Exposición dedicada a la obra de José Gómez del Collado (1910 – 1995)

El 19 de noviembre de 2010, se inauguraba en la Casa de Cultura «Palacio de Omaña», de Cangas del Narcea, una exposición dedicada a la obra del arquitecto cangués José Gómez del Collado (1910 – 1995), que se acompaña con un catálogo.

A continuación publicamos el texto que leyó en este acto José Ramón Puerto Álvarez, arquitecto y comisario de la exposición:

 

«Hoy es un día de celebración, de recuerdo y de reivindicación. Celebramos el centenario del nacimiento de un cangués que llevó a su pueblo, con su labor profesional, a donde quería verlo: a la modernidad, consiguiendo, poco a poco, sacarlo del siglo XIX.

Recordamos al arquitecto, pero también al hombre, al marido, al abuelo, al amigo, al conversador infatigable, a quien para celebrar el nacimiento de su hija, a la que también hoy recordamos, quiso construir, como no, el mayor volador que se había hecho hasta el momento (algo que hizo y que gracias a Dios le falló);a quien subía al Acebo y quemaba una muñeca buscando expiar los malos momentos del año; a quien disfrutaba en la Jira de Santana; al caballero siempre elegante; al que paseaba con una moto Harley Davidson por nuestras calles o al que condujo uno de los primeros coches descapotables que se vieron por la villa: su fantástico Renault Caravelle blanco, todo esto constituía una parte del mundo de José Gómez del Collado, Pepe Gómez para todos,… esto y mucho más.

Pepe Gómez en el Acebo tirando un volador antes de la quema de la muñeca

Inseparable de lo anterior e íntimamente ligado, hoy reivindicamos al creador, al arquitecto de febril imaginación y gran curiosidad, que aspiraba a poder hacer casas como coches y poder sustituir con un destornillador aquellas partes que el tiempo fuera deteriorando; el mismo al que se le llenaban los ojos de color y componía las fachadas de sus  proyectos recordando a Mondrian, a Jean Arp, a Ben Nicholson, a Miró; al arquitecto que nos sigue sorprendiendo con sus osadas estructuras, el que utilizó una fachada ventilada, algo muy de moda en la arquitectura actual, cuando no se conocía ni el término; el que no dudó en poner el mismo material en el barrio de El Fuejo y en su casa-estudio; el que hacía fachadas que eran aparatos de radio, o negocios que utilizaban la misma chapa que el tren TALGO. Pero también nos acordamos de quien en los años 60 se inventó artesanalmente una fotocopiadora de planos para poder tener un servicio que como muy cerca estaba en Oviedo, ¡con lo que era el viaje en esa época!; aún hoy vive gente que recuerda el olor a amoniaco que impregnaba el estudio…

Coincidió en el tiempo con otro cangués, con el que tenía parentesco, Ignacio Álvarez Castelao, que está reconocido, junto a Vaquero Palacios, como referencia indiscutible de la arquitectura moderna asturiana del siglo XX. Quizás la situación de aislamiento que nos ha tocado vivir entre estas bellas montañas haya sido la causa de que José Gómez del Collado no haya tenido el reconocimiento que merece. No hay ni un solo edificio suyo catalogado en el DOCOMOMO, que es la entidad que protege las mejores obras de este reciente periodo de arquitectura moderna. Esto es algo que debería intentar cambiarse en poco tiempo, ya que algunas de las mejores obras de Pepe Gómez han sido modificadas sin ningún rubor y con el beneplácito tanto de las autoridades municipales como de los representantes de Patrimonio; por poner un doloroso ejemplo, la torre de Navia, un excelente proyecto al que se ha vaciado su interior y modificado la fachada sin que haya pasado nada. Recordar que, a diferencia de arquitecturas de otros siglos, donde el tiempo muchas veces protege construcciones de ínfima calidad que por azar han tenido la suerte de llegar hasta nuestros días, la arquitectura moderna no tiene aún la pátina que el tiempo da, pero que una vez que se alteran o desaparecen algunas de esas obras sólo la fotografía o los planos nos permiten adivinar como fue, pero nunca vivirla.

