Querido Pin…
Después de esta prematura e inesperada marcha tuya, quiero reflexionar contigo esto de los recuerdos. Pretendo que los nuestros sigan siendo nuestros, antes que pasen a ser los recuerdos de otros.
Pero, ¿por dónde empezar? Hay una cosa clara, un nexo de unión a lo largo de nuestra vida que no es otro que la música. Desde muy temprana edad, ésta nos atrapó e hizo que todos nosotros fuésemos más felices, hasta tal punto de que no concebiríamos la existencia sin ella.
¿Te acuerdas en el balcón de tu antigua casa, en aquellas noches de verano con olor a magnolias, cuando ensayábamos “Verde campiña” de The Brothers Four, cuya letra en castellano traduciría más tarde José Guardiola: Verde campiña, dormida al sol, verde esperanza, ¿qué fue de nuestro amor? del valle umbrío ya el cielo no es azul, la flor se muere, porque te fuiste tú… canción que ocupaba los sueños con la que fue el primer amor de tu vida?
Por aquella época cuando en obligada diáspora todos estábamos repartidos, Quevedo, Pin Estela en los Claretianos; Modesto, Puente, Pepe Luis, Pin Chacón, tú mismo y alguno más que ahora no me acuerdo, en los Jesuitas de Gijón, Gerardo Marcos en León con los Maristas; Nel Cuesta, en Oviedo con los Dominicos (por cierto dale un fuerte abrazo cuando lo veas) y el resto también con los Dominicos pero en Corias… estábamos esperando que llegaran las vacaciones para, además de vernos y comentar nuestras aventuras trimestrales, buscar el momento propicio para intercambiar conocimientos sobre nuestros hallazgos guitarrísticos en un autodidactismo en el que la comunicación era casi inexistente. Solamente Marcos tenía alguna posibilidad de adquirir aquellas joyas grabadas en discos de colores: Blue Diamonds: Ramona, te cantan todos al mirar, Ramona, tus lindos ojos verde mar… otro mensaje para aquel platónico amor primero.
Fue en esa época cuando creamos una pequeña rondalla (Puente, Modesto, Gerardo Marcos, tú y yo) que intentara alegrar un poco las calles en tiempos señalados como en la Navidad. Luego se sumarían a los ya citados Pacuti, César Manuel el de Pacho el Guardia –dile que no lo olvidamos–, Luis el de la peluquera, quien por cierto aparece en una foto en la cruz del Acebo que ahora circula por ahí y en la que estamos además, Nel Cuesta, Modesto Freije, Secundino y nosotros dos…bueno que me despisto, sigo con los de la “tunilla”: Miguel Ángel Quevedo, Jorge el cubano, ¡sí hombre, te tienes que acordar! El sobrino de Concha, Avelino, José Manuel el barbero, los hermanos Suárez-Cantón… después Domingo Otero nos vestiría de tunos para rondar a nuestras queridas compañeras y musas, una de ellas está por esos campos floridos, dale muchos besinos a Olguita.
Este primer encuentro musical, (por cierto bendecido por una gran personalidad canguesa, Carlos Graña), nos llevaría a otro nivel como era convertir en realidad la romántica idea de formar un grupo de música moderna y convertirnos en grandes figuras. Ramón Blanco fue sin duda el gran impulsor. Después traería a Miguel A. Cabanellas y a Elías Carsi, quienes reforzaron exponencialmente el grupo con ideas y técnicas “capitalinas”.
Complicado llevar una cronología porque constantemente me vienen a la memoria momentos irrepetibles.
Hay otra canción que en ti hizo mella a pesar de la diferencia generacional. Verás, te recuerdo: Confitería Rey, en la parte de atrás, aquel comedor polivalente en el que también se celebraban populares saraos y en las horas muertas de tardes vacías, largas partidas de cartas y como música de fondo en aquel antiguo y enorme “pic up” el inolvidable tango de Gardel y Lepera “Volver”, que llegaría a ser una de tus mejores creaciones…. Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada… Pepe, pasaron ya más de cincuenta.
Bueno ¡qué me dices de “Dieciséis toneladas” primero en la versión inglesa de “The Plater´s” y luego aquella más asequible para nuestras posibilidades de José Guardiola de nuevo, por cierto, ¡qué extraño era oír en la voz de un chaval, un tema con tesitura tan grave! Bueno en realidad tu voz de registro de bajo, con peculiar trémolo no dejaba indiferente a nadie, además por su versatilidad, pongo por ejemplo y como contraste tímbrico, los temas que tanto cantaste de aquel prodigio de mensajes quinceañeros y de timbre aniñado, Adamo: …Tu amor de noche me llegó y un claro día se me fue, maldigo el sol que se llevó, tus juramentos y mi fe. También aquella otra: Mis manos en tu cintura, pero mírame con dulzor, porque tendrás la aventura de ser tú… mi mejor canción… también creabas un clima especial con “En bandolera” y también,”Inch Allah”, tus fans llegaban al paroxismo dejando al resto de Los Murciélagos, huérfanos de éxito.
Fue después tu ídolo, Joan Manuel Serrat, de quien bordaste (siempre en petit comité y con tu guitarra como único acompañamiento) el poema de Alberti: Se equivocó la paloma, se equivocaba, por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era agua, se equivocaba… o aquel doloroso canto de Antonio Machado al Cristo de los gitanos que siempre nos dejaba emocionados.
Sería también la canción italiana en su época de esplendor, cuando poema y música iban de la mano y la inspiración melódica, su indeleble sello: …más allá de las cosas más bellas, más allá de las estrellas, estás tú Al di la… canción que incorporaste a nuestras vidas, creo que el autor e intérprete era Emilio Perícoli.
