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Brañas en las parroquias de la cuenca alta del río Narcea y Larón

Las brañas de las parroquias de la cuenca alta del río Narcea y las de Larón, feligresía situada en el valle del río Ibias, pero muy vinculada con los pueblos de aquella cuenca, pues dependió y después fue hijuela de la parroquia de Veiga de Rengos.


Parroquia de GILLÓN / XICHÓN

XICHÓN / GILLÓN

♦ Brañas Altas ♦ La Charca ♦ Chauchina (antiguamente braña de vaqueiros) ♦ La Feltrosa (antiguamente braña de vaqueiros) ♦ Rebochar

VIDAL

♦ L’Acebal ♦ La Cabanina


Parroquia de LARÓN / L.LARÓN

L.LARÓN

♦ La Braña L.larón

LA VILIEL.LA

♦ La Braña La Viliel.la ♦ La Veiga


Parroquia de MONASTERIO DE HERMO / MONESTERIO D’ERMU 

MONESTERIO D’ERMU

♦ Brañuetas ♦ Brañulina (antiguamente braña de vaqueiros) ♦ Campo la Granda ♦ Carbazosa ♦ Cuevas ♦ Narcea ♦ Ordalecha ♦ Rebichada ♦ Vachongo (antiguamente braña de vaqueiros)


Parroquia de NOCEDA DE RENGOS

NOCEDA DE RENGOS

♦ Las Brañas de Noceda

TRESMONTE D’ARRIBA

♦ Braniecha (antiguamente braña de vaqueiros) ♦ Portugalón


Parroquia de OBALLO /OUBACHU

OUBACHU

♦ La Barraca ♦ La Braña Oubachu ♦ Cuchadiecho ♦ Mufaces ♦ Vaxacanda ♦ La Veiga’l Pumar

TABLIZAS

♦ Samartino ♦ Los Trabois ♦ Las Varas ♦ La Veizuna

LA VEIGA’L TACHU

♦ La Barzana ♦ Outiechu


Parroquia de POSADA / POUSADA DE RENGOS

CALDEVIL.LA

♦ Braniella ♦ La Trapa

POUSADA

♦ Cheireo


Parroquia de VEGA / VEIGA DE RENGOS

MOAL

♦ Los Barradoiros ♦ Folgueirosa

MONCÓU

♦ La Braña Moncóu

EL PUEBLU / RENGOS

♦ Brañuela ♦ Chombón ♦ Campubraña ♦ Cueto ♦ Figudín ♦ Freixaléu


Braña Urdieras en Gedrez. Foto JM Collar

Parroquia de GEDREZ/ XEDRÉ

XALÓN

♦ La Penona

XEDRÉ

♦ Zreizaléu ♦ Fulgueraivicha ♦ Urdieras


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Lágrimas, sollozos y suspiros por la supresión de la parroquia de Ambasaguas en 1891

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Barrios de Ambasaguas o Entrambasaguas, El Cascarín y el Barriu Nuevu desde la plaza la Oliva, 1899. Fotografía de Luis Muñiz Miranda. Col: Juaco L. A.

Hasta finales del siglo XIX, el territorio que hoy ocupa la villa de Cangas del Narcea se repartía en tres parroquias: la parroquia de Santa María de Ambasaguas o Entrambasaguas, la de Santa María Magdalena de Cangas y la de Santa Marina de Oubanca a la que pertenecía El Fuejo.

La primera era la más antigua, y era la sucesora de la antigua parroquia de San Tiso de Cangas que en el siglo XVII se trasladó a Ambasaguas; estaba formada por los barrios de Ambasaguas, El Cascarín y El Corral, y los pueblos de L.lamas y Curriel.los. Todos los vecinos de estos lugares iban a los oficios religiosos de la iglesia de Ambasaguas, y se enterraban en el cementerio que había en este barrio.

En cuanto a la parroquia de Santa María Magdalena, se fundó en 1255 con la creación de la villa de Cangas a partir de la carta puebla que otorgó el rey Alfonso X el Sabio. Esta feligresía solo comprendía las calles y plazas del casco urbano, y estaba rodeada por la parroquia de Ambasaguas, que desde el siglo XI al XVI perteneció a un coto señorial del monasterio de Courias.

En 1884 es nombrado obispo de la Diócesis de Oviedo fray Ramón Martínez Vigil (1840-1904), que fue un prelado muy reformador. Una de las reformas que emprendió fue la de las parroquias asturianas, que era una necesidad desde finales del siglo XVIII debido al aumento del número de habitantes y al crecimiento de muchas poblaciones. La reorganización de las parroquias se hizo con el fin de satisfacer las demandas de los creyentes, y con este fin se crearon parroquias nuevas, se unieron otras y se desgajaron antiguas hijuelas. Este proceso, que fue laborioso y requirió mucha diplomacia, comenzó en 1886 y culminó en 1891; en Cangas del Narcea trajo consigo una parroquia nueva: la de L.larón, que se separa de la de Veiga de Rengos, y la supresión de la de Ambasaguas, que se une a la de la villa de Cangas.

