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‘Un caso escandaloso y ejemplar: Villaláez (1979)’, por Emilio Marcos Vallaure

Pinturas murales en el interior del testero de la iglesia de San Juan de las Aguas de Villaláez (Cangas del Narcea).

Hay hechos que los pueblos no deben olvidar. El caso de la iglesia, las pinturas murales y el retablo de la parroquia de San Juan de Villaláez, en Cangas del Narcea, del siglo XVI, es uno de esos. Lo contó Emilio Marcos Vallaure, socio del «Tous pa Tous», en un informe escrito en 1979 cuando ocupaba el cargo de director de Patrimonio Histórico, siendo consejero de Cultura y Deportes Atanasio Corte Zapico, en aquel gobierno de la conocida como Preautonomía asturiana (1978-1981). El Consejo Regional de Asturias, presidido por Rafael Fernández, era un gobierno sin competencias. La autoridad la seguían teniendo las delegaciones en Asturias de los ministerios del gobierno de España. La autonomía llegará a finales de 1981 y con ella la integración de los viejos funcionarios en la nueva administración.

El informe sobre Villaláez se publicó en 1980 en «Datos e informes para una política cultural en Asturias», un libro que recoge proyectos y actuaciones de aquella consejería de Cultura y Deportes hechos con la esperanza de una verdadera renovación y a partir de un profundo conocimiento de la realidad asturiana. Lamentablemente, la mayoría de estas propuestas no se llevaron a cabo.

Ahora, lean los acontecimientos acaecidos en aquellos años setenta en Villaláez, donde, como dice este informe, no solo se destruyó una excelente iglesia del siglo XVI, sino que para lograrlo se conculcaron los más elementales derechos humanos, y después, contemplen las fotografías del estado actual del testero de la iglesia que no se derribó en 1979 porque en él había unas valiosas pinturas murales.


Informe


Fotografías del estado actual

  • Villaláez: Iglesia derribada
    Estado actual del interior de la derribada iglesia de Villaláez donde había unas interesantes pinturas murales.
  • Villaláez: estado del testero
    Estado actual del testero de la iglesia de Villaláez donde estaban las pinturas murales.
  • Villaláez: fuente
    Fuente junto a la iglesia de San Juan de Villaláez.
  • Villaláez: Iglesia actual y cementerio
    Iglesia actual y cementerio de la parroquia de Villaláez. Detras de la iglesia está el testero del templo del siglo XVI.

Historia del «Registro del Monasterio de Corias (Siglo XIII)». Despedida de Cangas del Narcea en 1867

Hace unos días el «Tous pa Tous» donó a la biblioteca municipal de Cangas del Narcea el volumen segundo de El Libro Registro de Corias (Oviedo, IDEA, 1950), editado por Antonio C. Floriano, que recoge la transcripción del Registro del monasterio de Corias realizado en el siglo XIII. El Registro es una de las joyas del archivo de este monasterio que estuvo en Corias hasta 1835 y que actualmente está en la biblioteca del monasterio benedictino de Montserrat (Barcelona). Vamos a contar su historia, que no deja de ser una muestra más de la pérdida de patrimonio cultural que ha sufrido Cangas del Narcea en los últimos dos siglos.

  • 01 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 02 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 09 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 11 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 14 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 17 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 18 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 20 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787
  • 50 Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII
    Hojas del «Registro del monasterio de Corias», siglo XIII. Biblioteca del monasterio de Monserrat (Barcelona), ms 787

 

El Registro del monasterio de Corias es un tomo de 101 folios de pergamino (28 x 19 cm) escrito en latín. Comenzó a redactarse en 1207 por el monje Gonzalo Juánez con el fin de dejar constancia de los bienes y derechos que el monasterio había adquirido desde su fundación en 1043 hasta ese año. La última adquisición registrada es de 1232. Además, la obra contiene un preámbulo en el que el autor cuenta las razones para hacer este registro y la historia de la fundación del monasterio, y concluye con noticias de la vida y actividad de los ocho primeros abades de Corias.