Pero el verdadero bombazo vino a nuestras vidas en primer lugar de la mano de Pucho Boedo, cantante de los “Trovadores de la Coruña”, luego sería la versión quizás más difundida en Cangas, la de Marino, “vocalista” de la “Orquesta Nopal” pero tú cogiste la antorcha para llevarla a otra dimensión, me refiero naturalmente a aquel homenaje a la figura de Gary Cooper: “Gary”: …Ya estarás cabalgando por rutas estrelladas, la serena mirada del que ve más allá… Nunca pusiste un pero ni un solo atisbo de hastío ante las miles de veces que se te demandó su discurso, siempre la interpretabas como si fuera primicia.
¿Qué me dices ahora de los lugares donde transcurría todo esto? Ya hablamos de la confitería Rey, me viene el recuerdo del cine “Toreno”, desde cuya perrera volaban hacia el patio de butacas toda suerte de objetos que perfectamente y en parábola de guerra táctica practicaban algunos líderes de las tinieblas; El Club, donde menos dormir, vivíamos bajo la tolerante mirada de nuestro Tino; El Julter, parientes tuyos, la vanguardia, la modernidad, Teresa y Julio de eternas sonrisas y miradas condescendientes; La sala y cine Trébol, testigos de primeras manitas, la discoteca que con gran tacto y paternalismo dirigiera El Habanero; “Los Faroles”; decía el escritor Paul Eduard: Hay otros mundos, pero están en éste, efectivamente Cándido Reitán descubrió mundos paralelos que nos dio a conocer como la tolerancia, la confianza, despreocupación… ¿Qué decir de Casa Lola, la de Llano, quien con maternal trato nos daba cobijo a cualquier hora y donde la habilidad del Morocho se convertía en suculentas meriendas de truchas; o Casa Sotero, sidra, rana, escarceos amorosos, pantagruélicas meriendas… Avellanas en los Nogales; fiestas y más fiestas, Corias, Llano, La Regla, Besullo, El Acebo compartido con El Avellano de Pola, San Roque en Tineo, brumosa romería en la que los voladores sonaban… lejos. También trabajando en las Fiestas del Carmen bajo la dirección de Alfonso Rueda, al que te encontrarás ayudando a los demás a ser más felices, o financiando cualquier acto festivo de renombre, un abrazo para él también… y bueno, para todos los que por ahí están y que irás encontrando.
¡Cuántos momentos felices! ¡Cuántas reuniones de amigos alrededor de una copa para hablar de temas intrascendentes, sin importarnos lo más mínimo de los posibles logros propios o ajenos! Lo importante era simplemente vernos, aunque fuesen largas las temporadas sin saber de cada cual, en el mismo instante del reencuentro aparecía el primitivo instinto, la ancestral llamada de la camada que nos impregnaría con el olor de siempre, el de nuestra infancia que seguirá en nosotros como un marchamo marcado a fuego.
¡Cuántos éxitos en todas cuantas salas tocamos! Totalmente rendida la juventud del valle de Laciana: Caboalles, Villablino, Villaseca… hasta Ponferrada, donde tanto en el Club de Tenis como en el Casino éramos recibidos con los brazos abiertos, pero también Gijón, Luarca, Ribadesella y un larguísimo etc. fueron destinos donde hicimos felices a aquella irrepetible generación nuestra.
¡Cuántas anécdotas! Desde cantar la misa en la fiesta de Villar de Naviego… recuerdas al cura: “Ustedes son los músicos y los músicos, en este pueblo, cantan la misa” (menos mal que nuestro pasado en colegios de frailes facilitaron el compromiso, así como la buena voluntad del sacerdote)… o aquella vez que perdimos los instrumentos (mal atados en el escaso espacio del Land Rover) en el Puerto de Leitariegos, por suerte había medio metro de nieve que amortiguó la caída… o cuando una simpática paisanina, se acercó al templete improvisado donde apenas cabíamos para decirnos una de las mejores críticas: “Hay que ver, sonan como na radio”.
Viene ahora inexorable la parte que yo más temía desde el principio y que no es otra que la de la despedida, la de decirte lo huérfanos que nos has dejado a tantos y tantos amigos que te han querido y que se sintieron por ti también queridos… amigos que seguro tendrán para el resto de sus vidas el recuerdo de una persona íntegra, cordial, afectuosa, aunque a veces te costara expresarlo… un amigo, un hermano al que me permito en nombre de todos cuantos te queremos, decirte que pronto nos volveremos a ver y correremos y jugaremos a “pídola”, a “cuchi teje ojo”, a “tres marinos a la mar” y a tantas y tantas cosas… en aquel paseo con tres hileras de plátanos de sombra, a la escasa luz de las farolas escondidas entre sus hojas, donde diseñábamos incursiones a las huertas de frutales para partirnos de risa después, contando nuestra propia y novelada experiencia. ¡Hasta siempre!
Esta carta fue escrita como un homenaje póstumo a Pepe Rengos de todos sus amigos. También se ha escrito con la finalidad de decirle adiós al amigo y enviarle un abrazo fraternal de parte de todos quienes le han querido y un agradecimiento de los que se sintieron queridos por él.
El pasado mes de agosto, se reunieron en Cangas un número importante de estas personas. La finalidad de esta reunión, a parte de volver a disfrutar de la compañía de unos con otros después de muchos años, era hacerle una especie de homenaje en vida a Pepe Rengos pero, sin que él lo supiera, ni antes, ni después. Su delicado estado de salud ya no le permitiría asistir, aunque como podemos observar en el siguiente audiovisual, estuvo presente en el recuerdo y la memoria de todos los asistentes.
Descanse en paz Pepe Rengos y a su familia, nuestro sentimiento de condolencia.
Bienvenidos a casa