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Chapuza monumental

Obras de acondicionamiento de la carretera AS-15, Cornellana-Puerto de Cerredo. Foto: EC 04/2018

Es una chapuza, así, con todas las letras. Me refiero a las obras realizadas en el corredor del Narcea, al menos entre el cruce de La Florida (Tineo) y Cangas del Narcea. Han sido capaces de sorprenderme una vez más.

Desde que terminaron el tramo, con señalización incluida, no había pasado por ahí. Intenté encontrar la explicación para los ocho meses que tardaron en ejecutar las obras y no encontré ni una. No entiendo que para poner unos quitamiedos, raspar algún tramo de carretera o echar una capa de rodadura bien delgada tardaran todo ese tiempo. No hubo más. Bueno sí, pintaron las líneas y señalizaron.

El resultado final ha sido que han estrechado los carriles de circulación, no adecuaron ningún tramo más para poder adelantar (todo lo contrario, ahora hay menos) y encima han reducido la velocidad. La carretera está plagada de algunas señales de prohibición de más de 70, unas pocas de 60 y la mayoría de 50. Resultado: hoy se tarda lo mismo en ir desde Tineo al hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa, en Cangas del Narcea, que de Tineo a Oviedo. Se entiende que respetando las señales, faltaría más. No exagero.

Por si esto no fuera suficiente, en algunas de las laderas al lado de la carretera quedan árboles tirados que en cualquier momento pueden caer. Hace unos días, a la altura de Villanueva y de noche, uno de ellos aterrizó en la carretera. No hubo accidentes, afortunadamente. Un pequeño detalle: esos árboles están ahí desde las nevadas de febrero. No sé si son terrenos públicos o privados, lo que sabemos es que son un peligro y ahí siguen.

La misérrima capa de rodadura va a durar poco. Será antideslizante y lo que quieran, pero en algunos tramos tiene ondulaciones, se notan. El invierno que se avecina, como sea un poco duro, será su test de calidad. ¡Ah! por favor, si tienen que pasar las quitanieves… ¡cuidadín!, no profundicen mucho que nos dejarán sin la capa asfáltica que tanto nos costó en tiempo, cabreos y dinero.

Son incapaces de mantener la red de carreteras que tenemos, ¡cómo para hablar de mejorarlas! De las autovías a Ponferrada y Canero no les hablo, me da la risa, y del Plan Especial para los concejos del Suroccidente Asturiano menos, que me descojono.


M. Santiago Pérez Fernández es Director de la Casa de Cultura «Conde de Campomanes» y Coordinador de la Red de Bibliotecas Municipales de Tineo. Artículo publicado en el diario La Nueva España, 24/10/2018.


Despacito

Carretera AS-15. Foto: Francisco Álvarez

Antiguamente, para diseñar una nueva carretera, soltaban un burro y la hacían siguiendo el camino que tomaba. Y, si no disponían de un burro, contrataban a un ingeniero. No aseguro que sea cierto, pero, si lo es, el departamento del Principado responsable de la AS-15 no va necesitar sacar a oposición plazas de ingeniero en mucho tiempo. La AS-15, para aquellos que no lo sepan, es la carretera que enlaza Cangas del Narcea con el centro de la región y debería venir en el mapa pintada con color rojo de vergüenza salpicado de puntos negros de muerte.

Recientemente, bien porque había aparecido en demasiadas noticias luctuosas en los medios, bien porque se aproximan elecciones, decidieron hacer algo al respecto. Pero no sean ilusos, no analizaron puntos conflictivos, eliminaron curvas peligrosas o rectificaron peraltes. Ésta sigue siendo la Asturias de Tini Areces, la de las chapuzas, las obras con sobrecostes millonarios y las inauguraciones con pinchos de tortilla baratos. Se limitaron a aplicar una somera capa de asfalto tapando la sangre fresca, para que dure hasta después de las votaciones y el que venga detrás que arree.

Eso no solventó los problemas de seguridad; pero ahí tenían otra solución de las suyas: prohibir los adelantamientos y limitar la velocidad. Después de todo, la pintura blanca y las señales son baratas. Así, después del arreglo, el trayecto a Oviedo se ha alargado en veinte minutos; cuatro arreglos más como éste y llegaremos antes por el monte a caballo. Este apaño, evidentemente, no reducirá el número de accidentes, al contrario, aumentarán. Respetar todas esas limitaciones se convertirá en un imposible ejercicio de paciencia. Incluso aquellos conductores más prudentes y respetuosos acabarán por cansarse y pasarse las señales por ahí y, donde antes sólo había unos pocos incumplidores, ahora habrá muchos. Es lo que sucede cuando se dictan normas injustas y ridículas. Eso sí, las multas aumentarán de manera considerable y hay que recaudar para mantener a tantos genios. Los que mandan viajan en coche oficial y su tiempo lo pagamos nosotros.

Antonio Ochoa es socio del Tous pa Tous y autor del blog Entre montañas en el diario El Comercio.