Carteles de Cangas del Narcea en la web del Tous pa Tous

Iniciamos esta nueva sección en Memoria Canguesa dedicada a los carteles, dando a conocer el cartel de las fiestas del Carmen de Cangas del Narcea de 1966. Ese año un grupo de cangueses, animándose los unos a los otros, decidieron festejar el Primer Centenario de la Descarga, una conmemoración que nadie se creía, pero que sirvió para organizar unas fiestas especiales. Uno de esos hechos especiales fue encargar el cartel de las fiestas a Alfonso (Alfonso Iglesias López de Vivigo, Navia, 1910 – Oviedo, 1988)

Alfonso era en aquellos años el mejor cartelista que había en Asturias; su actividad era intensa y las villas importantes le encargaban sus carteles a él.  El cartel festivo era una de sus especialidades y en ellos nunca faltaba el icono distintivo que identificaba a la localidad en fiestas, que en el caso del cartel de Cangas de 1966 será un volador, colocado en primer plano, que llena todo el cielo de Cangas. El cartel se tiró en la Litografía Luba, de Gijón. De este cartel solo conocemos un ejemplar, que se conserva en la Biblioteca de Asturias procedente del Depósito Legal. Ni el archivo municipal de Cangas del Narcea, ni la familia de Alfonso conservan un ejemplar. Es decir, es un cartel muy raro, a pesar de que no es muy antiguo.

El objetivo del Tous pa Tous será ir dando a conocer todos los carteles de fiestas, celebraciones, publicidad, asociaciones, etc. relacionados con Cangas y su concejo, porque, los carteles nos informan de las actividades y los intereses de la sociedad que los produce, y son a menudo una relevante manifestación artística. Sin duda, el cartel es otro testimonio más de nuestra memoria y esperamos que los cangueses colaboren enviando fotografías de viejos carteles que guardan en casa.

Apuntes para una Historia de la prensa canguesa

APUNTES PARA UNA HISTORIA DE LA PRENSA CANGUESA 

J. J. Morodo

(Entrambasaguas, nº 2, 1980, Cangas del Narcea)

Catálogo de Publicaciones (1):
EL OCCIDENTE DE ASTURIAS
BISEMANAL. CANGAS DE TINEO (1882)
 
 
 EL ECO DE OCCIDENTE
BISEMANAL. CANGAS DE TINEO (1894)
 
LA VERDAD
SEMANAL. CANGAS DE TINEO (1903)
 
 
 EL NARCEA
SEMANAL. CANGAS DE TINEO (1906)
 
 
 EL ECO DE OCCIDENTE
PASA A SEMANAL (1909)
 
 
 LA ESCOBA DE OCCIDENTE
SEMANAL. CANGAS DE TINEO (1911)
 
EL DISTRITO CANGUÉS
SEMANAL. CANGAS DE TINEO (1913)
 
EL DISTRITO DE CANGAS
DOS NÚMEROS. CANGAS DE TINEO (1916)
 
LA VOZ DE CANGAS
CANGAS DE TINEO (1916)
 
LA MANIEGA
CANGAS DE TINEO – CANGAS DEL NARCEA (1926)

Estas líneas no pretenden ser más que un esbozo de un estudio más profundo sobre la actividad periodística en Cangas del Narcea. Tal vez el término sea excesivamente amplio y necesita una anotación, pues por actividad periodística se podrían entender aquellas «relaciones», «cédulas», «discursos», «edictos», «bandos», etc., que se hallan en los archivos locales y que están fechados muy anteriormente a los periódicos que aquí vamos a mencionar. Por ello debemos de aclarar antes que nada que las publicaciones objeto de nuestro interés serán, en este trabajo únicamente aquellas que reúnan los requisitos mínimos de periodicidad (aunque no sea necesariamente constante), información y distribución por ejemplares en Cangas (2).

Una última aclaración es que reconocemos las valientes iniciativas que sucedieron a LA MANIEGA, muchas desconocidas y todas efímeras; pero es muy triste comprobar que en el concejo de Cangas del Narcea no se editó ningún periódico duradero desde 1932 (3); sin embargo no nos queda más remedio que hacerlo patente para el asombro de unos y vergüenza de los más.