Este manuscrito es una valiosísima fuente de información para conocer la formación del dominio del monasterio de Corias, que fue el mayor hacendado de Asturias, y la historia del occidente de Asturias en la Edad Media. Ha sido transcrito y editado en dos ocasiones: la primera por Antonio C. Floriano en 1950, que ya hemos citado, y la segunda en 2000 por Alfonso García Leal, El Registro de Corias (Oviedo, RIDEA). Sobre este Registro es interesante leer también el estudio de María Elida García García, San Juan Bautista de Corias. Historia de un señorío monástico asturiano, siglos X-XV (Oviedo, Universidad de Oviedo, 1980), que analiza pormenorizadamente esta fuente de estudio.

En 1835, durante la Desamortización de Mendizábal, cuando el Estado incautó todas las propiedades monásticas y expulsó a los monjes de sus casas, el voluminoso archivo del monasterio de Corias fue trasladado a la Delegación de Hacienda de Oviedo con el fin de tener información sobre sus fincas y rentas para proceder a su venta. Después se llevó a Madrid, a la Real Academia de la Historia y, por último, a partir de 1866, ingresó en el Archivo Histórico Nacional (Sección de Clero) donde permanece actualmente. Está formado por 57 legajos de escrituras, siete carpetas de pergaminos y 53 libros de ejecutorias, cobros, ventas, apeos, etc.

Sin embargo, no toda la documentación de este monasterio llegó al Archivo Histórico Nacional. Alguna nunca salió del propio monasterio, probablemente porque fue ocultada por los benedictinos; esta documentación, formada por 80 libros de propiedades y cobradores de rentas, pasó a manos de los dominicos cuando en 1860 se establecieron en el monasterio y desde 2002 está en el Archivo Histórico de Asturias (puede verse su inventario en la web Archivos de Asturias). También sabemos que alguna documentación de Corias que estuvo en la Delegación de Hacienda de Oviedo, nunca ingresó en el Archivo Histórico Nacional. Por último, una parte del archivo fue retirada y escondida por el fraile Clemente Quiñones, movido por su celo de monje benedictino y su oposición a la desamortización. Esta documentación quedó en la villa de Cangas del Narcea. Que sepamos tenía en su poder unos apeos o deslindes de fincas, una «Tabla de arrendamientos» del siglo XVIII, y el Registro de Corias del siglo XIII, así como un índice de este registro de 31 hojas realizado en 1710 para facilitar la búsqueda de bienes («Tabla del tumbo de el monasterio de Corias»).

Índice del «Registro de Corias», 1710. Biblioteca del monasterio de Montserrat (Barcelona), ms. 788

Quiñones, después de la expulsión de los monjes, se quedó a vivir en la villa de Cangas del Narcea donde residía una sobrina casada con el comerciante Manuel Uría y un sobrino llamado Claudio. Como exclaustrado cobraba una pequeña pensión del Gobierno, y se ganaba la vida como administrador de los bienes del conde de Peñalba en el concejo de Cangas del Narcea, y también haciendo particiones de herencias, prestamos de dinero, ganado en aparcería, cultivo de una viña y producción de vino, etc. Falleció con posterioridad a 1883.

El 4 de enero de 1867 envió el Registro de Corias por correo certificado al monasterio de Montserrat. El envío le costó 42 reales, que le pareció «carito». El paquete fue a nombre del rector de Esparraguera para entregar al abad de Montserrat. Esta abadía catalana también había sido desamortizada en 1835, pero en 1844 fue devuelta a los benedictinos.

Durante 32 años, Clemente Quiñones tuvo en su poder el Registro de Corias. Para él era algo más que una fuente histórica, era un símbolo de su antiguo y poderoso monasterio benedictino, y es probable que le diese muchas vueltas a la cabeza hasta tomar una decisión sobre que hacer con aquel libro. El monasterio de Corias no se vendió a un particular, ni se destruyó como les sucedió a otros. Al contrario, en 1860, el Estado se lo entregó a los dominicos con lo cual volvió a la vida religiosa. Pero Quiñones fue más fiel a la orden que al edificio y la tierra, y decidió poner a salvo su «tesoro» en un cenobio de hermanos benedictinos.

En aquel paquete certificado que envió a Montserrat iban el Registro, el índice realizado en 1710, una carta dirigida al abad y un poema de despedida escrito por el mismo Quiñones.