La desaparición de la parroquia de Ambasaguas no fue bien recibida por sus feligreses. La noticia la dio el párroco durante una misa y causó “la mayor tristeza”, y “no faltaron lágrimas, sollozos y suspiros”. Los vecinos de la parroquia intentaron evitar su desaparición y escribieron en enero de 1892 una instancia al Obispo solicitándole que diera marcha atrás. La solicitud se la remitieron el 14 de febrero a Antonio de Llano, vecino de Oviedo, con la siguiente carta:

Se desea que la adjunta solicitud o instancia, promovida por los vecinos de la parroquia de Ambas-aguas, sea entregada a un procurador eclesiástico, bien a D. Pedro Manuel Fernández o a quien él crea conveniente con el fin de que dicho procurador la presente al Tribunal, rogando al Señor N. diga si hay necesidad de mandarle un poder al procurador. También se suplica haga cuanto pueda para obtener un buen resultado.

Esta solicitud es la que publicamos hoy en la web del Tous pa Tous. En ella los vecinos manifiestan sus sentimientos sobre su parroquia, la relación con la parroquia de Cangas y reivindican su identidad frente a esta parroquia. Los más afectados por la medida fueron los vecinos del barrio de Ambasaguas, pues este cambio les suponía perder el privilegio de vivir junto a un templo parroquial y también un perjuicio económico, pues los comerciantes y propietarios de bodegas del barrio verían reducida su clientela y menguado su negocio. Al final, su intento ante el Obispo no sirvió para nada y la parroquia de Ambasaguas desapareció.


Solicitud de los vecinos de Ambasaguas para evitar la desaparición de su parroquia

Exmo. Ilmo. y Rmo. Sr. Obispo de Oviedo.

Los que suscriben, vecinos de la parroquia de Ambas-Aguas, arrabal de Cangas de Tineo, Arciprestazgo de ídem, Diócesis de su digno cargo, a Vuestra Excelencia Ilustrísima y Reverendísima con la debida consideración y mayor respeto humildemente exponen:

Que al ofertorio de la misa de día de hoy se ha leído el Decreto de supresión de esta parroquia y su anexión a la de Cangas, causando la mayor tristeza tanto en el celebrante como en los oyentes; y, no obstante omitirse todo comentario, al despedirse en pocas palabras el Señor Cura de la parroquia no faltaron lágrimas, sollozos y suspiros, y habría bastantes desmayos si el Señor párroco no se hubiera concretado sencillamente a despedirse de sus feligreses.

Estos están sumamente afectados con la supresión del culto divino en la Iglesia en que siempre han practicado los ejercicios religiosos, y han sido bautizados, lo mismo que sus  causantes y sucesores. Le tienen una fe entrañable y principalmente a su patrona Nuestra Señora del Carmen, cuya festividad se celebra el 16 de julio; y a pesar de no ser día de Santo es tanta la devoción que se profesa a la Virgen del Carmen, no solo por los vecinos de esta parroquia sino por las de las inmediatas y especialmente por los habitantes de Cangas de Tineo, que no hay en todo este partido judicial función tan solemne y concurrida como la del Carmen, a la que desean concurrir, haciendo un sacrificio, muchos de los vecinos de la villa y concejo de Cangas que se hallan ausentes del país, guardando el día de Santo todos, absolutamente todos, los cangueses; no sucediendo lo mismo con la festividad de la patrona de Cangas, que es Santa María Magdalena, pues no tiene comparación el entusiasmo (y es frecuente ver trabajar el 22 de julio a bastantes jornaleros de Cangas). A tal punto llega la devoción con la Virgen de Ambas-Aguas, que se celebra solemne y concurrida novena, y en las procesiones anuales, de mañana y tarde, llevan a hombros la imagen, desde la Iglesia de Ambas  Aguas a la de Cangas y viceversa, cuatro de los más distinguidos cangueses. En la iglesia Colegiata de Cangas hay imagen y capilla de Nuestra Señora del Carmen, pero no se celebra su fiesta; y en cambio los vecinos de Cangas, que pueden, hacen celebrar por sus familias un oficio a la Virgen del Carmen de Ambas Aguas el sábado siguiente al día en que fallece algún individuo de su familia, celebrándose, además, bastantes aniversarios o cabo de año por los de Cangas en la Iglesia de Ambas-Aguas.

