La fiesta del Carmen de Cangas de Tineo en 1927
En el año 1927, en la simpática y próspera villa de Cangas de Tineo, el día grande de las fiestas del Carmen se celebró el domingo 17 de julio. A la solemnísima festividad de la Virgen del Carmen estaban invitados los gobernadores civil y militar y el presidente de la Diputación, así como otras distinguidas personalidades.
Como a las nueve y media de la mañana de dicho día, salió la comitiva automovilística que trasladaba a Cangas a las autoridades de la provincia, de los alrededores de la Diputación. En el coche donde iban el general Zuvillaga y el gobernador civil señor Caballero, iba también el general paraguayo Maulio Ichenmón que se hallaba en Oviedo en comisión de servicio, Francisco Zuvillaga, hijo del gobernador militar, y el teniente de Infantería don Luis Castañón, como ayudante del general.
En otro coche iban el presidente de la Diputación señor Pumariño y el vicepresidente señor Victoreco Dosal, con el conserje de la Diputación, don Gilberto González.
El viaje se realizó felizmente, aun cuando el día se presentaba amenazador de lluvia. Al llegar los automóviles al límite del concejo fueron recibidos los visitantes por el alcalde de Cangas de Tineo don Antonio Arce, el delegado gubernativo, el diputado provincial don José María Díaz Penedela y otras distinguidas personalidades. Inmediatamente de darles la bienvenida se formó una gran caravana automovilista, que hizo la entrada poco después en Cangas, por cuyas calles ya pululaba un gentío enorme.
Llegados los visitantes a la populosa villa, se dirigieron inmediatamente a visitar el nuevo Teatro-Salón Toreno, que se debió inaugurar el día anterior, haciendo grandes y calurosos elogios del mismo, tanto de su instalación como de sus excelentísimas condiciones de capacidad, comodidad, etc.
En Cangas de Tineo llovía copiosamente, aunque con intervalos. Esta hostilidad del tiempo, no llegaba a deslucir la fiesta, que a pesar de todo, prometía estar animadísima. La concurrencia de personas era verdaderamente enorme.
Las autoridades de la provincia con sus acompañantes y las autoridades de la villa, luego de visitar el nuevo teatro, se dirigieron al llamado «Campo de la Vega», donde se procedió al reparto del clásico bollo a los pobres del concejo, reparto que fue presenciado por los visitantes y numerosísimas personas. A continuación del reparto se celebró una animadísima romería que amenizaron la banda de música y una notable agrupación musical de Vegadeo, llamada «Los Quirotelmos», compuesta por una gaita, un clarinete, un tambor y un bombo. Se celebró también un animado baile.
Luego los gobernadores, el presidente de la Diputación y el vicepresidente y sus acompañantes y otras muchas personas se trasladaron al domicilio del diputado don Jose María Díaz Penedela, donde fueron obsequiados con un banquete.
POR LA TARDE
En las primeras horas de la tarde la animación que había en las calles era verdaderamente inusitada, siendo de notar una considerable afluencia de forasteros. A las dos y media comenzó a llover torrencialmente, que hizo temer por la celebración del principal festejo que era la procesión de la Virgen del Carmen, pero cerca de las cuatro, hora anunciada para que comenzase el religioso desfile, amainó algo y éste dio comienzo.
Por la mañana se había procedido a trasladar solemnemente la sagrada imagen desde la capilla de Entrambasaguas a la iglesia parroquial. La procesión de la tarde, la más solemne, consistía en retornar la imagen a su capilla. Fue transportada la imagen con toda solemnidad y al pasar por el puente junto a la capilla, comenzaron las descargas de voladores con un ruido atronador, enorme, que hacía taparse los oídos.
Apenas quedó la imagen en su capilla, comenzó a llover de nuevo torrencialmente. Quedaba un festejo público importante: el de los toros, si este nombre se podía dar a los dos becerretes que se habían de lidiar. Aprovechando las escasas escampadas que había, el público comenzó a afluir a la plaza.
SE HUNDE LA PLAZA DE TOROS
La plaza improvisada con tablas, se fue llenando de público, y cuando más rebosante estaba, se hundieron todos los tendidos de un lado.
Imposible describir la confusión, el pánico y la emoción que reinó entonces entre el público. Cayeron las personas en montón, entre tablas, en un revoltijo enorme. Gritos de angustia, ayes de dolor, demandas de auxilio se alzaron en un vocerío ensordecedor. Las personas de los tendidos ilesos se arrojaron a auxiliar a las caídas y a poco no se veían sino grupos de personas asistiendo a señoras accidentadas de la impresión y a algunos individuos en quienes el susto produjo ataques.
Al principio se pensó en una verdadera catástrofe con numerosos heridos y muertos, pero serenados un poco los ánimos, se vio enseguida que aparte de los desvanecimientos, algunos de gravedad, el accidente no había tenido mayores consecuencias.
Acudió la Guardia Civil que comenzó acto seguido a practicar gestiones. Las autoridades de la provincia llegaron prestamente al lugar del suceso, enterándose con todo detalle de lo ocurrido. Las autoridades locales llamaron inmediatamente al empresario de la corrida y a continuación al contratista de la improvisada plaza, el cual quedó detenido. Se llamaba Manuel Flórez. Inmediatamente se comenzó a devolver el dinero a las personas que entraron en el coso siniestrado.
Poco después de haber ocurrido el suceso, los gobernadores civil y militar, el presidente de la Diputación y sus acompañantes, emprendieron regreso a la capital asturiana, donde llegaron bastante tarde.
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Publicado en Región: diario de la mañana: Año V Número 1286 – 1927 julio 19 – Oviedo (19/07/1927)
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