La carta dice:

Cangas de Tineo, enero 4 de 1867

R.P. Abad

  Muy apreciable señor, recibí la de V. P. sin retraso y veo por ella la buena acogida que tiene en ese monasterio el Libro Becerro de nuestro monasterio de Corias, por cuyo beneficio viviré siempre agradecido a V. P.
  Con esta fecha sale por correos dicho libro lacrado y certificado, le ruego me avise de su recibo. Su dirección lo es a Esparraguera al R. S. Rector para entregar en Montserrat.
  Como de este punto a León, donde hay vía férrea, distan 22 leguas y no tener en aquel punto conocimientos ningunos, tuve que valerme de Correos, a la verdad que es carito.
  Dispénseme lo mal escrito y demás que sale el correo. Con recados a esos R. P. y quedando suyo siempre este Q. B. S. M.

Fray Clemente Quiñones

Tengo varios apeos, pero se irán remitiendo poco a poco.

 

La despedida escrita por Clemente Quiñones es la siguiente:

Despedida del Becerro
4 de enero de 1867

Corre pergamino por valles y selvas.
Deja las Asturias, deja sus riberas.
Deja luego a Cangas, deja sus riquezas.
Huye del Nalón y deja el Narcea.
No bebas las aguas del río Perpera[1].
Deja el río Luna[2] y vete a la Sierra.
Sube a Cataluña, recógete en ella.
Entra en Montserrat y haz vida perfecta.
Y dile al abad que mil parabienes a él le desean.
Que vas como Rey siguiendo la Estrella.
Dirás a los monjes que el cielo prevea
de tantas desdichas como nos rodean.
Dirás a los legos, si alguno allí hubiera,
que no desconfíen en buscar la Estrella,
porque es poderoso el que así lo ordena.

Adiós pergamino hermoso.
Adiós conde D. Piñolo,
que tus bienes los robaron
el soberbio y el coloso.

[1] Nombre antiguo del actual río del Couto; queda como testimonio de aquel río Perpera el nombre del pueblo de Veigaperpera / Vegaperpera.
[2] Aunque Quiñones escribe Luna, tal vez se refiera al río Luiña.

«Despedida del Becerro», poema de Clemente Quiñones, 1867. Está pegado en el folio 3 de la tabla o índice del Registro de Corias, 1710. Biblioteca del monasterio de Montserrat, ms. 788

Una semana después de enviar el Registro de Corias a Montserrat, Quiñones debió sentir nostalgia por su ausencia, que había estado más de seiscientos años en Corias y más de treinta años con él, y escribió otra despedida que hemos hallado en la colección documental de José Luis Ferreiro Blanco:

Despedida del pergamino
en el día 11 de enero del mismo año de 1867

Si de Asturias te ausentaste,
pergamino muy alegre,
y los puertos y los túneles
dejaste sin nadie verte.
No te olvides de tu ayo
Clemente que bien te quiere,
y mira que por treinta años
se desveló por tu suerte.
Pide a la Hermosa Paloma
que de tu ayo se acuerde,
que me lleve en pos de sí
a lo largo de esa sierra,
donde en los agujeros hermosos,
que escondidos en la piedra,
se acuerde de este su siervo
que se quedó en la ribera
mirando el río de Luna,
el de Perpera y el Narcea.

 

HERENCIA DE LO NUESO – Cantares de Boda en Cangas del Narcea

Sumérgete en la rica tradición de los cantares de boda de Cangas del Narcea con este extracto del documental “Herencia de Lo Nueso”. Estas canciones, interpretadas por las mozas del pueblo, hacían alusión a los novios, a los padrinos y, especialmente, a las bondades de la novia. Acompañadas de pandero, las canciones resonaban en la puerta de la iglesia por la mañana y en la despedida de la novia de la casa de sus padres por la tarde, mientras los mozos disparaban escopetas y voladores.

En este vídeo, presentamos un cantar de Sagrario, de casa Caballero de Vegameoro, interpretado por la Asociación Cultural “Lo Nueso” y grabado en la capilla de la Virgen del Carmen en Ambasaguas. Dirigido por Benito Sierra González, este es un extracto de su segundo documental, patrocinado por la Sociedad Canguesa de Amantes del País «Tous pa Tous». Una producción de BSG.MEDIA, Rebotxo films y Gonzalo Ferreiro estudio de sonido, rodada íntegramente en tierras pésicas.



 

Cantar d’aguinaldo

Del documental HERENCIA DE LO NUESO.