Es esta Iglesia tan sólida y bonita en lo que ocupa, como la que más de Asturias, y está situada entre los ríos Narcea y Luiña, pagando el alumbrado permanente de la lámpara Don Lorenzo de Llano Flórez por fundación de un antepasado suyo; por todo lo que profesan los feligreses de Ambas Aguas profunda fe y cariño a su patrona y a su iglesia y no pueden ver, sin que se contriste su ánimo, la supresión de la parroquia tanto más cuanto que estando situada en su mayor parte entre dos ríos, como queda indicado, es frecuente, si aumenta el caudal de aguas, la incomunicación con Cangas, como sucedió en marzo de 1888, cuando el deshielo de la nevada que tan triste memoria dejó para Asturias; pues entonces, la crecida de los ríos tenía incomunicada la parroquia de Ambas Aguas y si se necesitaran auxilios de Cangas era imposible lograrlos.

Por otra parte, no es mucho que los exponentes tengan entrañable cariño del cementerio de Ambas Aguas, en el que reposan las cenizas de sus padres, hijos, cónyuges, hermanos, parientes y amigos, y al que desean ir a descansar cuando Dios sea servido llamarles así. Además, el cementerio de Cangas está dentro de la villa, rodeado de caserío, detrás de la iglesia parroquial, y es de reducidas dimensiones, hasta el punto de que para inhumar unos hay que exhumar otros, dándose además el triste espectáculo de haberse derrumbado su muro varias veces y especialmente en la citada época de marzo de 1888, dejando al descubierto los restos de algunos feligreses, si es que en parte no fueron detrás del muro.

No solo es de necesidad para los vecinos de Ambas Aguas y sus arrabales de El Cascarín y Llamas la existencia de la parroquia y celebración de oficios divinos en su Iglesia, sino de mucha utilidad para los vecinos inmediatos de Cangas y para los del Valle de Rengos y Montaña del Pando que asisten con bastante frecuencia.

No se ha de ocultar, sin embargo, que los vecinos del barrio del Corral y pueblo de Curriellos pasan por Cangas para ir a Ambas Aguas, pero así la prefieren y la desean con mucho gusto, por los afectos que tienen a su patrona y a su Iglesia, y tanto a estos vecinos como a los restantes, o sea a los de Ambas Aguas, Cascarín y Llamas, se les originarán incalculables perjuicios y trastornos en las familias, si se realiza la supresión de la parroquia; debiendo manifestar, con verdadero dolor, que no puede calcularse a donde llegarán los trastornos y perjuicios; y en cambio no se ve beneficio para nadie.

Grande ha sido la emoción experimentada al hacerse saber oficialmente la supresión de esta parroquia, pero no será menos grande la satisfacción que se recibirá si Vuestra Excelencia Ilustrísima y Reverendísima se digna reformar su decreto y dejar subsistente la parroquia en el ser y estado que antes tenía; o cuando menos con los barrios de Ambas Aguas, Cascarín y Llamas; y semejante favor no se borrará jamás de la memoria de los solicitantes que se hallan dispuestos no solo a ratificarse en esta exposición sino a concurrir ante su digno y virtuoso Prelado, si la tuvieren por  conveniente para que se persuadiese mejor de la sana intención de los feligreses de Ambas Aguas y de la fe y cariño que profesan a su  excelsa patrona y  a todo lo que pertenece a su Iglesia.

Por tanto

Suplican rendidamente a Vuestra Excelencia Ilustrísima y Reverendísima tenga a bien dejar sin efecto la supresión de la parroquia de Ambas Aguas, mandando quede subsistente y continúen las cosas en el ser y estado que tenían, quedando al frente de la misma el virtuoso y digno Señor Cura párroco D. José Mª Ordás y Álvarez con quien también están encariñados hasta lo indecible por las relevantes prendas que le donan y distinguen.

Gracia que esperan merecer de Vuestra Excelencia Ilustrísima y Reverendísima, cuya vida conserve el Cielo dilatados años para bien de esta Diócesis.

 

Ambas Aguas 31 enero 1892


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Cuevas en Cangas del Narcea, 1. El descubrimiento de una cueva en L.larón / Larón en 1786

A Manolín de casa El Xastre de La Viliel.la y a José de casa Montero de L.larón, los dos emigrantes en Madrid, para que investiguen sobre esta cueva.

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Detalle de la hoja 100 del mapa 1:50000 del Instituto Geográfico y Catastral de 1951 en el que aparece el ‘Camino de la Vega de la Casa’ que unía el pueblo de Larón con su braña.

