Breve historia de la banda de música de Cangas del Narcea (1854-1936)
En el presente artículo, que espero sirva como humilde aportación a la extraordinaria labor que el Tous pa Tous viene desarrollando desde su refundación, pretendo explicar brevemente la historia de la Banda de música de Cangas del Narcea hasta el año 1936. Parto para ello de un trabajo de investigación que hace años presenté en la Universidad de Oviedo. No debo comenzar mi exposición sin reiterar una vez más mi agradecimiento hacia el gran número de personas que molesté en el curso de mi trabajo entrevistándolas, o pidiéndoles cualquier tipo de información y documentación, como ejemplares de periódicos, fotografías, programas de fiestas o actuaciones, etc. Sin su desinteresada ayuda mi labor hubiera sido mucho más complicada y el resultado, sin duda, más pobre.
Antecedentes de la banda municipal de música: una Escuela Filarmónica y su orquesta (1854-1900)
En las últimas décadas del siglo XIX, encontramos en el entonces Cangas de Tineo diversas manifestaciones que nos permiten hablar de un ambiente cultural nada despreciable en nuestra villa, impulsado por las escasas familias acomodadas de la misma. Sabemos, gracias a la prensa local tanto coetánea como posterior a ese momento, de la existencia de un Ateneo que funcionó al menos entre los años 1874 y 1877, de un grupo de aficionados al teatro, varios casinos (como el Casino Recreativo), la Sociedad “La Juventud Católica”, un Círculo de Recreo, etc.
De las crónicas que El Occidente de Asturias realiza sobre la actividad de todas estas entidades, podemos deducir que la música era, con frecuencia, uno de sus más importantes ornamentos, presente en funciones teatrales, veladas culturales, bailes… De este modo, no resulta extraño que a todo ello se añada una Sociedad Filarmónica, cuya existencia se puede comprender aún mejor si la relacionamos con el desarrollo musical que toda Asturias experimentó en la segunda mitad del siglo XIX.
Efectivamente, durante dicho periodo encontramos en las fuentes pruebas de la existencia discontinua en Cangas de Tineo de un conjunto musical ligado a una «escuela»” o «sociedad» filarmónica. Los testimonios más antiguos que he podido encontrar corresponden a 1854: en los presupuestos aprobados por la corporación municipal para dicho año, se incluye una partida de 1500 reales «para el sostenimiento de la escuela filarmónica«[1] y con motivo del alumbramiento de la reina Isabel II, el 5 de enero de 1854, el Ayuntamiento decide celebrar, el 16 del mismo mes, una función religiosa solemne, para la cual acuerda:
«(…) que se reclame tambien por oficio á la comisión reglamentaria de la Escuela Filarmonica de esta villa, para que asista la musica á dicha funcion, y demas autos, que la precedan y subsigan, noticiandolo tambien al profesor ó maestro de dicha banda con el objeto de que presida la horquesta para que las tocatas salgan arregladas, (…)»[2]
El Occidente de Asturias, en el número correspondiente al 25 de septiembre de 1883, aporta valiosa información acerca de los avatares de esta agrupación. El periódico explica cómo hacia 1854 funcionaba (tan sólo por unos años) una orquesta de más de treinta músicos, dirigidos por «un tal Uría«. Su actividad se retomaría veinte años más tarde, para volver a interrumpirse enseguida, si bien «varios jóvenes» se reunían y tocaban alguna que otra vez.
Por lo que respecta a las dos últimas décadas del siglo XIX, tenemos constancia (gracias a las crónicas de prensa que recogen múltiples actuaciones) de que existió alguna orquesta, pero que careció de la continuidad deseable. Prueba de esta precariedad es el hecho de que en las actas municipales aparezcan reiteradas solicitudes de ayuda económica para «organizar» o «fundar» una sociedad filarmónica, a cambio de su asistencia en «funciones cívicas».
Del análisis de las muchas referencias que aparecen en la prensa sobre actuaciones musicales, puede deducirse cuáles eran, ya en estos momentos, las necesidades que cubría la banda de música: intervenía en los principales actos religiosos (Viernes Santo, Corpus Christi, peregrinaciones al santuario del Acebo), y, por supuesto, participaba en las celebraciones festivas de la villa. Pero la orquesta actuaba, además, en todo tipo de acontecimientos que despertaban a la localidad de su rutina y en actos de carácter muy diverso, como la organización de una rifa benéfica[3] o los actos que acompañaron a la colocación, en 1886, del primer poste de la línea telégrafos, que unía la villa canguesa con la de Grado[4], y a la noticia, unos años después, de que se había constituido la sociedad que iba a construir el ferrocarril hasta el concejo[5].
