Una empresa canguesa estudiará las posibilidades de «Rosa Narcea» para una multinacional del perfume

Logo Aromas del Narcea obra del arquitecto Mauro Lomba.

Aromas del Narcea, la ‘Spin-Off’ del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),  ha firmado un acuerdo con la multinacional suiza del perfume Givaudan para estudiar las posibilidades de explotación agraria de «Rosa Narcea» en el concejo de Cangas del Narcea (Asturias) y su posterior procesado para obtención de distintos productos.

Aromas del Narcea y Givaudan, que ya han colaborado en el estudio de «Rosa Narcea» en campañas anteriores, están llevando a cabo durante el mes de mayo, nuevos ensayos sobre el comportamiento agronómico de la rosa en distintas ubicaciones, dentro del valle del río Cibea. También analizarán las características de los distintos tipos de extractos obtenidos de «Rosa Narcea», mediante diferentes técnicas.

Aromas del Narcea es una empresa nacida como ‘spin-off’ tecnológica del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), en el Grupo VIOR (Viticultura, Olivo y Rosa) de la Misión Biológica de Galicia. El CSIC es la institución pública de investigación más importante de España. Cuenta actualmente con 120 centros de investigación repartidos por todo el territorio nacional, entre ellos la Misión Biológica de Galicia, perteneciente al ámbito de las Ciencias Agrarias, con más de 100 años de antigüedad y situado en Pontevedra.

Según ha informado, Aromas del Narcea obtuvo en 2011 la licencia de explotación en exclusiva, a nivel mundial, de «Rosa Narcea». Añaden que se trata de la única rosa con este uso con obtentores reconocidos (los socios científicos fundadores de la Spin-Off) y que cuenta con el máximo nivel de protección a nivel internacional, concedido por la Oficina Comunitaria de Variedades vegetales el 20 de junio de 2022, tras un largo proceso de evaluación y examen.

Aromas del Narcea, SL, en los próximos años y en colaboración con agricultores y propietarios locales, tiene el objetivo de ampliar las plantaciones de esta rosa en el valle del río Cibea, donde ya cuentan con algunas parcelas experimentales.

Más información: Rosa Narcea

Rosa Narcea, un recurso agrario único, que ofrece una alternativa novedosa y diferente para una antigua zona minera de la montaña asturiana (valle del río Cibea en Cangas del Narcea), sumida actualmente en una grave crisis de despoblamiento rural y falta de alternativas.

El ailanto, una especia exótica invasora

Las hojas son compuestas formadas por hojuelas dispuestas en pares a lo largo de un raquis o eje situándose una hoja única al final, se clasifican por esto último como imparipinnadas (Santiso, setiembre 2022).

Paseando por el entorno de la villa de Cangas del Narcea estos últimos años me ha llamado la atención la proliferación de un árbol que nunca había visto o al menos no me había fijado en él.

Se trata de un árbol caducifolio, con hojas compuestas formadas por hojuelas dispuestas en pares a lo largo de un raquis rojizo o eje situándose una hoja única al final, son por tanto hojas imparipinnadas. El tronco es grisáceo y se diferencian individuos hembras y machos como corresponde a una especie dioica. Florece en primavera formando alargados panículos a modo de largos racimos de un color verde claro. El fruto es alado, sámara, con la semilla hacia el centro de su gran ala; forman grandes racimos que se pueden ver ya a finales del verano.

Crecen principalmente en los márgenes de las carreteras, en los eriales tan abundantes por nuestro territorio, especialmente antiguas huertas, prados y viñas hoy abandonados y en terrenos baldíos.

Buscando información vi que se trata del Ailanthus altissima (Miller) Swingle conocido vulgarmente como ailanto, árbol del cielo, árbol de los dioses o zumaque falso. Originario de China y Corea, en 1740 el jesuita Pierre d’Incarville envió semillas desde Pekín a París; una parte se sembraron allí y otra se envió a Londres, así se inició su expansión por Europa. Se plantaron muchos ejemplares por su buen porte y rápido crecimiento en parques y jardines como árbol ornamental. En otros lugares se plantaron para alimentar a los gusanos de seda. Hoy en día están naturalizados prácticamente en toda Europa, salvo Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y parte de Bielorrusia según el European Alien Species Information Network (EASIN).