El concejo de Cangas del Narcea tiene un patrimonio natural muy rico, que en muchos casos sigue siendo un desconocido para vecinos y forasteros. Si esto sucede con parajes que están en la superficie, qué diremos de los que se esconden en las profundidades de la tierra. Nunca se ha favorecido la visita a las cuevas de Sequeras, situada en terrenos de Xedré, y Campoaviao, en el Pueblo de Rengos, descritas en 1785 y 1928, respectivamente. En 1928, el médico Florentino Molás Basanta ya se lamentaba en un artículo dedicado a la cueva de Campoaviao, que «si Cangas constituyese parte de algún Estado extranjero […] las grutas de Sequeras y Campoaviao eran conocidas de todos y por todos admiradas. Con mucho menos motivo he visto en Suiza anunciar en todos los hoteles y estaciones de ferrocarril: picos, desfiladeros, vertientes, que a cualquiera que haya recorrido este concejo le defraudan y se da uno cuenta de que en el turismo, la palanca principal está en una buena y bien llevada propaganda» (La Maniega, nº 17, diciembre de 1928, pág. 6).

En el Tous pa Tous vamos a refrescar la memoria de los cangueses volviendo a publicar las descripciones de estas dos cuevas, que escribieron personas que penetraron en ellas y las exploraron. Vamos a iniciar esta serie dedicada a las cuevas canguesas con una gruta más desconocida, situada en términos del pueblo de L.larón / Larón, y que es probable que haya desaparecido con la explotación de la cantera de este lugar que se llevó a cabo en la segunda mitad del siglo XX. Las tres cuevas mencionadas están muy próximas y en la misma área geológica, dominada por las calizas cámbricas o mármol blanco de Rengos.

*          *          *

El 1 de agosto de 1786 se publicaba en la Gaceta de Madrid, en las páginas 502 y 503, una noticia que daba cuenta del descubrimiento de una cueva en términos del pueblo de Larón (Cangas del Narcea), en el «paraje llamado la Vega de la Casa» que está junto al camino que conduce a la braña de este pueblo.

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Fachada principal de La Casita de El Príncipe, en el Real Sitio de El Pardo, Madrid.

La cueva apareció cuando se explotaba una cantera de mármol con destino a un pabellón que los Príncipes de Asturias, los futuros reyes Carlos IV y María Luisa de Parma, estaban construyendo en el Real Sitio de El Pardo, en la provincia de Madrid. El proyecto era del arquitecto Juan de Villanueva. La obra se inició en 1784 y concluyó en 1788, y es la conocida como Casita del Príncipe.

Detrás del empleo de materiales procedentes del concejo de Cangas del Narcea para obras propiciadas por la casa real estaba el conde de Toreno, Joaquín José Queipo de Llano (1728 – 1805), que desde años atrás estaba empeñado en descubrir las riquezas minerales de Asturias y en darlas a conocer en Madrid, para que su explotación se convirtiera en un medio de riqueza para los habitantes de esta tierra. Las minas y canteras que localizó durante muchos años de trabajo y esfuerzo las publicó en sus Discursos pronunciados en la Real Sociedad de Oviedo en los años de 1781 y 1783 (Madrid, 1785)*.

La cueva que apareció en la cantera de Larón tenía 22 metros de largo y 10 de ancho, y su altura era de cuatro metros y en algunos trechos de hasta más de seis metros. Lo que impresionó a sus descubridores y al conde de Toreno no fue su tamaño, sino sus materiales, sus cristalizaciones, sus extraños dibujos… pero, lo mejor, es que los lectores de la web del Tous pa Tous conozcan por el mismo conde de Toreno lo que él vio en esa cueva aquel martes 11 de julio de 1786:

Cangas de Tineo, en Asturias, 15 de julio de 1786

El Conde de Toreno, Alférez mayor de este Principado, ha hecho la siguiente descripción de una cueva descubierta el 11 del corriente rompiendo una cantera de mármol blanco (de la cual se está sacando el necesario para adornos de la casa que el Príncipe nuestro Señor ha mandado construir en el Real Sitio del Pardo) y sita en términos del lugar de Larón, en el paraje llamado la Vega de la Casa, en este concejo.

«Tiene esta cueva 78 pies [22 m] de largo y 37 [10 m] de ancho, siendo muy sólido y llano el pavimento. De este a la bóveda (semejante a una media naranja) habrá a trechos hasta 5 varas [4 m], y en otros más de 7 [6 m]. Rodéanla 11 columnas o pilares como de cristal, que forman un medio círculo, las cuales separadas entre sí a algunas distancias, y a 3 pies [83 cm] de las paredes, sostienen el techo, como si se hubiesen colocado artificialmente. Su materia es agua congelada. Estas cristalizaciones figuran diferentes y extraños dibujos tan petrificados y duros que admiten pulimento. La media naranja, que sirve de cubierta, iguala en blancura a la nieve, dividiéndose en diversos rollos o pelotones a manera de nubes que parecen espuma o nata de leche. Las paredes y toda la circunferencia son de mármol blanco finísimo; y habiendo quedado muy clara la gruta con la luz que la entra por el boquerón, representa una sala teatral de hermosa y agradable perspectiva. Podrían pulimentarse muchos trozos así de la cubierta como de los pilares. Llegando al fin de la cueva se halla cerrada por todas partes con la misma cantera de mármol, la cual es abundantísima y casi inagotable.»

