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Medalla de Oro de Artesanos a la peña Barriga Hubiera en su 50º aniversario

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Peña Barriga Hubiera en El Cascarín hacia 1990

La Sociedad de Artesanos de Cangas del Narcea concede la Medalla de Oro 2013 a la peña Barriga Hubiera con motivo de su 50º aniversario y en reconocimiento al apoyo prestado a lo largo de todos estos años para el disparo de la centenaria Descarga en honor a la Virgen del Carmen.

El acto de entrega de la medalla de oro tuvo lugar, como viene siendo habitual todos los años, el pasado 7 de julio, primer día de novenas a la carmelitana de Ambasaguas.

Por otro lado informar que ya está disponible el programa de fiestas de El Carmen y La Magdalena 2013. El que desee descargarlo lo puede hacer en el siguiente enlace:

icon Programa de fiestas: El Carmen y La Magdalena 2013 (10.57 MB)

El TOUS P@ TOUS en la Biblioteca Nacional de España

Periodicomanía es un portal elaborado por la Biblioteca Nacional de España que ofrece información seleccionada sobre publicaciones periódicas presentes en Internet con el objetivo de servir de apoyo a las fuentes de información impresas. Agrupa recursos sobre todo tipo de publicaciones periódicas (prensa, publicaciones oficiales, revistas científicas). Los recursos incluyen una breve presentación extractada de su propia página y se mantienen permanentemente actualizados.

La Biblioteca Nacional de España desde octubre de 2012 ha seleccionado la página web del TOUS P@ TOUS, Sociedad Canguesa de Amantes del País atendiendo a los siguientes criterios:

  • La solvencia o prestigio de la autoría o entidad responsable.
  • La especialización, exhaustividad y actualización de información en cuanto al contenido.
  • Las posibilidades de navegación: jerárquica, índices o búsqueda (alfabética, cronológica o temática)
  • La cercanía geográfica, lingüística y cultural.
  • La accesibilidad a contenidos de libre acceso en su totalidad o parcialmente.

Tous pa Tous. Prensa histórica en Periodicomanía aparece enlazado a la etiqueta “Asturias” junto a la Hemeroteca de Gijón y la Biblioteca Virtual del Principado de Asturias: Asturias archivo en Periodicomanía.

La Biblioteca Nacional de España es la institución depositaria de nuestro saber, donde se ha conservado, identificado y transmitido la cultura española. Conscientes, precisamente, del valor que para la cultura española tiene este organismo, nos sentimos orgullosos que a través de la web del TOUS P@ TOUS, Cangas del Narcea haya encontrado su hueco en esta entidad esencial para el desarrollo y avance de nuestro país.

Nuevo estudio sobre el retablo mayor de la iglesia del monasterio de Corias

En el número 19 de la revista LIÑO, editada por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo, nuestro colaborador Pelayo Fernández Fernández ha publicado un extenso y documentado estudio sobre el retablo mayor de la iglesia del monasterio de Corias, que es el retablo barroco más importante de su tiempo en Asturias. La primera noticia sobre el hallazgo de los autores de este retablo y su fecha exacta de construcción la publicó Pelayo Fernández en esta web del Tous pa Tous en diciembre de 2009 bajo el título: El retablo mayor del monasterio de Corias (1677-1678).

En este nuevo trabajo su autor habla de una de las obras más características de la retablística barroca en la zona noroccidental de España. De marcado carácter castellano, en ella conviven las influencias de la retablística madrileña, vallisoletana y gallega. En el artículo nuestro colababorador analiza el contrato de obra entre la congregación benedictina de Corias y el arquitecto Francisco González y el escultor Pedro del Valle, vecinos de Villafranca del Bierzo, que en el transcurso de su tesis doctoral ha tenido la fortuna de localizar. Ello supone el punto final a las especulaciones que sobre el retablo de Corias se venían manteniendo desde el último cuarto del siglo pasado. En el último apartado analiza los retablos colaterales, obra del mismo taller.

Desde hoy ya puede consultarse este nuevo artículo en nuestra biblioteca digital.

El retablo mayor del antiguo monasterio benedictino de San Juan Bautista de Corias (Cangas del Narcea, Asturias), primicia del barroco decorativo en una zona noroccidental de España
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Historia de los escudos de las torres del palacio de los condes de Toreno

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Escudo de la torre norte del palacio de los condes de Toreno en Cangas del Narcea

El palacio de los condes de Toreno en el Mercáu, en Cangas del Narcea, no pasa inadvertido a nadie, y eso es por su ubicación y porque su arquitectura fue concebida para llamar la atención y mostrar a todos los que lo veían que allí vivía gente poderosa. Se comenzó a construir a fines del siglo XVII y se concluyó en 1701. Es un edificio de estilo barroco y su arquitecto fue el avilesino Juan García de la Barrera.

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Torre norte del palacio de los condes de Toreno en Cangas del Narcea

Paradójicamente, la grandeza del edificio contrasta con el estado de los dos grandes escudos de armas que hay en la fachada principal, colocados en lo más alto de las dos torres de la casa. Siempre me llamó la atención el estado penoso de esos escudos. ¿Por qué en una de las torres solo estaba el cerco del escudo con los soportes o animales imaginarios, pero faltaban las armas? ¿Tal vez nunca las habían colocado? Además, en las fotografías antiguas que conocemos del palacio (que pueden verse en esta web del Tous pa Tous) no aparece ninguno de los escudos de armas, y solo a partir de 1960 aparece uno en la torre norte. ¿Qué sucedió en realidad?

