L´embusteru ya´l gatu

o4 – L´EMBUSTERU YA´L GATU



Uno qu’iba a pretender ya l.levaba outru d embusteru, y’hala, entróu nuna casa, entróu na casa qu’iba a pretender, ya resulta que puxénon-l.lys de comer, ya entonces…, puxénon-l.lys de comer ya…, cuando taban comiendo, pasóu un gatu, ya pasóu así por ente los pías del embusteru. Ya él contóu qu’era l’outru, que-l.ly daba señas ya dejóu de comer, y’hala, nun comía, él dejóu de comer y’hala. Ya entonces cuando marchóu, cuando salienon pa fuera, pues díxo-l.ly’l qu’iba a cortejar:
— iOye! ¿Pero tú cómo dejeste de comer, ho?
 
Diz él:
— ¡Coñu! ¿Nun me diste tú señas, ho?, ¿nun me toqueste no pie que nun comiera, que dejara de comer?
 
Diz él:
— iHombre, hombre!, foi el gatu, foi el gatu que pasóu por delante los mious pías, ya claro, pasóu por delante los tous, ya conteste qu’era… qu’era…
 
— Mecagon diez con la fame que you tenía…
 
Ya dicía… sí …. pues mira.
 
Y’acabóuse. Nun hai más.

La mora de La Matancia

Vista de Valcabo

Todo el mundo sabe que los moros fueron expulsados de Asturias en la batalla de Covadonga, pero casi todo el mundo ignora que, paralelamente a esa batalla, hubo otra en el Campo de la Matancia, en el partido de Sierra, cuyo recuerdo aún perdura en la tradición oral de la zona.

Lugar: San Pedru Culiema, CANGAS DEL NARCEA

Informante: José Flórez Fuertes, 64 años (1998)

Recopilador: Jesús Suárez López (Archivo de la Tradición Oral-Museo del Pueblo de Asturias).

Sí, tengo oyíu, sí, hablaban de que ahí entre Valcabo ya La Venta que había ahí dinero pa un reinado enterráu. Yo téngolo oyíu a los viejos, que cuando echaron los moros de aquí de Asturias, que los fueran matando ya que quedara una mora. Ya que dixera que no la mataran, que se casaba con cualquiera d’ellos y que con el tiempo que descubría donde taba el tesoro, que había dinero pa un reinado, enterráu, entre La Venta y Valcabo.

Entre La Venta y Valcabo
hay dinero pa un reinado.

Y luego la mora matáronla. Sí, sí, eso téngolo oyíu yo a los viejos, viejos, que güei tendrían ciento cincuenta años, porque tendrían de aquella noventa y tantos. Pero eso tien que tar enterráu… ¿quién lo atopa?

BIBLIOGRAFÍA: Jesús Suárez López, Tesoros, ayalgas y chalgueiros. La fiebre del oro en Asturias (Gijón: Museo del Pueblo de Asturias, 2001), págs. 368-375.

La encantada del Pozo la Rinconca

Es creencia común en el concejo de Cangas del Narcea que el día de Santiago (25 de Julio) no deben tomarse baños en el río, porque todos los años, en esa fecha, se ahoga una persona. El porqué de esta creencia se ha olvidado, pero es posible que tenga que ver con una encantada que fue expulsada del río Narcea hace muchos años. Esta leyenda canguesa se documenta en otros lugares de la cornisa cantábrica (País Vasco, Cantabria) y el norte de Portugal, y ha adquirido especial carta de naturaleza en la leyenda del origen del Lago de Sanabria (Zamora). 

Lugar: Chanu / Llano, CANGAS DEL NARCEA.

Informante: Román Fernández Amago, 75 años, de casa Cueiras (1998).

Recopilador: Jesús Suárez López (Archivo de la Tradición Oral-Museo del Pueblo de Asturias).

Yo tengo oído a mi abuelo ya que había una encantada ahí debajo, en el pozo La Rinconca, y pa sacala tenían que criar dos xatinos mellizos, gemelos. Y decían que tenían que sacala con una grade que hay pa eso de las tierras y con una pareja de bueizucos, de xatucos que mamaran toda la leche de la vaca, que nun podían ordeñar la vaca, que tenía que ser la leche toda pa ellos.
 
Y un buen día, pues nun taba el paisano en casa y llegó la encantada, que quería leche pa un niño que tenía o no sé qué. Y la paisana, cosa de mujeres, diole pena, claro, y púsose a ordeñar la vaca de los dos xatinos mellizos, que nun podía ser ordeñada. Y en aquel momento llegó el paisano:
 
—¿Pero tú qué haces?, si yá la encantada, y tal.
 
