El concejo de Cangas del Narcea está situado en la parte suroccidental de Asturias. Con una superficie de 825,44 km2 es el de mayor extensión del Principado. Alberga unos 15.000 habitantes que se distribuyen en 300 núcleos de población agrupados en 53 parroquias.
El paisaje es eminentemente montañoso, de abrupta orografía que le confiere una acusada personalidad. Los valles se suceden encajonados entre montañas, con bellos rincones escasamente alterados donde aún puede apreciarese la naturaleza en su estado más puro. El concejo se sitúa en la cuenca lata del río Narcea, el río vertebrador que lo cruza de sur a norte. En él confluye una extensa red fluvial de alta montaña, ideal para la pesca de la trucha. Va recogiendo en su periplo las cristalinas aguas del Gillón, el Muniellos, el Coto, el Luiña (su principal afluente que también trae las del Cibea), el Antrago, el Onón y el Arganza, para después adentrarse en tierras de Tineo.
El suelo cangués está dominado, sobre todo, por grandes extensiones de arbolado de bosque autóctono, donde predomina el haya, el roble, el castaño o el abedul. Ello, unido a la gran riqueza faunística, hace del concejo uno de los lugares cinegéticos más atractivos.
De entre las escarpadas sierras que conforman su geografía se erigen numerosos picos. Destaca de entre todos el Cueto de Arbas, que con 2007 metros es la mayor altura del concejo. También están Caniellas (1924 m.), El Cabril (1923 m.), Monteiro (1912 m.), Rabo de Asno (1895 m.), Pico Fanarrionda (1885 m.). Casi una cuarentena sobrepasan los 1500 m. Un marco lleno de posibilidades para los amantes del senderismo.
La villa de Cangas del Narcea, capital del concejo, se ubica en la confluencia de los ríos Narcea y Luiña. Es el centro administrativo y comercial, además de la cabecera de servicios de toda la comarca suroccidental.
La larga y dilatada historia de este concejo quedó grabada en los túmulos, en los abundantes castros, en las visibles huellas de la minas de oro romanas, en las piedras de las numerosas iglesias románicas diseminadas por todo su territorio, y , como no, en los relieves de los abundantísimos blasones heráldicos grabados en las fachadas de casonas señoriales y palacios rurales, en cantidad sólo superada por la capital, Oviedo.
La agricultura, la ganadería y la minería constituyen hoy las principales fuentes de vida de la población canguesa. Además de un incipiente turismo atraído por una impresionante belleza natural, un rico patrimonio cultural y artístico, una excelente gastronomía, una singular artesanía y, sobre todo, por la hospitalidad de sus gentes.
(Información obtenida de la Guía del Concejo de Cangas del Narcea, editada por el Ayuntamiento de Cangas y el Principado de Asturias)