Una muestra representativa de las crónicas mencionadas es la siguiente:
«A las seis de la tarde del viernes salió de la Colegiata la procesion del santo entierro: á pesar de que el dia alumbraba aún, todas las casas de la plaza Mayor y calles de la Fuente, Búrgos, Mayor y Cárcel, aparecieron iluminadas con velas de cera: el alumbrado público tambien lucía sus destellos, que luchaban con la pálida luz del crepúsculo; y la banda de música heria nuestros oidos con los tristes acordes de sentimental marcha fúnebre.»[6]
[1] Libro de Acuerdos del Ayuntamiento de Cangas de Tineo, 1854.
[2] Acta de la sesión del 9 de enero de 1854.
[3] El Occidente de Asturias, nº 253, 23 de enero, y nº 254, 27 de enero de 1885.
[4] El Occidente de Asturias, número 405, 13 de Julio de 1886.
[5] Actas del Ayuntamiento, sesión del 4 de enero de 1898.
[6] El Occidente de Asturias, 27 de marzo de 1883.
La creación de la banda municipal: primeros pasos (desde los primeros años del siglo hasta 1920)
En 1904, el Ayuntamiento decide por fin “emprender la definitiva organización de la banda” según consta en el Acta de la Sesión del día 21 de agosto de 1904, en la cual se acuerda comenzar una «clase de música gratuita». En el mes de setiembre del mismo año, se nombra a D. Bonifacio Pérez Ablanedo como profesor de solfeo de la «Academia de música»[7]. La constitución de una banda municipal debe relacionarse con el crecimiento de la actividad musical que, según Emilio Casares, adquirió un desarrollo sin precedentes en el primer tercio del siglo XX. Uno de sus factores determinantes sería precisamente la proliferación de masas corales y de bandas, que permitiría la participación del pueblo llano en la música.[8]
Durante los años siguientes encontramos en las actas diversas referencias en las cuales la corporación manifiesta su satisfacción por el funcionamiento de la Banda municipal de música. Se aprueba su reglamento y se decide adquirir instrumentos, atriles, métodos de estudio, alquilar un local para ensayar, etc. El primer nombramiento oficial de Director de la Banda se acuerda en la sesión del 3 de febrero de 1907:
«Vistas las instancias presentadas por los aspirantes y los documentos que a las mismas se acompañan se acordó nombrar Director de la banda municipal de música a D. José Castro de Castro, vecino de Oviedo, con el sueldo anual de mil quinientas pesetas«.[9]
Sin embargo, a partir del año 1912, la plaza ya no estará ocupada por su titular. Entre 1912 y 1919, distintos músicos se pondrán al frente de la agrupación: don Benigno Díaz (como «subdirector»), don Bonifacio Pérez Ablanedo y don Lorenzo Menéndez Alonso. A esta inestabilidad que supone el continuo cambio de directores se añade el hecho de que, en esta segunda década del siglo, los gastos ocasionados por la agrupación son mucho menores que en los años anteriores y, en general, en las sesiones municipales, disminuye enormemente la presencia de cuestiones relacionadas con ella.
De la lectura de las Actas del Pleno del Ayuntamiento de Cangas del Narcea podemos deducir también que la banda se había disuelto en los primeros meses de 1914,[10] aunque es probable que los músicos se reunieran para actuar en ocasiones concretas, realizando en ellas las funciones de director don Bonifacio Pérez, último nombre que figura en las actas como responsable de la agrupación. Un ejemplo de ello puede ser su participación en las fiestas del Carmen de 1914, tal y como se anuncia en el programa publicado el 11 de julio en El Distrito cangués.
Parece que el paulatino abandono de la actividad por parte de la banda, que llevará a su completa desaparición en los últimos años de la década, se relaciona fácilmente con lo que estaba sucediendo en estos momentos en el resto de la provincia. Estos años, previos a la dictadura de Primo de Rivera, fueron momentos de crisis y de fuertes tensiones sociales. En el acta de la sesión del 26 de marzo de 1915, se califica la situación del concejo de «verdaderamente angustiosa». Las asociaciones culturales, instructivo-recreativas, musicales o deportivas atravesaban, en consonancia con todo ello, una grave crisis, que comenzaría a superarse en los años veinte.[11]
[7] Sesión del 11 de setiembre de 1904.
