concesiones en la zona occidental de Asturias y fue una de las últimas compañías con servicio de diligencias, en concreto hasta 1913. El primer vecino de Cangas que registró un coche en el Gobierno Civil de Oviedo fue Román Rodríguez-Arango Méndez-Castrillón. Fue en 1914 y le correspondió la matricula O- 274. El coche era un S.C.A.R. de 15 CV. 

En el año 1892 la diligencia salía de Oviedo a las cinco de la tarde llegando:

A Salas, a las diez de la noche (5 horas)
» La Espina, a la una de la mañana (8 horas)
» Tineo, a las tres y media de la mañana (10 ½ horas)
» Cangas de Tineo, a las siete de la mañana (14 horas)
» Luarca, a las siete de la mañana (14 horas)
» Navia, las diez de la mañana (17 horas)
» Castropol, a las cuatro de la tarde (23 horas). Prácticamente un día entero.

Como podemos ver el viaje no era precisamente veloz y, además, tampoco era especialmente cómodo, ni barato. Estos eran los precios del pasaje en pesetas:

Berlina, interior y banqueta o cupé eran las distintas opciones de viaje que esta Compañía ofrecía al viajero. Berlina era la parte anterior, con asiento transversal normalmente para tres plazas, ventanillas de cristales al frente y dos puertas laterales de vidrio. Va justo detrás del pescante y por debajo de él ya que éste iba elevado sobre el techo de la caja. Interior, colocado detrás de la berlina y en el centro del carruaje, solía tener dos asientos transversales y por lo tanto tenía doble capacidad que la berlina. Detrás del pescante, sobre el techo del carruaje y delante de la barandilla estaba el departamento más económico, el cupé, formado por un asiento transversal para tres plazas abierto por delante con cubierta de cuero para los pies y las piernas que se unía a una capota como la de los cupés, y de ahí esta denominación.

Los horarios de salida hacia Oviedo desde estas localidades eran:

De Castropol a las nueve de la mañana.
» Navia a la una de la tarde.
»  Luarca a las cinco de la tarde.
»  Cangas de Tineo a las tres de la tarde.
» Tineo a las ocho de la noche.
» La Espina a las diez de la noche.
» Salas a las doce de la noche.

Las distancias que se recorrían eran las siguientes:

De Oviedo a Salas,  47 kilómetros.
» » a La Espina, 59 kms.
» » a Tineo,  70 kms.
» » a Luarca, 100 kms.
» » a Cangas de Tineo, 101 kms.
» » a Navia, 121 kms.
» » a Castropol, 152 kms.

Esta fotografía del “coche de Cangas de Tineo” tirado por ocho mulas, fue hecha por un viajero inglés, seguramente un ingeniero de minas, en Trubia, hacia 1895.

Estos carruajes eran arrastrados por tiros de nueve caballerías, a cargo de un mayoral, delantero y un zagal , efectuándose los relevos del ganado cada 20 kms. aproximadamente (4 leguas).

Se cenaba en Salas a la ida y regreso, no obstante, existían buenas fondas y casas de comidas también en Luarca, Navia, Tineo, Cangas y Castropol. Establecimientos que tenían dispuestas las comidas en combinación con la llegada de las diligencias.

En el trayecto, cerca de La Espina, en un punto denominado Los Americanos, instalado en una hermosa y gran casa, se hallaba un establecimiento de ricos comerciantes habaneros: D. José Manuel, D. Mateo, D. Benigno y D. Juan González. Era un comercio magnífico de venta al por mayor y menor con gran surtido de artículos diferentes tanto nacionales como extranjeros y coloniales. Este lugar contaba con un puesto de guardia civil, generosamente donado por sus propietarios.

 

Artículo relacionado: “El coche de Cangas de Tineo” en 1895


Fuente: Asturias. De Oviedo a Covadonga. Fernández González, José. Oviedo, 1892.


 

El primer automóvil que llegó a Cangas del Narcea, 1897

Automóvil Panhard y Levassor, modelo 1890, de Victoriano Alvargonzález. Fotografía de Ricardo del Río. Col. Museo del Pueblo de Asturias.