El primer periódico conocido editado en Cangas del Narcea es EL OCCIDENTE DE ASTURIAS (32 x 44 cm. de formato y 25 x 38,5 cm. de mancha impresa o superficie, a tres columnas), con el subtítulo de «Periódico Bisemanal». Nació en agosto de 1882 y el último ejemplar que conocemos es de mediados de 1889. Sus fundadores y propietarios fueron Faustino Meléndez de Arvás y Menendo Valledor. Este último era también su director y acabó por ser su último propietario. Tenía la administración en la calle de La Fuente, número 9, de Cangas.

EL OCCIDENTE DE ASTURIAS tenía imprenta propia en Cangas y constaba de 4 páginas. En la primera publicaba habitualmente la «Correspondencia de Madrid», en forma de crónica epistolar fechada cuatro días antes, y un artículo de fondo que a menudo era sustituido por otro de divulgación de técnicas agrícolas. La crónica era un resumen de las actividades de la Corte y el artículo de fondo tenía como tema de opinión algún asunto local. Las páginas centrales insertaban la «Crónica General», de información nacional e internacional, la «Crónica Provincial», sobre Asturias y basada en las informaciones de otros periódicos. También solía publicar una «Crónica Local» y una sección titulada «Variedades» en la que se podían leer comentarios costumbristas como el siguiente: «… no es de hoy, es de los más remotos tiempos, ese instinto que lleva la mujer a olvidarlo todo para parecer más bella, y puesto que así es, puesto que nada puede oponerse al capricho tan generalmente admitido, tiempo es ya de pensar en hacer transacciones con la moda, desterrando de los afeites conocidos las sustancias nocivas que al poco tiempo llevan efecto contraproducente.

Yo, por lo mismo, he pensado en una preparación sencilla, EL AGUA DE CIBEA que ayudando al capricho ya incombatible de las mujeres, no las daña ni en su belleza ni en su organización» (4).

El OCCIDENTE también publicaba un folletín y su última página estaba dedicada a la publicidad.

La vida de este periódico es resumida por uno de sus fundadores, Faustino Meléndez de Arvás, de la siguiente manera: «La prensa es también señal evidente de cultura. En Agosto de 1882 se fundón por don Menendo Valledor, jubilado de la carrera judicial, hoy difunto, y por el que esta monografía escribe, el primer periódico que vio la luz en esta villa y en toda la región occidental de esta provincia, titulado «El Occidente de Asturias»; y en él colaboró desde Madrid, desde Salas y esta villa el Excmo. Sr. D. Francisco de Borja y Queipo de Llano, Conde de Toreno, hasta que fue llamado a ocupar la presidencia del Congreso de los Diputados. Sus correspondencias, altamente políticas, eran leídas con verdadero agrado por sus amigos y por sus adversarios políticos. Ni un sólo número dejó de favorecernos con sus estimadas cartas, con lo cual demostró el ilustre Conde, una vez, lo exacto que era en el cumplimiento de todos sus compromisos.

Después le sustituyó el Sr. Chanlié, aventajado imitador de Mesonero Romanos, amenizando con su erudición nuestro bisemanario.

Pasó después el periódico por muy poco tiempo a cargo de varios jóvenes de esta villa; y el 28 de enero de 1894 reapareció otra vez con el título de «El Eco de Occidente», dirigido por el abogado D. Atilano Valdés, a quien en 1895 sustituyó su compañero de profesión y de redacción D. Fernando Graña Ordóñez, y así continúa» (5).

En el párrafo anterior y gracias a Faustino Meléndez de Arvás, tenemos los escasos datos conocidos de este segundo periódico cangués, EL ECO DE OCCIDENTE. No conocemos ningún ejemplar.

En 1903 apareció LA VERDAD (26 x 35 cm. de formato y 20 x 28,5 cm. de mancha, a tres columnas), subtitulado «Semanario dedicado a la defensa de los intereses morales y materiales del partido de Cangas de Tineo». Constaba de cuatro páginas y su primer número venía precedido de varios ejemplares sueltos y sin numerar, dirigidos por Luis G. Ballesteros, y en los que se afirmaba que «Este semanario no es político, ni insertará nada contra religión alguna. Procurará ser un eco fiel de cuanto ocurra en Cangas de Tineo, su concejo, su partido judicial, dando cabida en sus columnas a cuanto a esa entidad interesa y con la buena administración, adelanto y progreso de las mismas se refiera.