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El Mercáu dominado por el palacio de los condes de Toreno (sin escudos) y lleno de carromatos, hacia 1907. Fotografía de Eduardo Méndez Villamil. Col. Manuel García Feito.

Una carta del administrador de los bienes del conde de Toreno en Cangas del Narcea, Severiano Rodríguez-Peláez (1830 – 1905),  dirigida a Álvaro Queipo de Llano y Fernández de Córdoba, conde de Toreno, el 12 de diciembre de 1904, y que hemos encontrado recientemente en la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, en Toledo, nos aclara la mala fortuna de estos dos escudos:

“Esta [carta] principalmente tiene por objeto participarle la mala noticia de que esta noche, cosa de las dos, también se vino abajo la parte del escudo de la torre de la izquierda, entrando; por el mal estado que ya se observaba en él, no nos llamó la atención tanto como cuando ocurrió el de la otra torre que no presentaba ningún estado de ruina y que sucedió en 3 de marzo de 1887, según participé oportunamente a sus Señor padre y que hoy he vuelto a recordar reconociendo la correspondencia, y de cuyo suceso se enteró minuciosamente en los meses de verano del mismo año que pasó por aquí.

[Esta noche] No ocurrió, dada la hora, ninguna desgracia, pero parece milagroso que un bloque de piedra tan grande no hubiese causado desperfectos en el balcón y que no se hubiese hecho todo pedazos, siendo como era una piedra sumamente blanda, pues enterito lo recogimos hoy para casa y como no eran suficientes ocho personas para traerlo fue necesario preparar una yunta de vacas que lo arrastrasen”.

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Estado del escudo de la torre sur, cuyas armas cayeron en 1887

Ahora ya sabemos que pasó. Las torres tenían cada uno su escudo, pero por algún fallo en su colocación cayeron al suelo: uno, el de la torre sur, en 1887 (185 años después de colocarse) y el otro, el de la torre norte, en 1904 (202 años después de concluirse el palacio). Si hubieran estado embutidos en el muro, como es habitual en muchos de estos escudos, hoy seguirían ahí, pero el arquitecto siguiendo el gusto de la heráldica barroca quiso destacarlos, haciendo que sobresaliesen del muro, para darles más aparatosidad y volumen, y esa fue la causa de su perdición.

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Cuarteles del escudo de armas de la torre norte

El escudo que cayó en 1887 debió hacerse añicos y desconocemos las armas que tendría; solo se conservan los soportes, que son dos leones rampantes, las guarniciones y los timbres, con la corona y el extremo superior de la cruz de la orden militar de Santiago a la que pertenecieron los dos primeros condes de Toreno.

El otro escudo se conservó en el patio del palacio hasta que volvió a ponerse en su sitio hacia 1960, cuando el edificio ya era sede del Ayuntamiento de Cangas del Narcea. El escudo está roto por un lado, como consecuencia de aquella caída, y en él hay cuatro cuarteles que pertenecen a los apellidos de los condes de Toreno que remataron la construcción de este palacio, que fueron: Fernando Queipo de Llano y Valdés y Emilia de Doriga y Malleza.

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Dibujo de escudo con las armas de los Queipo de Llano y los Valdés, hacia 1700

El matrimonio de Fernando fue muy ventajoso para los Toreno, porque doña Emilia era la mayorazga de la casa de Malleza, y con esa unión la familia aumentó considerablemente sus propiedades en el concejo de Salas y en Oviedo, incorporando además al mayorazgo de los Toreno los palacios de La Granja, en Malleza (Salas), y el de la plaza de Porlier en Oviedo.

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Dibujo del escudo de armas de la casa de Malleza, hacia 1700

Los cuatro cuarteles del escudo son los siguientes: a la derecha están los del marido, arriba, Queipo de Llano y abajo, Valdés, y a la izquierda los de la esposa: arriba, Malleza y abajo, Doriga. En el cuartel de los Malleza estaba labrado el lema de la casa, que aún se conserva en parte: VIRTUS ET FORTITUDO VERE NOBILITAS EST (virtud y fortaleza, es la nobleza verdadera). En el timbre luce la corona condal y las armas están sostenidas por dos leones rampantes, todo entre un mar de follaje y hojarasca típico del gusto barroco.

¿Quién pudo ser el escultor que labró estos monumentales escudos? Según Pelayo Fernández, el estilo que tienen es propio del Taller de Corias, ya que muestran hojas de acanto cartilaginosas recorridas por cuentas de perlas y remates en forma de flor. Estos motivos son habituales en los primeros retablos del Taller de Corias hasta 1710, cuando se sustituyen por otros motivos florales, y aparecen en ese periodo en todos los retablos de este Taller (las capillas de la nave de la iglesia del monasterio de Courias, L.lumés, Xinestosu, L.larón, Larna, etc.). En cuanto al autor, no hay duda que es Antonio López de la Moneda, natural de Zanfoga (Lugo) y vecino de Corias desde 1677 hasta su muerte en 1724, o Manuel de Ron y Llano (Pixán, h. 1645 – Cangas del Narcea, 1732). El primer maestro vino a trabajar en el retablo mayor del monasterio de Corias en 1677 y, una vez terminado, viendo las posibilidades del mercado, se asentó definitivamente en Corias donde formó escuela e hizo más de 25 retablos. En cuanto a Manuel de Ron, es contemporáneo del anterior y además sabemos que labró un escudo para la iglesia de San Félix de Mirallo (Tineo).