Los cantares de aguinaldo son cantos, dichos y coplas que acompañaban a las comparsas asturianas cuando pedían el aguinaldo o gratificación de lugar en lugar. Este cantar en concreto fue transmitido por Obdulia de Casa Vicentón de La Pachalina, y Celia de casa Cosmen de Lindota, ambas del concejo de Cangas del Narcea.

Lo interpretan las componentes de la Asociación Cultural “Lo Nueso” y fue grabado en La Chabola de Vallao (Cangas del Narcea) por el productor audiovisual cangués Benito Sierra González. Se trata de un extracto de su segundo documental como director: “Herencia de Lo Nueso” que ha contado con el patrocinio de la Sociedad Canguesa de Amantes del País «Tous pa Tous». Una producción de BSG.MEDIA, Rebotxo films y Gonzalo Ferreiro estudio de sonido, rodada íntegramente en tierras pésicas.



 

La digitalización y el patrimonio cultural local

JAVIER FDEZ. GRANDA (Salas, 1971), es socio del «Tous pa Tous» .
Licenciado en Historia, Máster en Historia y Análisis Sociocultural, Experto Profesional en Tecnologías Avanzadas para la Gestión y Documentación del Patrimonio Cultural, Experto Universitario en Criminología y en Salud Mental.

El patrimonio cultural tiende a lo público, lo comunitario y la identificación colectiva. Todos tenemos algo que nos diferencia y hace únicos y todos guardamos algo que los demás no tienen. Es por eso que compartir es fundamental para intentar comprender lo que nos identifica como sociedad que pueda recordarse a sí misma o hacer que otras generaciones la recuerden.

Llamar la atención sobre las enormes posibilidades que la participación ciudadana puede ofrecer en la conformación del conocimiento colectivo no es solo importante, sino urgente para no perder testimonios y documentos que cada día desaparecen de las formas más insospechadas. Desarrollar, desde cada entidad local, un proyecto de digitalización sobre algo que aun siendo un patrimonio cultural disperso, no suele tomarse en consideración como es el de la documentación que cada individuo conserva o genera a lo largo de la vida, puede ser trascendental para el registro histórico de una localidad.

Todos guardamos un variado repertorio documental en nuestras casas del tipo escrituras antiguas, pasquines, fotografías, obras de arte, dibujos infantiles de nuestros padres o abuelos, mapas, cartas, extrañas publicaciones, anotaciones, comunicados, carteles, y un largo etcétera que conservamos por curiosidad, inercia, o hemos heredado de nuestros antepasados. Muchas veces las limpiezas de los domicilios provocan que todo ese material que va sucesivamente pasando de mano en mano, de generación en generación, termine bien en la basura o, en el mejor de los casos, dispersándose en los rastros de domingo.

Por ello lanzo una propuesta a nivel comarcal o local, para promover la colaboración ciudadana en la generación de un archivo digital vivo del municipio o localidad, consiguiendo algo muy importante: la participación individual en su creación. Los incentivos pueden plantearse de muchas formas, desde exposiciones sobre los materiales, investigación sobre el valor que se le da al documento, empleo del documento como punto de partida de una investigación, publicaciones específicas, etc.

El archivo podría explotarse a muchos niveles, tanto académico como de libre consulta para los fines más variados. Los formatos deberían ser compatibles y esos documentos digitales han de llevar inexcusablemente un trabajo de etiquetado, empleando los metadatos y descriptores necesarios, incluso georreferenciación y localización de sus propietarios y accesibilidad en abierto cuando el contenido lo permita.

Sería un proyecto que se podría desarrollar a través de un laboratorio ciudadano, un laboratorio bibliotecario, como punto de encuentro para colaborar en la puesta en marcha del proyecto. De esta manera se incorporarían documentos tan valiosos como inauditos que pocas veces se custodian en archivos oficiales y que redundarían en el mayor conocimiento del lugar de pertenencia y de su historia. Este archivo generado desde un laboratorio ciudadano conviene que se proponga desde las administraciones para que aporten la infraestructura necesaria, aunque pudiera generarse de forma absolutamente independiente. Con el soporte de una biblioteca, o una casa de cultura en los pequeños ayuntamientos de Asturias, se puede incrementar el volumen documental en digital que nos permita conocer aspectos sorprendentes del lugar en el que vivimos. Para ello la colaboración de todos es imprescindible.