 

*Descarga los discursos del Conde Toreno:

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Cangas del Narcea en el Museo Arqueológico de Asturias

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Recreación de mujer neardental en el Museo Arqueológico de Asturias

En marzo de 2011 se abrió al público el Museo Arqueológico de Asturias, en Oviedo, después de permanecer cerrado siete años. Se inauguró con una exposición permanente en la que se exponen ocho piezas procedentes del concejo de Cangas del Narcea. Lógicamente, en los almacenes del museo hay muchos más objetos de nuestro concejo, que son el resultado de hallazgos casuales y de dos excavaciones arqueológicas realizadas en el castro de Larón en 1978 y en el monasterio de Corias en los últimos años. De estas excavaciones proceden la mitad de las piezas expuestas. Vamos a enumerarlas, siguiendo un orden cronológico:

1

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Hacha de bronce encontrada en las inmediaciones del castro de Larón, 800 – 700 antes de Cristo.

Hacha de talón y anillas, aparecida en las inmediaciones del castro de Larón. Apareció, junto al fragmento de otra hacha, en los años sesenta del siglo XX, en el talud de la carretera de Degaña. El hacha es de bronce y conserva las rebabas y el muñón de fundición, lo que indica que nunca fue utilizada como instrumento. Es un tipo de hacha muy característico del Bronce Final Atlántico, que aparece entre los años 800 y 700 antes de Cristo, es decir hace unos dos mil ochocientos años. J. L. Maya y M. A. de Blas, “El castro de Larón (Cangas del Narcea, Asturias)”.

2

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Fíbula de bronce hallada en el castro de Larón, siglo II antes de Cristo.

Fíbula simétrica de bronce encontrada en 1978, en la excavación arqueológica del castro de Larón dirigida por José Luis Maya, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Miguel Ángel de Blas, de la Universidad de Oviedo. Una fíbula es un broche que se usaba para sujetar las prendas de vestir. La que apareció en el castro de Larón es un modelo que tiene su origen en la cultura de La Tene, y data del siglo II antes de Cristo. Existe una muy similar aparecida en el concejo de Tineo. Eran objetos muy valiosos, que se usaban durante varias generaciones. J. L. Maya y M. A. de Blas, “El castro de Larón (Cangas del Narcea, Asturias)”.

3

Depósito de monedas romanas aparecido en el pueblo de Bimeda. Se trata de 192 monedas de bronce del siglo IV que aparecieron hacia 1864 en las obras de desmonte para la construcción de la carretera La Espina-Ponferrada. De este hallazgo dio noticia Nicolás Suárez Cantón en La Ilustración Gallega y Asturiana (8 de julio de 1880). Según parece, el “tesoro” estaba formado por muchas más monedas. Las que han llegado al Museo Arqueológico de Asturias fueron acuñadas en Francia e Italia; las más antiguas pertenecen a la época del emperador Constantino I y las más recientes son del mandato del emperador Graciano. El hallazgo de esta clase de depósitos o “tesoros” es relativamente frecuente, por ejemplo, en el pueblo de Trones apareció uno en 1910 con más de mil monedas romanas, y su ocultación se realiza en momentos conflictivos en los que la gente esconde sus bienes. “El probable tesorillo de Bimeda (Cangas del Narcea)”.

4

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Lapida de Lucio Valerio Postumo, hallada en Arnosa, La Viliella.

Lápida sepulcral de Lucio Valerio Postumo. Este fue un romano que seguramente vino a nuestro concejo a trabajar en las explotaciones de oro que se llevaban a cabo en el valle del río Ibias, en la parroquia de Larón. La lápida apareció a fines del siglo XIX en el lugar de Arnosa, cerca del pueblo de La Viliella, y la encontró Felipe Rodríguez, de casa Felipón de este pueblo, que la colocó junto al portón de su casa. El 5 de diciembre de 1951, por iniciativa de Joaquín Manzanares, sus nietos la donaron al Museo Arqueológico de Asturias. En la lápida aparece la inscripción siguiente:

L · VALERIUS
POSTUMUS
VX · AN · L
H · S · EST
S · T · T · L

Que viene a ser: L. Valerius / Postumus / v(i)x(it) an(nos) L. / H(ic) s(itus) est. / S(it) t(ibi) t(erra) l(evis). La traducción al castellano es: “Lucio Valerio Postumo, vivió 50 años. Yace aquí. La tierra te sea ligera”.