Crecen en los márgenes de las carreteras por la facilidad de dispersión de las semillas con el viento (Santiso, 2022).

En España comenzó a plantarse en el siglo XIX y actualmente está clasificado como especie exótica invasora. La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, define una especie exótica invasora como “aquella que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética”. El ailanto ya figura en el primer listado oficial publicado en 2011 y en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, Real Decreto 630/2013, actualizado en 2019 y 2020. Así mismo figura en el listado de Plantas Alóctonas del Principado de Asturias.

¿Qué características del Ailanthus altissima facilitan su rápida expansión? Según Álvaro Enríquez (2020), las siguientes:

1.- La facilidad con que se reproducen, debido a tres elementos:

Los frutos son del tipo sámara, se componen de un ala fibrosa, que favorece su dispersión, con la semilla casi en el centro.

a) Las raíces extendidas en una red que permite tanto la obtención de agua como el rebrote incluso a 15 m del árbol. Estos rebrotes pueden alcanzar hasta 3 m de altura en un año. Este sistema contribuye a su pervivencia tras los incendios.
b) Las abundantes semillas (un ejemplar adulto puede producir 350.000 en un año) dispuestas en sámaras fácilmente transportadas por el viento en las carreteras, en las riberas, etc., y por el agua de ríos, arroyos y cunetas.
c) Un tocón con gran capacidad de rebrote.

2.- El ataque a la competencia biológica mediante:

a) La presencia de sustancias alelopáticas tóxicas, tanto para otras plantas como para animales, actuando como herbicidas y como repelentes de fitófagos.
b) La rapidez del crecimiento en altura le permite aprovechar la luz y restársela con su sombra a otros vegetales.

No requieren un suelo rico, crecen por cualquier lado, en este caso en la acera hacia Corias.

Cabe preguntarse ¿qué problemas presenta para el territorio causantes de la declaración como especie invasora que implica la prohibición de su comercialización y plantación? Señalaré las siguientes:

  • Desplazan a especies autóctonas.
  • Transmiten un sabor desagradable a la miel.
  • Las vacas y otros animales domésticos no comen la hierba próxima al ailanto.
  • Pueden provocar daños en alcantarillado y otras infraestructuras debido al desarrollo de sus raíces.
  • Provocan alergias en las personas.
  • Contaminan las aguas.

El mismo Álvaro Enríquez diferencia dos situaciones al estudiar estos árboles en la Comunidad de Madrid:

  • Invasión, fase de entrada y propagación.
  • Infestación, fase con daños a la vegetación natural.

También podemos preguntarnos sobre las posibles ventajas. Sin duda su rápido crecimiento, su altura y belleza añaden un valor ornamental, sujetan el terreno en las fuertes pendientes y crecen en suelos pobres, resisten la contaminación, contienen sustancias aprovechables en medicina, sus hojas permiten la alimentación de los gusanos de seda y pueden utilizarse para fabricar pasta de papel.

Con sus ventajas e inconvenientes este árbol está presente en nuestro entorno cada vez con mayor frecuencia, en nuestras manos y en las de las autoridades competentes está contribuir a su expansión o a su control. Creo que cada persona debería erradicarlos en sus fincas y las autoridades competentes en los terrenos baldíos o al menos controlar su expansión. En un entorno de parques naturales con las actividades humanas tan restringidas resulta chocante que esta especie campee a sus anchas.

El tronco es grisáceo con líneas más claras (hermoso ejemplar cerca de Corias, setiembre de 2022)

 

Los frutos forman grandes racimos, un árbol adulto puede dar unas 350.000 sámaras.

 

Ejemplares con frutos y sin frutos conviven próximos (La Cortina, setiembre de 2022).

