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[1865-1868] José Suárez Collar

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Nombramiento de José Suárez Collar como alcalde con fecha 16 de diciembre de 1864

José Suárez Collar
(Robléu de San Cristóbal, Cangas del Narcea, 1816 – Cangas del Narcea, 27 de octubre de 1894)

16 de diciembre de 1864 – 26 de julio de 1868

Procedente de honrada familia de labradores del pueblo de Robléu, parroquia de San Cristóbal, pudo el Sr. Suárez Collar alcanzar una posición desahogada, como recompensa a su tesón y honestidad cuando aún era muy joven y se estableció en la villa de Cangas como propietario y comerciante. Fue varias veces alcalde y concejal del Ayuntamiento de Cangas de Tineo.

En política fue uno de los hombres más consecuentes de la provincia, según crónica de El Eco de Occidente. Afiliado al partido moderado, militó siempre a las órdenes del ilustrado Marqués de Gastañaga y Deleitosa, Miguel de Vereterra y Carreño (1806-1879), retirándose mientras duró el periodo álgido de la revolución de 1838. Restaurada la Monarquía, siguió la conducta de sus jefes, siendo un convencido liberal conservador, entusiasta de Alfonso XII y leal amigo del Conde de Toreno a quien siguió después de la muerte del Marqués de Gastañaga, conservando intactas sus ideas.

Como vecino, dice la misma crónica, fue honrado, y como esposo y padre modelo digno de imitación. Acosado por una parálisis a las piernas desde unos dos años antes, falleció en la villa de Cangas el 27 de octubre de 1894, a los 78 años de edad.

Fuente: ‘El Eco de Occidente’, Año I nº 82

Una mayada en Rañeces en 1945

Mayada en Rañeces en 1945. Un alto en la faena, la gente está posando para la foto y algunos hacen cola para tomar vino.

La mayada era una actividad importante e imprescindible en la vida campesina hasta hace cuarenta años. Mayada o machada es el nombre con el que se conoce en nuestro concejo el proceso de desgranar los cereales con los que se elaboraba el pan, que era la base de la alimentación campesina. Los cereales eran el trigo y, sobre todo, el centeno. Estos se sembraban en noviembre y se cosechaban en julio o agosto del año siguiente. A continuación se mayaban. El grano recogido se  almacenaba en el hórreo o la panera, y cuando se necesitaba amasar pan se llevaba al molino para convertirlo en harina.

La mayada se hacía después de la siega del cereal y en ella se juntaban los vecinos para ayudarse unos a otros. Había que hacerla rápido, para evitar la lluvia y aprovechar los días calurosos del verano, con el fin de que el grano estuviese bien seco y se conservase sin problemas.

Antes de los años treinta del siglo XX, la mayada se hacía con manales, con los que se golpeaban las espigas para separar los granos, y con vanos, con los que se aventaba el grano para limpiarlo de pajillas. A partir de esos años comenzaron a llegar a los pueblos las maquinas mayadoras movidas por un motor de gasolina, así como las aventadoras movidas manualmente o por el mismo motor. Estas máquinas se alquilaban por horas o días, y su empleo  redujo considerablemente la duración de las mayadas, aunque siguieron necesitando la colaboración de muchas personas. En las mayadas del pueblo de Rañeces, parroquia de San Cristobal de Entreviñas, se juntaba gente de Robléu, Llamas, Llano y Corias.

La reunión de vecinos para estos trabajos y el hecho de ser el fin de la cosecha, hacían que la mayada fuera también un momento de fiesta con canciones, bailes, comida abundante y vino.

A pesar de su importancia en el ciclo anual de la vida de nuestro concejo, son muy pocos los testimonios gráficos que conocemos de las mayadas. El mejor conjunto de fotos pertenece al alemán y lingüista Fritz Krüger, que fotografió en agosto de 1927 una mayada en el pueblo de Mañores (Tineo) y en casa Jorge, en El Fuejo, en Cangas del Narcea. Ahora, gracias a Javier Collar Martínez, socio del Tous pa Tous, podemos mostrar una serie de fotografías que fue realizada en 1945 por su madre, Dolores Martínez Álvarez, en Rañeces de San Cristobal. Las fotografías no tienen mucha calidad, pero son, sin duda, un testimonio valioso y raro de la vida rural canguesa.

Como suele suceder en casi todos estos testimonios fotográficos de la vida rural, Dolores es una canguesa nacida en Madrid en 1925; su padre era de Casa Celestón, de Rañeces y su madre de Mingón, de Las Tiendas, y en su juventud pasaba los veranos en Rañeces. Se casó en Madrid, pero su marido era de Robléu de San Cristobal. Como buena hija de la emigración, tuvo la curiosidad de retratar la mayada que se hizo en las casas de Celestón y de Escaladas y a sus vecinos del pueblo en aquel verano de 1945.

Fotografías de Dolores Martínez Álvarez

Parroquia de San Cristóbal de Entreviñas

Borracán

♦ Casa Antón (desaparecida) ♦ Casa Cartabón (desaparecida) ♦ Casa Corrada ♦ Casa Manín ♦ Casa Marrón ♦ Casa Martín ♦ Casa Tarramote ♦ Casa Tayu

La Braña

♦ Casa Bartuelu ♦ Casa Farruco ♦ Casa Pachín

Las Escolinas

♦ Casa Arbas ♦ Casa El Cartero ♦ Casa El L.longo ♦ Casa El Pulgo ♦ Casa Ramón ♦ Casa Veiga

Rañeces

♦ Casa Agudín ♦ Casa Celestón ♦ Casa Escalada

Robléu

♦ Casa Blanco ♦ Casa Cosmen ♦ Casa Diego ♦ Casa Encarna ♦ Casa Esturnín ♦ Casa Ginio ♦ Casa Marrón ♦ Casa Parniegos ♦ Casa Secundino ♦ Casa Xirón

Rucabu / Rocabo

♦ Casa Martín ♦ Casa Mingón ♦ Casa Plai ♦ Casa Sierra ♦ Casa Veiga

Brixemada / Villajimada

♦ Casa Chongo ♦ Casa Marcos ♦ Casa Martín ♦ Casa Merás ♦ Casa Miguel ♦ Casa Plai ♦ Casa Roque ♦ Casa Val.le ♦ Casa Xabiel

Vil.lanueva

♦ Casa Adriano (cerrada) ♦ Casa Barreiro ♦ Casa Binito ♦ Casa Chope ♦ Casa El Dutor ♦ Casa Veiga