5

Lápida de consagración o fundación de la iglesia de Santa María de Castanéu, del año 1166. Es una pizarra que estaba colocada en el muro norte de esta iglesia. Ingresó en el Museo Arqueológico de Asturias por iniciativa de Joaquín Manzanares y Manuel Jorge Aragoneses, el 6 de diciembre de 1951. La inscripción está escrita en latín, pero se ha borrado en su mayor parte, y solo se leen bien las tres primeras líneas, que traducidas dicen: “En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, fue consagrado este templo por el obispo Gonzalo, en la era MC CIIII …”. Don Gonzalo fue obispo de Oviedo entre 1162 y 1175.

6

Espuela o acicate de hierro, bronce y cuero de época medieval, encontrada en la excavación arqueológica del monasterio de Corias dirigida por Alejandro García y con la participación de Francisco F. Riestra. Es una de las espuelas que aparecieron en los enterramientos que había en el interior y en el exterior de la primera iglesia que tuvo el monasterio, que fue construida en el siglo XI y era de estilo románico. En esta iglesia y en su cementerio solo se enterraban los monjes y los nobles que habían hecho donaciones al monasterio. Con las espuelas puestas se enterraba a los caballeros, y eran un símbolo de nobleza y distinción. Datan de los siglos XII y XIII. En estas tumbas también aparecieron monedas, que se colocaban en la boca o entre las manos de los difuntos, y colmillos de jabalí, que los muertos llevaban colgados como signo de su valor en la caza de estos animales.

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Espuela o acicate de hierro y bronce de época medieval, encontrada en la excavación arqueológica del monasterio de Corias.

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Teja con representación de caballeros (Monasterio de San Juan Bautista, Corias, Cangas del Narcea)

Teja curva del monasterio de Corias de fines de la Edad Media. Tiene inciso el dibujo de dos caballeros armados con espada y lanza. Apareció en el tejado del monasterio y fue encontrada por “Biescas”, trabajador de la empresa que esta realizando la reforma del monasterio para convertirlo en Parador Nacional, que la entregó a los arqueólogos Alejandro García y Francisco F. Riestra.

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A continuación podéis descargaros una pequeña guía en formato pdf, realizada por la arqueóloga  Carmen Benéitez González, que os puede ayudar, si visitáis el museo, a localizar estas piezas en la exposición.

icon Cangas del Narcea en el Museo Arqueológico de Asturias (636.93 kB)

Semblanza de Francisco Rodríguez García (1914 – 1990)

Francisco Rodríguez García, hacia 1985. Fotografía de Gil Barrero.

Francisco Rodríguez García (1914 – 1990), de casa Felipón de La Viliel.la, parroquia de L.larón (Cangas del Narcea), fue durante casi toda su vida el tamboriteiru de la danza de palo que se bailaba en las fiestas patronales de varios pueblos de los concejos de Cangas del Narcea, Degaña e Ibias, así como del valle de Fornela, en el norte de la provincia de León. Aprendió a tocar la Danza con la xipla y el tambor cuando tenía once años; su maestro fue Francisco Rellán, el Tío Vitán, de Tormaleo (Ibias). En 2008 el Museo del Pueblo de Asturias editó un CD con una selección de su repertorio musical, en el que destaca la música de la danza de palos. El mencionado CD lleva un cuaderno con dos artículos dedicados a Francisco, uno de Fernando Ornosa  y Naciu’i Riguilón, y otro de Juaco López Álvarez, que es el que ahora publicamos aquí.

 

SEMBLANZA DE FRANCISCO

Juaco López Álvarez

Conocí a Francisco, el tamboriteiru de la Danza, en la Semana Santa de 1976, en la taberna de casa Macera, en L.larón. Él tenía 62 años y yo 15. Aquella noche nos contó a otros amigos y a mí sus vicisitudes durante la Guerra Civil, la represión en la postguerra, su encarcelamiento en la Vidriera de Avilés, etcétera. Cuando la noche ya iba larga y la confianza se había afianzado, Francisco nos enseñó su carné de militante del Partido Comunista de España. Él, emocionado, con aquella cartulina roja en la mano, y nosotros, estupefactos. El partido comunista todavía era ilegal y mis amigos y yo éramos muy sensibles, como casi todos los jóvenes en aquel tiempo, a la política.

Francisco con danzantes de Degaña, hacia 1955.

No recuerdo si en ese primer encuentro nos habló de la Danza, ni tan siquiera si llegamos a saber que él era músico, pero yo, un año después, en septiembre de 1977, estaba de vuelta en L.larón, en casa de mi compañero de estudios José Gabela Rodríguez (de casa Montero), para ver y grabar la danza de palos con un voluminoso magnetófono. La Danza hacía varios años que no se bailaba y creo que ese fue el último año que se bailó en el pueblo de L.larón.

