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Los comienzos del hospital comarcal

El Hospital Comarcal “Carmen y Severo Ochoa” de Cangas del Narcea, que da servicio a la población de este concejo así como a las de Allande, Degaña, Ibias y Tineo, es decir, a todo el suroeste asturiano, donde residimos los ciudadanos más alejados del centro de Asturias, fue inaugurado el día 27 de junio de 1986 por el entonces Ministro de Sanidad y Consumo Don Ernest Lluch Martín (años mas tarde vilmente asesinado por la banda terrorista ETA), con la presencia del premio Nobel e importantes autoridades nacionales, autonómicas y locales.

Este centro hospitalario, cabecera del Área Sanitaria II del Principado, da empleo a cerca de 500 personas y hoy por hoy constituye la mayor “empresa” de todo el suroccidente asturiano. En mi modesta opinión, se trata de la infraestructura más importante, y por supuesto más trascendental, de las construidas en esta comarca durante toda su historia.

Pero el hospital comarcal no siempre funcionó como lo conocemos hoy, sino que al principio su organización distaba mucho de ser la actual. Baste decir que por entonces los médicos especialistas no tenían guardias de presencia física, sino localizadas, de suerte que el centro les facilitaba un aparatito (entonces todavía no había móviles) conocido como «buscapersonas» que hacía que, al recibir el aviso, el médico acudiese al hospital. Pero como había médicos que no residían en la villa de Cangas, sino en núcleos próximos (Corias, Limés, etc.), el centro también tenía contratado un servicio de taxis que se encargaba de ir a buscar al médico a su domicilio y trasladarlo al hospital. Y en estas circunstancias ocurrió lo que ahora voy a relatar.

En la tarde del sábado día 28 de febrero de 1987, es decir, hace hoy exactamente 34 años, una joven embarazada, cuya gestación había sido completamente normal y además controlada en el servicio de ginecología del propio hospital cangués, acudió a su servicio de urgencias ante los primeros síntomas del parto.

Inicialmente esta chica fue atendida por una matrona-comadrona (sorprendentemente por aquél entonces el servicio de urgencias no contaba con ningún médico adscrito), no haciendo acto de presencia el ginecólogo hasta una hora después, quien tras la correspondiente exploración decidió practicarle una cesárea de urgencia. Pero comoquiera que el anestesista no acababa de ser localizado, el ginecólogo inició la intervención con anestesia local (?), extrayéndose el niño muerto, tras lo cual fue cuando el anestesista apareció en el quirófano.

Hay que aclarar que el taxista que esa tarde estaba de servicio para el hospital no residía en la localidad de Cangas, sino en un núcleo próximo, y lo mismo sucedía con el ginecólogo y el anestesista, con el agravante de que los núcleos en cuestión se encontraban en carreteras distintas, lo que aumentaba las distancias y, en consecuencia, el tiempo en llegar al centro sanitario.

Semanas después, esta joven y su esposo vinieron a verme al despacho y, ante el oscurantismo de la situación y con el fin de lograr ventaja dividiendo al “enemigo”, que en estos casos suele dar muy buenos resultados, decidimos interponer ante el Juzgado de Instrucción de Cangas una querella contra el jefe de urgencias, el anestesista, la matrona-comadrona, el ginecólogo y el director del hospital, pero una vez concluida la investigación penal recayó el Auto de fecha 15 de noviembre de 1988 decretando el sobreseimiento y archivo de la actuaciones por no ser los hechos constitutivos de delito.

Dejando a un lado las cuestiones penales, que siguen siendo preferentes a cualquier otro orden jurisdiccional, hoy en día un caso como este constituye un claro supuesto de responsabilidad patrimonial de la Administración sanitaria, cuyo conocimiento en vía judicial corresponde a los Tribunales del orden contencioso-administrativo, pero entonces la legislación y la jurisprudencia remitían directamente a la jurisdicción civil.

Así las cosas, con la valiosa información obtenida en las diligencias penales incoadas a raíz de dicha querella, interpusimos ante el Juzgado de Primera Instancia de Cangas una demanda civil en reclamación de los daños y perjuicios ocasionados, demanda que fue estimada por Sentencia de fecha 28 de febrero de 1991 (justo 4 años después de ocurrir los hechos) condenando al Instituto Nacional de la Salud a indemnizar a esta chica con una importante cantidad de dinero.

El organismo sanitario, disconforme con dicho pronunciamiento judicial, recurrió el mismo ante la Audiencia Provincial de Oviedo, cuya Sección Quinta dictó Sentencia de fecha 26 de febrero de 1992 desestimando el recurso y confirmando íntegramente la dictada por el Juzgado de Cangas.

El INSALUD, que seguía en desacuerdo con las decisiones judiciales, interpuso recurso de casación contra la Sentencia de la Audiencia Provincial, pero luego no lo mantuvo ante la Sala Primera del Tribunal Supremo, que era a quien le correspondería resolver el mismo, por lo que el pronunciamiento de aquella devino firme y definitivo.

La condena al INSALUD se basó, según la Sentencia de la Audiencia Provincial, en “… una inadecuada prestación asistencial, o lo que es lo mismo, debido a ese conjunto de deficiencias asistenciales …”.