Todo suscriptor que tenga el valor cívico necesario para decir la verdad en letras de molde, bajo su firma, y se comprometa a justificar lo que diga, abiertas tiene gratuitamente estas columnas y a nosotros a su lado, sin miedo ni contemplaciones a nada ni a nadie…».

Una vez instituido como semanario, LA VERDAD fue dirigido por Manuel Flórez de Uría. Se imprimía en Oviedo y nació con la ambición de crear una sociedad anónima. En su número 6 de 16 de mayo de 1903, insertó un anuncio para solicitar corresponsales en todos los pueblos de la provincia. Era un periódico con ideas avanzadas en lo que a la prensa escrita se refiere, incluso el estilo de su lenguaje era eminentemente el periodístico moderno, y no el típicamente decimonónico, plagado de gerundios y circunloquios, difícil de comprender y rebuscado que encontraremos en los otros periódicos estudiados.

LA ESCOBA DE OCCIDENTE fue otro semanario de la entonces Cangas de Tineo. De él no conocemos un solo ejemplar, aunque sabemos que era un semanario satírico y que apareció en 1911.

Lo que si conocemos por algunos ejemplares que hemos podido localizar son EL NARCEA (1906), EL DISTRITO CANGUES (1913) y LA VOZ DE CANGAS (1916).

Con el primero de los citados entra en la escena periodística lo que podríamos llamar el grueso de la tradición periodística canguesa. Citemos su «staff»: Director, Ibo Menéndez Solar; administrador, Santiago G. del Valle; redactor de semana, Ibo Menéndez Solar; corresponsal en Melilla, Mario Gómez; corresponsal en Madrid, Ambrosio Rodríguez y corresponsal en Casablanca, Manuel F. Capalleja. Estos hombres hacían EL NARCEA (6) (32,5 x 44,5 cm. de formato y 26,5 x 39 cm. de mancha, a cuatro columnas) que tenía como subtítulo: «Se publica los sábados». Apareció en 1906 y no podemos precisar su duración, pero sí que aún se publicaba el 27 de mayo de 1913, pues en esa fecha es citado por Santiago G. del Valle en EL DISTRITO CANGUÉS, donde se queja de la falta de personal en su imprenta para la confección de ambos periódicos.

EL NARCEA tenía cuatro páginas de cuidada impresión. El papel y los textos son de una limpieza y claridad superior a las de la mayoría de los periódicos de la época. Como queda dicho, se imprimía en Cangas, en «La Imprenta Moderna», de Santiago G. del Valle.

En cuanto a su contenido, además de las informaciones de la Campaña de Melilla, que comenzaba su apogeo por aquellas fechas, destaca el espacio que dedica a la información local en la amplia sección titulada «Crónica Local» que incluía noticias de todo el concejo. Es un claro precedente de LA MANIEGA.

Posteriormente nos encontramos con EL DISTRITO CANGUÉS (32 x 44 cm. de formato y 26,5 x 38,5 cm. de mancha, a cuatro columnas). Se subtitulaba «Defensor de los intereses morales y materiales de la región», y añadía en su cabecera: «Se publica los martes». Como hemos dicho más arriba, también se imprimía en los talleres de «La Imprenta Moderna», de Cangas. Constaba igualmente de cuatro páginas que incluían, preferentemente, información y opinión sobre temas locales. Apenas publica informaciones del extranjero, pero sí concede un importante espacio a la opinión política nacional. De los periódicos de Cangas es, junto con el que veremos a continuación, el más politizado. No obstante, en las informaciones locales alcanza un tono costumbrista, como en la noticia titulada «Un Lío»: «Por si era bueno o malo un duro que anduvo entre las manos de un herrero de esta villa y un vecino del pueblo de La Nisal, acusado este de pagar con moneda no corriente, se armó un verdadero lío el sábado penúltimo en medio la «vuelta»; y la madeja se enredaba y la gente acudía a presenciar el alboroto, sin que a todo esto, que duró más de media hora, acudiese ningún guardia municipal. Por fin llegó una pareja y no sabemos cuál ha sido el resultado de la «bondad» de la cinco pesetas pícaras». (7)

En julio de 1916 apareció LA VOZ DE CANGAS, con el subtítulo «Se publica el segundo y cuarto sábado de cada mes» (32 x 44 cm. de formato y 26 x 37 cm. de mancha, a cuatro columnas). Tenía cuatro páginas y se imprimía también en «La Imprenta Moderna». De este quincenal conocemos solamente un ejemplar, el correspondiente al número 4, del 25 de agosto de 1916, y que, curiosamente, no sabemos si por casualidad o como norma, está compuesto a la manera de los periódicos impresos en árabe; es decir, tiene la última página donde suele ir la primera y viceversa. En este número también, y para nuestro mayor asombro, la primera-última página está dedicada íntegramente a una argumentación contra cierta teoría sobre la vida y andanzas del autor de «El Quijote».