Y va él ya coge la canada y tiro la leche pol !!ombo de los xatos, y diz él:
 
—¡El que no mamaron pol !!ombo lo llevaron!
 
Y hale, así quedó. Y luego ya fueron a sacala, y fueron con la grade de madera y aquella parejina de xatucos grandes, que ya trabajaban. Echáronlos al pozo y sacáronla. Y cuando la echaron fuera con la grade, echó así mano a la cabeza, arrancó un pelo y tirólo al río, y diz ella:
 
—¡Adiós miou pelo celemín, que to’los años tendrás un pelegrín!
 
Y entonces teníamos algo de astucia nosotros, cuando ibamos a bañanos de chavales, el día de Santiago teníamos algo de astucia sobre eso, de no bañarnos el día Santiago, que hablaban que si fuera ahogáu o nun sé qué decían.
 
Bibliografía: Luis Cortés Vázquez: «La leyenda del Lago de Sanabria», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 4 (1948), págs. 94-114.

El tesoro soñado de casa Tiso de Folgueraxú

En Folgueraxú, parroquia de Naviego, hay una casa conocida como casa Tiso, cuyo propietario, según la leyenda, se hizo rico gracias al hallazgo de un tesoro revelado en un sueño. Esta leyenda tiene antecedentes literarios en compilaciones de cuentos orientales como “Las mil y una noches”, y en España se documenta por vez primera en el “Liber facetiarum” de Luis Pinedo, fechado en 1550.

Lugar: Trasmonte, CANGAS DEL NARCEA.
Informante: Constantina Antón Vuelta, unos 65 años (1998).
Recopilador: Jesús Suárez López (Archivo de la Tradición Oral – Museo del Pueblo de Asturias).
 
 
Bueno, eso creo que el dueño de la casa que tuviera un sueño, ya que dijera que ena Puerta’l Sol de Madrí que tenía él la riqueza d’él. Y fue a la Puerta’l Sol y se paseó unos cuantos días, y que un buen señor que a lo mejor pasaría por allí que lo viera y que le chocara:
 
— ¿Qué hace usté por aquí?
 
Y que le dijera:
 
— Nada, pues que soñé que tenía mi riqueza aquí na Puerta’l Sol y toi esperando que venga.
 
Y dijo él:
 
— Bueno, bueno, yo también soñé que en Asturias, un pueblo que se llama Folguerajú, debajo de donde se tumba el cabrito pinto que hay una olla de oro, pero ahora vaya usté a saber dónde es.
 
L’outro da la vuelta, vien, ya que lo encontrara. Pero eso son cosas que a lo mejor… ¡sabe Dios!, como dicen los viejos, eso fue na vida del rey Perico. una tontada a lo mejor, que le dio por decir a cualquiera.
 
BIBLIOGRAFÍA: Jesús Suárez López, Tesoros, ayalgas y chalgueiros. La fiebre del oro en Asturias (Gijón: Museo del Pueblo de Asturias, 2001), págs. 71-78.


La Peña de los ladrones (Fontes de las Montañas)

Óleo sobre lienzo. Vincent Van Gogh, 1889

En las cercanías de Fontes de las Montañas se encuentra una peña conocida como La Peña de los Ladrones, que tiene una cueva en la que entra el ganado a “moscar” durante el verano. Los vecinos de Las Montañas cuentan acerca de ella un suceso que ocurrió hace muchos años y que dio lugar al nombre con que hoy se la conoce. Esta leyenda tiene gran arraigo en la parroquia de Las Montañas y también es conocida, bajo otras denominaciones, en distintos lugares de la Península Ibérica y, especialmente, en la tradición oral del norte de Europa (Suecia y Noruega) donde se documenta desde el siglo XVIII.

Lugar: Las Defradas de las Montañas, CANGAS DEL NARCEA.

Informante: Antonio Fernández Hernando, 64 años (1998).

Recopilador: Jesús Suárez López (Archivo de la Tradición Oral – Museo del Pueblo de Asturias).