Pero la judicialización de este caso no solo benefició a la familia perjudicada sino que también tuvo favorables consecuencias para todos los usuarios del centro hospitalario pues, a raíz del primer fallo judicial, los médicos especialistas comenzaron a cumplir sus guardias con presencia física y no meramente localizados como hasta entonces.

Premios Nobel en Cangas del Narcea

Santiago Ramón y Cajal (1852 – 1934), visitó Cangas del Narcea en agosto de 1914

El concejo de Cangas del Narcea ha tenido la fortuna de recibir a los dos españoles que en el siglo XX han obtenido el Premio Nobel de Medicina: Santiago Ramón y Cajal (1852 -1934), que lo obtuvo en 1906, y el asturiano Severo Ochoa de Albornoz (1905-1993), que lo recibió en 1959.

El primero llegó a Cangas del Narcea el jueves 22 de agosto de 1914. Venía acompañado de tres catedráticos de la Universidad Central de Madrid, ligados a la Institución Libre de Enseñanza y compañeros de Ramón y Cajal, que era profesor de la Facultad de Medicina en esa misma universidad: el botánico Blas Lázaro Ibiza (1858 – 1921), de la Facultad de Farmacia; el físico Ignacio González Martí, y el geólogo y arqueólogo Eduardo Hernández Pacheco (1872-1965), ambos de la Facultad de Ciencias.

El objeto de la visita de esta «comisión científica», según publica El Distrito Cangués el 22 de agosto de 1914, era «conocer el interesante país de Cangas de Tineo, cuyas bellezas naturales les fueron comunicadas en Madrid por el doctor don Ambrosio Rodríguez, y en especial las cavernas que pudieran haber servido de habitación al hombre primitivo». Hernández Pacheco había comenzado ese mismo año la excavación arqueológica de la Cueva de la Paloma, en Soto (concejo de Las Regueras), y estaba buscando más cuevas por el interior de Asturias con restos de presencia humana. No nos consta que hubiesen encontrado ninguna en nuestro concejo. Visitaron el monte de Muniellos y el valle del río Cibea, donde se encontraron en Sorrodiles con el mencionado Ambrosio Rodríguez, muy amigo de Ramón y Cajal.

Frances Thomson, Severo Ochoa, Pedro de Silva y Ernest Lluch en el Ayuntamiento de Cangas del Narcea, 27 de junio de 1986

El día de su llegada, por la noche, los viajeros fueron obsequiados con una audición musical interpretada por la banda de música, y en los días siguientes fueron visitados por las autoridades y personalidades de la villa.

Severo Ochoa en Cangas del Narcea, 27 de junio de 1986

Por su parte, Severo Ochoa estuvo en Cangas del Narcea el 27 de junio de 1986. Vino a la inauguración oficial del hospital comarcal que lleva su nombre y el de su mujer Carmen. Acudió acompañado de su discípulo el bioquímico Santiago Grisolía y de la esposa de éste: Frances Thomson. Durante su visita también lo acompañaron el ministro de Sanidad y Consumo Ernest Lluch, y las más altas autoridades regionales y locales.

Severo Ochoa saludando a Ernest Lluch en El Mercao, Cangas del Narcea, 27 de junio de 1986

Grisolía ha escrito de ese día la siguiente anécdota:

Después de la muerte de Carmen [la esposa de Severo Ochoa], mientras visitábamos Asturias, nos invitaron a la inauguración de uno de los hospitales que lleva su nombre. Con tal motivo, dieron, tras los tradicionales discursos, un vino de honor. Dispusieron una mesa con dos sillas para D. Severo y mi esposa, Frances, a fin de que estuvieran más cómodos. Como nos habían indicado que se nos invitaba luego a una comida, ambos pensaron que este piscolabis era la comida, por lo que comieron de todo. Cuando les dijeron que la comida tendría lugar en un restaurante cercano, ambos habían comido suficiente, por lo que D. Severo exclamó: «¡Pues yo sólo me comeré una truchina!»; pero se comió todo cuanto le sirvieron, ¡incluyendo la fabada!

Sirva esta noticia, sobre el paso de estos «nobeles» por nuestro concejo, para recordarnos que su premio estuvo basado en el esfuerzo, la tenacidad, la investigación y la búsqueda de conocimiento y, en definitiva, de una vida mejor para todos.

¡Vuelta la burra al trigo!

El consejero de Salud, José Ramón Quirós García. Foto EFE/Archivo

La Nueva España – 09/09/2010

Creían haber evitado los recortes en el Hospital de Cangas? Pues no. Aquello era sólo una prueba, un ensayo de la «solución final» para los problemas financieros del Gobierno asturiano. Si no se puede sostener el despilfarro político y las alas de Asturias al mismo tiempo, hay que abandonar las alas. Y, como las deportaciones están mal vistas, es mejor ir recortando servicios y abandonando las infraestructuras hasta que pierdan la esperanza y se vayan marchando ellos mismos por aburrimiento. Sencillo y elegante, sí señor. Así que aquí vuelven a la carga con informes pagados para que se empiecen a escribir a partir de las conclusiones y palabrería vacía que intenta esconder intenciones vergonzosas. Ahora la cosa depende de nosotros, de los «periféricos», y nuestras opciones son muy claras: O plantamos cara y defendemos nuestros derechos con uñas y dientes o vamos comprando un piso en La Corredoria.

Antonio Ochoa es socio del Tous pa Tous y autor del blog Cosas del Suroccidente.