En el palacio de los condes de Toreno, en la fachada sur que mira al parque, hay otros dos escudos de armas que proceden de la casa antigua de los condes, que estaba en el mismo Mercáu y que fue derribada para construir el actual palacio; pero esos escudos son otra historia.

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Corto sobre la juventud en Cangas

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Jairo Burgos autor del audiovisual ‘Corto sobre la juventud de Cangas’

Jairo Burgos Nicieza nos muestra en este audiovisual, finalista del PREMIO JOVEN TOUS PA TOUS – CANGAS DEL NARCEA 2013, distintos puntos de vista de algunos jóvenes sobre la villa de Cangas y su problemática. Se trata de un acercamiento a la actual juventud canguesa para conocer un poco mejor sus opiniones, su visión de la sociedad contemporánea, y sus retos y aspiraciones de cara a un futuro incierto en la actual coyuntura de crisis económica.


Huevazo

Victorino Alonso, despedido a ‘huevazos’ en Cangas del Narcea. Multimedia LNE.

Hablaba Unamuno de escritores ovíparos y vivíparos. Los primeros eran aquellos que publicaban libros largamente empollados a lo largo del tiempo. En el caso del huevazo a don Victorino, sucede algo similar, pues se trata de una indignación creciente que encontró su ocasión pintiparada en el momento en el que el empresario minero abandonaba los juzgados de Cangas. Es inevitable preguntarse la casuística que nos llevó al actual estado de cosas. Escribí no hace mucho lo sorprendente que resultaba que, a estas alturas, haya concejos en el suroccidente asturiano en manos de este empresario leonés. Y en Cangas se sabe muy bien hasta dónde llega el poder de tan ínclito y poderoso ciudadano. La subvención como cebo y reclamo. Tan pronto desaparecen las ayudas públicas a tan modélico personaje, la ruina la sufren los trabajadores y toda la cadena social que depende de sus sueldos. Un hombre que tiene como destino las subvenciones. Una masa social indignada y desvalida. Mientras tanto, el gobiernín socialista ni sabe ni contesta.

Luis Arias Argüelles-Meres (†). Publicado en LNE 
Viernes, 21 de junio de 2013
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Con alma de gigante

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Paula González y Lorena Rodríguez, autoras del audiovisual

Este audiovisual ha sido finalista del PREMIO JOVEN TOUS PA TOUS – CANGAS DEL NARCEA 2013. Sus autoras, las jóvenes canguesas Paula González González y Lorena Rodríguez Álvarez, de diecisite y dieciseis años respectivamente, ofrecen una conmovedora visión de uno de los ingredientes más queridos de las fiestas del Carmen y La Magdalena de Cangas del Narcea: los gigantones, a la vez que brindan un emotivo homenaje a las personas que han hecho posible que esta costumbre se haya mantenido en las últimas décadas.

Con alma de gigante

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El retorno de Andrés

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Ignacio Marqués Fernández autor del cómic ‘El retorno de Andrés’

Con el cómic titulado “EL RETORNO DE ANDRÉS”, el joven de diecisiete años Ignacio Marqués Fernández resultó ganador del PREMIO JOVEN TOUS PA TOUS CANGAS DEL NARCEA 2013.

Este cómic, con un guion y dibujos bien elaborados, narra la vuelta a Cangas del Narcea de un emigrante cangués en Argentina llamado Andrés. Tras una serie de sueños en los que se le aparece una dama (paralelismo con La Dama del Alba) vuelve a su tierra en los días del Carmen y se reencuentra con su pasado y sus amigos. Precisamente, el protagonista está leyendo la mencionada obra escrita por Alejandro Casona, que es un drama fantástico en la que la Muerte personificada es el personaje principal.

A continuación presentamos el trabajo premiado para que todo el que lo desee lo pueda leer y descargar.

El retorno de Andrés
DESCARGA: icon El retorno de Andrés
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Las bodas en Leitariegos en 1898

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Boda en la iglesia de Cibea, hacia 1920, con los novios, convidados y cantadoras con los panderos encintados. Col. Josefina González, de casa Alfonsa, Las Cuadriel.las de Vil.lalái.

[En 1898, Rodríguez Riesco envió una larga monografía sobre el concejo de Leitariegos al médico Octavio Bellmunt, de Gijón, con destino a la obra Asturias, que estaban editando este doctor y Fermín Canella desde diciembre de 1894. En el tomo tercero de esta obra solo apareció un breve resumen de ese texto, que puede leerse en nuestra Biblioteca Canguesa: icon Leitariegos, 1900 (3.07 MB) . El escrito completo ofrece mucha información desconocida y es muy interesante para conocer aquel concejo que se integró en el de Cangas del Narcea en 1925. Damos a conocer aquí la parte en que relata cómo eran las bodas y los tratos matrimoniales a fines del siglo XIX. El autor había nacido en 1853 en Brañas de Arriba y era maestro, y en aquel año de 1898 ejercía de secretario del Juzgado y del Ayuntamiento de Leitariegos. Juaco López Álvarez]


LAS BODAS EN LEITARIEGOS EN 1898
José Rodríguez Riesco

Nada más de común tienen las fiestas en Leitariegos, pero algo más de simbólico y emblemático tienen las bodas. No hemos de decir que en dichas alturas las bodas se contraen por interés o por amor, porque generalmente existen ambas cosas según las condiciones de los individuos, según se puede apreciar, si bien generalmente con tendencia a lo primero como más favorable. Se busca en primer lugar el mus y buena moza. Mas si no se encuentra ésta se decide por aquel y, al contrario, si no se encuentra dinero se elige una buena moza. No digamos que suelen gastar largas relaciones amorosas, porque éstas, la que más, dura medio año.