[8] CASARES RODICIO, E. «La música española hasta 1939, o la restauración musical» en Actas del congreso Internacional “España en la música de Occidente”, Madrid, 1987.
[9] Acta de la sesión del 3 de febrero de 1907.
[10] Acta de la sesión del 8 de junio de 1913. (pág. 77 del trabajo)
[11] URÍA GONZÁLEZ, J., «La crisis de la Restauración (1898-1931)», Historia de Asturias, tomo IV, Oviedo, 1990.
Reorganización de la banda de música: la etapa de Don Lorenzo (1925-1936)
Es precisamente hacia 1925 cuando coinciden una serie de acontecimientos (tales como la aparición de la revista La Maniega, o la construcción del Teatro Toreno) que nos permiten hablar de un nuevo periodo de efervescencia cultural en la villa. Aunque aún se mantenían las formas de vida tradicionales y las diferencias entre clases sociales, esta actividad estaría orientada en este momento a un conjunto amplio de personas, a diferencia de lo que ocurría en el siglo anterior. Probablemente todo ello no hubiera sucedido sin una favorable coyuntura económica, como la que se produjo en los primeros años de la Dictadura de Primo de Rivera[12].
El segundo periodo de la historia de la banda municipal comienza en el año 1925, cuando el Ayuntamiento emprende la reorganización de la misma. Durante esta etapa su labor fue más continuada y estuvo, además, complementada por otras agrupaciones que el mismo director de la banda organizó. Todo ello se vería truncado por las turbulencias sociales que desembocarían en la guerra civil de 1936.
Así pues, en octubre de 1925 se hace cargo de la orquesta, con un sueldo de 1.500 pesetas, don Lorenzo Menéndez Alonso, quien ya había ocupado temporalmente el cargo de director en la década anterior. Entre la documentación que amablemente me prestó su hija, doña Mª Paz Menéndez, se halla la contabilidad de la banda de música correspondiente a los años 1926, 1930, 1931 y 1935. Gracias a ella, sabemos que la subvención municipal no era el único ingreso de la agrupación, sino que recibía otros beneficios a cambio de tocar en procesiones religiosas, en diversas fiestas, o en visitas a otros pueblos, aparte de ocasionales donaciones de particulares. En 1926 encontramos otra partida un tanto curiosa: se trata de 1.019 pesetas obtenidas mediante la rifa de un «xato».
En el mismo año, después de sufragar otros gastos, se repartieron entre los músicos 4.133 pesetas, según su categoría y, también, en este año, según el tiempo que cada uno había estado en la orquesta. Nueve músicos cobraron las gratificaciones más elevadas: 200 ó 225 pesetas, trece cobraron entre 100 y 200 y dos recibieron menos de cien pesetas. Estas cantidades eran sin duda bastante aceptables para la época.
Durante este periodo, el número de componentes de la agrupación fluctuaba entre veinticinco y veintiocho personas. Así, en 1931, la plantilla instrumental era la siguiente: tres bajos, dos trompas, dos trombones, tres fliscornos, dos cornetines, seis clarinetes, un requinto, un flautín, dos saxofones, tres bombardinos, una caja, unos platillos y un bombo.
La mayoría de estos instrumentos eran heredados de los de la Banda anterior, que habían sido reparados y valorados, en el inventario de bienes municipales realizado en 1923, en 3.500 pesetas. La formación inicial se iría completando con nuevos instrumentos, sufragados unas veces por el Ayuntamiento y otras por la propia banda, que reservaba una parte de los ingresos obtenidos con las actuaciones para este fin.
A través de las crónicas de la prensa local, es fácil saber cuándo y con qué motivos la banda actuaba en la villa en los años veinte. Las tres funciones básicas señaladas anteriormente (actos religiosos, festejos y cualquier acontecimiento extraordinario acaecido en la población) siguen siendo cometidos de la agrupación en este periodo.
La banda de música participa en las fiestas que se celebran en la villa, asi como en pueblos de los alrededores y villas cercanas[13]: festejos del Carmen y de La Magdalena, de san Cristóbal, de san Tirso y santa Isabel, «Día de la Raza», Primero de Mayo y aniversarios de la proclamación de la Segunda República en la villa; de san Antonio, y de la Virgen del Avellano en Pola de Allande; de san Pedro en Tineo; de Nuestra Señora y san Roque en Corias.