 

Este ejemplar naturalizado en La Cortina es buen ejemplo del gran porte y belleza que llegan a alcanzar. Por este valor ornamental se plantaron en parques y jardines, hoy esto está prohibido porque constan en el Catálogo Español de Especies Invasoras Exóticas.

 

Adquieren gran presencia en el talud de la carretera AS-213 entre Santa Catalina y Santiso.

 

Crecen también en terrenos pedregosos alcanzando gran altura incluso con un tronco muy delgado. Ejemplares en la CN-1.

 

Las riberas de los ríos constituyen un buen lugar de expansión por la facilidad de transporte de las semillas, en este caso en el margen izquierdo del Narcea por donde el pozo de El Corral.

 

La propagación es rápida en huertas abandonadas (Santiso, setiembre 2022)

 

Los terrenos baldíos y eriales son muy aptos para la propagación de esta especie (Calle Clarín, setiembre de 2022).

 

El ailanto es capaz de entrar en competencia con los pinos, incluso creciendo entre ellos, como estos ejemplares en la CN-1.

Mercedes Pérez, setiembre de 2022

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Bibliografía:
SALAMANCA, Álvaro Enríquez de. “La Expansión De Ailanthus Altissima (Mill.) Swingle en La Comunidad De Madrid.” Flora Montiberica 76 (2020)
GONZÁLEZ COSTALES, Alejandro. Plantas alóctonas invasoras en el Principado de Asturias. Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras (2007)
Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico. Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras (consultado en setiembre de 2022)


 

Diagnóstico y prevalencia de la enfermedad de Lyme en el suroccidente asturiano

El Servicio de Salud del Principado de Asturias está ordenado en 8 áreas sanitarias. El área II, correspondiente al suroccidente asturiano, comprende cinco concejos: Allande, Cangas del Narcea, Degaña, Ibias y Tineo.

El área sanitaria II consta de un hospital, Carmen y Severo Ochoa, situado en Cangas y diferentes centros de salud y consultorios periféricos repartidos por los distintos municipios.

Abarca una extensión 2.156,18 Km2, el 20% del territorio asturiano, es una zona bastante despoblada con una densidad de población de 11,13 habitantes/Km2 y una tasa de crecimiento demográfico negativa.

Con relación al uso de la superficie, 18,34 Km2 pertenecen a tierras de cultivo, 328,82Km2 corresponden a superficies forestales arboladas y de matorral y 434,5 Km2 a pastos. Las explotaciones ganaderas son principalmente de ganado bovino seguido, con bastante distancia, de ganado ovino.

El servicio sanitario atiende una población de 26.069 habitantes. La población está envejecida, aunque el 60,36% pertenece al rango de edad de entre 16 y 64 años. Entre los años 2014 y 2016, un 24,66% de la población desarrolla actividades relacionadas con la agricultura y la pesca y existen en total 2.279 explotaciones bovinas en todo el territorio.

En relación con las actividades recreativas, todos los concejos cuentan con coto de caza, excepto Degaña. Estos ocupan una extensión total de 155.153 ha. (20% de la superficie total de todos los cotos de Asturias). Existen cientos de kilómetros para realizar actividades de pesca fluvial repartidos por los cinco concejos. El suroccidente asturiano también cuenta con una amplia gama de rutas de senderismo y varios puntos de observación medioambiental, actividades recreacionales que si bien están destinadas al desarrollo del turismo, son igualmente practicadas con frecuencia por la población autóctona.

Este entorno, con la climatología adecuada (ambientes húmedos y temperaturas moderadas) junto con la existencia de fauna y flora propicia, es hábitat fundamental para el mantenimiento y desarrollo de las garrapatas. Los mamíferos de gran tamaño sirven de sustento a las garrapatas mediante la succión de sangre durante su picadura. Por otra parte, mamíferos de pequeño tamaño son a su vez reservorios ideales de diferentes agentes, incluido B. burgdorferi, permitiendo establecer un ciclo biológico en el que accidentalmente también se encuentra el hombre. La existencia de actividades tanto laborales como recreacionales asociadas a la posibilidad de picadura de garrapata suponen factores de riesgo de contraer zoonosis, como la enfermedad de Lyme, en esta zona.