Se juzga igual y divierten sin excepcionar a ninguna, mas al llegar la época de tener que contraer matrimonio los mayorazgos, bien porque ellos lo propongan, bien por indicación de los padres, cuando van teniendo de los veinte y cinco a los treinta y cinco [años], pues de más jóvenes no suelen casarse, procuran buscar un embustero, los que no tienen la habilidad, memoria o influencia para el negocio que de por sí van habilitando, y ataviándose de sus mejores prendas, buen  mulo o caballo bien enjaezado (si tienen que salir del pueblo) se dirigen pretendiente y embustero, pero de noche, que es cuando suelen efectuarse estas aventuras para no ser vistos y uno en pos de otro discurren lo necesario para el trance supremo. Casos se han dado de salir a ello y no saber ni por asomo a dónde se iban a dirigir. El embustero habla y propone, que es el que no tiene vergüenza, y después de ser bien obsequiadas [las mozas] con tortillas, frisuelos y vino que llevan los pretendientes a veces surte efecto y otras queda pendiente, pero atrás o alante se deciden luego.

La mayoría paran por cuestión del dote, que es de sumo interés pues, como suelen decir, la casa de fulano (niegan todas las deudas) se merece tanto y cuanto y como tienen la boca grande para esto, es donde generalmente oscilan todos los reparos, pues una casa regular no se conforma de ocho mil reales abajo. La menor de 500 a 1.000 pesetas y las principales suelen llegar a los dos mil duros, que siempre se van dando a plazos de mil reales al año hasta solventarlo; además del ajuar de boda los hay que lo hacen de presentes, que es lo más lucido, así como poner onzas de oro o monedas de a cinco duros de arras en vez de duros o pesetas. Las arras suelen regalarse a la novia, pues es cuestión del padrino y siempre se buscan los más ricos. Se han dado casos de parar las bodas por causa de la vaca de la chueca, de si la había de llevar o no, aunque ya se perdió esta costumbre que antes prevalecía mucho, mas si pueden sacar un buen prado o tierra de dote esto sí lo hacen.

Generalmente se suelen casar parientes con parientes, costumbre de la que se ha usado mucho y en tal manera que hay pueblos como El Puerto que todos son parientes, unos vecinos de otros, y todos pues se apellidan Cosmen de primero o segundo apellido, pero apellido noble como se demostraron en  hijosdalgo y armas pintar cuyas Reales Cédulas tienen y conservan, sucediendo otro tanto en Braña de Arriba con los Rodríguez, Sierras y Tablados, y en Trascastro con los Rodríguez y Garcías y otros.

 Los mayorazgos o primogénitos son los que son troncarios y se casan en casa; los hijos restantes, si no van para casas de mayorazgas, todos se ausentan a Madrid y otros puntos, aunque siempre atienden y entran en casa.

En cuestión de pretensiones, corren velozmente por el pueblo y concejo las noticias pues nunca falta de la casa quien lo diga, cuando no se alaba la novia, a fin ya de alardear de tal o ya para que llegue otro [pretendiente] de más importancia, que suelen trocar sin escrúpulo porque aquí el que más tiene mejor vive.

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Página del manuscrito de José Rodríguez Riesco sobre Leitariegos, 1898.

Llega el día de la boda y con anticipación, los convidados (que son todos los mozos del pueblo y las mozas) y, además, otros amigos y parientes, el cura y los sastres de la boda, se suelen preparar para la misma, siendo convidado igualmente ahora el Juez o su delegado que asista, que no se perdona una. Los mozos encargan la pólvora, el padrino los puros y la madrina las bollas. Las mozas del lugar y las de los pueblos por donde ha de pasar, ocho días antes se juntan todas las tardes para ensayar las seguidillas que les han de cantar, las cuales confeccionan para cada boda las suyas. Procuran obtener un buen día de sol, pues tienen mal presagio si llueve en el día de la boda de una, pues dicen que llora. Grandes variaciones deben de sufrir las enamoradas parejas, pues regularmente como desde el cura hasta el sacristán todos son casamenteros, unos dicen que va bien, otros que mal, otros que tiene mal genio, otros que no; algunos los desguían y dicen que mejor lo haría con fulano o bien a él con otra fulana, lo cual los ponen a la muerte pues les dan en qué pensar.