A partir de entonces traté mucho con Francisco. Lo veía en sus pueblos de La Viliel.la y L.larón o en Cangas del Narcea, cuando iba o venía de ver a unas sobrinas que vivían en Gijón. Fui un par de veces con él a Chano y Trascastro, en el valle de Fornela, y también visité en su compañía algunos pueblos de los alrededores de La Viliel.la: Astierna, Trabáu, etc.

En la sociedad rural, como en cualquier otra, hay muchas clases de personas. El campesinado no es un mundo homogéneo. En ese ámbito existe un tipo de persona curiosa que sabe un poco de todo, hábil con las manos y de gran inteligencia natural, que hace cosas que la mayoría no es capaz de hacer. Son los que suelen llamarse “curiosos”. Francisco era uno de estos tipos. No tenía afición al trabajo del campo. Era carpintero y tamburiteiru. A causa de estos oficios debía trasladarse a los pueblos a reparar casas y a las fiestas a tocar, y allí conversaba y trataba con todo el mundo. Era un tremendo animal social. El verano, hasta bien entrado el otoño, lo reservaba para la danza. Iba a los pueblos, pero no solo el día de la fiesta, como es corriente en los músicos populares, sino varios días antes porque la danza es necesario ensayarla.

En este ambiente vivía Francisco. Más tiempo fuera de casa que en ella, hablando con la gente y escuchando. Era un gran conversador y, también, un gran bebedor de vino, de grandes vasos de vino que él tomaba para saciar la sed que le producía la xipla y el sol del estío. Muchas veces le vi alegre y con unos ojos chispeantes muy característicos suyos, pero nunca le vi perder la compostura, ni oí que la hubiera perdido nunca. A veces también bebía agua. Era muy especial para el agua, no todas le servían. Distinguía las fuentes buenas y beneficiosas de las frías y “catarrosas”. Detestaba el agua corriente de las ciudades.

Francisco en El Rebol.lal (Degaña), 1974. Fotografía de Gil Barrero.

De los trabajos del campo solo tenía interés por la apicultura. La relación de los campesinos con las abejas es complicada, es de amor o de odio. Por una parte, están los que les tienen pánico y las consideran un “ganado” pésimo, y, por otro, están los apasionados que te dan múltiples razones para convencerte que es el mejor “ganado” que existe. Estos últimos son los abeyeiros y entre ellos estaba Francisco.

El abeyeiro es por lo común un gran observador del entorno. Está pendiente de los desplazamientos de las abejas, dónde van a pastar, dónde cogen el agua, hacia donde van los enjambres y también por donde anda el oso. Francisco no solo estaba atento a sus abejas, sino también a los restos arqueológicos de su entorno más cercano. El valle del río Ibias, en el tramo que rodea la parroquia de L.larón, está plagado de yacimientos de época romana relacionados con la explotación de oro. Él conocía a su manera todos los lugares donde hay un yacimiento: el castro de L.larón, las explotaciones auríferas de La Muracal, los canales o antiguas que recorren el valle, las arrugias o fanas, etcétera. Su abuelo había descubierto en el lugar de L’Arnosa la lapida funeraria de Lucio Valerio Postumo, un romano de 50 años natural de Uxama (la actual villa de El Burgo de Osma en la provincia de Soria), que estuvo durante muchos años colocada delante de su casa y hoy pertenece al Museo Arqueológico de Asturias.

A pesar de su afición a la “arqueología”, es necesario advertir que Francisco no era un buscador de tesoros. Sabía de varias casas donde tenían gacetas en las que se señalan sitios donde, supuestamente, se esconden estos, pero nunca le interesaron, él solo aspiraba a conocer aquellos restos, a satisfacer una curiosidad real y mítica. Una vez me dijo que había oído que “junto a una uz rubia y un rebollo albar había una arca de oro y otra de veneno, el que destapara la de veneno infestaría el mundo. Sé que estuvieron andando sobre ello y algo tien que haber. ¿Te imaginas que pasaría si alguien abriera el arca de veneno?”.

Le gustaba mucho caminar por esos lugares del monte, buscando y removiendo piedras, y en la estación propicia llevaba los bolsos llenos de castañas que iba sembrando en aquellos sitios que él consideraba adecuados. Que la maleza se apoderase de los castañedos, los viejos caminos y las tierras le desesperaba: era el síntoma más claro del final del mundo en el que él se había criado.

Francisco era una persona muy generosa. Cuando a fines de los años setenta del siglo pasado, y sobre todo en los ochenta, renació el interés por el estudio de la cultura popular, siempre estuvo disponible para todo el que pasó por su casa. Acompañaba sin reparos a los jóvenes folcloristas, informaba, contaba y les abría las puertas de sus muchos conocidos. Era muy buen informante para muchos asuntos relacionados con la vida rural y si él no sabía acerca de un asunto concreto enseguida te indicaba quien te podía informar.