Hay mucho trabajo por hacer, pero seguro que el enriquecimiento de las fuentes documentales locales sería exponencial y el proceso de generación del archivo una motivación colectiva.


 

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El «Tous pa Tous» recupera el libro de actas de los plenos municipales de 1887 a 1890

Entregado al Archivo Municipal de Cangas del Narcea

Lista de las personas que integraban el Ayuntamiento de Cangas del Narcea, encabezada por el alcalde Salvador Martínez Valle, en junio de 1887.

La documentación conservada en los archivos es una de las fuentes de conocimiento imprescindibles para conocer el pasado y comprender el presente de las sociedades. Uno de los archivos más importante en cualquier población es el archivo municipal. El de Cangas del Narcea no es muy rico, ni muy antiguo, porque en 1809, durante la Guerra de la Independencia, los franceses castigaron a nuestros antepasados quemando toda la documentación que había en el archivo. Lo mismo hicieron en otros concejos asturianos como represalia contra los vecinos. Los franceses querían hacer daño y para ello destruían la historia del pueblo, dejándolo sin memoria escrita.

Los archivos municipales contienen información referida a las competencias históricas de los Ayuntamientos: la población, a partir de los padrones de habitantes; las actividades industriales y comerciales, que estaban grabadas por la contribución industrial que cobraban los ayuntamientos; las quintas o el reclutamiento de mozos para el servicio militar obligatorio; los proyectos de construcciones de todo tipo que se edificaban en el concejo; los caminos y los puentes, las escuelas y la instrucción pública, los cementerios, etc.

Los acuerdos que se tomaban en los plenos del Ayuntamiento, integrados por el alcalde y los concejales, los anotaba detalladamente el secretario en unos libros, en los que año tras año se van escribiendo muchas decisiones que afectaban a la vida de los vecinos. En el Archivo Municipal de Cangas del Narcea se conservan los libros de actas de los plenos desde 1854 hasta la actualidad. Lamentablemente, faltan los libros desde 1809 hasta ese año de 1854, y también los correspondientes a los años: 1857 a 1865, 1887 a 1890 y 1976 a 1978.

La falta de estos libros, y de otra mucha documentación de los siglos XIX y XX que no está en nuestro archivo municipal, es el resultado de extravíos y, sobre todo, de una inexplicable “limpieza” efectuada en los años sesenta del siglo XX en la que se tiraron muchos libros y documentos a la basura. Faltan, por ejemplo, muchos de los libros donde se anotaban los quintos que iban al ejército, los padrones de habitantes, los libros de la contribución industrial, etc.

El «Tous pa Tous» ha logrado recuperar gracias a Ana y Amelia de Ron Fernández el libro de actas del Ayuntamiento de Cangas del Narcea correspondiente a 1887-1890. Este libro procede de la casa de los Rodríguez-Arango, algunos de cuyos miembros ocuparon en esos años de finales del siglo XIX y durante el primer tercio del siglo XX la alcaldía, y llevaba muchos años perdido en unas cajas.

El libro fue entregado al Archivo Municipal de Cangas del Narcea. De este modo, el «Tous pa Tous» continúa la labor de colaborar en el conocimiento de nuestro concejo, así como en la de promover la conservación y difusión de nuestro patrimonio cultural.

Capilla de San Antón, Carbaéu / Carballedo (parroquia de Santa Marina, Cangas del Narcea)

Patrimonio en peligro. La capilla del Santo Cristo de Xedré

Capilla de San Antón, Carbaéu / Carballedo (parroquia de Santa Marina, Cangas del Narcea)

El patrimonio religioso del concejo de Cangas del Narcea es muy variado y abarca desde el monasterio de San Juan de Courias o la iglesia de Santa María Magdalena de Cangas del Narcea hasta las capillas de San Antón y Santa Bárbara del pueblo de Carbaéu / Carballedo (parroquia de Santa Marina). La multitud de capillas que existen en nuestro concejo, repartidas por pueblos o parajes solitarios, son, sin duda, una de las mayores riquezas culturales que tenemos.

En general, las capillas tienen una arquitectura muy sencilla y un mobiliario sobrio y a menudo muy popular. Todas tienen una historia, una fiesta, una devoción alrededor de ellas e incluso, en algunos casos, una leyenda. Es decir, todas tienen un pasado y una actividad, que son necesarios estudiar y recopilar. En la actualidad algunas de estas capillas están abandonadas y su estado es penoso.