Hemos tenido la oportunidad de conseguir una valiosa carta manuscrita de Borí (Gumersindo Díaz Morodo) que nos aclara alguna duda sobre los dos periódicos precedentes, y que reproducimos a continuación:

««El Distrito Cangués» empezó a publicarse en primeros de abril de 1913. Propietarios: D. Higinio García del Valle y D. Luis Arce (o al menos aparecían como tales). Director: D. Ibo Menéndez Solar. Imprenta: D. Santiago G. del Valle.

En primero de abril de 1915 adquirí la propiedad del periódico, figurando desde entonces bajo mi dirección, habiendo comunicado el cambio a la Alcaldía.

Cesó la publicación el 29 de Julio de 1916; es decir, a los 16 meses de ser propiedad mía, con el número 167, publicándose seguidamente otros dos números con el título «El Distrito de Cangas» (El subrayado es nuestro y aparece tachado en el original).

Murió definitivamente a mediados de agosto de 1916, ante embargo judicial de la imprenta, puestos de acuerdo para ello el juez y los caciques.

Cuando adquirí la propiedad se publicaba normalmente y normalmente continuó hasta casi el final.

Si el Alcalde pretendía rectificar algo de lo publicado invocaba para ello el art. 14 de la Ley de Imprenta. Su establecimiento comercial se anunciaba en el periódico.

Al pasar a mi propiedad, y al saber que los anteriores propietarios y directores no se dieran de alta en la contribución, pretendí hacerlo, y el alcalde se negó a dar curso al acta.

Poco después de esto estuvieron en la imprenta el inspector de Hacienda, D. Ángel Arribas y otro señor más, los cuales a mis preguntas sobre la cuota que tendría que pagar, contestaron que dado que la imprenta no disponía de maquinaria (el periódico se imprimía en una averiada y primitiva prensa de mano) no podían señalarme contribución alguna; que si adquiría maquinaria sería el momento de señalarme cuota contributiva.

La denuncia que motiva la penalidad fue firmada por un empleado del Ayuntamiento, ante imposición del Alcalde.

Poseo toda la colección del periódico con el sello de la Alcaldía autorizando su publicación.

Se da el caso peregrino de que el inspector de Hacienda que incoó el expediente es el mismo señor Arribas que meses antes me indicara que no podía incluirme en la lista de los contribuyentes.

Todo ello es un caso de vergonzoso caciquismo, en el que el principal culpable fue el alcalde de entonces D. José María Díaz López.

«La Voz de Cangas» la publicaba el Alcalde para combatirme, sin que se diese de alta en la contribución…» (8).

Como vemos también por Cangas camparon los censores de la prensa.

Por último, vamos a concluir estos apuntes sobre la prensa canguesa con el periódico más conocido, tanto por su relativa proximidad cronológica como por su gran difusión: LA MANIEGA (6) (9) (19 x 27 cm. de formato y 13 x 22 cm. de mancha, a dos columnas), subtitulado «Boletín del Tous pa Tous, sociedad canguesa de amantes del País».

Se imprimía en Madrid, el primer número tiene 16 páginas y en algunos alcanzó el doble. Era editada lujosamente en formato de revista y con inclusión de grabados y fotografías, cosa que no ocurre en los periódicos anteriormente citados.

Los principales promotores de LA MANIEGA o, por mejor decir, de la sociedad de la que era portavoz, fueron el médico militar y escritor Mario Gómez y el maestro de escuela Ibo Menéndez Solar.

De LA MANIEGA existen varias colecciones completas, por lo que pensamos dedicarle una atención especial en otro trabajo; no obstante, es necesario dejar constancia aquí de que es el periódico más representativo de la prensa local, tanto por su significación como por el contenido de sus páginas. Los temas que se pueden leer en LA MANIEGA son esencialmente cangueses, apartados de la política (siempre se declaró «apolítica»).

