Los primeros dentistas de Cangas del Narcea
Casi diez años después, el 11 de septiembre de 1894, se anuncia en El Eco de Occidente la presencia en la villa del dentista J. Treviño, de Avilés:
DENTISTA Ha llegado a esta villa el Sr. J. Treviño, hijo, de Avilés, doctor en cirugía dental, que tan buen nombre ha dejado en esta villa durante la primavera última. Se hospeda, como la otra vez, en la fonda de D. Víctor Llano, y ha dado ya principio a sus trabajos. Como al parecer piensa permanecer aquí poco tiempo, nos apresuramos a ponerlo en conocimiento de nuestros suscriptores. El dentista Victorino Arias también utilizó la prensa local para anunciar sus servicios. En 1912 y 1913 publica un anuncio en el semanario El Narcea, editado en Cangas del Narcea, en el que enumera los servicios que ofrece y los precios, sobre todo de las extracciones, que debía ser el trabajo más demandado. La fotografía muestra el interior de su consulta: el sillón, el torno de pedal y el armario donde guarda todo lo necesario para componer dentaduras, y para hacer empastes, limpiezas y extracciones. En aquellos años la consulta la tenía en la Cuesta de La Veiga, junto a la iglesia, pero también sabemos que la tuvo en la calle Mayor, frente al antiguo convento de las Dominicas, como puede verse en la fotografía que publicamos con esta noticia. Victorino Arias murió el 27 de enero de 1923, a los 49 años de edad. Después de Victorino Arias se instalaron en la villa de Cangas del Narcea José Villa Suárez, natural de Cangas del Narcea, que abrió su consulta en 1918, y Victorino López Rodríguez, también nacido en Cangas del Narcea, que estudio en Valladolid y Madrid. Este último establece su consulta en 1932 en la calle Mayor y más tarde en la calle Uría, y, como aquellos dentistas del siglo XIX, también se trasladará periódicamente a Tineo y San Antolín de Ibias. Pasada la guerra civil, a finales de los años cuarenta, se establecen en la villa de Cangas Mario Rodríguez Rodríguez, natural de 9 de Julio (Argentina), hijo de un emigrante de Soto de Luiña (Cudillero), y su mujer Carmen Peña Urmeneta, de Bergara (Guipúzcoa), que habían terminado sus estudios en Madrid en 1943; antes de instalarse en Cangas, Mario Rodríguez había estado en Trevías (Valdés) y desde Cangas también se trasladará algunos días fijos a pasar consulta al concejo de Allande. Todo ellos fueron los primeros dentistas que hubo en Cangas del Narcea.
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