Uno de sus dichos preferidos era: “Donde hay música hay alegría”. Este CD, que edita el Museo del Pueblo de Asturias, permitirá que su música y su alegría sigan vivas.

El castro de L.larón en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous

Planta y secciones de los conjuntos defensivos del castro

En julio de 1978 se realizó una excavación arqueológica en el castro del pueblo de L.larón / Larón, dirigida por los profesores José Luis Maya González, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Miguel Ángel de Blas Cortina, de la Universidad de Oviedo. Una noticia de esta excavación, escrita por este último, puede leerse en el número 5 de la revista Entrambasaguas. A partir de ahora también podrá consultarse en nuestra biblioteca digital la memoria completa de aquella excavación que se publicó en 1983, en el número 15 del Noticiario Arqueológico Hispánico, editado por el Ministerio de Cultura.

Hebillas anulares (a y b) y pendiente (c)

El castro de L.larón es el único castro excavado en el concejo de Cangas del Narcea. En la actualidad hay catalogados 24 castros en todo el concejo, aunque es muy probable que haya más. De todo ellos solo este de L.larón y el de Tremáu de Carbachu, que ha sido reconocido pormenorizadamente y limpiado por un equipo de arqueólogos, han sido estudiados hasta la fecha.

Los castros son poblados fortificados de la Edad de Hierro, caracterizados por su localización en promontorios poco accesibles, utilización de fosos y murallas, y viviendas de planta redonda. En el de L.larón aparecieron materiales de época romana y es seguro que su existencia estuvo muy determinada por la intensa minería del oro que existió en el valle alto del río Ibias en ese tiempo.

Parroquia de L.larón

L.larón

Barrio de El Casoiru:
♦ Casa Donisio ♦ Casa Josepillo ♦ Casa Florenta (desaparecida) ♦ Casa Pacho (desaparecida)

Barrio de El Picu´l L.lugar:
♦ Casa Casín ♦ Casa El Ferreiro ♦ Casa Montero ♦ Casa Xipitín ♦ Casa El Pardo (desaparecida)

Barrio de El Carreiru:
♦ Casa Carrilo ♦ Casa El Santo ♦ Casa Jarana ♦ Casa Toribo

Barrio de Los L.lagos:
♦ Casa Barreiro ♦ Casa Castel.lano ♦ Casa El Chispero ♦ Casa El Coxo ♦ Casa L’Haredeiro ♦ Casa Mourín

Barrio de El Vareal:
♦ Casa Casanueva ♦ Casa Colinas ♦ Casa El Caminero ♦ Casa Farruco ♦ Casa Macera ♦ Casa El Curioso (desaparecida) ♦ Casa Pepito (desaparecida)

La Viliel.la

Barrio de La Pedrera:
♦ Casa Corbella ♦ Casa El Xastre ♦ Casa Marcones ♦ Casa Castaño (desaparecida) ♦ Casa Fonsón (desaparecida)

Barrio de El Picu’l L.lugar:
♦ Casa El Paisano ♦ Casa El Poyo ♦ Casa La Casera (también Serafín) ♦ Casa Mingarrín ♦ Casa Xuanón ♦ Casa El Gal.lego (desaparecida) ♦ Casa El Manteigueiro (desaparecida) ♦ Casa Lario (desaparecida) ♦ Casa Rápala (desaparecida) ♦ Casa Ricardo (desapareció en el incendio del 17 de febrero de 1918)

Barrio de El Chanu:
♦ Casa Angelito ♦ Casa Campillo ♦ Casa El Marqués ♦ Casa El Roxo ♦ Casa Enrique ♦ Casa José de Campillo ♦ Casa Pachalín ♦ Casa Xacinto ♦ Casa Clara (desaparecida) ♦ Casa El Cura (desaparecida) ♦ Casa La Cestera (desaparecida) ♦ Casa Manunga (desaparecida)

Barrio de La Fonte:
♦ Casa Castelao ♦ Casa El Ferreiro ♦ Casa Fuentes ♦ Casa Gorrullo ♦ Casa Juanito ♦ Casa Lama ♦ Casa Rosendo (también Costanta) ♦ Casa Rita (desaparecida)

Barrio de La Capilla:
♦ Casa El Campo ♦ Casa El Pequeno ♦ Casa El Romo ♦ Casa Felipón ♦ Casa Minguchón ♦ Casa Xuacón ♦ Casa Xuan Blanco ♦ Casa Benito (desaparecida) ♦ Casa Farruquillo (desaparecida)

Barrio de La Baldosa:
♦ Casa Fastio ♦ Casa L’Estudiante ♦ Casa Manolón ♦ Casa Pachón ♦ Casa Mañas (desaparecida) ♦ Casa Quisquilla (desaparecida)