Se publicó esta revista desde marzo de 1926 hasta noviembre-diciembre de 1932, cada dos meses. Fueron 41 números de información sobre las actividades del «Tous pa Tous» y el acontecer del concejo y de los cangueses en otras tierras. Pero nada mejor que sus propias páginas para poder conocer lo que realmente era y cuáles eran sus pretensiones que cumplió con creces: «Él [el «Tous pa Tous»] repartirá un boletín periódico, LA MANIEGA, con el nombre, profesión, domicilio y pueblo de origen de todos los socios, y así todos podremos estar al habla; LA MANIEGA será para muchos un ventajoso anuncio que aumentará su clientela; para otros una guía en la que encontrar servicios de confianza; para todos un medio de relación, de consuelo o de consejo. (…)

LA MANIEGA sostendrá las relaciones y mantendrá vivos los recuerdos: ella dará cuenta de las bodas, bautizos y entierros en el Concejo; dirá los precios de los mercados y el estado de las cosechas; hablará de los que emigran y de los que regresan y de los medios de locomoción y de los acontecimientos más importantes en el Concejo, y de los «choubus» y de las «foinas» y de las riadas de las romerías. LA MANIEGA será un cabo que periódicamente lance el Tous pa Tous para que a él puedan asirse los que se cran olvidados de su País y los que se sientan olvidándolo (…).

El Tous pa Tous (y, por tanto, añadimos nosotros, LA MANIEGA) es ajeno a la política, y en él caben los cangueses de todas las ideas y jamás hará selección ni dará preferencias, atendiendo a la opinión o al partido de aquél a quien socorre. El Tous pa Tous sigue la ley de Cristo y hasta a las cárceles puede llegar su mano protectora» (10).

Vemos, pues, como la intención de los creadores de LA MANIEGA era que sirviese para poner en contacto a los cangueses, viviesen donde viviesen. Y lo logró. Podemos decir con seguridad que LA MANIEGA tuvo el más resonado éxito periodístico local. Sus informaciones eran claras y las colaboraciones jugosas, sobre todo las firmadas por «El Cuntapeiru», llenas de enjundia y canguesismo.

Como ya henos dicho al principio, ha habido otras publicaciones, pero tan efímeras que no quedan de ellas ni sus títulos. Por otra parte, la desgraciada desaparición de los originales o la actual imposibilidad de acceso a éstos dificultan en gran medida la labor de investigación. Sería deseable que todas las colecciones y números sueltos que aún existan fuesen catalogados y ordenados, para incrementar así el acervo cultural de la villa y la región.

NOTAS:

  1. Basado en el catálogo de Manuel F. Avello, corregido y ampliado en Historia del Periodismo Asturiano, Ed. Ayalga, Salinas (Asturias), 1976.
  2. Debido a que no todos los periódicos estudiados se imprimían en Cangas.
  3. Año de desaparición de LA MANIEGA.
  4. EL OCCIDENTE DE ASTURIAS, número 276, del 17 de abril de 1885. Artículo titulado «¿Por qué se pintan las mujeres?», de la sección «Variedades»
  5. O. Bellmunt y F. Canella, Asturias, monografía «Cangas de Tineo», por Faustino M. de Arvás, 1900, pp. 197 y 198.
  6. «Recordemos el gran aprecio que se tenía al antiguo periódico «El Narcea», que se publicaba en Cangas, en la imprenta de don Santiago G. del Valle, del que fue director mi buen amigo don Ibo Menéndez Solar, maestro de Cangas (q.e.p.d.), siendo colaboradores muy notables, entre otros, ya fallecidos, don Abel G. del Valle, el doctor Ambrosio Rodríguez, de Cibea, gran amigo de Ramón y Cajal; don Odón Meléndez de Arbás, maestro de La Regla de Perandones; don Mario Gómez, bien conocido de todos (q.e.p.d.). Más tarde hemos visto la feliz iniciativa de don Mario, que, en unión del referido don Ibo Menéndez Solar y otros socios, fundaron «La Maniega», que se acabó con la muerte de ambos». Del artículo titulado «El mes de Mayo en el Concejo de Cangas», publicado en el número 1 de la revista mensual Narcea. Órgano del Club Narcea, de ambiente asturiano, del 31 de Mayo de 1935 y firmado por Benjamín Rodríguez Gómez (maestro de Bimeda).
  7. EL DISTRITO CANGUÉS, número 7, del 27 de mayo de 1913. Noticia de la sección «La Semana Canguesa».
  8. Aumentemos las incógnitas: el Jefe de Redacción de EL DISTRITO CANGUÉS era Odón Meléndez y en el ejemplar que conocemos de LA VOZ DE CANGAS aparece un artículo firmado por «Odón». Esto, por supuesto, no tiene por qué restar credibilidad a las afirmaciones de Gumersindo Díaz Morodo.
  9. Es el único periódico de los aquí citados del que conocemos la colección completa. Tres de estas colecciones están localizadas y en posesión de particulares, además existen números sueltos que deberían reunirse en colecciones completas. La Biblioteca Municipal de Cangas del Narcea contaba entre sus fondos con una de estas colecciones, que ha desaparecido. En la Hemeroteca Municipal de Madrid se conservan los números correspondientes a los años 1929 y 1930.
  10. LA MANIEGA, número 1, de marzo de 1926. Artículo titulado «Tous pa Tous».