En el siguiente enlace a la Biblioteca Digital del Tous pa Tous, se puede consultar la tesis doctoral realizada por Lucía Barreiro Hurlé del Servicio de Microbiología del Hospital Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea, que se diseñó para conocer la situación de la enfermedad de Lyme en el suroccidente de Asturias, mediante el estudio de la población afectada y las manifestaciones clínicas que presenta.


 

Autorización de visitas a la reserva natural integral de Muniellos

Visitar Muniellos consiste en una ruta de montaña con tramos de acusado desnivel, sin elementos de sujeción o seguridad y desaconsejada para niños o personas sin una adecuada preparación física. Existe un único recorrido circular de 20 km aproximadamente de ruta que se puede realizar completo o regresar en cualquier momento. El número de visitantes diarios no puede superar los 20.

Se debe tener en cuenta que está prohibido cazar, pescar, acampar, arrojar basuras, hacer fuego y en general, cualquier acción que pueda ser perjudicial para el medio. Además no se permite la entrada de animales domésticos.

Se pueden obtener permisos para visitar la reserva natural integral de Muniellos a través del portal oficial del Principado de Asturias. No es necesario disponer de ningún requisito especial para solicitar visita a la reserva de Muniellos, salvo que el responsable del grupo debe ser mayor de edad. Se concede un único permiso por persona y año; no obstante, en caso de que haya disponibilidad de plazas se podrá obtener una nueva autorización en el mismo día de la visita. El horario de apertura del Centro de Recepción de Visitantes de Tablizas es de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00 horas, de lunes a domingo.

Las solicitudes por internet se realizan cumplimentando el formulario web correspondiente. Puede realizar la tramitación de su solicitud a través del siguiente enlace: Petición del permiso de acceso



 

Narcea: una variedad de rosa cultivada desconocida y antigua del norte de España

Científicos del CSIC seleccionan y mejoran la primera variedad de rosa cultivada antigua española

Denominada ‘Rosa Narcea’, deriva de un ejemplar localizado en un jardín particular de Carballo, un pueblo situado en el valle del río Cibea (en el concejo asturiano de Cangas del Narcea) y es un híbrido de una variedad usada en alta perfumería y de otra casi desaparecida y apreciada en la antigüedad por sus propiedades.

 

Las rosas modernas son el resultado de cruzamientos artificiales y programas de mejora realizados a partir de 1867, con la llegada a Europa de especies de la India y China, con el objetivo de potenciar su uso ornamental. Las rosas de cultivo existentes en Europa hasta esa fecha se encuentran prácticamente desaparecidas, a excepción de la Rosa damascena y la Rosa centifolia, cultivadas y explotadas comercialmente por la industria del perfume en Bulgaria y Francia, respectivamente. Ahora un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), capitaneado por la canguesa Mª Carmen Martínez, ha seleccionado, mejorado, descrito y analizado genéticamente por primera vez una variedad de rosa antigua cultivada española. Este trabajo, que se publica en la revista Horticulture Research (del grupo Nature Reseacrh), supone el primer paso para la protección, conservación y reconocimiento oficial de un nuevo recurso fitogenético español.

Además del trabajo de fitomejoramiento, se han llevado a cabo estudios botánicos, agronómicos, genéticos, histológicos y bioquímicos, que indican que la Rosa Narcea, como se ha denominado la variedad, en honor al concejo asturiano de Cangas del Narcea del que procede, tiene su origen en un híbrido antiguo natural de Rosa centifolia, empleada en perfumería, y Rosa gallica, prácticamente desaparecida en la actualidad, que antiguamente tenía un uso cosmético, medicinal y gastronómico.

