La encantada del Pozo la Rinconca

Es creencia común en el concejo de Cangas del Narcea que el día de Santiago (25 de Julio) no deben tomarse baños en el río, porque todos los años, en esa fecha, se ahoga una persona. El porqué de esta creencia se ha olvidado, pero es posible que tenga que ver con una encantada que fue expulsada del río Narcea hace muchos años. Esta leyenda canguesa se documenta en otros lugares de la cornisa cantábrica (País Vasco, Cantabria) y el norte de Portugal, y ha adquirido especial carta de naturaleza en la leyenda del origen del Lago de Sanabria (Zamora). 

Lugar: Chanu / Llano, CANGAS DEL NARCEA.

Informante: Román Fernández Amago, 75 años, de casa Cueiras (1998).

Recopilador: Jesús Suárez López (Archivo de la Tradición Oral-Museo del Pueblo de Asturias).

Yo tengo oído a mi abuelo ya que había una encantada ahí debajo, en el pozo La Rinconca, y pa sacala tenían que criar dos xatinos mellizos, gemelos. Y decían que tenían que sacala con una grade que hay pa eso de las tierras y con una pareja de bueizucos, de xatucos que mamaran toda la leche de la vaca, que nun podían ordeñar la vaca, que tenía que ser la leche toda pa ellos.
 
Y un buen día, pues nun taba el paisano en casa y llegó la encantada, que quería leche pa un niño que tenía o no sé qué. Y la paisana, cosa de mujeres, diole pena, claro, y púsose a ordeñar la vaca de los dos xatinos mellizos, que nun podía ser ordeñada. Y en aquel momento llegó el paisano:
 
—¿Pero tú qué haces?, si yá la encantada, y tal.
 
Y va él ya coge la canada y tiro la leche pol !!ombo de los xatos, y diz él:
 
—¡El que no mamaron pol !!ombo lo llevaron!
 
Y hale, así quedó. Y luego ya fueron a sacala, y fueron con la grade de madera y aquella parejina de xatucos grandes, que ya trabajaban. Echáronlos al pozo y sacáronla. Y cuando la echaron fuera con la grade, echó así mano a la cabeza, arrancó un pelo y tirólo al río, y diz ella:
 
—¡Adiós miou pelo celemín, que to’los años tendrás un pelegrín!
 
Y entonces teníamos algo de astucia nosotros, cuando ibamos a bañanos de chavales, el día de Santiago teníamos algo de astucia sobre eso, de no bañarnos el día Santiago, que hablaban que si fuera ahogáu o nun sé qué decían.
 
Bibliografía: Luis Cortés Vázquez: «La leyenda del Lago de Sanabria», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 4 (1948), págs. 94-114.
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