En el número 301 del periódico El Eco de Occidente, del 1 de diciembre de 1897, que se editaba en Cangas del Narcea desde 1894, aparece en la sección dedicada a los viajeros que llegan o se van de la villa la noticia siguiente:

Y, procedente de Gijón,  ha llegado el Sr. Alvargonzález y su consorte, quienes hicieron el viaje en su coche automóvil, que ha llamado grandemente la atención en esta capital, por ser el primer vehículo que de los de su clase se ha visto en la misma.

Los viajeros eran el ingeniero e industrial Victoriano Alvargonzález Suárez (Gijón, 1856-1913) y su esposa Margarita Lanquine Dupoux (1857-1911). El automóvil era de fabricación francesa, de la casa Panhard y Levassor, modelo de 1890; fue el segundo modelo de esta casa, se concibió en 1890 y se inició su producción al año siguiente, fabricándose hasta 1896. Tenía cuatro asientos y un motor Daimler colocado en la parte delantera. Era un coche sencillo y eficaz, que podía alcanzar una velocidad máxima de 30 km/h, pero que con las carreteras de aquel tiempo hacia una media de unos 10 km/h. Alvargonzález lo adquirió en 1892.

Automóvil Panhard y Levassor, modelo 1890, de Victoriano Alvargonzález. Tomada de Fernando de La Hoz, Historia del automóvil en Asturias (1890-1965).

Existen varias fotografías de este vehículo, que publica Fernando de La Hoz en su Historia del automóvil en Asturias, 1890-1965 (2010).

El automóvil nació al mundo en 1886. El primero documentado en Asturias lo trajo de París el marqués de Vistalegre en octubre de 1890. Era un Benz de tres ruedas, dos traseras y una delantera, que alcanzaba la velocidad máxima de 20 km/h en las bajadas, 15 en terreno llano y 10 en las subidas.

Automóvil Panhard y Levassor con capota, modelo 1890, de Victoriano Alvargonzález. Tomada de Fernando de La Hoz, Historia del automóvil en Asturias (1890-1965).

El interés de Victoriano Alvargonzález por los automóviles le impulsó a fundar una fábrica de coches a motor en Gijón en 1906, donde se fabricaba el “Hormiga”. Utilizaba motores franceses de la marca Delahaye. Era un coche, según Fernando de La Hoz, silencioso y flexible, de marcha rápida y pensado para subir cuestas, por lo que era muy apropiado para circular por Asturias”. Seguro que uno como el Panhard y Levassor le fueron muy útiles para diseñar el “Hormiga”. Fue el único fabricante de automóviles que hubo en Asturias. La aventura duró seis años.

Primeros aviones sobre el cielo y la tierra de Cangas del Narcea

El aeroplano que aterrizó en Riotorno en 1932 en la playa de San Lorenzo, Gijón / Xixón. Fotografía de Constantino Suárez. Col. Museo del Pueblo de Asturias.

«A mi hermano Pedro, que ya vive en el cielo de Cangas» 

En los últimos días del mes de octubre de 1927, Mario Gómez, el fundador del Tous pa Tous y de la revista La Maniega, estaba en su casa de L.lumés/Limés extrayendo noticias de unas cartas escritas por un cangués a otro residente en Madrid a fines del siglo XVIII e inicios del XIX, que le había dejado María Agüelles, una vecina y amiga de Cangas. Las noticias eran para documentar la historia moderna de Los Siglos de Cangas de Tineo. Los datos que le parecían de interés los anotaba en una libreta. Uno de esos días escribió:

Mientras tomo estas notas en Limés, el día 27 de octubre de 1927, cruza por este horizonte un aeroplano. Creo es el primero que se ve en este país y no hay que decir la expectación que aquí despierta.

Nada más sabemos de ese posible primer paso de un avión por el cielo de Cangas del Narcea en 1927, hecho que sucedió treinta años después de la invención de estos aparatos.