«Las flores de las rosas modernas son, en general, elegantes, estéticamente muy atractivas, con miles de variantes de colores y formas, pero poco o nada olorosas. Por su parte, las denominadas rosas antiguas suelen ser más rústicas, desgarbadas y estéticamente menos elegantes. Sin embargo, estas últimas son las que se emplean en el ámbito de la medicina, la gastronomía y, sobre todo, la perfumería, ya que algunas presentan una intensa y exquisita fragancia, imposible de reproducir en laboratorio mediante síntesis química», explica Carmen Martínez, investigadora del CSIC en la Misión Biológica de Galicia.

Características físicas

Científicos del CSIC han seleccionado y mejorado una rosa antigua asturiana que han bautizado con el nombre de Rosa Narcea. / César Hernández / CSIC Comunicación

La Rosa Narcea desprende una intensa fragancia y es de color rojo-púrpura. Sus pétalos son abundantes, con una media de entre 60 y 70 en cada flor, y de gran tamaño. El rosal florece solo una vez al año, entre los meses de mayo y junio.

Otra de las características diferenciadoras es la forma de crecimiento del rosal que, en lugar de formar arbusto, crece erguido, como si de un pequeño árbol se tratase.

Los ejemplares de Rosa Narcea crecen en una zona de montaña situada en la cordillera Cantábrica -que alcanza en algunos puntos los 1.700 metros de altitud sobre el nivel del mar-, con valles muy angostos recorridos por numerosos ríos y alejada de las masas húmedas de la costa por grandes barreras montañosas, “donde se crea -apuntan los científicos- un microclima muy especial”. Según los datos recogidos por los investigadores hasta el momento, estas condiciones hacen que la rosa produzca mayor intensidad aromática y muestre el mejor comportamiento agronómico.

Rosas antiguas

Aunque España es rica en rosas silvestres de distintas especies, principalmente en el Pirineo aragonés y en el Macizo asturiano de la cordillera cantábrica, no existen referencias sobre la existencia de rosas antiguas cultivadas españolas.

La Rosa Narcea deriva de un ejemplar localizado en un jardín particular de Carballo, un pueblo situado en el valle del río Cibea (en el concejo asturiano de Cangas del Narcea). Los investigadores han encontrado referencias previas a 1867 que demuestran su existencia y domesticación con anterioridad a esta fecha.

«El año 1867 es el que marca la diferencia entre las rosas cultivadas antiguas y las modernas. Según la bibliografía antigua, existían más de 100 variedades de rosas antiguas cultivadas en diferentes puntos del sur de Europa. A partir de esa fecha, con la llegada de especies procedentes de la India y China, distintos horticultores comenzaron a realizar cruzamientos artificiales para obtener rosas con fines ornamentales, de múltiples colores y formas, pero la mayoría de ellas sin aroma. Las rosas antiguas cultivadas hasta entonces en Europa fueron desapareciendo, al ser sustituidas en los jardines por las modernas. La que nosotros hemos seleccionado y mejorado tiene su origen en una de esas rosas antiguas, de hecho creemos que la originaria existía ya en el punto donde ha sido localizada y seleccionada, desde alrededor de 1832 o incluso antes», comenta Carmen Martínez.

En la actualidad, solamente un reducido número de variedades de la R. damascena, en Kazanlak-el Valle de las Rosas (Bulgaria), y la R. centifolia, en Grasse (Francia), continúan siendo cultivadas en Europa para la obtención de aceites esenciales de rosa, agua de rosas y otros productos cosméticos. La primera constituye la industria más importante de Bulgaria (en 2014 la Unión Europea reconoció sus rosas con el distintivo de Indicación Geográfica Protegida). El cultivo de la segunda se reduce a Grasse, una pequeña área geográfica de Francia donde se produce prácticamente en exclusiva para determinadas marcas francesas de cosmética de lujo. Su cultivo, junto con el del jazmín o el iris, así como las técnicas de elaboración de perfumes en esta zona, fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2018 por la UNESCO.