El día de la boda, temprano, se anuncia por los convidados con sendas descargas de pólvora, cada uno con el arma que puede adquirir o bien con voladores; hechos que se presentan incesantemente como si fuesen a montería, no siendo la primera vez que algunos por usar malas armas y cargar mucho para que suene se llevan los dedos de las manos sin que nadie se queje ni acuda a la autoridad. Todo el día se oye: ¡Viva la novia! ¡Viva la boda! Las mozas bien compuestas con panderos encintados y castañuelas, dos delante cantan, las demás responden, principiando a hacerlo al salir los novios de la iglesia, ellas delante y la gente del pueblo no convidada, que toda concurre aun en el día de mayor ocupación. Detrás siguen los novios y padrinos y luego el cura, juez y demás acompañamiento. Todos majestuosamente van acompasados, sin que puedan pasar delante de las cantadoras, y el padrino va repartiendo cigarros puros a todos. Es condición previa que si la boda sale del pueblo o viene de afuera, cada convidado ha de llevar buena caballería y bien aparejada y cuantos más mayor bombo. El novio ha de llevar dos, la suya y la de la novia, sucediendo en estos casos que con los continuos disparos se espanten las caballerías no acostumbradas y tiren los jinetes, que si son hembras, en el entusiasmo general, por verlas manejarse a las hábiles y llorar a las temerosas, haciendo los disparos por entre los caballos. Es pues esto una pura alegría para los convidados y un pesar para las que no saben cabalgar que siempre enseñan lo reservado.

El tiroteo es continuo y el canto melodioso y triste, que en la mayoría de las ocasiones hace prorrumpir a los desposados en amargo llanto y conmueve a los circundantes. Entre las muchas y generales que cantan allá van las siguientes:

Los buenos días les damos

a los novios y padrinos,

que todos juntos parecen

los serafines divinos[1].

Padrinos más elegantes

ni madrina más salada

aunque del cielo bajase

un pintor que los pintara.

Salga, salga la su suegra

a recibir la sua nuera,

a quererla y estimarla

como si hija suya fuera.

La enhorabuena les damos

en la puerta del Sagrario

a los novios y padrinos

y demás acompañados

El señor novio y la novia

bien se aconsejaron antes,

que llamaron a la boda

padrinos muy arrogantes.

Convídala, caballero,

con una jarra de plata,

que buena muchacha llevas

para gobernar la casa.

¡Qué mocedad tan florida,

qué acompañamiento grande,

qué padrinos tan hermosos,

qué novios tan elegantes!

Qué buena dicha ha tenido

madrugar el señor novio,

porque de la mejor huerta

se cogió el mejor repollo.

El señor padrino de hoy

es arrogante caballero,

ya nos vamos acercando

vayan soltando el dinero.

Padrinos tan elegantes

y novios de igual presencia,

al presentarse en la calle

hacen al sol competencia.

El padrino de esta boda

se ha portado bien del todo

que para casar los novios

ha puesto las arras de oro.

Y la señora madrina

también ha de regalar,

si han de ser dos sean cuatro

y sabremos dispensar.

La luna le dice al sol:

-No prosigas tu carrera,

que los novios y padrinos

los resplandores te llevan.

Y la señora madrina

lo hizo con arroganza

que para casar la novia

anillos puso de plata.

El padrino de esta boda

puede soltar el bolsillo,

para soltar la propina

de esas monedas de a cinco.

Contesta el sol a la luna:

-Detente y sale más tarde

que los novios y padrinos

alumbran toda la calle.

La novia que hoy se casó

viene muy aborrecida,

por Dios al novio pedimos

que le haga buena vida.

De esas monedas de a cinco

somos desinteresadas,

que a recibir cuatro duros

ya estamos acostumbradas.

Casada, ya estás casada

por los libros de San Pedro,

quiera Dios te haga dichosa

y los ángeles del cielo.

La novia que hoy se casó

fue pretendida de tantos,

el galán que la llevó

dio limosnas a los Santos.

La madrina de esta boda

quiera Dios que de hoy en quince

sea su primer pregón

y que a nosotras nos brinde.

Casada que hoy le pusieron

el yugo del matrimonio

quiera Dios que no te pese

ni tampoco al señor novio.

Por encima tu tejado

ya baja el sol a alumbrarte

y toda las tus amigas

venimos acompañarte.

Adiós te decimos todas

y a Dios tenemos pedido

que seas feliz, dichosa

al lado de tu marido.

El sol baja por su trecho,

la luna queda en su trono,

al ver gente tan lucida

de parte del señor novio.

Al pasear por la calle

y al revolver de la esquina

ya se divisa el palacio

donde ha de habitar la novia.

La despedida les damos,

disimulen nuestros yerros

que el que no tiene saber

no se ve libre de ellos.

Por el jardín del amor

el novio se ha paseado

y  del más alto rosal

una rosa se ha alcanzado.

Abran las puertas, señores,

ábranlas de par en par,

que a esta nueva casadina

venimos a acompañar.

Adiós te decimos todas

con bastante sentimiento,

quedamos pidiendo a Dios

que las nuestras sean luego.

Es esa que lleva al lado,

esa nacarada rosa,

que en la puerta de la iglesia

se la dieron por  esposa.

Salgan las de la cocina

a recibir la casada,

si nos permiten licencia

venimos a acompañarla.

 FIN

La novia y la madrina

son dos flores muy preciosas

de diamantes engarzadas

y perlecitas hermosas.

Abran las puertas señores,

ábranlas con alegría,

que aquí está la casada

y la señora madrina.

Después que acaban de cantar, o mejor dicho, cuando piden la propina a los padrinos (que la tienen que dar de tres a 25 pesetas, y la madrina una hogaza de trigo y en dinero de una a 5 pesetas, según clase) les dan las gracias o callan, cantando también.