Cinco años más tarde volverá a pasar otro aeroplano por encima del concejo, que, además, por una avería, se vio obligado a aterrizar en el pueblo de Riotorno, convirtiéndose con toda probabilidad en el primer avión en pisar suelo cangués. La noticia la recoge la revista La Maniega en su número de septiembre-octubre de 1932:

En la tarde del 23 de agosto una avioneta, que desde Madrid se dirigía a Gijón para tomar parte en la Fiesta de Aviación que había de tener lugar en la citada villa al siguiente día, sufrió una avería de consideración, que la obligó a aterrizar en Ríotorno. No es para describir la enorme impresión y admiración de los vecinos de aquellos pueblos al ver aquel enorme pajarón volar sobre ellos y posarse en una tierra de labrantío un tanto pendiente. Al tomar tierra la avioneta se rompió la hélice, debido a la pendiente del terreno, y sus ocupantes, el aviador Sr. Ortiz Muñoz y su acompañante el parachutista señor Gersol, se vieron obligados a trasladarse a Cangas y desde aquí a Gijón, con el fin de buscar las piezas necesarias para la reparación de la aeronave.

De regreso de Gijón, según se dice, no encontraron de la avioneta más que el armazón y poco más, todo lo cual, en unión de alguna otra cosa, había desaparecido. Por fin, después de ocho días de viajes y de reparaciones, en la tarde del día 29 [de agosto] salió de los términos de Ríotorno, tripulada por dicho señor Ortiz.

El piloto era el comandante y profesor de aviación Juan Ortiz Muñoz, que en 1927 era jefe del Grupo de Caza de la Escuadra de Instrucción en Cuatro Vientos (Madrid), y el parachutista o paracaidista era Cristóbal Gersol, de Getafe, conocido como “El diablo rojo”. Los dos iban a Gijón a hacer una exhibición aérea, contratados por la comisión municipal de fiestas. Por los diarios de Gijón, La Prensa, El Comercio y El Noroeste, sabemos que llegaron a esta ciudad el lunes 29 de agosto de 1932. En La Prensa del día siguiente se leía que Ortiz y Gersol:

Habían salido por la mañana de Cangas del Narcea y aterrizaron en Pumarín, dando unas vueltas sobre la población. Por la tarde volvió a elevarse y por necesidad tuvo que aterrizar el aparato en la playa, frente a las primeras casas de la calle Ezcurdia, pero tan forzosamente tomó tierra que rozó una barra de hierro de las que sostienen las maromas para los bañistas y la avioneta sufrió ligeras averías, teniendo que ser trasladada al Piles. Seguramente que se fijará hoy el plan a seguir en estas exhibiciones interesantes.

La exhibición aérea consistió en hacer acrobacias con el avión sobre la playa y en ver el arrojo del paracaidista, que se subía a un ala y se lanzaba “al espacio desde una gran altura”. El espectáculo, según los periodistas, “gustó grandemente por sus extraordinarias hazañas” y fue presenciado por millares de personas.

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Fotos del taxista José Queipo, «El Meca»

Automóvil Ford en Corias, hacia 1920; “El Meca” es el primero que aparece asomado en la ventana de atrás. Fotografía de Benjamín R. Membiela.

José Queipo Fernández fue probablemente el primer taxista o chofer de automóvil de alquiler de Cangas del Narcea. Si no fue el primero, fue uno de los primeros. Nació en 1891 en Cangas del Narcea y en 1923 matriculó en Oviedo un coche para este destino. Después tuvo más coches y llegó a tener más de uno al mismo tiempo, para lo que contaba con la ayuda de su sobrino Cesar Uría Queipo.

Automóvil en Corias, hacia 1922; “El Meca” esta sentado detrás, a la derecha. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Colecc. Carmen Rodríguez.

A José Queipo le llamaban «El Meca», como apócope de «El Mecánico», que era el nombre con el que se conocieron en España a los primeros conductores de automóviles. El Diccionario de la Real Academia Española aun recoge como significado de esta palabra el de «conductor asalariado de un automóvil», aunque advierte que hoy es una palabra poco usada con este sentido.

Su sobrina Carmen Rodríguez nos ha facilitado varias fotos que guardaba «El Meca» de su vida como taxista.

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Automóvil en Corias, hacia 1925; sentado detrás está César Uría Queipo. Fotografía de Benjamín R. Membiela. Colecc. Carmen Rodríguez.

Una de ellas corresponde a una fiesta que celebraron el 10 de julio de 1929 los chóferes cangueses con motivo del día de San Cristóbal, patrono de conductores y automovilistas. La revista La Maniega recogió una exhaustiva crónica en su número 21, de julio-agosto de 1929, que muestra la importancia que el sector tenía en Cangas del Narcea. Leamos algunos párrafos de esta crónica, donde aparece «El Meca» junto a otros pioneros de la automoción canguesa:

Chóferes y automóviles en Entrambasaguas en la fiesta de San Cristóbal, Cangas del Narcea, 10 de julio de 1929. Colecc. Carmen Rodríguez.