Inscripción en la fachada de la capilla del Cristo, Xedré. Dice: Esta obra se / hizo el ano de mil / sietecientos nobe / nta i cinco siendo / cura Dn Manuel Fdz Flórez.

Desde el Tous pa Tous vamos a ir dando a conocer estas capillas del concejo de Cangas del Narcea, contando su historia, mostrando fotografías de su arquitectura, retablos e imágenes, y llamando la atención sobre su estado de conservación. La primera que vamos a tratar es la capilla del Santo Cristo de Xedré.

Esta capilla, debido a su lujosa fachada de mármol blanco, es una de las de mayor calidad arquitectónica del concejo. Su fachada tiene una elegante traza de estilo neoclásico y, como señala una inscripción, fue construida en 1795 por iniciativa del párroco de Xedré, Manuel Fernández Flórez. Este cura era natural de la villa de Cangas del Narcea y en 1787 aparece empadronado en aquella parroquia como “hijodalgo notorio de armas pintar”. La fachada de la capilla remataba en una monumental espadaña, hoy derruida en parte, en la que cuelga una campana que fue hecha en Palencia en 1916. Junto al campanario hay un reloj de sol.

Parte posterior del campanario, donde pueden verse los daños que causó un rayo en 2006.

El empleo del mármol no es casual y responde a un momento histórico muy determinado. Este material (que en realidad es una caliza liásica) procede de canteras de Rengos, que habían sido descubiertas y publicadas hacía muy poco tiempo por Joaquín José Queipo de Llano, conde de Toreno (Cangas del Narcea, 1727 – 1805).

El conde las había promocionado mucho en Oviedo y en la Corte, y como resultado de su entusiasmo consiguió que el arquitecto italiano Francesco Sabatini (Palermo, 1722 – Madrid, 1797), llevase a Madrid, entre 1782 y 1786, sesenta y seis piezas de este mármol blanco de Rengos para utilizarlas en la ampliación del Palacio Real. La explotación de estas canteras, localizadas en El Pueblo de Rengos y Moncóu, se consideró en aquel momento que podría ser el inicio de una actividad industrial muy beneficiosa para el concejo, pero el asunto no pasó de proyecto. Sabiendo todo esto no es extraño que en 1795 el cura de la parroquia, seguramente con el apoyo del mismo conde de Toreno, utilizase este mármol para ennoblecer la capilla.

El lujo de la capilla del Cristo de Xedré no pasaba inadvertido. En el artículo dedicado a Xedré / Gedrez del Diccionario Geográfico Histórico de España, de Pascual Madoz, publicado en 1845-1850, se dice: “La iglesia parroquial (Santa María) está servida por un 1 cura de ingreso y patronato laical. También hay 3 ermitas, 1 de ellas titulada el Santo Cristo de Murias en el lugar de Gedrez con una hermosa fachada de mármol y buena torre; otra dedicada a San Cristóbal en Piedrafita, y la tercera en Jalón, las cuales nada de particular ofrecen”.

Imagen del Santo Cristo, Xedré.

El interior de la capilla de Xedré está dividido en dos espacios por un arco: la nave  y el presbiterio. Estos dos espacios son de épocas diferentes. Mientras que la fachada y la nave de la capilla son de 1795, el presbiterio es anterior. También son anteriores el retablo, seguramente de 1760 o 1770, y las imágenes, que datan de la primera mitad del siglo XVII.

El retablo es barroco con motivos de rocalla y probablemente, según Pelayo Fernández, es una obra del escultor Gregorio de Lago, vecino de Corias. Las imágenes son tres: el Santo Cristo en el centro, la Dolorosa a  la izquierda y San Luis de Toulouse a la derecha. La capilla tiene una tribuna a los pies.

El campanario de esta capilla necesita una urgente reparación. El 14 de julio de 2006  un rayo destruyó el remate de la espadaña.

Varios bloques de cantería cayeron al suelo y hoy están guardados dentro de la capilla.

Desde entonces, el campanario está en muy mal estado e incluso es un peligro para las personas o vehículos que pasan por delante de la capilla. Es posible que la reparación necesite de la participación de varias instituciones (Iglesia, Ayuntamiento, Consejería de Cultura, Parque Natural), que corran con los gastos. Es una obra que no puede posponerse por más tiempo. Además, también le vendría muy bien a esta capilla una limpieza de la fachada, para que luciese con toda su viveza aquel mármol de Rengos que en el siglo XVIII levantó tantas esperanzas para nuestro concejo.