Un testimonio de estas actuaciones lo encontramos en La Maniega nº 21, del año 1929:
«Nuestra Banda de Música, que progresa de día en día, ha llamado la atención de los forasteros que nos visitaron por las fiestas del Carmen. Hemos oído decir a más de un forastero que, a pesar de ser unos niños la mayoría de los músicos, lo hacían bien y con una resistencia sin igual, ya que fueron muchos los días y muchas las horas de cada uno de ellos, en que nuestra banda alegró las fiestas y recreó nuestro oído. De paso, hemos de hacer constar que ha sido bien elegido el traje y gorra de los músicos. Nuestra enhorabuena al infatigable director de la banda, D. Lorenzo Menéndez”.[14]
Dentro aún de esta faceta de carácter lúdico (frente a las otras dos, en las que la banda serviría como elemento de realce de ceremonias o funciones públicas), y aparte de las actuaciones en los días festivos, tenemos constancia de que en estos años había actuaciones de la banda de carácter periódico, como eran los bailes semanales, que se realizaban los domingos durante todo el año, y también los jueves, durante el verano.
Por otro lado, la banda está presente en todos los acontecimientos que suceden en la villa, como puede ser la inauguración del cuartel de la Guardia Civil, o en los recibimientos ofrecidos a instituciones y autoridades que llegan a Cangas: Ateneo Obrero de Gijón, ministro de Gracia y Justicia, conde de Toreno, etc. Durante la República, la banda participa en la recepción al ministro de Fomento, que visita la villa el 9 de julio de 1931, y al de Justicia, en septiembre de 1932[15]. Incluso se desplaza a Oviedo, con la comitiva que allí se dirige con motivo de la visita de Primo de Rivera a Asturias y a Grado, con ocasión de una fiesta que aquella villa dedica a Cangas[16].
La visita a Asturias de Primo de Rivera es aprovechada por el Ayuntamiento para pedir (cito textualmente un fragmento del acta del Pleno del 13 de agosto de 1929) «el máximo apoyo para la obra del ferrocarril de esta villa a Pravia»[17], y a Oviedo acuden con tal propósito, según La Maniega, ciento ochenta personas, incluyendo los miembros de la Banda de música.[18]
El motivo de cada actuación de la banda determinaba, lógicamente, el repertorio que se interpretaba. En las ocasiones especiales (día del Carmen o de Santa Cecilia) se ofrecían piezas de concierto, pero esto era excepcional, puesto que la gente de la villa reclamaba piezas apropiadas para bailar, tales como pasodobles, fox-trot, tangos, valses… Entre las obras de concierto que recuerdan los músicos, está «La Rapacina», una fantasía sobre motivos asturianos. Para cubrir el resto de sus funciones, la Banda también interpretaba marchas diversas. Aunque no hemos podido precisar con exactitud su fecha, se conservan todavía algunas particellas de obras de este tipo de compositores como Wagner, Luis Araque o Sousa.
[12] URÍA GONZÁLEZ, J., «La crisis de la Restauración. (1898-1931)», Historia de Asturias, vol. IV, Oviedo, 1990.
[13] La Maniega: nº9, agosto 1927,p. 6y ss.; nº 10,octubre de1927, p. 7; nº 15, agosto de 1927,pp.12-13; nº 16, octubre de 1928, p.25; nº 21, julio-agosto de 1929, pp. 8-10, y 20-21; nº 27, julio-agosto de 1930, p. 25; nº 28, setiembre-octubre de 1930, pp. 20, 22 y 23, nº 32,mayo-junio 1931, p. 25; nº 33, julio-agosto 1931, pp. 10-11, 22 y 23; nº 34, setiembre-octubre de 1930, p. 20; nº 36, enero-febrero de 1932, pp. 38 y 39; nº 37, marzo-abril de 1932, p. 16, nº 38, mayo-junio de 1932, p. 14; nº 39, julio-agosto de 1932, pp. 7-9 y 14.
[14] Nº 21, julio-agosto de 1929, p. 22.
[15] La Maniega: nº 9, agosto 1927,p. 24; nº 10,octubre de1927, p. 23; nº20, mayo-junio de 1929, p. 4; nº22, setiembre-octubre de 1929, p. 9; nº 33, julio-agosto 1931, p. 22; nº 39, julio-agosto de 1932, p. 16; nº 40, setiembre-octubre de 1932, p. 15.
[16] Actas de Plenos del Ayuntamiento, 2 de junio de 1934.
[17] Plenos del Ayuntamiento, 13 de agosto de 1929.
[18] La Maniega, nº22, setiembre-octubre 1929, p. 9.