«Y hay que ver la exquisita finura, el amable trato de nuestros chóferes. Si son señoras o niños los que viajan, aquéllos saben andar a paso de carreta, el de Mata al de marcha religiosa. Si las señoras se marean, ellos toman las vueltas con giros de rigodón. «El Meca» y Rogelio las dan con elegancias cortesanas. Mahón conoce todos los baches de todas estas carreteras y los sortea con habilidoso desdén. Si se tropieza una piara de ganado, «el Negro» los separa con un gesto imperioso; «el Moreno» pasa por entre ellos acariciándolos. Si las señoras piden agua, ellos la encuentran al momento; los hermanos Abad conocen todos los manantiales de estas vías. Si los turistas piden vino, ellos dan siempre con el mejor.

“El Meca”, el primero por la izquierda, con unos viajeros, hacia 1930. Colecc. Carmen Rodríguez.

Pero ellos no lo catan; mejor que el de sus autos es el freno que llevan en su garganta. Van de fiesta, van de merendola, van con gente de humor, y ellos se abstienen. Si al paso encuentran alguna guapa rapaza, no por eso se distraen. Xé el de Camilo, los Tornadijo, vuelven los ojos con pudores de fraile. Todos tienen impertérritos las manos en el volante, y los ojos en la carretera, y el ánimo en los viajeros, y el espíritu en sus responsabilidades. Por eso, en Cangas, son contados los accidentes, si es que hay alguno.

“El Meca”, sentado entre los faros del taxi, en la Gira de Santana; detrás el gaitero Fariñas, hacia 1955. Colecc. Carmen Rodríguez.

Quince autos y tres camionetas formaron en la Plaza de Toreno el día 10 de julio [de 1929]. Entre ellos vimos marcas Lincoln, Buick, Mercedes, Studebaker, Ford, Chevrolet, Bernard, Panhard, Hispano-Suiza, Delahaye,  Willys Knight, Motobloc, Dodge, y eso que a la festividad fallaron 15 automóviles más de los que tienen su domicilio en Cangas. ¡Que se diga, ahora, lo que en estas andanzas es nuestra villa!

No damos los nombres de los chóferes que asistieron por no hacer larga esta reseña […]. Por la calle Mayor y la Vega, y cruzando el puente viejo, rodearon con sus autos la ermita de Entrambasaguas, autos que, después de una misa, bendijo, a la puerta, el señor párroco de Limés. El momento fue emocionante. Grandes palenques hacían acorde al estruendo de las bocinas y motores. Toda la gente menuda de la villa vitoreaba a los expertos chóferes; aquel paraje asemejábase a un gran puerto de mar en día regio.

Por la tarde, suculento banquete, y por la noche, gran baile, pues nuestros chóferes, que no las gastan menos, llevaron nuestra Banda de música.»


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Los primeros automóviles de Cangas del Narcea, 1914 – 1925

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Automóvil en Corias (Cangas del Narcea), hacia 1920. Fotografía Benjamín R. Membiela. Colección Juaco López Álvarez.

El primer automóvil que llegó a Asturias lo trajo el Marqués de Vista Alegre de París a finales de 1890. Tenía tres ruedas, “dos traseras y una delantera”, y la velocidad máxima que alcanzaba era de 20 km. por hora en las bajadas, 15 en terreno llano y 10 en las subidas. El coche de motor se había inventado cuatro años antes.

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Automóvil en Corias (Cangas del Narcea), hacia 1925. Fotografía Benjamín R. Membiela. Colección Juaco López Álvarez.

Sin embargo, no será hasta los primeros años del siglo XX cuando comience a notarse la presencia de automóviles en las ciudades y villas asturianas, sobre todo destinados al transporte de viajeros. Su presencia no podemos cuantificarla hasta 1907, año en el se establece la obligatoriedad de matricular los automóviles en el Gobierno Civil de la provincia. Gracias a esta medida podemos conocer hoy quienes compraban los coches, donde vivían y que marcas adquirían.