El derribo de la casa de don Eleuterio o de María Angustias en 1980

Casa de María Angustias poco antes de ser derribada en 1980. Foto Tino

No cabe duda que hay acciones humanas que engrandecen a los pueblos y otras que los envilecen. Hace unas semanas celebrábamos en El Tous pa Tous los cien años de la construcción de la fuente del Reguerón y hoy, ya en 2010, vamos a recordar otro aniversario: el derribo hace tres décadas de la casa de don Eleuterio García Cuesta, también conocida con el nombre de su sobrina y heredera María Angustias. Esta casa no era un edificio cualquiera. Don Eleuterio fue un emigrante de Cangas del Narcea que se enriqueció en Madrid trabajando en el ramo del comercio. Construyó su casa en 1889 en la calle Mayor y para ello no escatimó medios. El proyecto debió de ser de Juan Miguel de la Guardia (1859-1910), arquitecto municipal de Oviedo, o de Javier Aguirre (1853-1909), arquitecto provincial, que en esos años estaba dirigiendo la construcción del Juzgado de Cangas del Narcea. Los dos están

Casa de María Angustias poco antes de ser derribada en 1980. Foto Tino considerados como los mejores arquitectos de finales del siglo XIX e inicios del XX en Asturias. La casa era, según los historiadores del arte, el edificio más importante de la arquitectura de finales del siglo XIX en todo el interior del occidente de Asturias.

Germán Ramallo Asensio, redactor del inventario de patrimonio histórico de los concejos del suroeste de Asturias en 1980-1981 y en la actualidad catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Murcia, escribió en aquel inventario: “La casa de María Angustias es uno de los ejemplos más equilibrados y hermosos, mejor adecuados a sus funciones palaciegas a lo moderno y urbanísticas de servicio a la ciudad, de toda la arquitectura fin de siglo realizada por la zona”.

Casa de María Angustias durante su derribo en 1980

En 1979, la casa la compran unos constructores con raíces canguesas, que viendo la polémica que estaba surgiendo con el posible derribo del inmueble, deciden venderla a Manuel Martínez Menéndez, vecino de Santiago de Limés, que es el que va a derruirla en el mes de mayo de 1980 para levantar en su solar una casa de pisos. El arquitecto de la nueva obra fue el joven Emilio Llano Menéndez. El Ayuntamiento de Cangas del Narcea no quiso frenar este derribo, aunque si hubo unos pocos concejales que se opusieron duramente. La delegación en Asturias del Ministerio de Cultura, que era la administración competente en la protección de monumentos en aquellos años, envío a Madrid un expediente para declarar el edificio monumento histórico-artístico, pero la solicitud vino denegada por la Dirección General del Patrimonio Artístico de aquel Ministerio, con un informe firmado por el arquitecto Eduardo González Mercadé.

C/ Mayor, casas de los Flórez (con el comercio El Siglo XX) y de María Angustias hacia 1920. Fotografía de Benjamín R. Membiela

El valor de la casa era tan evidente que en contra de su derribo se manifestaron muchos vecinos de Cangas, como se constata en los periódicos de la época (incluida la revista local Entrambasaguas, que puede consultarse en nuestra Biblioteca Canguesa, en la que en los tres primeros números se trató este asunto), y también la Consejería de Cultura del Consejo Regional de Asturias, aquel ente de la denominada Preautonomía, que todavía no tenía ninguna competencia en esta materia. El informe escrito el 13 de marzo de 1980 por Emilio Marcos Vallaure, director regional de patrimonio histórico artístico en aquella joven institución y actualmente director del Museo de Bellas Artes de Asturias, para solicitar a la Dirección General del Patrimonio Artístico del Ministerio de Cultura la declaración de monumentalidad del edificio, es uno de los mejores testimonios que nos ha quedado de la casa de don Eleuterio (puede leerse en el número 2, página 12, de la revista Entrambasaguas).

Sirva esta noticia y estas fotografías como recuerdo a un edificio cuya construcción engrandeció nuestra villa y cuyo derribo la empobreció. ¡Pena y rabia nos sigue causando!