Eso fue una pastora de ahí de Fuentes que taba col ganáu y secuestráronla unos ladrones p’ahí pa una peña que le llaman la Peña los Ladrones, ahí p’arriba de la braña d’este pueblo. Y luego tuviéronla ahí unos días sujeta, taba vigilada, nu-y dejaban marchar. Y ella tenía una cuerna de esas de cuerno que tenían antes los pastores que iban col ganáu… —eso fue muy habláu, cuando yo era chaval no había cuento más que ése— Y luego, pues había otra pastora del pueblo d’ella que un día pareció ahí col ganáu enfrente, del otro lao del río. Y entós tocóule ella la cuerna. Y decía:
 
—¡Tatareisina,
 vete pa casa
 y cuéntalo asina!
Siete ladrones me roban aquí,
comen ya beben ya rinse de mí.
La mia vaquina Ruda
 ta colgada al fumeirín,
ya la xatina ta nu caldeirín.
 
Entonces contestóule la otra:
—¿Qué dices, nena?
 
Dice:
—¡Que siete mil demonios te arranquen de ahí!
 
Entonces la otra comprendióle todo lo que decía y marchóse a casa y contólo a los vecinos. Y vinieron los de Fuentes ahí todos, y entonces expulsaron de ahí a los ladrones aquellos que la tenían allí sujeta. Y la peña quedó-y [el nombre de] la Peña de los Ladrones. Esto no fue fábula, ¿eh? Esto dicen que sucedió cierto y como se habla.

Bibliografía: Jesús Suárez López, «La pastora pide ayuda con la cuerna (AT 958): una leyenda-canción-cuento pan-europea», en Lyra Minima Oral: Los géneros breves de la literatura tradicional (Madrid: Universidad de Alcalá, 2001), págs. 459-471. // Jesús Suárez López, «La pastora pide ayuda cola cuerna: una lleenda asturiana y paneuropea», Asturies, memoria encesa d’un país, núm. 8 (1999), págs. 80-89.

El gaitero y los lobos

Lugar: Defradas de las Montañas, Cangas del Narcea (1998)

Informante: José Flórez Campo, 66 años.

Recopilador: Jesús Suárez López / Fecha: 11 de octubre de 1998.

 
Un vecín de aquí del pueblo, de la casa del Marqués, que taba na braña y fuera de noche pa con una moza pa l´outra braña de Veiga d´Hórreu. Y estonces vinía así sobre la mañana, claro, tenía que venir pa la cabaña d´él pa saca´l ganáu. Estonces saliénu-y los lobos n´una regueirina que hay, ya nu era quien a defendese d´ellos. Y él tenía una gaita. Ya estonces pues pelió ya pelió con los lobos pero ya se apoderaban d´él. Ya en una d´esas, pues llevaba la gaita debajo´l brazo y apretóula, ya sonóu. Estós el lobo pegóu un salto p´atrás.
 
Diz él:
 
—¡Oi, tienen miedo a la gaita!
 
Ya estós empizó a tocar la gaita ya marcharon los lobos. Ya [a ese lugar] tovía y-quedó el nombre de La Fuente de Marqués, tovía y-llaman hoy la Fuente de Marqués, que el paisano era de la casa de Marqués. Ya el nombre que-y quedóu pa siempre: la Fuente Marqués.

Bibliografía: Jesús Suárez López, Cuentos del Siglo de Oro en la tradición oral de Asturias (Gijón: Museo del Pueblo de Asturias, 1998), pág. 74.

El fichu bendición

Con este primer monográfico y gracias a la cortesía y colaboración del socio Ignacio Martínez Alonso más conocido como Naciu ‘i Riguilón iniciamos la serie Hestorias ya Cuentos de Tradición Oral. Rosabra.
A más de cuentos de l.lobos ya rapiegas ya hestorias de xastres, pousadeiros ya emigrantes, pueden alcontrase muitas de las características l.lingüísticas propias de la zona suroccidental d´Asturias na fala de Rosabra Riguilón, natural del pueblu de Mual, del concechu de Cangas del Narcea.
Grabaciones feitas pol sou nietu Naciu ‘i Riguilón nel añu 1987.
 
01 – EL FICHU BENDICIÓN


Yera uno que marchara pa Buenos Aires, un vecinu ¿eh?. Ya espuéis, d’al.lí a unos días, d’al.lí a una temporada pos foi outru… vecinu d´él ya encontránonse na calle. Entonces dixo-l.ly’l que taba en Buenos Aires:
— ¡coñu! ¿tú por eiquí ho? 
 
Diz él :
— Sí.
— ¿Entonces hai algo de nuevo?
— No, no, vengo a dar una vuelta.
— Bueno. ¿Entonces cuándo marchas? ¿Pa cuántos días vienes?
— No, no, marcho mañana yá. Hala … Pues…
— ¿Sabes que voi date cinco duros pa que-l.ly los días a miou fichu?
— iA miou padre ho!
— A miou padre, coñu. ¡Cagon la puta!
— Bueno.
 