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Automóvil Ford en Corias (Cangas del Narcea), 1923. Fotografía Benjamín R. Membiela. Colección Manuel Álvarez Rguez-Arango.

En 1907 se matricularon en Asturias veinte automóviles. La matricula O-1 correspondió a un coche Panhard-Levassor propiedad del conde de la Vega del Sella, la O-2 a un Charron-Girardot del marqués de Canillejas y la O-3 a un Hispano-Suiza de Carlos Bernaldo de Quirós. El número de coches que se matricularon entre 1907 y 1920 fue de 1.300. A partir de 1921 comienzan a aumentar considerablemente y en octubre de 1925 se alcanza la cifra de 4.500 automóviles matriculados. La mayor parte de los compradores residían en Gijón (971), Oviedo (861), Avilés (184), Luarca (139), Mieres (107), Villaviciosa (77), etc. En la mitad de los concejos de Asturias en ese periodo no había ningún vecino con coche. Los dueños de estos primeros automóviles eran aristócratas, industriales, emigrantes enriquecidos en América, propietarios que vivían de sus rentas, y también empresas de transporte, compañías mineras, sociedades industriales, comerciantes, etc.

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Automóvil de la marca Fiat en Corias (Cangas del Narcea), hacia 1925. Fotografía Benjamín R. Membiela. Colección Juaco López Álvarez.

Entre 1907 y 1925, los vecinos de Cangas del Narcea matricularon 36 automóviles. El primer vecino que registró un coche en el Gobierno Civil de Oviedo fue Román Rodríguez-Arango Méndez-Castrillón. Fue en 1914 y le correspondió la matricula O- 274. El coche era un S.C.A.R. de 15 CV. Hasta 1920 no volverá a matricularse otro, y lo hará el mismo señor con un Ford matricula O-714. Los propietarios de esos 36 coches eran profesionales y, sobre todo, empresarios, taxistas y comerciantes que los empleaban para la actividad de sus negocios.

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Automóvil de la marca Ford en Corias (Cangas del Narcea), hacia 1920. Fotografía Benjamín R. Membiela. Colección Juaco López Álvarez.

La marca preferida por los cangueses en este tiempo era la norteamericana Ford. De este modo, diecisiete de los vehículos eran de esta casa, seguidos por tres Motobloc, tres Citroën, dos Dogde Brothers, etc. La razón de esta preferencia hay que buscarla en el precio, ya que esta casa había desarrollado la producción en cadena muy pronto y sus vehículos tenían un coste bajo, y también en que desde 1923 la Ford tenía un representante en Cangas del Narcea, que era el Comercio del Médico.

A continuación publicamos la lista completa de los primeros vecinos de Cangas del Narcea que matricularon su automóvil en Oviedo entre 1907 y 1925, que hemos tomado de la Guía de 1919 del Real Automóvil Club de Asturias (Gijón, 1919) y Asturias Automovilista, de Antonio Pérez Pimentel (Gijón, [1926]).

Matrícula

Marca

Propietario

Ocupación

Fecha

O-274

SCAR

Román Rodríguez-Arango Méndez-Castrillón

Notario y propietario.

1914

O-714

Ford

Román Rodríguez-Arango

Notario y propietario.

Julio 1920

O-737

Pierce Arrow

Dionisio López Llano

Café Madrid y Hotel El Sport, y administración de automóviles a Oviedo.

Julio 1920

O-852

Dodge Brothers

M. Peláez

Emigrante enriquecido en Argentina.

Octubre 1920

O-1052

Renault

Secundino Cosmen

Comercio, y transporte de viajeros y mercancías.

Febrero 1921

O-1182

Fiat

Amador Álvarez

Junio 1921

O-1402

Daimler

Blanca F. Aldecoa

Propietaria de minas de carbón.

Enero 1922

O-1464

Ford

Higinio García del Valle

Abogado y viticultor

Marzo 1922

O-1515

Ford

Manuel A. Otero

Junio 1922

O-1643

Ford

Secundino Cosmen

Comercio, y transporte de viajeros y mercancías.

Septiembre 1922

O-1747

Ford

Rafael Rodríguez González

Notario

Diciembre 1922

O-1967

Ford

J. Arango Lombardero

Veterinario

Marzo 1923

O-1995

Ford

Valentín Flórez Cosmen

Comercio en La Chabola – Val.láu.

