Pedru Pereira en su rincón
La historia humana es trágica en todos los tiempos, como el ser humano es en todo tiempo y lugar desgraciado y mortal, dejó escrito Emilio Castelar. En el tiempo del currusco de pan, de las estrecheces y el hambre, madres esclavas podían parir en el campo en mitad de la siembra. Venimos de un pasado más doloroso que ilustre y cabalgamos un presente maltrecho. Quien más quien menos ha vivido y ha sufrido, y carga sobre los hombros el peso de su tierra. Aunque Oscar Wilde sostuvo que hay algo infinitamente vulgar en las tragedias, sobre todo cuando no son propias, algunos son capaces de elevar la vulgaridad de la desdicha al universalizar su singularidad.
Pedru Pereira (Xedré, Asturias, 1966) es cantautor y escritor, aunque como su abuelo y su padre, oriundos de Galicia, se ganó la vida en las minas de carbón de Cangas del Narcea, en el suroccidente asturiano. La coyuntura económico-política que le tocó fue más amable que la de sus predecesores y con 41 años se prejubiló de la mina, lo que, al menos hasta ahora, venía a significar algo así como sacar un premio en la lotería de la existencia.
Desde muy joven compaginó mina y guitarra. Autodidacta, mientras componía leía a León Felipe, Antonio Machado y a Miguel Hernández, escuchaba a Víctor Manuel, Joan Manuel Serrat y Silvio Rodríguez, participaba en bandas de rock garajero con sabor local y nombres como Delirium Tremens o Tractel y grababa artesanalmente en su casa lo que componía. Luego lo escuchaban vecinos y amigos, y algunas cosas se tocaban en fiestas o en los tiempos muertos de las huelgas mineras para entretener a los compañeros. Entonces escribía en castellano, pero empujado por jóvenes como Gema Martínez y Azucena Collar comenzó a saborear el mundo en asturiano occidental, y le agradó no solo el sabor de esas palabras, sino también el sonido, la música de una lengua muerta y olvidada, y así fue como nació su primer y hasta la fecha único disco en solitario: Xedré, editado en 2004. Luego, junto a su hija Tania, participaría en Brandal, grupo de música folk responsable del disco Na fonte La Canalina, y desde 2012 ha vuelto al rock con la banda Lapsus.
POEMAS Y CANCIONES DE PEDRU PEREIRA
—Traducción de Alfonso López Alfonso—
FLORES NA SOLOMBRA Na mía casa miedran flores na solombra
ya siempre hai una estrel.la que me nombra
cuando fartu de trabayar me sabe l.levantar
ya alcuérdame una viecha canción.
María foi minera ya tamién madre soltera,
sou ficha alantre el.la sacóu
trabayando de sol a sol nel lavaderu de carbón
ya los domingos iba cortexar
con un gal.legu grandul.lón,
frenista de profesión
nel Patateru.
Siempre m’alcuerdo del l.lugar d’ou vengo
ya quien trabaya tanto ou más que you.
¿Quién vei enxuagar las l.lagrimas del curax?
¿Quién vei quitar a la fuercia’l dereitu d’esixir?
¿En quién pouséi tolos mious suenos?:
nuna mocina l.libre ya sin amu
a la que nun debo abel.lugar
porque el.la sola bien sabe
cómo tien que ser una mucher.
(Del disco Xedré, Ámbitu, 2004). |
FLORES EN LA SOMBRA En mi casa crecen flores en la sombra
y siempre hay una estrella que me nombra
cuando harto de trabajar me sabe levantar
y me recuerda una vieja canción.
María fue minera y también madre soltera,
su hija adelante sacó
trabajando de sol a sol en el lavadero de carbón
y los domingos iba a cortejar
con un gallego bravucón,
frenista de profesión
en El Patatero.
Siempre me acuerdo del lugar de donde vengo
y de quien trabaja tanto o más que yo.
¿Quién va a enjuagar las lágrimas del coraje?
¿Quién le va a quitar a la fuerza el derecho de exigir?
¿En quién apoyé todos mis sueños?:
en una chiquilla libre y sin amo
a quien no debo proteger
porque ella sola bien sabe
cómo tiene que ser una mujer.
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NEL TIEMPU DEL CURRUSCU DE PAN Nel tiempu del curruscu de pan ya la copa d’oruxu al madrugar
miou buela tuvo ocho fichos, l’últimu na tierra semando’l pan.
Nel tiempu de las nevadonas miou padre tenía que pasar
la estación trancáu nel monte, xunto’l chamizu pa trabayar.
Ya’l volver pola mañana dalgún l.lobu lu solía siguir
el que sólo yera un guah.e con cayáu ya madreñas que bebía anís.
Agora cerranon las minas, ya nun hai que madrugar.
