Rosa Fernández y los héroes olvidados de la montaña

Purificación Suárez, Rosa Fernández, Dawa Shiri y Noelia Rojo, en el refugio del Meicín, Tuiza de Arriba, Asturias

La canguesa Rosa Fernández fue la primera mujer española en ascender los siete picos más altos de todos los continentes. En su segundo intento, en 2005, alcanzó la cumbre del Everest por la cara norte. Un grupo de sherpas la manteó, mostrando así su admiración por la fortaleza exhibida en una ascensión realizada en condiciones de extrema dureza. «No es sólo la montaña más alta del mundo, también la más cara», explicaba a los niños de un colegio santanderino en un reportaje publicado en ‘El Diario Montañés’ tras su expedición. El sueño le costó unos 20.000 dólares, una cifra bastante más elevada de la que cobran los sherpas por llevar a los alpinistas hasta la cima. «He visto expediciones de 20 personas que viajaban con 40 sherpas. Mueren muchos, pero las autoridades nepalís no hacen públicas estas bajas», reconocía por aquel entonces la montañera.

Hoy Rosa inicia, según sus propias palabras, «un agradable viaje a Nepal; corto y relajado si lo comparo con mis habituales visitas al Himalaya para desafiar a sus ‘ochomiles’. Voy, además, bien acompañada: Noelia y Puri, dos grandes amigas y deportistas del club Una a Una, compartirán conmigo esta experiencia».

La canguesa, junto con su sherpa Dawa, aprovechará este viaje para reunirse con familiares de algunos de los sherpas fallecidos a mediados de este mes en la desgraciada avalancha del Everest, que acabó con la vida de al menos trece guías locales. «Conocía a algunos de los que murieron, iremos a darles el pésame y tratar de ayudar», expone esta montañera, cuyo guía habitual, Dawa, estaba en el campo base cuando se produjo el alud.

Un sherpa transportando la carga desde uno de los campamentos base situados en el Everest, el pico más alto de la Tierra

Jueves 17 de abril por la noche. Ankaji telefoneó a su hija Chhechi para explicarle que se dirigía al campamento II del Everest. «Reza bien por mí», le pidió. Antes de acometer la que hubiera sido su novena ascensión al pico más alto de la Tierra (8.848 metros), el sherpa de 37 años quiso mostrarse tranquilo. Todo parecía bajo control. Nada hacía presagiar que sería la última vez que la joven escucharía a su padre con vida. Unas horas más tarde, una terrible avalancha provocaba la tragedia.

«Nos dirigíamos al campamento base II cuando un gran bloque de hielo se desprendió de la montaña. No pensé que podría sobrevivir y estoy muy feliz por haberlo hecho», narró Wangdi Sherpa, uno de los supervivientes, desde la cama del hospital. Un testimonio desgarrador que ofrece una idea sobre el desgraciado suceso. A unos 6.200 metros de altura, entre 50 y 60 sherpas se dirigían del campamento base I al II para preparar el terreno para los montañeros extranjeros con los que trabajaban, cuando se desprendió un gran bloque de hielo y unos 20 sherpas fueron sepultados. El alud causó la muerte de 13 miembros de esa comunidad en lo que ha sido considerada la jornada más negra de la historia del país con mayor tradición alpinista del mundo.

Todas las víctimas eran alpinistas nepalíes experimentados que ofrecen una ayuda fundamental para los extranjeros que aspiran a escalar el Everest. Chhechi tiene dos hermanas y tres hermanos menores, uno de los cuales se fue hace poco a un monasterio budista para convertirse en monje. Al dolor infinito por la pérdida irreplazable de su padre, se suma ahora la incertidumbre sobre la supervivencia de la familia, cuyo único ingreso se reduce, en la mayoría de los casos, al trabajo del guía en la montaña.

Las expediciones al Everest se han cancelado tras la tragedia vivida por los sherpas. Y, sobre todo, por la actitud del gobierno nepalí hacia este colectivo. «Por lo que me cuentan, las familias han recibido sólo 400 dólares de indemnización por fallecido», lamenta Rosa. «Yo espero que con todo lo que pagamos quienes vamos allí el Gobierno sea capaz de establecer unos seguros más potentes…», plantea.

La montañera canguesa, de 54 años, acude a Langtang junto con otras dos asturianas, la gijonesa Noelia Rojo, y la ovetense Purificación Suárez. «La idea que tenemos es ascender un ‘cinco mil’ en la zona de Langtang», detalla Rosa, quien comenta que para sus dos acompañantes será su primera ascensión en el Himalaya. «Empezaron a hacer montaña hace poco, el año pasado», y añade: «intuyo que lo pasaremos bien. Puri y Noelia conocerán de primera mano la buhardilla de ese increíble edificio llamado Tierra, y yo lo disfrutaré con ojos nuevos: sin desafíos al límite de lo inhumano, sin responsabilidades, sin miedo».


30/04/2014

Primeros aviones sobre el cielo y la tierra de Cangas del Narcea

El aeroplano que aterrizó en Riotorno en 1932 en la playa de San Lorenzo, Gijón / Xixón. Fotografía de Constantino Suárez. Col. Museo del Pueblo de Asturias.