Hala. Diu-l.ly los cinco duros. Marchóu…, marchóu aquel outru, marchóu pa casa ya resulta que cuando… cerca del pueblu, pues taba el padre d ‘aquel outru, l.labrando nun curtinal, con unos bueis ya dixo él:
 
— ¡Oiga, mandóume el sou fichu recuerdos!
— Anda buei anda, que you con recuerdos nun como. Hala chou andar conos bueis outra vez, ya… volvíu a deci-l.ly:
— ¡Oiga mandóume el sou fichu cinco duros! – ¡Güoo… ! Plantóu la guichada no riego ya diz él:
— Yas sabía you qu’el miou fichu yera fichu bendición.
— ¡Así eh!
— ¡Así sí eh!
— Ese dicho ta bien dicho.

La borracha

02 – LA BORRACHA



Era un matrimonio que a los dos-l.lys gustaba el vinu. Ya dixo él, pa entre él:
 
— ¿cómo voy a fer, cómo fairéi pa… pa ver si…, quita-l.ly… pa que nun beba tanto vinu?
 
Diz él:
—Voi a fe-l.ly, a deci-l.ly que-l.ly compro un refajo.
— ¡Pues muyer, pues muyer, compraréite un refajo!
— ¿Un refajo o refaxu?
— Un refajo.
 
Entonces decía el.la:
— Non marido, non, que’l refaxu me fái pendaxu.
— Pues muyer, pues muyer, compraréite una saya.
— Non, marido, non que la saya fai pendaya.
— Pues muyer, pues muyer, compraréite un mandil.
— Non, marido, non, que’l mandil me fai pendil.
 
Ya nun había cosa que-l.ly quitara el vicio,y a entonces dixo él:
— Pues muyer, pues muyer, compraréite una potra.
— Sí, marido, sí, que la potra trai la bota. Con el vinu sano you, marido, con el agua me pongo más mala.
 
— ¡Eran buenos los dos! ¿eh?
— Sí. Y’acabóuse.

Cagar no capachu

03 – CAGAR NO CAPACHU



Uno que foi a Madrí ya l.levaba un capachu ya un cayáu.
 
— Ya entonces encontróuse con un amigu qu´había al.lí, en Madrí. Había tiempu que taba al.lí
— ¡Coñu! ¿Tas por aiquí?
— Sí.
— ¿Entós qué traes de nuevo?
— Nada. Por ahí a dar un paseo.
 
Bueno. Desque fonon más p ‘allá, un pedazo, así nuna esquina, pues dixo él:
 
— iOye! ¿sabes que tengo ganas de… -¿digo de baxá’l pantalón?-
— Ustéd dígalo como sepa.
— Sabes que tengo ganas de baxá’l pantalón.
— De cagar. Tenía ganas de cagar. ¿eh?
— Eso.
— Aiquí nun puede ser, hombre!
 
Era naquel.los tiempos que nun había vates polas esquinas, por… siempre hai, ¿eh? ¿nun hai? Ahora sí, pero antes nun había tantos, había tantos años.
 
— ¡Mecagon diez, chachu! iYou, you tengo una gana cagar que nun m’aguanto!.
 
Díxo-l.ly l’outru que taba’n Madrí había tiempu:
 
— ¡Oye! ¿Sabes lo que tienes que fer? iCaga no capachu, coñu! Caga no capachu y’hala. Después pones un papel por encima, ya póneslo al hombro, pones el cayáu así al hombro y´hala, hala. Cuando andes un puocu más p´allá va salite una señorita pol balcón. Ha preguntate qué llevas.
 
Y´hala, así fixo. Desque fonon un poucu más p´allá, saliú una señorita por un balcón, ya di:
 
— ¡Oiga, oiga! ¿Qué lleva?
— Llevo güevos.
— ¿Tan frescos?
— Sí, sí, frescos del día.
 
Hala baxóu mui escocada prií pa baxo, ya quitóu´l papel qu´había por encima, ya metíu la mano… ¡Hooiiii…! Sacudíula…
 
— Sacóu aquel.la guldrapada ¿eh?
— Púxose él perdíu, ya los que taban al lau d´él igual.
— ¡Oi, sinvergüenza, eres un sinvergüenza, ahora mismo voi a la comisaría…!
 
Ya, ya, bueno…, mientras qu´el.la marchóu a… ahí, él marchóu ya tovía nun lo vi you a estas horas…
 
Y´hala, acabóuse.