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Grabado del cuadro -Una boda de aldea- en Monasterio de Hermo, de Luis Álvarez Catalá, fines del siglo XIX.

Llegan a la puerta [de la casa] del novio; las puertas están abiertas de par en par y sale la suegra a buscar la nuera, que abraza y besa e introduce en compañía de todos al mejor sitio de la cocina o sala con lloros y suspiros, gritos de alegría, enhorabuena, etcétera. De antemano se tienen preparadas a la entrada fuentes con ricas mantecas del día y pan de trigo y vino blanco, y la madrina y el padrino o encargada reparten grandes rechas [rebanadas de pan] cargadas de miel o azúcar a todos los concurrentes de la boda y a todos los del pueblo, grandes y pequeños, sin que quede alguno, salvo las disidentes que sin darse por aludidas se escurren si puede ser. Sigue la algazara. Comida asombrosa a medio día, baile animado, cena de igual calibre y baile hasta el amanecer al cual concurren todos los mozos de los pueblos aunque disten dos leguas. Si hace mucho sol y es verano forman merienda campestre y en un carro la llevan al hermoso campo de Vistauril donde al lado de la gaita pasan el día alegremente.

Si viene la novia de otra parroquia o pueblo, además del canto dicho, salen a despedirla igualmente; por los pueblos que pasan salen a recibirlos con igual o variado son, pues en cada pueblo usan el suyo y los padrinos tienen que dar iguales propinas o pasar por donde no haya pueblos.

Tales son las bodas en Leitariegos, que si bien nunca pintaron mal hay dotes ofrecidas de muchos años que aún no se han pagado ni pagarán. Las que mejor suelen pintar, según se dice, son las de los propios pueblos, aunque no se distancia mucho para buscarlas.

 


[1] Por supuesto, en cada boda cantan, además de éstas, otras particulares alusivas a los casados, con descripción de nombres, apellidos y demás que les haya pasado y nobleza, etcétera.

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Las bodas en Leitariegos en 1898

Boda en la iglesia de Cibea, hacia 1920, con los novios, convidados y cantadoras con los panderos encintados. Col. Josefina González, de casa Alfonsa, Las Cuadriel.las de Vil.lalái.

[En 1898, Rodríguez Riesco envió una larga monografía sobre el concejo de Leitariegos al médico Octavio Bellmunt, de Gijón, con destino a la obra Asturias, que estaban editando este doctor y Fermín Canella desde diciembre de 1894. En el tomo tercero de esta obra solo apareció un breve resumen de ese texto, que puede leerse en nuestra Biblioteca Canguesa:

Rodríguez Riesco, José: Leitariegos (1900). En: Tous pa Tous. Sociedad Canguesa de Amantes del País, ed. facsímil, 2009.

El escrito completo ofrece mucha información desconocida y es muy interesante para conocer aquel concejo que se integró en el de Cangas del Narcea en 1925. En las próximas semanas publicaremos el escrito completo en la web del Tous pa Tous, hoy sólo vamos a dar a conocer la parte en que relata cómo eran las bodas y los tratos matrimoniales a fines del siglo XIX. El autor había nacido en 1853 en Brañas de Arriba y era maestro, y en aquel año de 1898 ejercía de secretario del Juzgado y del Ayuntamiento de Leitariegos. Juaco López Álvarez]

 

LAS BODAS EN LEITARIEGOS EN 1898
José Rodríguez Riesco

Nada más de común tienen las fiestas en Leitariegos, pero algo más de simbólico y emblemático tienen las bodas. No hemos de decir que en dichas alturas las bodas se contraen por interés o por amor, porque generalmente existen ambas cosas según las condiciones de los individuos, según se puede apreciar, si bien generalmente con tendencia a lo primero como más favorable. Se busca en primer lugar el mus y buena moza. Mas si no se encuentra ésta se decide por aquel y, al contrario, si no se encuentra dinero se elige una buena moza. No digamos que suelen gastar largas relaciones amorosas, porque éstas, la que más, dura medio año.

Se juzga igual y divierten sin excepcionar a ninguna, mas al llegar la época de tener que contraer matrimonio los mayorazgos, bien porque ellos lo propongan, bien por indicación de los padres, cuando van teniendo de los veinte y cinco a los treinta y cinco [años], pues de más jóvenes no suelen casarse, procuran buscar un embustero, los que no tienen la habilidad, memoria o influencia para el negocio que de por sí van habilitando, y ataviándose de sus mejores prendas, buen  mulo o caballo bien enjaezado (si tienen que salir del pueblo) se dirigen pretendiente y embustero, pero de noche, que es cuando suelen efectuarse estas aventuras para no ser vistos y uno en pos de otro discurren lo necesario para el trance supremo. Casos se han dado de salir a ello y no saber ni por asomo a dónde se iban a dirigir. El embustero habla y propone, que es el que no tiene vergüenza, y después de ser bien obsequiadas [las mozas] con tortillas, frisuelos y vino que llevan los pretendientes a veces surte efecto y otras queda pendiente, pero atrás o alante se deciden luego.