“El Narcea”, segunda época (1912 – 1915), en la web del Tous pa Tous

Último número de El Narcea con la cabecera de la primera época del periódico.

El periódico El Narcea se publicó en Cangas del Narcea desde 1906 a 1915. Su fundador y primer director fue el maestro Ibo Menéndez Solar. Durante su existencia tuvo dos épocas tan distintas que casi podemos decir que fueron dos periódicos diferentes con una misma cabecera.

La primera época comenzó en enero de 1906 y llegó hasta julio de 1912. En todo este tiempo su director fue el mencionado don Ibo. A partir de 1909 aparecieron en la cabecera, junto al director, otros colaboradores: Santiago García del Valle (administrador y propietario de la Imprenta Moderna en la que se imprimía El Narcea), Abel García del Valle (redactor), los médicos Manuel Gómez (redactor), Mario Gómez (corresponsal en Melilla) y Ambrosio Rodríguez (corresponsal en Madrid), y Manuel F. Capalleja (corresponsal en Casablanca).

También colaboraba con mucha frecuencia el maestro Odón Meléndez de Arvas, de Cibuyo. El Narcea de esta época era partidario en política del diputado a Cortes por el distrito de Cangas del Narcea: Félix Suárez-Inclán. Tuvo una vida tranquila, sin campañas políticas en contra de nadie y en consecuencia no sufrió denuncias ni multas. Sus contenidos se centraron sobre todo en promover la enseñanza, la higiene, la mejora de las técnicas agrícolas y ganaderas, la historia, etcétera; a diferencia de sus predecesores del siglo XIX, no publicaba noticias nacionales y provinciales (que por otra parte ya no tenían mucho sentido, porque a Cangas llegaban diarios editados en Oviedo, Gijón y Madrid), y la mayor parte de sus cuatro páginas se dedicaban a la “crónica local”. En los años de esta primera época de El Narcea, no hubo en Cangas del Narcea otro periódico, y los contrarios a él y a la política de Suárez-Inclán escribían en La Justicia. Semanario Republicano, de Grado. Juan de Cangas (seudónimo de Manuel Flórez de Uría) escribió en este periódico en 1912 una crítica a los redactores de El Narcea, a los que les echaba en cara su escasa valentía y su falta de compromiso:

“Siendo, o titulándose, los hombres de El Narcea republicanos, con fondo de racionalistas y puntos y ribetes de socialistas, puede usted calcular el sacrificio enorme que en aras de la paz de este concejo vienen haciendo los infelices, cuando número tras número se guardan su alma en su armario, digo sus ideas propias, para, entre congojas y trasudores, alumbrar en el periódico ese material amorfo que llene números, permita cobrar su precio y no diga nada útil, ni comprometa a nada ni a nadie”. (La Justicia, 17 de marzo de 1912). 

A pesar de las criticas de Juan de Cangas, la primera época de El Narcea constituye un momento de mucho interés para el periodismo cangués, porque al estar apartados de la lucha política, sus contenidos nos resultan hoy más relevantes. Lamentablemente no conocemos una colección completa de esta primera época.

Cabecera de la segunda época de El Narcea.