«Nuestros resultados demuestran el carácter único de esta rosa y apuntan a un posible interés comercial en el campo del perfume, de la medicina o de la alimentación. No obstante, estos aspectos tendrán que ser corroborados en futuros estudios, para los cuales estamos iniciando una colaboración con la Academia Española del Perfume», concluye la investigadora.


Referencia científica:

María Carmen Martínez, José Luis Santiago, Susana Boso, Pilar Gago, Inmaculada Álvarez-Acero, María Estela De Vega, Miguel Martínez-Bartolomé, Rafael Álvarez-Nogal, Pilar Molíst, Matteo Caser, Valentina Scariot y Daniel Gómez-García. Narcea – an unknown, ancient cultivated rose variety from northern Spain. Horticulture Research. DOI: 10.1038/s41438-020-0266-8


FUENTE: Marta García Gonzalo / CSIC Comunicación


La osezna Molinera debe vivir en libertad, según el experto Javier Naves

 Molinera en el cercado de Santo Adriano.

Molinera en el cercado de Santo Adriano.

Javier Naves Cienfuegos, biólogo del CSIC y especialista en el Consejo Asesor del Oso Pardo, es tajante a este respecto y así lo especifica en un informe en el que está trabajando. La máxima de este acreditado experto en las poblaciones cantábricas de la especie, sobre las que trabaja hace varias décadas y a las que ha dedicado su tesis doctoral y numerosas publicaciones científicas, es que la osa Molina pueda vivir en libertad durante toda su vida como animal. Para él solo hay una limitación, utilizar técnicas que puedan hacer daño al animal. En lugar de eso, el documento traza un plan que incluye el máximo aislamiento tanto visual como auditivo y nuevas directrices para los cuidadores de la osa.


Vídeo: RTPA


 

Los osos que se portan bien

Oso pardo de pie en el concejo de Cangas del Narcea. Foto: Celso Álvarez Martínez

El aumento de la población osera y su cercanía a los pueblos ha abierto un nuevo debate en torno a un animal que simboliza la lucha por la conservación de la naturaleza en Asturias. Ante la expansión de una de las especies más emblemáticas de la región, el Ministerio de Medio Ambiente prepara junto al Principado y otras comunidades un protocolo de intervención que incluye la posibilidad de ahuyentarles usando pelotas de goma. El periódico La Nueva España ha consultado a vecinos que llevan conviviendo con osos toda su vida y se han cruzado con ellos una y otra vez. Todos defienden el comportamiento «pacífico» del animal y ven «muy exagerada» la medida.

 

Mercedes Martínez, de Jalón: «de repente, veo que tengo dos osos en mi jardín»

Mercedes Martínez, en el jardín de su casa de Jalón, en Cangas del Narcea. Foto: Luisma Murias

Mercedes Martínez escuchó un sonido fuerte y seco, pero no le dio más importancia. Estaba en el corral dándole de comer a las gallinas. Era un día nublado de primavera.

Jalón es un pueblo en las alturas de Cangas del Narcea con 30 vecinos, demasiadas casas vacías, exuberantes montañas alrededor, oxígeno que se agradece y el silencio suficiente para escuchar de todo. Por eso ella pensó que aquel ruido podía ser cualquier cosa. Cualquier cosa menos un oso. O dos.

«Me volví y, de repente, veo que tengo dos osos en mi jardín. Aquí estaban, aquí, en el medio», dice.

–¿Y qué hizo?

–Me quedé mirando fijamente para ellos. Y ellos para mí. No tuve miedo, no me asusté, qué va. Estaba al lado de casa y, a una mala, me podía refugiar dentro. Les contemplé. Eran de color castaño oscuro y no muy grandes. Muy guapos. Creo que andaban buscando comida.A los pocos minutos cruzaron la carretera y se perdieron en el monte.

Ocurrió hace ocho años y ella lo recuerda como si fuera hoy. Su nieta, Laura Tosar, escucha la historia con el asombro y la vitalidad de quien estrena la mayoría de edad.