La mayoría paran por cuestión del dote, que es de sumo interés pues, como suelen decir, la casa de fulano (niegan todas las deudas) se merece tanto y cuanto y como tienen la boca grande para esto, es donde generalmente oscilan todos los reparos, pues una casa regular no se conforma de ocho mil reales abajo. La menor de 500 a 1.000 pesetas y las principales suelen llegar a los dos mil duros, que siempre se van dando a plazos de mil reales al año hasta solventarlo; además del ajuar de boda los hay que lo hacen de presentes, que es lo más lucido, así como poner onzas de oro o monedas de a cinco duros de arras en vez de duros o pesetas. Las arras suelen regalarse a la novia, pues es cuestión del padrino y siempre se buscan los más ricos. Se han dado casos de parar las bodas por causa de la vaca de la chueca, de si la había de llevar o no, aunque ya se perdió esta costumbre que antes prevalecía mucho, mas si pueden sacar un buen prado o tierra de dote esto sí lo hacen.

Generalmente se suelen casar parientes con parientes, costumbre de la que se ha usado mucho y en tal manera que hay pueblos como El Puerto que todos son parientes, unos vecinos de otros, y todos pues se apellidan Cosmen de primero o segundo apellido, pero apellido noble como se demostraron en  hijosdalgo y armas pintar cuyas Reales Cédulas tienen y conservan, sucediendo otro tanto en Braña de Arriba con los Rodríguez, Sierras y Tablados, y en Trascastro con los Rodríguez y Garcías y otros.

 Los mayorazgos o primogénitos son los que son troncarios y se casan en casa; los hijos restantes, si no van para casas de mayorazgas, todos se ausentan a Madrid y otros puntos, aunque siempre atienden y entran en casa.

En cuestión de pretensiones, corren velozmente por el pueblo y concejo las noticias pues nunca falta de la casa quien lo diga, cuando no se alaba la novia, a fin ya de alardear de tal o ya para que llegue otro [pretendiente] de más importancia, que suelen trocar sin escrúpulo porque aquí el que más tiene mejor vive.

Página del manuscrito de José Rodríguez Riesco sobre Leitariegos, 1898.

Llega el día de la boda y con anticipación, los convidados (que son todos los mozos del pueblo y las mozas) y, además, otros amigos y parientes, el cura y los sastres de la boda, se suelen preparar para la misma, siendo convidado igualmente ahora el Juez o su delegado que asista, que no se perdona una. Los mozos encargan la pólvora, el padrino los puros y la madrina las bollas. Las mozas del lugar y las de los pueblos por donde ha de pasar, ocho días antes se juntan todas las tardes para ensayar las seguidillas que les han de cantar, las cuales confeccionan para cada boda las suyas. Procuran obtener un buen día de sol, pues tienen mal presagio si llueve en el día de la boda de una, pues dicen que llora. Grandes variaciones deben de sufrir las enamoradas parejas, pues regularmente como desde el cura hasta el sacristán todos son casamenteros, unos dicen que va bien, otros que mal, otros que tiene mal genio, otros que no; algunos los desguían y dicen que mejor lo haría con fulano o bien a él con otra fulana, lo cual los ponen a la muerte pues les dan en qué pensar.

El día de la boda, temprano, se anuncia por los convidados con sendas descargas de pólvora, cada uno con el arma que puede adquirir o bien con voladores; hechos que se presentan incesantemente como si fuesen a montería, no siendo la primera vez que algunos por usar malas armas y cargar mucho para que suene se llevan los dedos de las manos sin que nadie se queje ni acuda a la autoridad. Todo el día se oye: ¡Viva la novia! ¡Viva la boda! Las mozas bien compuestas con panderos encintados y castañuelas, dos delante cantan, las demás responden, principiando a hacerlo al salir los novios de la iglesia, ellas delante y la gente del pueblo no convidada, que toda concurre aun en el día de mayor ocupación. Detrás siguen los novios y padrinos y luego el cura, juez y demás acompañamiento. Todos majestuosamente van acompasados, sin que puedan pasar delante de las cantadoras, y el padrino va repartiendo cigarros puros a todos. Es condición previa que si la boda sale del pueblo o viene de afuera, cada convidado ha de llevar buena caballería y bien aparejada y cuantos más mayor bombo. El novio ha de llevar dos, la suya y la de la novia, sucediendo en estos casos que con los continuos disparos se espanten las caballerías no acostumbradas y tiren los jinetes, que si son hembras, en el entusiasmo general, por verlas manejarse a las hábiles y llorar a las temerosas, haciendo los disparos por entre los caballos. Es pues esto una pura alegría para los convidados y un pesar para las que no saben cabalgar que siempre enseñan lo reservado.

El tiroteo es continuo y el canto melodioso y triste, que en la mayoría de las ocasiones hace prorrumpir a los desposados en amargo llanto y conmueve a los circundantes. Entre las muchas y generales que cantan allá van las siguientes:

Los buenos días les damos

a los novios y padrinos,

que todos juntos parecen

los serafines divinos[1].

Padrinos más elegantes

ni madrina más salada

aunque del cielo bajase

un pintor que los pintara.

Salga, salga la su suegra

a recibir la sua nuera,

a quererla y estimarla

como si hija suya fuera.

La enhorabuena les damos

en la puerta del Sagrario

a los novios y padrinos

y demás acompañados

El señor novio y la novia

bien se aconsejaron antes,

que llamaron a la boda

padrinos muy arrogantes.

Convídala, caballero,

con una jarra de plata,

que buena muchacha llevas

para gobernar la casa.