Abril 1923

O-2037

Ford

Gerardo Marcos

Farmacéutico

Mayo 1923

O-2041

Ford

Manuel Blanco González

Propietario

Mayo 1923

O-2042

Ford

Camilo Álvarez Vázquez

Comercio de comestibles

Mayo 1923

O-2235

Dodge Brothers

José Queipo Fernández

Taxista

Agosto 1923

O-2242

Ford

Pedro Calvo Blanco

Septiembre 1923

O-2454

Rieker

Ceferino García Gómez

Febrero 1924

O-2461

Ford

Manuel Pérez Carlos

Comercio en El Pueblo de Rengos (Casa Segundo).

Febrero 1924

O-2576

Ford

Francisco Álvarez del Otero

Panadería

Mayo 1924

O-2594

Citroen

Antonio Álvarez Arenal

Mayo 1924

O-2612

Fiat

Nicolás Cortés Suárez

Junio 1924

O-2614

Ford C

Aniceto Pereiro

Taxista

Junio 1924

O-2671

Citroën

Dionisio López Llano

Café Madrid y Hotel El Sport, y administración de automóviles a Oviedo.

Junio 1924

O-2680

U.S.A. C

Estanislao Pérez

Junio 1924

O-3545

Goyón M.

José Gutiérrez González

Noviembre 1924

O-3576

Ford

Joaquín López Manso

Confitería

Diciembre 1924

O-3582

Citroën

Higinio García del Valle Peláez

Abogado y viticultor.

Diciembre 1924

O-3601

Ford

Eduardo Fuentes González

Enero 1925

O-3649

Delahaye

José Queipo Fernández

Taxista

Febrero 1925

O-3660

Ford O.

Manuel Pérez Carlos

Comercio en El Pueblo de Rengos (Casa Segundo).

Febrero 1925

O-3768

Studebaker

José Queipo Fernández

Taxista

Abril 1925

O-3826

Motobloc

Antonio Álvarez Aumente

Mayo 1925

O-3949

Motobloc

Rafael Rodríguez

Notario

Julio 1925

O-4037

Motobloc

Jesús Villa Suárez

Médico

Agosto 1925

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“El coche de Cangas de Tineo” en 1895

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“Coche de Cangas de Tineo”, en Trubia, hacia 1895.

En la segunda mitad del siglo XIX se construyen las primeras carreteras por el suroeste de Asturias y con ellas llegó el transporte en coches de caballo o diligencias. Hasta entonces el transporte de personas y mercancías se hacía por caminos reales, por los que se transitaba en carros de vacas o bueyes, en caballería o caminando.

Las diligencias que hacían el trayecto de Oviedo a Cangas del Narcea, por Salas, La Espina y Tineo, eran de la empresa “Diligencias Maurines y Cia.”, de Oviedo, que en los últimos años del siglo se unió a “Horga. Servicio de Carruajes”, formando la sociedad “Maurines, Horga y Cia.”. A comienzos del siglo XX esta compañía dejará el servicio de viajeros con tracción de sangre por automóviles de la casa Dion Bouton, de París.

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Reverso de la fotografía con el texto: “Coach for Cangas de Tineo”.

Los carruajes tenían cuatro ruedas, y capacidad para cuatro viajeros en el interior y otros fuera, en el cupé. En la villa de Cangas del Narcea paraban en la plaza de La Refierta (hoy, plaza Mario Gómez) y los billetes se vendían en la fonda de Venancio López Álvarez. Además de personas y mercancías, estos coches transportaban el correo. La concesión de este servicio público era una garantía para el mantenimiento de este servicio, porque el número de viajeros era tan pequeño que a veces no compensaba a las empresas. En 1895 la conducción del correo desde Cangas a Oviedo y viceversa estaba en manos de los siguientes socios: Adolfo Álvarez Fernández, de Oviedo; Joaquín Horga, vecino de Santander y residente en Oviedo; Ladislao Menéndez Bernardo, de Salas, y el mencionado Venancio López Álvarez, de Cangas del Narcea, que eran dueños de dos tiros o mulas cada uno.

La fotografía de este “coche de Cangas de Tineo” tirado por ocho mulas, fue hecha por un viajero inglés, seguramente un ingeniero de minas, en Trubia, hacia 1895.