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Notas para el estudio de una Cangas inexistente

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Dársena imaginaria de Ambasaguas

Río navegable y ferrocarril fueron los hitos de cualquier modelo de industrialización decimonónica. La revolución industrial británica empleó estos dos tipos de transporte para construir en gran medida la utopía liberal. La insaciable codicia de sus mercaderes, respaldada por una cínica monarquía parlamentaria, tejió un imperio colonial, mientras su propio territorio, una unánime llanura, facilitaba el trazado de una multitud de canales navegables y ferrocarriles. La velocidad y economía del transporte facilitó la revolución industrial.

Aquí la geografía no ayudó. Asturias es un país ribereño y arrugado, que fluye hacia el norte, donde la energía del agua modeló su singular geometría. A pesar de todo se intentó la canalización del Nalón y una intricada red de ferrocarriles mineros, con poca cohesión entre sí, tramó el centro de la región fijando los mimbres de la actual conurbación.

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Muelle con gabarras y ferrocarril imaginarios bajo el palacio de Oumaña

Obviamente Cangas del Narcea sería distinta si el río Narcea fuera navegable. Quizás no tanto si hubiese tenido una línea de ferrocarril: para que éste fuese el motor de una economía sostenida en el tiempo debería involucrarse en una red urbana pujante, y eso la minería por sí misma no lo produce; además, se necesita cuando menos un hinterland dinámico.

Lo destruido y lo no construido definen en gran medida el ser profundo de una ciudad. Italo Calvino escribió de las ciudades y el deseo, de las ciudades y los sueños. Cangas parece alejarse poco a poco y sin remedio de su propio ser, de su íntima ‘ciudad ideal’. La sociedad canguesa debe evitarlo. Urge la redacción de un eficaz catálogo urbanístico que recoja lo que debe mantenerse y un planeamiento urbano y rural afinado, acorde con la singularidad canguesa.

Se presentan dos imágenes de esa Cangas irreal, y también utópica: la dársena de Ambasaguas y, bajo el palacio de Oumaña, un muelle con gabarras y un ferrocarril para transportar la madera y el carbón que nunca llegó. Sirvan estos sencillos dibujos para fabular el pasado, pensar el presente y proyectar el futuro de una Cangas que debe salir del mejor de los sueños posibles.

Juan PEDRAYES OBAYA
Dr. Arquitecto
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