La segunda época de El Narcea comienza con el número 335, el 6 de julio de 1912. El periódico pasa a manos de Luis Martínez Kleiser (1883-1971), un madrileño, licenciado en Derecho y escritor (que llegó a ser miembro en 1945 de la Real Academia Española), que estaba casado con María Nieves Rodríguez, hija de Francisco Rodríguez, natural del pueblo de Val.lau / Vallado y emigrante en Madrid. Martínez Kleiser quiso entrar en política y decidió presentarse para diputado a Cortes por el distrito de Cangas del Narcea, enfrentándose al mencionado Suárez-Inclán, que llevaba ocupando este puesto cerca de veinte años y contaba con el apoyo de los liberales, los conservadores e incluso algunos republicanos cangueses. El joven Kleiser era un conservador ultracatólico, muy próximo al tradicionalismo y el carlismo, que en 1916, después de su fracaso en el distrito de Cangas, se presentará como candidato por el distrito electoral de Tudela (Navarra) en la lista de los “jaimistas”, es decir de los partidarios de Jaime de Borbón y Borbón-Parma, pretendiente carlista desde 1909 al trono de España. En 1912, Kleiser llegó a Cangas del Narcea con el discurso de renovar la vida política y logró rodearse de un grupo de jóvenes conservadores que se harán cargo de El Narcea y que intentarán desde sus páginas desprestigiar a Suárez-Inclán y a sus partidarios. Nacen de este modo, los kleiseristas y los inclanistas, dos grupos que entre 1912 y 1916 van a mantener una lucha política virulenta, que en las urnas ganarán en todos los casos los inclanistas. Además del periódico, los kleiseristas organizaron en la villa un Círculo Conservador y Kleiseristas (véase El Narcea, 16 de mayo de 1913) y un sindicato agrícola en el río de Naviego (véase El Narcea, 5 de febrero de 1915).

En consecuencia, El Narcea en su segunda época se convirtió en el propagandista de Martínez Kleiser y de sus seguidores. En este periodo tuvo cuatro directores: Jesús Menéndez (hasta el 24 de agosto de 1912); Luis de Ron (hasta el 9 de junio de 1914), Evaristo M. de Arvas (hasta el 20 de marzo de 1915) y José Menéndez. Su administrador en todo este tiempo fue el procurador Ángel Rodríguez. Colaboradores habituales fueron Faustino Meléndez de Arvas, Carlos Graña Valdés, Pinón de la Freita (seudónimo de Jesús Pérez Castro), Humberto de Ron, etcétera. Algunos de los colaboradores se escondían detrás de seudónimos, como Flor de Lis, Fray Veritas, El Padre Cobos o El Eremita. El periódico volvió a tratar asuntos nacionales e internacionales, defendiendo la causa germanófila durante la Primera Guerra Mundial, y periódicamente publicaba unas hojas literarias, por influencia del mismo Martínez Kleiser. La vida de El Narcea en este tiempo fue muy agitada y sus directores sufrieron a menudo denuncias y sanciones debido a las campañas furibundas que mantuvieron contra Suárez-Inclán, contra el alcalde, José Mª Díaz “Penedela”, que era inclanista, y contra el periódico El Distrito Cangués, que fundaron el 8 de abril de 1913 los inclanistas para contrarrestar la influencia de El Narcea. El fracaso electoral de Martínez Kleiser supuso la desaparición del periódico.

A partir de ahora podrá consultarse en nuestra hemeroteca El Narcea correspondiente a esta segunda época. Son 135 números que se publicaron entre julio de 1912 y junio de 1915, a los que hay que sumar diez ejemplares de un suplemento especial para el distrito electoral de Cangas del Narcea que editó El Pueblo Astur entre marzo y junio de 1915. Los originales son de Juaco López Álvarez y proceden de la biblioteca de Luis Martínez Kleiser. Su digitalización ha sido sufragada por Flores La Plaza, de Cangas del Narcea.

El castro de L.larón en la Biblioteca Digital del Tous pa Tous

Planta y secciones de los conjuntos defensivos del castro

En julio de 1978 se realizó una excavación arqueológica en el castro del pueblo de L.larón / Larón, dirigida por los profesores José Luis Maya González, de la Universidad Autónoma de Barcelona, y Miguel Ángel de Blas Cortina, de la Universidad de Oviedo. Una noticia de esta excavación, escrita por este último, puede leerse en el número 5 de la revista Entrambasaguas. A partir de ahora también podrá consultarse en nuestra biblioteca digital la memoria completa de aquella excavación que se publicó en 1983, en el número 15 del Noticiario Arqueológico Hispánico, editado por el Ministerio de Cultura.