Mercedes tiene 69 años y lleva casi 40 en el pueblo. En todo ese tiempo, «que ya ve que es bastante», no fue testigo de ningún conflicto entre un oso y una persona. «Estamos acostumbrados a la convivencia con ellos. Es una convivencia pacífica. Aquí nadie tiene miedo de que un oso pueda hacerle algo a una persona. Primero porque no es normal que aparezcan por el pueblo y después porque, si lo hacen, vienen tranquilos. Si no te metes con ellos no hacen nada. Sólo si atacas, es normal: son animales y tienen que defenderse».

Su jardín, entonces, no estaba cercado como lo está hoy, con un muro de cemento ni muy alto ni muy bajo, lo suficiente como para impedir que se le escapen los cabritines que tiene en la cuadra y también para que, llegado el caso, puedan otra vez entrar los osos.

Ella era ganadera de las que iba todos los días al monte. Una vez, de la que volvía de dejar las vacas, se tropezó de frente con cuatro osos, nada menos. Una madre y tres crías. Ahí sí le entró el tembleque, omás que eso. «Tenía un cague de la leche», describe. Se escoró y, con cuidado, siguió caminando con cierta tensión hasta que se dio cuenta de que la osa iba más pendiente de sus oseznos que de otra cosa.Y no pasó nada, cada uno a lo suyo.

Ahora cada vez hay más osos en Asturias y ella lo sabe. Hace cuarenta años, cuando se estableció en Jalón, la especie contaba con 60 ejemplares en toda la Cordillera Cantábrica. Hoy hay unos 220 y subiendo.Y si sigue la tendencia la densidad será mucho mayor. Mercedes es consciente de que a mayor número de plantígrados, mayor es el riesgo de que se aproximen a los pueblos. Pero no ve necesario encender alarmas.

Y «de ninguna manera», dice, respalda la posibilidad de espantar a esos animales de los pueblos disparándoles pelotas de goma, como venía establecido en la primera versión del protocolo de intervención para osos problemáticos que quiere impulsar el Ministerio de Medio Ambiente y que analiza el Principado junto al resto de comunidades oseras de España (Galicia, Castilla y León, Cantabria, Aragón, Navarra y Cataluña). «No hace falta eso, no. Es muy exagerado. Precisamente si les disparas es cuando te pueden atacar», señala. «Es demasiado», sentencia.

«Además están muy vigilados ¿eh? Cada dos por tres vemos a los guardas pasar para allí arriba», avisa. En realidad, allí arriba no es tan lejos. Un par de kilómetros, a lo sumo. Mercedes vive al lado de los osos y no se queja. «Tan contenta», acaba.

Carlos García, de Gedrez: «Siempre escapan de ti»

Carlos García, en Gedrez. Foto: Luisma Murias

Cuando Carlos García Fernández se encontró de frente con un oso todavía estaba mal de la pierna. Cojeaba. Fue en la carretera de Gedrez, donde reside este ganadero jubilado de 53 años. Aquel oso, cuenta, era muy grande. Casi más que él. Lo comprobó cuando se puso sobre sus dos piernas traseras y se presentó erguido. «Se quedó quieto mirando para mí fijamente, pero no me asusté. Fue dar con el bastón a una valla que había al lado y echó a correr a toda velocidad. Los osos siempre escapan de ti», explica.

A Carlos, los osos nunca le hicieron ningún daño al ganado y, por eso, reivindica que «no son conflictivos». «Vienen a los frutales, a las colmenas. Eso sí. Pero a las personas nada», dice.

Carlos no cree que sea «muy acertado» dispararles pelotas de goma «salvo en casos realmente excepcionales».

 

Manolo García, de Piedrafita: «Me quedé a dos metros del oso»

Manolo García González posa ante los cerezales que tiene en su casa de Piedrafita. Foto: Luisma Murias

Delante de su casa, Manolo García González tiene varios cerezales. Desde hace unos años, cada vez se aproximan a su casa más osos a comer cerezas. Él los protege con perros. «No pasa nada, no tengo miedo. Baja, come y listo. Quien realmente destroza por aquí es el jabalí», explica.

