Cangas del Narcea tiene por fin Casa de Cultura, tras muchos retrasos

Publica hoy miércoles el diario La Nueva España en su sección de opinión, el siguiente artículo de nuestro socio Antonio Ochoa que por su interés reproducimos a continuación:

Cultura

Desde ayer, Cangas cuenta con una sin techo menos. La señora Cultura ya ha recibido (¡por fin!) las llaves de su nueva casa. Y no es un adosado cualquiera, es todo un palacio. Ahí es nada, pasar de ser una pobre huérfana a convertirse en una gran dama. Casi como el cuento de la Cenicienta con la consejera de Cultura y Turismo oficiando como hada madrina un pelín perezosa y despistada. La pobre se hartó de agitar la varita mágica y gritar: «Abra Cadabra, que se termine la obra para este año», «?para el que viene», «?que mejor se lo pedimos a los Reyes Magos». ¿Y qué si este año los Reyes vienen a finales de octubre? Cómo se atreven a meterles prisas a esos pobres viejecitos con el palizón de camello que se meten y el lío que tienen allá en Oriente Medio.
 
El problema es que somos unos apresurados y unos quejicas. Aunque la culpa no es nuestra, es de nuestros dirigentes, que nos tienen mal acostumbrados con todos esos plazos de las obras de la autovía o del túnel del Rañadoiro que se cumplen a rajatabla. Cierto que lo único que se cumple, es decir, llega a su término, son los plazos, no las obras, pero eso son matices lingüísticos en los que no vamos a entrar. Antes de ponernos a protestar recordemos al infeliz señor Motor de Tineo, al que prometieron no una casa, sino una ciudad entera. Y ahora, después del tiempo que llevaba esperando a que empezaran las obras, resulta que tienen que volver a hacer el proyecto. Me temo que antes de que levanten un solo tapín en los terrenos, el pobre señor Motor ya estará completamente oxidado y para el desguace. Deberíamos haber ido todos a darle las gracias a la Consejera por su diligencia.
 
Por otro lado, me preocupa cómo encajará la señora Cultura este ascenso social. Que no es cosa fácil encajar estos vaivenes radicales de la fortuna. Todos conocemos casos de personas sin oficio ni beneficio que, al poco de entrar en palacio, ya se daban más aires que si fuesen el conde de Toreno, por lo menos. Esperemos que esto no pase con nuestra querida Cultura Canguesa. Esperemos que, ahora que vive en una mansión, no se olvide de los que la acogieron y ayudaron a sobrevivir en los años de pobreza. Esperemos que recuerde y acoja a su lado a todos esos grupos y asociaciones que la sostuvieron sin pedir nada a cambio. Esperemos que no se gaste todo su dinero en ornamentos y fastos. Esperemos que, cuando la cortejen los arribistas con sus adulaciones y los «artistas» de alquiler con su palabrería, sepa distinguir quiénes le profesan verdadero amor y quiénes la quieren por el interés.
 
Porque la Cultura Canguesa no nació ayer. Iniciativas como La Maniega o el Tous Pa Tous son herederas de una larga tradición. Precisamente una de las características que honran a los cangueses es esa tendencia a unirse para hacer cosas de manera altruista por la comarca. La cantidad, variedad y vitalidad del asociacionismo cangués sería la envidia de poblaciones con muchos más habitantes. Sería importante que el palacio de Omaña sirviera para apoyar y animar a todas estas personas desinteresadas. Sería bonito ver los pendones de todos estos grupos ondeando en su fachada. Pero sería terrible que, por ceder a la tentación del control político, acabáramos viendo sus cadáveres colgando. La política es una parte de la cultura, y no al revés.
 
Antonio Ochoa es socio del Tous pa Tous y autor del blog Cosas del Suroccidente
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