Hebillas anulares (a y b) y pendiente (c)

El castro de L.larón es el único castro excavado en el concejo de Cangas del Narcea. En la actualidad hay catalogados 24 castros en todo el concejo, aunque es muy probable que haya más. De todo ellos solo este de L.larón y el de Tremáu de Carbachu, que ha sido reconocido pormenorizadamente y limpiado por un equipo de arqueólogos, han sido estudiados hasta la fecha.

Los castros son poblados fortificados de la Edad de Hierro, caracterizados por su localización en promontorios poco accesibles, utilización de fosos y murallas, y viviendas de planta redonda. En el de L.larón aparecieron materiales de época romana y es seguro que su existencia estuvo muy determinada por la intensa minería del oro que existió en el valle alto del río Ibias en ese tiempo.

El legado colegial del arquitecto cangués Álvarez Castelao

Nudo Castelao, ejemplo de arquitectura sin lenguaje y de gran lógica constructiva, ingenio e inteligencia, con un acabado sorprendente. Gasolinera de La Tenderina en Oviedo.

La Biblioteca del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, creada en los años ochenta como servicio de apoyo bibliográfico para el ejercicio profesional, ha sido sufragada y mantenida desde su origen por esta entidad, característica ésta que le da un carácter privado. No obstante, pese a esta peculiaridad y de que la difusión de sus fondos nunca se ha hecho de forma explícita, atiende las consultas y demandas sobre arquitectura, construcción y urbanismo de todo usuario que se acerque al colegio.

Este año, en el que se conmemora el centenario del nacimiento de don Ignacio Álvarez Castelao, pretendemos con este escrito recordarle, puesto que en el momento de su jubilación contribuyó a incrementar el prestigio de esta biblioteca, donando las revistas adquiridas durante el desarrollo de su actividad profesional (1940-1984).

El interés de este arquitecto por conocer la arquitectura gestada en el país propio y en el mundo, la única forma efectiva en aquella época de estar en contacto con la actualidad, hizo que recibiese en su estudio gran cantidad de títulos de publicaciones periódicas españolas y extranjeras, constituyendo un importante fondo muy bien ordenado y conservado.

El examen de las mismas por su propietario debió ser reposado y con cierto método, puesto que en muchas de ellas se observan acotaciones, hechas con un círculo a lápiz, de los títulos de artículos y a la derecha de éstos figuran unas palabras que describen de forma muy general el tema tratado, el contenido global del escrito: estructuras laminares, bóvedas, tipologías arquitectónicas. De tal forma que cuando el arquitecto precisase volver a leerlos para buscar un detalle que hubiese suscitado su atención, se pudiesen localizar fácilmente, gracias al laborioso vaciado de revistas que se había elaborado.

Estas revistas, además del valor que tienen como documentos para el estudio de la historia de la arquitectura de cuatro décadas del siglo XX, permiten sacar a través de las grafías, de las marcas que don Ignacio ha dejado en sus páginas, algunas conclusiones sobre sus preferencias arquitectónicas y sobre su interés por diferentes técnicas constructivas, deduciéndose que el procedimiento de trabajo debía ser minucioso, ordenado.

Es una agradable sensación hojear las páginas, parece como si en ellas todavía se mantuviesen retazos de la vida profesional de su propietario, como si en el papel aún permaneciesen sus huellas; me pregunto si con los libros y las revistas electrónicas que actualmente van apareciendo, podrá mantenerse esa impresión de objeto disfrutado, vivido, por una persona que ya no existe.

Este legado Castelao ha sido consultado en la biblioteca colegial no sólo por los propios arquitectos, sino por investigadores, profesores, alumnos e incluso algún inquilino de las viviendas construidas por él.

También ha servido de ejemplo a seguir por otros colegas al acercarse el fin de la vida laboral en el ejercicio de una profesión, en la que la técnica y la sensibilidad humanista han ido muy enlazadas.

  Margarita Escotet González
Bibliotecaria del Colegio Arquitectos de Asturias
Oviedo, 30 de junio del 2010