«A mi hermano Pedro, que ya vive en el cielo de Cangas» 

En los últimos días del mes de octubre de 1927, Mario Gómez, el fundador del Tous pa Tous y de la revista La Maniega, estaba en su casa de L.lumés/Limés extrayendo noticias de unas cartas escritas por un cangués a otro residente en Madrid a fines del siglo XVIII e inicios del XIX, que le había dejado María Agüelles, una vecina y amiga de Cangas. Las noticias eran para documentar la historia moderna de Los Siglos de Cangas de Tineo. Los datos que le parecían de interés los anotaba en una libreta. Uno de esos días escribió:

Mientras tomo estas notas en Limés, el día 27 de octubre de 1927, cruza por este horizonte un aeroplano. Creo es el primero que se ve en este país y no hay que decir la expectación que aquí despierta.

Nada más sabemos de ese posible primer paso de un avión por el cielo de Cangas del Narcea en 1927, hecho que sucedió treinta años después de la invención de estos aparatos.

Cinco años más tarde volverá a pasar otro aeroplano por encima del concejo, que, además, por una avería, se vio obligado a aterrizar en el pueblo de Riotorno, convirtiéndose con toda probabilidad en el primer avión en pisar suelo cangués. La noticia la recoge la revista La Maniega en su número de septiembre-octubre de 1932:

En la tarde del 23 de agosto una avioneta, que desde Madrid se dirigía a Gijón para tomar parte en la Fiesta de Aviación que había de tener lugar en la citada villa al siguiente día, sufrió una avería de consideración, que la obligó a aterrizar en Ríotorno. No es para describir la enorme impresión y admiración de los vecinos de aquellos pueblos al ver aquel enorme pajarón volar sobre ellos y posarse en una tierra de labrantío un tanto pendiente. Al tomar tierra la avioneta se rompió la hélice, debido a la pendiente del terreno, y sus ocupantes, el aviador Sr. Ortiz Muñoz y su acompañante el parachutista señor Gersol, se vieron obligados a trasladarse a Cangas y desde aquí a Gijón, con el fin de buscar las piezas necesarias para la reparación de la aeronave.

De regreso de Gijón, según se dice, no encontraron de la avioneta más que el armazón y poco más, todo lo cual, en unión de alguna otra cosa, había desaparecido. Por fin, después de ocho días de viajes y de reparaciones, en la tarde del día 29 [de agosto] salió de los términos de Ríotorno, tripulada por dicho señor Ortiz.

El piloto era el comandante y profesor de aviación Juan Ortiz Muñoz, que en 1927 era jefe del Grupo de Caza de la Escuadra de Instrucción en Cuatro Vientos (Madrid), y el parachutista o paracaidista era Cristóbal Gersol, de Getafe, conocido como “El diablo rojo”. Los dos iban a Gijón a hacer una exhibición aérea, contratados por la comisión municipal de fiestas. Por los diarios de Gijón, La Prensa, El Comercio y El Noroeste, sabemos que llegaron a esta ciudad el lunes 29 de agosto de 1932. En La Prensa del día siguiente se leía que Ortiz y Gersol:

Habían salido por la mañana de Cangas del Narcea y aterrizaron en Pumarín, dando unas vueltas sobre la población. Por la tarde volvió a elevarse y por necesidad tuvo que aterrizar el aparato en la playa, frente a las primeras casas de la calle Ezcurdia, pero tan forzosamente tomó tierra que rozó una barra de hierro de las que sostienen las maromas para los bañistas y la avioneta sufrió ligeras averías, teniendo que ser trasladada al Piles. Seguramente que se fijará hoy el plan a seguir en estas exhibiciones interesantes.

La exhibición aérea consistió en hacer acrobacias con el avión sobre la playa y en ver el arrojo del paracaidista, que se subía a un ala y se lanzaba “al espacio desde una gran altura”. El espectáculo, según los periodistas, “gustó grandemente por sus extraordinarias hazañas” y fue presenciado por millares de personas.

La topografía funeraria del monasterio de Corias en la época medieval

Enterramiento señorial localizado en el crucero de la iglesia. Es probable que se trate de la tumba del abad Menén García (1303-1328).

En este interesante artículo, disponible desde ahora en la bibilioteca del Tous pa Tous, publicado en la revista de estudios medievales Territorio, Sociedad y Poder del área de Arqueología de la Universidad de Oviedo, el responsable de las excavaciones de Corias, Alejandro García Álvarez-Busto, realiza un estudio de los comportamientos funerarios documentados en el monasterio de Corias (Cangas del Narcea, Asturias) durante los siglos medievales. A partir del análisis de la distribución topográfica de los enterramientos en el edificio monástico, y conjugando las fuentes escritas y los resultados de la excavación arqueológica, se advierten las relaciones existentes entre la institución monástica y la sociedad laica y eclesiástica del suroccidente de Asturias.

La elaboración de este interesante artículo no habría sido posible sin el espléndido trabajo realizado por el equipo de arqueólogos que colaboraron tanto en la excavación arqueológica (Francisco X. Fernández Riestra, Alejandro Sánchez Díaz, Covadonga Ibáñez Calzada, Alberto Morán Corte y David Flórez de la Sierra) como en la catalogación de los materiales arqueológicos (Noelia Fernández Calderón). Su trabajo se enmarcó en el proyecto arqueológico dirigido por Alejandro García Álvarez-Busto, Seguimiento arqueológico de la rehabilitación del monasterio de Corias como Parador de Turismo, 2007-2011.

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La topografía funeraria del monasterio de Corias en la época medieval a partir de la arqueología y las fuentes escritas