Baxo cona moza al ríu, aprendo a cantar.
Agora cerranon las minas mas nun séi que pensar,
riráse la cara la tierra pero los mozos tendrán que marchar.
La roupa había que l.lavala a mano, remendar la vida sin parar,
yera duro ser muyer de mineru pero pasar fame yera muitu más.
¡Qué lexos queda xugar nas escombreras, escuitando al glayu glayar
xugar los bolos con miou padre ya’l domingu dir a pescar!
(Del disco Xedré, Ámbitu, 2004). |
EN EL TIEMPO DEL CUERNO DE PAN En el tiempo del cuerno de pan y la copa de orujo al madrugar
mi abuela tuvo ocho hijos, el último en la tierra sembrando el pan.
En el tiempo de las grandes nevadas mi padre tenía que pasar
la noche atrapado en el monte, junto al chamizo para trabajar.
Y al volver por la mañana algún lobo lo solía seguir,
a él que sólo era un niño con cayado y madreñas que bebía anís.
Ahora cerraron las minas, y no hay que madrugar.
Bajo con la novia al río, aprendo a cantar.
Ahora cerraron las minas mas no sé qué pensar,
puede reírse la cara de la tierra, pero los jóvenes tendrán que marchar.
Había que lavar la ropa a mano, remendar la vida sin parar,
era duro ser la mujer de un minero, pero pasar hambre lo era mucho más.
¡Qué lejos queda jugar en las escombreras, escuchando al arrendajo chillar
jugar a los bolos con mi padre y el domingo ir a pescar!
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YOU TAMIÉN CHEGUÉI NUN CAYUCU Siempres suanou cun d’algu mechor
el sou país nun sy lu díu
la fame aprieta ya’l sol castiga
de magar que l’oasis nun yía l’Edén.
L’asfaltu yía un mantu prietu de soledá
ya las casas de cartón d’esti probe país
aveíranlu d’un fríu que manca la piel:
nada cambíou, esa yía la verdá.
Subíu al cayucu vendíu sou reló
cruzóu l’Estrechu casi muerre na mar
ya recurdóu los güechos verdes del sou pae
ya cumu l’últimu guerreiru aburdóu la ciudá.
Vende baratu lu del cuntenedor
l.lueu busca un requeixu de calor
suana esnalar pol camín de Santiagu
furchigandu feliz cumu cerrica n’Abril
El desiertu yía outru mar qu’el bien cunoz
ya cuánta la murnia pola sua mucher
pol sou reló, pol vientu Sirocu…
Ya recuechi la manta, entama a currer.
(Inédito) |
YO TAMBIÉN LLEGUÉ EN UN CAYUCO Siempre soñó con algún lugar mejor
su país no se lo dio
el hambre aprieta y el sol castiga
desde que el oasis no es el Edén.
El asfalto es un manto lleno de soledad
y las casas de cartón de este pobre país
lo abrigan de un frío que hiere la piel:
nada cambió, esa es la verdad.
Subió al cayuco, vendió su reloj,
cruzó el Estrecho, casi muere en el mar,
y recordó los ojos verdes de su padre
y como el último guerrero abordó la ciudad.
Vende barato lo del contenedor,
luego busca un resquicio de calor.
Sueña con volar por la Vía Láctea
estirándose feliz como un pajarillo en abril.
El desierto es otro mar que él conoce bien.
Cuánta la tristeza por la mujer,
por el reloj, por el Siroco…
Ya recoge la manta, y empieza a correr.
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NANA Duermi nenín, qu’hai priesa
duermi, puvisa, duerme-ty tú
que la fuguera nun cal.lenta
duermi que muerre la l.luz.
Ea ea ea
Ea ea ea
Duermi nun tapín de fuechas
duermi nuna nuble azul
sos cumu la riesa l’augua
duermi y’abraza la mar.
Ea ea ea
Ea ea ea
Duermi l.larima de l.luna
duermi ximielgu del sol
que nel reló díu la una
duermi que’l gal.lu cantóu.
Ea ea ea
Ea ea ea
(Inédito) |
NANA Duérmete niño, que hay prisa
duerme, povisa, duérmete tú
que la hoguera no calienta
duerme que muere la luz.
Ea ea ea
Ea ea ea
Duérmete en un lecho de hojas
duérmete en una nube azul
eres como la risa del agua
duerme y abraza la mar.
Ea ea ea
Ea ea ea
Duérmete lágrima de luna
Duérmete hermanito del sol
que en el reloj dio la una
duerme que el gallo cantó.
Ea ea ea
Ea ea ea
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Publicado en Clarín. Revista de nueva literatura, nº 107, septiembre-octubre 2013
PEDRU PEREIRA: «SOLEDÁ»
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