¡Qué mocedad tan florida,

qué acompañamiento grande,

qué padrinos tan hermosos,

qué novios tan elegantes!

Qué buena dicha ha tenido

madrugar el señor novio,

porque de la mejor huerta

se cogió el mejor repollo.

El señor padrino de hoy

es arrogante caballero,

ya nos vamos acercando

vayan soltando el dinero.

Padrinos tan elegantes

y novios de igual presencia,

al presentarse en la calle

hacen al sol competencia.

El padrino de esta boda

se ha portado bien del todo

que para casar los novios

ha puesto las arras de oro.

Y la señora madrina

también ha de regalar,

si han de ser dos sean cuatro

y sabremos dispensar.

La luna le dice al sol:

-No prosigas tu carrera,

que los novios y padrinos

los resplandores te llevan.

Y la señora madrina

lo hizo con arroganza

que para casar la novia

anillos puso de plata.

El padrino de esta boda

puede soltar el bolsillo,

para soltar la propina

de esas monedas de a cinco.

Contesta el sol a la luna:

-Detente y sale más tarde

que los novios y padrinos

alumbran toda la calle.

La novia que hoy se casó

viene muy aborrecida,

por Dios al novio pedimos

que le haga buena vida.

De esas monedas de a cinco

somos desinteresadas,

que a recibir cuatro duros

ya estamos acostumbradas.

Casada, ya estás casada

por los libros de San Pedro,

quiera Dios te haga dichosa

y los ángeles del cielo.

 

La novia que hoy se casó

fue pretendida de tantos,

el galán que la llevó

dio limosnas a los Santos.

La madrina de esta boda

quiera Dios que de hoy en quince

sea su primer pregón

y que a nosotras nos brinde.

Casada que hoy le pusieron

el yugo del matrimonio

quiera Dios que no te pese

ni tampoco al señor novio.

Por encima tu tejado

ya baja el sol a alumbrarte

y toda las tus amigas

venimos acompañarte.

Adiós te decimos todas

y a Dios tenemos pedido

que seas feliz, dichosa

al lado de tu marido.

El sol baja por su trecho,

la luna queda en su trono,

al ver gente tan lucida

de parte del señor novio.

Al pasear por la calle

y al revolver de la esquina

ya se divisa el palacio

donde ha de habitar la novia.

La despedida les damos,

disimulen nuestros yerros

que el que no tiene saber

no se ve libre de ellos.

Por el jardín del amor

el novio se ha paseado

y  del más alto rosal

una rosa se ha alcanzado.

Abran las puertas, señores,

ábranlas de par en par,

que a esta nueva casadina

venimos a acompañar.

Adiós te decimos todas

con bastante sentimiento,

quedamos pidiendo a Dios

que las nuestras sean luego.

Es esa que lleva al lado,

esa nacarada rosa,

que en la puerta de la iglesia

se la dieron por  esposa.

Salgan las de la cocina

a recibir la casada,

si nos permiten licencia

venimos a acompañarla.

 FIN

La novia y la madrina

son dos flores muy preciosas

de diamantes engarzadas

y perlecitas hermosas.

 

Abran las puertas señores,

ábranlas con alegría,

que aquí está la casada

y la señora madrina.

Después que acaban de cantar, o mejor dicho, cuando piden la propina a los padrinos (que la tienen que dar de tres a 25 pesetas, y la madrina una hogaza de trigo y en dinero de una a 5 pesetas, según clase) les dan las gracias o callan, cantando también.

Grabado del cuadro -Una boda de aldea- en Monasterio de Hermo, de Luis Álvarez Catalá, fines del siglo XIX.

Llegan a la puerta [de la casa] del novio; las puertas están abiertas de par en par y sale la suegra a buscar la nuera, que abraza y besa e introduce en compañía de todos al mejor sitio de la cocina o sala con lloros y suspiros, gritos de alegría, enhorabuena, etcétera. De antemano se tienen preparadas a la entrada fuentes con ricas mantecas del día y pan de trigo y vino blanco, y la madrina y el padrino o encargada reparten grandes rechas [rebanadas de pan] cargadas de miel o azúcar a todos los concurrentes de la boda y a todos los del pueblo, grandes y pequeños, sin que quede alguno, salvo las disidentes que sin darse por aludidas se escurren si puede ser. Sigue la algazara. Comida asombrosa a medio día, baile animado, cena de igual calibre y baile hasta el amanecer al cual concurren todos los mozos de los pueblos aunque disten dos leguas. Si hace mucho sol y es verano forman merienda campestre y en un carro la llevan al hermoso campo de Vistauril donde al lado de la gaita pasan el día alegremente.

Si viene la novia de otra parroquia o pueblo, además del canto dicho, salen a despedirla igualmente; por los pueblos que pasan salen a recibirlos con igual o variado son, pues en cada pueblo usan el suyo y los padrinos tienen que dar iguales propinas o pasar por donde no haya pueblos.

Tales son las bodas en Leitariegos, que si bien nunca pintaron mal hay dotes ofrecidas de muchos años que aún no se han pagado ni pagarán. Las que mejor suelen pintar, según se dice, son las de los propios pueblos, aunque no se distancia mucho para buscarlas.


[1] Por supuesto, en cada boda cantan, además de éstas, otras particulares alusivas a los casados, con descripción de nombres, apellidos y demás que les haya pasado y nobleza, etcétera.