Esta semana, durante el montaje de la exposición e incluso hoy, con ella abierta, gente que veía los paneles con determinadas imágenes de edificios, delante de los cuales pasan todos los días, no eran capaces de reconocerlos; debemos de mirar a nuestro alrededor con otros ojos y, en eso, Pepe Gómez era un maestro: nos enseñó que la chapa metálica, al igual que había hecho el genial arquitecto francés Jean Prouvé, puede ser un material dignísimo, y nos hizo ver como una sencilla malla de gallinero puede tener un tratamiento arquitectónico. Así lo demostró en el cerramiento del puente colgante, en el que exprimió las cualidades de un material de bajo coste, consiguiendo que fuera fácil de mantener y de sustituir, siendo además permeable al aire para evitar el efecto vela indeseado en una construcción de estas características. Recordar que este mismo material fue utilizado por el arquitecto Frank Gehry, el autor del Museo Guggenheim Bilbao, en su casa de Santa Mónica, California, pero nuestro arquitecto ya lo había colocado en su pasarela varios años antes.  

El origen de esta exposición es dar a conocer la figura y la obra de un creador; agrupar, ordenar y seleccionar sus mejores obras y mostrarlas al público que en una gran parte desconoce quien fue el autor. Sea el catálogo de esta exposición la primera de muchas publicaciones que analizarán en los próximos años la obra de quien hoy recordamos. Una historiadora del arte, Aida Puente Toraño, está, en la actualidad, realizando un estudio de los locales comerciales asturianos del periodo comprendido entre los años 50 y los 80 del siglo XX; hablándole de la singularidad de Pepe se animó a realizar una visita a Cangas del Narcea y tras ver varios de los establecimientos que siguen funcionando se declaró la fan número uno, pasando a incluir las obras que visitó en su trabajo de investigación que en un futuro próximo se publicará. Volviendo al catálogo de esta exposición, hacer en este mismo acto la entrega simbólica del primero de ellos a esta casa, a la Biblioteca Municipal de Cangas del Narcea, para que desde hoy tenga entre sus libros uno dedicado a José Gómez del Collado, Arquitecto.

 

Y ahora, agradecer, como no, la generosidad sin límite que ha mostrado la familia Gómez del Collado: gracias, Olga, por tus recuerdos compartidos, por tus fotos, por tus anécdotas; gracias a Kike y a Olga, los nietos de Pepe, por su apoyo y por permitirme revisar todo el archivo de su abuelo y descubrir, así, proyectos que no sabía que existían. Agradecer a la UNED la realización de una exposición sobre José Gómez del Collado para señalar el comienzo de su andadura en sus nuevas instalaciones, gracias por su apoyo material y real en el caso de Mercedes Pérez, su coordinadora local. Gracias a la empresa Hornasa, que nos han permitido con su ayuda económica, como patrocinador de la exposición, hacerla mucho más digna.

Retrato de José Gómez del Collado (1910-1995)

Dar también las gracias al Ayuntamiento de Cangas del Narcea por permitirnos usar la Casa de  Cultura, así como a todos aquellos que nos han permitido entrar en sus casas o en sus negocios y nos han dejado fotografiar los mismos; a los que han cedido piezas para la exposición: Morodo, Raúl Teimil, la propia familia Gómez del Collado. Gracias a la gente de mi estudio por las ganas que han puesto en que todo quedara perfecto, a Gil Menéndez Mathé, quien seguro que hoy estaría encantado de poder estar aquí, y con quien compartí un montón de horas en el estudio de La Cogolla  entre una montaña de papeles y polvo que poco a poco fuimos organizando y que hoy permite que la obra de Pepe Gómez se muestre de una manera medianamente ordenada. Agradeciéndoles a todos ustedes su presencia en este acto, llega el momento de ver la exposición, a la vez que brindamos por Pepe con una copa de vino de Cangas.»

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