Manolo es ganadero y es uno de los siete vecinos de Piedrafita, un pueblo a mil metros de altura en Cangas del Narcea. Hace tiempo, se encontró con un oso cara a cara. Él llevaba un perro, que tuvo que coger en brazos para que no ladrase. «Dejé que se acercara. Me quedé a dos metros. Era grande y negro. En el momento que le chillé, se asustó y salió corriendo. No se fiaba de mí», cuenta.

Manolo lleva conviviendo con los osos 55 años.Y nunca le ocurrió nada. Ni a él ni a nadie que sepa. «Estamos seguros. No creo que vaya a pasar nada porque aumente la población», reconoce, y defiende el comportamiento «pacífico» del animal, para quien reclama más comida en el monte. «Si quieren que no baje a los pueblos deberían insistir en que haya más comida en su hábitat», explica.

«Ahora hay más osos y se nota. No sólo en que los puedes ver mejor sino en que cada vez hay más gente que viene por aquí a intentar avistarles», concluye.

 

José Manuel López, de Gedrez: «Que vengan y digan quién teme aquí al oso»

José Manuel López, en su coche por el monte Zengadera, en Gedrez. Foto: Luisma Murias

«Se está dando una imagen del oso que no es. Que vengan y digan quién teme aquí al oso». José Manuel López, ganadero 45 años y residente en Gedrez (Cangas del Narcea), tiene un largo historial de encuentros fortuitos con osos. El último fue la semana pasada. Volvía en coche de dejar una vaca en el matadero y se encontró a uno en medio de la carretera. Estuvo 300 metros detrás de él hasta que se fue. «No hacen nada. Nadie les tiene miedo», dice, y critica la posibilidad planteada de utilizar las pelotas de goma para espantarles de los pueblos. «Eso es un disparate. No se puede hacer. Si se hace aquí acaban con todo». «Se ve que hay más osos, pero no hay ese problema que dicen», concluye.

 

Chema Díaz: «El problema es el ecologismo de ciudad»

Chema Díaz, en Vega de Hórreo. Foto: Luisma Murias

Una tarde, Chema Díaz salió a pasear con su hija Sofía por antigua la carretera que une Cangas de Narcea y San Antolín de Ibias. Era un día de septiembre a media tarde. De repente, escuchó varias zancadas entre los matorrales. Lo supo desde el primer momento: se paró, preparó la cámara y esperó. El oso saltó a la carretera en cuestión de segundos. «Nosotros nos quedamos parados. Lo mejor es eso. Si no te mueves, los osos no te ven. A los 8 ó 10 segundos se dio la vuelta y salió corriendo».

Chema regenta el albergue de Vega de Hórreo, en Cangas del Narcea. Tiene 45 años y lleva allí más de 20. Está acostumbrado a vivir en el entorno de los osos, que de vez en cuando, por las noches, se acercan a las proximidades del pueblo. «Es normal escuchar a las tres de la mañana ruidos. Pero nadie tiene miedo. Los que vivimos aquí estamos habituados a ellos», asegura.

A este hombre de verbo fluido, pelo blanco y ojos azules le molesta lo que está «viendo y leyendo». No da crédito a las medidas que se quieren impulsar ante la expansión de la especie, entre ellas el uso de pelotas de goma para ahuyentarlos. «El problema es ese, el ecologismo de ciudad, el ecologismo de libro. Es no conocer nada de lo que pasa en el medio rural». Sabe que se utiliza en otras zonas de Europa. Pero se justifica: «Allí son agresivos y te matan, aquí no». Es partidario de otro tipo de medidas como el impulso de campañas de educación medio ambiental.

Chema es consciente de que la población osera se expande, pero sólo ve el peligro si llega a pueblos que nunca han tenido contacto con ellos. «El problema es ese, que alcancen sitios y den con una generación de personas que no han convivido con ellos. Pero eso es remoto. Los que estamos aquí no tenemos esos problemas», dice.


Publicado en La Nueva España
Domingo, 11 de mayo de 2014